6 de enero de 2020
La vida en las primeras ciudades: violencia, enfermedades y desnutrición
Un tercio de los habitantes de una urbe con 9.000 años de antigüedad sufrió infecciones, muchos de ellos agresiones con piedras en la cabeza, y toda la comunidad tuvo problemas dentales.
Después de cientos de miles de años deambulando por el planeta, hace unos diez milenios los humanos dejaron de hacerlo. En la gran revolución que fue el Neolítico, unos pocos adelantados se asentaron y vivieron de lo que cosechaban y pastoreaban. Ahora, el estudio de los muertos de una de aquellas primeras ciudades muestra que sus habitantes cogieron nuevas enfermedades, sufrieron niveles de violencia nunca vistos y pasaron hambre. Sin embargo, hoy la mayoría de las personas vive en ciudades y la práctica totalidad se alimenta con productos criados o cultivados.
En la llanura de Konya, en el sur de la región central de la actual Turquía, se descubrió en los años sesenta la ciudad de Çatalhöyük. Las primeras casas, hechas de ladrillos de adobe, tienen 9.100 años de antigüedad. No es la primera urbe de la prehistoria, hay aglomeraciones urbanas varios siglos más antiguas (Ain Ghazal, Beidha o Shkarat Msaied, todas en Oriente Próximo), pero sí es la mejor conservada. En la ciudad llegaron a vivir hasta 8.000 personas.
"Çatalhöyük fue una de las primeras comunidades protourbanas del mundo y sus residentes tuvieron los problemas que implica reunir a mucha gente en un área reducida durante mucho tiempo", dice el profesor de Antropología de la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) y coautor del estudio Clark Larsen. La revista PNAS publica ahora los resultados de 25 años de investigación de una decena de científicos capitaneados por Larsen, la mayoría bioarqueólogos, que buscan en los restos humanos (sobre todo huesos y dientes) saber cómo vivían aquellos primeros urbanitas. Y han tenido bastante con qué investigar: Hasta 470 individuos completos y restos de otros 272. Enterrados en su inmensa mayoría bajo el suelo de las casas.
Tanta población en una ciudad donde ni siquiera había calles y se entraba al hogar por el tejado, debía generar estrés social y este degenerar en actos violentos. Una submuestra de casi 100 cráneos desvela una violencia no encontrada antes en el registro fósil. 25 de las cabezas tienen marcas de al menos una fractura (los hay con más de una). Salvo una lesión provocada por algún objeto punzante, el resto tienen una forma ovalada y con aplastamiento del hueso craneal. Esto encajaría con golpes provocados por una piedra. En muchos casos, en especial en los de las mujeres, la pedrada fue por la espalda.
Sin embargo, la mayoría de las fracturas están selladas, cicatrizadas, por lo que no murieron de los golpes. "Esto podría indicar que no había intención de matar, sino quizá más de castigar o controlar determinadas conductas. Lo vemos relacionado con disputas intracomunitarias y, posiblemente, como una forma de control social mediante la coerción física", razona Knüsel. Es decir, no hay pruebas de violencia ejercida por gentes de fuera, solo de la practicada por el propio grupo del agredido.
El otro gran coste de vivir en la ciudad fue el de la salud. Entre los recolectores y cazadores, el contacto con otros grupos humanos era raro. Aquí se apiñaban miles de personas. Aunque encalaban con periodicidad suelos y paredes, y la cal es un gran desinfectante, se han encontrado restos de desechos orgánicos dentro de las casas. No había algo parecido a una letrina y los corrales de los animales estaban pared con pared con las casas.
Aunque son pocas las enfermedades que afectan directamente a los huesos, muchas infecciones bacterianas pueden dejar su marca en ellos (reacción perióstica). Hasta el 33% de los restos humanos tienen alguna de estas marcas. Un estudio publicado recientemente encontró huevos de parásitos intestinales en coprolitos (heces fosilizadas) en Çatalhöyük.
"En general, se piensa que a medida que las poblaciones de cazadores recolectores se establecieron para convertirse en agricultores hace unos 10.000 años, tuvieron las ventajas de un suministro estable de alimentos, un aumento de la fertilidad de las mujeres debido a esto y una mejor defensa contra los animales salvajes", comenta el paleopatólogo de la Universidad de Cambridge Piers Mitchell, autor del trabajo de los coprolitos. "Sin embargo, entre las desventajas estarían una propagación más fácil de las enfermedades infecciosas a medida que crecía el tamaño de la población, las debidas a los desechos humanos y la posibilidad de mayor violencia interpersonal entre diferentes grupos a medida que las personas intentaran robar objetos de valor a otros grupos" añade Mitchell, no relacionado con la actual investigación.
En los huesos —y los dientes— también ha quedado grabado lo que comían los primeros ciudadanos. Analizando la presencia de distintos isótopos, en particular de nitrógeno, los investigadores pudieron determinar la mayor o menor cantidad y variedad de carnes y vegetales ingeridos. La base de su dieta eran ya los cereales, en especial diversos tipos de trigo, y las legumbres. Ambos alimentos procedían de variedades ya domesticadas por los humanos. Esta dieta provocó que todos los individuos analizados sufrieran de hipoplasia dental, es decir, pérdida del esmalte. Aunque en esto también pudo influir que la media del periodo de lactancia materna superaba los 3,5 años. Además, el 10% de los dientes recuperados tienen caries.
Aquellos mismos isótopos muestran que cabras y ovejas aportaban la parte esencial de las proteínas animales. Solo en los últimos tiempos de Çatalhöyük aparecen las vacas. También permiten comprobar que los pastores tenían que ir cada vez más lejos en busca de nuevos pastos. Esto se ve confirmado con ligeros cambios en los huesos de las extremidades inferiores de varios de los restos humanos. Para los autores del estudio, esto indicaría que cada vez tenían que recorrer distancias más largas. Finalmente, la ciudad fue abandonada en torno al 5950 antes de esta era. No está claro el motivo, pero un enfriamiento global unido al agotamiento de las tierras más cercanas podría explicar el abandono de la ciudad primigenia.
Con información de: El País (España)
16 de abril de 2019
Homo luzonensis: descubren una nueva especie humana en Filipinas
Su descubrimiento es fruto del trabajo de un equipo multidisciplinar de científicos y los detalles aparecieron publicados este miércoles en la revista Nature.
Sus características físicas resultan de una mezcla de rasgos de ancestros humanos muy antiguos y de humanos más recientes.
Eso puede significar que grupos de humanos primitivos abandonaron África y llegaron hasta el sudeste asiático, algo que antes no se consideraba posible.
El hallazgo sugiere además que la evolución de los humanos en esa región debió ser un asunto altamente complicado, con tres o más especies humanas coincidiendo en la misma época en la que llegaron nuestros ancestros directos, los Homo sapiens.
Los nuevos especímenes fueron descubiertos en la cueva Callao, en el norte de Luzón, y su existencia se remonta a entre unos 67.000 y 50.000 años atrás.
Consisten en 13 restos: dientes y huesos de la mano y del pie, así como parte de un fémur, que pertenecen al menos a tres individuos. Fueron recuperados en excavaciones que se realizan en la cueva desde 2007.
Lea el artículo completo en: BBC Mundo
10 de abril de 2018
Radiografía de los primeros 'sapiens' que salieron de África
Hace seis años, cuando estaba embarazada de su segundo hijo, la paleontóloga española María Martinón Torres fue a Israel. Viajó con José María Bermúdez de Castro, uno de los tres directores de Atapuerca, para estudiar unos dientes hallados en Qesem, un yacimiento donde se especulaba que habían encontrado fósiles de Homo sapiens. Allí conocieron en persona a Israel Hershkovitz, que en un momento de su viaje, les enseñó el fragmento de una mandíbula que había encontrado en la cueva Misliya para pedirles su opinión. Martinón no tuvo dudas de que aquel maxilar pertenecía a un individuo de nuestra especie: "Era un sapiens de libro", recuerda por teléfono la científica, actual directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). "Nunca tuvimos dudas", corrobora Bermúdez de Castro.
La mandíbula en cuestión ha resultado ser una pieza clave de nuestro puzle evolutivo. Y es que, tras un largo y minucioso análisis y tres dataciones distintas -una de ellas realizada en Burgos por Mathieu Duval-, el equipo liderado por Hershkovitz, en el que hay una importante presencia española, ha anunciado esta semana que no sólo pertenece, efectivamente, a un Homo sapiens, sino que éste vivió hace entre 177.000 y 194.000 años, lo que significa que nuestra especie salió de África mucho antes de lo que se pensaba: al menos 50.000 años antes de lo que indicaban los huesos hallados hasta ahora.
Pero llegar a esta conclusión no ha sido un proceso rápido ni fácil, pues el fósil descrito en la revista Science fue descubierto en 2002. Según explica a EL MUNDO Israel Hershkovitz, cuando lo encontraron no sospecharon la relevancia que tendría: "Estuve allí en el momento del descubrimiento. Tardamos un año en limpiarlo y otros 10 en hacer las dataciones y terminar el análisis de la mandíbula y los dientes", detalla a través de un correo electrónico.
El artículo completo en:
El Mundo Ciencia
23 de abril de 2014
Las señales químicas que nos hacen humanos (el epigenoma de un neandertal)
Las nuevas técnicas de secuenciación de ADN antiguo están aportando algunos datos clave para comenzar a entender cómo evolucionaron las especies humanas hasta llegar a dar forma a la única especie viva en la actualidad: el ser humano moderno, 'Homo sapiens'. En los últimos años hallazgos como el genoma completo y con gran detalle del neandertal o la secuencia de otra de las especies hermanas, el denisovano, han dado luz a una época crucial para la evolución humana.
Pero los genes, el ADN, no lo es todo. La información contenida en nuestras células, en las de cualquier especie, requiere de una compleja maquinaria química que controla el funcionamiento de los genes y asd qué gen funciona y cuál no en cada momento. Es lo que se conoce como epigenética. De alguna forma se podría hacer la analogía con una obra literaria: las letras serían el código genético y los signos de puntuación serían la epligenética que permite que el texto sea legible y tenga sentido. Entre las señales que permiten a la epigenética desempeñar esta función se encuentran algunas modificaciones químicas, como la metilación del ADN, que controla cuándo y cómo son activados y desactivados los genes que controlan el desarrollo de nuestro organismo. Y esas son precisamente las alteraciones que han estudiado en el trabajo.
Un algoritmo matemático
Los investigadores llevan tiempo preguntándose si ahora que tenemos la genética, ¿podemos tener también la epigenética? "La respuesta hasta ahora era no", responde Mario Fernández Fraga, director del Laboratorio de Epigenética del Cáncer de la Universidad de Oviedo e investigador del CSIC. Pero eso ha cambiado. Una investigación liderada por investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem y del Instituto Max Planck y en la que ha participado el equipo de Fernández Fraga acaba de reconstruir el epigenoma tanto del neandertal como del denisovano.Los autores del trabajo, recién publicado en la revista 'Science', han diseñado un algoritmo matemático que permite reconstruir cómo se ha deteriorado el epigenoma de ambas especies con el tiempo, lo que ha permitido a los científicos 'dar marcha atrás' con las muestras de las que disponen en la actualidad hasta saber cómo sería ese epigenoma hace 70.000 años.
"La mejor prueba de que el nuevo método funciona es que las conclusiones son muy coherentes con lo que vemos cuando comparamos las especies antiguas con los humanos modernos", explica Fernández Fraga. "A pesar de que hay parte que es muy similar, es cierto que hay diferencias y están en los genes que regulan la formació de los huesos", asegura.
Según la discusión del trabajo científico, esto es consistente con una evolución diferenciada de las estructuras óseas de especies como el neadertal y el humano moderno. Otras afectan a genes relacionados con el sistema cardiovascular o el sistema nervioso, los cuales se han asociado con enfermedades como el Alzheimer o la esquizofrenia. Aunque se desconocen los factores que han dado lugar a esas diferencias, dado que los patrones epigenéticos están influidos tanto por las propias características genéticas como por las condiciones ambientales. "Pero no podemos saber si se deben a una condición inherente del ser humano moderno o se han desencadenado debido al modo de vida que llevamos", asegura Fernández Fraga. "Además, hay que tener en cuenta que ellos vivían muchos menos años que nosotros".
9 de enero de 2014
¿Por qué los seres humanos pueden hablar?
Pero teniendo en cuenta que esto se da en primates, hay que citar que no sólo los primates nos comunicamos. El lenguaje corporal se usa en la mayoría de los vertebrados, y unos cuantos de ellos también se ayudan de la vocalización para llevar a cabo sus funciones comunicativas. Pero, ¿qué nos hace diferentes a nosotros, los humanos? El ser humano es capaz de generar palabras y frases y describir cosas que ni siquiera existen, sin embargo, esa capacidad no se ha conseguido ver en ningún otro ser vivo a pesar de experimentos en los que se intentaba enseñar a chimpancés y a bonobos a hablar, nunca consiguiendo dicha meta. Sin embargo, sí se consiguió que individuos de estas dos especies fueran capaces de aprender y reproducir el lenguaje sordomudo y comunicarse gracias a él. Evidentemente, en un momento de la evolución nuestros caminos se separaron y nosotros adquirimos una habilidad única, pero la comunicación de los animales no comienza ahí.
La neurociencia supone que las neuronas espejo tienen un papel importante en los aspectos sociales, ya que ayudan a imitar y aprender los patrones y conductas. Además, como se puede imaginar, la imitación es una parte importante en el lenguaje, no hay más que pensar en las madres repitiendo a sus bebes una y otra vez la palabra “Ajo” para que el bebé la termine repitiendo. En humanos las neuronas espejo se encuentran en una zona circundante al área de Broca, además de en la zona que contiene la vista y la memoria. Rizzolatti y Arbib proponen en su hipótesis que los circuitos neuronales responsables del procesamiento del lenguaje evolucionaron desde un circuito neuronal espejo presente en los simios actuales.
El efecto Paraguas
27 de marzo de 2013
¿Los distintas especies de homo podían aparearse?
Ten en cuenta que sólo tenemos huesos, y de éstos es difícil sacar conclusiones definitivas, e incluso a veces la mera identificación y clasificación es problemática. Si unos seres extraterrestres que visitaran la tierra en un futuro sin humanos encontraran los esqueletos de un watusi y de un pigmeo, ¿se darían cuenta de que eran la misma especie? Más o menos nosotros estamos en una situación parecida.
En mi opinión personal, es bastante probable que hubiera cierta posibilidad de entrecruzamiento, incluso aún considerando especies realmente diferentes de homo, en el sentido habitual de especie. En realidad te equivocas cuando dices que los felinos de diferentes especies no se pueden reproducir entre sí. Mira ésto:
http://es.wikipedia.org/wiki/H%C3%ADbridos_del_g%C…
http://en.wikipedia.org/wiki/Felid_hybrid
Y para verlo en perspectiva:
http://en.wikipedia.org/wiki/Hybrid_%28biology%29
Los grupos más modernos de mamíferos siguen teniendo el potencial de hibridarse entre sí, aunque son sucesos raros que no ponen en peligro la separación entre especies. En algunos casos, estos híbridos siguen siendo fértiles (como casi todos los híbridos entre cánidos, el “balfín”, el “beefalo”, etc.) Considerando que el género homo es un género moderno que se diversificó hace relativamente poco tiempo, esa capacidad biológica de entrecruzamiento podría haber existido, aunque como he dicho antes eso no significa esos entrecruzamientos hayan sido frecuentes o incluso existentes.
Fuente:
Xakata Ciencia
19 de marzo de 2013
Evolución y sociabilidad (1)
Pero en este post vamos ha hablar de una propiedad que de manera emergente, y después socializada, ha hecho posible el aumento de nuestra complejidad y la aparición y consolidación del conocimiento y del pensamiento como algo singular en nuestra forma de adaptarnos. La eusociabilidad, el ser animales con comportamiento social, probablemente ha sido fundamental en la construcción del Homo sapiens, como también lo ha sido en otros órdenes, géneros y especies del reino animal, con los que compartimos esta adquisición.
Los animales eusociales necesitamos unos de otros continuamente para poder soportar la selección natural con éxito, por tanto, el altruismo, la división del trabajo y la cooperación son básicos en la adaptación de las especies que subimos al umbral del incremento de sociabilidad. Los humanos lo hemos hecho exponencialmente a través de la tecnología socializada.
Miles de especies de insectos, aves y mamíferos que viven en el planeta tierra, tienen comportamiento eusocial, lo que les permite organizarse y reproducirse de manera que, sin esta actitud, que posibilita el aumento de sociabilidad, se les hace imposible crear nuevas colonias o ampliar las bandas en los territorios y prosperar. Así que, tanto vertebrados como invertebrados tienen esta propiedad en su génesis adaptativa, desde hace decenas o centenares de millones de años y otros, como los humanos, algunos millones.
Compartir preadaptaciones que después se desarrollan y se hacen fundamentales nos facilita establecer la relación entre distintos grupos de organismos y saber cuáles son los factores limitantes de los mismos. También nos permite saber que se llega a comportamientos parecidos a partir de distintas necesidades y estrategias.
La conducta social
Ser animales sociales es la respuesta a presiones selectivas muy importantes en nuestros entornos, de manera que es una adquisición fundamental cuando se dan cambios de clima y transformaciones en el medio, que obligan a gastar más energía para adaptarse. La conducta social, por ello, tiene que ser entendida como cualquier otra conducta, pues se trata de un proceso evolutivo para poder soportar la selección natural.
¿Qué tiene de particular nuestra conducta social respecto a la de otros organismos en el planeta? Pienso que esta es la cuestión que deberíamos contestar para poder establecer las bases de una teoría de la evolución social de nuestro género, pero más concretamente de nuestra especie.
Fuente:
Sapiens (El Mundo)
30 de septiembre de 2012
Neandertales y humanos ¿la misma especie?
12 de junio de 2012
Personajes: Phillip V. Tobias, rastreador de las raíces humanas
La carrera científica, como paleoantropólogo, del profesor Phillip V. Tobias se desarrolló sobre todo en el yacimiento sudafricano de Sterkfontein, una cueva que ha proporcionado fósiles maravillosos de australopitecos de unos dos millones y medio de años de antigüedad. El último de los grandes hallazgos producidos allí ha sido el de un esqueleto completo (apodado Pie Pequeño) que un día de estos, cuando se complete su restauración, saltará a la fama.
En los años cincuenta la geometría de la evolución humana se consideraba lineal y sencilla. Tres especies puestas en fila: Australopithecus africanus, Homo erectus y homo sapiens. Se trataba de una lógica reacción frente a la proliferación de nombres que había caracterizado la etapa anterior. Casi cada yacimiento tenía un nombre específico propio y a veces dos. Esta poda del árbol genealógico se consideraba más acorde con los nuevos principios de la moderna biología evolutiva que estaba haciendo su entrada en la Paleontología Humana.
En el año 1959 el matrimonio Leakey desenterró un cráneo en la barranca de Olduvai (Tanzania) y las miradas se dirigieron entonces hacia el este de África. Un año más tarde, en la misma garganta, los Leakey encontraron parte de un cráneo, una mandíbula y un puñado de huesos de la mano de un individuo que no era en absoluto como el anterior. El primero tenía un enorme aparato masticador y una cresta ósea en la parte alta del cráneo. Las muelas del segundo, en cambio, eran más pequeñas, y el cráneo carecía de esa cresta. Además, el tamaño de su cerebro, por lo que se podía intuir, era mayor que el de los australopitecos.
Más tarde, en 1964, Louis Leakey, Tobias y John Napier decidieron, a partir del nuevo fósil de Olduvai, añadir un nuevo eslabón a la cadena evolutiva y lo llamaron Homo habilis. Era un eslabón intermedio entre el Australopithecus africanus y el Homo erectus y representaba la aparición de un fenómeno nuevo en la historia de la vida: la encefalización y quién sabe si la conciencia. Había sido el Homo habilis también (lo decía su mano) quien primero habría tallado la piedra. Más aún, el estudio de la forma del cerebro de los fósiles de esta especie le llevó a Tobias a defender que ya podía hablar.
Tobias vivió en su país los años más duros del apartheid, ideología a la que detestaba y combatía. En el membrete de su universidad, la de Witwatersrand en Johanesburgo, se decía explícitamente que allí no se practicaba la segregación. Afortunadamente vivió también el nacimiento de la nueva república democrática.
El profesor Tobias era miembro de las dos sociedades científicas más prestigiosas en el mundo: la Royal Society de Londres y la Academia de Ciencias de Estados Unidos.
Tobias fue un gran amigo de España, que visitó varias veces, y de los investigadores españoles. Lo recuerdo en algunas de esas oportunidades. Examinando y evaluando los primeros hallazgos de Atapuerca en compañía de su amigo Emiliano Aguirre, como él nacido en el año de Taung. Charlando hasta altas horas de la madrugada (porque era un magnífico y ameno conversador). Escuchando a unos jóvenes y entusiastas científicos que se iniciaban entonces en la investigación paleoantropológica, en la que él era el maestro.
También abriendo de par en par las puertas de su departamento universitario para que pudiéramos estudiar los fósiles que allí custodiaba. Pero sobre todo, lo recuerdo sosteniendo en su mano, con la mirada brillante y orgullosa, al Niño de Taung.
Fuente:
El País Ciencia
27 de abril de 2012
¿Se comieron los humanos modernos a los neandertales?
'Los caníbales', de Francisco de Goya, donde ya retrató esta tendencia humana.
- Dos paleontólogos españoles plantean que se extinguieron al ser cazados
- Los humanos modernos habrían acabado así con su competencia
Varias han sido hasta ahora las teorías que manejan los paleoantropólogos sobre las causas de la desaparición de esta especie humana: el cambio climático, la poca diversidad genética, su dispersión en pequeños grupos y, por supuesto, la competencia con los recién llegados 'Homo sapiens' desde África.
Pero ¿y si fueron cazados como a otros animales para comérselos?
Los paleontólogos Bienvenido Martínez-Navarro y Policarp Hortolà así lo defienden en la revista 'Quaternary International', donde explican que los neandertales fueron una presa de caza más de nuestra especie, ya sea para consumirlos como alimento o para acabar con la competencia ante la escasez de recursos, aunque al final acabaran también en su estómago.
"Creemos que fueron perseguidos como piezas de caza, como los mamuts o como aún lo son los gorilas o los chimpancés, que son de la nuestra familia taxonómica. Y pudo ocurrir también el mismo fenómeno cada vez que una especie de 'Homo' más avanzada se superpuso a otra que lo era menos, como el 'erectus' o el 'floresiensis", señala Policarp Hortolá.
La hipótesis se fundamenta en estudios que prueban cómo la megafauna es más difícil de extinguir que la pequeña en un cambio climático como los que hubo en el Cuaternario. Animales como los mamuts se ha probado que desaparecieron cazados por 'sapiens'. "Entonces, ¿Por qué no los neandertales, que también tenían bajas tasas de reproducción?", se pregunta Martínez-Navarro.
Su trabajo se fundamenta en el hecho de que los 'sapiens' llegaron a Europa con una tecnología muy superior, lo que les convirtió en "la especie con la mayor capacidad destructiva de la Tierra", en palabras del paleontólogo. Por ello, señala, no sería extraño que se comportaran como otros carnívoros depredadores, cazando todo aquello que fuera susceptible de ser comido, y mejor si, encima, eran competidores. "También los leones matan a hienas o guepardos y se comen su carne", recuerda el investigador.
Todavía no hay ningún yacimiento en el mundo que pueda servir para probar esta teoría. Si se han encontrado huesos de neandertal con marcas de corte, en el de Zafarraya (Málaga), pero fueron canibalizados por sus congéneres.
Menciona que los restos encontrados en el yacimiento de la Grotta del Cavallo, al sur de Italia, confirman que los humanos modernos se dispersaron con mucha rapidez por el continente cuando aún estaba habitado por neadnertales.
Martínez-Navarro, en declaraciones a ELMUNDO.es, recuerda que el canibalismo ha existido siempre en nuestra especie. Se ha documentado en la Gran Dolina de Atapuerta y también en algunas zonas del planeta durante el siglo XX. "La agresividad con los otros es una constante. Cuando los españoles llegaron a América violaban a las indias y mataban a los indios. Somos una especie territorial y agresiva", argumenta.
En definitiva, para los autores de este trabajo, aludir a los cambios climáticos no basta para explicar su fin total porque cuando hacía más calor las especies se dispersaban hacia el norte y con el frío bajaban al sur. Tendría mucho más que ver con el afán depredador humano, en su lucha por la supervivencia.
Fuente:
El Mundo Ciencia
1 de abril de 2012
'Los monos también hacen huelga'
El primatólogo Frans de Waal, en su reciente visita a Madrid. | Gonzalo Arroyo
El animal humano no es el único primate que se pone en huelga. En realidad, la protesta de los indignados 'sapiens' españoles que hoy se rebelan contra la reforma laboral del Gobierno tiene profundas raíces evolutivas, inscritas en el ADN que compartimos con nuestros parientes más cercanos.
Esto es lo que han revelado las investigaciones pioneras del gran primatólogo Frans de Waal, director del Laboratorio Yerkes de Investigación de Primates en Atlanta (EEUU) y autor de libros como 'El mono que llevamos dentro' (Ed. Tusquets).
"Hemos comprobado que si a un mono capuchino le das una recompensa menor que a otro por hacer la misma tarea, el primate perjudicado se enfada y deja de colaborar", explicaba De Waal a ELMUNDO.es durante una reciente visita a Madrid, cuando participó en las Jornadas Ciencia y Sociedad, dirigidas por Eduardo Punset y organizadas por la Fundación Santander.
"Por tanto, estoy convencido de que estos monos entienden perfectamente cuándo se les trata de manera injusta y pueden rebelarse contra la desigualdad de una manera comparable a las huelgas de los humanos", aseguraba el primatólogo.
Para llegar a esta conclusión, el doctor De Waal y sus colegas enseñaron a un grupo de monos capuchinos a realizar una tarea sencilla. El trabajo consistía en recoger piedras y depositarlas en las manos de un investigador. A cambio, los científicos les daban un pepino para recompensarles por sus servicios.
Hasta ahí, la productividad de esta peculiar 'empresa' iba sobre ruedas. Si todos los monos recibían el mismo 'salario', sin diferencias notables en el tamaño de los pepinos que se repartían entre los 'obreros', reinaba la paz social y el 90% de los capuchinos cumplía con sus obligaciones en menos de cinco segundos.
Rebelión contra la desigualdad
Sin embargo, los problemas empezaron cuando, de forma indiscriminada, los científicos decidieron aumentar el sueldo a algunos de sus trabajadores. Ante la mirada pasmada de los demás capuchinos, los monos afortunados empezaron a recibir uvas, en vez de pepinos, cada vez que recogían una piedra. Para comprender la gravedad del asunto, hay que tener en cuenta que ante los ojos (y el paladar) de un capuchino, una jugosa y dulce uva tiene un valor infinitamente superior a la de un mediocre pepino.
La reacción de los primates agraviados fue la que cabría esperar de cualquier 'currante' ante una situación de desigualdad manifiesta: perdieron motivación, cayeron en el pasotismo y empezaron a desobedecer a los investigadores. En definitiva, el conflicto laboral estalló y los capuchinos maltratados se negaron a seguir trabajando.
Según De Waal, el comportamiento de estos primates demuestra que poseen una "aversión a la desigualdad" que les lleva a reaccionar con hostilidad si algún miembro de la manada recibe una recompensa mayor por hacer lo mismo que los demás.
Los humanos, en definitiva, no somos los únicos animales a los que nos ofenden los agravios comparativos. El experimento de De Waal demuestra que nuestros parientes más cercanos tampoco 'tragan' sin rechistar las desigualdades, e incluso pueden rebelarse contra un caso flagrante de favoritismo injustificado.
"Quizás lo que esté pasando en España y otros países en los que los ciudadanos se sienten indignados por los privilegios de una élite, con salarios astronómicos en una situación de grave crisis económica, sea comparable a lo que sienten estos monos ante una discriminación injusta", concluye De Waal.
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27 de febrero de 2012
Los neandertales europeos, al filo de la extinción antes del humano moderno
Mandíbula neandertal de Valdegoba. | UCM-ISCIII
- La mayoría de los neandertales de Europa murió hace 50.000 años
- Un pequeño grupo recolonizó Europa central y occidental
- Allí sobrevivieron otros 10.000 años, según un nuevo estudio genético
- Científicos españoles participan en esta investigación internacional
Los neandertales europeos estuvieron al filo de la extinción antes de la llegada de los humanos modernos, según un estudio internacional que publica la revista 'Molecular Biology and Evolution' en el que participan investigadores españoles.
Esta es la principal conclusión de un estudio genético publicado en la citada revista, en el marco de un proyecto internacional, según ha informado el Museo de la Evolución Humana de Burgos en una nota.
De los resultados de esta investigación se deduce que los neandertales desaparecieron de la mayor parte del continente europeo hace unos 50.000 años y que posteriormente un pequeño grupo recolonizó Europa central y occidental, donde sobrevivió otros 10.000 años antes de que los humanos modernos entraran en escena (unos y otros llegaron a coexistir).
Recreación de un varón joven de Valdegoba. | Sonia Cabello
Según Love Dalén, del Museo Sueco de Historia Natural de Estocolmo, "el hecho de que los neandertales de Europa casi se extinguieran para luego recuperarse y que todo eso sucediera mucho antes de que tuvieran contacto con los humanos modernos fue una completa sorpresa para nosotros".
Dramáticos cambios climáticos
Esto indica, ha continuado, que "los neandertales pudieron ser más sensibles a los dramáticos cambios climáticos que ocurrieron durante la última edad del hielo de lo que se pensó previamente".
Debido a esto y al realizar los análisis de ADN sobre fósiles de neandertales del norte de España, los investigadores notaron que la variación genética entre los neandertales europeos fue extremadamente limitada durante los diez mil años que precedieron a su desaparición.
Fósiles europeos y asiáticos más antiguos muestran mayores niveles de variación genética, los mismos que se encuentran en otras especies que han sido abundantes durante mucho tiempo en un mismo territorio.
La diversidad genética de los neandertales más antiguos y de los asiáticos era tan alta como la de los humanos modernos como especie, mientras que la variación de los últimos neandertales europeos no alcanzaba a la de los humanos modernos de Islandia, dice Dr. Anders Götherström, de la Universidad de Uppsala.
Este estudio se basa exclusivamente en ADN muy degradado, por lo que los análisis requirieron el uso de metodologías avanzadas. Por ello, se contó con la colaboración de especialistas de varios países, entre los que figuran estadísticos de Dinamarca y EEUU, expertos en secuenciación moderna de ADN de Dinamarca, y paleontólogos de España. Según explica la nota, sólo cuando todos los miembros del equipo internacional revisaron sus hallazgos, tuvieron la certeza de que los resultados revelaban una importante y hasta entonces desconocida parte de la historia de los neandertales.
El punto de vista sostenido anteriormente sobre una Europa habitada por una población neandertal que había permanecido estable durante cientos de miles de años hasta la llegada de los humanos modernos debe revisarse, según los investigadores de este estudio.
Los investigadores destacan que este tipo de estudios interdisciplinares es extremadamente valioso para el avance de la investigación en evolución humana, pues el ADN de humanos prehistóricos ha aportado hallazgos inesperados en los últimos años. Es muy emocionante imaginar qué nuevos descubrimientos se producirán en los próximos años en este campo, dice Juan-Luis Arsuaga, profesor de Evolución Humana de la Universidad Complutense de Madrid.
Fuente:
21 de noviembre de 2011
Los neandertales fueron 'absorbidos' por los humanos modernos
Mapa de asentamientos durante la Edad de Hielo. Los puntos azules son de 'Homo sapiens' . los rojos de neandertales y los amarillos de posibles hibridaciones entre ambos. | Human Ecology
La desaparición de los neandertales, que vivieron en Europa hace entre 300.000 y 28.000 años, continúa siendo objeto de especulación científica. La teoría vigente hasta hace pocos años, que señalaba que la inteligencia superior de los 'Homo sapiens' provocó su extinción, ha perdido peso a medida que aquellos homínidos han ido mejorando su imagen de especie muy primitiva y sin capacidad de adaptación a su entorno. Ahora, una nueva investigación, realizada con modelos informáticos, ha dado la vuelta a la tortilla y concluye que fueron 'absorbidos' por los más numerosos 'sapiens' porque eran muy similares.
El trabajo, publicado en la revista 'Journal Human Ecology', analiza la evolución biológica y cultural como respuesta al cambio climático durante la Edad de Hielo. Los investigadores, de las universidades de Arizona y Colorado, se centran en las poblaciones de cazadores y recolectores de hace entre 128.000 y 11.500 años. "Nuestros resultados muestran que los neandertales no se extinguieron porque tuvieran un comportamiento menos sofisticado que otros homínidos, dado que eran muy adaptables, sino que fueron víctimas de su propio éxito", afirma Michael Burton, de Arizona.
El equipo utilizó también datos arqueológicos para documentar cómo todos los grupos humanos fueron cambiando su comportamiento en Eurasia Occidental a lo largo de 100.000 años. Analizan cómo la movilidad aumentó a medida que el clima se iba enfriando y era necesario desplazarse en la búsqueda de alimentos. Sus continuos recorridos, según los modelos creados por ordenador, provocó que ambas especies se entrecruzaran muy a menudo.
Los autores defienden que los neandertales eran homínidos muy flexibles y capaces de modificar su comportamiento ante circunstancias muy duras,y que eso es lo que volvieron a hacer cuando se encontraron con la competencia de otra especie. "Es probable que los 'Homo sapiens' les vieran como posibles compañeros sexuales. Como consecuencia, en cierto plazo, se extinguió su población, fueron absorbidos", explica Julien Riel-Salvatore, de Colorado, también coautor del estudio.
Modelo de 1.500 generaciones
En su programa, los investigadores modelizaron el equivalente a 1.500 generaciones, demostrando así que humanos modernos y neandertales fueron ampliando anualmente sus encuentros, hasta su desaparición. Esta conclusión 'virtual', Burton asegura que la probaron con los restos arqueológicos.
No obstante, lo cierto es que en toda Eurasia no hay ninguna evidencia física de que ese encuentro llegara a producirse, no hay ni un yacimiento con restos de ambas especies en el mismo momento y hay muchos paleontólogos que apuntan que nunca llegaron a relacionarse.
Sin embargo, según Barton, su modelo también predice el bajo nivel de intercambio de genes de neandertal que se ha encontrado en los últimos estudios genéticos que acaban de ser publicados.
En otras palabras: al adaptarse de forma adecuada a los cambios climáticos severos, tanto los neandertales como otros homínidos menos conocidos (los denisovanos) se hicieron más vulnerables a la extinción biológica y con ello garantizaron su contribución genética a las poblaciones modernas.
En todo caso, y aunque las conclusiones chocan con otros trabajos, se trata de un nuevo método de aproximación a la paleoantropología. "Este modelo informático puede ayudar a mejorar nuestro conocimiento sobre el impacto a largo plazo de los seres humanos en su entorno para tener más datos a la hora de decidir sobre la ocupación de territorios en el futuro", señala Barton.
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12 de octubre de 2011
Una mutación que protegía de la malaria favoreció el origen de los humanos
Recreación artística de un 'Homo ergaster'.|PNAS
Investigadores de la Universidad de California han descubierto que los ancestros humanos sufrieron una mutación genética que les hizo resistentes contra enfermedades como la malaria, y esto favoreció la aparición del 'Homo sapiens' sobre la Tierra, la especie que este año alcanzará los 7.000 millones de ejemplares.
Los autores, bajo la batuta de Pascal Gagneux, profesor en la Universidad de Washington, publican esta semana en la revista 'Proceedings of National Academy of Science (PNAS), que hay un claro vínculo entre las moléculas de ácido siálico, un azúcar que se encuentra en la superficie de las células de todos los animales, y la selección darwinista.
Estas moléculas, que sirven de blanco para patógenos invasores porque interactúan con otras células y con el ambiente, hace millones de años eran idénticas entre todos los simios, incluidos los antepasados de los seres humanos. Todas eran del tipo conocido como ácido N-glycolylneuraminico o Neu5Gc.
El éxito de un gen inactivo
En el año 2005, los autores ya señalaron que este gen mutó hace unos tres millones de años y se quedó inactivo, permitiendo que la rama de nuestros antepasados se hiciera resistente al parasito de la malaria, tan común en África. Al mismo tiempo, empezaron a producir una variante de ácido siálico, la Neu5Ac. "La mutación podría representar en el linaje homínido una ventaja, al impedir el paso a algunos patógenos, por así decirlo, cerrándoles la puerta de entrada a las células", explica el experto español en ADN antiguo Carles Lalueza-Fox, del CSIC.
Este cambio, según Gagneux, sucedió "en el mismo tiempo en el que aquellos homínidos se convertían en depredadores en su medio ambiente". "Es complicado estar seguro de lo que sucedió, porque la evolución es simultánea en muchos genes, pero sí sabemos que los humanos primitivos desarrollaron una inmunorespuesta a Neu5Gc. Sus sistemas inmunes lo reconocían como un intruso que debía ser destruido", apunta. Recuerda Gagneux que era el momento en el que comenzaban a comer más carne roja, una gran fuente de esta molécula, lo que pudo estimular aún más esta respuesta inmune.
Los investigadores defienden que esta respuesta frente a la molécula probablemente afectó a la reproducción. Dado que los embarazos de los mamíferos tienen un alto coste biológico para las hembras -incluso la vida, en algunos casos extremos- , pudo ocurrir que fuera necesario para ellas asegurarse que el esperma que fertilizaban sus óvulos fuera el mejor posible, por lo cual rechazarían los que llevaran la molécula Neu5Gc, que reducía sus posibilidades de éxito reproductivo.
Experimentos con esperma
Para probar esta hipótesis, expusieron esperma de un chimpancé, en el que la superficie de estas células es diferente del esperma humano en más de un 50%, a los anticuerpos humanos 'anti-Neu5Gc'. Y los anticuerpos mataron el esperma del mono 'in vitro'.
Un segundo test consistió en acoplar ratones femeninos transgénicos (manipulados para no producir los 'anti-Neu5Gc') con machos que sí producían esta molécula. El resultado fue que la fertilidad de las hembras fue muy baja por incompatibilidad entre ambos. "A lo largo del tiempo esa incompatibilidad se iría reduciendo y al final se acabaría eliminando a los machos con Neu5Gc", concluye Gagneux, para quien no deja de resultar extraño que ese proceso de selección fuera más rápido cuando la fertilidad disminuye poco a poco que cuando es del 100%".
En palabras de Lalueza-Fox: "El esperma que tuviera ácido siálico en su superficie, y por tanto no tuviera la mutación que lo inactiva, se habría eliminado de la población por este mecanismo reproductivo (y quizás también porque tendrían una desventaja frente a algunos patógenos)".
Estos resultados, según Gagneux, dan peso al concepto de "especiación por la infección", es decir, al proceso por el cual una combinación de enfermedades infecciosas que afecta a una población de individuos concreta podría haber predispuesto a ese grupo a divergir de otras poblaciones de la misma especie, debido a que se generó una incompatibilidad reproductiva. En el caso de los primeros 'Homo', uno de esos factores pudo se la inmunidad femenina al gen Neu5Gc.
Esta pérdida del Neu5Gc, hace entre dos y tres millones de años, coincidió con la aparición del 'Homo ergaster/erectus', considerado el ancestro más probable de nuestra especie, por lo cual ese mecanismo inmune pudo estar implicado en la evolución.
Para el científico del CSIC "la idea original es la de que en el linaje humano hay no solo genes que han adoptado funciones evolutivamente nuevas respecto al chimpancé, sino que también hay genes que se han inactivado y que siguen siendo funcionales en el chimpancé".
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27 de septiembre de 2011
México: Descubren huellas humanas de 25 000 años de antiguedad
Las improntas podrían corresponder a los primeros hombres que poblaron esa región del norte de México.
Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) descubrieron cinco huellas humanas en la Sierra Tarahumara que podrían tener una antigüedad de entre 4.500 y 25.000 años, informó hoy el organismo.
El hallazgo tuvo lugar en el norteño estado de Chihuahua, después de que un habitante de la zona diera aviso a las autoridades, y las improntas podrían corresponder a los primeros hombres que poblaron esa región del norte de México.
El INAH explicó en un comunicado que se trata de "las primeras huellas humanas que se localizan" en Chihuahua y que si se verifica su antigüedad, "se sumarían a las pocas impresiones de primeros pobladores del continente americano que se conservan en México".
A la fecha en México se han encontrado huellas en el municipio de Cuatro Ciénegas, en Coahuila, y en un rancho del estado de Sonora.
Dos de las huellas encontradas corresponden a los dos pies de un adulto, y las otras tres son de dos adultos y de un niño.
Todos ellos probablemente vivieron en las cuevas que se hallan en un paraje de la Sierra Tarahumara, en el Valle de Ahuatos, a ocho kilómetros del poblado chihuahuense de Creel, detalló la dependencia.
La mayor de las huellas tiene una longitud de 26 centímetros, de un adulto del sexo masculino, y la más pequeña de 17 centímetros, y corresponde al pie derecho de un infante de 3 o 4 años.
Solo hay un par de marcas que corresponden a los pies de una misma persona, que tienen seis dedos cada una, "lo que puede deberse a una malformación", manifestó el INAH.
El antropólogo José Concepción Jiménez explicó que un habitante de Chihuahua le envió un correo electrónico para avisar de la existencia de huellas humanas antiguas impresas en el Valle de Ahuatos, en el municipio de Bocoyna.
"Después de varias búsquedas las encontramos en un arroyo que corre en la pendiente de un paraje de aproximadamente mil metros cuadrados. Las improntas se ubicaron en un área de aproximadamente dos metros dentro del riachuelo, en el cual el agua sólo fluye en temporada de lluvias, y el resto del año está seco", dijo.
Los expertos recorrieron 50 kilómetros alrededor del lugar y hallaron "un área con rastros de campamentos primitivos".
Ello ha dado pie a los expertos a creer que en la zona hubo presencia humana desde épocas remotas como el Pleistoceno (12.000 años antes del presente).
En los alrededores, los antropólogos encontraron además cinco cuevas con vestigios, tres de ellas con pinturas rupestres sobrepuestas, las cuales fueron hechas en tres periodos: precerámico, prehispánico y colonial.
En las cuevas también se encontraron restos de hollín producido por fogones y morteros, a modo de hoyos tallados en las rocas, para moler alimentos.
Asimismo, en la entrada de las cuevas los especialistas detectaron una serie de hoyos de 25 centímetros de diámetro por 1,30 metros de profundidad, "que pudieron servir para guardar comestibles; además de otros más pequeños cavados en círculo, que posiblemente se ocuparon para clavar postes de madera", señala la nota.
Según Jiménez, coordinador del Proyecto El Hombre Temprano en México del INAH, estos descubrimientos son de gran relevancia porque indican que en ese paraje del estado de Chihuahua "se asentaron algunos de los primeros grupos humanos que llegaron a esa parte del continente".
El funcionario apuntó que es necesario hacer estudios adicionales de laboratorio para fechar con exactitud las huellas humanas, pinturas y el resto de materiales arqueológicos encontrados.
A la fecha los restos humanos más antiguos en América son los pertenecientes a la llamada "mujer de Naharón", de 11.600 años de antigüedad, los cuales fueron hallados en un cenote del estado mexicano de Quintana Roo.
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6 de septiembre de 2011
Los humanos modernos se cruzaron en África con especies más primitivas
Michael F. Hammer con un fósil de un homínido. | Universidad de Arizona.
La genética está revolucionando la historia de la Humanidad: ahora ha revelado que todos los humanos modernos se cruzaron con especies más primitivas que dejaron su rastro en el ADN, una teoría que hasta hace no mucho era desechada por gran parte de los investigadores. Si hace en mayo de 2010 se descubría que los 'Homo sapiens' se hibridaron con los neandertales al salir de África, ahora un nuevo estudio ha descubierto que los que se quedaron en este continente también tuvieron descendencia con homínidos arcaicos, de quienes se desconoce la identidad.
Un grupo de biólogos norteamericanos, liderados por Michael F. Hammer, de la Universidad de Arizona, ha llegado a esta conclusión después de comparar varias regiones del ADN de indígenas del centro de África: en algunas de las poblaciones cerca del 2% de su material genético provendría de un ancestro con el que se reprodujeron sus antepasados hace unos 35.000 años. No se sabe la especie, pero sí que su rama evolutiva se había separado de la nuestra hace unos 700.000 años.
Los científicos se centraron en 61 regiones del ADN no codificado (lo que no son genes) de 16 individuos mandingas, 16 pigmeos baka de Camerún y nueve san (bosquimanos) sudafricanos, si bien también utilizaron muestras de otras étnias, como los dogón (Malí), los xhosa (Sudáfrica) o los mbuti (de República Democrática del Congo).
Homínidos de transición
Partían de una pregunta sin respuesta: si los 'Homo sapiens' se hibridaron con los neandertales hace 60.000 años, dejándoles hasta un 4% de su ADN, y también hubo cruce con los denisovanos ¿no habría sucedido lo mismo en África? A fin de cuentas, se dijeron, allí podían haber convivido con muchas más especies primitivas durante decenas de miles de años. "El registro fósil indica que hay una gran variedad de homínidos de transición, con características modernas y arcaicas en un área que va de Marruecos a Sudáfrica", recuerdan en un artículo que publican hoy en 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS).
Pero la respuesta no la encontraron en las bases de datos que existen sobre la genética de los pueblos africanos: por un lado, porque no habían tenido en cuenta las mutaciones causadas por la selección natural; y por otro, porque no había información sobre cazadores-recolectores, que son la mayor reserva de diversidad genética del planeta.
Una dificultad añadida es que en África es muy complicado, si no imposible, recuperar ADN de homínidos extintos, como ocurrió con los neandertales, debido a sus condiciones climáticas, muy cálidas.
Fue al analizar algunas secuencias genéticas del cromosoma 4 cuando descubrieron que la única explicación plausible para estos polimorfismos era que procedieran de un homínido arcaico. Además, mientras los pigmeos tienen el porcentaje más alto (un 3,6%) de una de las mutaciones, en otras les superan los bosquimanos (con un 11,9%) y los mbuti (un 14,8%). Precisamente, estos últimos son los que han vivido más aislados durante miles de años en las selvas congoleñas. "Toda esta información sugiere que África central fue el hogar de un homínido arcaico que se hibridó con los humanos modernos que vivían allí", aseguran los autores.
Hibridación
Los biólogos no ponen nombre a la especie. Tan sólo apuntan que se separó de la rama humana en el Pleistoceno Medio y se mantuvo aislada cientos de miles de años. "Hace 700.000 años en África vivía el 'Homo erectus', que ya tenía un cerebro grande; hace 200.000, ya había individuos con una morfología moderna. Y hay restos de homínidos con rasgos primitivos hasta hace 35.000 años. La eviencia que presentamos aquí sugiere que una especie que llevaba mucho tiempo separada cambió genes con otra que evolucionaba hacia una apariencia moderna o ya la tenía. Y ese fenómeno ocurrió en África central", asegura el equipo de Hammer, que defiende que la hibridación "ha jugado un papel clave en el origen de algunos de nuestros rasgos humanos únicos".
El biólogo Carles Lalueza-Fox (CSIC), que participó en el proyecto del genoma del neandertal, reconoce que "si los sapiens pudieron cruzarse fuera de África, también lo podían hacer dentro" y apunta que "el panorama de la emergencia de nuestra especie es definitivamente más complejo de lo que hubiéramos pensado hace un par de años".
Los autores no entran en determinar qué función tiene ese ADN que han conservado algunos africanos hasta nuestros días. En el caso de los neandertales, se sabe que dejaron genes que mejoraron el sistema inmune de los sapiens. En éste, los científicos ya están buscando para qué les ha servido.
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29 de agosto de 2011
Los neandertales mejoraron al ser humano no africano
Mapa mundi con el porcentaje de herencia neandertal. De azul a rojo, de menos a más.|Science
Los neandertales, esos cercanos primos de la especie humana moderna que dejaron de existir hace 28.000 años, mejoraron la genética de los 'Homo sapiens' una vez que estos últimos salieron de África. Así se demuestra en un artículo, publicado esta semana en 'Science, en el que los autores han logrado identificar varios genes y regiones el ADN que furon aportados por los neandertales al sistema inmune que aún tenemos.
El estudio, dirigido por Peter Parham, de la Universidad de Stanford, ha sido posible una vez que se conocen los genomas tanto de los neandertales (homínidos que evolucionaron en Eurasia hace medio millón de años) como los denisovanos (una especie humana recién descubierta en Siberia, que habría poblado Asia y procedería de la misma rama evolutiva que los neandertales).
Investigaciones previas ya habían señalado que el cruce entre las tres especies humanas que compartían el planeta hace más de 60.000 años, se produjo en Eurasia, razón por la cual se identificó un 2,5% de ADN neandertal (de media) en todos los no africanos. También se detectó parte de ADN denisovano en poblaiones asiáticas, sobre todo de Melanesia, donde el porcentaje de ADN ancestral asciende a casi el 6%.
Pero se pensaba que es aportación de seres menos evolucionados no habría sido importante, algo que desmiente ahora el estudio. Los investigadores se centraron en el sistema inmune (conocido como HLA), porque está sometido a la presión de las enfermedades y muta con facilidad. Sospechaban que una parte podía venir de homínidos primitivos, dado que no eran habituales.
La comparación de secuencias genómicas les dió la razón: había varios genes en el HLA (como el B*51 o el C*07) que eran propios de la evolución de los neandertales y habían pasado a las poblaciones de humanos modernos, y lo mismo pasaba con una región llamada 'HLA class I'. Los porcentajes de presencia entre los europeos era de un 50%, los asiáticos un 80%, los de Papúa Nueva Guinea hasta un 95%, pero no estaban en los africanos.
Genes de los denisovanos
También encontraron dos genes que son propios del genoma de los denisovanos (la única especie descrita con un trozo de dedo y un diente) que están presentes en los asiáticos, sobre todo del oeste, pero que no aparecen en el genoma de los nacidos en África.
La conclusión, indican los autores, es que "el mestizaje con otras especies mejoró a los humanos modernos". Así lo cree también Carles Lalueza-Fox, del CSIC, que ha secuenciado ya varios genes de neandertal: "Estos humanos se adaptaron durante cientos de miles de años a un entorno, en Eurasia, y crearon defensas inmunológicas frente a patógenos locales que luego se extendieron entre los humanos modernos".
Para los investigadores de Stanford se trata de un claro ejemplo de selección natural: aquellos que portaban los genes protectores, es decir, procedían de la hibridación con los neandertales, sobrevivieron en mayor medida que quienes no los tenían.
Lalueza-Fox, por su parte, indica que "pudo deberse al azar y luego se expandió a medida que aumentaban las poblaciones".
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24 de agosto de 2011
10 confusiones habituales al hablar de evolución
La televisión, el cine y esa habilidad que tiene el ser humano para hablar con propiedad de cosas de las que no tiene ni repajolera idea han fomentado la aparición de supuestos erróneos en muchos campos: genética, energía nuclear… la evolución no se salva al ser un recurso muy utilizado en la ciencia ficción. He aquí mi Top de Ideas Erróneas sobre la Evolución, en el cual dejo de lado ideas como es sólo una teoría, defiende la eugenesia, es una teoría capitalista, es inmoral… y demás absurdos. Pretendo hilar un poco más fino como veréis.
10. La evolución continúa aunque no se estén dando nuevas especies.
Esta puede parecer trivial, pero la evolución está teniendo lugar continuamente, aunque no se generen especies nuevas. Nuestra especie sigue evolucionando y lo hará hasta que se extinga, o una serie de cambios genéticos nos lleven a concluir que nos hemos alejado irreversiblemente del Homo sapiens “antiguo”. Además, en muchas películas se da a entender que una especie ha evolucionado cuando tiene descendencia radicalmente diferente (casi siempre con sangriento resultado), lo cual es una exageración de la realidad. Aunque las especies evolucionen continuamente, en una sóla generación sólo se puede apreciar la microevolución, no la macroevolución. Son cambios casi siempre minúsculos e imperceptibles. Si una ballena empieza a parir focas no es evolución, es un milagro.
9. La aparición de una nueva especie no implica necesariamente la extinción de la anterior.
Y es así por un motivo muy sencillo: si detenemos el momento hipotético exacto en el cual un individuo de la especie A da lugar a un individuo de la especie B esto no implica la automática desaparición de la especie A. La especie A puede continuar existiendo, o terminar extinguiéndose, o seguir evolucionando y alejarse cada vez más de la especie B. En cualquier caso, ambas especies pueden convivir perfectamente. Esto quizá sea más sencillo de ver con categorías taxonómicas inferiores como subespecies o razas.
8. La evolución no permite predicciones.
Esto es algo que de ser cierto sería muy bonito. De hecho nos encantan las noticias que hablan de cómo será el ser humano en el futuro: cabezón y sin meñique (un servidor apuesta más por la versión de Idiocracia). Incluso se hicieron unos documentales que teorizaban sobre los animales que se podrían dar en un futuro en base a los cambios geológicos y climáticos de la Tierra. Todo esto es divertido y da para hablar largo y tendido, pero la ciencia de la evolución no nos permite augurar nada. Demasiadas variables demasiado complejas, demasiadas incertidumbres. Sólo sirve para ver de dónde venimos, pero no hacia dónde vamos.
7. El ser humano no ha dejado ni va a dejar de evolucionar.
Podemos pensar que somos los mejores pero oye, cuando les preguntas a los delfines, a las hormigas o a las bacterias no dicen lo mismo, así que igual no tenemos razón. El ser humano ha logrado hacer muchas cosas impresionantes (mucho más que impresionantes) pero detener la evolución no está entre ellas. Lo que sí que hemos hecho es cambiar la presión de selección de una manera que no se había hecho antes. Nos hemos vuelto dependientes de la tecnología hasta el punto de que no importa lo más mínimo ser diabético, miope o bajito a la hora de reproducirse. Pero eso no significa que los procesos evolutivos no se sigan dando.
6. Confusión de la evolución con sus mecanismos o con los factores que provocan la variabilidad genética.
La evolución biológica tiene lugar gracias a que existe variación genética. Esta variación se obtiene por procesos como las mutaciones o el flujo genético que se da entre poblaciones, pero la mutación no es evolución. Igualmente existen distintos mecanismos por los que la evolución tiene lugar, donde la selección natural es el más famoso pero no el único, y una vez más selección natural no es evolución. Gracias a que existen mutaciones y que se produce la selección natural tiene lugar la evolución, pero estas per se no son el proceso evolutivo, sino que forman parte de él.
5. La evolución no está dirigida ni implica mejora o superioridad.
Algunas personas, aunque acepten la evolución, parecen pensar que existe una dirección en ella. Que los millones de años de evolución tenían como objetivo crearte a ti, Antonio Rodríguez, como culminación absoluta del proceso. Obviamente esto no es así, el ser humano es exactamente igual que los trilobites y los dinosaurios y algún día pasará su gloria. Menos egocentrismo por favor, que no somos el ombligo de la Existencia.
Además se tiende a pensar que las especies actuales, puesto que están vivas, son mejores a las extinguidas. A veces esto se combina con lo anterior y se concluye que nosotros somos los mejores. El caso es que nada de eso tiene sentido. No existen especies mejores o peores evolutivamente hablando, sino poblaciones que logran adaptarse a los cambios y poblaciones que no. En un momento y lugar una especie puede estar perfectamente adaptada a su entorno, y en otra situación no durar ni un segundo.
4. El concepto de evolución como escala jerárquica.
En este caso la publicidad y las viñetas humorísticas tienen parte de culpa. Estamos tan acostumbrados a ver la evolución como una especie de progreso o escala jerárquica que ya nos parece normal. Parece que todo se reduce a una línea, desde la primera célula hasta, una vez más, Antonio Rodríguez. Pero esto no es así, la evolución no es una línea. Es un matorral, un tupido y frondoso bosque con un montón de extinciones y puntos muertos. En nuestro afán de definir la evolución como progreso olvidamos el aspecto real que tendría el árbol de la vida, el cual poco tiene que ver con una bonita escala de progreso. Esto tiene relación con el punto anterior, y podría pensarse que se puede pasar desde la primera célula hasta el ser humano atravesando todas las especies que han existido, desde lo más “primitivo” a lo más “evolucionado” pero eso es una soberana memez, una reminiscencia de antiguas ideas religiosas.
3. La evolución no se produce al azar.
Yo el fallo que le veo a la teoría de la evolución es que implica que todo se ha producido por azar, y eso es difícil de creer. Un clásico. La realidad es que aunque la evolución no esté dirigida, tampoco es como tirar una moneda. Una cosa es que en la producción de mutaciones tenga un importante papel el azar (aunque no tanto como se pueda pensar, no vale cualquier cambio) pero ya hemos dicho que mutación no es evolución. La evolución se produce gracias a mecanismos como la selección natural, la cual no actúa por azar. ¿Os suena lo de Dios no juega a los dados? pues la evolución tampoco. Los individuos que transmiten sus genes no son elegidos por azar, si no esto sería un cachondeo. Y precisamente porque la evolución no es a lo loco (y por los compromisos evolutivos, que es otra historia) el ser humano nunca desarrollará alas por mucho que lo intente, por poner un ejemplo.
2. Estructura antes que función y la “decisión” de evolucionar.
En este caso los científicos suelen ser los primeros culpables, al intentar explicar las cosas de una forma intuitiva y sencilla, o al hablar con otros científicos que entienden sus metáforas. A veces da la impresión de que los seres vivos deciden evolucionar, sin embargo esto es totalmente incorrecto. Los animales no dicen oye, aquí hace frío, hagamos fuerza a ver si nos crece un pelaje bien tupido. Primero aparece una estructura (pelaje denso) y luego puede aparecer una función (protección contra el frío). Y desde luego nadie decide nada, ya que, y aquí entra mi Top 1:
1. Los individuos no evolucionan.
Esta idea es un recurrente en las historias de ciencia ficción “está evolucionando” o “ha sufrido una evolución acelerada” son frases fáciles de oír en muchas películas. En cuanto un bicho empieza a cambiar es que está evolucionando. La realidad es que los individuos no son pokémons. No evolucionan. La evolución biológica actúa sobre las poblaciones, recordemos que una definición breve de evolución puede ser
Cambios en las frecuencias alélicas de las poblaciones a lo largo del tiempo.
Si engordo 20 kilos, o me pongo como Stallone a base de gimnasio o (si hablamos de ciencia ficción) me pongo a lanzar fuego por el culo, no estoy evolucionando. Son simplemente cambios en el fenotipo. Y recordemos que, a pesar de la epigenética, el lamarckismo es erróneo. Lo recuerdo porque es frecuente olvidarlo, al ser terriblemente intuitivo. Es como lo de La Ontogenia Recapitula La Filogenia: es tan bonito, tan intuitivo, y tiene tanto sentido que tiene que ser verdad. Pero no lo es.
Y hasta aquí mi Top de Ideas Erróneas sobre la Evolución. Sé que faltan muchos, como por ejemplo el típico “Los individuos actúan por el bien de la especie”, pero tenía que seleccionar unos cuantos. Sólo me queda preguntaros…
¿Cuáles son, en vuestra opinión, las confusiones y errores más frecuentes al hablar de evolución?
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