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5 de agosto de 2018

La ciencia en tus manos: lo que dicen de ti tus huellas dactilares

Las huellas dactilares se han consolidado como el “código de barras” que identifica a cada uno de los individuos de la especie humana. Son la prueba forense más preciada para los criminólogos y se están convirtiendo en una herramienta cotidiana en la oficina e incluso en la pantalla de tu smartphone. ¿Por qué son tan singulares e irreemplazables las huellas dactilares? ¿Cuál es el secreto de esas peculiares marcas?

Sabemos que los patrones que dan lugar a las huellas dactilares son únicos para cada individuo desde hace más de 2.000 años, aunque solo llevamos 2 siglos estudiando el porqué. En este reportaje repasamos algunas de las cosas que tus huellas dactilares dicen de ti desde perspectivas científicas sorprendentes.

Un código de barras con más de 2000 años de historia

Las huellas dactilares son los patrones o dibujos de las yemas de los dedos, aunque también existen en las palmas (palmetogramas) y en las plantas de los pies (pelmatogramas).
Sabías qué: los dactilogramas o huellas dactilares se crean alrededor de la décima semana de embarazo (cuando el feto mide unos 7.62 cm aprox.) y son definitivas cuando cumple los 6 meses.
Las huellas dactilares son únicas en cada individuo, pero además son inmutables: permanecen inalterables desde que se forman en el feto y hasta la muerte, pues a pesar de los daños que pueda sufrir la piel, se regeneran siempre siguiendo el patrón original. Aunque están determinadas por la información genética de cada individuo, su desarrollo está influenciado por factores físicos (la ubicación exacta del feto en el útero, la densidad del líquido amniótico …), por lo que ni siquiera en gemelos idénticos o en un clon (con el mismo ADN) las huellas dactilares de dos individuos pueden ser iguales. Sin embargo, sí que existe la excepcional situación de las personas que nacen sin huellas dactilares, una condición que se conoce como adermatoglifia.

Lea el artículo completo en:

OpenMind

24 de agosto de 2012

¿Para qué sirven las huellas dactilares?

Empiezo este post haciendo el comentario que muchos de mis lectores esperarían. Voy a explicar la funcionalidad de las huellas dactilares. Funcionalidad biológica, por supuesto. Pero de nuevo recalco que la funcionalidad de cualquier órgano o parte anatómica de un ser vivo no es algo “diseñado” sino algo producto del proceso evolutivo y el azar. Lo que ocurre es que tras millones de años de evolución el grado de sofisticación adquirido por los seres vivos hace que nos podamos preguntar sobre casi cualquier parte de su anatomía esto mismo: “¿para qué sirve?”, ya que todo ha quedado muy perfilado y se ha mantenido a lo largo de la evolución por un motivo concreto.


Pues bien, hoy vamos a centrarnos en las huellas dactilares. Así a primera vista pronto puede parecer que son algo inútil, ¿no?. Pero tienen su utilidad.

La comúnmente denominada “huella dactilar” es una estructura presente en la yema de los dedos formada por las crestas papilares, que no son más que glándulas de secreción de sudor situadas en la dermis. Mediante los poros existentes en estas crestas el organismo segrega gotas de sudor, las cuales al mezclarse con la grasa siempre presente en la piel hacen que nuestra “huella” quede impresa en cualquier superficie que toquemos. La estructura que forman estas crestas papilares en nuestros dedos es única para cada persona, generando un mosaico que nos identifica biunívocamente. Esta estructura viene -parcialmente- determinada por nuestros genes, aunque también influyen determinados factores durante el desarrollo embrionario. Una vez definida la huella ya permanece inalterada de por vida (se considera que quedan completamente formadas en la semana 19 de gestación). 

 Podemos decir que una estructura inicial viene definida genéticamente; el resto depende un poco del azar ocasionado por pequeñas fuerzas que atienden a patrones no lineales, según las últimas investigaciones que le han dado un enfoque matemático (teoría de Kücken-Newell). Se basan en 5 estructuras primarias:


Como prácticamente todo el mundo conoce, este hecho ha sido utilizado para convertir el dibujo de la huella dactilar en la base para un método de reconocimiento biométrico. Precisamente yo mismo desarrollé hace unos años un sistema de este tipo que identificaba sujetos mediante la estructura de su huella dactilar y la estructura de su iris (también única en cada persona). Sobre este proyecto hablaré otro día.

Como digo, la utilidad social de las huellas digitales puede ser la de identificación. En una investigación policial la huella dactilar es considerada prueba válida ante un juez. Pero a nivel biológico, ¿para que nos puede servir?. La respuesta es sencilla según los expertos en anatomía evolutiva:
  • Gracias a estas curvaturas la superficie de nuestros dedos no es del todo lisa y eso nos permite coger objetos con una mayor adherencia, sin tanto riesgo de que se nos resbalen.
  • Mejora nuestra sensibilidad táctil, permitiéndonos sentir con mayor claridad texturas suaves (esto viene determinado por la frecuencia de las micro vibraciones cutáneas que experimentamos al deslizar la palma de la mano por una superficie).
  • Permiten una mejor distribución del sudor en una zona tan importante debido a su utilidad.
Cabe destacar, por último, que en las extremidades inferiores (en los dedos de los pies) también disponemos de huellas dactilares, aunque estas han perdido su utilidad biológica en nuestra especie, ya que no manipulamos objetos con ellas, pero históricamente tuvieron una función similar.
Referencias:
Models for fingerprint pattern formation,” , Michael Kücken, Forensic Science International 171: 85-96, 2007
Fingerprint formation,” , Michael Kücken, Alan C. Newell, Journal of Theoretical Biology, 235: 71-83, 2005

Fuente:

27 de septiembre de 2011

México: Descubren huellas humanas de 25 000 años de antiguedad

Las improntas podrían corresponder a los primeros hombres que poblaron esa región del norte de México.




Una de las cinco huellas descubiertas.


Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) descubrieron cinco huellas humanas en la Sierra Tarahumara que podrían tener una antigüedad de entre 4.500 y 25.000 años, informó hoy el organismo.

El hallazgo tuvo lugar en el norteño estado de Chihuahua, después de que un habitante de la zona diera aviso a las autoridades, y las improntas podrían corresponder a los primeros hombres que poblaron esa región del norte de México.

El INAH explicó en un comunicado que se trata de "las primeras huellas humanas que se localizan" en Chihuahua y que si se verifica su antigüedad, "se sumarían a las pocas impresiones de primeros pobladores del continente americano que se conservan en México".

A la fecha en México se han encontrado huellas en el municipio de Cuatro Ciénegas, en Coahuila, y en un rancho del estado de Sonora.

Dos de las huellas encontradas corresponden a los dos pies de un adulto, y las otras tres son de dos adultos y de un niño.

Todos ellos probablemente vivieron en las cuevas que se hallan en un paraje de la Sierra Tarahumara, en el Valle de Ahuatos, a ocho kilómetros del poblado chihuahuense de Creel, detalló la dependencia.

La mayor de las huellas tiene una longitud de 26 centímetros, de un adulto del sexo masculino, y la más pequeña de 17 centímetros, y corresponde al pie derecho de un infante de 3 o 4 años.

Solo hay un par de marcas que corresponden a los pies de una misma persona, que tienen seis dedos cada una, "lo que puede deberse a una malformación", manifestó el INAH.

El antropólogo José Concepción Jiménez explicó que un habitante de Chihuahua le envió un correo electrónico para avisar de la existencia de huellas humanas antiguas impresas en el Valle de Ahuatos, en el municipio de Bocoyna.

"Después de varias búsquedas las encontramos en un arroyo que corre en la pendiente de un paraje de aproximadamente mil metros cuadrados. Las improntas se ubicaron en un área de aproximadamente dos metros dentro del riachuelo, en el cual el agua sólo fluye en temporada de lluvias, y el resto del año está seco", dijo.

Los expertos recorrieron 50 kilómetros alrededor del lugar y hallaron "un área con rastros de campamentos primitivos".

Ello ha dado pie a los expertos a creer que en la zona hubo presencia humana desde épocas remotas como el Pleistoceno (12.000 años antes del presente).

En los alrededores, los antropólogos encontraron además cinco cuevas con vestigios, tres de ellas con pinturas rupestres sobrepuestas, las cuales fueron hechas en tres periodos: precerámico, prehispánico y colonial.

En las cuevas también se encontraron restos de hollín producido por fogones y morteros, a modo de hoyos tallados en las rocas, para moler alimentos.

Asimismo, en la entrada de las cuevas los especialistas detectaron una serie de hoyos de 25 centímetros de diámetro por 1,30 metros de profundidad, "que pudieron servir para guardar comestibles; además de otros más pequeños cavados en círculo, que posiblemente se ocuparon para clavar postes de madera", señala la nota.

Según Jiménez, coordinador del Proyecto El Hombre Temprano en México del INAH, estos descubrimientos son de gran relevancia porque indican que en ese paraje del estado de Chihuahua "se asentaron algunos de los primeros grupos humanos que llegaron a esa parte del continente".

El funcionario apuntó que es necesario hacer estudios adicionales de laboratorio para fechar con exactitud las huellas humanas, pinturas y el resto de materiales arqueológicos encontrados.

A la fecha los restos humanos más antiguos en América son los pertenecientes a la llamada "mujer de Naharón", de 11.600 años de antigüedad, los cuales fueron hallados en un cenote del estado mexicano de Quintana Roo.

Fuente:Enlace

ABC Ciencia

14 de septiembre de 2011

La primera huella de dinosaurio que preserva un esqueleto completo

  • El fósil fue descubierto en el desierto del Gobi (Mongolia) en 1965
El rectángulo señala la huella. | Cretaceous Research.

El rectángulo señala la huella. | Cretaceous Research.

El estudio de un esqueleto de dinosaurio de más de 80 millones de años de antigüedad ha revelado que sus huesos estaban encajonados en una única huella. Los paleontólogos creen que el reptil, un Protoceratops, quedó atrapado durante una inundación y acabó enterrado en su propia huella.

Los expertos de la Academia Polaca de las Ciencias, en donde el esqueleto de dinosaurio lleva guardado casi medio siglo, se dieron cuanta de la existencia de una huella única cuando se preparaban para exhibir al animal por primera vez.

Al ver la gigante huella en la que estaba preservado decidieron estudiarla, y el resultado determinó que se trataba de una marca del propio Protoceratops. Ante este hallazgo, los expertos defienden el estudio de los restos que acompañan a los fósiles porque, según han apuntado, "podrían contener indicios de cómo vivían estos".

Según se explica en el trabajo, publicado en la revista 'Cretacious Research', el dinosaurio fue descubierto en el desierto del Gobi (Mongolia) en 1965 y ha estado almacenado desde entonces en la Academia Polaca de las Ciencias.

El desierto de Gobi es una auténtica mina para los paleontólogos. Allí se han encontrado numerosos fósiles de dinosaurios en buen estado de conservación. Los fósiles de Protoceratops son bastante comunes en esa zona por lo que en principio, el hallazgo de los restos de este ejemplar no parecían particularmente.

Fuente:

El Mundo Ciencia

3 de agosto de 2011

¿Por qué los gemelos idénticos no tienen las mismas huellas digitales?

En la formación de las huellas no sólo interviene la herencia genética, sino que son el resultado de la interacción de la información genética con el medio ambiente.

Las diferentes huellas dactilares, como la diferente distribución de las manchas en la piel de animales clonados, son dos ejemplos claros de que la información codificada en nuestros genes no es inalterable. Es como la partitura de una sinfonía, la música está escrita, pero existe un margen de interpretación que puede dar lugar a un concierto mediocre o simplemente inolvidable. De la misma forma, la información de los genes puede ser interpretada de diferentes maneras.

En el desarrollo de las huellas dactilares en el embarazo influyen factores como la presión sanguínea

Los gemelos idénticos comparten exactamente la misma herencia genética, es decir, los mismos genes, porque proceden de un único embrión que por diversas causas se divide dando lugar a dos individuos. Sin embargo, desde el mismo momento de la división, pasan a ser dos seres diferentes y cada uno interacciona de forma distinta con el medio que le rodea, es decir, pueden tener experiencias muy distintas. En el desarrollo de las huellas dactilares durante el embarazo influye de forma determinante la presión, tanto del líquido amniótico como la propia sanguínea del feto o el contacto con otras partes del cuerpo. Simplemente una diferente posición en el útero da lugar a diferentes presiones. Eso hace que la disposición de las crestas papilares adopte una distribución distinta que determina la aparición de huellas diferentes. Es por esta misma razón por la que no tenemos las mismas huellas en todos los dedos.

De la misma forma, las manchas de color en los animales no vienen determinadas exclusivamente por la herencia genética. La migración de los melanocitos, las células responsables de la pigmentación, se produce durante la gestación y en cada individuo los diferentes factores que controlan esta migración inter-accionan de forma distinta. Por esa razón los animales clonados, aunque comparten una misma información genética, presentan una piel en la que la distribución de las manchas puede ser muy diferente.

Nuestro fenotipo, es decir, la apariencia que tenemos y manifestamos, es el resultado de la traducción de nuestra herencia genética o genotipo. Pero esta traducción no es inamovible. La manifestación de los genes puede estar condicionada por diferentes circunstancias medioambientales. Cuando hablamos de factores medioambientales no debemos pensar exclusivamente en factores climáticos, hay que entenderlo desde una perspectiva mucho más amplia. No sólo son factores externos como la luz, la temperatura o la presión; también influyen de manera muy directa factores determinados por el ambiente interno del propio individuo. El sexo es posiblemente uno de los más relevantes y que actúa dando lugar a diferentes factores hormonales. También los niveles de nutrientes o elementos químicos pueden modular la expresión de los genes. Todos estos factores, de forma independiente o interactuando ente ellos, dan lugar a que un determinado gen entre o no en funcionamiento, y en caso de que se active, que lo haga a diferentes niveles haciendo que la información genética se desvíe en una u otra dirección. Por eso, en temas de salud, se habla tanto de enfermedades relacionadas con el estilo de vida.

La manifestación de los genes puede estar condicionada por circunstancias medioambientales

La epigenética es el término que se creó para referirse a todos los mecanismos que relacionan la herencia genética con el medio ambiente y que, sin modificar la secuencia de los genes, influyen en su expresión.

Los mecanismos de actuación de la epigenética aún no se conocen plenamente. El más frecuente funciona creando marcas en los genes de tal forma que un gen marcado de una forma determinada sufre un proceso llamado de silenciamiento. Este mecanismo tiene lugar durante el desarrollo embrionario y en muchos casos sigue una pauta concreta. Así, un determinado gen se silencia en un tejido y no en otro, con lo que se logra que un mismo gen tenga diferentes manifestaciones. Este mecanismo perfectamente establecido es heredable, pero también puede ser alterado por una condición ambiental, que de alguna forma modula la información genética dando lugar a los distintos fenotipos.

Fuente

Público

20 de julio de 2011

Los bípedos pioneros del Pleistoceno

Las huellas de 'Australopithecus' de hace 3,7 millones de años halladas en Tanzania revelan que apoyaban su pie como los 'sapiens'.


En Laetoli, muy cerca del Serengueti, unos ancestros humanos, los 'Australopitecus afarensis', dejaron impreso un rastro de 70 huellas hace casi cuatro millones de años que indican que aquellos primates eran capaces de andar sobre sus dos pies.

Ahora, un equipo de científicos británicos, dirigidos por Robin Crompton, de la Universidad de Liverpool, han aplicado la tecnología láser para revelar cómo se movían aquellos primates y han descubierto que su forma de caminar era totalmente erguida verticalmente y que apoyaban su pie casi de forma idéntica a los humanos modernos.

El trabajo, publicado en la revista británica 'Journal of The Royal Society', retrasa en casi dos millones de años el momento en el que se inició esta forma de andar, que se atribuía al género 'Homo'.

El bipedismo fue, según muchos especialistas, el primer gran salto evolutivo que experimentó el largo camino de la evolución humana y por ello esas huellas, patrimonio de la Unesco, se conservan desde que fueran descubiertas en 1976 por la paleoantropóloga británica Mary Leakey.

En la Universidad de Liverpool, han logrado recrear 11 de las pisadas mejor conservadas, que dejaron tres individuos de 'Australopithecus', de la misma especie que la famosa 'Lucy' etíope, hace 3,7 millones de años. Gracias a un programa informático desarrollado por el equipo, los científicos compararon las huellas con las de bonobos, orangutanes y hombres modernos.

Aseguran que fue una auténtica sorpresa comprobar que congéneres de Lucy andaban tan verticales, en lugar de algo encorvados como otros simios, y que apoyaban su dedo gordo del pie, exactamente como nosotros.

Además, esta forma de caminar no se correspondería con las características de su cuerpo, puesto que tenían las piernas cortas en proporción con el torso. Puesto que se cansarían pronto de caminar erguidos, se cree que sólo fue un modo eficaz de desplazarse en distancias cortas.

Sin embargo, fue el inicio de un largo caminar evolutivo que acabó proporcionándonos las piernas con las que los humanos salimos de África y que nos dejó las manos libres para otros menesteres, como utilizar herramientas y conseguir más comida.

La hipótesis de Crompton, según explica a ELMUNDO.es, es que el proceso de bipedismo comenzó mucho antes, hace unos 20 millones de años, en monos que vivían en los árboles y empezaron a adaptar sus cuerpos para conseguir más frutas de los árboles.

Fuente:

El Mundo Ciencia

13 de junio de 2011

China oculta un tesoro de miles de huellas de dinosaurios

Martin G. Lockley, junto a un rastros de dinosaurios en China.| M.L.

Martin G. Lockley, junto a un rastros de dinosaurios en China.| M.L.

La carrera científica de Martín Lockley tuvo su primer giro importante el día que un alumno suyo de la Universidad de Colorado le llevó a ver la huella de un dinosaurio que había encontrado en una mina de carbón cercana a Denver (Estados Unidos). Hoy, este galés está considerado uno de los mayores expertos del mundo en icnitas (huellas fósiles) de los animales del Jurásico y ha logrado reunir la mayor colección del mundo, copias de 2.500 rastros, en un museo en su universidad.

Lockley, que ha visitado recientemente Dinópolis (Teruel) para trabajar conjuntamente con sus responsables científicos, ha centrado su búsqueda en los últimos años en China, donde tiene abiertos en la actualidad 50 yacimientos con sus colegas chinos. "Allí ya he trabajado en mitad de las provincias porque es impresionante la cantidad y la calidad de los hallazgos. Algunas huellas tienen hasta impresiones de la piel del dinosaurio", afirma en una entrevista con ELMUNDO.es.

En uno de los últimos viajes, en septiembre de 2010, en Shaanxi, donde en 1929 se encontró la primera huella de dinosaurio, logró 'mapear' hasta 12 rastros diferentes de estegosaurios. En Liaioning, otra región fosilera, afirma que "hay un lugar con tantas huellas de ave que los locales la llaman 'Pozo de oro'".

Hallazgo en una mina

El paleontólogo llegó a Colorado con la intención de estudiar fósiles del Ordovícico, como los trilobites, casi 300 millones de años antes de que aparecieran los dinosaurios. Pero después de visitar la mina de Denver, y tener éxito con el artículo que publicaron, sus intereses fueron cambiando.

"En los 80 poca gente buscaba estas icnitas. Pero son muy interesantes porque permiten averiguar cosas sobre su comportamiento que no nos dicen los fósiles. Por ejemplo, determinar su velocidad. Hoy sabemos que podían correr 100 metros en 10 segundos, como Bolt. Antes de conocer sus rastros, se pensaba que eran lentos y pesados", explica.

También permitieron averiguar que iban en manadas, como hoy lo hacen casi todos los herbívoros, lo que indica un comportamiento social determinado. Incluso sirvieron para confirmar que habían sido animales de sangre caliente, porque corrían como las avestruces e incluso algunos volaban.

Desde aquellos inicios Lockley ha estudiado más de 12.000 rastros, algunos de ellos tienen hasta un millar de huellas, como los que ha descubierto en Colorado (EE. UU.). Los más interesantes ha conseguido exponerlos en el Museo de las Huellas en su ciudad, donde la mitad son originales y la otra mitad copias.

"Aunque ya había estado antes, fue en el año 2000 cuando empecé a trabajar fuerte en China, pero compaginándolo con proyectos en otros lugares, como Teruel ó Muja (Asturias) porque la paleontología es global", apunta.

Curiosamente, en estos momentos reconoce que está dando una nueva vuelta de tuerca a sus investigaciones: compagina sus trabajos con fósiles con otros sobre la evolución de la conciencia en el ser humano, cuyas tesis acaba de publicar, en inglés, en su libro "The evolution of conscience".

Asegura que una de las conclusiones científicas más importantes a la que ha llegado es que la evolución de las especies no es lineal, "sino en espiral" y que "hay patrones paralelos en escalas de 50 a 100 millones de años, así que es difícil que se evolucione por adaptación a la presión externa, como decía Darwin, sino que hay poderosas fuerzas biológicas internas".

Pero este es un camino relativamente nuevo para el investigador, que continúa viajando por el mundo, rastreando los lugares por donde hace más de 65 millones de años se movían aquellos legendarios gigantes.

Fuente:

El Mundo Ciencia

6 de diciembre de 2010

Ancash: Pisadas de donosaurios a 4000 m de altura

Las descubrieron en la Cordillera de los Andes en Ancash (Perú). Las descubrieron en la cordillera de los Andes, en Perú. En el equipo de investigadores trabajaron dos integrantes del Centro Paleontológico Los Barreales, ubicado en Neuquén (Argentina)



Las huellas del paseo de un enorme dinosaurio carnívoro fueron descubiertas en la cordillera peruana a más de 4.000 metros de altura. Se trata de una caminata que quedó grabada en lo que ahora es un enorme cerro pero que hace 110 millones de años fue una planicie donde hubo otros muchos dinosaurios, de los cuales también se encontraron huellas.

Dos investigadores del Centro Paleontológico Los Barreales de Neuquén trabajaron en el "mapeo" de las pisadas junto a científicos peruanos bajo la tutela de Carlos Vildoso.

"Se podría decir que es el registro de huellas de dinosaurios más altas del mundo, algunas superan los 4.300 metros y otras, de dinosaurios saurópodos, en niveles a 5.100 metros sobre el nivel del mar", explicó el paleontólogo Jorge Calvo en un documento que denominó "Huellas de Dinosaurios en el cielo del mundo".

"Este yacimiento de huellas de dinosaurios hallado en el Perú bate todos los récords, no sólo por la calidad excepcional de las mismas, sino por la altura en la que se encuentran", agregó el director del Centro Paleontológico Los Barreales.

El yacimiento se encuentra en la Cordillera de los Andes en la zona de Ancash a unos 400 kilómetros al noreste de Lima.

El estudio se hizo "en un paisaje de ensueño un clima cambiante en pocos minutos: sol, lluvia, granizo y nieve".

Las huellas son de gran importancia científica y turística, afirmó Calvo.

El paleontólogo y su colega Juan Porfiri fueron encomendados a la dura tarea, en conjunto con el equipo peruano liderado por el licenciado Carlos Vildoso.

Los esfuerzos tuvieron su premio. "Se pudieron mapear varios sitios. Las huellas fueron dejadas por dinosaurios que caminaron en la costa de la Pacífico hace más de 110 millones de años en lo que es hoy la cordillera del Perú", comentó el investigador.

"Los movimientos tectónicos y el choque de placas hizo que estas rocas depositadas en forma horizontal hoy estén verticales y puestas como en cuadro para los turistas", graficó.

El sitio esta siendo protegido por la empresa minera Anatamina y su fundación Anacash que a través del gobierno peruano ha decido hacerse cargo no sólo de la preparación y mantenimiento de las mismas, su valoración turística sino también de la investigación científica y el desarrollo de un parque Paleontológico. El parque será por demás llamativo, a más de 4000 metros de altura del nivel del mar. El mismo se complementaría con circuitos alternativos biológicos naturales, y arqueológicos como el importante yacimiento de la Cultura preincaica Chavin.

"Las huellas mas espectaculares corresponden a la caminada de un dinosaurio carnívoro cuya pata es de 86 centímetros, algo así como la dejada por un Giganotosaurus o un pariente cercano", detalló Calvo.

"El yacimiento de huellas se desarrolla sobre varios kilómetros y en varios niveles pegados a una carretera que une la ciudad con la mina" dijo. Se "necesitará de muchos paleontólogos para comenzar con sus estudios", añadió el investigador.

Fuente:

Río Negro

9 de agosto de 2010

La historia del hombre en dos pasos


Me complace comparar dos fotografías: las de las huellas de los australopitecos encontradas en cenizas volcánicas en Tanzania, que datan de tres millones y medio de años, y las de los primeros hombres que hollaron con su pie el suelo de la Luna, en el curso de la misión Apolo.


Si yuxtaponemos ambas fotos, disponemos, en resumen, de una visión completa de la historia de la humanidad: el camino que va desde las cenizas de Tanzania al polvo de la Luna en tres millones y medio de años.


Fuente:


30 de julio de 2010

Encuentran las huellas de reptil más antiguas

Hace 300 millones de años


Huellas fosilizadas de reptil. | University of London/Bristol

Huellas fosilizadas de reptil. | University of London/Bristol

En los acantilados de la bahía de Fundy, New Brunswick, en la actual costa este de Canadá, se han encontrado huellas de reptiles de 318 millones de antigüedad. El hallazgo indica que estas criaturas fueron los primeros conquistadores del interior del continente y pusieron las bases de los diversos ecosistemas que se encuentran hoy en día.

Las primitivas huellas fueron encontradas por Howard Falcon-Lang, de la Universidad de Londres. Los resultados del estudio, llevado a cabo con colegas canadienses y de la Universidad de Bristol, se han publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.

El mismo equipo ya había descubierto las huellas más antiguas de reptiles en 2007 en otro área de New Brunswick. El actual hallazgo parece ser de la misma época o incluso más antiguo.

El hallazgo corrobora la teoría previa de que los reptiles fueron los primeros 'colonos' de tierras interiores secas, al no tener que regresar al agua para reproducirse, como ocurre con sus primos anfibios. Las rocas en las que se han encontrado las pisadas fosilizadas muestran que los reptiles vivieron en los cauces secos de ríos a cientos de kilómetros del mar.

"Las huellas datan del periodo Carbonífero, cuando existía sólo un supercontinente -Pangea- y la vida se restringía a los pantanales costeros. Cuando los reptiles aparecieron en escena, superaron las fronteras y conquistaron el seco interior continental", explica el investigador Benton.

Fuente:

El Mundo Ciencia

15 de febrero de 2007

Confirman que son de dinosaurio huellas encontradas en Puebla


En la desértica región de San Juan Raya, municipio de Zapotitlán Salinas, Puebla, sitio conocido internacionalmente por ser un importante yacimiento de fósiles, un lugareño encontró en diciembre de 2006 las huellas de dinosaurio de 65 a 110 millones de años de antigüedad, confirmó el doctor en biología Oscar Polaco Ramos.

El subdirector de laboratorios y apoyo académico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, informó que se localizaron por lo menos 40 huellas de al parecer tres diferentes especies de animales prehistóricos que transitaron por la zona para beber agua en un cuerpo lacustre existente hace millones de años.

El especialista precisó que estas huellas se suman a las 30 encontradas en mayo de 2006 ­ubicadas aproximadamente a 30 kilómetros de distancia­, pero con la diferencia de que éstas muestran tres dedos.

Las primeras, explicó, eran redondas y en su momento fueron estudiadas por el investigador del Instituto de Geología de la UNAM, Jerjes Pantoja Alor, quien consideró que los restos pudieron ser de apatosaurios, también llamados brontosaurios.

Son un tipo de dinosaurios herbívoros de 30 a 40 toneladas de peso y 20 metros de largo, de cabeza pequeña, cuello muy largo (apto para alimentarse de brotes y hojas tiernas de la parte alta de los árboles) y patas muy pesadas.

Oscar Polaco comentó que el INAH aún no puede establecer el tipo de dinosaurio al que corresponden las huellas encontradas en diciembre pasado.

En busca de la especie

Destacó que de común acuerdo entre los pobladores de San Juan Raya y el Centro INAH-Puebla, existe la propuesta de que el paleontólogo Rubén Rodríguez de la Rosa, en breve realice los estudios para determinar la especie a la que corresponde el dinosaurio.

"Por el momento podemos confirmar que sí son huellas de dinosaurios que habitaron durante el cretácico inferior (65 a 110 millones de años)", apuntó el especialista al precisar que las pisadas están bien conservadas y marcan una secuencia de la ruta que siguieron los animales.

Estimó que cada huella tiene una dimensión de 30 a 60 centímetros de largo y ancho, y 15 centímetros de espesor. Los vestigios fósiles se encuentran en una superficie que fue la ladera de un río y que hoy es una área seca y rocosa.

Agregó que para la adecuada protección de las huellas se requiere también la intervención de un ingeniero hidráulico que evite que el agua que pasa por el sitio donde se encontraron las pisadas se afecte.

Aunque las huellas se localizan en tierras ejidales, dijo, la comunidad está dispuesta a colaborar con las autoridades para continuar las investigaciones y saber a qué tipo de dinosaurio corresponden, con la idea de exhibirlas junto al banco de Turritelas que se muestran al turismo en el Museo del Jardín Botánico de Zapotitlán.

Tomado de:

La Jornada de México

6 de febrero de 2007

Hallan huellas de un megamamífero

Hallan huellas de un mega-mamífero

Las encontraron en Monte Hermoso (Argentina). Serían de un ejemplar de Scelidotherium.

Gabriel Bermúdez BAHIA BLANCA. ESPECIAL
bahiablanca@clarin.com

Un nuevo hallazgo de huellas —aparentemente de Scelidotherium— en la zona oeste de la ciudad balnearia, frente al Camping Americano, fueron encontradas el fin de semana pasado por integrantes del Museo de Ciencias Naturales de Monte Hermoso.

En la zona también afloran huellas humanas de 7.000 años de antigüedad, restos de hombres milenarios y ahora estas pisadas gigantes en un sector que nunca se había dejado observar, dado que el lugar es tapado dos veces al día por la marea, manteniéndose hasta ahora cubierto por arena.

El avistaje fue realizado por el Jefe del Museo Municipal de Ciencias Naturales, Vicente Di Martino, y Natalia Sánchez, integrante de esta institución que se dedica desde hace años al hallazgo y conservación de fósiles en Monte Hermoso.

"Hace algunos años, había sido avistada una gran rastrillada, también de un posible Scelidotherium, que fueron descriptas en su oportunidad por el doctor Rodolfo Casamiquela, a unos mil metros al este del nuevo hallazgo", relató Vicente Di Martino.

El jefe del museo acotó que con el transcurso de los años, se han borrado, pero destacó que, en otra oportunidad, se logró avistar una rastrillada del gran mamífero del cuaternario. "Observamos la rastrillada de un Megatherium; cada huella que encontramos medía 90 centímetros", sostuvo Di Martino.


El reciente hallazgo, ubicado frente al sector de costa, a unos cinco kilómetros al oeste del centro de Monte Hermoso, se trata de huellas dejadas impresas en una zona barrosa muy posiblemente por un mamífero herbívoro de gran talla conocido como Scelidotherium, que es un ejemplar autóctono de América del Sur.

La rastrillada está compuesta por nueve improntas o pisadas a las que, a la brevedad, se les sacarán copias para posteriormente exponer su reproducción en el futuro salón del Museo de Ciencias Naturales, que estará ubicado en el edificio municipal de Avenida Bahía Blanca.

El género Scelidotherium fue creado en 1839 por el paleontólogo inglés Richard Owen, basándose en restos fósiles coleccionados por Charles Darwin en los alrededores de Bahía Blanca.

La longitud total de Scelidotherium era de unos 2,9 metros, siendo frecuente el hallazgo de sus restos en los sedimentos del Pleistoceno en la provincia de Buenos Aires.

Los miembros anteriores terminan en una mano grande, pentadáctila, con los dígitos II y III portando fuertes garras envainadas. En el miembro posterior, solo los dígitos III, IV y V son funcionales, el III terminado en una fuerte garra.

Fuente:

El Clarín

El siglo de Torreón
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