Las huellas de 'Australopithecus' de hace 3,7 millones de años halladas en Tanzania revelan que apoyaban su pie como los 'sapiens'.
En Laetoli, muy cerca del Serengueti, unos ancestros humanos, los 'Australopitecus afarensis', dejaron impreso un rastro de 70 huellas hace casi cuatro millones de años que indican que aquellos primates eran capaces de andar sobre sus dos pies.
Ahora, un equipo de científicos británicos, dirigidos por Robin Crompton, de la Universidad de Liverpool, han aplicado la tecnología láser para revelar cómo se movían aquellos primates y han descubierto que su forma de caminar era totalmente erguida verticalmente y que apoyaban su pie casi de forma idéntica a los humanos modernos.
El trabajo, publicado en la revista británica 'Journal of The Royal Society', retrasa en casi dos millones de años el momento en el que se inició esta forma de andar, que se atribuía al género 'Homo'.
El bipedismo fue, según muchos especialistas, el primer gran salto evolutivo que experimentó el largo camino de la evolución humana y por ello esas huellas, patrimonio de la Unesco, se conservan desde que fueran descubiertas en 1976 por la paleoantropóloga británica Mary Leakey.
En la Universidad de Liverpool, han logrado recrear 11 de las pisadas mejor conservadas, que dejaron tres individuos de 'Australopithecus', de la misma especie que la famosa 'Lucy' etíope, hace 3,7 millones de años. Gracias a un programa informático desarrollado por el equipo, los científicos compararon las huellas con las de bonobos, orangutanes y hombres modernos.
Aseguran que fue una auténtica sorpresa comprobar que congéneres de Lucy andaban tan verticales, en lugar de algo encorvados como otros simios, y que apoyaban su dedo gordo del pie, exactamente como nosotros.
Además, esta forma de caminar no se correspondería con las características de su cuerpo, puesto que tenían las piernas cortas en proporción con el torso. Puesto que se cansarían pronto de caminar erguidos, se cree que sólo fue un modo eficaz de desplazarse en distancias cortas.
Sin embargo, fue el inicio de un largo caminar evolutivo que acabó proporcionándonos las piernas con las que los humanos salimos de África y que nos dejó las manos libres para otros menesteres, como utilizar herramientas y conseguir más comida.
La hipótesis de Crompton, según explica a ELMUNDO.es, es que el proceso de bipedismo comenzó mucho antes, hace unos 20 millones de años, en monos que vivían en los árboles y empezaron a adaptar sus cuerpos para conseguir más frutas de los árboles.
Fuente: