La dispersa y fragmentada aparición de restos fósiles de humanos y
especies próximas a lo largo de las últimas décadas plantea múltiples
interrogantes. ¿Cómo evolucionamos hasta llegar a ser el hombre moderno?
¿Somos los neandertales, con los que convivimos miles de años en Europa, y los humanos modernos la misma especie?
Hasta hace algún tiempo solo podíamos contar con la forma de los restos
fósiles encontrados así como con los objetos que fabricaron. Ahora la
genética molecular comienza a arrojar luz sobre este complejo puzzle.
El descubrimiento de los primeros restos de neandertales
ocurrió hace mucho. En 1856 fueron encontrados en el valle alemán de
Neander y estudiados por el anatomista Hermann Schaafhausen. Esto
sucedió 3 años antes de que Darwin publicara El Origen de las Especies. Pensar que los hombres descendíamos de esa especie o que teníamos un antepasado común
resultaba inadmisible. Durante mucho tiempo ni siquiera estuvo claro
que pertenezcamos a distintas especies, aunque la respuesta más aceptada
hoy es que no.
Los neandertales vivieron en Europa desde hace unos 250.000 años hasta unos 30.000. Se han encontrado restos de unos 400 individuos.
Eran más bajos y robustos con unas cejas prominentes, frente baja y una
capacidad craneal similar a la nuestra, aproximadamente litro y medio.
Produjeron herramientas
fabricadas en sílex y cuarcita como puntas talladas. Convivieron en
Europa durante unos miles de años con los humanos modernos que emigramos
de África mucho después y quizá fuimos la causa de su extinción.
Ernst Mayr definió en los 40 el concepto biológico de especie. Dos individuos pertenecen a la misma especie cuando puden cruzarse y tener un descendiente que también es fértil.
Así, cuando varios individuos de un especie se separan por un accidente
geográfico como un río, siguen reproduciéndose por separado. Llega un
momento en el que difícilmente pueden aparearse entre sí miembros de los
dos grupos y tener un cría fértil. Entonces se dice que pertenecen a
especies distintas. A veces pueden aparearse y tener una cría fértil,
pero menos adaptada y el cruce de especies no forma una especie nueva.
¿Qué ocurrió con los neandertales y humanos? Con restos fragmentarios hemos conseguido un borrador del genoma
de los neandertales. Resulta que los humanos europeos y asiáticos pero
no africanos tenemos algo del genoma de los neandertales. Es decir, en
algún momento, hace unos 40.000 años, siquiera en una ocasión las dos
especies se cruzaron en algún lugar de Europa o Asia. Pero continuaron
siendo especies distintas. El experimento no prosperó y los restos fósiles muestran a las claras la separación.
En un interesante artículo, Todo ocurrió antes,
se explican los detalles de las fechas de los restos fósiles. En los
últimos años la genética molecular está aportando una gran claridad a la
evolución de las especies y entre otros conceptos se usa el del reloj
biológico. Si conocemos el genoma de dos especies podemos encontrar las
distintas mutaciones que hay entre ellas. Si sabemos la velocidad a la
que se producen las mutaciones podemos calcular hace cuánto tiempo se separaron
o tuvieron un antecesor común. Esto nos ha llevado a datar los hechos
de nuestra evolución y compararlos con las dataciones hechas por los
paleoantropólogos. La secuencia es muy interesante.
Nos separamos de los macacos hace unos 30 millones de años. De los
chimpancés hace unos 5 millones de años. De los neandertales hace medio
millón de años. Los bosquimanos y el resto de los africanos hace 200.000
años. Los humanos que salieron de África lo hicieron en oleadas que
comenzaron hace unos 100.000 años. Los europeos y asiáticos se separaron
hace unos 50.000 años.
La fascinante historia de la evolución humana
comienza a explicarse poco a poco en base a los restos de ADN que se
pueden extraer de los restos fósiles que hemos ido dejando.
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