Un macroestudio identifica 31 tradiciones que se transmiten en las sociedades de estos simios y que podrían perderse para siempre por el impacto de los humanos.
Era otoño de 1960 cuando aquella joven sin estudios observó lo impensable: un chimpancé, David Greybeard, había doblado una rama y le había quitado sus hojas para pescar termitas con ella. Cuando el hallazgo de Jane Goodall se hizo público, los titulares de los periódicos no tuvieron dudas: obligaba a replantearse lo que significa ser humano. Hacer herramientas ya no era la característica que definía al sapiens frente al resto del reino animal. Los chimpancés,
tan inteligentes y adaptables, habían desarrollado esta habilidad y se
la transmitían entre ellos. Conocerles mejor a ellos nos ayudaba a
conocernos a nosotros mismos.
Medio siglo después, en 2011, el chimpancé Nick cogió un puñado de musgo, lo sumergió en un pozo natural y, a modo de esponja, escurrió el agua en su boca para beber. Solo tres años después más de la mitad de los miembros de la comunidad de Nick,
el macho alfa, bebía agua de esta forma. También había testigos: la
primatóloga Catherine Hobaiter y su equipo, que habían asistido al
nacimiento de una nueva tradición cultural en Uganda, la última de estas
conductas que se han conocido desde los primeros hallazgos de Goodall.
Beber empapando musgo y no usando hojas a modo de cuchara es una de las
técnicas, conductas o ritos que conocemos de los chimpancés. El mayor
estudio que se ha realizado nunca para conocer el mundo cultural de los
chimpancés, recién publicado, ha registrado en total 31 de estas
manifestaciones culturales que aprenden y se transmiten entre ellos, sin
que se trate de un comportamiento inscrito en sus genes.
Pero todas esas tradiciones culturales están en peligro. Podrían
desaparecer, con toda su riqueza y sus importantes claves para el
conocimiento de los grandes simios, pero también de la evolución humana.
Esa es la principal conclusión de este ambicioso estudio, que ha
llevado a los científicos a estudiar 144 comunidades de chimpancés
salvajes en 15 países africanos durante nueve años. Allí donde la
presión humana es mayor, se derrumba la probabilidad de que los
chimpancés desarrollen y conserven una tradición cultural propia, según publican en la revista Science.
Lea el artículo completo en: El País (Ciencia)
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11 de junio de 2019
25 de marzo de 2018
Así experimentó con humanos y animales la industria del automóvil para 'probar' que el diésel no es dañino
Veinticinco hombres y mujeres, diez monos macacos y un coche
Volkswagen (VW) modelo escarabajo. La poderosa industria automovilística
alemana vuelve a estar en el lado oscuro de la crónica, esta vez por
haber financiado a través de una asociación afín experimentos con personas y animales destinados a demostrar que la inhalación de los gases emitidos por sus vehículos diésel no eran perjudiciales para la salud.
La revelación ya se ha cobrado la primera cabeza. La dirección de VW aceptó ayer la dimisión de su apoderado general y director de Relaciones Internacionales y Desarrollo Sostenible, Thomas Steg. Horas antes de poner su puesto a disposición, Steg dijo sentirse "avergonzado" por lo ocurrido. "No tenía que haber sucedido", dijo el ejecutivo ante este nuevo golpe a la credibilidad de la industria automotriz tras el caso de los motores trucados y las acusaciones de cártel de la Comisión Europea para ahorrar costes en la eliminación de los gases nocivos del diésel.
La presión a los fabricantes alemanes desde que el diario estadounidense 'The New York Times' destapara el caso hace una semana ha ido subiendo hasta alcanzar a la propia Cancillería. "Esos experimentos no tienen ninguna justificación ética ni científica y obliga a formular preguntas críticas a todos los responsables. Lo que tienen que hacer los fabricantes de automóviles con las emisiones es reducirlas y no pretender demostrar que no son dañinas con ayuda de experimentos con monos y hasta con seres humanos", ha afirmado el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, como reacción a una polémica que se agranda como una bola de nieve aunque los ensayos de laboratorio en cuestión, en Alemania y Estados Unidos, se realizaron de acuerdo a la legislación vigente.
Los científicos de Aquisgrán optaron testar con humanos. Se seleccionó a 25 personas voluntarias, sanas y con enfermedades respiratorias. Durante cuatro horas se prestaron a inhalar dióxido de nitrógeno (NO2) para determinar los efectos del gas en el sistema respiratorio y circulatorio. Uno de los participantes en el experimento, asmático, ha asegurado bajo condición de anonimato que nunca se sintió mal o tuvo dificultades para respirar. "Era aire limpio", dijo. Y es que según explicó Steg, "los voluntarios fueron expuestos a concentraciones muy por debajo de lo normal en muchos puestos de trabajo".
En EEUU, los experimentos transcurrieron de forma diferente. Los científicos estadounidenses propusieron también hacer las pruebas con humanos, pero VW prefirió en este caso que fuera con animales. Y el LRRI tiene sobrada experiencia con animales. Ubicado en la Base de la Fuerza Aérea de Kirtland (Ohio), el LRRI dispone de las instalaciones más grandes y mejor equipadas del mundo para la investigación respiratoria. Gracias a sus estrechos lazos militares, está autorizada a trabajar con virus y bacterias mortales en busca de vacunas que protejan el pueblo y ejército estadounidense de armas de destrucción masiva. Esta compañía biomédica, con más de 200 clientes, un millar de científicos y otros tantos monos, ratas y conejos para la investigación, sometió en 2014 a 431 macacos a experimentos controvertidos con dolor o sufrimiento no aliviado, incluida la infección de la peste e inhalación de materiales tóxicos y radiactivos. Desde entonces ha sido denunciada en seis ocasiones por violar el Acta de bienestar Animal. En 2011 pagó por ello 21.000 dólares de multas.
Lea el artículo completo en:
El Mundo Ciencia
La revelación ya se ha cobrado la primera cabeza. La dirección de VW aceptó ayer la dimisión de su apoderado general y director de Relaciones Internacionales y Desarrollo Sostenible, Thomas Steg. Horas antes de poner su puesto a disposición, Steg dijo sentirse "avergonzado" por lo ocurrido. "No tenía que haber sucedido", dijo el ejecutivo ante este nuevo golpe a la credibilidad de la industria automotriz tras el caso de los motores trucados y las acusaciones de cártel de la Comisión Europea para ahorrar costes en la eliminación de los gases nocivos del diésel.
La presión a los fabricantes alemanes desde que el diario estadounidense 'The New York Times' destapara el caso hace una semana ha ido subiendo hasta alcanzar a la propia Cancillería. "Esos experimentos no tienen ninguna justificación ética ni científica y obliga a formular preguntas críticas a todos los responsables. Lo que tienen que hacer los fabricantes de automóviles con las emisiones es reducirlas y no pretender demostrar que no son dañinas con ayuda de experimentos con monos y hasta con seres humanos", ha afirmado el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, como reacción a una polémica que se agranda como una bola de nieve aunque los ensayos de laboratorio en cuestión, en Alemania y Estados Unidos, se realizaron de acuerdo a la legislación vigente.
El origen de los experimentos
El nuevo episodio del 'thriller' que protagoniza desde hace varias temporadas la industria automotriz alemana se remonta a 2014, un año antes de que estallara el escándalo de los motores trucados por el que VW se enfrenta a un proceso en EEUU en el que ya se ha declarado culpable de fraude y conspiración con un coste de más de 26.000 millones de dólares en multas. Fue entonces cuando la llamada "Asociación Europea de Estudios sobre la Salud y el Medio Ambiente en el Transporte" (EUGT, por sus siglas en alemán), un 'think thank' fundado por VW, Daimler, BMW y el fabricante de componentes automovilísticos Bosch, decide apuntalar las matriculaciones de vehículos diésel con estudios que demostraran la "limpieza" de los nuevos motores. Se eligieron los dos principales mercados y dos centros de renombre, la Policlínica de Aquisgrán (Alemania) y el Instituto Lovelace de Investigación Respiratoria (LRRI), con sede en Alburquerque, EEUU.Los científicos de Aquisgrán optaron testar con humanos. Se seleccionó a 25 personas voluntarias, sanas y con enfermedades respiratorias. Durante cuatro horas se prestaron a inhalar dióxido de nitrógeno (NO2) para determinar los efectos del gas en el sistema respiratorio y circulatorio. Uno de los participantes en el experimento, asmático, ha asegurado bajo condición de anonimato que nunca se sintió mal o tuvo dificultades para respirar. "Era aire limpio", dijo. Y es que según explicó Steg, "los voluntarios fueron expuestos a concentraciones muy por debajo de lo normal en muchos puestos de trabajo".
En EEUU, los experimentos transcurrieron de forma diferente. Los científicos estadounidenses propusieron también hacer las pruebas con humanos, pero VW prefirió en este caso que fuera con animales. Y el LRRI tiene sobrada experiencia con animales. Ubicado en la Base de la Fuerza Aérea de Kirtland (Ohio), el LRRI dispone de las instalaciones más grandes y mejor equipadas del mundo para la investigación respiratoria. Gracias a sus estrechos lazos militares, está autorizada a trabajar con virus y bacterias mortales en busca de vacunas que protejan el pueblo y ejército estadounidense de armas de destrucción masiva. Esta compañía biomédica, con más de 200 clientes, un millar de científicos y otros tantos monos, ratas y conejos para la investigación, sometió en 2014 a 431 macacos a experimentos controvertidos con dolor o sufrimiento no aliviado, incluida la infección de la peste e inhalación de materiales tóxicos y radiactivos. Desde entonces ha sido denunciada en seis ocasiones por violar el Acta de bienestar Animal. En 2011 pagó por ello 21.000 dólares de multas.
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El Mundo Ciencia
25 de diciembre de 2015
El semen del chimpancé es más fuerte que el humano
El primer análisis en detalle del cromosoma masculino Y de los chimpancés acaba de desvelar una evolución vertiginosa que diferencia al hombre de su pariente vivo más cercano, según desvela hoy un estudio en Nature. El trabajo echa por tierra las teorías que asumían que este paquete de ADN sufre una lenta pero constante pérdida de genes que hará que el sexo en humanos se determine de una forma distinta a la actual en unos 14 millones de años, un parpadeo en la evolución.
"Creemos que esa teoría no se sostiene", explica a Público Jennifer Hughes, investigadora del Instituto Tecnológico de Massachusetts y coautora del estudio. Su equipo acaba de demostrar que el cromosoma Y humano no ha perdido ni un solo gen desde que la especie se separó de los chimpancés en el árbol de la evolución, hace unos seis millones de años. También demuestran que los chimpancés sí han perdido muchos de esos genes hasta quedarse con un cromosoma Y muy diferente al de los hombres. Esto implica un cambio evolutivo en tiempo récord, mucho más rápido que el del resto de los genomas de ambas especies, muy similares.
Cambios evolutivos
La mayor parte de los cambios evolutivos encontrados se encuentran en zonas cuya función es producir esperma. Aunque los autores aún ignoran porqué, aventuran que gran parte podría deberse a los diferentes usos de apareamiento de monos y humanos.Los chimpancés tienen un sistema de apareamiento en el que muchos machos copulan con la misma hembra receptiva, explica Hughes. "Esto significa que la competición es intensa y sólo el macho que produce más y mejor esperma conseguirá fertilizar el óvulo y pasar su legado a la siguiente generación", detalla. A esto se suma que el cromosoma Y siempre tiene que bailar solo, pues es el único que no intercambia fragmentos de su ADN con otros cromosomas y sólo se renueva remezclando y duplicando fragmentos propios. El resultado, especulan los autores, es que, al priorizar la producción de esperma, los chimpancés han perdido genes que se han conservado en el hombre. A cambio, el cromosoma Y humano "tal vez esté más expuesto a cambios que borran genes de la fertilidad masculina", comenta Hughes. Su equipo analizará el cromosoma Y de otros primates como el macaco en busca de nuevas diferencias.
Un cromosoma que no es tan decadente
Algunos estudios señalan que el cromosoma Y humano sufre una lenta decadencia y pierde más de cuatro genes cada millón de años.Esto supondría que los humanos desarrollarían un nuevo sistema para determinar su sexo en unos 14 millones de años.
El nuevo estudio lo niega, tras comparar en detalle a humanos y chimpancés.
La investigación demuestra que el hombre no ha perdido ni un solo gen desde hace seis millones de años.
El trabajo añade que el cromosoma Y ha evolucionado mucho más rápido que los demás hasta ser muy diferente en ambas especies
Fuente:
Publico
30 de julio de 2014
Cine y ciencia: El planeta de los (falsos) simios
Un experimento genético con grandes simios les convierte en inteligentes pero también genera un virus que acaba con la mayor parte de los ciudadanos de Estados Unidos. Los simios, huyen al bosque en busca de un hogar y construyen allí su ciudad o fortaleza. Los humanos, atrincherados entre ruinas, buscan la manera de poner en marcha una presa hidroeléctrica, cuya central se ubica en el bosque donde habitan los simios. El conflicto está servido sobre la mesa.
Recreación de El planeta de los simios. Belén de Benito y Pablo Herreros
Para muchos lectores, la película El planeta de los simios resultará entretenida y de calidad. Todos tendrán buenos argumentos para pensarlo, pero la crítica desde la primatología debe ser otra porque comete muchos errores y cae en algunos tópicos intencionados que conviene aclarar para que no pase lo que ocurrió con King Kong hace décadas. El mítico largometraje trasladó al público una imagen terrorífica de los gorilas que no se corresponde en absoluto con la realidad, ya que estos grandes simios ni cazan ni comen carne porque son herbívoros. Tampoco lo hacen los orangutanes excepto en raras ocasiones, presentes en la película también y caracterizados como unos seres curiosos, con inclinación por adquirir conocimientos. Estas últimas características, según mi experiencia personal son ciertas, aunque en un grado menor al mostrado por el director Rupert Wyatt. Los orangutanes manipulan todos los objetos continuamente, llegando a desmantelar las jaulas de los zoológicos donde habitan con sus manos, les gusta curiosear todo cuanto acontece y copian por observación acciones tan complejas como manejar una barca y remar.
El artículo completo en:
El Mundo (Ciencia)
18 de junio de 2014
Los chimpancés vences a los humanos en un juego matemático
Los simios demostraron una habilidad impresionante en un experimento en el que debían predecir la estrategia de un rival.
¿De verdad somos los más listos? ¿En todo? Los seres
humanos tenemos que agachar la cabeza ante algunas de las habilidades
mentales de nuestros primos más cercanos, los chimpancés,
que además de tener una mejor memoria a corto plazo, cosa que ya habían
demostrado en experimentos anteriores, resulta que son mejores en un juego matemático en
el que se trata de burlar a la competencia. Estos simios han salido
sorprendentemente triunfantes en unas pruebas extraídas de la teoría de juegos y llevadas a cabo por investigadores de Caltech.
En el estudio (puedes consultarlo aquí),
realizado con chimpancés del Instituto de Investigación de Primates de
la Universidad de Kyoto, se pedía a los animales practicar un juego
sencillo al que los investigadores llamaron el «juego de Inspección». En la partida, dos jugadores (ya sea un par de chimpancés o un par de seres humanos) se colocan espalda con espalda, cada uno frente a una pantalla de ordenador.
Para comenzar el juego, cada jugador empuja un círculo en
la pantalla y luego selecciona una de las dos cajas de color azul que
encuentran en la parte izquierda o derecha de la pantalla. Después de
que ambos jugadores hayan elegido, el ordenador muestra a cada jugador
la elección de su oponente. Esto continúa hasta 200 veces por partida.
Según el rol que tengan en cada momento, el objetivo de los jugadores es
elegir la misma selección que su rival o evitar que el rival coincida
en la elección. Los ganadores reciben un premio: un trozo de manzana
para los chimpancés o algo de dinero para los seres humanos. Si los
jugadores quieren ganar, tienen que predecir con exactitud lo que su
oponente va a hacer la próxima vez, anticipando su estrategia.
El juego, aunque sencillo, replica una situación que es
común en la vida cotidiana. Por ejemplo, un empleado que solo trabaja
cuando su jefe está mirando y prefiere jugar con un videojuego cuando no
es observado. Para ocultar mejor su secreto, el empleado debe aprender
los patrones de comportamiento del empresario, saber cuándo está cerca.
Por el contrario, el jefe que sospecha que su empleado está haciendo el
vago, tendrá que ser impredecible, apareciendo de forma aleatoria para
sorprenderle.
El Juego de Inspección modela este tipo de situaciones y
proporciona métodos para cuantificar las opciones de comportamiento. Sin
embargo, por muy inteligentemente que usted juegue, si su oponente
también es un buen estratega, hay un límite en la frecuencia con la que
se puede ganar. Ese límite es conocido como el equilibrio de Nash,
llamado así por el matemático John Nash, ganador del Premio Nobel de Economía en 1994, cuya vida inspiró la película«Una mente maravillosa».
En la primera parte de este estudio, los investigadores
compararon el juego de seis chimpancés comunes (Pan troglodytes) y 16
estudiantes japoneses (cada especie compitió entre sí). Los seres
humanos se comportaron como se esperaba sobre la base de experiencias
anteriores; jugaron bastante bien -poco a poco aprendieron a predecir
las opciones del oponente-, pero no de manera óptima.
Sin embargo, el rendimiento de los chimpancés fue «mucho
más impresionante», según explican los investigadores de Caltech en un
comunicado. Aprendieron el juego rápidamente y casi alcanzaron las predicciones del teorema de Nash para el juego óptimo. Continuaron
haciéndolo incluso cuando los investigadores introdujeron cambios en el
juego, como el cambio de roles (elegir lo mismo que el compañero o
evitar que el compañero elija lo mismo que uno) o de las recompensas.
Lea el artículo completo en:
15 de junio de 2014
La rebelión de los primates indignados
Los líderes de Podemos, celebrando su triunfo electoral. | Sergio Enriquez-Nistal
Según Christophe Boesch, Director del Departamento de Primatología del Instituto Max Planck en Leipzig (Alemania), las conductas políticas básicas no sólo están están fijadas genéticamente, sino que han condicionado la propia naturaleza y evolución humana mediante la existencia de fuerzas anti-jerárquicas, incluso desde antes que nos adentráramos en la sabana, es decir, en lo más profundo de la selva.
Entonces, ¿qué información sobre nuestro pasado arbóreo y mono interior podemos extraer de los resultados obtenidos por los distintos partidos políticos en las últimas elecciones europeas? Para empezar, se percibe una resistencia de la población española en contra del poder hegemónico o bipartidismo. Se trata de un esfuerzo de la "manada" por no seguir apoyando a los más poderosos. Es decir, hay un deseo de restarles la cuota de la legitimidad mediante la cual ejercían la dominancia y cometían delitos con impunidad. Básicamente, es la misma estrategia que emplearía un chimpancé en su comunidad frente a la existencia de un alfa autoritario o violento.
Lo interesante es que tanto en primates humanos como en no humanos, los líderes autocráticos, a medio o largo plazo consiguen el efecto contrario al deseado. En vez de unir al pueblo a su alrededor, unen a la sociedad en su contra. El comportamiento de algunos políticos invita a ello. En la selva, cuando un individuo monopoliza el poder en exceso, ocurre que otros chimpancés se unen para contrarrestarlo ejerciendo una verdadera oposición. De esta manera se equilibran las posiciones. ¿Será ésta la razón de que las opciones políticas se hayan atomizado en los últimos años? La aparición de partidos como PODEMOS, Ciudadans, UPyD o EQUO es posible que respondan a estas necesidades del grupo.
De repetirse los resultados en las próximas elecciones generales, el poder estaría repartido entre muchos partidos que representan a diversos sectores de la sociedad. Pero ninguno sería capaz de controlar la totalidad porque no alcanzaría la mayoría. Los equilibrios entre diferentes coaliciones pueden ser las raíces biológicas de la división de poderes propuesta hace siglos por Montesquieu. El pensador francés propuso un modelo en el que nadie podía controlar el poder por sí solo. Ese era el objetivo y por eso se dividieron los órganos legislativo, judicial y ejecutivo hasta entonces acaparados todos por un gran soberano.
Boesch cree que la democracia nació en la selva porque los primates, además de poseer una fuerte tendencia a usar el poder para intimidar o forzar a compañeros a hacer cosas que no quieren, de manera simultánea emplean estrategias para generar contrapoderes. El objetivo es influir en miembros que no están controlados por los miembros alfa y unirlos a todos en su contra. Esta dinámica de oposición al poder está presente tanto en los patios de los colegios como en los despachos de la Casa Blanca.
En algunas especies de primates, el método que emplean para que un individuo o grupo no cometa excesos es la cooperación de los subordinados en contra del poder. Por ejemplo, cuando un líder de chimpancé asciende a lo más alto de la jerarquía, de manera inmediata comienzan movimientos en el grupo que en poco tiempo resultarán en alianzas que frenan su violencia, ejerciendo una fuerza opuesta. De esta manera cuestionan la autoridad de los más poderosos en todo momento. A largo plazo, los líderes, cuanto más autoritarios e inflexibles, más resistencia y alianzas generan en el resto.
Los primates necesitamos equilibrio entre los diversos poderes de la sociedad para que nadie los use en nuestra contra. Porque la igualdad no nace de la ausencia de jerarquías, sino que se basa en las fuertes tendencias antijerárquicas que todos los grandes simios poseemos.
Fuente:
Yo Mono (El Mundo)
25 de mayo de 2014
'Homo Futbolensis': A los primates nos gusta jugar
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Conecta con 'nuestro pasado más tribal' y llena el vacío de las guerras
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Viaje a la antropología del fútbol por el autor de 'Yo, mono'
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Nos gusta mirar para tomar partido por una manada
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Entre los cazadores, los ronaldos, messis y diegos costas, se llevaban a las más bellas
Un amigo de la infancia de Charles Darwin contaba que cuando los niños invitaban a jugar al fútbol al futuro padre de la Evolución, prefería explorar por su cuenta en el bosque. Pero a principios del siglo XIX todavía no existía la pasión actual por este deporte. Hoy la fiebre futbolera sin duda hubiera llamado la atención del naturalista británico, ya que los comportamientos y actitudes que mostramos en los encuentros deportivos son universales. La histeria colectiva que desatan en todo el planeta partidos como la final de la Champions que enfrentará al Real Madrid con el Atleti nos lleva a pensar en sus orígenes biológicos, hundiendo sus raíces en el pasado hace cientos de miles de años.
El fútbol fue introducido en España a finales del siglo XIX por inmigrantes británicos que vinieron a trabajar en las minas. Estos obreros formaron los primeros equipos para pasar las horas muertas jugando entre ellos. Rápidamente se extendió por el resto de la población española debido a la facilidad con la que se puede practicar. A diferencia de otros deportes que requieren complejos equipamientos e instalaciones, en el fútbol sólo es necesario un balón. Pero según los antropólogos, la época en que emerge no es casualidad. En Europa, el fútbol se hace popular al mismo tiempo que desaparece la importancia de la caza para el sustento, es decir, cuando comienza la Revolución Industrial. Desde aquellos años, el fútbol se ha convertido en el deporte más extendido, practicado o seguido en los cinco continentes por cientos de millones de personas.
Entonces, ¿esta pasión universal es producto de la casualidad o es consecuencia de alguna necesidad adaptativa? Desde la ciencia creemos que su éxito se debe a que el fútbol posee características que conectan con nuestro pasado más tribal, así como también con el desarrollo de las capacidades necesarias para ser un buen cazador y guerrero. Por esta razón, el fútbol -aunque también otros deportes de equipo como el rugby, el béisbol o el baloncesto- son los que más éxito han tenido en las sociedades contemporáneas, precisamente las que han sustituido el modo de vida del cazador-recolector por el trabajo asalariado y la industria. Pero también en las que el número de hombres que van a la guerra es mínimo comparado con tiempos anteriores. El deporte vendría a llenar ese vacío.
La relación que existe entre la lucha y el deporte es patente. Perseguir, golpear objetivos con proyectiles o acechar a los enemigos son exigencias que encontramos en ambas actividades. Por ello, otros ven las raíces del deporte en las batallas bélicas. Una evidencia de la conexión entre la guerra y el deporte la encontramos en los Juegos Olímpicos de la antigüedad, que se celebraron durante más de 400 años en la ciudad griega de Olimpia. En ellos era costumbre llegar a una tregua que permitiera concentrarse y diera libertad de movimiento a los deportistas. Se enfrentaban varias ciudades independientes, muchas de las cuales estaban en guerra entre sí. Las disciplinas consistían en correr, saltar, luchar, lanzar jabalinas y competir en carreras de cuadrigas. Todas las pruebas ensalzaban virtudes que eran imprescindibles para los guerreros de entonces.
El artículo completo en:
El Mundo Ciencia
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10 de mayo de 2014
Los macacos pueden aprender a sumar
Un experimento realizado durante tres años revela que estos primates son capaces de aprender a sumar, demostrando que no es una habilidad exclusiva de los seres humanos.
Los monos macacos comparten con los seres humanos el 97,5% de sus genes, un porcentaje que baja al 93% si se comparan las secuencias de ADN en común. Un parecido genético bastante similar al que guardan humanos y chimpancés, que hace unos seis millones de años se separaron evolutivamente de nuestros ancestros, frente a los 25 millones de años transcurridos desde que los macacos siguieron una evolución distinta.
La secuenciación de sus genomas ha mostrado científicamente un parecido que etólogos y neurobiólogos comprueban día tras día en sus laboratorios con los variados y cada vez más complejos experimentos de comportamiento a los que someten a estos animales. Cuanto más se observan, más sorprendentes son los resultados, como los obtenidos por un nuevo estudio que muestra habilidades aritméticas de los macacos hasta ahora desconocidas.
Anteriores investigaciones habían sugerido que las operaciones matemáticas no son exclusivas del hombre, sino resultado de los procesos evolutivos. Se comprobó, por ejemplo, que los macacos pueden aprender a contar, descartando así que la comprensión de conceptos numéricos dependa de la adquisición del lenguaje humano.
La nueva investigación, publicada esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), demostró que cuando son entrenados a largo plazo, estos monos son capaces de sumar cifras y realizar cálculos sencillos para estimar qué cantidades son mayores, pues elegir la cifra mayor suponía que su recompensa también lo era.
«Diseñamos este experimento para explorar el papel del aprendizaje en la organización del cerebro. Ellos desarrollan regiones especializadas como hacemos nosotros en el lóbulo temporal», explica a EL MUNDO a través de un correo electrónico Margaret Livingstone, profesora de Neurobiología en la Facultad de Medicina de Harvard (EEUU).
El estudio se realizó con tres ejemplares adultos jóvenes de macacos Rhesus (Macaca mulatta). Estos animales han protagonizado todo tipo de estudios de comportamiento animal, como un experimento que reveló que eran capaces de reconocer su imagen en un espejo, y hasta han participado en misiones espaciales de la NASA y la agencia rusa en los años 50 y 60.
Un mono señala en la pantalla táctil la suma de dos cifras en lugar de un número.
El artículo completo en:
16 de marzo de 2014
Somos una especie evolucionada... ¡porque somos ociosos y vagos!
Los humanos, y nuestros parientes primates, somos muy diferentes
del resto de los animales en muchas cosas. Somos más inteligentes, más
visuales, mucho menos especializados desde el punto de vista corporal.
Tendemos a ser mucho más generalistas en nuestra alimentación y a tener
un tamaño relativamente pequeño (excepto chimpancés, orangutanes y
gorilas, nuestros más cercanos parientes vivos). Pero algunas de las
diferencias biológicas clave son menos visibles: los primates tendemos a
tener pocas crías a las que cuidamos mucho (una estrategia ‘k’, se le
llama en ecología), a diferencia de otros animales que tienen mucha
descendencia que luego dejan a su suerte (con lo que muchos mueren).
Además vivimos más años que los animales de nuestro tamaño, y crecemos
mucho más despacio, alcanzando la edad adulta más tarde. Según un
estudio recientemente publicado esto tiene una razón de ser: con la
excepción del lémur ratón, uno de los más pequeños, el resto de los primates gastamos hasta un 50% de energía menos que animales de sus respectivos tamaños. Básicamente
le debemos nuestra longevidad y algunas de nuestras características
biológicas clave a nuestra parsimonia energética; o por decirlo de otra
forma, a que somos unos vagos.
Y la diferencia no es pequeña. Si comparamos a los humanos con animales de tamaño parecido haría falta que corriésemos una maratón diaria para alcanzar los mismos niveles de gasto energético. Casi todos los primates tenemos metabolismos leeeeeentos, lo cual explica esa tendencia a la pereza y la modorra que compartimos con orangutanes, chimpancés e incluso gorilas, muy dados a pasar largas horas básicamente haciendo nada. Ese reducido gasto energético nos permite vivir más tiempo con un menos consumo de alimentos, lo cual hace más probable sobrevivir a los malos tiempos. A cambio el crecimiento se ralentiza y las crías han de ser cuidadas durante un periodo más largo, lo cual hace posible crear tradiciones culturales y educarlas en ellas, algo que hacen numerosos primates. El origen de este rasgo tan peculiar podría ser precisamente facilitar la supervivencia en épocas de hambruna, al permitir estirar las reservas durante más tiempo. Lo que parece cierto es que la pereza y el reducido gasto energético son rasgos fundamentales de nuestro grupo. Recuérdelo la próxima vez que alguien le regañe por querer echarse una siesta: dígale que se trata de un imperativo biológico.
Fuente:
RTVE Blog de Ciencias
Y la diferencia no es pequeña. Si comparamos a los humanos con animales de tamaño parecido haría falta que corriésemos una maratón diaria para alcanzar los mismos niveles de gasto energético. Casi todos los primates tenemos metabolismos leeeeeentos, lo cual explica esa tendencia a la pereza y la modorra que compartimos con orangutanes, chimpancés e incluso gorilas, muy dados a pasar largas horas básicamente haciendo nada. Ese reducido gasto energético nos permite vivir más tiempo con un menos consumo de alimentos, lo cual hace más probable sobrevivir a los malos tiempos. A cambio el crecimiento se ralentiza y las crías han de ser cuidadas durante un periodo más largo, lo cual hace posible crear tradiciones culturales y educarlas en ellas, algo que hacen numerosos primates. El origen de este rasgo tan peculiar podría ser precisamente facilitar la supervivencia en épocas de hambruna, al permitir estirar las reservas durante más tiempo. Lo que parece cierto es que la pereza y el reducido gasto energético son rasgos fundamentales de nuestro grupo. Recuérdelo la próxima vez que alguien le regañe por querer echarse una siesta: dígale que se trata de un imperativo biológico.
Fuente:
RTVE Blog de Ciencias
14 de febrero de 2014
Yo Mono: La chimpancé multiorgásmica
En griego, la palabra orgasmo significa hinchazón y plenitud. Se describe como la descarga que se produce tras la tensión que se va acumulando en la actividad sexual. Lo experimentamos tanto hombres como mujeres. Muchos creían que era exclusivo de los humanos por su asociación directa con el placer sexual, pero no es así. Otros animales también practican sexo sólo por el placer que proporciona. Los primates, una vez más, dejan a cada uno en su sitio.
Según el psicólogo William Lemmon, se puede provocar el orgasmo en casi cualquier especie de primate. Su equipo llevó a cabo pruebas con hembras de chimpancé a las que estimulaba el clítoris y la vagina. Lemmón halló respuestas casi idénticas a las humanas: enrrojecimiento del clítoris, contracciones involuntarias, extensión de la vagina, espasmos en brazos y piernas, expresiones faciales y vocalizaciones asociadas, etc. Es decir, las chimpancés tenían verdaderos orgasmos y además "se dejaban estimular para continuar excitadas". Una de ellas lo permitió "hasta en diez ocasiones", registraron en su diario los investigadores.
Pero, ¿qué función han tenido los orgasmos en la evolución? Los científicos creen que para los machos suponen una recompensa que nos motiva para la búsqueda de más y más encuentros sexuales con los que pasar nuestros genes a la siguiente generación. Nuestro caso es simple. Pero en el caso de la mujeres su origen es aún un misterio. Según la teorías evolutivas, el orgasmo femenino favorece la eyaculación de los machos haciendo la fertilización más probable. El problema aparece cuando en nuestra especie, según un estudio publicado en el Journal of Sex Research, el 67% de las mujeres confiesa haber tenido falsos orgasmos alguna vez en su vida. Lo interesante es que los hombres lo hacemos también. En el mismo estudio se detectó un 27% de "actores masculinos".
Esta constatación es coherente con otra hipótesis sobre el origen del orgasmo que apuesta por la idea de que estas experiencias de placer cohesionan a las parejas, y también convierten a la hembra en más atractiva para los hombres. De hecho, en un estudio llevado a cabo por el Instituto de Psiquiatría de Nueva York y la Universidad de Columbia con 453 mujeres heterosexuales, las que percibían que sus parejas eran infieles fingían más orgasmos que el resto. También manifestaban más comportamientos orientados a conservar a su pareja. Los investigadores concluyeron que los orgasmos simulados son parte de una estrategia más amplia cuyo fin es retener a la pareja.
Aún falta mucho por saber sobre este fenómeno sexual, especialmente en lo que respecta a su origen y funciones. Lo que sí podemos concluir es que se trata de un fenómeno compartido con otras especies y algo mucho más complejo, tanto en hombres como en mujeres, de lo pensado hasta ahora. Lo que ahora falta por descubrir es si los otros grandes simios los fingen también.
Fuente:
9 de enero de 2014
¿Por qué los seres humanos pueden hablar?
En el lenguaje español, hay un refrán que
enuncia “el hablar bien, nada cuesta”, y a pesar de las ciento de
afirmaciones que alagan la veracidad de nuestro refranero, no nos queda
otra opción que discrepar con éste. Millones de años han tenido que
pasar, acompañados de procesos evolutivos y fisiológicos, para que el Homo sapiens
fuera capaz de crear palabras y frases que adquirieran significados que
todos los de su mismo grupo entendieran y compartieran. La mayoría de
las especies animales son capaces de comunicarse entre sí, unas cuantas
presentan vocalización, pero tan sólo el ser humano es capaz de generar
un prácticamente ilimitado lenguaje hablado.
Para poder entender como el humano actual
llegó a adquirir las habilidades lingüísticas que le hacen único,
primero hay que conocer la anatomía y fisiología de su cerebro.
Investigaciones anatómicas y fisiológicas han mostrado que hay una serie
de circuitos neuronales que intervienen en el habla y que comprenden el
área de Wernicke, la región temporoparietal y el área de Broca.
Según los
estudios, el área de Wernicke es la encargada en el entendimiento de las
palabras escuchadas, mientras que el área de Broca es la encargada de
la producción de las palabras, ambas áreas están conectadas gracias al fascículo arcuato.
Al tener una conversación, el sonido entra por nuestros oídos y es
procesado por el área de Wernicke, que lo procesa, luego el cerebro
trabaja la respuesta y la envía al área de Broca, que junto con las
partes adyacentes en el cerebro se encarga de articular las palabras.
Pero teniendo en cuenta que esto se da en primates, hay que citar que no sólo los primates nos comunicamos. El lenguaje corporal se usa en la mayoría de los vertebrados, y unos cuantos de ellos también se ayudan de la vocalización para llevar a cabo sus funciones comunicativas. Pero, ¿qué nos hace diferentes a nosotros, los humanos? El ser humano es capaz de generar palabras y frases y describir cosas que ni siquiera existen, sin embargo, esa capacidad no se ha conseguido ver en ningún otro ser vivo a pesar de experimentos en los que se intentaba enseñar a chimpancés y a bonobos a hablar, nunca consiguiendo dicha meta. Sin embargo, sí se consiguió que individuos de estas dos especies fueran capaces de aprender y reproducir el lenguaje sordomudo y comunicarse gracias a él. Evidentemente, en un momento de la evolución nuestros caminos se separaron y nosotros adquirimos una habilidad única, pero la comunicación de los animales no comienza ahí.
Se piensa que el posible origen del habla humana reside en las neuronas espejo.
Las neuronas espejo son una cierta clase de neuronas que son activadas
con ciertos movimientos, pero más impresionante, cuando el individuo
observa a otro animal o persona desarrollando una actividad, aunque hay
que mencionar que no todas las actividades observadas generan una
activación de las mismas. Esta activación neuronal promueve la
imitación, así que el individuo copia lo observado, suponiendo en este
caso también una activación de estas neuronas. Pero este tipo de
neuronas no es único de primates, de hecho han sido encontradas y
ampliamente estudiadas en las aves que son capaces de cantar distintas
canciones para comunicarse. Se pudo ver en ellas que estas neuronas se
activaban tanto cuando el pájaro cantaba como cuando escuchaba una
canción de otro individuo de la misma especie, suponiendo este
descubrimiento una fuerte base para los pilares del complejo lenguaje
humano.
La neurociencia supone que las neuronas espejo tienen un papel importante en los aspectos sociales, ya que ayudan a imitar y aprender los patrones y conductas. Además, como se puede imaginar, la imitación es una parte importante en el lenguaje, no hay más que pensar en las madres repitiendo a sus bebes una y otra vez la palabra “Ajo” para que el bebé la termine repitiendo. En humanos las neuronas espejo se encuentran en una zona circundante al área de Broca, además de en la zona que contiene la vista y la memoria. Rizzolatti y Arbib proponen en su hipótesis que los circuitos neuronales responsables del procesamiento del lenguaje evolucionaron desde un circuito neuronal espejo presente en los simios actuales.
Pero este no es el único factor por el
que somos capaces de hablar, también intervienen el bipedismo, el
incremento del tamaño cerebral, la asimetría del cerebro, la memoria
funcional (encargada de retener información a corto plazo), nuestro aparato fonador, y el gen FOXP2.
La suma de estos factores, y probablemente otros que aún no se hayan
descubierto, es la que nos da al humano esta característica única entre
los seres vivos.
Fuente:El efecto Paraguas
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18 de octubre de 2013
¿Cómo saben los gorilas cautivos qué comer al ser liberados?
Por instinto. Los gorilas evolucionaron del mismo modo que lo hizo el ser humano para disfrutar el sabor de ciertas comidas y encontrar repulsivas aquellas que son venenosas.
En estado salvaje, los gorilas de montaña comen hojas y tallos. Un adulto puede consumir unos 18 kilos de vegetación en un día. Los gorilas de llanura o planicie comen mayormente frutas, pero esta diferencia depende de qué crece en los diferentes ambientes.
En experimentos llevados a cabo en zoológicos, se les ofreció a gorilas criados en cautiverio 2.000 pares de alimentos para que escogieran entre uno y otro. Los gorilas mostraron una consistencia impresionante al hacer sus elecciones: las frutas azucaradas y, en general, los alimentos con más azúcar que fibra fueron los favoritos. La prueba se ha hecho incluso usando fotografías de los alimentos.
Fuente:
BBC Ciencia
Los bonobos aprenden a gestionar sus emociones como los niños humanos
Un bonobo abraza a otro tras perder una pelea en un santuario de Kinshasa.|
Durante años los sentimientos de los animales ha sido un tema tabú. Así lo cree el famoso primatólogo Frans de Waal, que durante décadas ha estudiado el comportamiento de nuestros parientes más próximos y ha encontrado sorprendentes similitudes con los seres humanos.
Su último estudio, publicado esta semana en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) y realizado conjuntamente con Zanna Clay (que en la actualidad se encuentra realizando trabajo de campo en la República Democrática del Congo) muestra cómo los bonobos aprenden a gestionar sus emociones de una manera muy parecida a cómo lo hacen los niños humanos. De manera espontánea ofrecen consuelo a otros miembros de su grupo que se muestran alterados tras verse involucrados en una situación angustiosa o peligrosa.
El bonobo ('Pan paniscus') es uno de nuestros parientes más cercanos. Compartimos con ellos la mayor parte de nuestros genes (según reveló la secuenciación del genoma del bonobo, sólo un 1,3% de nuestros genes son distintos a los de bonobos y chimpancés). Además, se le considera un animal más tolerante y pacífico que otros grandes simios, como los chimpancés, mucho más proclives a un comportamiento violento. Además, los bonobos suelen mostrar empatía hacia otros miembros de su grupo, tanto si son parientes como si no lo son.
Por todo ello, los científicos subrayan que estos resultados sobre cómo manejan sus emociones son importantes para entender la historia evolutiva humana.
La vuelta a la calma tras un disgusto
Los primatólogos del Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes, en la Universidad de Emory, estudiaron tanto la forma en que los bonobos controlan sus propias emociones cuando se ven involucrados en una situación angustiosa o de peligro (por ejemplo, cuando son derrotados en una pelea) como su reacción cuando son otros miembros de su grupo los que se llevan un disgusto.Según comprobaron, aquellos individuos que recobraban la calma rápidamente eran también los que mostraban más empatía hacia sus compañeros. Una empatía que transmitían intentando calmarlos a través del contacto físico, por ejemplo, abrazándolos y besándolos. Los primatólogos consideran dar consuelo ofrecer un contacto espontáneo.
El estudio fue realizado con animales del santuario Lola Ya Bonobo, cerca de Kinshasa, en la Republica Democrática del Congo. La mayoría de los bonobos que llegan allí son huérfanos de víctimas de los cazadores que los matan para conseguir su carne y son rehabilitados en el centro. Allí sus cuidadores humanos intentan suplir el papel de sus madres biológicas.
No obstante allí también han nacido y se alojan algunos bonobos con sus madres. Una combinación que ha permitido comparar los comportamientos de huérfanos y no huérfanos y ha revelado una de las conclusiones más destacadas de este trabajo. Aquellos que habían pasado su infancia con su madre recobraban antes la calma tras un disgusto y mostraban mayor empatía hacia otros que los bonobos huérfanos de cualquier edad.
El papel de la madre
En total los científicos grabaron en vídeo y estudiaron 373 situaciones posteriores a un evento en el que un total de 42 bonobos divididos en dos grupos (de 22 y 20 individuos respectivamente) mostraron angustia o aflicción entre mayo y agosto de 2012.A la vista de estos resultados los científicos creen que el papel de la madre es crucial a la hora de gestionar las emociones y aprender habilidades sociales. "Cualquier similitud fundamental entre humanos y bonobos probablemente se remonta a su último ancestro común, que vivió hace alrededor de seis millones de años", explica Frans de Waal en una nota de prensa.
El primatólogo sostiene que los estudios sobre las emociones animales pueden aportar información valiosa sobre la sociedad humana: "Estudiando la expresión de la aflicción y la excitación en los grandes simios y la manera en la que la manejan, hemos sido capaces de confirmar que una gestión eficiente de nuestras emociones es una parte esencial de la empatía", añade.
Fuente:
El Mundo Ciencia
13 de septiembre de 2013
¿Sabías que la felicidad evoluciona de acuerdo a la edad?
Cuando se trata de la felicidad, parece que los
jóvenes y viejos poseen el secreto. Y que lo que vale para los humanos
también se cumple en los primates.
La mayoría de la gente asume que de niños disfrutamos una existencia despreocupada, pasamos a la miserable confusión de la adolescencia y recuperamos la felicidad cuando entendemos todo y nos asentamos, sólo para hacernos más gruñones y solitarios con cada arruga y cana adicional.
Totalmente incorrecto.
Resulta que la felicidad es mucha en la juventud, pero decae sostenidamente para llegar a su punto más bajo cuando llegamos a la cuarta década: la llamada crisis de la mediana edad. Entonces, milagrosamente, nuestro sentido de la felicidad mejora y va aumentando conforme envejecemos.
¿Cómo se explican estos hallazgos contrarios a la intuición?
¿Tiene que ver con balancear a los hijos con la carrera cuando llegamos a los 30 y 40 años? Aparentemente no. Incluso contando la presencia de los niños en la casa, permanece el patrón de la felicidad.
¿Quizás se debe a diferencias generacionales? Pero los estudios no seguían a los mismos individuos a lo largo de la vida, sino a varios de distintas edades.
¿Será que los adolescentes y ancianos son más felices que los de mediana edad porque nacieron en tiempos mejores? No, esto no parece afectar el patrón. También persiste al contar otros factores demográficos, incluidos estado civil, educación, empleo e ingresos.
La felicidad, una monada
Hace apenas un mes, un grupo encabezado por el profesor Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick, reportó que la felicidad de nuestros primos en la evolución -los grandes simios- también sigue el patrón en U durante su vida.Por supuesto, los simios no pueden evaluar su satisfacción en una escala de 1 a 10. Pero el bienestar de 508 monos fue calculado a través de sus cuidadores humanos. Los simios, como los humanos, eran menos felices durante la mediana edad.
La existencia de una crisis en esa etapa de la vida del simio fortalece la noción de que el patrón de la felicidad en la vida no se debe a factores socioeconómicos. Esto deja dos probables explicaciones.
Primero, "la supervivencia de los más felices": se sabe que la felicidad se relaciona con la longevidad. Es decir, los más felices viven más, mientras que los pesimistas mueren prematuramente, posiblemente porque se estresan más.
Por tanto, los ancianos que quedan para las pruebas de los científicos deberían ser más felices que los de 30 o 40 años. Pero esto sólo explica la segunda parte de la U.
Segundo, la U podría plantearse tanto en humanos como en simios, debido a similares cambios en la estructura cerebral relacionada con la edad que influyen en la felicidad. Una parte de nuestro cerebro que cambia considerablemente en las primeras dos décadas de vida, conforme avanzamos hacia la vejez, es el lóbulo fronta
Lea el artículo completo en:
BBC Ciencia
9 de septiembre de 2013
Conozca a "Congo": El chimpancé pintor abstracto
El chimpancé pintor abstracto 'Congo', con las manos en la masa. | E.M.
Según las últimas investigaciones, sobre las paredes de las cuevas de
Altamira y El Castillo (Cantabria) se encuentran pintadas unas manos y
puntos rojos, datadas con una antigüedad de 40.000 años. Hasta el momento, representan las manifestaciones artísticas más antiguas de la humanidad. Pero, ¿es el arte un fenómeno exclusivo de nuestra especie o las bases cerebrales para que esto fuera posible comenzaron a desarrollarse muchos millones de años antes?
El zoólogo Desmond Morris, en los años sesenta, enseñó a pintar a varios chimpancés. Morris comprobó que los chimpancés tenían sentido de la composición. Dibujaban círculos y repartían las distintas figuras por el papel. El problema es que los recompensaban y pronto dejaron de tener interés. El trabajo comenzó a ser de la peor calidad y ya no existía armonía en sus pinturas. Morris, bromeando, afirmó haber encontrado los orígenes del arte comercial.
Poco después lo intentó con otro chimpancé llamado Congo. Esta vez permitió que empleara las pinturas de manera espontánea, es decir, sin un entrenamiento previo y sin recompensas. Cada día, se sentaba en una pequeña mesa de madera y pintaba a su antojo. Pronto comprobaron que Congo equilibraba las composiciones por sí mismo y se mantenía en los límites del papel. Si se le proporcionaba un dibujo ya empezado, él escogía los mismos colores. Por ejemplo, si un lado contenía rojo, él usaba el rojo también.
A la edad de cuatro años ya había realizado cientos de obras y los críticos de arte lo calificaron de estilo "lírico abstracto impresionista". Las reacciones en el mundo del arte oscilaron entre el escepticismo y la admiración absoluta. El mismo Pablo Picasso tenía un cuadro de Congo colgado en su casa de París. Joan Miró, cambió dos de sus obras por una de Congo y Salvador Dalí declaró en una ocasión que Congo era el artista, y el pintor abstracto Jackson Pollock el auténtico chimpancé.
Uno de los cuadros de 'Congo'. | Congo
Desafortunadamente, Congo murió poco después por tuberculosis y la investigación se detuvo. Hace unos años, tres de las obras de Congo alcanzaron la cifra de 25.000 dólares en un lote subastado por la casa Bonhams, en Londres, junto a cuadros de Renoir y Andy Warhol.
Frans de Waal cuenta una anécdota que demuestra lo peligroso que puede ser interponerse entre un primate y sus creaciones. En el Zoo de Amsterdam, Bella, una chimpancé solía pintar muy concentrada y con tranquilidad, pero en una ocasión, el cuidador intentó quitarle los materiales en mitad del proceso creativo. Bella perdió los nervios e intento atacarle.
El mismo equipo quería poner a prueba la capacidad de discriminar el "buen arte" del "mal arte" y poder establecer comparaciones con los parámetros y cánones que poseemos los humanos. Para poder hacerlo, primero pidieron a varios humanos que clasificaran en buenos y malos una gran cantidad de dibujos hechos por niños. Las palomas coincidieron en la mayor parte de las ocasiones con el juicio de los humanos.
Pero, ¿cómo perciben las figuras los primates no humanos? El primatólogo Tetsuro Matsuzawa llevó a cabo una serie de experimentos. Los resultados probaron que eran capaces de usar figuras geométricas complejas. Además, la percepción del color y de las formas resultó ser muy similar a la que tenemos los humanos.
Lo que sugieren todas estas investigaciones es que, a pesar de que las primeras manifestaciones artísticas humanas aparecen hace aproximadamente 40.000 años en el Paleolítico superior, cierto sentido de la estética, el gusto por la simetría y el reparto de figuras en el espacio, sentara sus bases mucho antes de que los primeros Homo Sapiens dejaran constancia de ello sobre las paredes de las rocas de la vieja Europa.
Fuente:
Yo Mono (El Mundo)
El zoólogo Desmond Morris, en los años sesenta, enseñó a pintar a varios chimpancés. Morris comprobó que los chimpancés tenían sentido de la composición. Dibujaban círculos y repartían las distintas figuras por el papel. El problema es que los recompensaban y pronto dejaron de tener interés. El trabajo comenzó a ser de la peor calidad y ya no existía armonía en sus pinturas. Morris, bromeando, afirmó haber encontrado los orígenes del arte comercial.
Poco después lo intentó con otro chimpancé llamado Congo. Esta vez permitió que empleara las pinturas de manera espontánea, es decir, sin un entrenamiento previo y sin recompensas. Cada día, se sentaba en una pequeña mesa de madera y pintaba a su antojo. Pronto comprobaron que Congo equilibraba las composiciones por sí mismo y se mantenía en los límites del papel. Si se le proporcionaba un dibujo ya empezado, él escogía los mismos colores. Por ejemplo, si un lado contenía rojo, él usaba el rojo también.
El chimpancé impresionista abstracto
Morris contó que una vez le quitó a Congo sus papeles y pinturas cuando estaba dibujando algo similar a un ventilador. Cuando pudo regresar, retomó el trabajo en el mismo punto que lo había dejado, mostrando que tenía un objetivo y no eran simples manchones.A la edad de cuatro años ya había realizado cientos de obras y los críticos de arte lo calificaron de estilo "lírico abstracto impresionista". Las reacciones en el mundo del arte oscilaron entre el escepticismo y la admiración absoluta. El mismo Pablo Picasso tenía un cuadro de Congo colgado en su casa de París. Joan Miró, cambió dos de sus obras por una de Congo y Salvador Dalí declaró en una ocasión que Congo era el artista, y el pintor abstracto Jackson Pollock el auténtico chimpancé.
Uno de los cuadros de 'Congo'. | Congo
Desafortunadamente, Congo murió poco después por tuberculosis y la investigación se detuvo. Hace unos años, tres de las obras de Congo alcanzaron la cifra de 25.000 dólares en un lote subastado por la casa Bonhams, en Londres, junto a cuadros de Renoir y Andy Warhol.
Frans de Waal cuenta una anécdota que demuestra lo peligroso que puede ser interponerse entre un primate y sus creaciones. En el Zoo de Amsterdam, Bella, una chimpancé solía pintar muy concentrada y con tranquilidad, pero en una ocasión, el cuidador intentó quitarle los materiales en mitad del proceso creativo. Bella perdió los nervios e intento atacarle.
El ojo artístico de las palomas
Pero el arte, o al menos la capacidad para su percepción, no parece ser patrimonio exclusivo de los primates. Shigeru Watanabe puso a prueba la capacidad de las palomas para diferenciar cuadros de Monet de los de Picasso. Tras un entrenamiento con varios cuadros, se les mostraban unos nuevos. Entonces debían elegir a cuál de los dos pintores correspondían. Las palomas acertaron en un 90% de las ocasiones. Pero aún hay más, cuando se les enseñó cuadros de los impresionistas Renoir y Cezanne, los cuales nunca había visto, los agruparon junto a los de Monet, impresionista también.El mismo equipo quería poner a prueba la capacidad de discriminar el "buen arte" del "mal arte" y poder establecer comparaciones con los parámetros y cánones que poseemos los humanos. Para poder hacerlo, primero pidieron a varios humanos que clasificaran en buenos y malos una gran cantidad de dibujos hechos por niños. Las palomas coincidieron en la mayor parte de las ocasiones con el juicio de los humanos.
Pero, ¿cómo perciben las figuras los primates no humanos? El primatólogo Tetsuro Matsuzawa llevó a cabo una serie de experimentos. Los resultados probaron que eran capaces de usar figuras geométricas complejas. Además, la percepción del color y de las formas resultó ser muy similar a la que tenemos los humanos.
Lo que sugieren todas estas investigaciones es que, a pesar de que las primeras manifestaciones artísticas humanas aparecen hace aproximadamente 40.000 años en el Paleolítico superior, cierto sentido de la estética, el gusto por la simetría y el reparto de figuras en el espacio, sentara sus bases mucho antes de que los primeros Homo Sapiens dejaran constancia de ello sobre las paredes de las rocas de la vieja Europa.
Fuente:
Yo Mono (El Mundo)
8 de septiembre de 2013
Gina, la chimpancé adicta al porno
La chimpancé Gina, en el zoo de Sevilla. | Pablo Herreros
Debido a la intensa vida interior que poseen estos animales, hay que realizar un enriquecimiento ambiental para estimularles física y psicológicamente. Estos suelen consistir en hormigueros artificiales, juguetes y otro tipo de inventos que les obliguen a estar activos y agudizar el ingenio. Es el equivalente a una terapia ocupacional humana.
Para animar las noches a Gina, los responsables decidieron instalar una televisión con TDT protegida tras un cristal y darle el mando a distancia para que ella misma eligiera el canal que ver. En los primeros ensayos, los cuidadores visitaban a Gina para controlar que todo estaba en orden y no rompía los nuevos juguetes. La sorpresa fue mayúscula cuando comprobaron que en pocos días, Gina no sólo manejaba el mando a distancia a la perfección, sino que también solía optar por el canal porno para entretenerse, como muchos de nosotros hubiéramos hecho.
Aunque Gina no cargaba las películas a la tarjeta de crédito parlamentaria, como ocurrió con el marido de la ex-ministra del Interior Británica Jacqui Smith, el fácil acceso a imágenes por televisión o por las redes es un fenómeno muy reciente en la historia sexual del ser humano. Se estima que el negocio de este tipo de material pornográfico mueve unos 60.000 millones de dólares anuales y el número de consumidores aumenta cada día, mujeres incluidas.
A pesar de que un pequeño estudio estimaba que las películas porno sólo se ven unos 12 minutos de media, lo cierto es que los primates humanos y no-humanos poseemos una intensa vida sexual, probablemente fruto de una infinita capacidad para soñar y recrear con la mente situaciones, como demuestran los juegos, innovaciones y manipulaciones de las que somos capaces en otras áreas de la vida.
Un estudio de la Universidad de Ohio con jóvenes concluye que tanto hombres como mujeres tenemos como media entre 10 y 19 pensamientos referidos al sexo cada día. Un dato interesante es que para los machos, comida y sexo se visualizan mentalmente un número similar de veces.
Aunque muchos creen que el orgasmo es exclusivamente humano, en estudios de laboratorio, varias especies de primates experimentan aceleración del ritmo cardiaco y contracciones genitales en el clímax del acto sexual. También muchos animales se masturban y lo hacen tanto los machos como las hembras.
Los delfines se frotan contra el fondo marino e incluso usan objetos con este fin. Se han registrado episodios de masturbación en la mayoría de los primates, siendo los bonobos uno de los casos más llamativos por su alto grado de actividad. Ni Nacho Vidal podría competir con esta especie.
Vídeo: Bonobos, los primates del 'haz el amor y no la guerra'
Los bonobos son unos grandes simios tan cercanos genéticamente a nosotros como lo son los chimpancés, pero con una organización social y vida sexual completamente diferentes. En este gran simio, el sexo es la piedra angular de la sociedad ya que cumple funciones en la resolución de los conflictos y el establecimiento de vínculos entre los diferentes miembros del grupo. Pero también parecen buscar el sexo por el placer de practicarlo.
El amplio repertorio sexual de los bonobos sólo es comparable al humano. En los bonobos podemos encontrar comportamientos muy similares a los nuestros, como por ejemplo el beso con lengua, la cópula en todo tipo de posturas -misionero incluida-, la bisexualidad, la homosexualidad o la masturbación mutua. Las hembras de esta especie también se estimulan con gran asiduidad.
Obtener placer a través del sexo es un mecanismo favorecido por selección natural, mediante el cual se asegura que los individuos deseen los encuentros sexuales. Cuando el fin es reproductivo, este es un método muy eficaz para la mejora del ADN.
Pero en algunas especies de animales, este deseo ha sido tan fuerte que se ha independizado de su función original y ahora buscamos sexo con otras intenciones que no tienen por qué perseguir la descendencia. Al igual que otros comportamientos de los que depende nuestra supervivencia, como por ejemplo la comida o las relaciones sociales, el sexo también nos genera profunda satisfacción.
Fuente:
Yo Mono (El Mundo)
2 de agosto de 2013
La vida de estrellas de los primeros monos 'astronautas'
"Casi inmediatamente después de volver del espacio, Able y Baker
fueron tratados de manera diferente y se convirtieron en lo que se
sospecha que fue una campaña de relaciones públicas masivas de EEUU
para promover los viajes espaciales, convirtiendo a estos primates en
'celebrities' involuntarias". Así resume Jordan Bimm, de la Universidad
de York (Toronto), la insólita vida de los primeros primates que
viajaron al espacio y volvieron con vida, en un artículo que se acaba de
presentar en el 24º Congreso Internacional de la Historia de la
Ciencia, Tecnología y Medicina (iCHSTM) de la Universidad de Manchester.
Able y Baker fueron lanzadas al espacio por la NASA el 28 de mayo de 1959 en una de las expediciones previas a que se enviaran las primeras misiones tripuladas por astronautas humanos.
Desde el punto de vista científico, la expedición fue un éxito y a partir de ese momento, estos simios se despidieron de su vida animal y comenzaron a ser tratados como si fueran personas.
Nada más volver del espacio, Able y Baker fueron presentados a la prensa en la sede de la NASA en Washington DC. La prensa, los funcionarios de la agencia espacial astadounidense e incluso los médicos militares les trataban como a seres humanos, con sus privilegios y obligaciones. Tanto es así que dos semanas después de su regreso aparecieron en la revista 'Life'.
Able se sometió a una operación rutinaria para quitarle un electrodo que se le había implantado con anterioridad. Murió a causa de la anestesia a pesar de que al implantárselo había recibido una dosis similar sin problema. "Los intentos desesperados de los médicos para salvarla y la forma en que estos momentos fueron capturados por los periodistas, así como su posterior presentación a modo de ensayo fotográfico, eran fenómenos generalmente reservados para las personas, pero Able fue tratada más como un ser humano que como un animal, sobre todo porque el Gobierno de los EEUU quería que ver a largo plazo cómo le afectaba el viaje espacial," explica Bimm.
Una mona interpreta a Able en la película 'Noche en el museo'. | NASA
A Baker, por su parte, le esperaba una longeva vida mediática. En 1962, mediante una ceremonia de "boda", Baker se casó con un mono ardilla macho llamado 'Big George'. No se sabe bien las razones, pero Baker nunca tuvo descendencia.
En 1984, esta mona murió a la sorprendente edad de 27 años y fue enterrada en el museo 'Space and Rocket Center' de Alabama, bajo una lápida con un epitafio en el que aparece con el nombre de Miss Baker.
Según explica Jordan Bimm, "han sido muchos los animales enviados al espacio, pero no nos acordamos de ellos en absoluto, a menos que exista cobertura en los medios. Solo un pequeño porcentaje se populariza, y se tiende a pensar en estos como si tuvieran algún tipo de estatus humano honorario en virtud de su aportación con la ciencia".
Sin embargo, para el autor del estudio, esta fantasía humana con fines publicitarios encubre la violencia a la que se está sometiendo a estos animales, haciendo que parezca, a base de intentar convertirlos en humanos, como si ellos hubieran elegido su destino.
Fuente:
El Mundo Ciencia
Desde el punto de vista científico, la expedición fue un éxito y a partir de ese momento, estos simios se despidieron de su vida animal y comenzaron a ser tratados como si fueran personas.
Nada más volver del espacio, Able y Baker fueron presentados a la prensa en la sede de la NASA en Washington DC. La prensa, los funcionarios de la agencia espacial astadounidense e incluso los médicos militares les trataban como a seres humanos, con sus privilegios y obligaciones. Tanto es así que dos semanas después de su regreso aparecieron en la revista 'Life'.
Able se sometió a una operación rutinaria para quitarle un electrodo que se le había implantado con anterioridad. Murió a causa de la anestesia a pesar de que al implantárselo había recibido una dosis similar sin problema. "Los intentos desesperados de los médicos para salvarla y la forma en que estos momentos fueron capturados por los periodistas, así como su posterior presentación a modo de ensayo fotográfico, eran fenómenos generalmente reservados para las personas, pero Able fue tratada más como un ser humano que como un animal, sobre todo porque el Gobierno de los EEUU quería que ver a largo plazo cómo le afectaba el viaje espacial," explica Bimm.
Una mona interpreta a Able en la película 'Noche en el museo'. | NASA
Una vida de 'celebrities'
Sin embargo, aquí no acabó el salto a la fama de Able ya que, tras su muerte fue exhibida en el museo Smithsonian de EEUU. La presentaron con una mano en el pecho y la cabeza mirando al cielo. En 2009 apareció como personaje de la película 'Noche en el museo'.A Baker, por su parte, le esperaba una longeva vida mediática. En 1962, mediante una ceremonia de "boda", Baker se casó con un mono ardilla macho llamado 'Big George'. No se sabe bien las razones, pero Baker nunca tuvo descendencia.
En 1984, esta mona murió a la sorprendente edad de 27 años y fue enterrada en el museo 'Space and Rocket Center' de Alabama, bajo una lápida con un epitafio en el que aparece con el nombre de Miss Baker.
Según explica Jordan Bimm, "han sido muchos los animales enviados al espacio, pero no nos acordamos de ellos en absoluto, a menos que exista cobertura en los medios. Solo un pequeño porcentaje se populariza, y se tiende a pensar en estos como si tuvieran algún tipo de estatus humano honorario en virtud de su aportación con la ciencia".
Sin embargo, para el autor del estudio, esta fantasía humana con fines publicitarios encubre la violencia a la que se está sometiendo a estos animales, haciendo que parezca, a base de intentar convertirlos en humanos, como si ellos hubieran elegido su destino.
Fuente:
El Mundo Ciencia
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