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4 de marzo de 2017

El legado de los neandertales: adicciones, depresión y problemas circulatorios

Un estudio con 28.000 personas muestra las penalidades que nos llegan de la promiscuidad de nuestros ancestros.


Hace solo diez años, la posibilidad de que los humanos modernos se hubieran apareado con los neandertales se consideraba una herejía. Hoy es ortodoxia, y lo que se discute no es si hubo cruzamientos –los hubo— sino si fueron solo un desliz de una noche o tuvieron alguna consecuencia importante. Y cada vez está más claro que no solo la tuvieron, sino que la siguen teniendo: enfermedades de la piel como la queratosis actínica, dolencias del tracto urinario, problemas digestivos, trombos arteriales, depresiones y adicciones tienen que ver de u modo u otro con el legado neandertal en nuestro genoma. ¿Qué sentido tiene todo eso?

El genetista evolutivo John Capra y sus colegas de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, y otra decena de centros estadounidenses presentan ahora el primer estudio directo de asociación entre el contenido genético neandertal de las personas actuales y sus historias clínicas. La investigación demuestra que ese ADN arcaico tiene un impacto “sutil pero significativo” sobre la salud de la gente de ascendencia europea, vivan donde vivan ahora. Publican los resultados en Science.

“Nuestro principal hallazgo”, explica Capra, “es que el ADN neandertal influye, en efecto, en los rasgos clínicos de los humanos actuales; hemos descubierto asociaciones entre el ADN neandertal y una amplia gama de problemas de salud, entre ellos los de tipo inmunológico, dermatológico, neurológico, psiquiátrico y reproductivo”. La aportación neandertal a nuestro genoma es menor del 4%, pero no cabe duda de que nos ha dejado un legado notable.

El artículo completo en:

El País (Ciencia)

3 de septiembre de 2016

La ropa del 'hombre de los hielos' se hizo con cinco especies animales

El análisis mitocondrial de las pieles usadas para la ropa que llevaba Ötzi revela cómo se fabricaban las prendas de vestir hace 5.300 años.

Conoce los materiales del calzado y lo leggins de nuestros antepasados!!!


Oso pardo, corzo, oveja, vaca y cabra. Estas cinco especies animales fueron utilizadas para fabricar las prendas de vestir que llevaba la momia de Ötzi, el hombre que vivió hace 5.300 años y que fue encontrado en los Alpes en 1991 a más de 3.000 metros de altitud. Así lo asegura un estudio publicado esta semana en la revista Scientific Reports en el que se han analizado nueve fragmentos de las prendas que vestía este individuo, conocido popularmente como el hombre de los hielos.

El hallazgo de la momia de este europeo ha ofrecido a los investigadores una ventana a la que asomarse para averiguar cómo era la forma de vida de nuestros antepasados durante la Edad de Cobre. Su cuerpo fue momificado de forma natural y salió a la luz debido al deshielo de unos de los glaciares de la zona en la que fue hallado, en la frontera entre Austria e Italia, por lo que también se le conoce como el tirolés.

Las distintas investigaciones realizadas hasta ahora han aportado información sobre la dieta, las enfermedades que padecía o su genoma. Se sabe, por ejemplo, que murió de forma violenta y que tuvo una úlcera, como mostró recientemente otro equipo de investigadores al analizar las bacterias de su estómago. Y también sobre las herramientas que usaba, su vestimenta y el grado de desarrollo que tenían a la hora de fabricar ropas y utensilios. 

Y es que como demuestra esta nueva investigación, los habitantes de esa zona europea hace cinco milenios trataban las pieles de los animales. Los procesos de manufacturación empleados, de hecho, han dificultado la identificación de los animales de los que procedían los cueros y pieles empleadas, impidiendo que estudios anteriores llegaran a los mismos resultados que los que recoge esta nueva investigación. Para llevarla a cabo, secuenciaron los genomas mitocondriales de nueve fragmentos de cueros y pieles procedentes de las prendas de vestir de Ötzi y de su aljaba, la bolsa en la que guardaba las flechas.


La momia de O¨tzi fue encontrada en 1991


El artículo completo en:

El Mundo (España)

2 de marzo de 2012

La torre de fotografías de todos tus antepasados equivale a 40 rascacielos neoyorquinos

El último libro de Richard Dawkins es el libro de texto que Ciencias que todos hubiéramos querido tener cuando íbamos al colegio, siguiendo la estela de la versión juvenil e ilustrada de Breve historia de casi todo de Bill Bryson.

Y es en este libro de texto, titlado La magia de la realidad, donde he tenido la oportunidad de leer una de las mejores comparaciones gráficas para hacernos una idea de nuestra posición en el mundo.

Lo que propone Dawkins es que cojamos una fotografía nuestra. Y que encima pongamos la fotografía de nuestro padre. Y encima, la de nuestro abuelo. Y así sucesivamente, retrocediendo generación tras generación, apilando fotografía sobre fotografía. Hasta que lleguemos a tener apilados 185 millones de antepasados, que son los necesarios para tener una fotografía de un pez.

Pero ¿qué altura tendría esta torre de fotografías?

Bueno, si cada fotografía estuviera impresa en una tarjeta postal, 185 millones de fotos formarían una torre de unos 4 877 metros de altura, es decir, más de 40 rascacielos neoyorquinos colocados unos encima del otro.

Unas cuántas páginas más adelante, Dawkins propone un juego para asimilar mejor el tamaño del universo y nuestra posición en el mismo:

1. Acércate hasta un campo bien grande con un balón de fútbol y colócalo en el suelo para representar el sol.
2. Camina después 25 metros y deja caer un grano de pimienta para representar el tamaño de la Tierra y su distancia al sol.
3. La luna, para mantener la misma escala, debería ser una cabeza de alfiler, y estaría a tan solo cinco centímetros del grano de pimienta.
4. Pero la siguiente estrella más cerca, Próxima Centauri, manteniendo la misma escala, sería otro balón de fútbol (aunque algo más pequeño) ubicado digamos… a unos… ¡6 500 kilómetros de distancia!

Lo que dije: ojalá hubiéramos tenido libros de texto como éste.

Fuente:

Xakata Ciencia

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