Si  habéis visto alguna vez un anuncio de joyería de alguna pieza hecha de  oro seguramente os sonará eso de “oro de no-se-cuantos quilates”,  ¿verdad? Sin embargo, es muy posible que no conozcáis realmente el  significado de esto. ¿Un quilate es mucho o poco? ¿Lo máximo que se  puede conseguir es oro de 24 quilates? ¿Es oro puro? ¿Ocurre lo mismo  para la plata? Con las siguientes líneas vamos a tratar de responder a  estas y otras preguntas. Nos podrá servir, además, como complementario a  la colaboración que he publicado en Amazings.es titulada Cuestión de impurezas.
 Un quilate  es una antigua unidad de medida destinada a decirnos la cantidad de  metal precioso, en este caso oro, que tiene una joya. Hoy en día se  sigue utilizando ya que se ha asentado en el mundo de la joyería por su  facilidad de utilización. Antes de continuar debemos de tener cuidado ya  que la unidad de medida quilate puede hacer referencia a dos magnitudes  distintas. Existe el quilate como unidad de masa, cuya equivalencia son  200 miligramos, y existe el quilate como unidad de pureza del oro.  Ambas tienen su origen hace muchísimos siglos aunque esta última es la  que realmente nos interesa ahora.
 En el caso de la plata, antiguamente se medía en dineros, aunque está  en desuso. Simplemente se suele decir eso de “plata de ley”. Realmente  la ley  es una unidad de medida que nos habla de la pureza de diferentes  elementos o aleaciones, y por tanto los quilates y los dineros son  unidades que miden la ley de una joya de oro o de plata,  respectivamente.
 Así pues, los quilates como unidad de pureza hacen referencia al  grado de oro que tiene una joya. A mayor pureza, más cantidad de oro, y  por tanto mayor valor de la pieza. La forma de medir los quilates es  ligeramente diferente a lo que estamos acostumbrados, que son los  porcentajes (partes por cada 100), pues lo que utiliza son las partes por cada 24.  Es decir, si una joya tiene 18 quilates es que 18 de 24 partes de la  misma son oro. Dicho cotidianamente, un 75% de la joya es oro  (18/24=0,75). Para la plata, los dineros se medían en partes por cada 12, luego 9 dineros equivale a una joya formada por un 75% de plata.
 Así pues, en principio una pieza de 24 quilates estaría completamente  hecha de oro, ya que tendría 24 de 24 partes de oro, y una de 12  dineros estaría hecha completamente de plata. Sin embargo, ¿es eso  cierto?
  La respuesta es no. Ninguna joya de oro de 24 quilates, o plata de 12 dineros, se libra de tener impurezas. Si habéis leído el post en Amazings  ya sabréis que la notación que se ha adoptado para simplificar la  escritura de la pureza de los compuestos es el “número de nueves” de  pureza. Es decir, si tenemos un material con una pureza del 99,9% se  dirá que tiene una pureza de 3N (“tres nueves”). Para el caso del oro de  24 quilates se estipula que éste debe tener al menos una pureza de 3N,  es decir debe estar compuesto en un 99,9% de oro. Para la plata la cosa  cambia y, en España, ya se considera “plata de ley” a partir de un 80%  de plata.
 Ahora bien, ¿todo esto que quiere decir? ¿Nos están vendiendo gato por liebre?  Pues en parte sí. Para la plata, y teniendo el dato comentado  anteriormente, poco más se puede añadir. Puedes adquirir una joya que  tenga desde 2 de cada 10 gramos de impurezas hasta alguna de muy buena  calidad de 3N de pureza. Por supuesto, y aunque ambas sean platas de ley  su diferencia estará en el precio, pues depurar un elemento químico es  un trabajo costoso y laborioso. En cuanto al oro, un bonito colgante de  oro de 18 quilates que pese 10 gramos tiene 2,5 gramos de otros  elementos químicos ajenos, como pueden ser el cobre, la plata, el  paladio o cualquier otro que consiga dotarlo de mayor dureza. Hacer esto  es completamente necesario incluso si lo que tenemos  es una joya de oro de 24 quilates pues en caso contrario se podría rayar  con una facilidad asombrosa, ya que el oro tan solo posee una dureza de  2,5 en la escala de Mohs.
 A  pesar de que las impurezas son algo que parece devaluar el valor de una  joya, existen algunas aleaciones que consiguen colores muy interesantes  para la joyería. El famoso oro blanco es un claro  ejemplo de ello. Para lograrlo se suele alear el oro con paladio y  plata, o con níquel, cobre y zinc. Existen más posibilidades aunque  estas son las usadas en joyería. También existe oro rojo o rosa dependiendo de la cantidad de cobre que se le añada al oro; oro verde juntando simplemente oro y plata (realmente su color es amarillo verdoso); o colores más extraños como el oro negro rico en cobalto, el oro púrpura rico en aluminio, o el oro azul  rico en indio. En definitiva, se pueden crear muchos colores diferentes  creando aleaciones de oro con otros metales. Eso sí, la pureza debe  disminuir forzosamente llegando como mucho a los 18 quilates. En la  imagen superior tenéis los diferentes colores que se pueden formar  aleando oro, plata y cobre en distintos porcentajes.
 Respondiendo a la pregunta que da título a este artículo: sí, existe  el oro puro de 24 quilates; pero su pureza no es excesivamente grande  pues en joyería únicamente alcanza un valor de pureza de 3N. Existen,  sin embargo, algunas muestras de oro que se han refinado a purezas  mayores, siendo la de más pura una muestra fabricada por Perth Mint con  la increíble pureza de 6N.
 Moraleja: no es oro todo lo que reluce… pero casi...Fuente:Wis Physics