Los resultados de una nueva investigación favorecerán el fortalecimiento de los enlaces químicos y la superación de este problema.
Ingenieros e investigadores estadounidenses de la Universidad de Lehigh han logrado obtener por primera vez imágenes a escala atómica del proceso denominado fragilización por metal líquido (LME), por el que se explica la fragilidad del metal sólido en determinadas circunstancias. Este fenómeno, que ha desconcertado a los metalúrgicos durante un siglo, ahora podría tener una solución gracias al fortalecimiento de diversos enlaces químicos.
El conocimiento preciso de las condiciones que generan una súbita fragilidad en el metal sólido en determinadas condiciones, cuando se trata de un material preparado para soportar todo tipo de presiones, podría favorecer el desarrollo de nuevos enlaces químicos con los que superar este problema. Así lo determina una investigación desarrollada por ingenieros de la Universidad de Lehigh, en Estados Unidos.
La siguiente cuestión ha constituido una obsesión para la industria metalúrgica durante los últimos cien años: ¿por qué un metal sólido, que se ha diseñado para su máxima ductilidad y para soportar todo tipo de presiones, se vuelve imprevistamente frágil, con consecuencias dramáticas para las estructuras en las que ha sido empleado?
Todo se debe a la presencia de ciertas impurezas del metal líquido, que determinan un fenómeno conocido como fragilización por metal líquido o LME. Sin embargo, los ensayos experimentales para alcanzar un mayor entendimiento de este mecanismo han presentado profundas dificultades para ser aplicados.
Las elevadas temperaturas a las que deben ser realizadas las pruebas, especialmente con metales de gran trascendencia industrial como el zinc o el plomo, entre otros, generan la necesidad de procedimientos complicados. Sin embargo, un nuevo trabajo de ingenieros de la Universidad de Lehigh parece haber logrado un importante avance al respecto.
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