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20 de agosto de 2019

Cómo cambia la memoria con la edad

Artículo tomado de la web de la BBC


Para empezar, un dato que puede tomar por sorpresa a muchos y deprimir a otros tantos: "Lo creas o no, la memoria alcanza su punto máximo a los 20", nos dice Andrew Budson, profesor de neurología de la Universidad de Boston.

Eso explicaría por qué es más fácil aprender un idioma o estudiar una carrera cuando somos más jóvenes. A partir de ahí nuestra capacidad va disminuyendo en una línea "bastante recta", según el neurólogo.

Así que nuestra memoria a los 30 y a los 40 ya no es tan buena como a los 20.

Qué es normal a que edad

Según el experto, con la edad se producen tres cambios en la memoria que se consideran normales y forman parte del proceso natural de envejecimiento.
 
El primero es que la gente empieza a necesitar que a veces le repitan algo varias veces para poder almacenarlo en la memoria.

El segundo es que, cuando intentamos recuperar un recuerdo, a medida que envejecemos, tardamos un poco más en conseguirlo: nos lleva más tiempo "encontrar" esa información.

Y el tercero es que a veces necesitamos una pista para poder recuperarla.

Budson dice que estos tres cambios en la calidad de nuestra memoria pueden empezar a notarse desde tan pronto como a los 40 o los 50 años. 

"Y ciertamente para cuando alcanzamos los 60, 70 y 80 casi todos los adultos saludables tendrán alguno de estos problemas".

Cuándo buscar ayuda: dos alarmas

¿Pero cómo saber cuándo hay que pedir ayuda? En realidad no es tan fácil para una persona identificar qué cambios en su memoria son "normales" para su edad y cuáles no.

Lo que el neurólogo recomienda, si tienes dudas, es preguntarle honestamente a tus amigos o familiares qué piensan, para saber si ellos han notado algún cambio.

En general hay dos señalas de alarma, dice Budson, que pueden preocuparnos.

"Una es cuando la gente tiende a repetirse, a hacer las mismas preguntas constantemente o a contar las mismas historias una y otra vez sin darse cuenta de que están repitiendo esa información.

"La otra es cuando alguien pierde la capacidad de hacer algo que antes sí podía hacer, como manejar las cuentas bancarias".

Pero existen maneras de mejorar nuestra memoria: ENLACE

20 de junio de 2019

Neuroeducación 01: ¿Dónde se almacenan los recuerdos?


En el hipocampo

Se conoce muy poco sobre la memoria, pero sabemos que nuestros recuerdos están ‘grabados’ o codificados en células cerebrales del hipocampo, el centro de memoria del cerebro. De esta manera están disponibles para ser recordados a largo plazo y no ser como Dory en Buscando a Nemo.


Todo empezó con el paciente HM
Cuando tenía 7 años, HM se dio un golpe en la cabeza. Tres años después empezó a tener unas convulsiones que cada vez se volvieron más intensas. A los los 27 años ya no podía tener una vida normal.
En 1953, HM aceptó formar parte de una cirugía en la que le extirparon los dos hipocampos del cerebro. La operación funcionó y el hombre dejó de tener convulsiones. Incluso su coeficiente intelectual aumentó.

Pero entonces los médicos se dieron cuenta de que, en el proceso, habían dañado su memoria. El joven no podía recordar si había desayunado o cómo llegar hasta el baño.

El trágico desenlace de su cirugía dio inicio a cinco décadas de estudios que lo inmortalizaron como el paciente "HM", el más famoso de la historia de la neurociencia.



El hipocampo almacena reuerdos y es nuestro GPS

En el hipocampo se encuentran las células nerviosas que nos permiten saber dónde estamos y cómo enocntrar un camino.

En otras palabras, se trata de células que funcionan como el "GPS interno" del cerebro.


Por eso el paciente HM no sabía dónde estaba y no sabía como ir al baño. Al quedarse sin los dos hipocampos se quedó sin nociones de tiempo y espacio, y tambíen se quedo sin recuerdos, sin memoria.

Espacio, tiempo y recuerdos se almacenan en el hipocampo. Este descubrimiento lo realizaron los científicos Edvard Moser (Noruega), su esposa May-Britt Moser (Noruega) y
John O'Keefe (EE.UU.). Los tres recibieron el premio Nobel de Medicina en el 2014.


¿Cómo se producen los recuerdos?

Para que se produzcan los recuerdos es necesario que las células se conecten entre sí (sinapsis) a través de señales eléctricas y químicas que se mueven de una célula a otra, las cuales pueden ser relativamente débiles y esporádicas o fluir con vigor y frecuencia. De este modo, cuanto más fuertes sean los mensajes entre las neuronas, más fuertes y permanentes serán los recuerdos que guardan.


Como era de esperar malos hábitos como la falta de sueño, el alcohol, una dieta inadecuada o el estrés pueden reducir el flujo de mensajes entre las células cerebrales.

En los siguientes posteos te daremos valiosos tips de neuroeducación:

1. Neuroeducación: Haz ejercicio... ¡y mejora tu memoria!

10 de junio de 2019

Edvard Moser, el Nobel que descubrió el GPS de nuestros cerebros

El paciente HM

Cuando tenía 7 años, Henry Molaison se dio un golpe en la cabeza y se fracturó el cráneo. 

Tres años después empezó a tener unas convulsiones que cada vez se volvieron más intensas y frecuentes, a pesar de la medicación.

Para cuando cumplió los 27 años ya no podía tener una vida normal.

Es por eso que, en 1953, Molaison aceptó formar parte de un procedimiento experimental en el que le extirparon los dos hipocampos del cerebro.

La operación funcionó y el hombre dejó de tener convulsiones. Incluso su coeficiente intelectual aumentó.

Pero entonces los médicos se dieron cuenta de que, en el proceso, habían dañado su memoria. El joven no podía recordar si había desayunado o cómo llegar hasta el baño.

Olvidaba las caras y nombres del personal médico y, lo que era más perturbador, debían decirle una y otra vez que su tío había muerto.

El trágico desenlace de su cirugía dio inicio a cinco décadas de estudios que lo inmortalizaron como el paciente "HM", el más famoso de la historia de la neurociencia.

Molaison no llegaría a verlo, pero su caso derivó en un descubrimiento crucial sobre el funcionamiento del cerebro y la memoria.

No en vano le valió el premio Nobel de Medicina al neurocientífico noruego Edvard Moser.


Filosofía y ciencia

"El espacio y tiempo son propiedades totalmente fundamentales de nuestra propia experiencia subjetiva", dice Edvard Moser.

"Es difícil mantener cierto entendimiento del mundo si no podemos colocar las cosas en algún lugar del espacio y organizar los eventos en un tiempo", agrega.

"Por eso, cuando estas habilidades se pierden, de alguna manera nos perdemos a nosotros mismos".

La propia Academia Sueca reconoció al anunciar su premio en 2014 que había logrado resolver "un problema que ha ocupado a filósofos y científicos durante siglos".

El GPS del cerebro
 
"El premio Nobel fue por descubrir las células que forman parte del sistema que nos permite saber dónde estamos y encontrar el camino" para ir de un lugar a otro, explica Moser.

En otras palabras, se trata de células que funcionan como el "GPS interno" del cerebro.

Pero el galardón no lo recibió en solitario, sino que lo compartió con el estadounidense John O'Keefe y la noruega May-Britt Moser.

El apellido Moser no es una extraña coincidencia.
Edvard y May-Britt no solo forman parte del selecto club de los laureados por la Academia Sueca, sino que además son parte de uno todavía más reducido: el de los cinco matrimonios Nobel.

Un camino difícil

A pesar de no haber crecido en una familia ni un lugar con tradición académica (un poblado de 500 habitantes en Noruega), a través de su ávido consumo de libros descubrió la ciencia y se apasionó por ella.

Cumplió con el servicio militar obligatorio, hizo algunos cursos de matemáticas y estadística, se doctoró en neuropsicología y comenzó un periplo internacional por distintos laboratorios.

"Creo que venir de un lugar donde no había nada más me ayudó a tener una perspectiva diferente y original sobre los problemas".

A lo largo de esos años, May-Britt se convertiría en su esposa, pero también en su compañera de investigación y cofundadora del Instituto Kavli para Sistemas de Neurociencia en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología en Trondheim, en el centro del país.

Y si bien los Moser ahora están divorciados, sus carreras siguen profundamente interrelacionadas.

Espacio y tiempo

"El intrincado sistema de mapeo del espacio que derivó en el descubrimiento de la célula red en 2005 y el premio en 2014 fue apenas el principio", afirma Moser.

En estos años, por ejemplo, descubrieron que esas células "no solo se encargan del espacio, sino también del tiempo, por lo que hay un cambio a medida que el tiempo pasa".

"Ahora sabemos también que el espacio y tiempo son elementos de los recuerdos que son almacenados en este sistema".

Hasta han dado inicio a lo que llaman la "fase dos" de sus investigaciones: "Entender la enfermedad de Alzheimer y, ojalá, contribuir al desarrollo de algún tipo de tratamiento".
"El área del cerebro que contiene todas estas células especializadas y registra el pasaje del tiempo suele ser la primera área que se daña en el alzhéimer", dice el Nobel.

Esta enfermedad, que aún no tiene cura, afecta a entre el 60 y 70% de personas con demencia, que son nada menos que 50 millones alrededor del mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

Tomado de BBC Mundo

26 de septiembre de 2018

El fascinante estudio que reescribe lo que sabemos sobre cómo el cerebro humano crea los recuerdos

Lo que realmente sucede cuando formamos recuerdos finalmente ha sido descifrado en un descubrimiento que sorprendió incluso a los científicos que lo hicieron.


El equipo de investigadores de Estados Unidos y Japón encontró que el cerebro hace un "duplicado", es decir, dos memorias de un mismo evento.

Una es para el aquí y el ahora, y la otra para el resto de la vida.

Hasta ahora se pensaba que todos los recuerdos comenzaban como una memoria a corto plazo y luego se convertían poco a poco en aquellas memorias a largo plazo.

Pero ahora los expertos consideraron que los resultados fueron no solo sorprendentes, sino también hermosos y convincentes.

"Avance importante"

Dos partes del cerebro están fuertemente involucradas en los recuerdos de nuestras experiencias personales.

El hipocampo es el lugar para recuerdos a corto plazo, mientras que la corteza es el hogar de la memoria a largo plazo.

Esta idea se hizo famosa después del caso de Henry Molaison en la década de 1950.
Su hipocampo quedó dañado durante una cirugía de epilepsia que tuvo y por lo cual ya no era capaz de hacer nuevos recuerdos, pero los que ya tenía antes de la operación todavía estaban allí.

Así que la idea predominante entre la comunidad científica era que los recuerdos se forman en el hipocampo y luego se trasladan a la corteza donde son "almacenados".

El equipo del Centro de Genética de Circuitos Neuronales Riken-IMT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, EE.UU.) hicieron un alucinante avance para demostrar que no es así.

Los experimentos tuvieron que ser realizado en ratones, pero se cree que también aplica a los cerebros humanos.

Vieron recuerdos específicos que se forman como un grupo de células cerebrales conectadas en reacción a un shock.

Luego, los investigadores utilizaron luz transmitida al cerebro para controlar la actividad de las neuronas individuales que, literalmente, pueden cambiar los recuerdos a encendido o apagado.

Los resultados, publicados en la revista Science, mostraron que los recuerdos se forman simultáneamente en el hipocampo y en la corteza.

El profesor Susumu Tonegawa, el director del centro de investigación, dijo que "fue sorprendente".

"Esto es contrario a la hipótesis popular que se sostenía desde hace décadas. Es un avance significativo en comparación con los conocimientos previos, es un gran cambio."

"Caso fuerte"

Los investigadores también mostraron que la memoria a largo plazo nunca llegó a su maduración si se bloqueaba la conexión entre el hipocampo y la corteza.

Así que hay un vínculo entre las dos partes del cerebro, con la transferencia pasando del hipocampo a la corteza con el tiempo.

La doctora Amy Milton, que investiga las cuestiones de la memoria en la Universidad de Cambridge, describió el estudio como "hermoso, elegante y muy impresionante".

"Esto es (solo) un estudio, pero creo que tienen un caso fuerte, creo que es convincente y creo que esto nos dirá cómo los recuerdos se almacenan en los seres humanos", le dijo a la BBC.

Por ahora, este descubrimiento es una pieza de la ciencia que explica cómo funciona nuestro cuerpo.

Pero el profesor Tonegawa dice que puede iluminar lo que ocurre en algunas enfermedades de la memoria, incluyendo demencia.


Tomado de: BBC Mundo

16 de marzo de 2018

Hipertimesia: la maldición y la bendición de la gente que recuerda todos los detalles de su vida


Para la mayoría de nosotros, la memoria es una especie de álbum de recortes, un revoltijo de fotos borrosas y descoloridas de nuestras vidas. Por mucho que nos gustase aferrarnos a nuestro pasado, incluso los momentos más conmovedores pueden ser difuminados con el tiempo.
Pero pregúntale a Nima Veiseh qué estaba haciendo cualquier día de los últimos 15 años y te dará los detalles de lo que llevaba puesto, o incluso en qué lado del tren estaba sentado en su viaje al trabajo.

"Mi memoria es como una biblioteca de cintas VHS, caminando todos los días de mi vida de la vigilia al sueño", explica.

Veiseh sabe cuándo comenzó esa grabación: el 15 diciembre de 2000, cuando conoció a su primera novia en la fiesta de cumpleaños número 16 de su mejor amigo.

Siempre había tenido una buena memoria, pero la emoción del amor joven parece haber cambiado un engranaje en su mente: de ahora en adelante, comenzaría a recordarlo todo en detalle.

Las personas como Veiseh son de gran interés para los neurocientíficos.

Algunas explicaciones rápidas -como que esto pueda estar asociado con el autismo- han demostrado ser infundadas.

Un par de investigaciones recientes finalmente han abierto una ventana hacia las mentes extraordinarias de estas personas.

Memoria autobiográfica extraordinaria

El concepto de "Memoria Autobiográfica Muy Superior" (HSAM por sus siglas en inglés) o hipertimesia, surgió a principios de 2000, a partir del caso de una joven llamada Jill Price.

Price le envió un correo electrónico al neurocientífico e investigador de la memoria Jim McGaugh, contándole que podía recordar todos los días de su vida desde los 12 años y pidiéndole que la ayudara a entender por qué.

Intrigado, McGaugh comenzó a estudiarla: le daba una fecha y le pedía que le contara los acontecimientos ocurridos en el mundo en ese día. Price acertaba casi siempre.

Su caso llegó a la prensa y otros individuos con una condición similar (incluyendo Veiseh) contactaron al equipo de la Universidad de California, Irvine.

Curiosamente, la memoria de estas personas es muy egocéntrica: aunque pueden recordar sucesos "autobiográficos" con extraordinario detalle, no parecen ser mejores que el resto para rememorar información impersonal, como listas aleatorias de palabras.

El artículo completo en:

BBC Mundo

17 de noviembre de 2017

Así decide tu cerebro qué recuerdos guarda o elimina mientras duermes

La mente reactiva redes de memorias al dormir, consolidando solo las que están fuertemente asociadas.

El laboratorio de Lluís Fuentemilla en la Universidad de Barcelona se asemeja más a un centro de día que a un centro de investigaciones neurocientíficas. Sobre una mesa hay un juego de cartas con dibujos de animales, de instrumentos musicales y de vehículos. También tiene sillones reclinables, con sendas mantas y almohadas. Los sujetos de su último experimento son alumnos de la universidad, que acuden después de comer, listos para la siesta.

Fuentemilla y sus compañeros investigan el proceso mediante el cual se consolidan, al dormir, las memorias formadas durante el día. En un estudio publicado en la revista científica Journal of Neuroscience demuestran que el cerebro activa redes de recuerdos relacionados durante el sueño. Dependiendo de la fuerza con que estén asociadas las memorias, este proceso ayuda a fijarlas o, por el contrario, promueve su olvido. “Sería ineficiente si pudiéramos recordar todo”, dice Javiera Oyarzún, la autora principal del estudio. “Cada vez que la mente quisiera recuperar información concreta, tendría que inhibir todos los recuerdos irrelevantes, el ruido”.

Previamente, los científicos ya habían demostrado que la mente humana archiva algunos recuerdos mientras duerme, a la vez que elimina otros. Para que esto suceda, los recuerdos que se forman en el día deben ser reactivados durante el sueño. Aunque ocurre naturalmente, los investigadores pueden inducir el mismo proceso de forma artificial, asociando previamente un estímulo sensorial –como un olor o un sonido– al recuerdo. Si se percibe el estímulo durante las horas de sueño, la mente reactiva el recuerdo asociado y, además, toda una red de memorias relacionadas a ese recuerdo. Utilizando esta técnica, los investigadores han encontrado el mecanismo neuronal encargado de reforzar o debilitar memorias individuales en la red de recuerdos.

En el estudio, los voluntarios tenían que memorizar la localización de 15 parejas de cartas sobre una cuadrícula. Hicieron esto dos veces. La segunda vez, una carta de cada pareja cambió de lugar, pero la otra permaneció en el mismo sitio. Así, los participantes formaron dos conjuntos de memorias distintas pero relacionadas por un elemento común, la posición de una de las cartas de cada pareja: formaron una red de recuerdos sencilla. Además, durante el segundo ejercicio, los investigadores reprodujeron sonidos representativos de los dibujos de las cartas –grabaciones de animales, instrumentos y transportes– para poder inducir posteriormente el recuerdo de su posición durante la siesta.

Mientras los participantes dormían en el laboratorio, los científicos pusieron la mitad de los sonidos otra vez, elegidos al azar. Esto reactiva en la mente el recuerdo de la posición de las cartas del segundo ejercicio y, por asociación, las cartas equivalentes del primero. La fuerza de esta asociación determina qué memorias se conservan y cuáles se olvidan al despertar. Los investigadores pudieron manipular la fuerza de la asociación y contrastar sus efectos utilizando dos grupos de participantes. Un grupo aprendió ambas configuraciones de cartas consecutivamente, formando un vínculo fuerte entre los dos conjuntos de recuerdos, mientras que el otro esperó tres horas entre el primer ejercicio y el segundo, por lo que formaron una asociación débil.

Los participantes que memorizaron todas las parejas de seguido recordaron mejor la posición de las cartas del primer ejercicio relacionadas con aquellas que habían sido reactivadas durante el sueño. Ocurrió lo opuesto en el segundo grupo: las posiciones de las cartas del primer ejercicio asociadas a las cartas reactivadas durante el sueño precisamente fueron las que peor recordaron.

Esto quiere decir que los recuerdos reactivados durante el sueño ayudaban a consolidar las memorias estrechamente relacionadas. Sin embargo, el mismo proceso promovía activamente el olvido de las memorias asociadas débilmente. “La red, lo que te permite, al final, es predecir el mundo”, explica Oyarzún. Los autores sugieren que este mecanismo cerebral ha evolucionado para que podamos preservar a largo plazo solo la información que es consistente o que se repite predeciblemente, la que nos pueda ser útil en el futuro. “Al eliminar los recuerdos sobre nuestro entorno que son poco frecuentes o inconsistentes, se evitan interferencias de la memoria en el futuro”, explica Fuentemilla.

El neurocientífico Bryan Strange, un especialista en consolidación de memoria ajeno a esta investigación, de la Universidad Politécnica de Madrid, opina que “es un estudio muy meticuloso” y coincide con la teoría de que el olvido es un proceso activo y beneficioso: “Ya decía William James, el padre de la neuropsicología, que si nos acordásemos de todo seríamos tan desafortunados como si nos acordásemos de nada”. Strange añade que técnicas parecidas a las empleadas en este estudio podrían utilizarse para atenuar o eliminar memorias desagradables de forma terapéutica, algo que proponen los investigadores como un proyecto futuro.

Fuente:

30 de enero de 2016

¿Podría conservar recuerdos una cabeza congelada?

El caso de Kim Suozzi, una joven cuya cabeza ha sido criopreservada después de morir, ha desatado una intensa polémica entre científicos. Si un día consiguen reanimarla, ¿conservará sus recuerdos? El debate implica cuestiones fundamentales sobre los límites entre la vida y la muerte.

Fotograma de la película "The Brain That Wouldn't Die" - Foto VP

El 17 de enero de 2013 la joven Kim Suozzi, de 23 años, falleció en su apartamento de Scottsdale, en Arizona, después de dos años de lucha contra un glioblastoma, uno de los tumores más letales. Minutos después, dos enfermeras y un médico introdujeron su cuerpo en una bañera con hielo y lo transportaron hasta las instalaciones centrales de la empresa. Seguidamente los técnicos cambiaron la sangre de Kim por un criopreservante y cortaron su cabeza para introducirla en una cuba metálica donde se conservará en nitrógeno líquido a la espera de que, en un futuro, alguien sea capaz de devolverla a la vida.
Kim pidió ayuda en redes sociales para conservar su cabeza
El caso de Kim conmocionó la opinión pública de EE.UU. después de la joven pidiera ayuda para sufragar los gastos de la preservación en redes sociales. "Congélame, Reddit", rezaba el cartel con el que se retrató y que le sirvió para conseguir el apoyo y el dinero para pagar a la empresa Alcor. Sus últimos días fueron filmados por un equipo de periodistas del diario The New York Times que acaban de publicar un mini documental sobre su caso y han vuelto a poner su historia de actualidad.  Tras leer el reportaje, el neurocientífico Michael Hendricks publicó un durísimo artículo en la revista MIT Technology Review en el que, bajo el título "La falsa ciencia de la criónica", atacaba a los gurús del transhumanismo que jalean este tipo de prácticas y argumentaba la falta de fundamentos científicos de la criopreservación de tejidos. "Nadie que haya vivido la experiencia de perder a un ser querido dejará de simpatizar con alguien que paga 80000 dólares para congelar su cerebro", escribía Hendricks. "Pero la reanimación o la simulación es una forma miserable de dar falsas esperanzas que va más allá de lo que puede prometer la tecnología y resulta imposible con el tejido congelado y muerto que ofrece la industria 'criónica'". "Aquellos que se benefician de esta esperanza", remataba, "merecen nuestra ira y desprecio".



Los reproches de Hendricks se centraban básicamente en dos aspectos: en la afirmación de algunos transhumanistas de que nuestros pensamientos y consciencia no son más que una serie de datos que podrían trasladarse incluso a un soporte físico y contra el uso de la 'conectómica' como argumento para defender que cuando una persona crionizada despierte en el futuro seguirá siendo ella misma. El neurocientífico negaba que un mapa detallado de las conexiones neuronales (el llamado conectoma) sea suficiente para restaurar la mente de una persona con sus recuerdos y su personalidad, y citaba sus investigaciones con el gusano nemátodo C. elegans, uno de los animales más estudiados y mejor descritos en biología. "Conocemos con detalle la identidad y todas las conexiones de sus 302 neuronas", explicaba Hendricks. "Si se pudiera cargar o simular un cerebro, ése sería el de C. elegans", insistía, "pero incluso con el conectoma en la mano, un modelo estático de la red de conexiones carece de la información necesaria para simular la mente del gusano. En resumen, la actividad neuronal no puede ser inferida de la neuroanatomía sináptica".
La criónica es una forma miserable de dar falsas esperanzas, asegura Hendricks
Las afirmaciones de Hendricks provocaron la reacción y respuesta de un equipo de investigadores que trabajan precisamente con C. elegans y entre los que se encuentra el español Ramón Risco, líder del grupo de investigación de la Universidad de Sevilla Cryobiotech. "Ante las afirmaciones de Hendricks hablando de la falsa ciencia de la criónica", explica a Next, "decidimos escribir un artículo respuesta bajo el título 'La ciencia alrededor de la criónica'". En este escrito, Risco y sus compañeros sostienen que "hay mucho más en la mente que la mera conexión sináptica entre las neuronas" e insisten en que sí que existen "pruebas que apoyan la posibilidad de que las características del cerebro que codifican los recuerdos y determinan el comportamiento pueden conservarse durante y después de la criopreservación".

"Lo que nos resultó más chocante", relata Risco, "fue que Hendricks citara el gusano C. elegans, cuando nuestro equipo ha demostrado precisamente que conserva los recuerdos después de congelarlo y descongelarlo". En el experimento realizado hace unos meses por Natasha Vita-More y Daniel Barranco, los científicos condicionaron a un grupo de nemátodos para que identificaran el olor característico de la butanona (un olor a cereza amarga como el de las piruletas) con la presencia de comida. A continuación, criopreservaron a los gusanos con la técnica de vitrificación - la misma que se emplea en criónica- y comprobaron que al revivirlos, los animales seguían conservando el recuerdo y acudían a la comida ante la presencia del olor. "Ponías solamente el odorante, sin comida, y se iban derechos a la butanona", explica Risco. "Es evidente que conservan el recuerdo".



Pero, ¿cuánto dura un recuerdo?

El artículo completo en: Vox Populi

5 de octubre de 2015

¿A dónde van los recuerdos perdidos? La ciencia se aproxima a este misterio

Los resultados de la investigación son un nuevo paso para ayudar a personas con problemas de memoria.

Un equipo de científicos de la Universidad de Cardiff asegura que los recuerdos son mucho más fuertes de lo que pensábamos. En un estudio publicado en la revista Nature Communicationsexplican cómo han identificado el proceso en el cerebro para rescatar recuerdos perdidos o enterrar experiencias traumáticas, lo que podría allanar el camino para la elaboración de nuevos tratamientos y fármacos que ayude a personas que padecen problemas de memoria.

Según explican los investigadores, usar esta técnica para encontrar los recuerdos puede revertir la amnesia. Así lo han demostrado en un grupo de ratas que padecían una pérdida total de la memoria. Según explica el Dr. Kerrie Thomas, autor principal del estudio, "investigaciones anteriores en esta zona del cerebro afirmaban que cuando se recuperaba la memoria ésta era sensible a la interferencia de otros datos, por lo que en la mayoría de casos éstos recuerdos eran completamente aniquilados. Nuestra investigación desafía este punto de vista y creemos que demuestra que no es el caso". Además, "encontramos que a pesar de utilizar una técnica pensada para que el cerebro sufra una amnesia total, hemos sido capaces de demostrar que los recuerdos son fuertes y se pueden recuperar".

Si bien estos prometedores avances han resultado satisfactorios en ratas, el equipo espera que se pueda aplicar en seres humanos y permita la posibilidad de desarrollar tratamientos y nuevos medicamentos que ayuden a las personas que sufren trastornos de memoria. Aunque, como reconoce el Dr. Thomas "aún estamos muy lejos de ese punto". Esto se debe a que las ratas no reflejan con exactitud lo que sucede en el cerebro de los seres humanos, "nuestros recuerdos autobiográficos, nuestra propia historia, se ve empañada por nuevos recuerdos en lugar de perderlos por completo. Se trata de una actividad muy interesante en términos de enfermedades psiquiátricas asociadas con problemas de memoria tales como la esquizofrenia, la psicosis o el trastorno de estrés postraumático".

Ahora el objetivo sería diseñar nuevos fármacos o tratamientos que pueden tratar esta cuestión, intentando no sobrescribir nuestras experiencias anteriores sino sacando a flote sin interferencias los recuerdos de nuestro pasado.

Fuente:

QUO

6 de enero de 2015

¿La tecnología realmente atenta contra la capacidad de tu memoria?

Dos personas entran a un seminario. Una saca fotos y graba video y audio de la presentación, al tiempo que la otra toma notas a mano. ¿Qué persona cree que recordará mejor la información? El primero puede usar sus notas digitales para crear algo nuevo sobre el tema, mientras que para el segundo no será tan fácil.

Aún así, siguen apareciendo investigaciones como una recientemente publicada en la revista Psychological Science. Esta afirma que tomar notas en papel le da a la persona una ventaja al momento de recordar, en comparación con alguien que lo tipea en un computador.

El argumento lleva varios años circulando y usualmente está basado en la idea de que la escritura a mano es lenta y deliberada. Esto le permite al lector un entendimiento más profundo de la información y, por ende, una mayor capacidad para recordar. En contraposición, los conceptos grabados por medio digital, algo que se hace de forma rápida y automática, limitan la comprensión y, en consecuencia, su posterior memorización.

Existen argumentos similares respecto a la capacidad de recordar cosas leídas en una pantalla de smartphone, tableta o e-reader, por ejemplo, en oposición al papel impreso.

Pero, memorizar información, ¿debería seguir siendo una prioridad? 

El articulo completo en:

América Economía

25 de septiembre de 2014

Así aprenden los niños las matemáticas

Durante la etapa de la escolarización, hay un momento crucial en que los niños dejan de utilizar los dedos y empiezan a hacer las cuentas de cabeza. ¿Qué pasa en nuestro cerebro para adquirir esta habilidad? ¿Cómo se forma una mente matemática?

Esto es lo que se han preguntado neurocientíficos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, que han realizado resonancias magnéticas a niños, adolescentes y adultos mientras resolvían problemas aritméticos.

Los expertos comprobaron que en los niños mayores se activaba más el área del hipocampo, vinculada a los recuerdos, y menos la corteza prefrontal y parietal, zonas neuronales relacionadas con el acto de contar. Es decir, al cumplir años recurrimos cada vez más a la memoria para las matemáticas.

Sin embargo, en el caso de los adolescentes y adultos, funcionaba a pleno rendimiento el neocórtex, donde se asienta la información archivada a lo largo de la vida en el cerebro maduro.

Según Vinod Menon, principal investigador del estudio, “esto significa que el hipocampo proporciona durante la infancia una especie de andamio para aprender y consolidar los datos en la memoria a largo plazo”.

Los científicos esperan que las conclusiones de su investigación sirvan para paliar la dificultad innata de algunos alumnos con las temidas “mates”.

Fuente:

Muy Intersante

16 de septiembre de 2014

Recordamos mejor lo que leemos en papel que lo que leemos online

Aunque el proceso pueda parecernos exactamente el mismo, leer en papel y leer online no parece ser lo mismo, al igual que escuchar un mensaje y leerlo tampoco activa las mismas regiones de nuestro cerebro.

Al menos es lo que sugiere una investigación de la Universidad de Houston que señala las diferencias cualitativas entre leer una noticia a través de Internet y hacerlo en los periódicos convencionales, sin entrar a juzgar qué método es tecnológicamente más interesante.

La memoria en el mundo online

El descenso en picado de las ventas de periódicos físicos a favor de los periódicos digitales o los agregadores de noticias personalizados pudiera no ser la panacea de la nueva era de la información, al menos en cuanto a número de noticias leídas, comprensión y memorización de las noticias por parte del lector medio.

Para detectar las diferencias entre la prensa online y offline, Arthur D. Santana y sus colegas de la Universidad de Houston formaron dos grupos de estudiantes universitarios. Un grupo tenía que leer la versión impresa del The New York Times, y el otro debía leer la misma edición online. A ningún participante se le reveló que se le estaba poniendo a prueba su capacidad para recordar noticias.

Después de veinte minutos de lectura, se le solicitó a los participantes que recordaran la mayor cantidad de titulares, temas generales y puntos principales de las noticias leídas. Los lectores offline recordaron un promedio de 4,24 noticias, mientras que los lectores online recordaron un promedio ligeramente inferior: 3,35.

El artículo completo en:

Xakata Ciencia

9 de septiembre de 2014

Innovador experimento permite convertir en placenteros los recuerdos que son desagradables


Un experimento en ratones diseñado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) abre la puerta al desarrollo de técnicas para alterar las emociones positivas o negativas asociadas a cada recuerdo sin utilizar sustancias químicas.

Un grupo liderado por el japonés Susumu Tonegawa, Nobel de Medicina en 1987, publica este miércoles en la revista "Nature" los resultados de unas pruebas en las que han logrado que los roedores asocien con emociones placenteras recuerdos creados en situaciones de miedo y, a la inversa, que los momentos agradables se tornen en recuerdos relacionados con el estrés.

Para manipular esas emociones, los científicos estimulan con haces de láser ciertos circuitos neuronales del hipocampo, donde se almacena la información contextual de la memoria -dónde y cuándo sucedió determinado acontecimiento- y de la amígdala, en la que se codifican los sentimientos relacionados con esa información.

"Sabemos que las dos regiones, el hipocampo y la amígdala, están conectadas. Lo que hemos descubierto es que podemos cambiar las asociaciones que unen la memoria contextual con sus correspondientes emociones, de negativo a positivo y a la inversa", explicó Tonegawa en rueda de prensa.

El científico subrayó que la técnica optogenética que han desarrollado para el experimento en ratones -estimulación de las neuronas a través de la luz- permitirá en el futuro iniciar nuevas vías para el tratamiento en humanos de problemas psicológicos como el estrés postraumático y la depresión.

"Ahora podemos acceder al interior del cerebro y manipularlo para cambiar el comportamiento asociado a un recuerdo sin usar medicamentos. No se utiliza ninguna sustancia química. Esto representa una nueva vía para la psicoterapia en el futuro", sostuvo por su parte Roger Redondo, coautor del estudio.

En el experimento, los investigadores ubicaron a ratones machos en un lugar concreto de un cajón con arena y les indujeron a asociar ese punto con emociones positivas, mediante la interacción con hembras, o bien negativas, con descargas eléctricas.

Tras comprobar que los roedores con malas experiencias tendían en adelante a evitar ese lugar y los que habían experimentado placer se sentían cómodos en él, los científicos sometieron a los animales a la situación emocional contraria, al tiempo que activaban con láser las zonas de la memoria con la información de contexto original.

Comprobaron que el antiguo recuerdo había quedado relacionado con la nueva carga emocional, ya fuera positiva o negativa.

http://www.ntn24.com/noticia/innovador-experimento-permite-convertir-en-placenteros-los-recuerdos-que-son-desagradables-23643

7 de septiembre de 2014

Recordar nuestros errores hace el aprendizaje más rápido y efectivo

  • Los investigadores han sabido por mucho tiempo que la gente aprende una tarea motora más rápido a la segunda o tercera vez, pero ignoraban el por qué.
  • Nuevo estudio muestra que la razón no es sólo el recuerdo de la tarea en sí, sino también el recuerdo de los errores cometidos mientras se aprende a hacer la tarea.
The experimental setup: Volunteers cannot see their hands, but they can see a dot of light that reflects their movements more or less accurately.
 
El montaje del experimento: Los voluntarios no pueden ver sus manos, pero pueden ver un punto de luz que refleja sus movimientos con más o menos precisión. Crédito: Medicina Johns Hopkins
 
Usando un conjunto aparentemente simple de los experimentos, los investigadores de Johns Hopkins han aprendido por qué las personas aprenden una tarea idéntica o similar más rápido la segunda, tercera y posterior vez. La razón: estas personas son ayudadas no sólo por los recuerdos de cómo realizar la tarea , sino también por los recuerdos de los errores de hecho la primera vez.
  "En el aprendizaje de una nueva tarea motora, al parecer, hay dos procesos que simultáneos", dice Reza Shadmehr, Ph.D. , profesora en el Departamento de Ingeniería Biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "Uno de ellos es el aprendizaje de las órdenes motoras en la tarea, y la otra es la crítica del aprendizaje, tanto la forma en que un 'coach' se comporta. El aprendizaje de la próxima tarea similar va más rápido, debido a que el entrenador sabe que los errores son más dignos de atención. En efecto, este segundo proceso deja un recuerdo de los errores que se vivieron durante el entrenamiento, por lo que la re-experiencia de los errores hace que el aprendizaje sea más rápido ".
  Shadmehr dice que los científicos que estudian el control motor han sabido por mucho tiempo que a medida que la gente realiza una tarea, como abrir una puerta, sus cerebros toman en cuenta las pequeñas diferencias entre la forma en que se espera que la puerta debe moverse y cómo realmente se movió, y que utilizan esta información para llevar a cabo la tarea sin problemas la próxima vez. Esas pequeñas diferencias son científicamente denominan errores de predicción, y el proceso de aprender de ello es en gran parte inconsciente.
  El hallazgo sorpresa en el estudio actual, que se describe en Science Express (el 14 de agosto de 2014), es que no sólo tales errores entrenan el cerebro para realizar mejor una tarea específica, sino que también enseñan cómo aprender más rápido de los errores, incluso cuando estos errores se encuentran en una tarea completamente diferente. De esta manera, el cerebro puede generalizar a partir de una tarea a otra manteniendo una memoria de los errores.
  Para estudiar los errores y el aprendizaje, el equipo de voluntarios Shadmehr se colocó delante de una palanca de mando que estaba debajo de una pantalla. Los voluntarios no pudieron ver la palanca de mando, pero fue representado en la pantalla como un punto azul. Un objetivo fue representado por un punto rojo, y los voluntarios trasladaron el joystick hacia ella, el punto azul podría ser programado para moverse ligeramente descentrado desde donde señalaron que, la creación de un error. Los participantes luego ajustaron su movimiento para compensar el movimiento descentrado y, después de algunos ensayos más, sin problemas guiaron el joystick a su objetivo.
  "Este estudio representa un paso importante hacia la comprensión de la manera de aprender una habilidad motora", dice Daofen Chen, Ph.D., director del programa en el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares. "Los resultados pueden mejorar las estrategias de rehabilitación-circulación de los muchos que han sufrido derrames cerebrales y otras lesiones neuromotoras."
  El siguiente paso en la investigación, Shadmehr dice, será para saber qué parte del cerebro es responsable de la tarea "entrenamiento" de la asignación de peso a los distintos tipos de error.
 
Otros autores del artículo fueron Pavan A. Vaswani y Mollie K. Marko de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. 

Fuente original:

Johns Hopkins

7 de diciembre de 2013

Cuatro consejos para mejorar la memoria

Cuando hablamos de la memoria, la mayoría de la gente tiende a pensar en cosas que ya han pasado, aunque en realidad, también tiene un papel fundamental en las cosas que planificamos hacer en el futuro más o menos inmediato, algo que conocemos como memoria prospectiva. Te contamos cuatro cosas a tener en cuenta para recordar mejor lo que tienes que hacer (o que otros lo hagan):

• Darle importancia a lo que hay que recordar. Según un artículo publicado en Applied Cognitive Psychology la motivación ejerce un papel importante en las primeras fases de la memoria prospectiva, pues recordamos mejor hacer aquellas cosas que son más importantes para nosotros porque usamos más estrategias externas.

• Intentar no hacer tareas muy complejas hasta el momento en que tienes que recordar realizar el recado. Según Harrison y su equipo (2013), si nos ocupamos con tareas de atención dividida muy complejas que nos exigen mucha concentración y recursos, nos costará más recuperar la instrucción de forma espontánea.

• Dormir suficiente. Un estudio publicado recientemente en PLOS One (2013) señala que el sueño mejora nuestra memoria prospectiva hasta dos días después de la instrucción, de dos formas: recordamos mejor el hecho de que hay algo que hacer, y también la tarea concreta que hay que realizar.

• Entrenar la memoria de trabajo. Laskowska y sus colaboradores (2013) han diseñado un juego que pretende trabajar de forma novedosa la memoria prospectiva, aunque según los autores, su eficacia aún no ha sido probada. Hasta que llegue ese día, podemos intentar entrenar la memoria de trabajo, otro tipo de proceso cognitivo que parece tener un papel importante a la hora de recordar nuestros planes de futuro (Wang y colaboradores, 2013).

Tomado de:

Muy Interesante

12 de octubre de 2013

Nuestra mente: Una fábrica de recuerdos falsos

Memoria

La memoria humana se adapta y se moldea para ajustarse al mundo, y para ello es capaz de crear falsos recuerdos.

Todos creamos recuerdos imaginados, y el artista británico Alasdair Hopwood se ha propuesto recopilar y mostrar una colección de ellos.
Durante el último año, Hopwood le pidió a la gente que contribuyera con anécdotas de recuerdos falsos que él luego convirtió en representaciones artísticas.

Y las historias que recibió van desde alguien que recuerda haberse comido un ratón vivo a quien recuerda cómo voló cuando era niño.

Exposición "Archivo de Falsos Recuerdos"

Para la muestra "Archivo de Falsos Recuerdos", Hopwood pidió a una psicóloga Kimberley Wade que registrara su vuelo en globo.

Uno de los participantes contó que estaba convencido erróneamente de que la hermana de su novia había muerto en el consultorio del dentista. Tan firme era esta idea que mantuvo en secreto todas sus propias visitas al odontólogo.

Así lo cuenta: "Un día, durante la cena, ella dijo que iba a ir al dentista la siguiente semana. Se hizo silencio en la mesa, y mi madre dijo que debía ser duro para ella luego de lo que le había pasado a su hermana". Y esto bastó para convencerlo.

Pero este no es un caso excepcional. Los neurocientíficos dicen que muchos de nuestros recuerdos cotidianos están falsamente reconstruidos porque nuestra visión del mundo cambia constantemente.

Trucos de la imaginación

Las pistas que pueden dirigir nuestros recuerdos en la dirección equivocada son sutiles.

Elizabeth Loftus mostró en 1994 en un célebre experimento que era capaz de convencer a una cuarta parte de los participantes de que se habían perdido en un centro comercial cuando eran pequeños.

En otra prueba similar en 2002 se logró convencer a la mitad de los participantes que habían volado en globo en la infancia con el simple truco de mostrarles "evidencias" fotográficas manipuladas.

Falsos recuerdos

Varias personas "recordaron" que se habían perdido de niños por una imagen trucada.

La psicóloga Kimberley Wade estuvo detrás de este trabajo en la Universidad de Warwick, en Reino Unido.

Para su proyecto, Hopwood le pidió Wade que hiciera un viaje real en globo aerostático, y las imágenes de ese vuelo ahora se exhiben con el resto de falsos de recuerdos recopilados y recreados por el artista para The False Memory Archive (Archivo de falsos recuerdos), una muestra que tiene lugar en Penzance, Reino Unido.

"He estado estudiando la memoria por más de una década, y aún me parece increíble que la imaginación pueda engañarnos para que pensemos que hicimos algo que nunca hicimos e impulsarnos a crear recuerdos ilusorios tan convincentes", dice Kimberley Wade.

La razón de que los recuerdos sean tan maleables es simplemente que hay demasiada información para absorber, explica la psicóloga.

"Nuestro sistemas preceptivos no pueden notar absolutamente todo de nuestro entorno. Recibimos información a través de todos nuestros sentidos pero hay huecos", añade.

"Así que cuando recordamos un evento, lo que hace nuestra memoria es rellenar esos huecos con lo que sabemos sobre el mundo".

Perder las llaves

La mayor parte de los recuerdos falsos se refieren a situaciones cotidianas sin consecuencias reales, a excepción de las discusiones ocasionales sobre cosas triviales del tipo quién perdió las llaves.

Pero a veces, los recuerdos ilusorios pueden tener ramificaciones serias. El Proyecto Inocente (The Innocent Project), de Estados Unidos, ha elaborado una lista de personas que han sido absueltas tras lograr la anulación de identificaciones incorrectas por parte de testigos oculares.

El experto Christopher French, de la Universidad de Goldsmiths de Londres, dice que hay una falta de conciencia de lo poco confiable que es la memoria, especialmente en los sistemas legales.

"Aunque dentro de la psicología es una noción bien conocida y ampliamente aceptada por cualquiera que haya estudiado la bibliografía al respecto, no se conoce más generalmente en la sociedad", explica French.

Proyecto "Archivo de falsos recuerdos"

Otra foto manipulada convenció a algunas personas que habían volado en globo.

"Aún hay gente que cree que la memoria actúa como una cámara de video, así como personas que aceptan la noción freudiana de la represión, que sugiere que cuando sucede algo terrible se empuja el recuerdo hacia las profundidades del subconsciente".

Sin embargo, sostiene el experto, las evidencias de recuerdos reprimidos no son muy sólidas.

French también estuvo involucrado en el proyecto de arte de Hopwood.

Al artista le fascina cómo las personas pueden estar tan convencidas de eventos completamente imaginarios.

"Lo interesante es que las contribuciones al proyecto se convirtieron en mini retratos (aunque de forma anónima) y a pesar de que lo único que sabes de esa persona es algo que en verdad no ocurrió. Así que allí hay una bonita paradoja que me atrae como artista", dice Hopwood.

Salvarnos del tigre

"(Los falsos recuerdos) Son subproductos de un sistema de memoria que funciona bien, que puede deducir muy rápido."

Sergio Della Sala, experto en neurociencia de la Universidad de Edimburgo

De acuerdo con otro investigador, los errores que comete la mente humana a veces tienen un propósito útil.

Sergio Della Sala, experto en neurociencia cognitiva de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, lo explica de la siguiente manera.

Imagina que estás en la jungla y ves que la hierba se mueve. Lo más probable es que un humano entre en pánico y huya, ante la idea de que esté acechando un tigre.

Una computadora, sin embargo, puede calcular y deducir que en el 99% de las ocasiones es el viento el que produce el movimiento. Si nos comportáramos como computadoras, cuando de hecho hubiera un tigre, nos comería.

"El cerebro está preparado para equivocarse 99 veces y salvarnos del tigre. Y eso es porque no es una computadora. Funciona con suposiciones irracionales. Es proclive al error y necesita atajos", dice Della Sala.

Los falsos recuerdos, añade, son señales de un cerebro saludable. "Son subproductos de un sistema de memoria que funciona bien, que puede deducir muy rápido".

Fuente:

BBC Ciencia
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