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10 de marzo de 2020

Comer poco alarga la vida

Una investigación aporta la descripción más detallada de los beneficios de la restricción calórica para frenar el envejecimiento.

Los investigadores Concepción Rodríguez y Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk

Desde hace décadas, los científicos conocen el secreto para hacer que casi cualquier animal viva mucho más de lo normal. Pueden hacer que un ratón duplique sus años de vida y que un macaco viva tres más de lo normal. El equivalente en personas sería vivir nueve años más y, además, con mucho menos riesgo de sufrir enfermedades asociadas al envejecimiento: cáncer, alzhéimer, diabetes. El problema es que el precio a pagar puede ser demasiado alto para muchos: comer menos, en concreto quitarse en torno a un 30% de las calorías diarias.

El 26 de febrero de 2020 se publicó el estudio más detallado que se ha realizado nunca para aclarar qué le sucede a un cuerpo cuando se somete a esta restricción calórica. Sus resultados apuntan muchas claves de qué genes y moléculas son culpables del envejecimiento y trazan nuevas vías para conseguir posibles fármacos que consigan algo a priori imposible: parar el tiempo, detener el envejecimiento.

“Este estudio muestra que el envejecimiento es un proceso reversible”, explica el investigador Juan Carlos Izpisúa (Hellín, 1960), uno de los autores principales del trabajo. “Hemos mostrado que determinados cambios metabólicos que llevan a una aceleración del envejecimiento se pueden reprogramar de una manera relativamente sencilla, reduciendo nuestra ingesta calórica, con la finalidad no ya de extender nuestras vidas, sino, mucho más importante, de que nuestra vejez sea más saludable”, resalta este farmacólogo y biólogo molecular que trabaja en el Instituto Salk (EE UU).
El trabajo ofrece el atlas celular más detallado del envejecimiento en un mamífero y los efectos beneficiosos de moderar la dieta. El equipo se ha servido de la nueva tecnología de análisis genético célula a célula para analizar unas 200.000 células de nueve órganos y tejidos diferentes de ratas. En un grupo había roedores que comían lo que querían y en el otros animales que comían un 30% menos calorías.

Los investigadores usaron solo ratas adultas a las que estudiaron desde los 18 a los 27 meses de edad, lo que en humanos equivaldría a un seguimiento entre los 50 y los 70 años. Esto es importante, pues los estudios realizados en primates han mostrado que los beneficios de comer menos son solo patentes en individuos adultos, a la mitad —más o menos— de sus vidas.

Los resultados, publicados este jueves en Cell, aportan un catálogo completo de todos los cambios que suceden con la edad y la dieta tanto dentro de cada célula como en la comunicación entre estas.

El artículo completo en: El País (España)

También puede leer unh resumen en Vitónica


26 de diciembre de 2018

Elizabeth Blackburn: “La pobreza acorta los telómeros”

La Nobel de Medicina investiga la conexión entre la longevidad, las enfermedades y las estructuras que protegen los cromosomas.


Hay almejas que viven más de 500 años y tiburones antárticos que sobrepasan los 400. En cuanto a los humanos, la persona más longeva conocida fue la francesa Jeanne Calment, que vivió 122, aunque técnicamente se desconoce si hay algún límite de edad para los humanos. Si se le pregunta a la científica Elizabeth Blackburn (Australia, 1948) responderá que puede haber pistas en los telómeros, unas fundas protectoras de los cromosomas que se suelen comparar a las que hay en la punta de los cordones para impedir que se deshilachen.

La longitud de los telómeros está relacionada con el número de veces que una célula se podrá dividir para tener hijas. Hay un mecanismo natural por el que una enzima llamada telomerasa reconstruye los telómeros que se han acortado demasiado. Blackburn ganó el Nobel de Medicina en 2009 por codescubrir estas estructuras y la proteína que los protege. Desde entonces, estudios con humanos han demostrado una conexión entre los telómeros cortos y enfermedades crónicas y también con otras agresiones como el estrés; por ejemplo, hay madres que se tienen que hacer cargo de hijos enfermos y tienen telómeros más cortos que las de hijos sanos.

Blackburn también es famosa por haber llevado la contraria al expresidente de EE UU George Bush. En 2004 no fue renovada como miembro del consejo de asesores en bioética, según ella por oponerse a la postura del presidente a la investigación con células madre, de la que ella fue acérrima defensora.
En 2017 vivió otro pequeño terremoto ajeno a la ciencia cuando tres científicas del prestigioso Instituto Salk de California (EE UU), del que era presidenta, denunciaron a la institución por el acoso que sentían por parte de algunos hombres. Poco después la científica anunció su dimisión del cargo, que se hizo efectiva el verano pasado.

De visita en Madrid para participar en una gala de mujeres y ciencia organizada por el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) y por la iniciativa Constantes y Vitales, la bióloga molecular habla de telómeros y aborda la cuestión del acoso.

Pregunta. ¿Qué se ha demostrado científicamente  sobre la relación entre los telómeros, la salud y la longevidad?

Respuesta. Hemos demostrado que cuando los telómeros se desgastan y acortan aumenta la probabilidad de sufrir alguna de las enfermedades crónicas relacionadas con el envejecimiento. Sabemos también que la velocidad con la que se degradan varía mucho de persona a persona, por lo que intentamos estudiar desde un punto de vista estadístico cuáles son los factores que les afectan. Es interesante porque aunque los genes juegan un papel, son los factores externos y los hábitos de vida los que hacen más contribución. Básicamente reduces esos impactos haciendo caso de lo que te decían tus padres: duerme bien, come bien, ten una buena actitud, no fumes, no bebas demasiado, come una dieta mediterránea y haz ejercicio. El estrés crónico debido a situaciones sociales como una situación económica mala, la pobreza, acorta los telómeros. Tenemos que empezar a pensar en nuevas políticas sociales en términos de cuánto afectan a los telómeros. Si miras a un nivel de poblaciones generales ves efectos cuantificables y los políticos que toman las decisiones podrían cambiar mucho de esos factores.

P. Usted creó una empresa que mide la longitud de los telómeros. ¿Aconseja a la población general que lo hagan?

R. No, no lo necesitan. Como individuos esta información no tiene tanto valor. Por ejemplo, recordemos el caso del tabaco. ¿De dónde venía la información que demostró que era malo para la salud? De estudios de población que demostraban que los fumadores tenían más cáncer de pulmón. Sabemos que fumar es una mala idea desde el punto de vista social y también individual, pero no porque tengamos una biopsia de pulmón para saberlo.


11 de diciembre de 2018

Elizabeth Blackburn: “Vivir en barrios inseguros y con pocas zonas verdes eleva el riesgo de enfermarse”

La Premio Nobel de Medicina cree que las políticas sociales son cruciales para mejorar la salud de los ciudadanos


La bioquímica australiana pide más recursos para la investigación para conocer mejor la biología del cáncer y poder combatirlo

La premio Nobel de Medicina 2009, Elizabeth Blackburn (1948, Hobart, Australia), recaló recientemente en Madrid por el Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer, gracias al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), La Sexta y Fundación Axa. En una conversación con los medios, antes de presentar su conferencia Resolviendo las paradojas entre la biología de los telómeros y el cáncer, la bioquímica australiana, que fue premiada por descubrir la telomerasa, una enzima que replica y alarga los telómeros –estructuras que protegen los cromosomas y cuyo acortamiento está vinculado con el envejecimiento y el riesgo de padecer enfermedades, entre ellas cáncer–, advirtió sobre la influencia del estilo de vida, el estrés crónico y las malas condiciones sociales en el deterioro de los telómeros y, por tanto, de la salud.

De ahí que destacó la importancia de contar con políticas públicas –tener un buen sistema educativo o una buena planificación urbanística– que favorezcan la calidad de vida de los ciudadanos. Y dio un toque de atención: “La financiación nunca es suficiente, debemos seguir invirtiendo en investigación; cuanto más sepamos sobre la biología del cáncer, mejor preparados estaremos para atacarlo”.

Pregunta: Algunos estudios han demostrado que tener telómeros largos reduce, en ciertos casos, el riesgo de padecer enfermedades, cáncer incluido, aunque otras investigaciones apuntan, paradójicamente, que influye en la aparición de tumores.

Respuesta: Los estudios en poblaciones grandes indican que, efectivamente, de media, unos telómeros largos reducen los riesgos de mortalidad, pero en investigaciones recientes de genética se ha observado que, si se mantienen activos los telómeros y la telomerasa está muy presente, hay un mayor peligro de padecer algunos tipos de cáncer, como los melanomas, gliomas o algún tipo de tumor de pulmón. Lo que supone, en efecto, un dilema.

¿En qué porcentaje pueden ayudar los telómeros largos a prevenir el cáncer?

Se necesita más investigación para poder contestar de forma más precisa. Hay que determinar qué tipo de cáncer se ve afectado por los telómeros y quién es más propenso a padecerlo. Por un lado, tenemos el cáncer desde un punto de vista de salud pública y, por el otro, desde los individuos concretos. Hay que combinar las mediciones de los telómeros con otros estudios genómicos, epigenéticos o clínicos para comprender más la biología del cáncer. Y hoy tenemos mayores probabilidades de entenderlo gracias a la tecnología. Pero como nos encontramos aún en el inicio de esta investigación y no puedo dar un porcentaje preciso, pongo un ejemplo de un estudio que se ha hecho en enfermos de cáncer de vejiga en Texas, con 440 pacientes. En el momento del diagnóstico se realizaron dos pruebas: una extracción de sangre para medir los telómeros de las células de los glóbulos blancos, que se clasificaron en un rango de mayor a menor longitud; por otro lado, se hizo un estudio en una escala de 32 puntos, de mayor a menor, para saber el estado de regresión en el que se encontraban estos pacientes. Una vez terminado, se formuló la siguiente pregunta: ¿qué tipo de personas presentó un mayor riesgo de fallecer? Se observó que si tenían telómeros cortos pero no sufrían depresión, no había mucha diferencia. Si tenían depresión, pero tenían los telómeros largos, tampoco. Sin embargo, cuando se daba el caso de telómeros cortos y depresión, había más posibilidades de morir, ya que tenían una media de supervivencia de 30 meses en comparación con la media de 200 meses si solo se daba una de las condiciones.


¿Se ha utilizado la inhibición de la telomerasa en alguna terapia contra el cáncer?

Sabemos que hay tipos de cánceres diferentes y alrededor del 80%-90% de ellos está en etapa avanzada. Estas ratios registran, además, una gran actividad de telomerasa, lo que sugiere que podríamos tratar el cáncer si se inhibiese esta enzima. Sin embargo, ensayos clínicos en fases tempranas en marcha evidencian que esto es difícil, porque las células madre de nuestro cuerpo, que son las que envían después la información al resto, necesitan telomerasa natural para funcionar. Por tanto, si la inhibiésemos en las células con cáncer, a lo mejor también la estaríamos inhibiendo en las células normales. Es un enfoque que debemos tener en cuenta ahora que hay mayores conocimientos de la biología, ya que no se ha explorado lo suficiente, y que no deberíamos descartar en el tratamiento contra el cáncer al igual que en el de otros medicamentos.

¿Qué relación hay entre los telómeros, el estrés crónico y el cáncer, un tema de abordaje en su conferencia?

Todavía hay un gran desconocimiento en este campo, necesitamos investigar más, aunque su conocimiento es mayor respecto a las enfermedades cardiovasculares. Lo que puedo decir es que existe dependencia, es decir, cuanto más nivel de estrés, más cortos serán nuestros telómeros y tendremos más riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares. Lo recomendable es introducir cambios en nuestro estilo de vida: en la dieta, la gestión del estrés, hacer ejercicio, pero también en las condiciones sociales, porque se ha determinado estadísticamente que afecta a la longitud de los telómeros. Estudios en niños que han estado expuestos a una gran violencia de pequeños, demuestran unos telómeros más cortos de mayores. La exposición a eventos traumáticos, el bajo nivel educativo o vivir en un barrio inseguro, con pocos espacios verdes y accesibilidad, está relacionado con el acortamiento de los telómeros y aumenta las posibilidades de sufrir enfermedades. Las políticas sociales y de urbanismo pueden intervenir, su implicación es clave, se pueden cuantificar sus efectos.

¿Cuál es el riesgo-beneficio de intervenir artificialmente los telómeros vía fármacos o suplementos?

Estamos aún en una etapa muy temprana de la investigación como para poder recomendar el empleo de fármacos para alargar los telómeros, porque no sabemos el riesgo que conlleva y dado que el cáncer tarda muchos años en desarrollarse. Es verdad que en algunas enfermedades raras extremas, donde se ha visto que los telómeros son muy cortos, sí es posible justificar el empleo de fármacos para su tratamiento. Pero solo en estos extremos. 

Entonces, ¿qué recomienda para mantener los telómeros largos?

Los cambios en nuestro estilo de vida marcan la diferencia, como he dicho: realizar ejercicio, tener una dieta mediterránea sana, consumir menos azúcar y refrescos azucarados –un mal hábito en EE UU– y dejar de fumar. Además, tener unos buenos patrones de sueño, relaciones sociales y controlar el estrés, modificar nuestra reacción ante estas situaciones, porque la ansiedad crónica está asociada a unos telómeros más cortos y, por tanto, el riesgo de padecer cáncer es mayor.


19 de febrero de 2013

La inesperada conexión entre el estrés y la longevidad

Personas mayores

Envejecer es inherente en el ser humano. La cuestión está en cómo envejecer y cuánto vivir. Científicos han buscado durante miles de años la clave de una vida larga y saludable con experimentos que han arrojado increíbles resultados.

Una vida sin estrés es de los principales ingredientes que aparecen cuando se habla de una receta para una larga vida. Sin embargo, ya en 1921, un estudio de Lewis Terman, de la Universidad de Stanford, rechaza esta creencia de muchos.
Entonces hizo un seguimiento a la vida de 1.500 personas, desde su niñez hasta su muerte, y estableció una coincidencia entre los rasgos de comportamiento y los acontecimientos de la vida con la forma en que los individuos prosperaron años más tarde.

Durante las últimas dos décadas, este trabajo ha sido actualizado por Howard Friedman, un profesor de psicología de la Universidad de California.

"Estudiamos a aquellas personas que eran más persistentes, más trabajadoras, más involucradas y lograron más éxitos -con frecuencia las más estresadas- y nos dimos cuenta que fueron quienes se mantuvieron más sanos y vivieron más", le explica Friedman al corresponsal de la BBC en Los Angeles, Peter Bowes.

"Quienes dijeron 'no me estreso, me lo tomo con calma, me jubilo temprano', registraron más tendencia a morir a una edad joven. Esto fue realmente una sorpresa, pues va en contra de muchos de los consejos que escuchamos".

Una pizca de preocupación

Según el estudio, un poco de preocupación es algo bueno. También se resaltaron los beneficios de la gente que ha decidido vivir una vida más concienzuda.

Hombre estresado

Estudios sugieren que las personas con estrés viven más.

"Ellos tienden a tener hábitos más saludables", agrega el experto. "Ellos son menos propensos a fumar, a beber en exceso. Pero también descubrimos que aquellos concienzudos tendían a tener más éxito en sus carreras, lo que es un buen vaticinador de una vida larga y sana".

El proyecto también sugiere que la gente que vivió una vida socialmente más responsable, más involucrados con otra gente y sus comunidades, vivieron más.

Hasta aquí algunas pistas de cómo extender nuestra vida en este planeta. Sin embargo, la cuestión de la eterna juventud sigue siendo un misterio.

El proceso físico del envejecimiento es un reto para los científicos. Todos estamos familiarizados con la forma en que cambia nuestro cuerpo, pero los cambios que ocurren a un nivel celular son mucho más complejos.

Un proceso "despiadado"

"El envejecimiento no es realmente comprendido", comenta Stephen Coles, del departamento de química y bioquímica de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y co fundador del Grupo de Investigación de Gerontología.

"Existe una clara relación entre los procesos que ocurren cuando el ser humano se desarrolla, basado en nuestro perfil de ADN, y (aquellos) cuando el ADN no tiene nuevas cosas que hacer, porque hemos alcanzado la premisa básica de crecer y multiplicar".

Coles, quien estudia a supercentenarios -gente con más de 110 años- explica que el declive empieza después de los 30 años.

"El proceso de envejecimiento toma el control de una forma despiadada que ataca a todos los organismos biológicos".

El papel de los telómeros

Mujer mayor haciendo ejercicio

No es sólo envejecer, sino cómo envejecer.

Un área de investigación de la vejez, a un nivel celular, se centra en el papel de los telómeros. Estos son las puntas de protección que se encuentran en los extremos de los cromosomas, algunas veces comparadas con las puntas de los cordones de los zapatos. Su papel es proteger el final del cromosoma y evitar la pérdida de información genética durante la división celular.

Los telómeros se van encogiendo o se van deteriorando cada vez que hay una división celular. La reproducción de célula se detiene cuando los telómeros se quedan muy pequeños.

Se ha asociado los telómeros pequeños con enfermedades de alto riesgo como las cardiovasculares o la demencia.

"El encogimiento de telómeros es claramente algo malo", explica Coles. "Cualquier cosa que uno pueda hacer para alargarlos sería beneficiosos".

Cuándo y cómo

Existe una buena cantidad de productos en el mercado que aseguran alargar los telómeros. Puesto de otra forma, podrían detener el envejecimiento de las células, a pesar de que no se ha determinado si esto podría extrapolarse a los efectos antiedad en todo el cuerpo.

Pero a pesar de todos los esfuerzos de los científicos y psicólogos para descubrir el secreto de una vida eterna, el máximo de edad al que la mayoría de nosotros podemos esperar a llegar es finales de los 70 o principios de los 80.

Entonces la cuestión sería: ¿cuál es la mejor forma de morir?

"Muchos geriatras y gerontólogos bromean sobre este asunto", señala Gary Small, director del Centro de Longevidad de la UCLA.

"Ellos dicen que quieren vivir hasta los 95 años y morir de un disparo de una amante celosa. La idea es permanecer comprometido, involucrado, disfrutar tu vida, pero cuando llegue la hora, aceptarlo y no temer a ello".
 
Fuente:
 
BBC Ciencia

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1 de diciembre de 2012

Las personas que dejan vagar su mente envejecen antes

distraidoLa tendencia de la mente a dispersarse guarda relación con el envejecimiento, según un estudio de la Universidad de California. Sus autores han comprobado que la longitud de los telómeros, un marcador que ha demostrado ser útil para medir el envejecimiento celular, parece estar asociada a la tendencia a dejar a la mente vagar hacia pensamientos sobre el pasado y el futuro o, sencillamente, “a estar en otra parte”. En concreto, las personas que más divagan tienen los telómeros más cortos, lo que supone que el envejecimiento se acelera. Por el contrario, quienes tienen más capacidad de estar presentes y prestan más atención a la actividad que están realizando en cada momento tienen los telómeros más largos, y con ello también más esperanza de vida.

Como recuerdan los autores del estudio en la revista Clinical Psychological Science, los telómeros son los fragmentos de ADN que protegen el final de los cromosomas en los que se empaqueta el material genético, impidiendo que se deterioren. Suelen acortarse con la edad, y lo hacen más rápido si nos exponemos a estresores psicológicos o fisiológicos. Los investigadores asocian los resultados al hecho de que las meditaciones tipo mindfulness, una técnica de atención plena desarrollada en la Universidad de Massachusetts que promueve la atención al momento presente, está asociada con una mayor actividad de la enzima telomerasa, que mantiene a los telómeros “largos”. Por lo tanto, prestar atención al tiempo presente podría tener repercusiones para la salud cuantificables a nivel celular.


Y además…

Fuente:

Muy Interesante

23 de junio de 2011

'Es natural inventar dioses para explicar misterios de la ciencia'

El biólogo británico Richard Dawkins, en Tenerife. | Pepe Torres.

El biólogo británico Richard Dawkins, en Tenerife.

  • El biólogo británico Richard Dawkins participa en el Starmus Festival
  • Se muestra convencido de que hay vida extraterrestre
  • Sin embargo, cree que la probabilidad de contactar con ellos es muy baja
  • También participaron el Nobel Jack Szostak y el astrónomo Robert Williams

El origen de la vida en la Tierra, la posibilidad de que exista fuera del planeta y los mecanismos evolutivos son las grandes preguntas pendientes de la ciencia. Así lo creen científicos de la talla del biólogo británico Richard Dawkins, el premio Nobel de Física Jack Szostak o el astrónomo Robert Williams, presidente de la Unión Astronómica Internacional.

Los tres participan en el Starmus Festival que se celebra estos días en Tenerife para conmemorar el aniversario del viaje de Yuri Gagarin.

Dawkins, que centra su intervención en este encuentro en las posibles alternativas de vida que pueden existir en otros planetas, es hoy uno de los divulgadores científicos más controvertidos del mundo por su férrea defensa de la evolución darwinista por la selección natural y sus duras críticas a la religión, que hoy tampoco ha obviado. "Es natural inventar dioses o espíritus para dar explicación a misterios que la ciencia ha ido desplazando", señalaba en respuesta a ELMUNDO.es.

Vida extraterrestre

En su opinión, no existe un gen que permita a los humanos creer en Dios, sino que "son varios genes en el cerebro y su expresión depende de las condiciones culturales, si esas condiciones cambian, la gente puede creer en otras cosas o no creer".

También se ha mostrado convencido de que existe vida extraterrestre porque "vivimos en un lugar muy normal, hay miles de millones de estrellas con planetas y todo apunta a que no somos la única forma de vida". En su opinión, incluso hay que buscar formas de vida con una química distinta a la basada en el ADN en la propia Tierra.

Eso si, la probabilidad de hallar y contactar con seres de otros sistemas planetarios reconoce que es "muy baja" y que sólo se podría conseguir en el futuro mediante radiaciones electromagnéticas.

Creación de vida artificial

Szostack, Nobel en 2009 por su trabajo sobre telómeros, y ahora centrado en la creación de vida artificial, reconocía que "aún no se conoce" como conseguirlo. "Nos falta saber cómo las membranas de las células se abren y se cierran, cómo se dividen. Los científicos nos afanamos en comprender esos procesos sencillos que llevan a la química y la biología planetaria, pero aún no lo hemos conseguido". Reconoce que cuando empezó con estos experimentos pensaba que tardarían 20 años en lograr generar un sistema biológico. "Ahora pienso lo mismo, que pasarán 20 años y puede que entonces conteste igual", afirma.

En todo caso, es un misterio en el que él tampoco ve la mano de Dios. "Si la gente entendiera que hay que buscar respuestas a lo que no sabemos, el mundo sería mejor", asegura.

Así lo cree también Williams, para quien los científicos tienen el deber "dar explicaciones contra las supersticiones". De hecho, aventuró que en 200 años, al ritmo de hallazgos actual, "podremos llegar a tener información de lo que había antes del Big Bang", uno de los grandes misterios actuales.

Sobre la vida en la Tierra, está convencido de que "el sistema es robusto" y aunque la especie humana no sobreviva, "alguna forma de vida si lo hará y puede que llegue a evolucionar hacia la inteligencia humana, aunque no sé si a tener nuestra conciencia".

Fuente:

El Mundo Ciencia

17 de mayo de 2011

Anuncian prueba que dice pronosticar cuán rápido envejece una persona

Una prueba simple de sangre que podrá determinar qué tan rápido está envejeciendo una persona y si vivirá una vida larga o corta estará disponible en el mercado en Europa en los próximos meses.

Cromosoma y telómeros

Los telómeros (rojo) se encargan de la división celular y tiempo de vida de las células.

El análisis mide los telómeros, las regiones de ADN ubicadas en los extremos de los cromosomas, que se encargan de la división celular y el tiempo de vida de una célula.

También están involucrados en enfermedades como el cáncer.

Como los telómeros marcan el número de divisiones celulares, los científicos creen que estas estructuras son uno de los indicadores más precisos e importantes de la velocidad en que una persona está envejeciendo.

Vejez biológica

Desde hace tiempo varios equipos científicos en distintos países trabajan en una prueba capaz de medir el envejecimiento del ser humano.

Pero este análisis, creado por la doctora María Blasco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España y la compañía Life Length, es el primero que logra avanzar hasta la etapa de comercialización.

"No intentamos determinar cuándo morirá una persona" explicó a la BBC la doctora Blasco.

"La prueba te dice básicamente si los telómeros de una persona tienen una longitud normal para su grupo de edad, o si son más cortos o más largos de lo normal", agrega.

Tal como informa la compañía, una persona podrá enviar una muestra de sangre al laboratorio y con ésta se determinará la longitud de sus telómeros. Esta medida indicará su "edad biológica", que puede ser tanto mayor como menor que su edad cronológica.

Según la investigadora, esta prueba "es muy precisa".

"Podemos detectar diferencias muy pequeñas en la longitud de los telómeros con una técnica muy simple y rápida con la cual se pueden analizar varias muestras al mismo tiempo".

"Y lo más importante es que podemos determinar la presencia de telómeros peligrosos: aquéllos que son extremadamente cortos", agrega.

Aunque algunos científicos creen que las pruebas de telómeros serán practicadas de forma rutinaria en la próxima década, no todos están de acuerdo en su valor y utilidad.

Por ejemplo, se presentan varias cuestiones éticas como, por ejemplo, si la medición de los telómeros de un individuo será utilizada por compañías de seguros de vida o médicos para determinar el riesgo de una persona de morir prematuramente o sufrir una enfermedad mortal.

También se cuestiona cuál es el valor que tiene para un individuo conocer qué tan "viejo" es biológicamente.

Tal como señala la doctora Blasco, aunque la longitud de los telómeros no predice cuánto tiempo vivirá una persona, sí se puede tener "información vital" sobre su riesgo de morir prematuramente a causa de enfermedades vinculadas al envejecimiento como las cardiovasculares o cáncer.

Información "útil"

"Sabemos desde hace tiempo que la gente que nace con telómeros más cortos está vinculada a un mayor riesgo de ciertas enfermedades vinculadas al envejecimiento, como las cardiovasculares, cierta susceptibilidad a las infecciones o trastornos neurológicos".

"De manera que esta prueba podría ser un indicador de cuán envejecido está tu organismo o cuál es el estado de tu salud".

Prueba de sangre

La longitud de los telómeros se puede medir con una muestra de sangre.

"La longitud de los telómeros no determina una más larga longevidad, ni tampoco indica necesariamente que una persona con telómeros cortos desarrollará estas enfermedades, pero sí determina el riesgo que tiene una persona de desarrollarlas", explica la doctora Blasco.

Life Length ya ha anticipado que la prueba tendrá una gran demanda.

Sin embargo, algunos expertos afirman que si estas pruebas se vuelven rutinarias sin duda habrá mucha gente que preferirá no conocer su "edad biológica", principalmente cuando no se cuenta con opciones para "revertir" la longitud de los telómeros.

Esta situación, según la doctora Blasco, es similar a la prueba que se lleva a cabo actualmente para conocer el nivel de colesterol de un individuo.

"Cuando los científicos comenzaron a encontrar una asociación entre el alto nivel de colesterol y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, no había tratamientos para reducir el problema de colesterol".

"Y sin embargo la prueba se llevaba a cabo para contar con más información sobre la salud de la persona para que pudiera cambiar sus hábitos de vida y estar consciente de su riesgo de colesterol".

"Con los telómeros ocurre algo similar" explica la investigadora.

"Si éstos son más cortos de lo normal, esa información podría ser útil para que la persona cambie su estilo de vida. Pero, al final, cada quien tendrá que decidir si quiere someterse o no a esta prueba", agrega.

Según Life Length, la prueba de telómeros -que costará US$700 dólares- podría estar disponible en el mercado europeo a fines de este año.

Fuente:

BBC Ciencia

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2 de febrero de 2011

Ya casi revelan el secreto de la eterna juventud

Este post no vende cremas antiarrugas ni pociones mágicas o milagrosas, aunque según su título así pudiera parecer. Sí se refiere, sin embargo, a la posibilidad de ser eternamente jóvenes, pero va contado desde un punto de vista científico, mas no estético, así que nada de bótox ni cirugías plásticas involucradas.

Resulta que un estudio publicado en la Revista Nature, realizado por un equipo de científicos del Instituto de Cáncer Dana-Faber, en Estados Unidos, detalla cómo habían revertido el proceso de envejecimiento en ratones. Ojo: Revertido, es decir, que no se trataba de “detener” el proceso de vejez, sino de prácticamente, retroceder el tiempo.

Explica la BBC que para lograrlo los investigadores se enfocaron en los cromosomas dentro del núcleo de las células, específicamente en los telómeros, ubicados en los extremos de los cromosomas, y cuya función es proteger a los cromosomas de los daños y coordinar la multiplicación o división celular.

Con el paso del tiempo, los telómeros se van reduciendo hasta que las células ya no son capaces de replicarse y por ende van envejeciendo sin tener sustitutas. En el experimento, los investigadores manipularon la enzima que regula a los telómeros, llamada telomerasa, logrando obtener resultados “sorprendentes”, según explicaron:

Lo que esperábamos era un retraso o estabilización del proceso de envejecimiento (…) Pero en vez de eso observamos una reversión drástica en los signos y síntomas del envejecimiento: Vimos que el cerebro de estos animales aumentó de tamaño y mejoraron sus capacidades cognitivas. Su pelaje recuperó su apariencia brillante y sana y su fertilidad también resultó restaurada”.

Claro está, tampoco la idea es que nos hagamos ilusiones tan apresuradas, ya que recordemos que se trató de un estudio con ratones, por lo que aplicar el procedimiento en seres humanos es aún un desafío por realizar… Y es que el gran problema es que mientras unos científicos aún trabajan en descifrar cómo se produce el proceso de envejecimiento, pues todavía no se sabe con absoluta, otros dedican sus esfuerzos en probar tratamientos para revertir la vejez.

Este experimento puede ofrecer datos interesantes no solo para revertir el proceso de envejecimiento, sino en todo lo referente a la investigación sobre el cáncer y su tratamiento, así que sin lugar a dudas esperaremos conocer pronto nuevos avances en la materia, aunque mientras sigamos envejeciendo… Ahora bien, suponiendo que esta u otra investigación similar lleguen a feliz término: ¿Cómo crees que nos impactará saber que podemos ser “eternamente” jóvenes?

Con infrmación de:

Fayer Wayer

28 de octubre de 2009

¿Por qué envejecemos?

Miércoles, 28 de octubre de 2009

¿Por qué envejemos?


Ahora ya lo sabemos. Los responsables son los telómeros.
Un grupo de investigadores, liderado por María Blasco, ha constatado que los telómeros cortos son la principal fuente de daño causante del envejecimiento del organismo, y ha descrito por primera vez las alteraciones genéticas y epigenéticas por las que esto se produce. Pero...

¿Qué son los telomeros y cómo trabajan?


Le damos la palabra a Jordi Surralés, catedrático de Genética en la Universidad Autóma de Barcelona:

El Premio Nobel de Medicina galardona este año el descubrimiento de los telómeros y la telomerasa. Los telómeros son unas estructuras que se unen a la punta de los cromosomas. Tienen un papel importantísimo desde un punto de vista biológico pues protegen, a modo de caparazón, la parte terminal de los cromosomas y así evitan que éstos se degraden o se peguen entre ellos. Los telómeros están formados por centenares o miles de repeticiones de una secuencia de nucleótidos (las
letras del ADN). A estas secuencias de ADN se une una maraña de proteínas encargadas de circularizar y esconder en forma de lazo la parte terminal del cromosoma. Esta estructura de ADN y proteínas teloméricas es fundamental para el mantenimiento de la función y estabilidad del genoma

Cada vez que una célula se divide en dos, ésta debe hacer una copia de todos sus cromosomas de forma que cada célula hija recibe una copia idéntica de todos los cromosomas. En este proceso de copia o replicación del ADN, los telómeros se acortan un centenar de letras debido a la imposibilidad de la maquinaria celular de completar totalmente el proceso de copia. Por tanto, los telómeros limitan el número de veces que una célula se puede dividir, a modo de cuenta atrás, como si se tratara de un cronómetro molecular. Esto tiene consecuencias esenciales en el cáncer y el envejecimiento. El acortamiento telomérico actúa como un freno a la excesiva proliferación celular y, por otro lado, células envejecidas tras muchas divisiones, tienen los telómeros tan cortos que el genoma se inestabiliza. Esta inestabilidad genética puede causar tanto la muerte de las células y degeneración de tejidos asociados al envejecimiento como inducir la transformación tumoral. Por eso, en gran parte, el cáncer es una enfermedad mayoritariamente asociada al envejecimiento. Sólo unas pocas células de un organismo pueden evitar el acortamiento de los telómeros: las células madre y las cancerosas, pues su función implica un número casi ilimitado de divisiones.

Para ello, estas células activan la telomerasa, un complejo nucleoproteico que tiene la capacidad de pegarse al telómero y alargarlo (añadiendo varias secuencias teloméricas. Esto evita el desgaste natural de los telómeros en células madre y en tumorales. Así, los telómeros y la telomerasa son blancos terapéuticos en la investigación oncológica: un fármaco que bloquee la capacidad de la telomerasa de alargar los telómeros provocaría la muerte del tumor por exceso de acortamiento telomérico; también se ha propuesto alargar el telómero activando la telomerasa como una estrategia terapéutica para evitar el envejecimiento celular.

Pero eso no es todo, hay nuevos resultados de recientes investigaciones. Esta es la noticia:
Un grupo de investigadores españoles ha constatado que los telómeros cortos son la principal fuente del daño causante del envejecimiento del organismo humano y ha descrito por primera vez las alteraciones genéticas por las que tiene lugar este fenómeno.


A medida que las células se dividen para dar lugar a nuevas células, transmiten una cantidad de material genético (ADN) más reducida debido a la pérdida progresiva de unas estructuras protectoras del ADN denominadas telómeros.

Cuando los
telómeros se acortan por debajo de una longitud mínima, las células interrumpen su ciclo celular y dejan de regenerar los tejidos, produciéndose así el envejecimiento de todo el organismo. La investigadora María Blasco y sus colegas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han dado un paso más en la comprensión de este mecanismo al identificar una serie de cambios genéticos generados por los telómeros cortos. Estos provocan una disminución de la capacidad de división de las células, así como de su capacidad para reparar el daño en el ADN. Los detalles se publican hoy en la revista PNAS.

El equipo de Blasco demostró el año pasado que la relación entre telómeros y
envejecimiento también aparecía en mamíferos. Ratones tratados con telomerasa, la enzima que controla la integridad de las porciones extremas de los cromosomas, envejecen más tarde y viven hasta un 40 por ciento más. Cuanto más largos son los telómeros, situados en la parte final de los cromosomas, más veces puede multiplicarse una célula, incluidas las células madre que regeneran los tejidos, y por lo tanto el organismo se mantiene más joven durante más tiempo.

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Fuentes:


El País (España)

COPE

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