Hay almejas que viven más de 500 años y tiburones antárticos que sobrepasan los 400. En cuanto a los humanos, la persona más longeva conocida fue la francesa Jeanne Calment, que vivió 122, aunque técnicamente se desconoce si hay algún límite de edad para los humanos. Si se le pregunta a la científica Elizabeth Blackburn (Australia, 1948) responderá que puede haber pistas en los telómeros, unas fundas protectoras de los cromosomas que se suelen comparar a las que hay en la punta de los cordones para impedir que se deshilachen.
La longitud de los telómeros
está relacionada con el número de veces que una célula se podrá dividir
para tener hijas. Hay un mecanismo natural por el que una enzima
llamada telomerasa reconstruye los telómeros que se han acortado
demasiado. Blackburn ganó el Nobel de Medicina en 2009
por codescubrir estas estructuras y la proteína que los protege. Desde
entonces, estudios con humanos han demostrado una conexión entre los
telómeros cortos y enfermedades crónicas y también con otras agresiones
como el estrés; por ejemplo, hay madres que se tienen que hacer cargo de
hijos enfermos y tienen telómeros más cortos que las de hijos sanos.
Blackburn también es famosa por haber llevado la contraria
al expresidente de EE UU George Bush. En 2004 no fue renovada como
miembro del consejo de asesores en bioética, según ella por oponerse a
la postura del presidente a la investigación con células madre, de la
que ella fue acérrima defensora.
En 2017 vivió otro pequeño terremoto ajeno a la ciencia
cuando tres científicas del prestigioso Instituto Salk de California (EE
UU), del que era presidenta, denunciaron a la institución por el acoso que sentían por parte de algunos hombres. Poco después la científica anunció su dimisión del cargo, que se hizo efectiva el verano pasado.
De visita en Madrid para participar en una gala de mujeres y
ciencia organizada por el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones
Oncológicas) y por la iniciativa Constantes y Vitales, la bióloga
molecular habla de telómeros y aborda la cuestión del acoso.
Pregunta. ¿Qué se ha demostrado científicamente sobre la relación entre los telómeros, la salud y la longevidad?
Respuesta. Hemos demostrado que cuando los
telómeros se desgastan y acortan aumenta la probabilidad de sufrir
alguna de las enfermedades crónicas relacionadas con el envejecimiento.
Sabemos también que la velocidad con la que se degradan varía mucho de
persona a persona, por lo que intentamos estudiar desde un punto de
vista estadístico cuáles son los factores que les afectan. Es
interesante porque aunque los genes juegan un papel, son los factores
externos y los hábitos de vida los que hacen más contribución.
Básicamente reduces esos impactos haciendo caso de lo que te decían tus
padres: duerme bien, come bien, ten una buena actitud, no fumes, no
bebas demasiado, come una dieta mediterránea y haz ejercicio. El estrés
crónico debido a situaciones sociales como una situación económica mala,
la pobreza, acorta los telómeros. Tenemos que empezar a pensar en
nuevas políticas sociales en términos de cuánto afectan a los telómeros.
Si miras a un nivel de poblaciones generales ves efectos cuantificables
y los políticos que toman las decisiones podrían cambiar mucho de esos
factores.
P. Usted creó una empresa que mide la longitud de los telómeros. ¿Aconseja a la población general que lo hagan?
R. No, no lo necesitan. Como individuos
esta información no tiene tanto valor. Por ejemplo, recordemos el caso
del tabaco. ¿De dónde venía la información que demostró que era malo
para la salud? De estudios de población que demostraban que los
fumadores tenían más cáncer de pulmón. Sabemos que fumar es una mala
idea desde el punto de vista social y también individual, pero no porque
tengamos una biopsia de pulmón para saberlo.