Pero que esas impresionantes imágenes sean motivo de preocupación no está del todo claro.
Pedazos flotantes de hielo, como el que se desprendió del glaciar Petermann en Groenlandia el jueves, van más allá de los glaciares y están constantemente alimentados por el hielo.
Eventualmente las partes de estos bloques se desprenden por las fuerzas que les rodean y se convierten en témpanos que flotan libremente.
Miles de estos eventos ocurren en Groenlandia cada año, unos anodinos y otros impactantes.
Pero los recientes desprendimientos no aplican para ninguno de los dos en términos de tamaño: con una superficie de unos 120 km², es la mitad del tamaño del témpano que se desprendió del mismo glaciar en 2010.
Y se calcula que la ruptura del glaciar Pine Island en la Antártida -que ya muestra una grieta de 30 km. de largo- podría ocurrir en cualquier momento. Lo cual sería mucho más grande que eso.
De la certeza a la incertidumbre
Es importante tener en cuenta que este es un proceso natural y periódico que ha estado sucediendo desde mucho antes de que estuviéramos aquí para tomar fotos de satélite. Lo que se discute es si la frecuencia de los eventos está cambiando, y por qué.
En el debate en torno a esas preguntas hay hechos, conjeturas y tendencias preocupantes.
La verdad es que las preguntas son bastante difíciles de responder porque la estabilidad de las capas de hielo en ambos polos de la Tierra depende de una amplia gama de factores: las temperaturas atmosféricas, las temperaturas de la superficie del mar y el grado de cobertura de hielo del mar, por nombrar solo algunos.
Un hecho es que las márgenes del glaciar de Petermann se han expandido hasta un punto no visto en los últimos 150 años.
Otra razón es que Groenlandia, en las dos últimas décadas, experimentó un calentamiento atmosférico significativamente mayor que el promedio mundial.
Sin embargo, otra razón es que en ese mismo período el sur de Groenlandia ha visto "la pérdida de masa" -tanto desde Petermann como en dentro de sí mismo- año tras año.
Y los niveles de cobertura de hielo marino del Ártico -que, literalmente, pueden apuntalar algunas de las capas de hielo de Groenlandia- están en camino de quedar entre los más bajos jamás registrados.
Pero a partir de ahí, todo son conjeturas.
Los cálculos de la velocidad de pérdida de masa, por ejemplo, han ido y venido entre los grupos de científicos (la edición 2011 de la venerada Atlas Times se equivocó por completo).
Y siguen siendo preocupantes las conjeturas que aseguran que la tendencia de pérdida de masa se está abriendo camino hacia el norte.
"Hasta la fecha, no hemos visto realmente una señal fuerte en el norte de Groenlandia; y Petermann se encuentra justo en el límite norte de la capa de hielo", dijo Jonathan Bamber, director del Centro de Glaciología de la Universidad de Bristol.
"Creo que es demasiado pronto para decir que este es el comienzo de una creciente pérdida de masa desde el norte de Groenlandia, pero ciertamente no es una buena noticia", dijo el profesor Bamber la BBC.
"Si es que se trata de una noticia de la que debemos estar especialmente preocupados, creo que es difícil de responder en esta etapa."
¿Calentamiento atmosférico?
En realidad, la construcción y ruptura de los glaciares puede cambiar en escalas de tiempo que van de los meses a los miles de años, y los científicos no han estado observándolo de cerca por mucho tiempo.
Como suele ser el caso en la ciencia, lo que se necesita son más observaciones.
"Si empezamos a ver los patrones de ruptura en la parte delantera del bloque en glaciares del mismo sector al norte de Groenlandia, tendríamos que preocuparnos; eso sería un fuerte indicador de que hay un cambio en proceso, relacionado ya sea con el calentamiento de la atmósfera o con el calentamiento de los océanos", señaló el profesor Bamber.
Por ahora, los glaciólogos se resisten a hacer una conexión explícita entre la formación de témpanos y el debate sobre el cambio climático, y aquí es donde vuelven a aparecer tendencias preocupantes.
"No puedo decir tajantemente que sí, que este desprendimiento es consecuencia del calentamiento atmosférico que se ha dado en Groenlandia en las últimas décadas; pero sin duda es lo más probable", afirmó Bamber.
"Uno no tiene que ser un genio para darse cuenta de que, en un mundo que se calienta, el hielo se derrite, por lo que no es de extrañar que Groenlandia esté respondiendo".
Fuente:
BBC Ciencia
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