La contaminación no tiene fronteras. Hasta tal punto, que algunas sustancias tóxicas producidas en Norteamérica cruzan el Atlántico y llegan hasta Europa. Lo acaba de demostrar un equipo de científicos españoles, que ha hallado restos de compuestos químicos utilizados para la fabricación de muebles y aparatos electrónicos en los Pirineos catalanes. «Es la primera vez que se describe la transferencia neta de algún contaminante de Norteamérica a Europa. No es raro que suceda, pero las emisiones tienen que ser muy fuertes para que no se diluyan», explica a EL MUNDO Joan Grimalt, principal investigador del estudio del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC.
Las sustancias, que contienen los denominados polibromodifenil éteres (PBDE), se recogieron durante los años 2004 y 2005, cerca de los lagos Redon (Prineos catalanes), Lochnagar( Escocia), Gossenköllesee (Alpes suizos) y Skalnate (Eslovaquia).
Una década más tarde, el equipo liderado por investigadores del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) concluye que la proporción de este compuesto en el ambiente de los Pirineos catalanes y en los lagos de Lochnagar aumenta cuando las masas de aire proceden del Atlántico. «Hay una proporción que viene del oeste, entonces tenemos una concentración más alta de estos compuestos», concreta el investigador Grimalt, quien estudió los niveles en sangre de 750 personas para determinar la cantidad de este compuesto. Los resultados de su análisis se acaban de publicar en la revista Atmosferic Chemistry and Physics.
Este tipo de sustancias se hallan en la fabricación de espumas para las butacas, por ejemplo, y también se utilizan como retardantes de llamas en equipos electrónicos. Se trata de compuestos que permanecen en los organismos, según especifica el investigador. «Aunque tienen cierto nivel de toxicidad, hoy por hoy, no son muy dañinos si los comparamos con el DDT. Pero también hay que decir que son nuevos, se están usando desde los años 80 de forma intensiva y por tanto las investigaciones sobre su potencial toxicidad están en curso», explica.
Además, el estudio señala a determinados países de Europa como generadores de estas sustancias contaminantes. «En España también se usan como retardantes de llamas, aunque menos que en EEUU, y se han tomado medidas para restringir la utilización estos compuestos», explica. Sin embargo, en otro lugares desconocen el origen, como en el lago Lochnagar, en Balmoral (Escocia), una de las propiedades de la familia real británica. «Se trata de un parque natural, es un poco extraño que ahí haya niveles altos [de PBDE] en los peces del lago», explica el investigador.
Riesgos para la salud infantil
Según Joan Grimalt, este estudio es el primero que prueba la transferencia transcontinental de contaminantes entre Norteamérica y Europa. Se trata de una nueva investigación que se suma a las realizadas en otros países como Estados Unidos o China. A este último llegan residuos electrónicos para reciclar determinados componentes metálicos, una medida que genera altas emisiones de estas sustancias al medioambiente y, como consecuencia, llegan a la sangre y permanecen en el organismo.Además, también ayudaría a demostrar el riesgo que conllevan estas sustancias en la salud infantil. «Hay un estudio que señala que durante el embarazo, estos compuestos pasan de la madre al feto. Un estudio preliminar muestra que hay un cierto efecto de retraso en el desarrollo neuroconductual», explica. «Pero esto no tiene una consecuencia clínica, después se puede recuperar», concreta
Fuente:
El Mundo (España)