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20 de junio de 2014

De EE.UU. a España: La contaminación que cruza el Atlántico


La contaminación no tiene fronteras. Hasta tal punto, que algunas sustancias tóxicas producidas en Norteamérica cruzan el Atlántico y llegan hasta Europa. Lo acaba de demostrar un equipo de científicos españoles, que ha hallado restos de compuestos químicos utilizados para la fabricación de muebles y aparatos electrónicos en los Pirineos catalanes. «Es la primera vez que se describe la transferencia neta de algún contaminante de Norteamérica a Europa. No es raro que suceda, pero las emisiones tienen que ser muy fuertes para que no se diluyan», explica a EL MUNDO Joan Grimalt, principal investigador del estudio del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC.

Las sustancias, que contienen los denominados polibromodifenil éteres (PBDE), se recogieron durante los años 2004 y 2005, cerca de los lagos Redon (Prineos catalanes), Lochnagar( Escocia), Gossenköllesee (Alpes suizos) y Skalnate (Eslovaquia).

Una década más tarde, el equipo liderado por investigadores del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) concluye que la proporción de este compuesto en el ambiente de los Pirineos catalanes y en los lagos de Lochnagar aumenta cuando las masas de aire proceden del Atlántico. «Hay una proporción que viene del oeste, entonces tenemos una concentración más alta de estos compuestos», concreta el investigador Grimalt, quien estudió los niveles en sangre de 750 personas para determinar la cantidad de este compuesto. Los resultados de su análisis se acaban de publicar en la revista Atmosferic Chemistry and Physics.

Este tipo de sustancias se hallan en la fabricación de espumas para las butacas, por ejemplo, y también se utilizan como retardantes de llamas en equipos electrónicos. Se trata de compuestos que permanecen en los organismos, según especifica el investigador. «Aunque tienen cierto nivel de toxicidad, hoy por hoy, no son muy dañinos si los comparamos con el DDT. Pero también hay que decir que son nuevos, se están usando desde los años 80 de forma intensiva y por tanto las investigaciones sobre su potencial toxicidad están en curso», explica.

Además, el estudio señala a determinados países de Europa como generadores de estas sustancias contaminantes. «En España también se usan como retardantes de llamas, aunque menos que en EEUU, y se han tomado medidas para restringir la utilización estos compuestos», explica. Sin embargo, en otro lugares desconocen el origen, como en el lago Lochnagar, en Balmoral (Escocia), una de las propiedades de la familia real británica. «Se trata de un parque natural, es un poco extraño que ahí haya niveles altos [de PBDE] en los peces del lago», explica el investigador.

Riesgos para la salud infantil

Según Joan Grimalt, este estudio es el primero que prueba la transferencia transcontinental de contaminantes entre Norteamérica y Europa. Se trata de una nueva investigación que se suma a las realizadas en otros países como Estados Unidos o China. A este último llegan residuos electrónicos para reciclar determinados componentes metálicos, una medida que genera altas emisiones de estas sustancias al medioambiente y, como consecuencia, llegan a la sangre y permanecen en el organismo.

Además, también ayudaría a demostrar el riesgo que conllevan estas sustancias en la salud infantil. «Hay un estudio que señala que durante el embarazo, estos compuestos pasan de la madre al feto. Un estudio preliminar muestra que hay un cierto efecto de retraso en el desarrollo neuroconductual», explica. «Pero esto no tiene una consecuencia clínica, después se puede recuperar», concreta

Fuente:

El Mundo (España)

15 de enero de 2013

El cambio climático reduce la absorción de CO2 en el océano Atlántico

Vista panorámica del océano Atlántico. | E.M.
Vista panorámica del océano Atlántico. | E.M.
La circulación meridional de retorno del Atlántico, que transporta las aguas cálidas superficiales hacia el norte y las aguas frías profundas hacia el sur, cumple un papel crucial en el sistema climático, ya que facilita la redistribución del calor, el agua dulce y el dióxido de carbono del planeta. Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que la ralentización de esta circulación contribuyó a que la región subpolar del Atlántico disminuyese rápidamente su capacidad de absorción del CO2 atmosférico entre 1990 y 2006.

El aumento acelerado del CO2 está dificultando la capacidad de absorción del océano. "Esto respaldaría las predicciones más pesimistas sobre el impacto del cambio climático", explica Fiz Fernández Pérez, investigador del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo.

Los análisis muestra además que el océano aportó menos calor a la atmósfera. "Según modelos de simulación, el calentamiento de la superficie del mar coincide con una reducción en la recirculación meridional en el Atlántico. Nuestras conclusiones constatan que la ralentización de la circulación fue en gran parte la responsable de esa pérdida de la capacidad de absorción, a través de una reducción de la pérdida del calor oceánico y por la disminución de la captación de CO2 antropogénico en aguas subpolares", añade el investigador del CSIC.

Impacto directo sobre el clima

La importancia del estudio de la circulación meridional de retorno es mayúscula en la medida en que el transporte de calor a las costas tiene un impacto directo sobre el clima. Por ello es preciso conocer cuándo ese transporte será más débil y cuándo será más fuerte.

El trabajo se enmarca en el proyecto CATARINA (Carbon Transport and Acidification Rates in the North Atlantic), liderado por el Instituto de Investigacioens Marinas del CSIC.

La iniciativa, que estudia la perturbación oceánica y sus consecuencias en respuesta al aumento del CO2 atmosférico derivado de las actividades humanas (antropogénico), comenzó con el muestreo desde Groenlandia a Portugal de este fenómeno, y se realizó a borde del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa, gestionado por el CSIC.

Fuente:

El Mundo Ciencia

2 de agosto de 2011

Descubren por qué el Océano Atlántico es más salado que el Pacífico


En Conocer Ciencia realizamos, hace un par de años atrás, un especial sobre el agua de los océanos.Puede ver, y descargar, la presentación aquí:


Aunque el Reino Unido y las Islas Aleutianas están en la misma latitud, poseen climas muy diferentes, debido en gran parte a la diferencia de salinidad entre el Atlántico Norte y el Océano Pacífico, así como al sistema de corrientes oceánicas que los caracteriza.

Ahora, un equipo de investigación puede haber resuelto el misterio de por qué el Atlántico es más salado que el Pacífico.

Cuando las frías y saladas aguas de la superficie del Atlántico Norte se hunden y empiezan su largo viaje hacia la Antártida, activan un complejo patrón de corrientes oceánicas, uno de cuyos efectos es el transporte a las costas de Europa de una masa lo bastante grande de agua caliente como para mitigar de forma significativa el descenso de las temperaturas en buena parte del continente.

El Pacífico Norte no tiene ese mismo mecanismo, porque su salinidad es mucho más baja, y los científicos han especulado durante mucho tiempo acerca de las causas de este hecho.

El nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Oregón en Estados Unidos, y de la Universidad de Hamburgo en Alemania, señala como causa a la acción que ejercen ciertas montañas y la masa de hielo antártica.

Las Montañas Rocosas de América del Norte y los Andes de América del Sur bloquean el transporte de vapor de agua desde el Océano Pacífico hacia el Atlántico. La mayor parte del agua que se evapora en el Pacífico es detenida por esas montañas y cae en forma de lluvia o nieve, regresando finalmente al Océano Pacífico y manteniéndolo más dulce.

Sin la presencia de esas montañas, gran parte de la precipitación se produciría más tierra adentro, en zonas desde las que el agua acabaría discurriendo por vías fluviales que desembocan en el Atlántico, en vez de ir a parar al Pacífico.

El vapor de agua del Atlántico tropical y el Mar Caribe, por otro lado, atraviesa Centroamérica arrastrado por los vientos alisios, y se precipita en el Pacífico, contribuyendo también a la diferencia de salinidad.

La cantidad de agua dulce que este mecanismo crea es significativa, aproximadamente 200.000 metros cúbicos por segundo. Tal como señala Andreas Schmittner del equipo de investigación, esta cantidad es equivalente a la vertida por el río Amazonas en su desembocadura.

Las montañas de África Oriental también contribuyen a mantener la situación.

Entretanto, la masiva capa de hielo antártico también ejerce un papel importante. Ayuda a intensificar los vientos y desplaza la Corriente Circumpolar Antártica. Sin esta capa de hielo, el contraste térmico entre la tierra y la atmósfera en latitudes más bajas disminuiría, con el consiguiente decrecimiento de los vientos.

Tomado de:

Noticias de la Ciencia

19 de junio de 2010

Cómo un cambio en los polos afecta también al trópico


Sábado, 19 de junio de 2010

Cómo un cambio en los polos afecta también al trópico
  • Cambios locales dan lugar a procesos de cambios globales
  • El estudio corrobora lo ya sugerido por modelos climáticos

Un grupo de investigadores, liderado por científicos españoles, ha demostrado empíricamente que los océanos de latitudes altas, en concreto el Pacífico Norte y el Atlántico Sur, juegan un papel clave en el control de los climas tropicales.

Esta es la principal conclusión de un estudio que publica la revista Science, el cual aporta una pieza más al rompecabezas del análisis del comportamiento de los océanos y su influencia sobre el clima y contribuye al debate sobre cuáles son las zonas del planeta que cuando cambian sus climas locales dan lugar a procesos de cambios globales.

Este trabajo, en el que se corrobora lo ya sugerido por modelos climáticos, apunta, además, que el calentamiento de las zonas polares y subpolares, las más afectadas por el cambio climático, podría influir en la formación de la lengua fría del Pacífico ecuatorial.

A estas conclusiones los investigadores han llegado gracias a la reconstrucción del clima desde el Plioceno (hace 3,65 millones de años), un período que se supone análogo al clima futuro de la Tierra, ya que las temperaturas medias del planeta fueron significativamente más elevadas que en el presente.

Para ello, tal y como ha explicado Antoni Rosell, de la Universidad Autónoma de Barcelona, han estudiado los sedimentos de los fondos marinos, que contienen los restos de organismos que han vivido en el mar durante millones de años, así como materiales de los continentes transportados por el viento, ríos o hielos.

Los sedimentos analizados están compuestos, principalmente, por conchas microscópicas de plancton, y fueron obtenidos por el programa internacional IODP (Integrated Ocean Drilling Program), que gestiona un barco a disposición de la comunidad científica internacional para la adquisición de testigos sedimentarios.

Así, se han descrito los restos orgánicos de algas unicelulares, en concreto unos compuestos que se llaman alquenonas.

De este examen los científicos han sacado algunas conclusiones principales, ha puntualizado Rosell.

Hace 1,8 millones de años y hasta hace 1,2 millones de años se produjo en las zonas subpolares del Pacífico Norte y el Atlántico Sur un enfriamiento en la superficie del mar, de forma simultánea.

Además, se ha corroborado cómo se formó y cuándo la lengua de agua fría del Pacífico ecuatorial.

Rosell ha detallado que esta lengua, que en la actualidad casi desaparece con el fenómeno "El Niño", apareció entre hace 1,8 millones y 1,2 millones de años.

Estudios anteriores han mostrado que durante las condiciones cálidas del Plioceno esta lengua de agua fría no existía, de manera que las características en el Pacífico ecuatorial eran similares a las de un episodio de "El Niño" permanente.

El equipo de investigación ha demostrado que el enfriamiento y expansión de las aguas polares hacia los trópicos jugaron un papel muy importante en el Pacífico ecuatorial, ya que provocó la disminución de la profundidad de la termoclina y, por lo tanto, la aparición de la citada lengua que se observa actualmente.

La termoclina es la capa del océano en que la temperatura desciende rápidamente y que señala la frontera entre las aguas superficiales, bien mezcladas por el viento, y las profundas.

El trabajo evidencia la importancia que pueden tener las zonas polares en el proceso de cambio global y se ha demostrado la relación "intensa" entre las variaciones del clima en las altas latitudes y la profundidad de la termoclina en el Pacífico ecuatorial.

A raíz de esta conclusión, los investigadores apuntan, si bien ésta es la parte "más especulativa del trabajo", que es "posible que la lengua fría acabe respondiendo también al calentamiento global, produciendo un escenario climático similar al del Plioceno".

Fuente:

RTVE.es

19 de febrero de 2010

Aguas cálidas subtropicales empiezan a llegar a Groenlandia

Viernes, 19 de febrero de 2010

Aguas cálidas subtropicales empiezan a llegar a Groenlandia

Los recientes cambios en la circulación oceánica en el Atlántico Norte están llevando grandes cantidades de aguas subtropicales hasta las altas latitudes en que se encuentra la gélida Groenlandia. Se trata de un fenómeno inédito, no previsto en los modelos de cambio climático, y que puede estar acelerando rápidamente la pérdida de hielo en la zona. "Los cambios no serán iuna cuestión de años. Serán una cuestión de meses" afirman los investigadores.

Un equipo de investigación dirigido por Fiamma Straneo, oceanógrafo del Instituto Oceanográfico Woods Hole, ha comprobado que las aguas subtropicales están llegando a los glaciares de Groenlandia, fenómeno que puede estar detrás de la aceleración en la pérdida de hielo registrada en estos glaciares. A su vez, este deshielo también significa más agua dulce en el océano, que puede inundar el Atlántico Norte y alterar el sistema mundial de corrientes, conocido como transmisión oceánica.

"Esta es la primera vez que hemos visto estas aguas cálidas en cualquiera de los fiordos de Groenlandia,", dice Straneo. "Las aguas subtropicales están fluyendo a través del fiordo muy rápidamente, por lo que pueden transportar el calor y provocar el derretimiento en el extremo del glaciar".

La capa de hielo de Groenlandia, que es de dos kilómetros de espesor y cubre un área del tamaño de México, ha perdido masa a un ritmo acelerado durante la última década. La contribución de la capa de hielo a que se eleve el nivel del mar en ese período se duplicó debido precisamente a aumento de la fusión y, en mayor medida, a la aceleración generalizada de los glaciares de Groenlandia.

Si bien es un hecho conocido la fusión debido al calentamiento la temperatura del aire, los científicos están empezando a aprender más sobre el impacto de los océanos - en particular, la influencia de las corrientes - en la capa de hielo.

"Entre los mecanismos que se sospecha podría ser el inicio de este fenómeno figuran los recientes cambios en la circulación oceánica en el Atlántico Norte, provocada por la irrupción de grandes cantidades de aguas subtropicales de las altas latitudes", dice Straneo. Pero la falta de observaciones y mediciones de los glaciares de Groenlandia antes de su aceleración ha hecho difícil confirmarlo.

El equipo de investigación realizó tomas de datos durante julio y septiembre de 2008 en Sermilik Fjord, un fiordo al que desembocan grandes glaciares en Groenlandia Oriental, informa 'Science Daily'.

Sermilik mide unos 100 kilómetros de largo y conecta el glaciar Helheim con el Mar de Irminger. Sólo en 2003, Helheim se retiró varios kilómetros, y casi duplicó su velocidad de flujo.

Pueden llegar a todos los fiordos en meses

En el interior del Fiordo Sermilik, los investigadores encontraron aguas subtropicales tan calientes para la zona como 4 grados centígrados. El equipo también ha reconstruido las temperaturas estacionales en la plataforma utilizando datos recogidos por 19 focas con grabadoras de temperatura en fondo marino a las que se siguió por satélite. Los datos revelaron que las aguas de la plataforma están más cálidas de julio a diciembre, y que las aguas subtropicales están presentes en la plataforma durante todo el año.

"Esta es la primera gran investigación de uno de estos fiordos que nos muestra la fuerza en la presencia y circulación de estas aguas en la zona, dice Straneo. "Los cambios en la circulación a gran escala del Atlántico Norte se están propagando a los glaciares muy rápido, no en una cuestión de años, sino una cuestión de meses. Es una comunicación muy rápida".

Straneo añade que el estudio pone de relieve lo poco que se sabe acerca de las interacciones océano-glaciar, y que ésta es una conexión que no está contempladas en los modelos climáticos.

El estudio ha sido publicado en la edición anticipada online del 14 de febrero de la revista Nature Geoscience.

Fuente:

Europa Press

14 de agosto de 2008

Las aves viajan por "carreteras" de viento

Las aves viajan por "carreteras" de viento


MADRID.- Desde la antigüedad, al ser humano le han fascinado las migraciones de los pájaros. Eran una señal del cambio de estación y una manifestación de los misterios de la naturaleza.

Ahora los científicos están empezando a desentrañarlos al dar con las claves que permiten a ciertas aves recorrer enormes distancias y al explicar las rutas aparentemente extrañas que eligen. La clave está en el viento, según un estudio que publica la revista científica de referencia PLoSONE.

El artículo es obra de investigadores españoles, adscritos a la Universidad de Extremadura, al Real Jardín Botánico-CSIC y a la Universitat de Barcelona, que han conseguido una demostración matemática de cómo el viento condiciona las grandes rutas migratorias de las aves en su trazado y calendario. Los pájaros usan unas llamadas 'autopistas de viento' con entrada y salida e, incluso, periodo de funcionamiento.

Las autopistas de viento son objeto reciente de investigación. En 2004, un equipo de investigadores españoles fue portada de la revista Science al demostrar que el viento determina la distribución geográfica de especies. Lo hicieron estudiando 1.800 especies de musgos, líquenes y helechos presentes en 27 localidades del Hemisferio Sur y comprobando que lugares alejados 8.000 kilómetros tenían más organismos comunes que otros prácticamente vecinos.

El patrón de distribución venía marcado por lo que llamaron 'autopistas de viento', rutas de corrientes de aire que enlazan lugares distantes y aíslan a otros y determinan el extraño reparto de especies entre ellos. En aquel estudio de 'Science' se demostró que las esporas y fragmentos de plantas viajaban miles de kilómetros a lomos del viento por el sur del planeta.

Ahora, dos miembros del equipo que realizó aquella investigación, Ángel Felicísimo (Universidad de Extremadura) y Jesús Muñoz (Real Jardín Botánico, CSIC) se han unido a un especialista en aves, Jacob González-Solís (Universitat de Barcelona), para seguir estudiando esas autopistas de viento.

Como explica Jesús Muñoz, "queríamos conocer más a fondo las autopistas de viento, pero es imposible técnicamente seguir a una espora". Hacía falta algo que ayudara a trazarlas, y el modelo resultó ser la pardela cenicienta ('Calonectris diomedea'), un ave experta del maratón aéreo.

Con 800 gramos de peso, viaja cada año desde sus colonias de cría en el Atlántico Norte hasta el sur de África, recorriendo un total de 11.000 kilómetros. Para ello da, un extraño rodeo de 3.000 kilómetros adicionales por Brasil en lugar de volar en línea recta.

Surfeando sobre el aire

Un desvío parecido, pero por el Atlántico Norte, hacían los marinos portugueses desde el siglo XV para sortear la franja de calmas ecuatoriales que impide remontar a vela la costa de África. Obtener ese conocimiento de navegantes costó no pocas vidas de exploradores. ¿Conocen ese secreto las pardelas?, se preguntaban los investigadores.

Otro motivo para elegir a estas aves fue que para volar surfean sobre el aire que las olas empujan delante de sí. Y como el viento es el que genera esas olas, los investigadores usaron los datos del satélite que mide sus características -el QuikSCAT de la NASA- para ver si seguían autopistas de viento entre Canarias y el sur de África.

Una pardela cenicienta planea sobre las olas aprovechando el impulso que le proporciona el viento. (Foto: Jacob González-Solis)
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Una pardela cenicienta planea sobre las olas aprovechando el impulso que le proporciona el viento. (Foto: Jacob González-Solis)

El trabajo comenzó con la colocación de geolocalizadores a algunas decenas de pardelas para conocer las rutas concretas que seguían. Según el ornitólogo González-Solís, responsable de esa parte del estudio, éste se ha podido realizar gracias a avances técnicos con los que antes no se contaba. En primer lugar están los satélites que miden los vientos, que existen sólo desde hace unos años y ofrecen datos de una exactitud impensable antes.

Por otro lado, se ha ganado en la miniaturización de los geolocalizadores. Los que González-Solís colocó a las pardelas tenían 10 gramos: "Hace unos años eran de 100 gramos y era imposible colocárselos a una pardela sin impedirle volar", afirma.

Ahora, tras analizar los vientos oceánicos día a día medidos por satélite y tras compararlos con las localizaciones de las aves, los autores han encontrado que la antes incomprensible ruta era exactamente la más eficaz para dejarse llevar por los vientos en la época de migración. Otras más cortas supondrían grandes costes de energía al volar contra vientos desfavorables.

El segundo resultado del trabajo fue algo que los científicos no esperaban encontrar al iniciarlo, y es que ese viaje no puede realizarse en cualquier momento, ya que existe una invisible puerta temporal un poco al norte del Ecuador que está cerrada durante meses por la existencia de calmas o vientos contrarios. Sólo cuando comienzan los vientos favorables las pardelas viajan al sur.

Lea el artículo completo en:

El Mundo - Ciencia & Ecología

3 de mayo de 2008

Aparecen los desiertos submarinos

Aparecen los desiertos submarinos.
Vía El Mundo me entero de algo sorprendente, al menos para mi, no me había puesto a pensar que pueden existir, y de hecho ya existen, los desiertos submarinos, es decir lugres donde esta disminuyendo dramáticamente el nivel oxígeno. Las zonas más afectadas son el Atlántico Tropical y el Pacífico. Quise compartir el artículo con ustedes:

ROSA M. TRISTÁN



MADRID.- Los desiertos no sólo se expanden por la tierra firme, también están formándose en el fondo de los océanos a causa del calentamiento climático. La culpa: la disminución de la concentración de oxígeno en grandes áreas submarinas, lo que dificulta la supervivencia de muchas especies, y la pesca.

La confirmación de este desastre medioambiental la ha realizado un equipo de científicos de la Universidad de Kiel, en Alemania, dirigidos por Lothar Stramma.

Stramma y sus colegas han elaborado una serie cronológica sobre la concentración de oxígeno que hubo en los últimos 50 años en regiones tropicales de los oceános.

Fue así como han identificado las zonas de oxígeno mínimo (también llamadas hipóxicas)en grandes áreas marinas. En concreto comprobaron que en el Pacífico ecuatorial y en el Atlántico tropical, en la capa que va de los 300 a los 700 metros de profundidad, la diminución del oxígeno es de 0,09 a 0,34 micromoles (unidad de cantidad en química) por cada kilo en un año.

«Estos niveles reducidos afectan a procesos biogeoquímicos marinos y tienen importantes impactos en los ciclos de nitrógeno y carbono», señalan los investigadores en el trabajo que hoy publican en la revista 'Science'.

Señalan, asimismo, que las concentraciones de oxígeno son muy sensibles a los cambios en los flujos entre el mar y el aire, por lo que el oxígeno disuelto es un buen parámetro para entender el papel del océano en el clima. «Los grandes organismos marinos sufren tensiones muy graves o mueren en condiciones de oxígeno por debajo de los 60 a 120 micromoles por kilo, un margen que varía en función de las especies», explican los autores.

No es la primera vez que ocurre esta reducción del oxígeno oceánico, como recuerda el equipo de Stramma. En el Cretácico hubo ya este tipo de alteraciones.
Datos dispersos

Incluso hubo una época, hace 251 millones de años, en la que el océano era anóxico, es decir, sin nada de oxígeno. Curiosamente, en ese mismo periodo hubo también grandes concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera y se produjeron extinciones masivas tanto en la tierra como en los mares.

La realización del estudio no ha sido fácil, debido a que los datos históricos de los que disponían eran muy escasos. Sin embargo, ahora hay en los oceános unos flotadores, los Argo, que proporcionan valiosa información sobre los perfiles de oxígeno en todos los mares del planeta.

«Estas tendencias afectan a los ecosistemas y a las industrias pesqueras, que deberán cambiar su gestión para hacerla sostenible», aconsejan los expertos.

Fuente:


El Mundo - Ciencia & Tecnología
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