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16 de diciembre de 2019

Perú: Crean platos biodegradables a base de hojas de plátano

El producto orgánico puede descomponerse en un máximo de 60 días a diferencia del tecnopor que demora 500 años. Asimismo, tiene varios beneficios. 


Un grupo de jóvenes peruanos ha creado platos biodegradables a base de hojas del plátano para así reducir la contaminación ambiental ocasionada por el uso excesivo del plástico.

Estos platos que también fueron elaborados con celulosas de papel y cartón, son desechables (de un solo uso), resistentes a diversas temperaturas, líquidos y a cualquier tipo de alimentos.

El líder del proyecto denominado ‘Bio Plant’, Josué Soto, aseguró que este innovador producto puede llegar a degradarse de forma natural hasta en un máximo de 60 días, a diferencia de los recipientes como el tecnopor, los cuales se descompone en un tiempo mayor a 500 años, ocasionando graves problemas para la flora y fauna de los océanos.

Además, comentó que trabajan directamente con pequeños productores de nuestra Amazonía, a quienes les brindan un precio justo y capacitación técnica para aprovechar las mermas del cultivo de plátano.

Desean expandir su negocio

Asimismo, este proyecto que cuenta con el cofinanciamiento del Programa Innóvate Perú, ‘Bio Plant’ logró diseñar y fabricar máquinas especializadas para la producción de estos platos biodegradables, entre ellas una prensadora, una embarradora y una troqueladora, con las que podrán llegar a elaborar mensualmente 50 mil platos.

A la fecha, ‘Bio Plant’ ha logrado introducir el uso de su novedoso producto en fiestas costumbristas y patronales de diversas regiones del país, alcanzando ventas por más de 9 mil soles. Los creadores de este innovador proyecto planean ingresar a restaurantes naturales y bodegas ecológicas.

“El precio de venta aproximado de nuestros platos es de 100 a 120 soles el ciento, dependiendo del grosor de la hoja, pero con el tiempo se podrá ser más accesible a todo el público consumidor”, indicó.

24 de agosto de 2019

Junín (Perú): la primera región en prohibir envases de plástico de un solo uso

Consejo regional aprueba ordenanza que precisa que medida se aplicará de forma progresiva.


Por unanimidad, el pleno del Consejo Regional de Junín aprobó el proyecto de ordenanza que prohíbe los envases de plástico de un solo uso, al igual que los recipientes o envases descartables, en esta región, se informó este 22 de mayo de 2019.



La iniciativa fue presentada por la Gerencia de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, y establece que se restringirá, en forma progresiva, la entrega y uso de bolsas plásticas, envases de poliestireno expandido (tecnopor) para alimentos, vasos de plástico, entre otros productos, con la finalidad de disminuir su utilización.

Durante su exposición, el gerente de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente del Gobierno Regional de Junín, Rubén Luna Álvarez, indicó que en promedio se generan anualmente más de 178,000 toneladas de residuos sólidos, mientras que per cápita se produce medio kilo al día.

Reglamentarán medida

El funcionario manifestó que a partir de la fecha se dispondrá de 30 días hábiles para emitir la reglamentación, considerando que la iniciativa se encuentra respaldada en la Ley 28611.

Detalló que los envases de plástico de un solo uso impactan en el ambiente y los ecosistemas; además de que perjudican determinadas actividades económicas como la pesquera, agropecuaria, acuícola, industrial y turística.


Será la Dirección Regional de Producción, a través de la Subdirección de Medio Ambiente, la encargada de la fiscalización, control y sanción; al igual que las provinciales, a través de las áreas correspondientes.

Envases biodegradables

Luna Álvarez agregó que los comercios deben usar envases biodegradables a partir de la fecha y a través de la Dirección de Educación se iniciará una campaña de sensibilización para fomentar el empleo de envases biodegradables.
Con información de:

31 de enero de 2019

Basureros biodegradable en playas del Perú

Se trata del primero de 15 contenedores en forma de pez que serán instalados en diversas playas de la capital. El proyecto es llevado a cabo por el científico peruano Marino Morikawa. 


Durante este verano, varias playas de Lima contarán con basureros biodegradables diseñados en forma de pez construidos totalmente con bambú.

El primero de estos 15 contenedores ecológicos fue colocado en La Punta. La idea partió del científico peruanao Marino Morikawa cansado de ver como las playas se llenan cada verano de toneladas de desperdicios olvidados por los propios bañistas.

Cinco metros de largo. Dos metros de alto y dos y medio de ancho. Un peso aproximado de 45 kilos. Material: el bambú que es comprado a los agricultores de la selva central. 

Forrada con malla raschel utilizada generalmente en los galpones y que produce un 90% de sombra. Los primeros contenedores ecológicos del Perú tendrán la forma de diversas especies marinas del litoral. Morikawa acudió a la experiencia de los amigos de Janko Ecobicis, empresa que innova el uso del bambú pues es un material ideal para construir en espacios naturales protegidos.

Este es el primero de 15 contenedores en forma de pez que serán instalados en las playas de Lima. Próximamente en parques y aeropuertos. El reto es llevarlo a todo el país. 

“Tenemos que hacer algo pero de una forma no de un castigo sino imaginándonos de que esto sea amable no solamente para las personas sino dándole una concientización de que el mundo marino es también muy importante”, dijo Morikawa.



Fuente: Olas Perú

11 de octubre de 2018

Pamolsa fabricará envases biodegradables

La compañía fabricante de envases y empaques invirtió US$1,2 millones en maquinaria para fabricarlos. Prevé crecer 20% en ventas de formatos para agroindustria, en particular, de arándanos.

La compañía Pamolsa (Grupo Carvajal) comenzará a fabricar envases biodegradables con bagazo de caña este mes. La decisión, que ha supuesto una inversión de US$1,2 millones en nueva maquinaria, es parte del plan de negocio que la compañía elaboró en el 2016, precisó su gerente comercial, Pamolsa proyecta que sus ventas crezcan 10% este año.

“Esto ya estaba encaminado antes de la ley” sostiene en relación al proyecto de ley de plástico que busca regular el uso de bolsas, cañitas y tecnopor en el país, pendiente de aprobación en el Congreso.

Según Bastarrachea, proyectan orientar la nueva línea inicialmente a supermercados, patios de comida y centros comerciales. Así, al cierre del 2019, la participación de la categoría polipapel en la facturación total llegaría al 15% del 5% actual. Vale destacar que el portafolio de food service de Pamolsa representa el 80% de los productos que comercializan locamente y exportan desde el Perú.

En empaques para agroindustria, este año proyectan crecer 20%, gracias a mayores ventas de clamshells para arándanos. Prevén comenzar a exportar este formato a Chile y México el año que viene, adelanta el ejecutivo.

Bagazo importado. Pamolsa adquirirá 400 toneladas de bagazo de caña de Colombia por año para los nuevos envases. En el Perú,este insumo se emplea para generar energía en los ingenios azucareros.

Fuente: El Comercio (Perú)

9 de diciembre de 2015

El gusano que puede ser clave para acabar con la contaminación del plástico

Cada año centenares de toneladas de plástico son desechadas en todo mundo, poniendo riesgo numerosos ecosistemas de nuestro planeta.


En Estados Unidos, por ejemplo, tan sólo un 10% del plástico que se utiliza anualmente es reciclado.

Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Stanford, en California (oeste EE.UU.) acaba de presentar los resultados de un estudio que abre la puerta a que en un futuro próximo se pueda hacer frente al enorme problema de la contaminación de plástico, una sustancia que tarda decenas o incluso centenares de año en degradarse.

La clave se encuentra en el diminuto el gusano de la harina (Tenebrio molitor), que los investigadores descubrieron es capaz de alimentarse de espuma de poliestireno, un plástico no biodegradable utilizado, por ejemplo, para fabricar tazas deshechables.

Lea trambién: El joven que está obsesionado con sacar el plástico del mar

Lo que observaron los científicos es que estos insectos transforman el 50% de la espuma que consumen en dióxido de carbono y el otro 50% lo excretan como fragmentos biodegradados.

El artículo completo en:

BBC Ciencia

2 de agosto de 2013

El secreto del plástico ecológico está en Bolivia

La bacteria habita en los llamados "ojos de agua" del salar de Uyuni, en Bolivia. 

Una bacteria de Bolivia especialmente prolífica en la generación de polímeros podría ser clave en la fabricación plásticos biodegradables y no tóxicos para el organismo humano.

El bacilo, de una cepa hasta ahora desconocida, fue bautizado como Bacillus megaterium uyuni S29 y la descubrieron en uno de los llamados "ojos de agua" del salar de Uyuni, en el sur del país.
La bacteria boliviana demostró ser muy productiva, capaz de generar un polímero de propiedades térmicas que lo hacen más fácilmente procesable que el producido por otras bacterias, y que podría ser muy útil en la fabricación de, por ejemplo, materiales de embalaje alimentario o bolsas de basura.

¿Plástico y bacterias?

Hace tiempo que la ciencia investiga el uso de microorganismos para generar polímeros, compuestos químicos a partir de los cuales se pueden elaborar plásticos.

Pero a diferencia de los polímeros que se sintentizan químicamente, los que resultan de microorganismos permiten fabricar plásticos naturales, biodegradables y biocompatibles. Y de hecho, ya algunos de estos materiales se utilizan en la industria farmacéutica y cosmética.

Aunque la industria todavía sigue decantándose por el uso de procedimientos químicos, empleando esencialmente derivados del petróleo, para la elaboración de estos materiales al ser los procedimientos con bacterias todavía muy costosos.

Sin embargo, la investigadora Marisol Marqués, doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), confía en que en un futuro próximo la bacteria boliviana pueda dar buenos frutos.

Bacterias y polímeros

Bacteria boliviana

La bacteria es capaz de producir grandes cantidades de polímeros cuando se la somete a gran estrés.

"Es conocido que hay bacterias que en condiciones extremas, tanto de temperatura, de presión o concentración de sal, pueden sintetizar cantidades importantes de polímeros de reserva, como por ejemplo el conocido como poli-beta-hidroxibutirato (PHB)", le explicó la científica a BBC Mundo.

La bacteria boliviana pertenece a este último caso al habitar en un entorno con altas concentraciones de sal. Tras ser cultivada en el laboratorio en un estudio preliminar, demostró poder generar grandes cantidades de PHB, que los investigadores aprovecharon para producir micro y nanoesfereas con antibióticos en su interior.

Este tipo de bacterias acumula el poliéster PHB, tal y como nosotros acumulamos glucosa, para dotarse de energía en el momento que la necesiten. Para optimizar la producción, lo que hicieron los científicos fue disminuir la concentración de nitrógeno en el cultivo, para que así la bacteria reaccionara acumulando más PHB.

Este procedimiento lo llevaron a cabo en conjunto científicos de la UPC y de la Universidad Técnica de Graz (Austria), que lograron así que las bacterias generaran la mayor cantidad de PHB del género Bacillus que se conoce hasta el momento.

Optimizar resultados

A pesar de los buenos resultados, Marqués afirma que este sistema para producir plásticos biodegradables y biocompatibles es poco competitivo económicamente frente a los procedimientos químicos.

Pero ahora el equipo de la UPC planea seguir investigando y optimizar así la producción del polímero utilizando esta bacteria, así como estudiar varias aplicaciones, entre ellas la generación de plásticos para bolsas de basura, embalajes o sistemas para eliminar el salitre.

Los trabajos sobre la bacteria boliviana fueron publicados en las revistas científicas Food Technology Biotechnology y Journal of Applied Microbiology.

Fuente:

BBC Ciencia

1 de octubre de 2012

Investigadores desarrollan circuitos electrónicos biodegradables

Si bien el silicio es el material semiconductor sobre el que se desarrolla la mayoría de circuitos integrados que utilizan los dispositivos electrónicos que usamos a diario (nuestros smartphones, tabletas, el sistema de frenada ABS de nuestro coche, etc), en los últimos años se ha puesto el foco en compuestos orgánicos con la idea de desarrollar dispositivos flexibles, biocompatibles y biodegradables que permitan marcar un punto de inflexión en el campo de la electrónica simplificando los procesos de fabricación o desarrollando dispositivos que puedan implantarse en seres vivos. Por esta senda llevan caminando desde hace algún tiempo la Universidad de Illinois y la Universidad Tufts y, por los resultados que han presentado, han conseguido desarrollar circuitos electrónicos que se disuelven tras terminar su vida útil.

Electronica biodegradable

El objetivo de este equipo de investigación es el desarrollo de circuitos electrónicos basados en materiales orgánicos que puedan implantarse en seres vivos, por ejemplo, para insertar una microcámara de alta resolución o un pequeño emisor de RF y, una vez terminado el tratamiento o la vida útil del implante, éste se disuelva en el cuerpo del paciente sin provocar ningún tipo de perjuicio sobre su salud.

Con este objetivo, el equipo ha sido capaz de desarrollar circuitos (y componentes) usando un sustrato de silicio y depositando sobre éste óxido de magnesio y seda (del mismo tipo que se utiliza en operaciones de cirugía como sutura y que, con el tiempo, se disuelven en el cuerpo). Sobre la finísima capa de sustrato se deposita el magnesio y el dióxido de magnesio para trazar el circuito y, para garantizar que el circuito durará el tiempo previsto antes de disolverse, éste se recubre con la capa de seda (a modo de cápsula) que servirá de escudo para que el circuito funcione mientras el recubrimiento se va degradando y, por tanto, disolviendo.

¿Y para qué podría servir un implante de estas características? El equipo de investigación ha demostrado la utilidad de este desarrollo mediante un caso práctico bastante interesante. Implantaron un circuito en un ratón en el que el dispositivo implementaba unas bobinas y unas microresistencias realizadas con silicio y magnesio. Las nanoesferas de silicio se usaron como contenedores de un medicamento y el magnesio tiene propiedades vasodilatadoras así que activando el dispositivo mediante una señal RF (la bobina actúa como un receptor RF), se pudo observar cómo el tejido alrededor del dispositivo aumentó su temperatura 5 grados celsius y, además, se eliminaron las bacterias que habían infectado la zona en la que se implantó el circuito. Tras su uso, 15 días más tarde el dispositivo se había disuelto y solamente quedaron trazas de seda en la zona.

Según los investigadores, estos dispositivos podrían usarse tras las operaciones para evitar posibles infecciones, activándolos tras cerrar las incisiones con la idea de limpiar la zona afectada. Además del inductor, el equipo ha sido capaz de desarrollar diodos, transistores, condensadores, puertas lógicas, células solares, sensores de temperatura u osciladores LC, por lo que la variedad de dispositivos que se pueden realizar a partir de estos componentes es enorme.

Fuente:

13 de enero de 2011

Investigadores locales buscan obtener biodiésel de microalgas

Científicos de la Universidad de Piura trabajan cerca de empresas privadas.

Aunque queda mucho camino por recorrer, cada vez son más evidentes los esfuerzos para estrechar la relación entre la universidad y la empresa en nuestro país, en el desarrollo de trabajos sobre ciencia y tecnología. Tal es el caso de la Universidad de Piura (UDEP) que, junto a un par de empresas, está punto de culminar un estudio que permitirá elaborar una metodología de cultivo de microalgas para la extracción de aceite y otras aplicaciones.

“El trabajo permitirá verificar in situ en el Perú, concretamente en Piura, una metodología de cultivo de microalgas para extracción de aceite, en escala piloto. Paralelamente, se explorarán otras opciones del cultivo de microalgas como, por ejemplo, para la producción de concentrados proteicos o insumos relacionados con la alimentación”, explicó a El Comercio Gastón Cruz Alcedo, el director del proyecto.

¿Cómo surge el estudio? De acuerdo con Cruz, este se debió a la demanda insatisfecha de materia prima (aceites) para la elaboración del biodiésel, así como las condiciones favorables que ofrece la costa norte del país. “Tenemos una alta radiación solar y temperatura más o menos uniforme durante todo el año, con disponibilidad de terrenos al lado del mar donde se podría instalar cultivos de microalgas”, detalló.

Para ello, el equipo de investigación diseñó y construyó tres tipos de fotobiorreactores (sistema de cultivo de algas), los cuales están instalados en el Piura. “Lo que se busca saber con precisión es hasta dónde podemos elevar el contenido de aceite en las microalgas para su utilización como biocombustible y otras aplicaciones”.

Precisó que con este trabajo no se buscaría reemplazar los combustibles fósiles en nuestro país. “Nuestro proyecto no pretende crear tales expectativas. Es un proyecto en el cual se trata de investigar, de estudiar una serie de factores del cultivo, y poner los resultados a disposición de las empresas que participan en él. Como en todo proyecto, los resultados científicos y técnicos luego tienen que ser evaluados económicamente”, advirtió.

Socios estratégicos

La idea de este proyecto le pertenece a Ecoenergías del Perú S.A.C., empresa que se acercó a la UDEP y les propuso presentar este innovador estudio al Programa de Ciencia y Tecnología (Fincyt). Así lo reveló el docente universitario Gastón Cruz. Posteriormente, se sumó a esta iniciativa a Agromar del Pacífico S.A.C.

“La primera empresa estaba dedicada en Piura a la producción de biodiésel de semillas [piñón, higuerilla y otras], la segunda cuenta con un laboratorio de cultivo de larvas de moluscos bivalvos [conchas de abanico], dentro de cuyo proceso también está la producción de microalgas como alimento”, señaló el especialista norteño.

Añadió que en varias universidades e institutos actualmente investigan el cultivo de microalgas con fines de obtención de aceite y biocombustibles.

“Tenemos relación con universidades de Chile y de Colombia, donde se estudia el tema con similares dificultades y logros. También tuvimos la oportunidad de visitar proyectos de investigación en Alemania, Francia y Australia. Existen empresas norteamericanas y europeas que invierten montos muy altos en investigaciones, patentes, pero yo diría que a la fecha aún no se da la producción comercial de aceite de microalgas”, aclaró.

Sepa más

Según la Universidad de Piura, hasta la fecha “las microalgas se cultivan con fines acuícolas [alimento en criaderos de langostinos o conchas de abanico] y en Arequipa hay algunas empresas que producen concentrado proteico de microalga ‘Spirulina’, pero todavía no existe un cultivo de microalgas con fines industriales y bioenergéticos”.

Los resultados finales de la investigación se cono-cerán en marzo próximo.

CRONOLOGÍA

[31/1/2010]
El Comercio revela que, tras un año de haberse de-tenido la depredación, di-versas especies de algas marinas logran reaparecer.

[12/9/2010]
Este Diario alerta que a lo largo de la costa iqueña (playas El Negro, Antana, Peñón, Media Luna) se ha detectado el retorno de depredadores de algas.

[15/9/2010]
Unas seis toneladas de algas son incautadas en lo que va del año. Las algas fueron extraídas de diversas playas del sur de ica, por depredadores que no respetan las restricciones.

[16/11/2010]
El Comercio informa que la depredación de algas empeora en las playas de la Reserva Nacional de Paracas.

Fuente:

Diario El Comercio (Perú)

15 de noviembre de 2010

Una bacteria que fabrica plástico biodegradable

  • Produce un polímero biodegradable que le permite subsistir en temperaturas extremas y sin nutrientes.

Fue hallada en la Antártida, en una laguna que se mantiene congelada la mayor parte del año. Fue bautizada como Pseudomonas extremaustralis y, si bien su crecimiento óptimo se produce a los 28°C, se las arregla muy bien por debajo de cero grado. Es una bacteria imbatible: resiste el frío y la radiación ultravioleta, así como la escasez de nutrientes, y para enfrentar esas duras condiciones ambientales produce una sustancia de reserva que resulta de sumo interés: el polihidroxibutirato (PHB), un polímero con el cual se puede fabricar plástico biodegradable.

"Buscábamos en estos ambientes extremos porque pensábamos que allí habría organismos que produjeran polímeros con propiedades interesantes", señala la doctora Nancy López, investigadora del Departamento de Química Biológica de la FCEyN, que publicó el hallazgo en Current Microbiology . Cabe aclarar que esta bacteria no es patógena para el hombre, a diferencia de su pariente, la Pseudomonas aeruginosa, un bacilo oportunista que infecta, sobre todo, el tracto pulmonar en seres humanos y causa neumonías.

López relata: "Para nuestra sorpresa, encontramos que la P. extremaustralis producía una alta cantidad del polímero, más del 80% del peso seco, que es muy alta en una especie de pseudomonas que normalmente produce 40%, y además un tipo de polímero que no es habitual en este microorganismo". El producto en cuestión es una sustancia de reserva que las bacterias fabrican y la utilizan cuando la necesitan, porque las ayuda a sobrellevar el estrés ambiental.

Un objetivo de los investigadores era identificar los genes responsables de la producción del polímero. Finalmente, pudieron determinar que la bacteria posee un mosaico de genes de distinto origen y que probablemente los haya adquirido por transferencia de otros microorganismos. "Pensamos que esos genes se mantuvieron en esta cepa porque constituían una ventaja en ese ambiente tan adverso", comenta.

Lo cierto es que esta bacteria parece indestructible. "Cuando la trajimos a Buenos Aires, y todavía no la habíamos identificado con precisión, pensamos que formaría esporas y la calentamos a 80°C para extraer las esporas. La sorpresa fue que aguantó esa alta temperatura", dice López, en cuyo equipo se desempeñan los licenciados Nicolás Ayub, Paula Tribelli, Mariela Catone y Carla Di Martino, además de la doctora Laura Raiger Iustman.

La poderosa bacteria fue sometida a pruebas de resistencia al frío y al congelamiento. El equipo observó que si mutaban el gen responsable de la producción del polímero, la bacteria no era capaz de crecer en el frío porque no soportaba el estrés oxidativo: no podía hacerle frente al aumento de moléculas de oxígeno reactivo que se producen por los cambios metabólicos frente a las duras condiciones del entorno.

Ante una situación de estrés por el frío, esos cambios en el metabolismo de la célula bacteriana dan lugar a moléculas reactivas de oxígeno (superóxidos y peróxidos, como el agua oxigenada) que dañan las macromoléculas, como el ADN. La bacteria con el gen mutado no pudo defenderse de esa agresión porque no alcanzaba a fabricar las enzimas para la detoxificación.

"Ante el frío extremo, la bacteria degrada sus reservas del polímero y los materiales de esa degradación le sirven para contrarrestar el estrés oxidativo causado por el frío", afirma López, que publicó este resultado en la revista Extremophiles , dedicada a los estudios sobre microorganismos capaces de sobrevivir en condiciones extremas y que, por eso, se denominan extremófilos.

Ahora bien, la propuesta no es que la P. extremaustralis se ponga a fabricar plástico. La idea es tomar los genes responsables de esa producción e insertarlos en otra bacteria, la Escherichia coli , que es más fácil de cultivar. Además, los investigadores quieren utilizar la alta capacidad de supervivencia y resistencia al estrés de la bacteria para otras aplicaciones biotecnológicas, como la biorremediación.

Fuente:

La Nación (Argentina)

4 de marzo de 2010

Pipí y pupú en inodoros ecológicos

Jueves, 04 de marzo de 2010

Pipí y pupú en inodoros ecológicos

Pipi y pupú, o pichi y caca, o el uno y el dos, o los excrementos líquidos y sólidos

Peepoo

Parece una bolsa común y corriente pero es un váter que cumple todas las funciones necesarias.

Tras recorrer los barrios más pobres de Ciudad de México, Sao Paulo, Nairobi y otras grandes urbes del mundo, un arquitecto sueco halló una posible solución a los problemas originados por la falta de un sistema sanitario adecuado.

Anders Wilhemson y su equipo diseñaron un inodoro descartable, bautizado Peepoo, que una vez utilizado puede transformarse en una rica fuente de abono para las plantas.

Su apariencia es la de una bolsa plástica como cualquier otra. Pero en su interior, este recipiente flexible de 14 por 38 centímetros, cuyo costo no supera los US$0,03 contiene una delgada capa de urea que descompone la materia fecal y la orina y la transforma en nutrientes.

clic Vea: Ecoinodoros para todos los gustos

Después de cada uso, la bolsa se cierra -impidiendo el paso de los olores y los agentes patógenos propios de las heces- para colocarse en la tierra, donde desaparecerá por completo al cabo de un año.

Según la Organización de Naciones Unidas, 2.600 millones de personas en el mundo no tiene acceso a un sistema sanitario básico. Esta cifra representa el 40% de la población del planeta.

La falta de un sistema adecuado para lidiar con las necesidades fisiológicas de la población (una persona excreta al año entre 30 y 60 kilos de materia fecal y produce cerca de 500 litros de orina) provoca la contaminación de las aguas dulces y las aguas contenidas en los suelos y numerosas enfermedades.

Se estima que cada año mueren al menos 1,5 millones de niños por diarrea u otras enfermedades derivadas de la contaminación de las aguas.

"Inodoros voladores"

La propuesta de Peepoo resulta tan simple que, a ojos de un no entendido, es difícil ver cuáles son las ventajas de esta bolsa comparada con cualquier otra bolsa biodegradable que podemos encontrar en el mercado.

"Esto es algo mucho más complejo: aunque parezca una bolsa, es un baño que cumple con todas las funciones necesarias", le dijo Wilhemson a BBC Mundo.

"Si logras cerrar perfectamente una bolsa biodegradable común que contiene excrementos, sin sustancias que los traten, estos comenzarán a desprender metano y hasta podrían provocar una explosión. ¡Sería incluso más peligroso que defecación al aire libre!", añadió el creador de Peepoo.

Por otra parte, la bolsa se mantiene intacta hasta que finaliza el proceso de descomposición de los desechos -que puede tomar desde horas hasta semanas- y comienza a degradarse en un lapso promedio de un año.

Niño con Peepoo

1,5 millones de niños mueren al año por causa de las aguas contaminadas.

La idea de embolsar la materia fecal se le ocurrió a Wilhemson tras observar una costumbre arraigada en los vecindarios más pobres de Nairobi, en Kenia, que también se practica en muchas otras partes del mundo, y que consiste en depositar las heces en una bolsa plástica que se tira por cualquier parte.

Son las llamadas "pocetas voladoras" o "baños helicópteros".

Wilhemson se inspiró también en los problemas que aquejan a las grandes urbes latinoamericanas, como los que pudo notar en los barrios marginales de Ciudad de México.

"Allí la situación es muy mala. Las personas hacen sus necesidades en letrinas o en cloacas abiertas, lo cual es mucho peor. Por eso creo que podría funcionar muy bien en México, una ciudad que necesita importar agua y en la que se avecina un crisis ecológica importante, ya que este sistema no requiere agua", le dijo Wilhemson a BBC Mundo.

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

16 de marzo de 2007

Usan bolsas biodegradables

Wong. En 120 días, empaques se deshacen con la luz y el oxígeno.

A partir del boom de los supermercados, los hogares limeños empezaron a llenarse de bolsas plásticas de todo tipo que terminaron invadiendo los rincones, cuando no se utilizaban para los desperdicios.

Más allá de la cuestión doméstica, los científicos se preocupaban verdaderamente, pues los plásticos convencionales tardan entre 100 y 600 años en desaparecer, causando un daño irreparable al medioambiente.

La cadena de tiendas de Wong parece haber encontrado la solución al problema: el uso de bolsas cien por ciento biodegradables que al término de 120 días, al contacto con la luz solar, el oxígeno y la fricción, se deshacen en pedazos cada vez más pequeños, permitiendo que microorganismos como los hongos y las bacterias se alimenten de ellas y las conviertan en agua, biomasa (humus), sales minerales y gas carbónico.

Para ilustrar lo grave del problema, señalaremos que anualmente en el mundo se utilizan entre 500 mil millones y billón de bolsas. De todo el plástico que se ha producido en la Tierra desde los años 30, menos de un 5 por ciento ha sido incinerado y el resto continúa en algún lugar del planeta.

Hace cinco años, en las costas de Normandía, se encontró a una ballena enana muerta con 800 kilos de bolsas de plástico en su interior. Anualmente, cientos de delfines, tortugas y aves marinas mueren asfixiadas o atragantadas por estos envases.

Efraín Wong, director de Operaciones de Corporación Wong, señala: “Esta medida complementa las campañas para el cuidado del medioambiente que siempre hemos promovido, como el reciclaje de botellas de vidrio, papel, botellas plásticas, pilas y baterías usadas”.

ADITIVO
Las bolsas que ha empezado a utilizar Wong se fabrican con tecnología Oxo-biodegradable-TDPA (Totally Degradable Plastic Additives). El aditivo lo desarrolla la empresa canadiense EPI.

Fuentes.

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RPP Noticias

El Comercio
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