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3 de diciembre de 2018

¿Por qué están desapareciendo las tortugas?

El 60% de las 356 especies de tortuga cuyo linaje se remonta a más de 200 millones de años están amenazadas o se han extinguido.


Cuando uno piensa en los indicadores del Antropoceno —las cosas que los arqueólogos del futuro lejano identificarán como marcadores de como los procesos básicos de la Tierra adquirieron un matiz característicamente humano— lo que suele venir a la cabeza son las innovaciones. Cuestiones que, para bien o para mal, se han añadido a la biogeoquímica del planeta: cemento, plástico, residuos radioactivos, ciudades, minas, niveles de gases invernadero extremadamente elevados y cosas por el estilo.

Pero el Antropoceno también puede quedar marcado por lo que ha desaparecido. Por ejemplo, las tortugas.

“Las tortugas luchan por subsistir en el mundo moderno y en general ese hecho no se reconoce o incluso se pasa por alto”, escribe un grupo de biólogos dirigidos por Jeffrey Lovich, del Servicio Geológico de EE UU, en la revista BioScience.

De las 356 especies de tortuga cuyo linaje se remonta a más de 200 millones de años, escriben Lovich y sus compañeros, “aproximadamente el 61% de ellas están amenazadas o se han extinguido en tiempos modernos”. Son “supuestamente el más amenazado de los grandes grupos de vertebrados”, y su futuro es aún más precario que “los muy asediados y promocionados anfibios”.

Los investigadores lamentan que ni los conservacionistas ni la opinión pública en general reconozcan la difícil situación de las tortugas, pero su artículo —titulado ¿A dónde han ido todas las tortugas y por qué importa?— no es simplemente un llamamiento para evitar que desaparezca un legado biológico insustituible. El equipo de Lovich más bien enmarca el declive de las tortugas dentro de las funciones ecológicas perdidas.

“Los descensos y las extinciones de poblaciones de tortugas a escala global significan que sus funciones ecológicas se ven ahora enormemente reducidas en comparación con los tiempos en que las tortugas eran más abundantes”, sostienen los autores. “Las consecuencias de la disminución de sus funciones no se valoran debidamente ni se entienden suficientemente”.

El artículo completo en: El País (España)

 

21 de noviembre de 2018

Estas son cinco especies de mamíferos al borde de la extinción en el Perú

Con 519 variedades de mamíferos, Perú ocupa el cuarto lugar en el mundo con mayor cantidad de estas especies. También está entre los primeros países del planeta con mayor número de mamíferos con algún grado de peligro. 

El mono tocón, uno de los primates más amenazados del mundo. La destrucción de los ecosistemas por el avance de la deforestación, la expansión urbana o actividades extractivas como la tala y la minería es el principal problema para la sobrevivencia de muchos animales. | Fuente: Mongabay
Un mono que solo habita en una región peruana (el Tití de los Andes) o el camélido silvestre más grande de Sudamérica (el Guanaco) son dos especies de mamíferos que están al borde de la extinción en Perú.

Según el Libro rojo de fauna silvestre amenazada en Perú, en el país existen 519 mamíferos y diez de ellos están En Peligro Crítico, es decir que sus poblaciones se han reducido drásticamente por lo que, de no cambiar su situación de vulnerabilidad, podrían desaparecer del país, y en algunos casos, del planeta.

Las amenazas que enfrentan son varias, pero la destrucción de los ecosistemas por el avance de la deforestación, la expansión urbana o actividades extractivas como la tala y la minería es el principal problema para la sobrevivencia de muchos animales.

Las cinco especies son: a) tocón de San Martín (o tití de los andes); b) musaraña de orejas cortas peruana; c) tuco tuco de dientes blancos; d) guanaco; y e) ratón arrozalero de Zuñiga.

El artículo completo en: RPP (Perú)

4 de noviembre de 2018

Perú: Delfines de río serán monitoreados vía satélite para proteger su hábitat

Los delfines de río enfrentan un destino incierto, porque las poblaciones de esta especie se redujeron de forma severa en los últimas décadas. La contaminación del agua, la construcción de represas y su captura –dirigida o incidental– son las amenazas más graves que enfrentan estos animales que cumplen un rol clave en los ríos que habitan.


"Los delfines son como los jaguares en el bosque [...] El estado de sus poblaciones es un indicador del estado de los ecosistemas y de todas las demás especies que los habitan. Si ellos están bien, los demás lo están", afirmó el biólogo José Luis Mena, Director de Ciencias de WWF Perú.

Para conocer el estado de las poblaciones de esta especie, de la que se sabe muy poco en el mundo, es que se realizó la primera expedición científica para instalar transmisores satelitales en delfines de río rosados en Perú.

Así, un equipo de biólogos, veterinarios y geógrafos se internó en la Reserva Nacional Pacaya Samiria en Loreto, considerada uno de los lugares con mayor densidad de delfines de agua dulce en el mundo.

De la mano de los pobladores de la Comunidad 20 de enero, el equipo liderado por WWF y su socio local ProDelphinus recorrieron el río Yanayacu Pucate en busca del delfín rosado (Inia Geoffrensis). "En apenas un par de horas de recorrido, se logró capturar, examinar y colocar transmisores en tres delfines machos y una hembra", señala Mena.



Con paciencia y mucho cuidado, los habitantes del lugar, guiados por el equipo de científicos ayudaron a rodear a los delfines con una red de pesca para trasladarlos en una camilla, fuera del agua, al proceso de examinación, que incluye obtención de muestras de sangre y tejido que servirán para conocer datos sobre su salud y dieta.

Luego se colocaron los transmisores y se inició la sistematización de información de forma automática. "Hay un estricto protocolo para asegurar que los animales  retornen rápidamente al agua y con la menor incomodidad posible", dijo la bióloga Elizabeth Campbell, Investigadora Asociada de ProDelphinus.

Según la experta, gracias al seguimiento satelital "vamos a poder ver por dónde van los delfines, qué están haciendo a diario, cómo usan su hábitat, y cómo esto cambia dependiendo del clima".

Lea el artículo completo en: La Mula


21 de octubre de 2018

Costa Rica: Primer país en América prohíbe la caza deportiva

El 25% del territorio de Costa Rica está protegido por reservas y parques naturales.


Costa Rica se ha convertido en este nuevo milenio en un ejemplo para todo el mundo en el cuidado de la naturaleza. Un gran ejemplo es que fue el primer país en América en tener la iniciativa de prohibir la caza deportiva. El principal objetivo de esta nación centroamericana es conservar la biodiversidad y atraer a turistas más respetuosos con el medio ambiente.

Un punto muy importante es que esta reforma de la ley, que regula la caza de animales, fue propuesta por los mismos ciudadanos. La norma fue llevada ante el Poder Legislativo con el respaldo inicial de 177,000 firmas que fueron recolectadas por la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna (Apreflofas).

La persona que incumpla esta ley puede ser sancionada hasta con 1.5 millones de colones, esto equivale a 3,000 dólares, y dependiendo de la especie, podría incluso ser condenada a estar entre dos y cuatro meses en prisión. Por otro lado, esta ley va más allá y también castiga la exportación y el tráfico de cualquier especie de flora o fauna silvestre.

“Los costarricenses nos tenemos que sentir muy contentos de que se lanza un mensaje atrevido al mundo prohibiendo la caza deportiva, que se manifiesta en contra de la fauna silvestre. Es un paso muy grande e importante”, declaró el biólogo costarricense Freddy Pacheco, ex catedrático jubilado de la Universidad Nacional de Costa Rica a El País.

“Aunque algunos van a catalogar como exagerada esta propuesta de Costa Rica, lo cierto es que estamos muy contentos y es hora de que la flora y la fauna silvestre sean valoradas y no utilizadas como mecanismo para hacer dinero. La fauna silvestre merece todo respeto y protección de la humanidad” concluyó.

Fuente: Nat Geo

10 de octubre de 2018

Insectos: las biofactorías del futuro

Con un millón de especies descritas, los insectos son la clase animal más diversa y numerosa que puebla la Tierra. Desde hace miles de años, los consumimos como alimento y los utilizamos para obtener productos cotidianos como la miel o la seda. También han sido claves en el avance de algunas disciplinas, por ejemplo la agricultura intensiva usa abejorros como polinizadores y la genética se ha servido de la mosca del vinagre durante décadas para estudiar el ADN. Sus cortos ciclos de vida, rápidos intervalos generacionales y la posibilidad de ser cultivados en grandes cantidades hacen que los insectos sean sumamente atractivos para el mundo de la investigación. ¿Su último uso?: convertirlos en biofactorías en las que elaborar distintos tipos de proteínas. Transformarlos en productores de vacunas, reactivos de diagnóstico o moléculas con actividad terapéutica. Aunque pueda parecer ciencia ficción, esta tecnología ha llegado para quedarse.

Hoy en día, la mayoría de proteínas con usos farmacéuticos se fabrican en complicados y costosos biorreactores —máquinas donde se cultivan células para fabricar vacunas y otros tratamientos. Sin embargo los insectos son una alternativa más barata y rápida para obtener esas mismas moléculas: las larvas de algunos lepidópteros —mariposas como el gusano de la seda (Bombyx mori) o la oruga de la col (Trichoplusia ni)— son la clave. El mayor defecto de estas dos especies, ser potenciales plagas, se ha convertido en su virtud más valorada, pues también hace que sean capaces de producir proteínas de interés a gran escala. El proceso es más sencillo de lo que podría imaginarse, según explica a OpenMind José Ángel Martínez Escribano, fundador y director científico de Algenex, empresa española pionera en la obtención de proteínas mediante crisálidas de oruga de la col: “Modificamos genéticamente un virus al que insertamos el gen necesario para que produzca la proteína que nos interesa. Después, infectamos la larva del insecto con ese virus, que se multiplica en sus células, como hace el virus de la gripe cuando nos contagiamos. Así, al cabo de 3 o 4 días tenemos acumulado una gran cantidad de la proteína de interés dentro de la larva y podemos extraerla”.

Lea el artículo completo en: Open Mind

1 de octubre de 2018

Insectos, ¿la comida del futuro?


Los comen más de 2.000 millones de personas en el 80% de los países del mundo. Pero no, no se trata de los menús de ninguna conocida cadena de hamburgueserías. Si añadimos que su consumo ha formado parte de nuestra dieta durante miles de años, queda claro que hablamos de otro tipo de alimento. Y a pesar de su larga historia, en las sociedades occidentales hemos prescindido de una fuente de nutrientes que podría ser la solución del futuro de la alimentación; siempre que seamos capaces de dejar de lado nuestra aversión a comer bichos.

Antes de mediados de este siglo, la Tierra contará con más de 9.000 millones de bocas humanas que alimentar. Y no es sencillo que la producción de alimentos pueda crecer al mismo ritmo. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 26% de la superficie seca del planeta se dedica a pastos para el ganado, y un 33% de las tierras cultivables producen cosechas para la ganadería. Esta actividad es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y prescindir de más bosques para abrir espacios a la agricultura aumentaría el problema del cambio climático.

Con nuestro sistema actual, los números no cuadran. Pero hoy son muchos quienes piensan que es posible salir de esta difícil encrucijada sin renunciar al alimento de origen animal; se trata simplemente de variar el menú de especies que comemos. En occidente ya estamos acostumbrados al consumo de artrópodos, pero sólo acuáticos, como cangrejos o langostas. En cambio, hasta 3.000 grupos étnicos de Latinoamérica, África, Asia y Oceanía incluyen los insectos como parte de su dieta.

La Universidad holandesa de Wageningen mantiene una lista que recoge 2.111 especies comestibles de insectos y arácnidos, sobre todo escarabajos, orugas, hormigas, abejas, avispas, saltamontes, langostas y grillos, pero también moscas, arañas y cucarachas. En la exaltación de las virtudes nutritivas de estos animalitos ha desempeñado un papel crucial la FAO, que lleva años promoviendo la entomofagia como solución a la inseguridad alimentaria.

El artículo completo en: Materia

17 de septiembre de 2018

“Blue” el guacamayo azul que inspiró la película Río, es declarado extinto por la deforestación


En el 2011 fue lanzada Río, un película que contaba la vida de Blu, un guacamayo de Spix que es criado en cautiverio en Estados Unidos y retorna a Brasil para poder cruzarse con la única hembra de su especie que queda.

Si embargo, en la vida real Blu nunca pudo encontrarse con la guacamayo de Spix y repoblar su especie: Un nuevo estudio de BirdLife International que recuenta a las aves en peligro ha revelado que el guacamayo de Spix se extinguió cerca del año 2000.

El guacamayo de Spix es un ave perteneciente a la familia de los loros, y es una de las ocho especies cuya extinción fue clasificada como “confirmada” o “altamente probable”.

El estudio duró ocho años y utilizó datos estadísticos en donde analizó 51 especies en la lista de aves en peligro crítico. Cinco de las ochos especies son originarias de Sudarmérica (cuatro de Brasil), y su extinción es producto de la alta tasa de deforestación de los bosques.

“Un 90% de las extinciones de las aves en el último siglo ha sido especies en islas”, indicó el Dr. Stuart Butchart, científico jefe de BirdLife y autor principal del estudio. “Sin embargo, nuestros resultados confirman que hay una alta ola de extinción arrasando en los continentes, causados principalmente por pérdida de hábitat, agricultura no sustentable y deforestación”.

De acuerdo a BirdLife, todavía hay algo de esperanza para la especie, ya que a pesar de que fue declarada extinta en la naturaleza, todavía existen entre 60 y 80 especímenes en cautiverio.

Con información de La Tercera (Chile)

25 de junio de 2018

La creencia de que un año humano equivale a siete de perro es falsa


Existe la creencia popular de que un año de vida en los perros equivale a siete humanos en términos de envejecimiento. A menudo hasta establecemos comparaciones sobre la edad de nuestros amigos peludos en base a esta equivalencia. La realidad, sin embargo, es bien distinta.

Los perros alcanzan la madurez sexual al año de vida. Si el mito fuera cierto, los seres humanos ya seríamos capaces de reproducirnos a los siete años, lo que no es para nada cierto. Eso por no mencionar que si fuera así, los seres humanos viviríamos unos 150 años de media.

La realidad es que los perros envejecen de manera muy diferente a nosotros. En el primer año de vida, un perro madura muchísimo más rápido que una persona. A partir de ahí, todo depende de la raza y sobre todo del tamaño del animal. Los perros pequeños maduran mucho más rápido al principio de sus vidas, pero después su envejecimiento se ralentiza y tienden a vivir más años que las razas grandes. Priceonomics ofrece esta tabla como referencia:


Como se aprecia en la tabla, un perro pequeño de 8 años tiene unos 48 si expresamos su edad en términos humanos. Sin embargo uno grande ya tiene 64. Esta medición es puramente indicativa, y en ningún caso puede servir como medida de la salud del animal. Hay perros que desafían las estadísticas viviendo muy por encima de la esperanza de vida que su tamaño y peso les adjudica.


¿Por qué seguimos confiando en la idea de que un año de persona equivalen a siete de perro? Es un misterio. Una inscripción de la Abadía de Wensminster que data de nada menos que 1268 establece una paridad de 9 a 1. En el siglo XVII se creía que la paridad era de 10 a 1. En algún momento de la década de los 50 surgió la idea de que la paridad era de 1 a 7, probablemente como una reducción de que la esperanza de un ser humano era de 70 años y la de un perro de 10. Se cree que pudo surgir como algún tipo de slogan o campaña de marketing, pero no existe constancia de ello. [Priceonomics vía Science Insider]

Tomado de:

Gizmodo

12 de junio de 2018

Trump propone autorizar métodos prohibidos para cazar osos en Alaska

La Administración de EE UU pretende permitir algunos métodos de caza prohibidos por Obama en 2015.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pretende que los cazadores en Alaska puedan atraer a los osos con beicon y rosquillas y usar lámparas para disparar a estos animales y a sus cachorros dentro de sus guaridas. Así lo recoge el plan que ha propuesto este martes la Administración de EE UU para revertir el reglamento adoptado en 2015 bajo el gobierno de Barack Obama. El expresidente prohibió entonces ciertos métodos de caza en Alaska como el uso de cebo con tocino para atraer y matar a los osos.

Se espera que esta regulación, publicada este martes en el Diario Oficial de Estados Unidos, entre en vigor definitivamente en dos meses tras ser autorizada por la administración republicana. Pero la propuesta ya ha generado las primeras protestas en el país. La Asociación de Conservación de Parques Nacionales ha calificado los métodos como "vergonzosos y poco éticos". A su vez, los grupos ecologistas, que tachan la propuesta de "inhumana", ya han anunciado protestas.

Por el contrario, la Asociación de Cazadores Profesionales de Alaska ha respaldado la medida, según informa la BBC. El nuevo plan, que se debatirá hasta el próximo 23 de julio, permitiría, entre otras prácticas, atrapar a lobos y a sus cachorros dentro de sus guaridas o el uso de perros para cazar osos negros.

Estos métodos que Trump pretende autorizar fueron prohibidos en 2015 por el Servicio de Parques Nacionales (NPS) bajo la administración de Obama. El NPS explicó entonces que se buscaba evitar la alteración de la dinámica natural de las presas depredadoras. No obstante, algunas de esas prácticas todavía se permiten en otras áreas del estado.

El artículo completo en:

El País (España)

26 de abril de 2018

La actitud relajada de los perezosos... y por qué te conviene imitarlos

A primera vista el estilo de vida de los perezosos es la antítesis misma de todo lo que valoramos.

La vida moderna es rauda y centrada en encontrar nuevas maneras de incluir más actividades en cada segundo de nuestra existencia. 

La pereza es uno de los pecados capitales y estar ocupado es una honra. Pero ¿cuál es la mejor estrategia?

"¿Por qué quieres moverte? Y si quieres hacerlo ¿por qué tienes que hacerlo con rapidez? Entre más rápido te mueves, más alto es el costo", señala Rory Wilson, profesor de Zoología en la Universidad de Swansea, Inglaterra. 

"La energía es muy importante para los animales. Si la quieres conservar, cuanto más lentamente te muevas, mejor".

En ese sentido, no hay duda que el animal más eficiente es el perezoso: oficialmente son los mamíferos más lentos del planeta. 

Y su forma de vida indolente y poco convencional los ha hecho prósperos: constituyen un tercio de la biomasa de mamíferos en las selvas tropicales y han estado presentes en ellas unos 64 millones de años, sobreviviendo animales mucho más llamativos como los tigres de dientes de sable. 

Sólo dos de las seis especies que existen en la actualidad están en peligro de extinción.
Entonces ¿deberíamos ser menos como los guepardos y más como los perezosos? 

El secreto de su éxito

"Evolucionaron para ser extremadamente lentos", señala Nisha Owen, del programa de conservación EDGE of existence de la Sociedad Zoológica de Londres. 

"Lo asombroso es que su metabolismo es menos de la mitad de rápido que el de otros mamíferos, de manera que pueden ser extremadamente lentos para conservar energía. Pero la ventaja principal es que así se evaden a los depredadores".
Nótese que dijo "evaden" no "escapan".

"Viven en las copas de los árboles, moviéndose muy sigilosamente, de manera que no atraen la atención ni de los depredadores que están en los árboles ni los que vuelan por los cielos", explica Owen. 

Sus fibras musculares son 15 veces más pausadas que las de un gato, así que físicamente son incapaces de moverse de forma veloz. 

El artículo completo en:

BBC Ciencia

15 de abril de 2018

España: Un cachalote muere en España porque en su interior había 30 kilos de basura

El cetáceo ingirió desde redes para pescar hasta bolsas y un bidón de plástico. 


Mares tóxicos

El cachalote que el pasado febrero apareció en la costa sudeste de España murió por la ingesta de 29 kilos de basura, según ha informado la organización Espacios Naturales Protegidos de la Región de Murcia.

Ese joven cetáceo macho de 10 metros de largo y 6,5 toneladas de peso apareció varado en Cabo de Palos y albergaba en su intestino diferentes objetos, desde redes para pescar hasta bolsas, sacos de rafia y un bidón de plástico. 

Todos estos residuos causaron graves daños al intestino del animal, que sufrió una inflamación de las paredes internas del abdomen o peritonitis.

A raíz de este acontecimiento, esa comunidad autónoma española puso en marcha una campaña destinada a limpiar sus playas y concienciar a la población para que disminuya el consumo de plástico, entre otras prácticas.

200 kilos de basura por segundo

Este caso pone de relieve el hecho de que los mares del planeta se han convertido en vertederos de plástico y sus pobladores cada vez más son más vulnerables ante esa contaminación. 

La ONG Greenpeace asegura que cerca de ocho millones de toneladas de botellas, envases y otros desechos de plástico terminan en el océano cada año. Otros datos que maneja esa organización indican que:
  • Cada segundo se vierten al mar más de 200 kilos de basura.
  • Se estima que las aguas de la Tierra albergan entre 5 y 50 billones de fragmentos de plástico, sin contar las piezas que se encuentran en el fondo marino o las playas.
  • El mundo tiene cinco grandes islas de basura compuesta por plástico: dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico.
Fuente:

RT en español

10 de abril de 2018

Describen cómo las células del pez cebra regeneran el corazón tras un infarto

  • Sus células cardiacas tienen un alto grado de plasticidad para reparar un daño

  • Los cardiomiocitos internos contribuyen a regenerar las paredes del corazón

Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) y la Universidad de Berna (Suiza) han descubierto un mecanismo que ayuda a las células cardiacas del pez cebra a regenerar el corazón después de un infarto, un hallazgo que podría tener implicaciones en el abordaje de esta enfermedad en humanos.

Tras un infarto agudo de miocardio el corazón humano pierde millones de cardiomiocitos, las células que componen el músculo cardiaco, según explican los autores de este trabajo, cuyos resultados publica la revista Nature Communications.

Pero algunos animales, como el pez cebra, tienen una alta capacidad regenerativa y logran recuperarse tras un daño cardiaco con nuevos cardiomiocitos, lo que hace que se hayan convertido en un modelo muy usado en investigación como "inspiración para el desarrollo de futuras terapias regenerativas", ha explicado Héctor Sánchez-Iranzo, uno de los autores del estudio.

Durante ese proceso las células que componen el músculo cardiaco de estos peces se dividen para renovar el tejido lesionado, pero se desconoce en gran medida si todas las células contribuyen de la misma manera a la reconstrucción del músculo cardiaco.

La plasticidad celular, esa capacidad de las células de convertirse en otros tipos de células, es un proceso que se observa frecuentemente durante el desarrollo, pero nunca se ha observado durante la regeneración en un animal adulto.

Acción regeneradora de los cardiomiocitos

Por ello, en este caso los autores estudiaron dos tipos de cardiomiocitos, unos localizados en la parte más interna del corazón, las trabéculas, y otros en el exterior.

Durante el proceso de regeneración se ha asumido por norma que cada tipo celular da lugar al mismo tipo celular. Pero en la investigación del CNIC se muestra que, durante el proceso de regeneración del corazón, los cardiomiocitos trabeculares también contribuyen a la regeneración de las paredes del corazón.

En concreto, concluyen los investigadores, "indican que hay un alto grado de plasticidad en los cardiomiocitos del pez cebra y que, además, existen distintas formas de reconstruir un corazón dañado".
Fuente:

9 de enero de 2018

Robert Cornish consiguió resucitar perros, pero ¿funcionaría su método con humanos?

¿Recuerdas la curiosa película Frankenweenie? Tim Burton profundiza con ella en su cortometraje de 1984 con el mismo título y nos cuenta la historia de un niño que intenta resucitar a su querida mascota muerta. La película, sin duda, es una bonita fantasía, pero ¿imaginas que se puediese llevarse a cabo? ¿Imaginas recuperar a tu amigo fiel una vez que te haya dejado?

¿Y si te dijésemos que la historia tiene su propio Frankenweenie? Probablemente nos tomarías por locos, pero Robert E. Cornish intentó hacerlo realidad unas décadas antes de que Burton rodase su cortometraje. Sus experimentos, un tanto demenciales, fueron muy controvertidos en su época, y es que Cornish aseguraba ser capaz de resucitar a los muertos, e incluso se ofreció a hacer una demostración con seres humanos.

¿Quién fue Robert E. Cornish?

Un genio y un prodigio, así se puede describir a Cornish: un joven científico que cautivó y repulsó a la sociedad (y al gobierno) norteamericana en los años 30. Sin duda, es uno de los casos más extraños de la medicina occidental moderna. Nacido en 1894, se licenció con honores de la Universidad de California a los 18 años y obtuvo su doctorado a los 22. Para ganar prestigio, trabajó en diferentes proyectos científicos y experimentos bastante inútiles en busca de patentes. Poco a poco se convirtió en un científico respetado por la comunidad hasta que en 1931 empezó a interesarse por algo que perturbó a muchos: resucitar a los muertos.

Para probar que se podía devolver a la vida a los que ya no están entre nosotros, Cornish decidió experimentar con animales. Así, el 22 de mayo de 1934 llevó a cabo una demostración pública en la que asfixió a cinco perros (todos ellos llamados Lazarus en un guiño al personaje bíblico resucitado) con gas nitrógeno y los mantuvo muertos durante diez minutos. Después, les aplicó su técnica de resucitación. Según los periódicos de la época, los tres primeros intentos fueron un fracaso, pero los dos últimos canes revivieron y sobrevivieron durante meses. Eso sí, resucitaron con importantes daños cerebrales, alteraciones nerviosas severas, motricidad desequilibrada y ceguera.


  

Para habilitar los subtítulos en español: haz click en el botón CC. Después, en la ruedecilla que hay a su lado. Selecciona “subtitles” y “auto-translate”. Elige “español/Spanish” y ¡listo!

Una vez hecho público su experimento, la universidad canceló el proyecto ya que no toleraban el trato al que sometía a los perros con los que experimentaba. Sin embargo, esto no frenó a Cornish, que continuó su investigación en casa, esta vez con cerdos en vez de con perros dada su similitud con el ser humano.

En 1947, Cornish decidió que estaba listo para dar el salto y realizar el experimento con personas. Thomas McMonigle, un recluso condenado a pena de muerte en Estados Unidos, se ofreció como conejillo de indias. Sin embargo, el estado de California (donde estaba condenado) rechazó la petición ya que, si el experimento funcionaba, tendrían que dejar en libertad a McMonigle puesto que la ley no permite mantener bajo arresto a personas discapacitadas, fuera de sus facultades o sin voluntad.

¿En qué consistía la “milagrosa” técnica de Robert Cornish?

El método de Cornish para resucitar a los muertos era bastante sencillo. Primero, hacía circular la sangre por el cadáver gracias a una especie de balancín sobre el que colocaba el cuerpo y que oscilaba para que la sangre se bombease. A este artefacto le llamó teeterboard. Tras esto, inyectaba una solución de suero salino, oxígeno, adrenalina, heparina (un anticoagulante sacado del hígado), fibrina (una proteína coagulante) y sangre al cadáver. A la vez, insuflaba oxígeno a través de un tubo de goma que previamente había introducido en la garganta del animal.

Poco se sabe de lo que fue de Cornish después de que su morboso experimento se hiciese público. Por lo que parece, siguió, como muchos dirían, jugando a ser dios, pero ya al margen de la comunidad científica que lo marginó por considerarlo sensacionalista. Eso sí, aunque parezca extraño, algunas técnicas de reanimación o animación suspendida actuales tienen sus orígenes en este científico extravagante.
Lo que nunca sabremos es si Cornish hubiese sido capaz de resucitar a un ser humano.
Fuente:


24 de noviembre de 2017

Como los humanos: las abejas son diestras, zurdas o ambidiestras

Científicos esperan que un mayor análisis del vuelo de estos insectos les permita mejorar el diseño de drones.

Un estudio publicado en la revista científica Plos One, reveló que las abejas al volar, tienen un lado preferente para inclinarse por sobre el otro, ya sea diestro o zurdo.

Hasta ahora, se pensaba que estas habilidades sólo la tenían algunos animales con un mayor nivel cognitivo.

"A diferencia de los humanos, que en su mayoría son diestros, las abejas son principalmente zurdas, diestras, y otras no presentan ninguna preferencia por volar de un lado u otro”, indica en la investigación.

Al contrario de las obreras de la miel, otros insectos voladores no presentaron ninguna preferencia en su vuelo. Sin embargo y de acuerdo a la investigación, un 45 por cierto de las abejas analizadas tenían un lado por el que preferían volar, lo que llevó a los científicos a creer que ésto puede entregar nuevas pistas sobre cómo mejorar la eficiencia de vuelo en un ambiente muy saturado.

"Los insectos voladores constantemente tienen el desafío de escoger las rutas más eficientes, seguras, y libres de colisión al navegar por follaje denso”"indicó el Profesor Professor Mandyam Srinivasan de la Universidad de Queensland en el estudio.

Los investigadores creen que este nuevo conocimiento podría también ayudar a mejorar el diseño de drones que puedan tomar decisiones autónomas y ser más eficientes al volar.


Fuente:

TeleSur

6 de noviembre de 2017

Científicos descubren una rana gigante 'diabólica' que devoraba dinosaurios

Su mordedura poseería una fuerza de unos 2.200 newtons, equivalente a la de mamíferos depredadores como el tigre o el lobo.


Un equipo internacional encabezado por científicos de la Universidad de Adelaida (Australia) ha descubierto que una 'diabólica' rana gigantesca que habitaba en Madagascar hace 68 millones de años era capaz de comer dinosaurios.

Los investigadores estimaron que esa especie extinta, conocida como 'Beelzebufo', podría cazar y devorar pequeños ejemplares de esos reptiles debido a que su mordedura poseería una fuerza de unos 2.200 newtons, equivalente a la de mamíferos depredadores como el tigre o el lobo.

Gracias a esta característica, ese anfibio "habría sido capaz de masticar los dinosaurios pequeños o jóvenes que vivían en su medio ambiente", según ha explicado Marc Jones, investigador de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Adelaida.

Estos especialistas realizaron su descubrimiento mientras analizaban la fuerza de mordedura de varias especies de ranas cornudas carnívoras 'Ceratophrys', que hoy en día habitan en Sudamérica y aseguran que han obtenido resultados sin precedentes.

"A diferencia de la gran mayoría de ranas, que tienen mandíbulas débiles y normalmente consumen presas pequeñas, las ranas cornudas emboscan a animales tan grandes como ellas" —desde otras ranas hasta serpientes o roedores— y "sus fuertes mandíbulas desempeñan un papel esencial a la hora de agarrar una presa", asegura Jones.

Asimismo, el colectivo investigador calculó que pequeñas ranas cornudas cuya cabeza mide alrededor de 4,5 centímetros de ancho poseen una fuerza de mordedura que ronda los 30 newtons, mientras que los anuros que habitan los subtrópicos de America del Sur y tienen una testa que mide hasta 10 centímetros de anchura alcanzarían hasta 500 newtons, como otros mamíferos carnívoros de tamaño similar.

Fuente:

RT 

23 de enero de 2017

6 datos que debes conocer de la nueva rana Amarakaeri

El 17 de enero, la revista científica Zootaxa publicó un artículo de investigación en el que anunciaba el descubrimiento de una nueva especie de rana venenosa en la selva peruana. Este hallazgo es motivo de orgullo para todos los peruanos porque visibiliza la riqueza natural que aún queda por descubrir. Para que conozcas más de ella te dejamos 6 datos que te sorprenderán.

1. El nombre científico de esta especie de rana es Ameerega shihuemoy. Pero también se le conoce como rana venenosa Amarakaeri, denominación que proviene de de la etnia amazónica Harakmbut.
Crédito de la imagen: Marcus Brent-Smith/Crees Foundation

2. Es una rana muy pequeña. Solo mide 3 centímetros, pero a pesar de su tamaño, su poderoso veneno le sirve como mecanismo de autodefensa.
Crédito de imagen: Marcus Brent-Smith/Crees Foundation

3. Sus colores verde y amarillo intensos revelan las toxinas que podrían emanar para protegerse. ¡Si la vez, ten cuidado!
Crédito de la imagen: Marcus Brent-Smith/Crees Foundation

4. La rana fue descubierta en la Reserva Comunal Amarakaeri (RCA) y en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional del Manu, ambas protegidas por el SERNANP.
Crédito de la imagen: Canal IPe

5. El descubrimiento de esta nueva especie fue un esfuerzo conjunto, ya que participaron investigadores de universidades nacionales e internacionales.
Crédito de la imagen: Internet

6. Según la lista de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza se ha catalogado a esta rana como casi amenazada (NT). Lo que significa que no corre riesgo de desaparecer, pero sí debe ser protegida de la presencia humana.
Crédito de la imagen: Marcus Brent-Smith/Crees Foundation

El hallazgo de este pequeño anfibio se suma a otros con los que nos sorprende la naturaleza todos los años. ¿Conoces otra especie peruana recién descubierta de la que debemos sentirnos orgullosos?
 
Fuente: Canal IPE TV

20 de noviembre de 2016

¿Por qué tantos animales son oscuros por arriba y claros por debajo?


De venados a pingüinos, de gusanos a tiburones... muchos animales son oscuros por arriba y claros por debajo. ¿Lo has notado?

Esa coloración tienen un nombre. O más bien varios: Contracoloración, contrasombreado, contrasombra o ley de Thayer.

El último nombre nos remite al artista estadounidense Abbott Handerson Thayer, la primera persona que estudió y luego describió e ilustró este patrón de coloración en su libro "Concealing coloration in the Animal Kingdom" (Coloración de camuflaje en el Reino Animal), publicado en 1909.


No fue el primero en notar esa característica claroscura, ya el zoólogo inglés Edward Bagnall Poulton lo había hecho, pero Thayer formuló una hipótesis que se ha mantenido desde entonces. 

La contracoloración -plantea- es resultado de la evolución y le sirve al animal para camuflar su forma, para esconderse de los depredadores o, si son los depredadores, de sus presas. Thayer usó un dibujo sencillo para ilustrar el efecto.

El artículo completo en:

BBC

15 de noviembre de 2016

¿Somos lo suficientemente inteligentes como para percibir la inteligencia animal?

¿Quién es más inteligente, un ser humano o un pulpo?
"La pregunta es errada", asegura el especialista en inteligencia animal Frans de Waal.
"Yo soy más inteligente que el pulpo en cosas como el lenguaje y la tecnología, pero el pulpo es más listo en otros sentidos".
De Waal, profesor de la Unuversidad Emory, en Atlanta, Estados Unidos, investiga desde hace tres décadas el comportamiento animal.
Y asegura que la "revolución de estudios" en este campo revelan que los animales no sólo son capaces de construir herramientas, sino de cooperar, planear, consolar y reaccionar ante la injusticia.
En su libro, "¿Somos lo suficientemente inteligentes para percibir la inteligencia animal?", el científico nacido en Holanda aboga por una nueva visión, que no da cabida a la antigua "escalera" jerárquica de especies en la que el ser humano tiene la supremacía.
Para De Waal, es hora de apreciar las increíbles capacidades de otros animales del planeta, y de hacerlo sin compararlos con los humanos, sino en su propio entorno.

La inteligencia del pulpo

"¿Cómo podemos comparar la inteligencia humana con la de un pulpo, que tiene un sistema nervioso distribuido en todo el cuerpo?", dijo De Waal a BBC Mundo.
"El pulpo tiene un cerebro grande y también millones de concentraciones de neuronas en todos sus brazos. Probablemente percibe colores a través de células especiales en sus brazos, así que "piensa" y "ve" con todo su cuerpo".
"¿De qué sirve compararnos con delfines, murciélagos u otros animales con entornos y necesidades diferentes?".
El etólogo y primatólogo asegura que la idea misma de una escala de inteligencia está obsolety la distribución "es más como un bosque, con especializacionesen todas las direcciones".
"A veces los animales son más listos que nosotros. Hay aves, por ejemplo, que recuerdan el sitio de miles de semillas que escondieron durante el otoño. Nosotros no podemos hacer eso".

El artículo completo en:

7 de noviembre de 2016

¿Debemos dejar que nuestro perro o gato nos "bese" en la cara?


La Asociación Estadounidense de Medicina Veterinaria calcula que en Estados Unidos hay 163 millones de perros y gatos mascotas: 78 millones son perros y 85 millones son gatos. 

Y en una encuesta llevada a cabo por la organización en 2015, 63% de esos dueños de mascotas dijeron que consideraban a sus animales como miembros de su familia.

Así, quienes tienen una mascota suelen jugar con ellas, compartir su comida con ellas y muchas veces hasta compartir la cama.

Entonces, como un miembro más de la familia, ¿debemos dejar que nos den muestras de afecto, como un "beso" en la cara?

Si pensamos en dónde ha estado el hocico de nuestra mascota, la respuesta que surge de inmediato es "no", por muy adorables y limpias que parezcan.

Aquí te explican las razones...



16 de octubre de 2016

Perú: Piden salvar de la extinción al suri o ñandú de la puna

Sacar a esta ave gigante de la frontera de extinción depende de una política de Estado.


El primer ejemplar de Suri o ñandú de la puna nacido en cautiverio, vio la luz el 2014 en el criadero que funciona en el distrito de Pimentel-Chiclayo. (Difusión) 

Una de las aves emblemáticas del Perú se encuentra en peligro crítico. El suri o ñandú de la puna es una de las seis especies de aves gigantes corredores descubiertas en el mundo. Dos ya se extinguieron y otras dos, entre ellas el suri, se encuentran en la frontera de la desaparición.

El fundador del Centro de Conservación Sicán-Suri Lambayeque, Ricardo Castañeda, inició en el 2012 un esfuerzo por reproducir el suri (Pterocnemia pennata tarapacensis) en cautiverio y garantizar su conservación. Sin embargo, su iniciativa, ejecutada con recursos propios, resulta incompleta debido a un problema: estas aves gigantes no presentan dimorfismo sexual, es decir, macho y hembra son muy parecidos. De hecho, solo es posible detectar su género cuando llegan a la madurez sexual y cambia su comportamiento reproductivo y los sonidos que emiten.

¿Cómo afecta esto el plan de protección y conservación a de los ñandús de la puna? Castañeda explica que bajo estas circunstancias resulta imposible definir cuántas hembras o machos nacen por camada. Incluso si un experto en crianza los identifica, no podría determinar cuáles califican como potenciales reproductores o a cuáles se tendría que descartar.


 Proyecto de investigación

Frente a esta realidad, un grupo de profesionales liderado por el Phd. Luis Rodríguez Delfín, Damaris Esquén y Pilar Bazán, de la facultad de Biología de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (Unprg), y el Centro de Conservación Sicán – Suri, de Lambayeque, decidieron asociarse para ejecutar el proyecto de investigación en sexaje a través del ADN y variabilidad genética. Esto permitiría resolver en las primeras semanas de vida el género sexual y a los potenciales reproductores.

Al mismo tiempo, hará posible descubrir los índices de  endogamia que presenta la reducida población de ñandús de la puna existente en silvestría y en los centros de crianza de los Andes Sur de nuestro país.

Para tal fin se requiere impulsar un plan eficaz para la recuperación y conservación del suri en cautiverio que involucre las siguientes áreas: incubación artificial, manejo de charitos o bebés, sexaje a través del ADN y variabilidad genética, manejo de púberes y juveniles, incluso manejo de reproductores por familia.

“Es evidente que existen otras áreas por resolver relativas a enfermedades infecciosas que pueden causar la muerte o disminución de la fertilidad y el mejoramiento reproductivo”, señala Ricardo Castañeda.

Para el conocido criador de aves gigantes si bien se siente satisfecho con el esfuerzo desplegado hasta ahora, corresponde a la Comisión de Agricultura del Congreso, al SERFOR, OSINFOR, al Ministerio de Ambiente y al Presidente de la República “comprender que sacar a nuestra ave gigante de la frontera de extinción depende de una política de Estado y apoyo tangible a los peruanos que se han propuesto conscientemente actualizar la cultura de nuestros ancestros en materia de crianzas”.

Una cruzada en favor de su rescate de la extinción permitirá seleccionar y obtener mejores ejemplares que garanticen la salud y el buen desarrollo de las futuras generaciones de suris.

DATOS

-El suri o ñandú de la puna fue un recurso natural alimenticio por excelencia durante el Imperio del Tahuantinsuyo. Esta fue la razón de su crianza abundante durante dicho periodo.

-El primer ejemplar de Suri nació en cautiverio en el 2014, dos años después que Ricardo Castañeda (incasuri@gmail.com) iniciara la crianza de suris que trajo desde Puno. El nacimiento ocurrió en el criadero que funciona en el distrito de Pimentel-Chiclayo. En Llusta y Tupala (Puno) también existe criaderos desde hace dos décadas.

- Las aves gigantes ya extintas son el ave elefante (Madagascar) y el ave moa (Nueva Zelanda). Las otras especies son el avestruz (África), emú (Australia), casuario (Nueva Guinea) y suri o ñandú (América).

Fuente:

El Comercio (Perú)
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