¿Qué confiabilidad y validez tiene una “evidencia” que se
sustente en la pura capacidad interpretativa del investigador? ¿puede
ser auditado y replicado el proceso de investigación cuando éste
descansa en las intrincadas rutas de la subjetividad de quien investiga?
al parecer esto no es importante para algunos de mis pares.
La ciencia en general ha tenido momentos notables, como el anuncio que hizo el CERN de los cinco sigmas que confirman el descubrimiento de un bosón como el Higgs
en el experimento realizado en el LHC. Hubo mucho aplauso y emoción en
la comunidad científica, en especial entre los físicos de partículas
(tanto los teóricos como los experimentales) dado que se trató de la
validación empírica de un trabajo teórico planteado hace medio siglo.
Pero no ha sido lo único que ha conmovido a la ciencia. No, no, no.
También una noticia recorrió las redacciones de la prensa científica del
mundo: dos artículos publicados en la revista SCIENCE
refutaron una de las más rimbombantes investigaciones de la NASA que
afirmaba que habían dado con una bacteria que vivía e incorporaba en su
ADN el arsénico. Eso mismo, ¿es esto un fracaso de la ciencia?, y ¿qué tiene que ver todo esto con las “ciencias sociales”?. Pues no es un fracaso, y sí tiene mucho que ver con las ciencias sociales. Vamos por partes.
Ocurre que hacia finales de 2010 la NASA publica en un artículo un
hallazgo impresionante. Habían descubierto una bacteria capaz de
sustituir el fósforo por el arsénico, lo que más allá de tecnicismos más
o menos suponía una redefinición de las posibilidades para el
desarrollo de la vida misma. Es más, hubo varios que apuntaron a la
bacteria como una probable muestra de vida extraterrestre. El artículo
en cuestión fue enviado a Science y publicado tras la revisión de sus
pares bajo el título: A Bacterium That Can Grow by Using Arsenic Instead of Phosphorus.
Me detendré en éste punto de la historia.
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Pie de Página
A más de cinco años del comienzo de la gran recesión del siglo XXI, Europa exhibe un nuevo mapa de la pobreza.
Los datos de la agencia de estadísticas europea, Eurostat, o del Banco Mundial, coinciden con los de ONGs que luchan contra la pobreza como Oxfam.
“Hay un nuevo mapa de la pobreza como consecuencia de las medidas de austeridad. Desde el aumento del desempleo hasta el desalojo y el desmantelamiento del Estado de Bienestar están contribuyendo a este nuevo panorama”, señaló a BBC Mundo la directora de Oxfam Internacional, Natalia Alonso.
¿Qué es ser pobre en Europa?
La pobreza se mide en términos absolutos y relativos. En el primer caso se trata de una virtual incapacidad de supervivencia. En el segundo es relativa al ingreso promedio y las expectativas de una época (no tener heladera o electricidad o agua corriente, etc.) que puede ser diferente en Europa que en América Latina, a principios del siglo XX o del XXI.
En Reino Unido la ONG Trussell Trust suministra dos semanas de alimentación de emergencia en más de 400 bancos de alimentos.
En 2011-2012, unas 128.697 personas recurrieron a estos bancos. En 2012-2013 la cifra casi se triplicó: 346.992.
“Es gente que tiene que elegir entre comer y prender la calefacción. Gente que come una vez al día. Padres que apenas comen para alimentar a sus hijos. Muchas veces uno se olvida lo fácil que es caer en esa situación. Pérdida de empleo, una cuenta muy alta de electricidad, una reducción de los beneficios sociales, dramas familiares y una persona se queda con poco o nada. A esto se suman salarios bajísimos, empleos temporales o de medio tiempo que hace que la gente entre y salga de situaciones de extrema necesidad”, señaló a BBC Mundo Chris Mould, director de la Trussel Trust.
En Reino Unido se ha acuñado el término “pobreza energética” (fuel poverty) para un creciente porcentaje de la población que sobrevive el eterno y durísimo invierno británico sin calefacción, porque no pueden hacer frente a las cuentas.
Geraldine Pool, diagnosticada con depresión, divorciada, con un hijo y sin trabajo es una de las personas que no pueden prender la calefacción este invierno y han recurrido a los vales de los bancos de comida del Trussell Trust.
“Con el vale me dieron carne y pescado envasado, pasta, azúcar, leche, té. Eso me ayudó a sobrevivir por un tiempo. Pero no puedo prender la calefacción: no podría pagar las cuentas. No tengo agua caliente, así que para bañarme tengo que calentar el agua y asearme como puedo”, señaló a BBC Mundo
Fuente:
BBC Economía