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4 de diciembre de 2018

El cerebro quema en un día las mismas calorías que correr media hora. Entonces, ¿pensar mucho adelgaza?

¿Quema lo mismo hacer las cuentas del mes que una ecuación de tercer grado? ¿Y cuánto influye el tamaño del cerebro?


Pensar cansa, y quien lo niegue es que no se ha pasado largas jornadas trabajando delante de un ordenador, ni ha estado estudiando durante horas ni planificando los pormenores de la reforma de su casa. ¿Cómo va a ser igual de agotador pensar sin prácticamente moverse del sitio que machacarse media hora en la elíptica, que una carrera de 30 minutos a una velocidad de 8,5 km/h o que estar casi una hora en la pista de baile dándolo todo? Pues no será igual de cansado, pero se queman las mismas calorías (tomando como referencia un adulto con un cerebro de peso medio, unos 1.400 gramos, y unos 70 kilos).

"El cerebro humano representa, aproximadamente, el 2% del peso corporal, y consume un 20% del oxígeno y de la glucosa del organismo", indica Javier DeFelipe, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "En estado basal, el cerebro puede consumir unas 350 calorías en 24 horas, esto es, un 20% de lo que solemos gastar al día", añade Ignacio Morón, profesor de la Universidad de Granada e investigador del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), un gasto calórico que es equiparable al de las actividades físicas señaladas anteriormente, según las tablas que maneja la Universidad de Harvard.

Todos los procesos fisiológicos precisan energía, aunque "el cerebro es el órgano que más energía consume", destaca DeFelipe, y además está continuamente funcionando, incluso durante la noche, lo que justifica su gran gasto energético. En el cerebro, "se presume que la materia gris [donde se encuentran los núcleos neuronales] consume más energía que la materia blanca [cuya función principal es la de transmitir la información]", explica Morón, "y esto se debe, entre otros factores, a la gran cantidad de sinapsis y mitocondrias de la materia gris, junto al hecho de que la materia blanca es, por diseño, más eficiente y económica".

Ahora bien, el consumo energético cerebral es variable. "Cuando está en modo normal, como cuando vamos caminando por la calle pensando en nuestra cosas, quizá el consumo sea menor, en el sentido de que ninguna zona del cerebro se activa más que otras", ilustra el científico del CSIC. Pero, si de repente comenzamos a resolver un problema, se activa una región concreta y pasa a gastar más combustible. Es como un coche que está al ralentí y cuando se pone en marcha dispara el consumo de combustible. El gasto energético del cerebro se mide por la cantidad de riego sanguíneo cerebral (oxígeno en sangre) y utilizando resonancia magnética funcional y espectroscopia por resonancia magnética.

El artículo completo en: El País (España)

27 de noviembre de 2018

Hacer cinco comidas al día para adelgazar y otros mitos que nos hemos creído pero que la ciencia desmonta

¿De qué mitos estamos hablando?

Hacer cinco comidas al día

¿Comer menos veces y de forma más copiosa o hacerlo de forma espaciada y frugal? La polémica está servida. La lógica de las cinco comidas al día es aplastante: si comemos con mesura durante más veces a lo largo del día nuestro cuerpo no sufrirá por el "hambre", por lo que no se activarán los mecanismos para almacenar grasa ni nos dará por pegarnos el atracón.

Hilado así, el argumento tiene mucho sentido. Pero, ¿cuál es la realidad en todo esto? Si atendemos a la evidencia científica nos encontramos con estudios que indican que sí, que comer más veces al día está asociado a perder peso. Pero también encontramos otros que no hallan relación entre una cosa y la otra. Incluso nos podemos topar con un numeroso contingente de estudios que indican que comer más veces puede asociarse con la obesidad. Entonces, ¿quién tiene la razón?

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La respuesta no es sencilla (como nada en la nutrición). Estas conclusiones que pueden parecer dispares muestran en realidad la diversidad de factores que afectan a este tipo de estudios: la edad, el sexo, el tipo de actividad física diaria o el tipo de ingesta. Para dietistas como Juan Revenga la respuesta es que, aunque sí existe evidencia de que comer más veces al día puede ayudar a controlar el apetito eso no indica que se asocie a la pérdida de peso. Mucho más importante es lo que comemos o el ejercicio que realizamos. 

Aunque esto parece obvio, a tenor de los estudios, estos factores son cruciales a la hora de definir las comidas que debemos realizar a lo largo del día. Es esencial, opinan muchos expertos, distribuir adecuadamente los alimentos según las comidas que hagamos. Y aún más importante es ser conscientes y coherentes con estas ingestas. De nada sirve comer cinco, tres o nueve veces al día si los alimentos no son sanos.

En definitiva, ¿por qué el dicho de comer cinco comidas al día es un mito? Porque no es cierto por sí solo. Es mucho más importante qué vamos a comer que cuándo vamos a hacerlo (o más bien en cuántas veces), y no nos servirá de nada si no aprendemos a comer adecuadamente o acompañamos la dieta con ejercicio.

Comer en un plato pequeño

Uno de los trucos más cacareado para adelgazar consiste en usar un plato pequeño para servirnos la comida. Según algunos (viejos) estudios, esto sirve para reducir la cantidad de comida en el plato y para que nuestro cerebro crea que estamos ante una mayor cantidad de alimento. La premisa parece buena y la intención aún mejor.

Sin embargo, nada nos dice que esto funcione. ¿Pero no había estudios que así lo confirmaban? La ciencia tiene estas cosas, que ante una evidencia científica existe la posibilidad de contrastar y desmentirla. Y justo eso parece haber ocurrido con este "truco".

A la luz de los metaanálisis, que son revisiones más extensas y dedicadas de la literatura científica existente sobre un tema, el conjunto de investigaciones más bien apunta a que no: el plato pequeño no sirve de mucho. Estos indican que no existe una relación directa entre el uso de platos más pequeños y la pérdida de peso.

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Por tanto, insistimos, es mucho más interesante saber qué comemos; más que pensar en los recipientes en los que servimos a la hora de comer. Aun así, y a pesar de que por el momento podemos considerar esto como un mito, existen algunas voces discordantes que manifiestan la contradicción existente entre varios estudios.

Algunos van más allá y analizan las razones de estas diferencias y concluyen, como cabría esperar, que estas dependen de muchísimos factores. En la opinión de Stephen S. Holden, autor de el metaanálisis que mencionábamos unas líneas antes, es mucho más importante quién sirve la comida, o en qué circunstancias lo hace, que el propio tamaño del plato.

Tomar un vaso de agua con limón en ayunas

Existen pocos mitos más absurdos que este de tomar un vaso de agua con limón para ayudar al metabolismo. Especialmente en ayunas. Según reza, esto ayuda a "eliminar toxinas", a "mantener el pH de la sangre" y a "reforzar el sistema inmune" y no se sabe cuántas más cosas positivas.

Centrándonos en los reclamos más importantes, veamos uno a uno por qué no es cierto lo que afirman. En primer lugar, el zumo de limón, o de cualquier otro cítrico, en ayunas o no, tibio o frío o de la manera que queramos no puede ayudar a eliminar toxinas, entre otras cosas, porque nosotros no generamos toxinas.

Esta palabra hace referencia a sustancias muy concretas destinadas a hacerle daño a otros organismos. En todo caso, cuando hablamos de "detoxificación" (otra palabra con más marketing que realidad) de lo que hablamos es de productos de deshecho propios de nuestro metabolismo. Y para eso no hay más tutía que expulsarlos de manera natural. Y no, no hay relación entre el limón y una mejora en su excreción.

Más mitos sobre alimentación y dietas en: Xakata Ciencia

10 de enero de 2014

Digemid: no es posible bajar de peso solo con cremas reductoras


La reducción de peso tiene que ver con cambios en el metabolismo interno y no con lociones que alcanzan solo la epidermis.



Llega el verano y muchas personas buscan métodos milagrosos para bajar de peso y ponerse en forma. Una de las alternativas más populares son las cremas reductoras que prometen reducir medidas en pocos días, e incluso en minutos. Sin embargo, la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID) alertó en un comunicado que esta promesa es falsa porque “es imposible quemar grasa y bajar de peso sin hacer ejercicios y sin alimentarse de manera adecuada”.

Al ser de aplicación superficial, las cremas cosméticas solo trabajan a nivel de la epidermis (piel) y no pueden causar ningún cambio en la parte interna del organismo como es necesario para lograr el adelgazamiento. “Un cambio de este tipo en el cuerpo solo puede ocurrir si se presenta una modificación metabólica (transformación química, física y biológica que sucede al interior de los seres vivos) y no por la acción de estas cremas”, enfatizaron los especialistas de DIGEMID.

Al ser registradas como productos cosméticos, las cremas reductoras no especifican en su Notificación Sanitaria Obligatoria la supuesta capacidad para quemar grasa que sí se promete en la publicidad. Estos productos están regulados en la Decisión 516 sobre Armonización de Legislaciones en materia de Productos Cosméticos de la Comunidad Andina de Naciones que recalca su efecto exclusivo en la zona de la epidermis.

Fuente:

El Comercio Ciencia

30 de enero de 2013

Comer temprano para adelgazar...

Un plato humeante de comida.| El Mundo
Un plato humeante de comida.| El Mundo
No es sólo lo que comes, sino cuándo lo comes. Un estudio español ha demostrado por primera vez en humanos algo que ya se había vislumbrado antes en animales: nuestro organismo entiende de horarios y, si usted está tratando de adelgazar, será mejor que se empiece a plantear comer a una hora temprana.

Como ha demostrado un equipo de la Universidad de Murcia en colaboración con investigadores de Harvard (EEUU) en una muestra de 420 personas que estaban intentando adelgazar (mitad hombres, mitad mujeres), aquellas que comían antes de las tres de la tarde, lograban una pérdida de peso más significativa que quienes dejaban el almuerzo para después de esa hora.

Concretamente, como explica a ELMUNDO.es Marta Garaulet, catedrática de Fisiología en la universidad murciana, quienes tomaban la principal comida del día antes de las tres, lograban reducir un 12% su peso corporal, frente a sólo el 8% de quienes comían pasada esa hora. Alrededor de cuatro kilos de diferencia entre ambos grupos a pesar de que todos ellos comían lo mismo, hacían el mismo ejercicio, dormían las mismas horas... "Es un dato importante que habrá que seguir estudiando", explica la especialista.

Jose María Ordovás, otro de los firmantes del trabajo (que acaba de aparecer en la revista 'International Journal of Obesity', del grupo 'Nature'), coincide con su colega en que es una "observación realmente interesante", aunque subraya con cautela que habrá que replicar los resultados en otra muestra de individuos, para observar si comiendo antes o después de esa hora, la misma persona adelgaza más o menos. 

"Seguiremos trabajando en ello para ver cuáles son realmente los factores implicados, así como la magnitud y la aplicación clínica del hallazgo".

El trabajo también analizó algunos de los genes que hasta ahora ya se han relacionado con la obesidad y el funcionamiento de nuestro reloj interno y observó que los individuos que solían comer más tarde, tenían con más frecuencia el alelo menor del 'gen clock' (implicado en la activación del ritmo circadiano). "Esta variante genética se ha relacionado en un estudio previo con sujetos más 'vespertinos', es decir, que suelen acostarse más tarde, dormir peor, tener más tendencia a la obesidad...", prosigue Garaulet.

A juicio de esta especialista en Nutrición y adelgazamiento, es importante que comencemos a darle la importancia que se merece al cuándo, y no sólo al cuánto comemos. "Es importante establecer rutinas; y sabemos que hay gente para la que es difícil comer todos los días a la misma hora, o que trabaja por turnos... pero en el 80% de los sujetos de nuestro estudio nos confesaron que sí podían comer antes de las tres", concluye.
 
Fuente:
 

3 de junio de 2011

Alimentos anti barriga: Consigue el vientre plano que deseas

Alimentos anti barriga: Consigue el vientre plano que deseas

Quieres reducir esa molesta barriga y no sabes cómo. Atenta a los alimentos que no pueden faltar en tu dieta y consigue un vientre plano.

Según el portal de salud PULEVAsalud.com, existen ciertos alimentos que pueden ayudar a perder barriga y lograr así un vientre más plano. Para ello, hay que incorpora al menos tres de estos alimentos en cada comida principal y por lo menos uno en los entre horas.

1. Aceite de oliva virgen extra porque los grasos monoinsaturados ayudan a reducir el colesterol y potencian el sistema inmune.

2. Aguacate porque es una de las pocas frutas que ayudan a regular el apetito y controlar las grasas que ingerimos.

3. Almendras, sus proteínas y grasas monoinsaturadas ayudan a construir músculo, reducir el apetito, además regula el sistema digestivo.

4. Avena porque es un cereal que aporta energía, reduce el colesterol, sacia y ayuda a eliminar los desechos metabólicos.

5. Cereales integrales y derivados porque sacian y llenan, regulan el intestino y evitan los picoteos.

6. Legumbres porque ayudan a vaciar el sistema digestivo por su alto contenido en grasas. Se consigue deshinchar el vientre.

7. Frutas de colores intensos porque son ideales para depurar y excelentes tentempiés para comer entre horas.

8. Huevos porque aportan proteínas de alto valor biológico con todos los aminoácidos esenciales, y ayudan a recuperar la masa muscular. Y, obviamente, no los vaya a comer fritos.

Fuente:

La República

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