Un plato humeante de comida.| El Mundo
No es sólo lo que comes, sino cuándo lo comes. Un estudio español ha
demostrado por primera vez en humanos algo que ya se había vislumbrado
antes en animales: nuestro organismo entiende de horarios y, si usted
está tratando de adelgazar, será mejor que se empiece a plantear comer a
una hora temprana.
Como ha demostrado un equipo de la Universidad de Murcia en colaboración con investigadores de Harvard (EEUU) en una muestra de 420 personas que estaban intentando adelgazar (mitad hombres, mitad mujeres), aquellas que comían antes de las tres de la tarde, lograban una pérdida de peso más significativa que quienes dejaban el almuerzo para después de esa hora.
Concretamente, como explica a ELMUNDO.es Marta Garaulet, catedrática de Fisiología en la universidad murciana, quienes tomaban la principal comida del día antes de las tres, lograban reducir un 12% su peso corporal, frente a sólo el 8% de quienes comían pasada esa hora. Alrededor de cuatro kilos de diferencia entre ambos grupos a pesar de que todos ellos comían lo mismo, hacían el mismo ejercicio, dormían las mismas horas... "Es un dato importante que habrá que seguir estudiando", explica la especialista.
Jose María Ordovás, otro de los firmantes del trabajo (que acaba de aparecer en la revista 'International Journal of Obesity', del grupo 'Nature'), coincide con su colega en que es una "observación realmente interesante", aunque subraya con cautela que habrá que replicar los resultados en otra muestra de individuos, para observar si comiendo antes o después de esa hora, la misma persona adelgaza más o menos.
"Seguiremos trabajando en ello para ver cuáles son realmente los factores implicados, así como la magnitud y la aplicación clínica del hallazgo".
El trabajo también analizó algunos de los genes que hasta ahora ya se han relacionado con la obesidad y el funcionamiento de nuestro reloj interno y observó que los individuos que solían comer más tarde, tenían con más frecuencia el alelo menor del 'gen clock' (implicado en la activación del ritmo circadiano). "Esta variante genética se ha relacionado en un estudio previo con sujetos más 'vespertinos', es decir, que suelen acostarse más tarde, dormir peor, tener más tendencia a la obesidad...", prosigue Garaulet.
A juicio de esta especialista en Nutrición y adelgazamiento, es importante que comencemos a darle la importancia que se merece al cuándo, y no sólo al cuánto comemos. "Es importante establecer rutinas; y sabemos que hay gente para la que es difícil comer todos los días a la misma hora, o que trabaja por turnos... pero en el 80% de los sujetos de nuestro estudio nos confesaron que sí podían comer antes de las tres", concluye.
Como ha demostrado un equipo de la Universidad de Murcia en colaboración con investigadores de Harvard (EEUU) en una muestra de 420 personas que estaban intentando adelgazar (mitad hombres, mitad mujeres), aquellas que comían antes de las tres de la tarde, lograban una pérdida de peso más significativa que quienes dejaban el almuerzo para después de esa hora.
Concretamente, como explica a ELMUNDO.es Marta Garaulet, catedrática de Fisiología en la universidad murciana, quienes tomaban la principal comida del día antes de las tres, lograban reducir un 12% su peso corporal, frente a sólo el 8% de quienes comían pasada esa hora. Alrededor de cuatro kilos de diferencia entre ambos grupos a pesar de que todos ellos comían lo mismo, hacían el mismo ejercicio, dormían las mismas horas... "Es un dato importante que habrá que seguir estudiando", explica la especialista.
Jose María Ordovás, otro de los firmantes del trabajo (que acaba de aparecer en la revista 'International Journal of Obesity', del grupo 'Nature'), coincide con su colega en que es una "observación realmente interesante", aunque subraya con cautela que habrá que replicar los resultados en otra muestra de individuos, para observar si comiendo antes o después de esa hora, la misma persona adelgaza más o menos.
"Seguiremos trabajando en ello para ver cuáles son realmente los factores implicados, así como la magnitud y la aplicación clínica del hallazgo".
El trabajo también analizó algunos de los genes que hasta ahora ya se han relacionado con la obesidad y el funcionamiento de nuestro reloj interno y observó que los individuos que solían comer más tarde, tenían con más frecuencia el alelo menor del 'gen clock' (implicado en la activación del ritmo circadiano). "Esta variante genética se ha relacionado en un estudio previo con sujetos más 'vespertinos', es decir, que suelen acostarse más tarde, dormir peor, tener más tendencia a la obesidad...", prosigue Garaulet.
A juicio de esta especialista en Nutrición y adelgazamiento, es importante que comencemos a darle la importancia que se merece al cuándo, y no sólo al cuánto comemos. "Es importante establecer rutinas; y sabemos que hay gente para la que es difícil comer todos los días a la misma hora, o que trabaja por turnos... pero en el 80% de los sujetos de nuestro estudio nos confesaron que sí podían comer antes de las tres", concluye.
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