Hacer cinco comidas al día
¿Comer menos veces y de forma más copiosa o hacerlo de forma espaciada y frugal? La polémica está servida. La lógica de las cinco comidas al día es aplastante: si comemos con mesura durante más veces a lo largo del día nuestro cuerpo no sufrirá por el "hambre", por lo que no se activarán los mecanismos para almacenar grasa ni nos dará por pegarnos el atracón.Hilado así, el argumento tiene mucho sentido. Pero, ¿cuál es la realidad en todo esto? Si atendemos a la evidencia científica nos encontramos con estudios que indican que sí, que comer más veces al día está asociado a perder peso. Pero también encontramos otros que no hallan relación entre una cosa y la otra. Incluso nos podemos topar con un numeroso contingente de estudios que indican que comer más veces puede asociarse con la obesidad. Entonces, ¿quién tiene la razón?
La respuesta no es sencilla (como nada en la nutrición). Estas conclusiones que pueden parecer dispares muestran en realidad la diversidad de factores que afectan a este tipo de estudios: la edad, el sexo, el tipo de actividad física diaria o el tipo de ingesta. Para dietistas como Juan Revenga la respuesta es que, aunque sí existe evidencia de que comer más veces al día puede ayudar a controlar el apetito eso no indica que se asocie a la pérdida de peso. Mucho más importante es lo que comemos o el ejercicio que realizamos.
Aunque esto parece obvio, a tenor de los estudios, estos factores son cruciales a la hora de definir las comidas que debemos realizar a lo largo del día. Es esencial, opinan muchos expertos, distribuir adecuadamente los alimentos según las comidas que hagamos. Y aún más importante es ser conscientes y coherentes con estas ingestas. De nada sirve comer cinco, tres o nueve veces al día si los alimentos no son sanos.
En definitiva, ¿por qué el dicho de comer cinco comidas al día es un mito? Porque no es cierto por sí solo. Es mucho más importante qué vamos a comer que cuándo vamos a hacerlo (o más bien en cuántas veces), y no nos servirá de nada si no aprendemos a comer adecuadamente o acompañamos la dieta con ejercicio.
Comer en un plato pequeño
Uno de los trucos más cacareado para adelgazar consiste en usar un plato pequeño para servirnos la comida. Según algunos (viejos) estudios, esto sirve para reducir la cantidad de comida en el plato y para que nuestro cerebro crea que estamos ante una mayor cantidad de alimento. La premisa parece buena y la intención aún mejor.Sin embargo, nada nos dice que esto funcione. ¿Pero no había estudios que así lo confirmaban? La ciencia tiene estas cosas, que ante una evidencia científica existe la posibilidad de contrastar y desmentirla. Y justo eso parece haber ocurrido con este "truco".
A la luz de los metaanálisis, que son revisiones más extensas y dedicadas de la literatura científica existente sobre un tema, el conjunto de investigaciones más bien apunta a que no: el plato pequeño no sirve de mucho. Estos indican que no existe una relación directa entre el uso de platos más pequeños y la pérdida de peso.
Por tanto, insistimos, es mucho más interesante saber qué comemos; más que pensar en los recipientes en los que servimos a la hora de comer. Aun así, y a pesar de que por el momento podemos considerar esto como un mito, existen algunas voces discordantes que manifiestan la contradicción existente entre varios estudios.
Algunos van más allá y analizan las razones de estas diferencias y concluyen, como cabría esperar, que estas dependen de muchísimos factores. En la opinión de Stephen S. Holden, autor de el metaanálisis que mencionábamos unas líneas antes, es mucho más importante quién sirve la comida, o en qué circunstancias lo hace, que el propio tamaño del plato.
Tomar un vaso de agua con limón en ayunas
Existen pocos mitos más absurdos que este de tomar un vaso de agua con limón para ayudar al metabolismo. Especialmente en ayunas. Según reza, esto ayuda a "eliminar toxinas", a "mantener el pH de la sangre" y a "reforzar el sistema inmune" y no se sabe cuántas más cosas positivas.Centrándonos en los reclamos más importantes, veamos uno a uno por qué no es cierto lo que afirman. En primer lugar, el zumo de limón, o de cualquier otro cítrico, en ayunas o no, tibio o frío o de la manera que queramos no puede ayudar a eliminar toxinas, entre otras cosas, porque nosotros no generamos toxinas.
Esta palabra hace referencia a sustancias muy concretas destinadas a hacerle daño a otros organismos. En todo caso, cuando hablamos de "detoxificación" (otra palabra con más marketing que realidad) de lo que hablamos es de productos de deshecho propios de nuestro metabolismo. Y para eso no hay más tutía que expulsarlos de manera natural. Y no, no hay relación entre el limón y una mejora en su excreción.
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