Cuando tenía 7 años, Henry Molaison se dio un golpe en la cabeza y se fracturó el cráneo.
Tres
años después empezó a tener unas convulsiones que cada vez se volvieron
más intensas y frecuentes, a pesar de la medicación. Para cuando cumplió los 27 años ya no podía tener una vida normal. Es
por eso que, en 1953, Molaison aceptó formar parte de un procedimiento
experimental en el que le extirparon los dos hipocampos del cerebro. La operación funcionó y el hombre dejó de tener convulsiones. Incluso su coeficiente intelectual aumentó. Pero entonces los médicos se dieron cuenta de que, en el proceso, habían dañado su memoria. El joven no podía recordar si había desayunado o cómo llegar hasta el baño. Olvidaba
las caras y nombres del personal médico y, lo que era más perturbador,
debían decirle una y otra vez que su tío había muerto. El trágico desenlace de su cirugía dio inicio a cinco décadas de estudios que lo inmortalizaron como el paciente "HM", el más famoso de la historia de la neurociencia. Molaison
no llegaría a verlo, pero su caso derivó en un descubrimiento crucial
sobre el funcionamiento del cerebro y la memoria. No en vano le valió el premio Nobel de Medicina al neurocientífico noruego Edvard Moser.
Filosofía y ciencia "El espacio y tiempo son propiedades totalmente fundamentales de nuestra propia experiencia subjetiva", dice Edvard Moser. "Es
difícil mantener cierto entendimiento del mundo si no podemos colocar
las cosas en algún lugar del espacio y organizar los eventos en un
tiempo", agrega. "Por eso, cuando estas habilidades se pierden, de alguna manera nos perdemos a nosotros mismos". La propia Academia Sueca reconoció al anunciar su premio en 2014 que había logrado resolver "un problema que ha ocupado a filósofos y científicos durante siglos". El GPS del cerebro "El premio Nobel fue por descubrir las células que forman parte del
sistema que nos permite saber dónde estamos y encontrar el camino" para
ir de un lugar a otro, explica Moser. En otras palabras, se trata de células que funcionan como el "GPS interno" del cerebro.
Pero
el galardón no lo recibió en solitario, sino que lo compartió con el
estadounidense John O'Keefe y la noruega May-Britt Moser. El apellido Moser no es una extraña coincidencia. Edvard
y May-Britt no solo forman parte del selecto club de los laureados por
la Academia Sueca, sino que además son parte de uno todavía más
reducido: el de los cinco matrimonios Nobel. Un camino difícil A pesar de no haber crecido en una familia ni un lugar con tradición académica (un poblado de 500 habitantes en Noruega), a través de su ávido consumo de libros descubrió la ciencia y se apasionó por ella. Cumplió
con el servicio militar obligatorio, hizo algunos cursos de matemáticas
y estadística, se doctoró en neuropsicología y comenzó un periplo
internacional por distintos laboratorios. "Creo que venir de un lugar donde no había nada más me ayudó a tener una perspectiva diferente y original sobre los problemas". A lo largo de esos años, May-Britt se convertiría en su esposa, pero también en su compañera de investigación y cofundadora del Instituto Kavli para Sistemas de Neurociencia en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología en Trondheim, en el centro del país. Y si bien los Moser ahora están divorciados, sus carreras siguen profundamente interrelacionadas. Espacio y tiempo "El intrincado sistema de mapeo del espacio que derivó en el descubrimiento de la célula red en 2005 y el premio en 2014 fue apenas el principio", afirma Moser. En
estos años, por ejemplo, descubrieron que esas células "no solo se
encargan del espacio, sino también del tiempo, por lo que hay un cambio a
medida que el tiempo pasa". "Ahora sabemos también que el espacio y tiempo son elementos de los recuerdos que son almacenados en este sistema". Hasta han dado inicio a lo que llaman la "fase dos" de sus investigaciones: "Entender la enfermedad de Alzheimer y, ojalá, contribuir al desarrollo de algún tipo de tratamiento". "El
área del cerebro que contiene todas estas células especializadas y
registra el pasaje del tiempo suele ser la primera área que se daña en
el alzhéimer", dice el Nobel. Esta enfermedad, que aún no tiene cura, afecta a entre el 60 y 70% de personas con demencia, que son nada menos que 50 millones alrededor del mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Tomado de BBC Mundo
Algunas de las mentes más brillantes del planeta llevan años investigando cómo piratear el cerebro humano para que pinchemos en determinados anuncios o enlaces. Y ese método ya se usa para vendernos políticos e ideologías.
La democracia liberal se enfrenta a una doble crisis. Lo que más centra la atención es el consabido problema de los regímenes autoritarios.
Pero los nuevos descubrimientos científicos y desarrollos tecnológicos
representan un reto mucho más profundo para el ideal básico liberal: la
libertad humana. El liberalismo ha logrado sobrevivir, desde hace siglos, a numerosos
demagogos y autócratas que han intentado estrangular la libertad desde
fuera. Pero ha tenido escasa experiencia, hasta ahora, con tecnologías
capaces de corroer la libertad humana desde dentro. Para asimilar este nuevo desafío, empecemos por comprender qué significa el liberalismo.
En el discurso político occidental, el término “liberal” se usa a
menudo con un sentido estrictamente partidista, como lo opuesto a
“conservador”. Pero muchos de los denominados conservadores adoptan la
visión liberal del mundo en general. El típico votante de Trump habría
sido considerado un liberal radical hace un siglo. Haga usted mismo la
prueba. ¿Cree que la gente debe elegir a su Gobierno en lugar de
obedecer ciegamente a un monarca? ¿Cree que una persona debe elegir su
profesión en lugar de pertenecer por nacimiento a una casta? ¿Cree que
una persona debe elegir a su cónyuge en lugar de casarse con quien hayan
decidido sus padres? Si responde sí a las tres preguntas, enhorabuena,
es usted liberal. El liberalismo defiende la libertad humana porque asume que las
personas son entes únicos, distintos a todos los demás animales. A
diferencia de las ratas y los monos, el Homo sapiens, en
teoría, tiene libre albedrío. Eso es lo que hace que los sentimientos y
las decisiones humanas constituyan la máxima autoridad moral y política
en el mundo. Por desgracia, el libre albedrío no es una realidad
científica. Es un mito que el liberalismo heredó de la teología
cristiana. Los teólogos elaboraron la idea del libre albedrío para
explicar por qué Dios hace bien cuando castiga a los pecadores por sus
malas decisiones y recompensa a los santos por las decisiones acertadas. Si no tomamos nuestras decisiones con libertad, ¿por qué va Dios a
castigarnos o recompensarnos? Según los teólogos, es razonable que lo
haga porque nuestras decisiones son el reflejo del libre albedrío de
nuestras almas eternas, que son completamente independientes de
cualquier limitación física y biológica. Este mito tiene poca relación con lo que la ciencia nos dice del Homo sapiens
y otros animales. Los seres humanos, sin duda, tienen voluntad, pero no
es libre. Yo no puedo decidir qué deseos tengo. No decido ser
introvertido o extrovertido, tranquilo o inquieto, gay o heterosexual.
Los seres humanos toman decisiones, pero nunca son decisiones
independientes. Cada una de ellas depende de unas condiciones biológicas
y sociales que escapan a mi control. Puedo decidir qué comer, con quién
casarme y a quién votar, pero esas decisiones dependen de mis genes, mi
bioquímica, mi sexo, mi origen familiar, mi cultura nacional, etcétera;
todos ellos, elementos que yo no he elegido. Esta no es una teoría abstracta, sino que es fácil de observar.
Fíjese en la próxima idea que surge en su cerebro. ¿De dónde ha salido?
¿Se le ha ocurrido libremente? Por supuesto que no. Si observa con
atención su mente, se dará cuenta de que tiene poco control sobre lo que
ocurre en ella y que no decide libremente qué pensar, qué sentir, ni
qué querer. ¿Alguna vez le ha pasado que, la noche anterior a un
acontecimiento importante, intenta dormir pero le mantiene en vela una
serie constante de pensamientos y preocupaciones de lo más irritantes?
Si podemos escoger libremente, ¿por qué no podemos detener esa corriente
de pensamientos y relajarnos sin más? El artículo completo en: El País (España)
El palacete del premio Nobel, troceado en apartamentos de lujo a la venta en una web inmobiliaria, es el símbolo del desinterés de España por el genio de la ciencia.
Placa fotográfica tomada por Cajal en la Puerta del Sol de Madrid
Cajal, nacido en 1852 en la aldea navarra de Petilla de Aragón, llegó
a la capital en 1892, tras ganar la cátedra de Histología de la
Universidad Central, germen de la actual Complutense. En Madrid se lanzó
a explorar “la fina anatomía del cerebro humano, con razón considerado
como la obra maestra de la vida”. Para ello necesitaba “piezas nerviosas
fresquísimas, casi palpitantes”, pero la ley no permitía diseccionar
los cadáveres hasta 24 horas después de la muerte. “Mas por aquellos
tiempos arredrábanme poco los obstáculos. Decidido a superarlos busqué
material para mis trabajos en la Inclusa y Casa de Maternidad, dominios
donde, por razones obvias, la tiranía de la ley y las preocupaciones de
las familias actúan muy laxamente”, reconoció en sus memorias, Recuerdos de mi vida, publicadas en 1917. Las monjas de la caridad, según relató, se convirtieron en sus
ayudantes en las autopsias: “Puedo afirmar que durante una labor de dos
años dispuse libremente de cientos de fetos y de niños de diversas
edades, que disecaba dos o tres horas después de la muerte y hasta en
caliente”. Ante los ojos de Cajal, “el cerebro humano comenzaba a
balbucear algunos de sus secretos”. Descubrió y describió los tipos
neuronales de cada región cerebral, su “urdimbre específica y
absolutamente inconfundible”. Durante siglos, el cerebro había sido
considerado una masa uniforme. Hasta que llegó Cajal. El investigador se había criado entre labradores analfabetos
en los campos de Aragón, había estudiado Medicina en Zaragoza y había
dado clase en las universidades de Valencia y Barcelona, pero, a sus 40
años, Cajal se enamoró de su nuevo hogar. “Madrid es ciudad
peligrosísima para el provinciano laborioso y ávido de ensanchar los
horizontes de su inteligencia”, escribió en sus memorias.
“La facilidad y agrado del trato social, la abundancia del talento, el
atractivo de las sociedades, cenáculos y tertulias, donde ofician de
continuo los grandes prestigios de la política, de la literatura y del
arte; los variados espectáculos teatrales y otras mil distracciones
seducen y cautivan al forastero, que se encuentra de repente como
desimantado y aturdido”. El artículo completo en: El País (España)
Entrenar la habilidad del pensamiento de caminante para encontrar buenas soluciones.
Hay personas que destacan por su capacidad de responder rápido y de
modo ingenioso. Se observa en las reuniones de empresa, en los grupos de
amigos o en el colegio. Cuando el profesor hace una pregunta, suele
haber alguien que, en apenas un parpadeo, dice la respuesta correcta. Es
una habilidad socialmente admirada y que ahora, en la era de las redes
sociales, tiene cada vez más relevancia. Cualquiera puede hacer un
comentario a golpe de clic. Sin embargo, ¿resulta esta habilidad tan
positiva en el aprendizaje o para encontrar soluciones? Barbara Oakley, profesora de la Universidad de California, San Diego, sugiere que tenemos dos formas de pensar: el pensamiento de coche de carreras o el del caminante. Los dos pueden llegar a la meta, pero a muy diferente velocidad y con una experiencia bien distinta. Mientras que el pensamiento de coche de carreras no se fija en lo que se encuentra por el camino, el del caminante
se entretiene en los detalles. Esto último le permite profundizar mucho
más y encontrar pistas a la resolución de problemas que de otro modo
pasarían inadvertidos. Así parece que era el padre de la neurociencia
moderna, Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina en 1906. En palabras
del propio científico aragonés, él no era un genio. No fue un
comentario humilde, sino que realmente así lo creía. Cajal se rodeaba de
genios, con los que compartía los mismos problemas. La diferencia de él
con respecto al resto estaba en la velocidad y en la manera de abordar
las dificultades. Mientras que los genios tenían mentalidad de coches de
carreras y tomaban conclusiones apresuradas, sin cuestionarse; Cajal,
con su pensamiento de caminante, reparaba en los detalles y revisaba
persistentemente sus conclusiones para ver si estaba equivocado. Igualmente sucedió con Michael Faraday, el padre de la electricidad.
De clase muy humilde, no tuvo acceso de joven a estudios superiores y a
través de su persistencia y pasión, descubrió los principios de la
electricidad moderna. Faraday también tenía mentalidad de caminante y no
daba por sentado ningún hallazgo en su terreno. De hecho, repetía las
investigaciones que habían realizado otros científicos para aprender y
para analizar los detalles. Solo así descubrió la relación entre la
fuerza magnética y la electricidad. Y esta es una de las diferencias entre la mentalidad de coche de carreras y la de caminante.Cuando la premura aprieta, ni hay espacio para cuestionarse ni para entrenar la flexibilidad. Por ello, la mentalidad de coche de carreras suele ser más rígida, con menos capacidad de adaptación a lo que encuentra por el camino, como sucede más allá de la ciencia. En los procesos de negociación de rehenes es importante que quien esté al mando tenga mentalidad de caminante, en opinión de los expertos Voss y Raz. Cuando las personas con mentalidad de coche de carreras
negocian, suelen tener más nociones preconcebidas y obvian la
información crítica que se revela durante el proceso, lo que puede tener
consecuencias fatales. Y llevado al nuestro día a día, he conocido
personas con habilidades de lectura rápida, que devoraban libros pero
que luego, no eran capaces de deducir temas o de reconectar ideas
nuevas. Sencillamente, se quedaban en el placer de concluir el libro sin
haber reparado en su contenido. En definitiva, en un mundo donde la información va tan deprisa, nos valdría la pena entrenar la habilidad del pensamiento de caminante si queremos encontrar buenas soluciones. El aprendizaje no siempre entiende de prisas. La reflexión requiere tiempo,
que no es el que se estila en las redes sociales y en el mundo de la
empresa. Y curiosamente, cuando reflexionamos, nos cuestionamos y
tenemos la capacidad de ser flexibles hasta con nuestras creencias de
partida, podemos encontrar soluciones que a priori ni se nos ocurrían.
Por ello, “caminemos” este año que comienza. Tomado de: El País (España)
Estudiar este arte favorece el neurodesarrollo. Los expertos creen que ayuda también al tratamiento de menores con TEA o TDAH
La música puede ayudar a tratar los trastornos del espectro autista (TEA) y los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños, así lo concluye la Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA, por sus siglas en inglés). Una característica más de este arte en esta jornada en la que se celebra el Día de la Música.
Según estos expertos, que los pequeños reciban clases de música
incrementa y crea nuevas conexiones cerebrales y “puede facilitar los
tratamientos en niños con estos trastornos”. “Ya se sabía que la música
era muy beneficiosa, pero este estudio ofrece un mejor entendimiento
sobre qué está ocurriendo en el cerebro y dónde se producen estos
cambios”, asegura Pilar Dies-Suárez, jefa de radiología en el Hospital
Infantil de México Federico Gómez, en un comunicado. "Experimentar la
música a una edad temprana puede contribuir a un mejor desarrollo del
cerebro, a la optimización de la creación y establecimiento de redes
neuronales y a la estimulación de las vías existentes del cerebro”,
añade la experta.
Estudios anteriores ya hablaban de los beneficios de la música en el
desarrollo cerebral. Por ejemplo, uno elaborado por el Instituto de
Aprendizaje y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EE
UU) y publicado National Academy of Sciences
concluyó que “ciertas melodías mejoran el procesamiento cerebral de
pequeños de nueve meses, tanto en lo que se refiere a la música como a
nuevos sonidos del habla”. La investigación sugería “que experimentar
patrones rítmicos musicales mejora la habilidad de detectar y predecir
patrones rítmicos del habla. Esto significa que escuchar música en
edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades
cognitivas de los bebés”, aseguraron los autores. El artículo completo en: El País (España)
La tecnología empleada es la misma que utilizan Echo de Amazon y Siri de Apple, afirma uno de los científicos que han logrado la hazaña.
Un equipo de científicos ha logrado crear por vez primera un sistema que transforma el pensamiento en un discurso inteligible, informa el portal MIT Technology Review. Los resultados del estudio fueron publicados el martes en Scientific Reports. De antemano se sabía ya que, cuando las personas hablamos, imaginamos
que hablamos o escuchamos a otras, generamos patrones en el cerebro.
Por ello, en un inicio Nima Mesgarani —de la Universidad de Columbia— y
el resto del equipo trataron de registrar las ondas cerebrales mediante
modelos computacionales simples que analizaban espectogramas. No
obstante, esa vía no generaba nada reconocible, por lo que terminaron
recurriendo a un codificador de voz o 'vocoder'.
"Esta es la misma tecnología empleada por Echo de Amazon y Siri de Apple para dar respuestas verbales a nuestras preguntas", declaró el martes Mesgarani al instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia. Las
pruebas fueron realizadas con cinco pacientes con epilepsia focal
farmacorresistente, a los que se les implantó electrodos en el cerebro. A
continuación se les hizo enumerar dígitos entre el 0 y el 9 mientras se
registraban las ondas cerebrales que, luego, pasarían a través del
'vocoder' reproduciéndolos con una voz robótica. De esta manera, mediante electrodos y la inteligencia artificial lograron un 75 % de precisión, un 67 % más que con los análisis lineales de espectogramas.
Esta combinación supone un avance
que podría sentar las bases para que las computadoras se comunicaran
directamente con el cerebro humano, así como para personas con
dificultades del habla. Fuente: RT en español
A nuestro alrededor, una gran variedad de tecnologías están
llegando a la mayoría de edad, transformando nuestro mundo en formas
complejas que son difíciles de predecir.
Anticipar lo que va a venir requiere prestar atención a elementos
menos conocidos pero importantes del mundo natural antes de que nos
atrapen sin estar preparados. Varios de estos ya están listos para
generar tecnologías que serán un punto de inflexión y crearán nuevos
conocimientos.
Con esto en mente, pedimos a una red de expertos que nos dijeran
cuáles son los temas de investigación que más los entusiasman y cuáles,
los que más les preocupan. Seiscientos sesenta respondieron. Creemos que
sus respuestas lo sorprenderán.
Futuras fronteras
Como es de esperar, las mismas tecnologías de las que muchos de
nosotros leemos y hablamos son también prioritarias en las mentes de los
expertos. Los problemas complejos que surgieron incluyeron a los
sospechosos habituales, la inteligencia artificial, la modificación del
genoma humano, la energía sostenible y el futuro de las armas.
Pero si queremos estar mejor preparados para esperar lo inesperado,
debemos escuchar con más atención. La Encuesta de Futuras Fronteras
apunta precisamente a eso. En lo profundo de los datos, encontramos
voces cuyas esperanzas y temores sonaron diferentes a los del resto.
A partir de estas respuestas intrigantes, extrajimos ocho Fronteras
Futuras de la ciencia y la tecnología que todos deberíamos conocer más.
Cuatro son muy prometedoras y cuatro representan grandes riesgos.
Las cuatro más prometedoras
1. Biología cuántica
¿Cómo pueden las plantas convertir la luz solar en energía química
con la que pueden vivir en una milmillonésima parte de un segundo? ¿Cómo
pueden las aves detectar el campo magnético de la Tierra para navegar
miles de millas? ¿Cómo puede nuestro ADN mutar al azar sin causa
aparente? ¿Qué es la conciencia?
Comprender cómo evolucionó la biología para aprovechar el
comportamiento manifiestamente cuántico y qué papel puede tener la
física cuántica en el cerebro humano es un área de investigación
incipiente pero en crecimiento. Podría responder a algunos de los
mayores misterios de la ciencia y conducir a tecnologías que superan
nuestra imaginación. Obtenga más información en este artículo.
2. Aprendizaje automático a través de pequeños datos
No pasa un día sin que aparezca alguna noticia sobre cómo la
inteligencia artificial cambiará nuestro mundo. Pero la IA que hoy
conocemos tiene grandes limitaciones. Para que las máquinas aprendan, se
requieren enormes conjuntos de datos de capacitación. Cuando se
enfrentan a situaciones que difieren de los ejemplos utilizados en la
capacitación, colapsan. La inteligencia humana hace exactamente lo
opuesto. Vemos una nueva situación que nos sorprende, y con datos muy
escasos, nuestros cerebros se programan para generalizar y, la mayoría
de las veces, con excelentes resultados.
Los sistemas de inteligencia artificial que conocemos hoy en día
siguen siendo impresionantes, pero probablemente son como un pequeño
poni que repite siempre el mismo truco. Un sistema que puede aprender
con tanta agilidad como un ser humano y ofrecer servicios valiosos sin
la necesidad de grandes cantidades de datos de capacitación sería un
verdadero cambio. Podría equiparar o superar nuestras propias
capacidades.
3. Superconductividad a temperatura ambiente
Pocas cosas han cambiado la condición humana más que nuestra
capacidad para aprovechar la energía eléctrica. Pero con el tiempo, la
electricidad que almacenamos en una batería se degrada, y cuando
transmitimos electricidad a través de cables, siempre algo de energía se
pierde. Los materiales superconductores pueden lograr la transmisión y
el almacenamiento de electricidad sin pérdidas, y crear poderosos campos
magnéticos que nunca se debilitan.
Imagine trenes de levitación que pueden alcanzar velocidades
increíbles; un mundo alimentado enteramente por granjas solares en el
desierto; computadoras ultrarrápidas; máquinas económicas de resonancia
magnética; y otras tecnologías que jamás hemos soñado.
Sin embargo, los superconductores que tenemos hoy en día solo
funcionan cuando se enfrían a cientos de grados bajo cero. Esta es una
hazaña técnicamente difícil que hace que la tecnología superconductora
sea imposible de escalar comercialmente. Lograr la superconductividad a
temperatura ambiente transformaría el mundo de una manera comparable a
cuando comenzamos a usar electricidad.
4. Venómica
Desde arañas y escorpiones hasta ranas y caracoles, existen más de
220.000 especies que producen los complejos cócteles de toxinas llamados
venenos. Los venenos contienen proteínas poderosas que han evolucionado
para actuar con rapidez y de manera muy precisa, uniéndose a objetivos
específicos en el cuerpo como un candado y una llave, con un efecto
devastador. En resumen, son las drogas perfectas que nos provee la
naturaleza. Si los expertos en química pudieran producir medicamentos
que funcionen tan bien como el veneno, veríamos un aumento drástico en
la eficacia de los medicamentos y una disminución en los efectos
secundarios.
Una de las razones por las que los fabricantes de medicamentos no
han usado más los venenos es la dificultad de esclarecer su compleja
composición química para identificar los ingredientes activos. Pero la
aplicación de nuevas tecnologías 'ómicas', herramientas que caracterizan
sistemáticamente las diferencias en el ADN, el ARN, las proteínas y las
moléculas involucradas en las estructuras celulares y el metabolismo,
están permitiendo que los científicos descodifiquen y cataloguen la
estructura del veneno a un ritmo mucho más rápido. Podrían conducir a
una revolución en el descubrimiento de medicamentos para tratar
enfermedades humanas.
Ya sean drones, armas de fuego o robots, lo que define a los
sistemas de armas letales autónomas (lethal autonomous weapon systems,
LAWS) es que, una vez desplegados, toman sus propias decisiones sobre
cuándo usar o no su fuerza letal.
Para obtener información completa, lea este artículo de Peter Maurer, Presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja.
2. Fenotipo digital
Los fanáticos de la ciencia ficción han soñado durante mucho tiempo
con dispositivos portátiles que diagnostican enfermedades y dolencias
con un escaneo rápido del cuerpo. Dicha tecnología está ahora cerca de
hacerse realidad, con la llegada de algoritmos que pueden analizar
grabaciones de video, texto y audio para identificar patrones sutiles, o
anomalías que los ojos y oídos humanos no pueden captar.
Si bien el fenotipo digital podría empoderar a las personas,
también podría usarse para evaluar de forma pasiva a las poblaciones sin
su consentimiento o conocimiento. Las cámaras de seguridad y vigilancia
se han convertido en un hecho cotidiano en ciudades, centros de
transporte, oficinas e incluso escuelas. Pronto, estos sistemas podrán
captar cambios en nuestra salud física y mental sin que nosotros lo
sepamos.
La expansión de dispositivos digitales que rastrean nuestros
patrones de comportamiento podría incluso estar a punto de cambiar el
campo de la psiquiatría, escribe Amit Etkin, Profesor Asociado de
Ciencias de la Psiquiatría y el Comportamiento en la Universidad de
Stanford, en este artículo.
Lo que hagan las empresas, los gobiernos o terceros con esos datos
abrirá una nueva frontera en los ya complicados debates sobre privacidad
de datos y derechos digitales.
3. Neuromodulación no invasiva
Fuerzas intangibles, como las corrientes eléctricas, las ondas de
ultrasonido y la estimulación magnética, pueden utilizarse para alterar
los estados mentales, los comportamientos o la fisiología del cerebro en
formas que solían requerir traspasar el cráneo por medio de una cirugía
o ingerir medicamentos. Esto ha dado como resultado nuevos tratamientos
para la depresión persistente o el alivio de los temblores de la
enfermedad de Parkinson sin tener que implantar un dispositivo en el
cerebro del paciente.
Pero sin una regulación clara, esta tecnología es fácil de usar en
formas no aprobadas, que podrían poner a los consumidores en riesgo. Ya
existe un pequeño mercado que se desarrolla en torno a los kits de
estimulación cerebral caseros. Llevando las conclusiones a un extremo,
no es difícil imaginar un futuro en el que las empresas y los gobiernos
puedan implantar dispositivos para manipular los estados mentales de los
trabajadores, soldados o ciudadanos, regulando sus niveles de vigilia,
sumisión a la autoridad, temores o inhibiciones.
Para obtener más información sobre la ciencia de control mental no invasiva, vea nuestra entrevista con Antoine Jerusalem, Profesor en el Departamento de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de Oxford.
4. Justicia predictiva
Esta es la capacidad de usar inteligencia artificial, técnicas de
neuroimagen y datos masivos para identificar individuos y situaciones
hipotéticas donde existe una alta probabilidad de que ocurra un delito.
La inteligencia artificial utilizada en las salas de juzgados puede
ayudar a que la justicia sea más eficiente, pero considere los riesgos
en un mundo donde proliferan los algoritmos de falsificación de pruebas.
Nos enfrentamos a una revolución digital, sostiene Daniela Piana en este artículo que analiza la ética de la justicia predictiva.
Depende de nosotros garantizar que sigamos siendo gobernados por la ley
en lugar de caer en la trampa de hacer que el imperio de la ley sea
igual a la regla del código.
Pasar largas horas en la mesa de trabajo es menos productivo que estar periodos más breves concentrados y combinar estos con momentos de descanso.
Si quieres tener alta productividad en algo que te cuesta, olvídate
de estar concentrado horas y horas haciendo solo eso. Se ha comprobado
que no es la mejor opción. Al menos, esa es la conclusión de la Universidad de Illinois,
que demostró que pasar largas horas en la mesa de trabajo aporta menos
productividad que dedicar periodos de tiempo más breves concentrados y
alternar estos con descanso. El motivo está relacionado con nuestras dos
formas de pensar: la focalizada y la difusa. Mientras que la primera
nos mantiene la atención a tope, la segunda nos relaja y nos ayuda a
distraernos hasta con el vuelo de una mosca. Las dos son necesarias. Es
más, la creatividad surge de conectar cosas dispares, que solo nacen de
la mente difusa. Pero claro, estar siempre en lo difuso tampoco aporta
mucho ni resuelve los problemas. Necesitamos alternar la mente focalizada y la difusa para ser productivos, y para ello existe una técnica que propuso Francesco Cirillo allá por los ochenta y que sigue completamente vigente: la técnica Pomodoro. Pomodoro significa “tomate” en italiano y su nombre se
asocia a los relojes de cocina con los que se mide el tiempo de cocción.
La idea es utilizar un reloj —o un smartphone o lo que tengas a mano— para medir
intervalos de 25 minutos en los que pongas la mente focalizada y saques
adelante la tarea que se nos atasca. Después, te comprometes con hacer
una pausa o incluso a darte un pequeño premio. Vamos a ver las fases de la técnica Pomodoro: 1. Revisa tu agenda y crea el espacio de tiempo que necesitas.
Cirillo propuso intervalos de 25 minutos además del descanso, pero
pueden ser 20 o 30 minutos. Igualmente, hay investigaciones posteriores
que sugieren intervalos de mayor duración. En este punto, vale la pena
que cada persona identifique lo que más le ayuda. 2. Hazte con un temporizador. Ya lo hemos dicho,
escoge el que te sea más cómodo y comprométete a seguirlo. Igualmente,
reúne todo lo que necesitas: documentación o material necesario. Llama
si necesitas ayuda antes de comenzar. 3. Céntrate solo en la tarea. Este punto es
especialmente difícil. Aquí aparecen las interrupciones, las consultas
al móvil o los asaltos al frigorífico o a la máquina de café. Pues bien,
si aplicamos la técnica Pomodoro necesitamos retirar todas las
interrupciones posibles: apagar el móvil o hacernos con ese café que
“imperiosamente” necesitamos. 4. Haz un pequeño descanso. Aquí es donde le damos
permiso a la mente difusa para que entre en escena. Si hemos hecho 25
minutos de trabajo, un descanso adecuado sería de cinco minutos, por
ejemplo. Según Cirillo, en este momento no debemos caer en la sensación
de improductividad y extendernos y extendernos. Ya lo hemos dicho, los
descansos ayudan a la mente focalizada. 5. Continuar las sesiones de trabajo y tomar un descanso más largo.
Los espacios de 25 minutos y cinco de descanso se pueden ir encadenando
hasta completar tres, y luego tomarse un descanso más duradero de 20
minutos, por ejemplo. O si se hacen cinco intervalos, el descanso podría
ser de 30 minutos. Igualmente, en este punto podríamos darnos una
pequeña gratificación, como un dulce que nos guste, un paseo o cualquier
cosa que nos dé energía.
En definitiva, a todos nos cuesta concentrarnos en algo que no nos
apetece mucho, como un trabajo, una tarea de casa o resolver algún
problema doméstico. Pero la técnica Pomodoro nos ayuda a mejorar nuestra
concentración alternando la mente focalizada con la difusa. ¿Haces la
prueba? Fuente: El País (España)
La programación contribuye al desarrollo de la creatividad, del pensamiento computacional, crítico y racional.
Buen
nivel de inglés… ¿y qué más? La empleabilidad del futuro estará
condicionada por nuevas exigencias derivadas de las tendencias
tecnológicas en la sociedad y del auge de la digitalización en las
compañías. En este contexto, la programación se erige como una
disciplina fundamental para acceder al mercado de trabajo, junto con el
dominio del inglés, según concluyen los expertos de Smartick, método
para aprender matemáticas online. El coding, como también se
conoce esta materia, está dejando de considerarse un requerimiento
exclusivo para trabajar en empresas tecnológicas y ya forma parte de las
condiciones de contratación de compañías de diversos sectores, como
entidades financieras, empresas turísticas y compañías del sector de la
comunicación. Este auge de la programación se debe a la creciente
integración de procesos digitales en el seno de las empresas. «Dominar
el coding requiere de habilidades clave en el desarrollo de otras
disciplinas distintas a la programación, de ahí que sus aplicaciones se
adapten perfectamente a diferentes sectores. En el caso de los niños, tiene muchos beneficios en el rendimiento académico de otras asignaturas que
requieren de creatividad, pensamiento computacional, crítico y
racional», asegura Javier Arroyo, cofundador de
Smartick.
Entrenar la estructura mental del niño
Los
procesos de transformación digital están dinamizando el sector
empresarial a nivel internacional. En concreto, la demanda de
profesionales TIC (entre los que se encuentran los programadores) crece a
un ritmo del 3% cada año, tendencia que conllevaría la escasez de
trabajadores de este ámbito en toda Europa, unos 900.000 profesionales
en 2020, según el Informe IMMUNE sobre el estado del coding. Teniendo
en cuenta estas perspectivas, es fundamental que los niños tomen
contacto con la programación cuanto antes. Eso sí, Arroyo señala que hay
que hacerlo a través de metodologías atractivas que se adapten a sus
circunstancias: «A un niño no le podemos poner de entrada HTML, lo que
hay que hacer es entrenar su
estructura mental como preparación para esa tarea que desarrollará más tarde». Un
ejemplo de cómo trabajar esta disciplina a edades tempranas es Smartick
Coding, integrado dentro del método para aprender matemáticas online y
que se dirige a niños a partir de seis años. Este nuevo contenido cuenta
con tutoriales interactivos y permite aprender esta disciplina desde
cero, contando con un correcto nivel de lectura y el entendimiento de la
visión espacial a izquierda y derecha. En la red hay muchos
recursos gratis, pero elegir cuáles son buenos, conseguir que el niño se
anime y vea su evolución, es realmente complicado para
padres a los que la programación les es totalmente ajena.
El valor fundamental de Smartick es, como ya hacen con las matemáticas,
ser capaces de sistematizar el mejor contenido y que el niño esté
concentrado durante 15 minutos aprendiendo un lenguaje que le va a ser
muy útil. En la educación reglada, la apuesta de las instituciones
de enseñanza por el desarrollo de programas educativos que den
protagonismo a la programación será clave para satisfacer las
necesidades del mercado laboral. Como ya ocurre con el bilingüismo, se
trata de integrar la materia de forma transversal compartiendo
contenidos con otras disciplinas, como las matemáticas. Fuente: ABC (España)
Ponte las zapatillas de deporte, tu cerebro lo agradecerá.
Somos capaces de crear nuevas neuronas, incluso de adultos. Este
hallazgo es relativamente nuevo, porque se pensaba que se nacía con un
determinado “banco de neuronas” que iba menguando con el paso del
tiempo, pero que no era posible renovar ni ampliar. Sin embargo, los
últimos hallazgos en neurociencia desmontan esta creencia. El cerebro es
plástico: es posible crear conexiones diferentes e incluso en algunas zonas, como es el hipocampo, se puede conseguir que nazcan nuevas neuronas, según explica el profesor Terry Sejnowski, de The Salk Institute for Biological Studies. Hay margen de maniobra con independencia de la edad. El hipocampo tiene forma de caballito de mar y es uno de los
responsables de nuestra memoria y de nuestra capacidad espacial. Las
investigaciones sobre esta zona del cerebro comenzaron con ratas a las
que se mostraban varias imágenes que tenían que aprender a diferenciar.
Cuando los roedores lo lograban se observó que en su hipocampo se habían
generado nuevas neuronas. Pero si el animal dejaba de hacer el
ejercicio, las neuronas jóvenes desaparecían. Si retomaba la actividad
volvían a aparecer, es decir: la práctica repetida ayuda a que se generen nuevas neuronas en el hipocampo.
En el caso de los humanos, si hubiera que decidir qué actividad nos
permite realmente mantener joven el cerebro, Sejnowski no lo duda. El deporte es el mejor tratamiento antiedad para la masa gris. Se sabía que practicar deporte es una manera de cuidar el cuerpo y
reducir el estrés gracias a los bailes hormonales que se activan de
dopamina, serotonina y noradrenalina. Pero investigaciones más recientes
demuestran que el ejercicio físico mejora también la secreción del
factor neurotrófico cerebral
(que influye positivamente en la memoria y en un estado de ánimo más
positivo) y permite que nazcan nuevas neuronas en nuestro hipocampo. A
pesar de sus ventajas, no parece que exista demasiada conciencia del vínculo entre aprendizaje y deporte.
Pero educar en el deporte a niños y adultos no solo ayuda a mantener la
salud corporal, sino también a que el cerebro se mantenga más joven y
con capacidad para generar neuronas. Como resume Sejnowski, “el gimnasio
y el recreo son las partes más importantes del plan de estudios”. Los expertos sugieren que es precios practicar ejercicio tres veces por semana con una duración mínima de 30 minutos.
Vale por ello la pena buscar un ejercicio amable, un grupo de amigos y
ponerse las zapatillas deportivas. El hipocampo lo agradecerá. Fuente: El País (España)
¿Alguna vez te has lamentado de tu mala suerte en el amor? ¿Crees que escoges mal a tus parejas?Y aún percatándote del mal atino con el que lanza las flechas ¿Sigues haciendo diana con el mismo tipo de personas? ¿Por qué tendemos a implicamos en el mismo tipo de relaciones?
La manera de estar en una relación amorosa no se improvisa, no parte de un kilómetro cero. Según los teóricos del apego, nuestra manera de estar en las relaciones amorosas depende de nuestra experiencia,
desde la infancia y a lo largo de toda la vida, siendo especialmente
importante la referida a la sexualidad y a los afectos de apego y
amistad.
En estas experiencias aprendemos a
confiar y desconfiar de lo que pueden dar de sí las relaciones, a
intimar o permanecer emocionalmente aislados, a cuidar y ser cuidados o
a no ofrecer ni esperar los cuidados de los demás.
¿Qué es el apego?
El apego es el vínculo afectivo más primario.
Lo establecen los bebes durante el primer año de vida con la persona
que les cuida, con uno o varios cuidadores. Salvo situaciones muy
extremas, mantienen el apego hacia estas personas durante toda la vida.
Incluso cuando éstas mueren, pueden seguir siendo figuras muy
importantes.
Las figuras de apego son las personas que más influyen en la socialización de niñas y niños. De éstas se aprende el lenguaje de la intimidad que precisamente usamos en las relaciones de pareja.
Además, a través del apego cubrimos nuestra necesidad de seguridad emocional,
lo que incluye aceptación, estima, afecto y cuidados eficaces. Una
necesidad tan importante como la del alimento, para nuestra correcta
subsistencia.
La capacidad de establecer nuevos vínculos de apego permanece abierta toda la vida. El apego es un vínculo generoso: cuanto mejor este vinculado el niño al padre y/o a la madre, más probable es que se vincule a otras personas.
El desarrollo y crecimiento del individuo hace que los vínculos y figuras de apego cambien. Hazan y Zeifman afirman que la función del apego en la adultez sigue consistiendo en proporcionar apoyo y seguridad.
Sin embargo Weiss añade que esa seguridad se otorga “potenciando las capacidades de la propia persona para superar las situaciones que supongan un reto para su seguridad”, en lugar de protegiendo. La figura de apego suele ser la pareja, y los padres o la familia nuclear pasan a tener una posición secundaria.
Una nueva
investigación realizada en el centro vasco BCBL revela que el área
visual de las palabras, una zona del cerebro fundamental para la
lectura, está dividida en dos partes con funciones diferentes:
perceptual y léxico semántica.
La lectura es una habilidad a la que nuestro cerebro no se ha adaptado como consecuencia de la evolución.
La actividad cerebral relacionada con la lectura es todavía uno de
los grandes retos para la comunidad científica. Se trata de una
habilidad a la que nuestro cerebro no se ha adaptado como consecuencia
de la evolución, tal y como ha ocurrido con el habla. Uno de los
puntos de debate radica precisamente en cuál es la función que realiza
la parte de nuestro cerebro que resulta imprescindible para leer, la
denominada área visual de las palabras.
Mientras algunos
científicos consideran que su función es netamente perceptual –visual–,
otros investigadores opinan que es más léxico semántica, porque esa
misma zona se activa también con otras actividades, como escuchar
palabras. Este debate tiene consecuencias muy importantes en la
investigación del lenguaje y, sobre todo, en sus aplicaciones clínicas.
Ahora, científicos del Basque Center on Cognition, Brain and Language
(BCBL) han conseguido entender mejor los criterios que existen sobre el
funcionamiento del área visual de las palabras. El trabajo, que acaba de ser publicado por la revista PNAS,
ha sido conciliador con la evidencia existente: por un lado tiene una
función perceptual y, por otro, léxico semántica, pero cada una está
residenciada en una subárea diferente y conectadas por medio de
circuitos distintos. El artículo completo en: Agencia SINC
El Alzheimer es una degeneración irreversible del cerebro que causa trastornos en la memoria, la cognición y la personalidad entre
otros aspectos. Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y
empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las
tareas cotidianas del individuo.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos.
Aquí les presentamos cinco datos importantes acerca de esta enfermedad:
1. El Alzheimer no es una parte normal del envejecimiento.
La demencia es el resultado de enfermedades cerebrales que se vuelven
más comunes con la edad; sin embargo, hay una idea errónea de que el
Alzheimer y otras causas de demencia son las enfermedades de los
ancianos. 2. Una de las primeras funciones que se ve afectada en las personas que la padecen es el sistema léxico.
Es decir, se presenta una dificultad en el acceso a determinadas
palabras de nuestro “diccionario mental”, a veces muy comunes.
Los problemas olfativos pueden servir como un indicador temprano de la enfermedad de Alzheimer.
3. El Alzheimer no se puede controlar. Esta es una
enfermedad de la que simplemente no se puede ser consciente todo el
tiempo. Es por esta razón que al inicio los afectados intentan hacerlo, y
al no poder lograrlo puede generar alteraciones emocionales como la
depresión y la ansiedad. 4.- Esta enfermedad puede comenzar a desarrollarse en el cerebro de un individuo de 20 a 25 años antes incluso de notar una señal de advertencia.
Es por esta razón que si comienza a desarrollarse en el cerebro de una
persona cuando tiene 40 años, no se dará cuenta hasta que cumpla casi 65
años. 5.- Se han identificado dos proteínas como principales causantes de la disfunción cognitiva que caracteriza a esta enfermedad:
La proteína amiloide, una proteína tóxica a niveles altos y que se
va acumulando en las zonas exteriores de la corteza cerebral a medida
que avanza la enfermedad.
La proteína TAU, causante de la pérdida y deterioro cognitivo debido
a su acumulación en las neuronas y la consiguiente destrucción de
estas.
Lo que realmente sucede cuando
formamos recuerdos finalmente ha sido descifrado en un descubrimiento
que sorprendió incluso a los científicos que lo hicieron.
El equipo de investigadores de Estados Unidos y Japón encontró que el cerebro hace un "duplicado", es decir, dos memorias de un mismo evento. Una es para el aquí y el ahora, y la otra para el resto de la vida. Hasta
ahora se pensaba que todos los recuerdos comenzaban como una memoria a
corto plazo y luego se convertían poco a poco en aquellas memorias a
largo plazo. Pero ahora los expertos consideraron que los resultados fueron no solo sorprendentes, sino también hermosos y convincentes.
"Avance importante"
Dos partes del cerebro están fuertemente involucradas en los recuerdos de nuestras experiencias personales.
El hipocampo es el lugar para recuerdos a corto plazo, mientras que la corteza es el hogar de la memoria a largo plazo. Esta idea se hizo famosa después del caso de Henry Molaison en la década de 1950. Su hipocampo quedó dañado durante una cirugía de epilepsia que tuvo y por lo cual ya no era capaz de hacer nuevos recuerdos, pero los que ya tenía antes de la operación todavía estaban allí. Así que la idea predominante entre la comunidad científica era que los recuerdos se forman en el hipocampo y luego se trasladan a la corteza donde son "almacenados". El equipo del Centro de Genética de Circuitos Neuronales Riken-IMT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, EE.UU.) hicieron un alucinante avance para demostrar que no es así. Los experimentos tuvieron que ser realizado en ratones, pero se cree que también aplica a los cerebros humanos. Vieron recuerdos específicos que se forman como un grupo de células cerebrales conectadas en reacción a un shock. Luego,
los investigadores utilizaron luz transmitida al cerebro para controlar
la actividad de las neuronas individuales que, literalmente, pueden cambiar los recuerdos a encendido o apagado. Los resultados, publicados en la revista Science, mostraron que los recuerdos se forman simultáneamente en el hipocampo y en la corteza. El profesor Susumu Tonegawa, el director del centro de investigación, dijo que "fue sorprendente".
"Esto es contrario a la hipótesis popular que se sostenía desde hace décadas. Es un avance significativo en comparación con los conocimientos previos, es un gran cambio."
"Caso fuerte"
Los investigadores también mostraron que la memoria a largo plazo nunca llegó a su maduración si se bloqueaba la conexión entre el hipocampo y la corteza. Así que hay un vínculo entre las dos partes del cerebro, con la transferencia pasando del hipocampo a la corteza con el tiempo. La
doctora Amy Milton, que investiga las cuestiones de la memoria en la
Universidad de Cambridge, describió el estudio como "hermoso, elegante y
muy impresionante". "Esto es (solo) un estudio, pero creo que
tienen un caso fuerte, creo que es convincente y creo que esto nos dirá
cómo los recuerdos se almacenan en los seres humanos", le dijo a la BBC. Por ahora, este descubrimiento es una pieza de la ciencia que explica cómo funciona nuestro cuerpo.
Pero el profesor Tonegawa dice que puede iluminar lo que ocurre en algunas enfermedades de la memoria, incluyendo demencia.
El refuerzo positivo y las sugerencias indirectas son una poderosa manera de influir en nuestra toma de decisiones.
Mary Ann Sieghart es una periodista y locutora que ha estado investigando la teoría del "Nudge" o "teoría del empujón", que explica cómo nuestras decisiones están afectadas por una influencia indirecta.
Ese "empujón" es el que hace que, por ejemplo, queramos ser más ricos y estar en mejor forma sin apenas darnos cuenta.
El
concepto del "empujón" podría haber comenzado como un experimento en
las ciencias de la conducta. Al fin y al cabo ¿qué padre o madre no ha
recurrido al refuerzo positivo y sugerencias indirectas para influir en las acciones y elecciones de un hijo?
Pero
Sieghart cree que también puede ser una manera útil de dirigir adultos
como "una manera de presionarnos para que nos comportemos un poco mejor,
como un suave ajuste para alentarnos a tomar las decisiones correctas".
Lo curioso es que, la mayoría de las veces, ni siquiera nos damos cuenta de que está sucediendo.
Entonces ¿cuáles son las formas en que las podríamos ver en acción la teoría del empujón en nuestra vida cotidiana?
1. Cuando encargas tu comida
"Si describes la comida con una variedad de adjetivos, ya
sean geográficos o descriptivos, haces que la comida sepa mejor", dice
el autor británico y gurú publicitario Richard Shotton.
Y es por eso que la industria de la alimentación nos regala —empujón, empujón— "floridas descripciones" de la comida.
Según
una investigación llevada a cabo por el profesor estadounidense Brian
Wansink, cuando a un grupo de estudiantes se les pidió que calificaran
una "sopa de frijoles" y una "sopa de frijoles de la Toscana", los
resultados mostraron que la sopa sabía "un 8% mejor cuando tenía esa bella descripción".
Así que cada vez que eliges salmón de Alaska o crema de Cornualles, ahora sabes que estás experimentando un "empujón".
Igual
de persuasivo es eliminar los símbolos de la moneda ($, €...) de sus
listas de precios porque hay evidencias que sugieren que "si quitas el
dólar, la libra o cualquier signo de moneda, la gente se vuelve menos
sensible al precio", dice Shotton.
2. Mientras esperas la fila en la caja
Mientras haces fila en un supermercado te ves empujado a comprar cosas de manera impulsiva: en ese momento siempre vemos artículos baratos, como chicles y caramelos, y tenemos la tentación de meterlos en la cesta.
"Retiras los dulces de la caja" y "la gente se da cuenta de que está consumiendo menos azúcar", sugiere Sieghart.
¿Qué pasaría si estos dulces tan fácilmente accesibles fuesen sustituidos por multivitaminas, nueces o fruta?
Científicos lograron que animales no entrenados se comportaran como los sí entrenados al inyectarles una fracción de material genético.
Un equipo de investigadores norteamericanos ha logrado, por primera vez, transferir la memoria de un ser viviente a otro. El trabajo arroja luz sobre una de las cuestiones más intrigantes de la biología: ¿Cómo se almacenan los recuerdos? En un artículo publicado hace apenas unos días en la revista eNeuro,
un equipo dirigido por David Glanzman, de la Universidad de California,
explica cómo ha conseguido llevar a cabo este intrigante experimento,
para el que se utilizaron caracoles marinos de la especie Aplysia californica. Lo
primero que hicieron los investigadores fue «entrenar» a varios de
estos moluscos para que exhibieran un reflejo defensivo cuando sus colas
eran estimuladas por una suave corriente eléctrica. Un segundo grupo de
caracoles, no entrenados, no mostraba ese reflejo. Más
tarde, y una vez firmemente establecido el reflejo defensivo, los
caracoles «entrenados» fueron sacrificados para extirparles los ganglios
abdominales. Acto seguido, los científicos extrajeron el ARN de las
muestras y las inyectaron en los caracoles no entrenados y que, por
tanto, no exhibían la misma reacción ante la corriente eléctrica. El resultado fue que los caracoles que recibieron el nuevo ARN mostraron los mismos actos reflejos como respuesta a la estimulación eléctrica, y ello a pesar de no haber recibido ningún entrenamiento.
Tras la pista del engrama
Estos resultados son importantes porque proporcionan pistas sobre la naturaleza de lo que se conoce como el «engrama»,
una palabra que funciona de forma parecida al término «materia oscura»,
ya que denota algo que se sabe que existe pero de lo que poco o nada se
conoce. Engrama, en efecto, es la palabra que los científicos utilizan para referirse a la estructura cerebral que almacena físicamente la memoria a largo plazo,
una especie de «disco duro» capaz de almacenar datos (como los de las
computadoras), pero que hasta la fecha nadie ha conseguido localizar de
forma concluyente. La teoría más aceptada por los neurocientíficos es que la memoria a largo plazo está codificada en las sinapsis, las interfaces funcionales a través de las que las neuronas intercambian señales eléctricas o químicas. El experimento de Glanzman y sus colegas, sin embargo, apunta a una posibilidad muy diferente. La memoria, en realidad, se almacena en el interior de los cuerpos celulares de las propias neuronas.
Lo cual plantea la posibilidad de que el ARN tenga un papel importante
en la formación de la memoria, una idea ya apuntada en otros estudios y
que los nuevos experimentos con caracoles parecen respaldar. En su
artículo, Glanzman y su equipo afirman que sus resultados suscitan
muchas nuevas preguntas sobre la forma en que la memoria se almacena y
sobre la auténtica naturaleza del engrama. Pero dejan claro que la forma
de almacenamiento no tiene que ver con las sinapsis, como se pensaba
hasta ahora. Fuente: ABC (Ciencia)