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5 de enero de 2015

El cerebro masculino tiene más volumen que el femenino


El cerebro del hombre y el de la mujer son diferentes pero, hasta este momento, no se había realizado un estudio específico sobre qué estructuras marcan esa diferencia. Ahora, gracias a una investigación de la Universidad de Cambridge, las evidencias han sido reveladas y publicadas en la revista Neuroscience and Biobehavioral Reviews.

Para el meta-análisis del tema, el equipo de investigadores realizó una revisión de toda la literatura existente de imágenes cerebrales de individuos de entre 0 y 80 años que mostraran las diferencias en los volúmenes de los cerebros de ambos sexos. En total, se analizaron 126 artículos de entre todos los publicados entre 1990 y 2013.

El análisis final determinó que los hombres tienen un mayor volumen promedio de cerebro que las mujeres (entre un 8-13% más). Sin embargo, las diferencias de volumen entre sexos están localizadas en regiones muy concretas del cerebro, sobre todo en el sistema límbico (donde se originan las emociones).

Los resultados ponen de relieve un efecto asimétrico en el desarrollo del cerebro según el sexo, confirmando la diferencia de tamaño y estructura de ambos. Así que, partir de ahora, el género de un paciente también deberá formar parte de las consideraciones a tener en cuenta de cara a un estudio psiquiátrico, por ejemplo, ya que el sistema límbico está relacionado con la esquizofrenia y otras enfermedades psiquiátricas.

Tomado de:

Muy Interesante

27 de noviembre de 2014

Para tu cerebro, lo que le pasa a un ser querido te pasa a ti mismo

La neurociencia descubre que en el cerebro humano lo que le sucede a un ser querido se experimenta como si nos sucediera a nosotros mismos. 


No le pregunto a la persona herida cómo se siente,
yo mismo me transformo en esa persona herida.
-Walt Whitman, Song of Myself 


El amor, el cariño, el respeto por el otro y la amistad podrían agruparse en torno a una habilidad que poseemos los seres humanos: la empatía. Indudablemente esta capacidad empática es materia prima fundamental de nuestra existencia y, tal vez, apela al sentimiento más auténtico que una persona puede gestar. Incluso podríamos especular sobre el papel que juega la empatía en la evolución y la supervivencia de nuestra especie o, como advertía Roger Ebert, “creo que la empatía es la máxima virtud de una civilización”.
Si bien los alcances de la empatía son, creo, plenamente comprobables mediante la experiencia individual, lo cierto es que la nitidez de este fenómeno se manifiesta tangiblemente incluso a nivel neuronal. Hace unos meses, investigadores de la Universidad de Virginia concluyeron, tras una serie de experimentos con escáneres de resonancia magnética para monitorear la actividad cerebral, que cuando existe un lazo de afecto y familiaridad con otra persona, nuestro cerebro la experimenta como si fuésemos nosotros mismos. 

Lo primero que descubrieron fue que nuestro cerebro distingue tajantemente entre los extraños y aquellos a quienes ‘conocemos’. Y luego hallaron que aquellas personas que asignamos a nuestra red social se funden con nuestro sentido de ser a un nivel neuronal –fenómeno que se intensifica entre mayor es el lazo de afecto. James Coan, uno de los psicólogos involucrados en el estudio, advierte al respecto:

Notamos que, mediante la familiaridad, otras personas pasan a formar parte de nuestro propio ser [...] Nuestro yo termina por incluir a esas personas con quienes experimentamos cercanía. Esto posiblemente se debe a que los humanos necesitan de amigos y aliados con quienes puedan unir fuerzas y concebirlos de la misma manera en que se autoconciben. Y cuando las personas pasan más tiempo juntas, entonces esta similaridad se refuerza. 

El experimento consistió en escanear la actividad cerebral de 22 personas. Los voluntarios eran advertidos de que recibirían sutiles shocks  eléctricos. Ante esta amenaza, sus reacciones fueron contrastadas con aquellas en que existía la posibilidad de que un ser querido fuese a recibir el mismo tratamiento. La respuesta neuronal era casi idéntica en ambos casos, lo cual no ocurría cuando se trataba de una virtual amenaza contra un desconocido (consulta aquí el estudio completo).  

Esencialmente se diluye la frontera entre el “yo” y el “otro”. Nuestro ser pasa a incluir aquellas personas que nos son cercanas. Si un amigo está bajo amenaza, en nuestro interior ocurre lo mismo que si nosotros estuviésemos amenazados. Somos capaces de entender el dolor o la contrariedad que él puede estar atravesando, tal como podemos entender nuestro propio dolor. 

In Lak’ech (tú eres mi otro yo)
Saludo tradicional Maya
Algunas reflexiones al respecto

Al leer el estudio en cuestión, además de emocionarme, no pude evitar preguntarme qué sucede, entonces, cuando lastimamos a un ser querido. Seguramente al estar molesto con un amigo, porque a su vez nos sentimos ofendidos, nuestro cerebro es capaz de removerlo temporalmente de esa región neuroafectiva y por lo tanto podríamos infligirle un daño. Sin embargo, para que eso ocurriese primero él habría tenido que hacer lo propio, previo a incurrir en el acto que produjo nuestra reacción. Y en este sentido sólo quedaría apelar al sentimiento de autodestrucción, es decir, el concebir a alguien como un “yo mismo” no le exime de mi deseo de, en ciertas circunstancias, lastimarlo, pues ni siquiera mi propio “yo” está a salvo de mi propia destrucción. Consecuentemente, si yo dejase a un lado las prácticas autodestructivas, difícilmente lastimaría a mis seres queridos. 

La segunda reflexión que podría detonar este fenómeno es cómo podríamos llegar a ese paraíso empático en el cual realmente concibiésemos a cualquier persona, querida o no, como un propio yo. Cómo eliminar esa distinción entre aquellos a quienes me une el afecto y esas personas a quienes considero simples desconocidos. Lo anterior no para demeritar los lazos de afecto que experimento por “los míos”, sino para derramar este mismo sentimiento de forma incluyente, y así consumar una postura, asumo, impecable, en lo que respecta a la tolerancia, la comprensión, y el respeto por el otro.

En fin, supongo que nos toca, a cada uno, encontrar este tipo de respuestas, pero no por ello deja de resultar fascinante la simple idea de concebir que, más allá de la poesía o la metáfora, realmente tenemos la capacidad de fundir el yo con el otro. 

Twitter del autor: @ParadoxeParadis

Tomado de:

Pijama Surf

11 de octubre de 2014

Perú: 1 700 000 sufren depresión y no son atendidas

Se calcula que en el Perú un millón 700 mil personas anualmente tienen depresión y requieren de atención, manifestó Yuri Cutipe, director de Salud Mental del Ministerio de Salud. Preocupante, y con el avance las reformas neoliberales la depresión será la enfermedad número en el Perú, si es que ya no lo es. Sin empleos de calidad, con slarios míseros, sin sindicatos y con los derechos pisoteados, con jornadas laborales extralargas, sin poder planificar un futuro... ¿quién no se deprimiría?




Cutipe dijo que es cierto que la bonanza económica en el Perú, especialmente en Lima, ha tenido repercusiones en la disminución en la frecuencia en la población de determinadas enfermedades mentales, especialmente los trastornos de ansiedad.

Sin embargo, aun cuando la prevalencia ha disminuido, encontramos un enorme volumen de la población afectada por los problemas de salud mental.

Agregó que la depresión en el Perú afecta la productividad del país en la regularidad a la asistencia en los trabajos y en la regularidad de continuar su formación académica.

Cutipe confesó que en la época incaica, los antiguos curanderos peruanos no solo se fijaban en la fractura (de un cerebro) si no también como se sentía una persona.

Sin embargo, dijo que en el mundo occidental la ciencia ha hecho que se desligue lo mental de lo físico y lo relacional; como si fueran mundos aparte de una misma persona.

Reveló que el sistema de salud peruano tiene una capacidad muy pequeña de reacción ante las necesidades de recuperación de los enfermos mentales como también de los problemas de prevención.

"El Perú, como muchos países vecinos, tiene un sistema de salud mental centrado en el aspecto psiquiátrico o psicológico; sin una visión psicosocial de utilizar los recursos en el medio donde vive la persona. Siendo esto un ejemplo claro de caso de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en los niños", puntualizó.

Fuente:

RPP

6 de octubre de 2014

¿Cómo se le llama a las personas que no se desilusionan ni se enfadan por nada nunca?

¿Qué es la ataraxia?


La ataraxia es la incapacidad del ser humano para sentir frustración. A pesar de que esto puede parecer positivo, se trata de un trastorno provocado por un ictus o incluso por un golpe en la cabeza (en la parte frontal), en el que el cerebro queda dañado; la falta de voluntad para enfadarnos o simplemente desilusionarnos, nos impide evolucionar como personas, puesto que la frustración nos ayuda a mejorar cuando algo no nos gusta o no estamos satisfechos con ello.
Su etimología procede del griego que significa literalmente “ausencia de turbación”. Sin embargo, a pesar de que la ataraxia podríamos relacionarla con una sensación permanente de tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos, vemos que hay que pagar un alto precio por ello, ya que las personas que sufren de ataraxia no son conscientes de sus limitaciones ni de las consecuencias que pueden acarrear sus actos

Fuente:

Muy Interesante

3 de octubre de 2014

En 2025, la mitad de los niños serán autistas por el glifosato

El de la doctora Stephanie Seneff es uno de los nombres más polémicos de la ciencia estadounidense, especialmente después que denunciase que los alimentos genéticamente modificados (OGM) han disparado el número de enfermedades crónicas, así como las alergias alimentarias y otras dolencias como la diabetes, el alzhéimer, el párkinson, la esclerosis múltiple o el síndrome de colon irritable, entre muchos otros. Los últimos trabajos de esta científica del MIT ponen su foco en el autismo, una enfermedad cada vez más frecuente y de la que, sin embargo, aún disponemos de poca información. 

Según la presentación que realizó el pasado mes de junio, el glifosato, componente principal del herbicida Roundup, es el principal causante de que estas enfermedades se hayan disparado de forma tan rápida, así como la intolerancia al gluten. El problema es que dicho herbicida es producido por Monsanto, el mayor fabricante mundial de semillas transgénicas y una de las multinacionales más poderosas del mundo, que ha defendido la seguridad de su producto en su propia página web. Muchos no han tardado en desacreditar la teoría de Seneff, como ocurre con la veterana periodista de nutrición Tamar Haspel en las páginas de The Huffington Post. En dicho artículo, la autora recuerda que no se trata más que pura especulación, no refrendada por ningún dato y, además, desvela que Seneff está especializada en ciencia computacional e ingeniería eléctrica, y que su interés por la alimentación es reciente. 



Sea como sea, lo que es innegable es que la prevalencia del autismo ha aumentado sensiblemente durante las últimas décadas, y aún no hemos sido capaces de llegar a un consenso sobre la misma. Actualmente, alrededor de uno de cada 175 niños de todo el mundo nace con este trastorno, aunque varía en cada país. En Estados Unidos, la prevalencia se encuentra actualmente en el 1,5%, mientras que en 1975, tan sólo uno de cada 5.000 niños tenía autismo, según los datos publicados por K. Wintraub en un artículo publicado en Nature. Seneff utiliza este cuadro para trazar su previsión y asegurar que, si el crecimiento sigue estable, para el año 2025 la mitad de los niños podría sufrir autismo. "Al ritmo actual, uno de cada dos niños será autista", anunció en la conferencia celebrada en Groton, Massachusetts. 

Uno de los principales problemas con el autismo es que, en la mayor parte de casos, sus causas son desconocidas. Como explicaba dicho artículo de Wintraub, en un 46% es imposible explicar el origen del trastorno, aunque aduce otras razones por las que se haya disparado el número de diagnósticos. Es el caso de que algunos de los que simplemente habrían sido considerados como víctimas de retraso mental ahora se clasifican como autistas (25%) o aquellos que encajan en la descripción por un mayor conocimiento de la enfermedad (15%). No existe un consenso sobre los orígenes de la enfermedad, que se atribuyen tanto a causas genéticas (los hermanos mellizos suelen desarrollar de igual manera la enfermedad) o alteraciones neurológicas

Más preocupante aún resulta que el autismo se deba a agentes ambientales, como la exposición a determinadas sustancias durante el embarazo, algo se encontrarían en sintonía con la tesis defendida por Seneff.

El artículo completo en:

Eco Portal

2 de octubre de 2014

¿Por qué no pensamos ni sentimos con el corazón? La primera evidencia, por Galeno (s. 2 DC)

¿Alguna vez has tenido “el corazón en un puño”, o has sentido una “corazonada”? ¿Nunca has oído en boca del consejero emocional de turno esa frase que sintetiza milenios de  sabiduría popular y que reza “escucha y obedece a tu corazón”? Estas expresiones seguramente contribuyen o, más bien, reflejan una creencia bastante general y sin embargo falsa sobre nuestra psicobiología: que el corazón es el órgano donde residen algunas de nuestras facultades mentales más elevadas, especialmente el sentimiento. Para ser justos, esta opinión es de algún modo razonable porque resulta intuitiva. ¿Quien no ha sentido la presión en el cuello ante una desgracia cercana, o el cosquilleo interior al enamorarse? Amor, tristeza, alegría y muchas otras emociones y sentimientos se perciben internamente como experiencias intensas que parecen tener lugar dentro del cuerpo en algún lugar entre las entrañas y la garganta. Por esto, puede parecer intuitivo tener la impresión de que esas emociones, y en general el pensamiento o el conjunto de las funciones mentales, dependan de ese órgano vital llamado corazón.


 Pero no es así como sucede. Hoy en día, los científicos tienen bastante claro que el pensamiento, el sentimiento y todas las funciones mentales no residen en el corazón sino en el cerebro. Curiosamente, en el pasado esto no era en absoluto evidente. Se trata de hecho de un debate muy antiguo y que dio luz accidentalmente a uno de los experimentos más famosos de la historia de la neurociencia (donde se encontró por primera vez evidencia de que la conducta depende del cerebro). La historia se remonta, nada más y nada menos, a los pensadores de la Grecia clásica. En el siglo 4 AC, los filósofos hipocráticos y el mismísimo Platón proponían un papel hegemónico al cerebro en la sensación, movimiento y el pensamiento (una idea que ya habían planteado dos siglos antes los médicos y filósofos pre-socráticos). A pesar de su acierto, esta idea  quedó en el olvido durante mucho tiempo debido a las ideas contrarias de un pensador muy influyente en la época. Contemporáneo del siglo 4AC, Aristóteles defendía que el corazón era el órgano donde residía la mente. Esta postura dominó el debate durante siglos, hasta tal punto, que cuando Galeno mostro 400 años después la primera evidencia en su contra, muchos de los allí presentes no pudieron aceptar lo que sus propios ojos estaban viendo.

El experimento del cerdo chillón


 Galeno fue un famoso médico en la época del imperio Romano. Hizo los primeros estudios sistemáticos de anatomía donde describió por primera vez la estructura general de muchísimos órganos y sistemas corporales. Galeno conocía la organización general del sistema nervioso central, formado por el cerebro y la médula espinal, del que emanan los numerosos nervios del sistema nervioso periférico que se extienden hacia casi todas las partes del cuerpo. También conocía el ordenamiento de lo que hoy conocemos como sistema vascular con el corazón en un lugar central del que salían arterias y al que llegaban venas. Con todo, desconocía muchísimas cosas. No sabía por ejemplo que el corazón bombeaba sangre y ni por asomo podía imaginar de qué forma el corazón o el cerebro podía dar lugar a nuestra capacidad de reflexionar y pensar sobre nosotros mismos. En aquella época, esta discusión entre cerebro y corazón era un tema abierto. Un día y por accidente, en el transcurso de uno de sus numerosos estudios anatómicos, Galeno encontró algo que le llevo a decidirse.

Casi siempre en cerdos, Galeno hizo muchos experimentos para identificar cuáles eran los nervios que controlan la respiración. En uno de estos experimentos, por accidente seccionó los nervios laríngeos recurrentes (unas fibras nerviosas que transcurren por la garganta, y que transportan información sensorial sobre la temperatura de lo que tenemos en la boca y también comandos motores para mover las cuerdas vocales). El resultado no pasó desapercibido a  Galeno: el cerdo siguió forcejeando como de costumbre, pero dejó de gritar. Se quedó mudo (el cerdo, aunque me imagino Galeno también). Sorprendido (Galeno, tal vez también el cerdo) por esta observación, Galeno continúo sus estudios sobre este nervio laríngeo. Primero analizó en detalle la trayectoria que siguen estos nervios hasta el cerebro (descubrió su origen en el nervio vago que se extiende hacia abajo más allá de la laringe y entonces rodea la arteria aorta -en la izquierda- o subclaviana -en la derecha- para después volver a la laringe). A continuación, reprodujo su experimento anterior en muchos animales distintos (vacas, leones, cabras y otros) y en todos observo que un corte de este nervio laríngeo consistentemente dejaba mudos a los animales, confirmando así su observación anterior.



Entusiasmado por este descubrimiento, el patrón de Galeno en Roma, Boethus, organizó una demostración pública de este experimento para una prestigiosa audiencia compuesta de políticos e intelectuales. Galeno comenzó su discurso explicando la morfología del nervio laríngeo y las consecuencias de su interrupción. En sus propias palabras: “hay un par de nervios con forma de pelo en ambos lados de la laringe, que si son ligados o cortados dejan al animal sin voz sin afectar su vida o actividad funcional”. Ya en ese punto algunos miembros del público exclamaron su asombro e indignación. Antes siquiera de que Galeno pudiera comenzar la cirugía, un conocido filosofo aristotélico llamado Damascenus le interrumpió: “aunque nos muestres que la sección de estos nervios en animales los deja sin voz, no necesariamente lo mismo tiene por que suceder en lo seres humanos. Y en cualquier caso, no me lo creería”. De algún modo, esta opinión reflejaba un escepticismo general sobre el valor que la información sensorial en contraposición a la lógica y la geometría tenían a la hora de establecer pruebas, así como la visión Aristotélica de que el pensamiento y por tanto el lenguaje debían estar  controlados por el corazón y no por el cerebro.


El cerebro pensante en la actualidad
 
 Con el tiempo y el paso de los años, el experimento del cerdo chillón de Galeno ha llegado a ser uno de las demostraciones fisiológicas más famosas de todos los tiempos. Algunos historiadores de la neurociencia consideran este experimento como la primera evidencia empírica a favor del cerebro pensante, es decir que el cerebro (y no el corazón) es el principal órgano donde se produce el control del comportamiento. También sabemos hoy que cambios en la actividad cardiaca tienen influencia en el comportamiento, pero esto ocurre debido a que afectan el funcionamiento del cerebro.


Evidentemente, el experimento de Galeno queda todavía lejos de demostrar que el pensamiento se produce en el cerebro. Hoy entendemos que aquello representa la primera evidencia experimental de esta idea del cerebro pensante porque sabemos que los nervios motores (como el nervio laríngeo que Galeno interrumpió) transportan los comandos del cerebro hasta los músculos de la periferia para realizar las acciones que en el cerebro se computaron. Pero nada de esto se conocía en aquella época, seguramente de ahí la resistencia a aceptarlo. Lo que hoy si tenemos es una gran colección de evidencias de personas con lesiones en distintos lugares del cerebro que manifiestan incapacidades en aspectos concretos de la mente, el pensamiento o la emoción. Por ejemplo, los pacientes de Alzheimer, o el más extremo caso de las personas en estado de coma que no pueden hablar ni seguramente reconocer ningún estimulo pero que mantienen sus constantes vitales y el corazón intactos. Y con todo, para ser precisos, todavía estamos lejos de entender con detalle de qué manera la actividad en el cerebro da lugar al proceso de pensar.


Referencia


Fuente:

Neuro Enredos

28 de septiembre de 2014

Papá, mamá, de mayor quiero ser... neurocientífico



Divulgar ciencia es útil. A todos, también (o más) a la comunidad investigadora. Porque despierta vocaciones científicas entre los más pequeños, cuando más firmemente se afianza este deseo. Como en el fútbol, la ciencia también tiene que cuidar de su cantera. ¿Cuántas generaciones de biólogos españoles deberán su vocación a las inspiradoras palabras de Félix Rodríguez de la Fuente? ¿Cuántos de esos lograrán descubrir, con el sudor y entusiasmo de una vocación firme, las causas/tratamiento/prevención para el Alzheimer, Parkinson, o tantas otras enfermedades devastadoras? Pequeño o pequeña, si quieres ser neurocientífico (o neurocientífica, que todavía más falta hacen), déjame decirte unas palabras.

Enhorabuena por elegir una profesión con futuro. Como dice un gran cerebro de este país, José María Delgado-García, "los neurocientíficos seremos los últimos profesionales en ir al paro por falta de trabajo" (yo lo escuché hace ya algunos años en su clásico "Curso Nacional de Neurociencia, por entonces en su décima edición"). Con esto, el profesor se refería al vasto terreno que todavía permanece inexplorado en cuanto a lo que conocemos sobre el cerebro. Aunque queda por ver si esta máxima será cierta en nuestro país, sigue siendo válido en el resto del mundo. La neurociencia cada vez interesa más a todos. Un indicador son los famosos megaproyectos de investigación "Human Brain Project" y "BRAIN", con presupuestos galácticos concedidos hace apenas dos años a ambos lados del Atlántico. Otra historia es si lograrán un avance proporcional a tamaño presupuesto y si se está gestionando de forma adecuada, que se discute.

Ser científico y estudiar el cerebro es una de las profesiones más exóticas que puedas imaginar. Cuando expliques tu trabajo a conocidos y amigos, verás sus pupilas ensanchar de asombro. Ser neurocientífico significa dedicarse a entender el órgano más complejo del universo. Significa tener el privilegio y oportunidad de añadir un granito de arena al vasto desierto (todavía prácticamente desconocido) de lo que sabemos sobre esta máquina de computación, y poder escribir una línea corta pero imborrable en la historia de la neurociencia. En definitiva, significa contribuir a descifrar una esquina de una de las miles de páginas del manual de instrucciones del cerebro, el órgano que nos hace ser lo que somos, lo que pensamos, sentimos, queremos y hacemos, a partir de chispas de electricidad que transcurren y saltan entre miles de millones de neuronas conectadas en centenares de formas distintas. Pero sin magia alguna.

El artículo completo en:

Investigación y Ciencia

25 de septiembre de 2014

Así aprenden los niños las matemáticas

Durante la etapa de la escolarización, hay un momento crucial en que los niños dejan de utilizar los dedos y empiezan a hacer las cuentas de cabeza. ¿Qué pasa en nuestro cerebro para adquirir esta habilidad? ¿Cómo se forma una mente matemática?

Esto es lo que se han preguntado neurocientíficos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, que han realizado resonancias magnéticas a niños, adolescentes y adultos mientras resolvían problemas aritméticos.

Los expertos comprobaron que en los niños mayores se activaba más el área del hipocampo, vinculada a los recuerdos, y menos la corteza prefrontal y parietal, zonas neuronales relacionadas con el acto de contar. Es decir, al cumplir años recurrimos cada vez más a la memoria para las matemáticas.

Sin embargo, en el caso de los adolescentes y adultos, funcionaba a pleno rendimiento el neocórtex, donde se asienta la información archivada a lo largo de la vida en el cerebro maduro.

Según Vinod Menon, principal investigador del estudio, “esto significa que el hipocampo proporciona durante la infancia una especie de andamio para aprender y consolidar los datos en la memoria a largo plazo”.

Los científicos esperan que las conclusiones de su investigación sirvan para paliar la dificultad innata de algunos alumnos con las temidas “mates”.

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Muy Intersante

24 de septiembre de 2014

Así funciona el cerebro cuando aprende

Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) ha descubierto de qué forma el cerebro humano es capaz de absorber y de analizar rápidamente nueva información, lo que llamamos aprendizaje. El estudio ha sido publicado en la revista Neuron.

Para el experimento, los investigadores realizaron varias pruebas de aprendizaje con monos mientras eran monitoreados mediante electroencefalografía (EEG) con objeto de medir las ondas cerebrales. En las tareas de aprendizaje, los científicos ya habían demostrado que las neuronas en la zona del cuerpo estriado del cerebro, la que controla la formación de los hábitos, eran las que se activaban en primer lugar y luego eran seguidas por una activación más lenta de las neuronas de la corteza prefrontal, el sistema de control ejecutivo del cerebro.

La clave estaba en averiguar si esta activación escalonada era provocada por una comunicación entre ambas regiones cerebrales o se trataba de dos sistemas independientes. Gracias a la medición de ondas cerebrales, los investigadores descubrieron que mientras los monos estaban aprendiendo la tarea, aparecieron nuevos patrones de ondas cerebrales, las llamadas ondas beta, que para sorpresa de los expertos, comenzaron a sincronizarse, lo que demuestra que ambas regiones, el cuerpo estriado y la corteza prefrontal, se están comunicando.

“Hay algún mecanismo desconocido que permite a estos patrones de resonancia formarse, y estos circuitos empiezan a 'sonar' juntos. Ese zumbido entonces puede fomentar posteriores cambios de plasticidad a largo plazo en el cerebro, pero la primera cosa que sucede es que empiezan a sincronizarse”, afirma Earl Miller, líder del estudio.

Según las conclusiones del estudio, nuestros 'circuitos' están en constante actualización para mantener la expansión de nuestro conocimiento, y “ahora estamos viendo la evidencia directa de las interacciones entre estos dos sistemas durante el aprendizaje, que no se había visto antes”, sentencia Miller.

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Muy Interesante

15 de septiembre de 2014

¿Por qué el tiempo no pasa siempre a la misma velocidad?

Según la actividad que desarrollemos en un momento dado, las personas de las que nos rodeemos o incluso nuestra edad, nos parecerá que el tiempo transcurre muy lentamente o que pasa volando. Entre las experiencias que modifican la percepción de la llamada cuarta dimensión se encuentra la motivación.

Cuando nos sentimos estimulados y pretendemos alcanzar un objetivo concreto y deseado, sobre todo si tenemos la firme esperanza de conseguirlo y si responde a una necesidad básica, como comer o beber, el tiempo se desliza a toda velocidad. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Alabama publicado en Psychological Science, este fenómeno se debe a que en estas circunstancias se minimizan los procesos de la memoria y la atención, para apartar pensamientos y emociones irrelevantes.

Por su parte, el psicólogo Steve Taylor, investigador de la Universidad John Moores de Liverpool, en el Reino Unido, sostiene que la percepción del paso del tiempo viene condicionada en gran medida por la cantidad de información que procesamos. Así, transcurre más despacio para los niños porque están muy atentos a lo que acontece a su alrededor. Estos experimentan muchas cosas por primera vez, lo que les obliga a asimilar constantemente abundante información.


Sin embargo, para las personas adultas apenas existe novedad en las experiencias cotidianas, se han acostumbrado al mundo y todo les resulta familiar, según explica Taylor. De ahí que un año vivido a partir de los cincuenta nos parezca mucho más breve que doce meses de la niñez o la adolescencia.

Este efecto es aún más perceptible en las víctimas de accidentes, que suelen describir esas situaciones traumáticas como si hubiesen sucedido a cámara lenta. Pero no es porque el tiempo transcurriera más despacio en sus sesos, como ha demostrado el neurocientífico David Eagleman, del Baylor College de Medicina, en Texas (EE. UU.), sino por una triquiñuela de la memoria.


Cuando una experiencia nos asusta, entra en juego un área del cerebro llamada amígdala que hace que se almacenen más recuerdos que en otro tipo de acontecimientos. Dicho de otro modo, en situaciones críticas acumulamos una gran cantidad de información en la memoria en un lapso mínimo de tiempo. Por eso, las experiencias aterradoras generan memorias más ricas y densas, que nos hacen creer que el tiempo transcurrido fue mayor.

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¿Se puede digitalizar el yo?

Algunos expertos en prospectiva tecnológica, que tratan de identificar los futuros avances en función de las investigaciones actuales, auguran que en unas décadas será posible digitalizar el yo, esto es, transferir a una máquina o a otro cuerpo nuestras capacidades mentales. Según uno de estos cibergurús, el inventor y director de Ingeniería de Google Ray Kurzweil, antes de mediados de siglo tendrá lugar la aparición de la inteligencia artificial.
El avance potenciará de tal forma los sistemas informáticos que los seres humanos se verán abocados a combinarse con ellos mediante distintos tipos de implantes. De hecho, en su obra The Singularity is Near Kurzweil sostiene que esto permitirá simular con el máximo detalle la actividad de todas las estructuras cerebrales de un individuo, por ejemplo, la de cada una de sus 85.000 millones de neuronas. En teoría, de este modo sería posible convertir en datos su memoria, habilidades y personalidad, hacer copias de seguridad de ellas o incluso instalarlas en estructuras no biológicas mucho más duraderas que el cuerpo de una persona, un proceso que se conoce como inmortalidad digital. Ese es el objetivo último, por ejemplo, del Proyecto Avatar, impulsado por el multimillonario ruso Dmitry Itskov.

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Muy Interesante

14 de septiembre de 2014

La mujer que vive sin cerebelo

La paciente ha logrado llegar a la edad adulta e, incluso, ha podido convertirse en madre sin ningún problema.


El cerebelo es una región de nuestro cerebro imprescindible para el buen funcionamiento del mismo. O eso creíamos. La revista científica «Brain» ha informado recientemente del caso de una paciente de 24 años y nacionalidad china que, tras haberse sometido a los pertinentes exámenes médicos a consecuencia de los vómitos y mareos que venía sufriendo desde hacía tiempo, ha descubierto para su sorpresa y la de los médicos que carece de cerebelo. 
 
El caso es, según la publicación «Brain», ciertamente extraño, más aún cuando gran parte de los pacientes en que se ha constatado esta anomalía son niños que, debido a dicha alteración, en ningún caso han llegado a alcanzar la edad adulta. Esta paciente china no solo ha logrado cumplir 24 años, sino que ha podido convertirse en madre y a lo largo de la vida apenas ha sufrido trastornos de gravedad derivados de la ausencia de cerebelo. 

Así lo relata «Brain», en cuyas líneas afirma que «el embarazo de la joven se desarrolló sin incidentes y, ni sus padres ni sus hermanos tienen antecedentes de trastornos neurológicos». Sin embargo, cabe destacar —prosigue la publicación— que la madre de la joven aseguró que la paciente no logró caminar sin ayuda hasta los siete años y sus frases no fueron coherentes hasta los 6.

Nueve casos documentados

La joven se une a la lista de nueve adultos que, de forma documentada, han logrado sobrevivir a la infancia sin poseer cerebelo. De estos nueve casos, tres son hombres y seis mujeres. La publicación «New Scientist», que también documenta el extraño caso de esta paciente china, demuestra lo impresionante que puede llegar a ser nuestro cerebro, capaz de adaptarse a la superviviencia sin una de sus partes más importantes. Así lo asegura el doctor Mario Manto a la publicación: «Casos como este muestran cómo nuestro sistema cerebral es capaz de funcionar compensando las partes que faltan». Sencillamente impresionante.
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12 de septiembre de 2014

Envían el primer mensaje 'telepático' a través de internet

  • Investigadores consiguen transmitir mensajes, 'hola' y 'ciao', directamente entre dos cerebros separados por miles de kilómetros de distancia mediante un lector de impulsos eléctricos y un estimulador cerebral no invasivo.
  • Llevaron un paso más allá la técnica que ya se utiliza para transmitir pensamientos a ordenadores, y que ya se usa, por ejemplo, para mover sillas de ruedas eléctricas.


Un equipo internacional de neurocientíficos ha demostrado la viabilidad de la comunicación directa de cerebro a cerebro gracias a la suma de varias tecnologías. En un artículo publicado en la revista Plos One describen la transmisión exitosa de información a través de internet entre cerebros de personas ubicadas a 8.000 kilómetros de distancia.

«Queríamos saber si puede haber comunicación directa entre dos personas mediante la lectura de la actividad cerebral de una persona y la inyección de dicha actividad cerebral en la segunda persona, y hacerlo a través de grandes distancias físicas mediante el aprovechamiento de las vías de comunicación existentes», explica el coautor Alvaro Pascual-Leone, director del Centro Berenson-Allen para la estimulación cerebral no invasiva en el Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC) y profesor de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard.

«Una de esas vías es, por supuesto, internet, así que nuestra pregunta fue:" ¿Podríamos desarrollar un experimento para pasar por alto hablar o escribir en Internet y establecer una comunicación directa de cerebro a cerebro entre sujetos situados lejos el uno del otro, concretamente en la India y Francia?. Resultó que la respuesta fue sí”».

Francia e India

El equipo consiguió transmitir correctamente las palabras «hola» y «ciao» en una comunicación mediada por ordenador cerebro a cerebro. Para lograrlo utilizaron una mezcla de electroencefalografía y estimulación magnética. Llevaron un paso más allá la técnica que ya se utiliza para transmitir pensamientos a ordenadores, y que ya se usa, por ejemplo, para mover sillas de ruedas eléctricas.

Pero, en este nuevo estudio, el equipo de investigación añadió un segundo cerebro humano en el otro extremo del sistema. Cuatro participantes sanos, de 28 a 50 años, formaron parte del estudio. Uno de los cuatro sujetos fue asignado a la interfaz cerebro-ordenador y fue el remitente de las palabras; los otros tres fueron asignados a la rama de interfaz ordenador-cerebro de los experimentos, con el fin de recibir los mensajes y entenderlos.

Con el uso de EEG, el equipo de investigación tradujo el saludo "hola" y "ciao" a código binario y lo envió por correo electrónico de India a Francia. La interfaz de ordenador-cerebro transmitió el mensaje al receptor a través de la estimulación cerebral no invasiva. Los sujetos experimentaron esto como destellos de luz en su visión periférica que, ya que conocían el lenguaje binario, les permitió decodificar la información contenida en el mensaje.

Se realizó un segundo experimento similar entre los individuos en España y Francia, con el resultado final de una tasa de error total de casi 15 por ciento, 11 por ciento en la zona de decodificación y cinco por ciento en la parte inicial de codificación.

«Mediante el uso de neurotecnologías de precisión avanzada como el EEG inalámbrico y los TMS robotizados, hemos sido capaces de transmitir directamente y de forma no invasiva un pensamiento de una persona a otra, sin que tengan que hablar o escribir», dice Pascual-Leone.

«Esto en sí mismo es un paso notable en la comunicación humana, pero ser capaz de hacerlo a través de una distancia de miles de kilómetros es una importante prueba de principio para el desarrollo de las comunicaciones de cerebro a cerebro. Creemos que estos experimentos representen un primer paso importante en la exploración de la viabilidad de complementar o rebasar la comunicación basada en el motor basado en el lenguaje».

Fuente:

La Información

10 de septiembre de 2014

¿En qué posición se piensa mejor? Te lo contamos...

¿Se piensa mejor tumbado o sentado? Las buenas ideas no suelen aflorar mientras dormimos, pero sí cuando estamos en posición horizontal. Esto es al menos lo que revela un experimento realizado por varios psicólogos de la Universidad de Canberra, en Australia. Según el estudio, la postura horizontal es la más idónea para estimular la creatividad, azuzar el ingenio y resolver mentalmente los problemas. Lo hacemos peor sentados o de pie. Esto es así porque, al tumbarnos, el cuerpo entra en un estado deseable de relajación para que el cerebro trabaje al cien por cien. Además, en esta posición, le llega más combustible, es decir, sangre.

Fuente:

Muy Interesante

1 de septiembre de 2014

Esto es lo que sabemos del cerebro y la mente del adolescente


cerebro 

Desde siempre hemos considerado que la adolescencia representa una etapa muy problemática de nuestra vida. Y es correcto, aunque solo en parte. La adolescencia representa aproximadamente un tercio de nuestro desarrollo antes de alcanzar el estado adulto. El hecho de que la especie humana dedique tanto tiempo a la adolescencia ha de tener una explicación en términos adaptativos. Los expertos de los años noventa del siglo XX especulaban con la posibilidad de que esta etapa tan larga representara una especie de preparación para llegar a ser adultos con la experiencia suficiente para lograr reproducirnos de manera responsable. En otras palabras, en esa larga etapa aprenderíamos a ser mejores padres, lo que conllevaría una ventaja selectiva para la especie. Al fin y al cabo, el éxito de las especies se mide por su capacidad para dejar descendientes en la siguiente generación.

La adolescencia es un período de cambios muy evidentes en nuestro organismo y en nuestro comportamiento. Durante la adolescencia se producen cambios hormonales significativos de consecuencias muy obvias, la estatura se dispara (sobre todo en los chicos) mediante el llamado estirón puberal y nos alejamos cada vez más de nuestros progenitores con el deseo de independizarnos lo antes posible. Es ley de vida. Los especialistas en el cerebro se han preocupado por saber que sucede en el cerebro de los adolescentes. Está muy claro que la mente de los chicos y chicas de estas edades está experimentando cambios muy importantes. Los pensamientos y el comportamiento de los adolescentes revelan esos cambios.

Hace unos días escribía sobre la ralentización del desarrollo del cerebro, como una adaptación fundamental del género Homo. Los expertos en neurociencias están demostrando que esta ralentización se prolonga hasta bien entrada la veintena. Nuestra larga adolescencia es una buena estrategia para completar el proceso, aunque es necesario entender algunos matices no menos importantes e inquietantes.

Durante la adolescencia el cerebro experimenta una reorganización muy importante de las conexiones neuronales. Perderemos aquellas que fueron necesarias en los primeros años de vida a cambio de conseguir otras muchas imprescindibles para vivir la vida como adultos. Este cambio nos produce cierta desorientación, porque nuestros valores, necesidades, inquietudes, gustos, etc. están cambiando en poco tiempo. Despertamos a una nueva realidad, mucho más compleja que la añorada inocencia infantil, pero a la vez sumamente interesante. Nos comemos el mundo, porque estamos llenos de vitalidad. En no pocas ocasiones, esa pasión resulta en un desenlace fatal. Además, esos cambios pueden degenerar en determinadas enfermedades mentales, como la esquizofrenia. Es el precio que pagamos como especie, aunque suene muy duro. Pero lo más natural es salir triunfantes de la adolescencia, con un mente mucho mejor preparada.

Por otro lado, las prolongaciones nerviosas de todo el cuerpo, incluyendo por supuesto las cerebrales, se irán protegiendo progresivamente con la vaina de mielina que producen ciertas células del sistema nervioso. La consecuencia final será una velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos hasta cien veces más rápida. Un cambio nada desdeñable, que suele terminar hacia los 24 ó 25 años Como resultado, habremos conseguido un cerebro mucho más eficaz para enfrentarnos al medio. En definitiva, nuestra especie completa el desarrollo del cerebro ¡casi veinte años más tarde que en los chimpancés! Y lo más interesante es que nuestro cerebro tendrá todavía suficiente plasticidad para seguir aprendiendo durante muchos años, al menos hasta que algún proceso degenerativo termine con esa capacidad. Es por ello que nunca tendríamos que arrojar la toalla en lo que se refiere al aprendizaje. Durante muchos años tendremos posibilidades para crear, innovar, aprender, estudiar, analizar, criticar, opinar o juzgar. Nuestro cerebro nos lo permite, a menos que otros decidan por nosotros.

Tomado de:

Reflexiones de un primate

26 de agosto de 2014

El chip sináptico de IBM marca el paso hacia la computación neuronal


Después de seis años de intenso desarrollo el equipo de IBM que dirige el proyecto SyNAPSE ha comunicado el resultado de su trabajo: un chip que presta el diseño de nuestra red neuronal, siendo capaz de responder a los estímulos sensoriales y al reconocimiento de patrones.

La innovación de IBM asienta los fundamentos de una nueva generación de arquitectura computacional inspirada en la estructura cerebral, cuya capacidad de “pensar, actuar y percibir” acortará más la distancia entre el modelo de inteligencia artificial e inteligencia humana.

Reinventando el modelo John von Neumann

La divergencia entre el funcionamiento del cerebro y los ordenadores actuales siempre ha sido un aspecto intrigante que ha impulsado a los científicos de la computación a estudiar nuevas formas de mejorar los ‘cerebros’ de los ordenadores. El centro de investigación de IBM no ha querido perderse nada del gran viaje que cambiará el futuro de la tecnología actual así que se convirtió en una de las empresas pioneras en investigar los secretos de la capacidad cognitiva trasladada a las máquinas inteligentes.

En 2012 sus especialistas dieron un paso muy importante en este campo al presentar por la primera vez el superordenador Sequoia, considerado la más potente simulación cerebral realizada jamás ya que reunía la fuerza de 2.084 mil millones representaciones de núcleos neurosinápticos. Después de dos años, el mismo equipo da otro paso decisivo y en lugar de adaptar los algoritmos inspirados de la actividad cerebral a la computación tradicional inventan desde la base un chip que imita la actividad de las redes neuronales humanas.

Según el científico que lidera el proyecto, Dharmendra Modha, la idea ha surgido de la necesidad de replantear el sistema informático heredado de John von Neumann, un matemático que ha puesto las bases de la arquitectura computacional clásica. Modha está convencido de que los ordenadores actuales, además de cálculos matemáticos precisos se podrían mejorar al adaptarse a la inteligencia  adaptativa del cerebro humano:
“El cerebro evolucionó hace millones de años para solucionar los problemas básicos: conseguir comida, luchar, evitar los peligros, reproducirse y está destinado a manejar datos de baja resolución, ambiguos y simbólicos. Integra memoria (sinapsis) y computación (neuronas), tiene un procesamiento distribuido, gestiona los datos en paralelo, puede aprender, opera de forma asíncrona, es lento y por lo tanto no gasta energía y tampoco se sobrecalienta”.
IBM

Una arquitectura que imita la escalabilidad del cerebro humano

Para reducir la brecha entre el bajo consumo de energía de la actividad cerebral y los ordenadores actuales, los científicos de IBM han usado las técnicas de la nanotecnología y neurociencia para crear una arquitectura informática escalable y eficiente.
El chip llamado TrueNorth está formado por una red bidimensional de 4.096 núcleos neurosinápticos digitales, dónde cada núcleo integra memoria, procesamiento y comunicación y opera según un modo de computación paralela, dirigida por eventos y con tolerancia a fallos.

Igual que el modelo neuronal humano, la arquitectura del chip seguirá funcionando incluso si falla alguno de los núcleos individuales. Su escalabilidad le permitirá ampliar las conexiones entre los núcleos hasta formar un mosaico sin interrupciones, construyendo los pilares de una futura supercomputación neurosináptica.
“IBM ha sentado las bases de una computación inspirada en el el cerebro humano, en los términos de una arquitectura de computación radicalmente nueva, a una escala sin precedentes, una velocidad, eficiencia, energía y capacidad de adaptación incomparables”, comenta Modha.
aplicacioneschip

La tecnología del futuro ‘sentirá’ la realidad igual que nosotros

Con el fin de facilitar el trabajo de los futuros desarrolladores IBM ha creado un ecosistema completo que abarca un simulador del chip, un lenguaje de programación, una librería, algoritmos y aplicaciones. El ecosistema soporta todos los aspectos del ciclo de programación desde el diseño hasta el desarrollo, la depuración y el despliegue.
En cuanto a las futuras aplicaciones, Dharmendra Modha cree que su nuevo chip permitirá construir ordenadores igual de eficientes que el cerebro humano y que no consumen más que una bombilla (70 milivatios). Este piensa que la tecnología basada en el procesamiento neurosináptico podrá transformar la movilidad y el Internet de las cosas a través de la percepción sensorial:
“En el futuro estos chips se podrían convertir en la alternativa de energía eficiente para gafas que ayuden a navegar a las personas invidentes, ‘ojos’ que dejen ver a los robots y a los coches, sistemas médicos que monitoricen la tensión arterial, la temperatura y el nivel de oxígeno de las personas mayores y que envíen alertas antes de producirse algún problema o sistemas que midan el nivel de marea y velocidad del viento para predecir los tsunamis”.
Por último Modha espera que el futuro tecnológico esté destinado a una simbiosis entre los chips cognitivos y los tradicionales “para enfrentarse al contexto real de la misma manera que lo hacemos nosotros”.

Fuente:

TicBeat

25 de agosto de 2014

Así juzga nuestro cerebro la dureza de un castigo

¿Qué mecanismos cerebrales influyen en la toma de decisión sobre la severidad que imponemos a un castigo? Este ha sido el eje central de la investigación llevada a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Harvard (EEUU) y que ha sido publicada en la revista Nature Neuroscience.

Para el estudio, los investigadores contaron con la participación de 30 voluntarios (20 hombres y 10 mujeres) con una edad media de 23 años, a los que tomaron imágenes cerebrales durante un proceso de toma de decisión de un castigo. Los participantes escucharon una serie de argumentos y de datos que describían un supuesto crimen donde hubo muerte, mutilación, asalto físico y daños a la propiedad que posteriormente tuvieron que valorar de 0 a 10 según la severidad del castigo. Además, en la mitad de las historias se identificaba el suceso como claramente intencionado y al resto como involuntarios, ofreciendo dos versiones diferentes de cada escenario: la primera, con una descripción objetiva y la segunda con pruebas gráficas.

El análisis de los resultados demostró que la manipulación intencionada del lenguaje para exponer un suceso de una forma más truculenta o exponer imágenes claras de un suceso, conducía a imponer un castigo más severo si el participante en cuestión creía que el incidente había sido claramente intencionado.

Los investigadores descubrieron que la amídgala cerebral, una de las zonas neuronales implicadas en el procesamiento de las emociones, se activaba cuando los voluntarios observaban imágenes con gran crueldad. Sin embargo, este efecto sólo se apreciaba en los escáneres cerebrales cuando el voluntario sabía que había intencionalidad en el acto, evidenciando por primera vez con una base neuronal clara gracias a lo que pudo observarse en la amígdala, que la decisión de imponer un castigo más o menos duro tiene que ver con nuestra percepción de la intencionalidad.

Fuente:

Muy Interesante

24 de agosto de 2014

¿Puede la meditación cambiar nuestro cerebro?

Mujer meditando

Sí. Y esos cambios pueden ser tanto al corto plazo, durante la meditación misma, como al largo plazo, tras años de practicarla.
Todas las formas de meditación incluyen entrenar la atención. La meditación "abierta" implica prestarle la misma atención a todo, sin juzgar o distraerse.

La meditación "cerrada" o "concentrativa" conlleva prestarle atención intensa y fija a una sola cosa, como a la respiración, a un sonido o a un sentimiento.

En línea con esto, los escáneres de cerebro muestran un incremento de la actividad en partes de la corteza frontal asociadas con control atencional y con otras áreas, dependiendo del tipo de meditación.

Las respuestas emocionales también resultan afectadas y hay registro de un incremento de la actividad en los circuitos subyacentes a las emociones positivas y al control de emociones.

Estudiar los efectos al largo plazo es más difícil, ya que los resultados deben medirse tras años de meditación y la gente que aprende a meditar y persevera en ello es distinta a la gente que lo hace en un contexto de corto plazo.

Con todo, los datos sugieren que la meditación a largo plazo muestra más actividad coherente a través de distintas áreas del cerebro y que éste envejece más lento.

Fuente:

BBC Ciencia

14 de agosto de 2014

La distracción es una herramienta perfecta para manipular a la gente


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Históricamente se han registrado incontables episodios en los que ciertos gobiernos o agendas se valen de la distracción de la población, o incluso la fomentan, para tomar decisiones o ejercer acciones que de otra forma habrían encontrado mucho mayor resistencia. Tan sólo en el caso de los deportes, particularmente el fútbol, se han detectado múltiples ocasiones en las que un gobierno aprovecha que la atención masiva está depositada en un juego, o mejor aún en un carnaval de partidos, como por ejemplo la Copa del Mundo, para aprobar leyes coercitivas o aplicar enmiendas contrarias al bien de la sociedad y a favor de intereses específicos –estimado lector, cualquier conexión de esto con tu realidad sociopolítica es mera coincidencia. 

En el caso de la inserción de propaganda en la mente colectiva este fenómeno consiste en, a grandes rasgos, promover una cierta postura o “verdad” excluyente de una forma en la que se convierta en algo lo suficientemente ubicuo dentro del imaginario como para que termine siendo aceptado sin cuestionarse –algo así como inseminar de raíz a un grupo social con una idea determinada. Y aunque muchos pensaríamos que el que esta programación sea efectiva requiere de la atención de las personas que se busca programar, al parecer lo más apropiado es justo lo contrario, es decir, aquellas personas que están distraídas durante la inseminación son más vulnerables y por lo tanto programables. 

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Una investigación realizada por Richard Petty, Gary Wells y Timothy Brock que fue publicada en el Journal of Personality and Social Psychology (Vol 34(5), Nov 1976, 874-884) sugiere precisamente que, en algunos contextos en donde existe un factor de distracción, el influjo de la propaganda resulta más efectivo. El estudio concluyó que, cuando se trata de comunicar un argumento a favor de una postura, la distracción refuerza el carácter convincente del mismo –a diferencia de cuando se trata de insertar un sentimiento. 

Durante el experimento los voluntarios encararon dos tipos de propaganda, una que podía ser fácilmente contraargumentada, y otra que no. Cuando estaban distraídos mientras se les abordaba con el segundo tipo de propaganda, demostraron ser menos propensos a aceptarla –aparentemente, porque su complejidad la hacía más sentimental que racional. En cambio, cuando los propagandistas tenían que “vender” una postura fácilmente cuestionable, encontraron que los voluntarios eran notablemente más propensos a comprarla cuando existía una distracción de por medio.

El estudio representa una muestra relativamente pequeña pero, curiosamente, refuerza esa conclusión analítica e intuitiva que muchas personas han percibido: la distracción vulnera los anticuerpos críticos en una población. Quizá por está razón, entre otras, los políticos siempre han apoyado los espectáculos deportivos, mientras que las corporaciones son cada vez más asiduas a los espectáculos de entretenimiento, por ejemplo, los festivales musicales brandeados

Fuente:

13 de agosto de 2014

Depresión: "El mal oculto que se va formando en la infancia" (R.I.P. Robin Williams)

R.I.P. Robin Williams

El suicidio de un actor famoso, multimillonario y querido por las multitudes conmociona al planeta... ¿por qué cayó en el alcohol y las drogas y, finalmente, se suicidó si, aparentemente lo tenía todo: familia, dinero, fama...?

Este artículo de El Comercio nos brinda luces sobre la depresión, la enfermedad del siglo XXI:

¿Qué es la depresión?
Es un desorden mental que afecta a diferentes partes del cuerpo, pero principalmente es un problema en el cerebro. En general, es una emoción oculta, muchos pueden mostrar un comportamiento en el que pareciera que no pasa nada. Es una expresión de que el sistema nervioso y el cerebro no están trabajando bien.


¿Cómo se manifiesta?
La persona experimenta sentimientos de tristeza profunda y prolongados, baja autoestima, incapacidad de resolver sus problemas, los ve enormes y no encuentra una salida. Hay una distorsión en la forma de pensar, interpretar y sentir su vida.


¿Cómo nos podemos dar cuenta que alguien la padece?
Una forma es cuando hay un cambio en el estado de ánimo. De pronto, pierden la capacidad de estar bien, de sentir satisfacción por cosas que antes les gustaba, se retraen. Este estado es prolongado y no es proporcional a la situación vivida. 


¿Qué causales hay?
Hay una causa aparente, que generalmente es superable o leve, pero la persona la vive como un factor tremendo. Eso activa una depresión latente que ya estaba formándose, que está en su interior. Puede ser la muerte de un familiar, una pelea con alguien, un robo, una mala nota, una llamada de atención en el trabajo, un gesto de rechazo.



Pero ya hay una predisposición anterior…
Esa predisposición es la enfermedad. Se forma en la infancia. Tiene que ver con alguna forma de abandono, inseguridad. Cuanto más temprano ocurren estos factores de inseguridad en la infancia, más hace vulnerable a la persona.


¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
Atentar contra sí mismos es el extremo. Las personas que se deprimen pierden las ganas de trabajar, su capacidad productiva, de emprendimiento, su nivel de responsabilidad, incluso hasta su nivel de consumo. Su estado es de retraimiento. Si es padre de familia, pierde sus competencias afectivas. Si alguien se suicida en la familia, hay consecuencias en dos generaciones después. Es significativo emocionalmente.


En el caso del suicidio, ¿qué lo desencadena?
Las personas sienten que ya no hay otra salida. Es como si la conciencia se estrechara, no se dan cuenta y solo ven el problema, no las alternativas, que con el tiempo pueden aparecer soluciones. Su mente solo se enfoca en el problema y ellos se ven a sí mismos como incapaces de resolverlo.


¿Se puede superar, cómo se trata?
Sí, si una persona racionaliza y se da cuenta de que no hay ningún problema. La primera línea de tratamiento son los medicamentos. A veces es solo mejorar la conexión del cerebro. Algunos requieren terapia e internamiento. Pero lo paradójico es que para personas con mucho poder, fama, recursos es difícil ponerse en una posición de ayuda. La persona tiene que aceptar que requiere ayuda. 


¿Cuál es la recomendación para los padres, cómo prevenir?
Estar atento a las emociones de los niños, porque es ahí donde se previene. La depresión y el suicidio se previenen con la protección y cuidado de los niños desde que nacen. Esta idea de dejarlos llorar es falsa. Mientras más temprano se hace, el niño se va haciendo seguro. Hay que prestar atención a sus emociones. En el adulto, se trata de buscar un tratamiento para controlarlo.


¿Cómo explicar el caso de Robin Williams?
Por su propio estado depresivo, recurrió tal vez a las drogas y al alcohol. Tenía recursos físicos, fama, afecto, era carismático. El problema es que en su yo interior, en lo más profundo de su alma, todavía guardaba evidencias de soledad a las que no pudo vencer. Se dice en notas periodísticas que ha sido un niño solitario, que tenía la afición de inventar voces, personajes. Ahí podemos ver cómo esas vivencias de soledad buscan ser compensadas. Tal vez, para calmar esa sensación de soledad, desarrolló competencias histriónicas. Animando a otra gente, se animaba él. Pero seguía con el mismo problema. Eso que dicen que la procesión va por dentro, a veces es así.

Fuente:

El Comercio (Perú)

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