Algunos expertos en prospectiva tecnológica, que tratan de
identificar los futuros avances en función de las investigaciones
actuales, auguran que en unas décadas será posible digitalizar el yo,
esto es, transferir a una máquina o a otro cuerpo nuestras capacidades
mentales. Según uno de estos cibergurús, el inventor y director de
Ingeniería de Google Ray Kurzweil, antes de mediados de siglo tendrá lugar la aparición de la inteligencia artificial.
El avance potenciará de tal forma los sistemas informáticos que los
seres humanos se verán abocados a combinarse con ellos mediante
distintos tipos de implantes. De hecho, en su obra The Singularity is Near Kurzweil sostiene que esto permitirá simular con el máximo detalle la actividad de todas las estructuras cerebrales
de un individuo, por ejemplo, la de cada una de sus 85.000 millones de
neuronas. En teoría, de este modo sería posible convertir en datos su
memoria, habilidades y personalidad, hacer copias de seguridad
de ellas o incluso instalarlas en estructuras no biológicas mucho más
duraderas que el cuerpo de una persona, un proceso que se conoce como
inmortalidad digital. Ese es el objetivo último, por ejemplo, del Proyecto Avatar, impulsado por el multimillonario ruso Dmitry Itskov.
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