- adolescencia temprana - de 12 a 14 años,
- adolescencia media - de 15 a 17 años,
- adolescencia tardía - a partir de los 18 años.
7 de marzo de 2019
Dime qué edad tienes y te diré cuál es tu autoestima
La autoestima varía con el tiempo y es bueno conocer cómo lo hace, para actuar sobre ella y también ayudar a otros. Pero antes de ver sus fases, hagamos una pequeña matización. La autoestima es subjetiva y no depende ni de las características objetivas de la persona ni de lo que digan los demás. Hay personas a las que las opiniones ajenas no les afectan, y otras, que son terriblemente vulnerables. Sin embargo, como demuestra la ciencia, querernos a nosotros mismos nos ayuda a tener más seguridad para afrontar los retos profesionales o académicos, a sentirnos mejor y a disfrutar de una mayor salud física, emocional y mental. Y algo importante: autoestima no es narcisismo y decirse todo el rato lo maravilloso que uno es. Son cosas diferentes. Mientras que el narcisismo es egoísta y antisocial, al considerar una persona que está por encima del resto; la autoestima es una actitud positiva, que valora también a los demás. Pues bien, hechas estas matizaciones, veamos qué dice la ciencia sobre su evolución en nuestras vidas.
Orth, Erol y Luciano han publicado un artículo que recoge el análisis de 331 estudios sobre la autoestima, lo que equivale a analizar los datos de 160.000 personas a lo largo del tiempo. En dicha publicación se comprueba que la autoestima pasa por distintas etapas, que no depende de la década en que se nace, aunque, lógicamente, podrá variar en cada persona. Veamos las fases que estos investigadores han recogido, con algunas sugerencias de lo que podemos hacer:
- La autoestima mejora hasta los ocho años, gracias a varios factores: la autonomía personal, la sensación de dominar el contexto y la posibilidad de elegir a los amigos. Por ello, podemos deducir que, en la medida en que les demos a nuestros pequeños la capacidad de ser autónomos con lo que les rodea, les ayudaremos a que se sientan mejor con ellos mismos.
- En la adolescencia la autoestima permanece constante, y aumenta a los 15 años. Antes de esta investigación, se pensaba que la transición de la infancia a la adolescencia afectaba a lo que nos queríamos. Sin embargo, parece que no es así, que permanece constante desde los 11 a los 15 en términos generales. Lógicamente, como matizan los autores, “algunos adolescentes pueden experimentar disminuciones en su autoestima debido a cambios en la pubertad, conflictos con los padres y trastornos del estado de ánimo en este período de desarrollo”, pero eso no significa que sea una época de tormenta y estrés en el arte de quererse a uno mismo. Así que vale la pena desmitificar este momento retador para los padres.
- Durante la edad adulta sigue aumentando la autoestima, y esta alcanza el nivel más alto a los 60 y 70 años. Antes se pensaba que a los 50 alcanzábamos el pico de intensidad de querernos a nosotros mismos, pero se ha comprobado que no es así. Que al final de la segunda edad y principios de la tercera, es cuando estamos en nuestro mejor momento. Los motivos son varios: no le damos tanta importancia a lo que se supone que socialmente tenemos que conseguir (éxito, buen trabajo, casa…) y tenemos una mejor capacidad de aceptarnos a nosotros mismos tal cual somos sin necesidad de aparentar nada.
- La autoestima desciende ligeramente a partir de los 70 y hasta los 90, y disminuye de manera más acusada a partir de los 94 años. Sin embargo, los autores reconocen que habría que analizar con más profundidad qué nos sucede a partir de esta edad, porque existen pocos estudios. En la medida en que nuestros mayores tengan más autoestima, mejorará su nivel de bienestar, lo que contribuirá a evitar la aparición de síntomas y trastornos depresivos.
En definitiva, la autoestima humana vive un proceso de U invertida, que comienza en la infancia y alcanza su nivel máximo a los 60-70 años. Será de gran ayuda trabajar nuestra autonomía personal, aceptarnos a nosotros mismos y dejar de querer ser lo que los demás esperan de nosotros. Y como diría Oscar Wilde “amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida".
Fuente: Laboratorio de la Felicidad (El País)
12 de junio de 2018
Las 3 redes sociales favoritas de los adolescentes de Estados Unidos (y ninguna es Facebook)
El Centro de Investigaciones Pew encontró que solo el 51% de los estadounidenses de entre 13 y 17 años utiliza Facebook, un descenso del 20% comparado con 2015.
La gran ganadora ha sido la plataforma de videos YouTube, que es usada por el 85% de adolescentes de entre esas edades en EE.UU.
Le sigue Instagram con el 72% y Snapchat con el 69%, de acuerdo con la encuesta del Pew.
Twitter, que alguna vez compitió con las grandes, se ha quedado rezagado y ahora solo es utilizada por el 32% de ese grupo de jóvenes.
En cuanto a las 'apps', solo el 10% de los adolescentes que participaron en el estudio dijeron que usan Facebook más que cualquier otra aplicación de redes sociales.
A pesar de que Facebook ha perdido terreno, hay que recordar que la compañía dirigida por Mark Zuckerberg maneja Instagram, por lo que la firma de California aún domina el negocio entre los más jóvenes.
Pero está claro que Google, que gestiona YouTube y Twitter, está ganando un importante terreno.
El artículo completo en:
BBC Mundo
21 de mayo de 2018
José Antonio Marina: «La adolescencia es una etapa privilegiada: el cerebro se rediseña por completo»
La adolescencia puede ser una etapa turbulenta, de crisis inevitable, de irresponsabilidad y conductas de riesgo. O no. Para el filósofo y pedagogo José Antonio Marina, esta mala prensa de los jóvenes está agravando el fenómeno en lugar de resolverlo. De hecho estos modelos sociales, advierte Marina, se convierten en profecías autocumplidas por el mero hecho de decirlas. «Si repetimos muchas veces que los adolescentes son ineducables y difíciles de tratar, conseguiremos que lo sean», augura. Su última obra «El talento de los adolescentes», editada por Ariel, viene a unirse a un movimiento incipiente en países anglosajones liderado por psicólogos especializados en esta franja de edad que aboga por cambiar paradigma:«Porque no se adecua a la realidad y porque toma como representación la adolescencia de un 15 por ciento que si son muy conflictivos», advierte. Solo hay que mirar, propone, las encuestas españolas, que nos dicen que más del 80% de individuos en esta franja de edad no tienen ningún tipo de crisis. Es más, describe, «lo pasan bien, se llevan bien con su familia y únicamente tienen la pelea por ampliar los límites normal que se presenta a lo largo de la historia pero que entra dentro de la dinámica clásica de la búsqueda de la independencia inherente a la adolescencia. Diría de hecho que entra dentro de sus obligaciones evolutivas».
—¿En que se basa esta nueva corriente para desmontar los mitos que hay entorno al adolescente?
—Esta nueva corriente aboga por tomar la adolescencia como una nueva segunda oportunidad. Para ello se basa en los últimos descubrimientos de la neurociencia, que hablan de que hacia los 13 años se realiza un nuevo y completo rediseño del cerebro. Es una segunda oportunidad de aprendizaje que tenemos que aprovechar para explicar a los adolescentes que tienen que sacarse el carnet de conducir de su nuevo producto, que es el momento de decidir sobre su personalidad.
—¿Cómo se toman esta nueva teoría los jóvenes?
—Cuando se lo explicas bien les produce una gran euforia educativa: les damos la razón de que tienen que tomar las riendas de su vida pero tienen que aprender a conducir. Les interesa mucho cuando les hablas de su cerebro.
—Sin embargo, usted advierte en su libro de que muchos adolescentes piensan a esa edad que ya no pueden cambiar. —Sí, a esa edad ya han forjado la creencia de que «como soy así ya no puedo cambiar», pero precisamente es el momento en el que pueden cambiar y tienen que hacerlo. Y que pueden aprender a pensar mejor, aprender a sentir mejor, aprender a tomar mejor las decisiones y ser más autónomos y por lo tanto a desarrollar su personalidad. Es el momento de la personalidad.
—¿Cómo pueden ayudar unos padres que también piensan que esta época es difícil?
—Los padres tienen tres grandes recursos: el cariño, la exigencia (tienen que poner limites) y la comunicación, todo ello adaptado a esta edad. No digo que esto último no sea complicado: Necesitan la conexión emocional pero al mismo tiempo la rechazan. Pero una conversación no es somerterle a un interrogatorio. La conexión emocional se hace en primer lugar intentando entender al adolescente y tomando en serio sus intereses y preocupaciones, aunque a los adultos les parezcan absurdas. Son las de ellos. También tenemos que trasladar las nuestras.
—¿Dónde cometen los padres el mayor error?
—El problema está en que estamos infantilizando la adolescencia. Así lo afirman la mayor parte de los expertos de este momento. Como tenemos miedo a su irresponsabilidad no les damos responsabilidades y a los niños hay que dárselas. La adolescencia no es una etapa biológica, esa es la pubertad. La adolescencia es una creación cultural estrictamente educativa que sirve para permitir que los niños no entren en el mercado de trabajo y tengan un periodo de aprendizaje más amplio. Pero es un periodo que debe ser más riguroso ya que debe servir de adquisición de responsabilidades, de autonomía... que es lo que pide esa edad. No podemos olvidarlo con el pretexto de que son niños peligrosos. Pueden y deben tomar muchas decisiones.
El artículo completo en:
ABC (España)
8 de noviembre de 2017
Algo está robando el sueño a los adolescentes, y el remedio es muy sencillo
Algo está robando el sueño a los adolescentes...
En el análisis de dos grandes encuestas publicado recientemente, los demás coautores y yo misma descubrimos que, entre 2012 y 2015, el número de adolescentes que declaraba que dormía menos de siete horas diarias había aumentado nada menos que un 22%. Los especialistas en sueño coinciden en que los adolescentes necesitan como mínimo nueve horas de sueño nocturno. Sin embargo, en 2015, el 43% de los jóvenes respondieron que la mayoría de las noches dormían menos de siete horas, lo que significa que casi la mitad de los adolescentes estadounidenses sufren una importante falta de sueño.
2 de mayo de 2015
Chica de 14 años inventa un sistema de purificación de agua que funciona con energía solar
1 de septiembre de 2014
Esto es lo que sabemos del cerebro y la mente del adolescente
Desde siempre hemos considerado que la adolescencia representa una etapa muy problemática de nuestra vida. Y es correcto, aunque solo en parte. La adolescencia representa aproximadamente un tercio de nuestro desarrollo antes de alcanzar el estado adulto. El hecho de que la especie humana dedique tanto tiempo a la adolescencia ha de tener una explicación en términos adaptativos. Los expertos de los años noventa del siglo XX especulaban con la posibilidad de que esta etapa tan larga representara una especie de preparación para llegar a ser adultos con la experiencia suficiente para lograr reproducirnos de manera responsable. En otras palabras, en esa larga etapa aprenderíamos a ser mejores padres, lo que conllevaría una ventaja selectiva para la especie. Al fin y al cabo, el éxito de las especies se mide por su capacidad para dejar descendientes en la siguiente generación.
La adolescencia es un período de cambios muy evidentes en nuestro organismo y en nuestro comportamiento. Durante la adolescencia se producen cambios hormonales significativos de consecuencias muy obvias, la estatura se dispara (sobre todo en los chicos) mediante el llamado estirón puberal y nos alejamos cada vez más de nuestros progenitores con el deseo de independizarnos lo antes posible. Es ley de vida. Los especialistas en el cerebro se han preocupado por saber que sucede en el cerebro de los adolescentes. Está muy claro que la mente de los chicos y chicas de estas edades está experimentando cambios muy importantes. Los pensamientos y el comportamiento de los adolescentes revelan esos cambios.
Hace unos días escribía sobre la ralentización del desarrollo del cerebro, como una adaptación fundamental del género Homo. Los expertos en neurociencias están demostrando que esta ralentización se prolonga hasta bien entrada la veintena. Nuestra larga adolescencia es una buena estrategia para completar el proceso, aunque es necesario entender algunos matices no menos importantes e inquietantes.
Durante la adolescencia el cerebro experimenta una reorganización muy importante de las conexiones neuronales. Perderemos aquellas que fueron necesarias en los primeros años de vida a cambio de conseguir otras muchas imprescindibles para vivir la vida como adultos. Este cambio nos produce cierta desorientación, porque nuestros valores, necesidades, inquietudes, gustos, etc. están cambiando en poco tiempo. Despertamos a una nueva realidad, mucho más compleja que la añorada inocencia infantil, pero a la vez sumamente interesante. Nos comemos el mundo, porque estamos llenos de vitalidad. En no pocas ocasiones, esa pasión resulta en un desenlace fatal. Además, esos cambios pueden degenerar en determinadas enfermedades mentales, como la esquizofrenia. Es el precio que pagamos como especie, aunque suene muy duro. Pero lo más natural es salir triunfantes de la adolescencia, con un mente mucho mejor preparada.
Por otro lado, las prolongaciones nerviosas de todo el cuerpo, incluyendo por supuesto las cerebrales, se irán protegiendo progresivamente con la vaina de mielina que producen ciertas células del sistema nervioso. La consecuencia final será una velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos hasta cien veces más rápida. Un cambio nada desdeñable, que suele terminar hacia los 24 ó 25 años Como resultado, habremos conseguido un cerebro mucho más eficaz para enfrentarnos al medio. En definitiva, nuestra especie completa el desarrollo del cerebro ¡casi veinte años más tarde que en los chimpancés! Y lo más interesante es que nuestro cerebro tendrá todavía suficiente plasticidad para seguir aprendiendo durante muchos años, al menos hasta que algún proceso degenerativo termine con esa capacidad. Es por ello que nunca tendríamos que arrojar la toalla en lo que se refiere al aprendizaje. Durante muchos años tendremos posibilidades para crear, innovar, aprender, estudiar, analizar, criticar, opinar o juzgar. Nuestro cerebro nos lo permite, a menos que otros decidan por nosotros.
Tomado de:
Reflexiones de un primate
29 de junio de 2014
Adolescente peruano es uno de los ganadores del Google Science Fair 2014
En América Latina se han seleccionando también ganadores en los países de Argentina, Colombia y México, quienes recibirán un premio de US$1,000 cada uno.
El trabajo de investigación de Guzmán aborda dos problemas de la zona: la ausencia parcial del agua potable y el desabastecimiento de este recurso para riego en época de escasez de lluvias, por lo que la propuesta es aprovechar el agua de lluvia a través de un sistema de captación, distribución y uso eficiente en las casas, con alternativas agrícolas rentables.
El anuncio del ganador fue hecho a través de la web oficial de la feria , donde se muestra un mapa interactivo en el que se puede conocer a los 90 finalistas regionales, a los ganadores de los premios locales y a los nominados a los premios “Science in Action” de la revista Scientific American y Computer Science.
9 de octubre de 2013
¿Y si la adolescencia se prolonga hasta los 25 años?
"Mi experiencia con los jóvenes es que todavía necesitan una cantidad bastante considerable de apoyo y de ayuda más allá de esa edad", argumenta.
Antrobus cree que a menudo queremos que los jóvenes logren hitos muy rápidamente, pero que ahora "nos estamos volviendo mucho más conscientes y apreciamos el desarrollo más allá [de los 18 años] y creo que es una muy buena iniciativa".
Las nuevas directrices buscan evitar que los jóvenes no queden desamparados por el sistema de salud y educación cuando cumplen 18 años. El cambio llega con la evolución de nuestra comprensión de la madurez emocional, el desarrollo hormonal y particularmente la actividad cerebral.
Tres etapas
Entonces, ¿son los 25 los nuevos 18?
"Junto con el desarrollo del cerebro, la actividad hormonal también continúa hasta bien entrados los 20 años", asegura Antrobus.
Y añade: "Encuentro jóvenes de 16 a 18 años, en los cuales la actividad hormonal es tan grande que imaginar que se calmará al cumplir 18 es, realmente, un error", sentencia Antrobus.
Para Laverne Antrobus, algunos adolescentes pueden querer quedarse más tiempo con sus familias, ya que necesitan más apoyo durante estos años de formación, y que es importante que los padres se den cuenta de que no todos los jóvenes se desarrollan al mismo ritmo.
Pero, ¿existe algún peligro de que pudiéramos estar criando a jóvenes que se resisten a dejar la adolescencia?
Infantilización
A lo largo de la adolescencia, la forma en que se procesa la información está cambiando drásticamente, y lo que han mostrado nuevas técnicas de exploración nos ha permitido demostrar lo que son los cambios neurológicos.
Esto es particularmente importante en términos de razonamiento social, planificación, y comprensión de la solución de un problema. Así que el cerebro se reorganiza a sí mismo, lo que a su vez significa que las diferentes estrategias de pensamiento se utilizan según el cerebro se asemeja más a un cerebro adulto.
La corteza prefrontal es el área clave que experimenta los cambios más interesantes en la adolescencia, así que si haces estudios de resonancia magnética funcional con niños, adolescentes y adultos, se aprecian diferencias en la forma en que procesan la información.
"A menudo se ha reivindicado que es por razones económicas, pero en realidad ese no es el motivo", dice Furedi. "Hay una pérdida de la aspiración a la independencia y salir adelante por propia cuenta. Cuando yo estaba en la universidad, habría sido una 'muerte social' que se le viera a uno con sus padres, mientras que ahora es lo normal", cuenta.
"Este tipo de cambio cultural significa básicamente que la adolescencia se extiende hasta más allá de los 20 años y creo que la psicología, de forma inadvertida, refuerza ese tipo de pasividad, impotencia y falta de madurez y lo normaliza".
Furedi añade que esta cultura infantilizada ha intensificado la sensación de "dependencia pasiva", que puede dar lugar a dificultades en las relaciones entre adultos maduros.
"Hay un número creciente de adultos que ven películas infantiles en el cine", dice Furedi. "Si nos fijamos en los canales de televisión dirigidos a menores en Estados Unidos, el 25% de los espectadores son adultos en lugar de niños".
Dejar el nido
Furedi no cree que el mundo moderno sea mucho más difícil para los jóvenes."Creo que, no es que el mundo se haya vuelto más cruel, sino que retenemos a nuestros hijos desde una edad muy temprana. Cuando tienen 11 ó 12 años no los dejamos salir solos y cuando tienen 14 ó 15 años los aislamos de las experiencias de la vida real. Además, tratamos a los estudiantes universitarios como solíamos tratar a los escolares, por lo que creo que es ese tipo de efecto acumulativo de infantilización el responsable de esto".
Pero, ¿deben los padres alentar a los adolescentes a contruir su propio camino en el mundo?
La serie de televisión "Girls" (chicas) cuyo personaje principal, Hannah Horvath, lucha cada día con las contradicciones de la edad adulta, ha capturado el espíritu del momento.
Los padres de Hannah cortaron su financiación y de repente debe vivir por su cuenta y lidiar con sus "20 años", cometiendo sus propios errores.
"La solución para no tener inútiles de 25 (e incluso) 30 años viviendo en casa no está en echarlos, sino en que ellos laven su propia ropa, ayuden a pagar la renta, las facturas, asuman la responsabilidad de la limpieza de su habitación...", dice Beeny.
Pero, ¿existen los adultos?
Con la adolescencia tomando mucho más tiempo del que pensábamos, ¿cómo vamos a saber cuándo realmente llegamos a la edad adulta?Para Antrobus ocurre cuando la independencia "se siente como algo que se quiere y se puede adquirir".
Pero para los adolescentes eternos, tal vez la definición de Beeny es la apropiada.
"Para mí", dice, "la edad adulta' se está dando cuenta de que no existen los adultos como tal y que todos los demás estamos improvisando", dice Beeny.
4 de septiembre de 2013
Colombia: Gobierno lanza primer concurso nacional de memes
Las inscripciones estarán abiertas hasta el 31 de agosto y quienes estén interesados pueden registrarse a través del sitio web de ICBF. La premiación del concurso se realizará el 25 de septiembre en el marco de la conmemoración de la Semana Andina de Prevención de Embarazo en la Adolescencia, el cual se realizará del 23 al 27 de ese mes.
Los participantes pueden inscribirse en tres categorías
- Categoría 1: Cazadores de mitos
- Categoría 2: Por mí, Yo decido
- Categoría 3: ¿Qué dicen los adultos frente a la educación para la sexualidad y las relaciones sexuales de los y las adolescentes?
Cada una de las categorías cuenta con una serie de indicaciones y ejemplos que les servirán de guía para el diseño de los memes. Por ejemplo, en 'Cazadores de mitos' se plantean un conjunto de interrogantes bases, a los que se les puede dar respuestas a través de la creación de memes: ¿cuál es el consejo o el método anticonceptivo más chistoso que has recibido para no tener hijos?; ¿por qué sí o por qué no usar métodos anticonceptivos?; ¿cuáles son los mitos de la primera vez?
¿Te suena la idea?, dale rienda suelta a la creatividad y #ÚneteALaPEA.
26 de junio de 2013
¿El chocolate produce granos?
El consumo diario y frecuente de bollos, azúcar y leche agrava el acné
No hay evidencias científicas que relacionen el chocolate con los granos
Cuando unas horas después de una merienda a base de chocolate o una sobremesa alrededor de una caja de bombones nos sale un grano, culpamos al sabroso dulce. ¿Qué hay de cierto en la extendida creencia popular que asegura que comer chocolate produce granos?
“El chocolate no produce acné. Por el momento, no hay ninguna evidencia científica que demuestre una relación directa entre la ingesta de chocolate y la aparición de granos”, afirma a RTVE.es la dermatóloga Rosa Taberner, del Hospital Son Llàtzer en Palma de Mallorca.
Desde principios del siglo XIX la ciencia ha buscado un vínculo entre los granos y la dieta y ha señalado como posibles culpable al chocolate. De ahí deriva la creencia popular.
Sin embargo, una reciente revisión de los estudios sobre este asunto desde los años 70 del siglo XX hasta ahora publicada por la revista de la Academia de Nutrición y Dietética americana ha concluido que no hay alimentos concretos que provoquen acné, pero sí lo agrava el alto consumo diario y frecuente de alimentos ricos en azúcar.
“Se ha observado una relación entre una dieta muy rica en azúcar, bollería, grasas y lácteos y el empeoramiento del acné”, señala Taberner. “Este tipo de dietas, denominadas de alta carga glicémica, aumentarían las concentraciones en sangre de insulina y otras moléculas que a su vez, promueven la secreción de andrógenos, que están en la base de los cambios que ocurren en el folículo sebáceo y producen acné”, explica.
Esta hipótesis cobra fuerza tras observar que las sociedades que no consumen este tipo de alimentos no padecen acné. Se han estudiado dos poblaciones -los habitantes de la isla Kitava al oeste de Papua Nueva Guinea y la etnia aché de Paraguay- que no tienen granos.
Su dieta consiste en fruta fresca, vegetales y carne. Gracias a esta manera de alimentarse su metabolismo está en forma. Con poca cantidad de insulina se mantienen correctos los niveles de glucosa en sangre. En contraste, la dieta occidental con exceso de azúcar produce resistencia a la insulina y alteraciones metabólicas.
A pesar de ello aún hay incógnitas sin resolver. “Las personas obesas suelen tener resistencia a la insulina, es decir, diabetes tipo 2. Si esto provoca acné todas las personas con esta enfermedad deberían tener granos y no es así”, reflexionan desde la Academia americana de Dermatología.
El acné afecta al 85% de las personas entre 12 y 24 años. Aunque afecta sobre todo a adolescentes, se puede producir a cualquier edad -desde lactantes a adultos-, y en este último caso, sobre todo a mujeres, según la Academia Española de Dermatología y Venereología. Las causas del acné son variadas. A la espera de averiguar la importancia real de la dieta, los científicos aseguran que los factores más determinantes son los genes y las alteraciones hormonales.
Los granos y las lesiones en la cara aparecen cuando aumenta de función de las glándulas sebáceas (estimuladas por andrógenos) y se obstruye el conducto por donde se debe eliminar al exterior el sebo. Como consecuencia proliferan las bacterias Propionibacterium acnes, que se alimentan de ese exceso de sebo, y la zona se inflama.
Fuente:
RTVE Ciencia
BONUS:
Consejos para evitar la aparición de granos:
- Llevar una dieta equilibrada
- Evitar el uso de cremas hidratantes, en especial las que llevan una base grasa, ya que tapan el conducto sebáceo y contribuyen a agravar el acné.
- Evitar usar maquillaje, por el mismo motivo
- Si se utilizan fotoprotectores, que sean libres de aceites (oil-free)
- Enjabonarse la cara una o dos veces al día con un gel específico
- Evitar la manipulación de las lesiones, en especial las inflamatorias (los granos de pus y las lesiones rojas)
- Si hay lesiones en la zona de la frente, evitar llevar flequillo largo (normalmente las personas con acné también suelen tener el pelo graso)
11 de febrero de 2013
¿En qué momento del día crecen más los niños?
El crecimiento se controla mediante las hormonas somatotropina y factor de crecimiento tipo 1, similar a la insulina. Los niveles de estas hormonas son más altos en los niños y adolescentes mientras están durmiendo.
Pero esto no permite concluir directamente que los niños crecen más rápido durante la noche. De hecho, no se ha probado aún que exista correlación entre la cantidad de horas que duermen los niños y su altura.
Por otro lado, incluso un recién nacido sólo crece 25 cm en su primer año. Por día, apenas llega a los 0,68mm y es casi imposible medirlo con precisión suficiente para representar gráficamente las tasas de crecimiento en diferentes horas del día.
Fuente:
BBC Ciencia
28 de mayo de 2012
Un adolescente resuelve un problema planteado por Newton hace 300 años
Newton fue el más grande genio que ha existido y también el más afortunado dado que sólo se puede encontrar una vez un sistema que rija el mundo
Cuando nos explicaron en el colegio que este problema no tenía solución pensé que intentarlo no hacía daño. […] Creo que fue solamente la ingenuidad escolar. No creía que fuese capaz de encontrar una solución al problema
25 de octubre de 2011
Vinculan consumo de bebidas gaseosas a conducta violenta
Los adolescentes que consumen a la semana más de cinco bebidas gaseosas estándar, no dietéticas, muestran más probabilidades de comportarse de forma agresiva y violenta, afirma una investigación en Estados Unidos.
El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Vermont, y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, involucró a más de 1.870 adolescentes de entre 14 y 18 años de 22 colegios públicos en Boston.
Y aunque el estudio no analizó la causa de esta asociación, los científicos creen que el contenido de azúcar o cafeína de estas bebidas podría tener un impacto en la conducta de estos individuos.
La investigación aparece publicada en Injury Prevention, una de las revistas especializadas de BMJ, (Revista Médica Británica).
Estudios en el pasado, en particular uno llevado a cabo con adolescentes en Noruega, han mostrado que el consumo de bebidas gaseosas está vinculado con una pobre salud mental entre este grupo.
También se sabe que la dieta puede tener un impacto en la conducta del individuo.
Para investigar esta asociación el nuevo estudio analizó los datos del Sondeo de Jóvenes de Boston.
Éste incluía cuestionarios sobre los hábitos de consumo de los adolescentes. En particular, se les preguntó cuántas bebidas gaseosas no dietéticas habían bebido en los pasados siete días.
Contenido
Los datos mostraron que casi 30% de los jóvenes habían bebido cinco o más latas (de 335 ml.) a la semana, clasificado como alto consumo.
Los jóvenes también respondieron preguntas sobre su conducta, por ejemplo si habían estado involucrados en comportamiento violento hacia sus compañeros, hermanos, pareja, o habían llevado una pistola o cuchillo durante el año anterior.
Al comparar los datos los investigadores encontraron que los adolescentes del grupo de alto consumo mostraron probabilidades "significativamente mayores" de haber estado involucrados en algún comportamiento violento hacia sus compañeros, familiares y parejas.
E incluso tomando en cuenta factores como el consumo de alcohol, género, tabaquismo, cantidad de sueño en días de escuela, los resultados mostraron "una relación clara" entre la dosis de bebidas consumidas y el comportamiento, afirman los científicos.
Por ejemplo, el estudio mostró que 35% de los adolescentes que consumían una o ninguna bebida gaseosa a la semana habían perpetrado un acto violento hacia sus compañeros.
Pero esta cifra aumentó a 58% entre aquéllos que bebían 14 o más de estas bebidas a la semana.
Asimismo, la proporción de los que habían perpetrado un acto violento hacia su pareja fue de 15% entre los que tomaron una o ninguna bebida gaseosa. Pero la cifra aumentó a 27% entre los que bebieron 14 o más latas a la semana.
Y las cifras en las que se vio un acto violento hacia un hermano aumentó de 25,4% entre el grupo de bajo consumo a 43% entre los que bebieron 14 latas a la semana.
Tal como explica la doctora Sara Solnick, quien coordinó el estudio, una posible explicación de esta asociación podría estar en el contenido de azúcar o cafeína que contienen estas bebidas.
Pero no se sabe si la agresión es una causa o un efecto del consumo de bebidas gaseosas.
Es decir, se sabe que el consumo de bebidas azucaradas puede ser una respuesta a niveles anormalmente bajos de glucosa en la sangre.
Y este estado del organismo ha sido vinculado en el pasado a conductas irritables y violentas.
Los científicos subrayan, sin embargo, que es necesario llevar a cabo más estudios para confirmar estos datos y analizar más detalladamente qué tipo de bebidas gaseosas se consumen y cuál es la dieta que acompaña a estas bebidas.
"No sabemos si las "calorías vacías" de las bebidas gaseosas están reemplazando a otros nutrientes importantes en la dieta de los que participaron en nuestra muestra" afirman los autores.
Y concluyen que "podría haber una relación directa de causa y efecto, quizás debida al contenido de azúcar o cafeína de las bebidas gaseosas".
"O quizás podría haber otros factores, que no se tomaron en cuenta en nuestro análisis, que causan tanto el alto consumo de bebidas como la agresión", agregan.
Fuente:
Contenido relacionado20 de octubre de 2011
El coeficiente intelectual puede cambiar en la adolescencia
La habilidad mental de los adolescentes puede mejorar o empeorar en una escala mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora, según un nuevo estudio de la Universidad de Londres.
Hasta ahora se asumía que la capacidad intelectual, medida en el coeficiente intelectual (CI), se mantenía más o menos estática durante toda la vida.
Pero varios exámenes realizados a adolescentes de 14 años en promedio, y repetidos cuando cumplieron 18 años, determinaron que el CI puede mejorar o deteriorarse.
La investigación, que fue publicada en la revista Nature, podría influir en la forma en que son evaluados los alumnos y en la edad en la que se espera que tomen decisiones acerca de su futuro.
Validez
En el estudio participaron 19 niños y 14 niñas. Todos se sometieron a una combinación de escáneres cerebrales y pruebas de inteligencia verbal y no verbal en 2004 y luego en 2008.
En el 39% de los adolescentes se observaron cambios en el coeficiente intelectual verbal, mientras que el 21% de los jóvenes registró una variación en su rendimiento intelectual a través de una prueba de razonamiento espacial.
Se considera que estos resultados tienen una mayor validez, porque por primera vez las variaciones en el coeficiente intelectual se relacionaron con cambios en dos áreas particulares del cerebro de los adolescentes.
El aumento en el coeficiente intelectual verbal ocurre al mismo tiempo que crece la densidad de una parte de la corteza motora izquierda, una región que se activa durante el habla.
Mientras que el desarrollo del coeficiente intelectual no verbal se relaciona con el incremento de la densidad del cerebelo anterior, un área asociada con los movimientos de la mano.
Esperanza
El trabajo fue dirigido por la profesora Cathy Price del Wellcome Trust Centre de la Universidad de Londres.
"Los resultados podrían ser alentadores para aquellos que consideran que su potencial intelectual puede mejorar... y una advertencia para aquellos alumnos exitosos, cuyo potencial podría disminuir", explicó la profesora.
"Tenemos una tendencia a evaluar a los niños y determinar el curso de su educación en un momento relativamente temprano de la vida".
"Pero aquí hemos demostrado que es probable que su inteligencia esté en vías de desarrollo", agregó Price.
"Debemos ser cuidadosos en no descartar a aquellos cuyo desempeño a una edad temprana sea pobre, porque en realidad su coeficiente intelectual pudiera mejorar de forma significativa en unos cuantos años más".
¿Por qué?
La investigación no buscaba comprender las causas de los cambios.
Sin embargo, una posible explicación puede ser el hecho de que los adolescentes maduren a edades relativamente distintas. La calidad de la educación que reciben también podría influir.
Uno de los participantes, Sebastián Friston, ahora de 23 años, registró un marcado aumento en su coeficiente intelectual entre las dos pruebas: pasó de tener una calificación promedio a una de las categorías más altas.
Educado en colegios estatales, Friston aseguró que había luchado en sus primeros años e incluso llegó a necesitar clases extras de matemáticas, pero ahora está planeando realizar un doctorado de ingeniería en computación.
"Creo que el cambio se produjo en la escuela cuando empecé a estudiar temas que realmente me interesaban. A partir de ese momento me sentí más comprometido y todo me pareció más fácil y mucho más interesante".
La investigación, que fue financiada por el Wellcome Trust, es uno de los muchos proyectos del programa de la comprensión del cerebro.
Se espera que futuros trabajos se centren en cuán adaptable pudiera ser el cerebro después de la adolescencia y en las implicaciones que ello pudiera tener en la lucha contra las enfermedades mentales y neurológicas.
Fuente:
Contenido relacionado30 de mayo de 2011
El cerebro adolescente: con acelerador pero sin frenos
Se cree que los problemas típicos de los adolescentes -sus cambios súbitos de ánimo, su malhumor y la manera temeraria de enfrentar la vida- son culpa de las hormonas "fuera de control", o de la mala crianza.
Ahora, sin embargo, una nueva investigación encontró que la verdadera causa de estos trastornos de la adolescencia está en el cerebro.
Durante los años de la adolescencia ocurren cambios importantes dentro del cerebro.
Las nuevas técnicas de imágenes computarizadas han sorprendido a los científicos al demostrar que los cerebros tardan mucho más en madurar de lo que se pensaba.
Los cerebros adolescentes no se convierten súbitamente de cerebros infantiles a cerebros adultos.
El cerebro humano, el objeto más complejo que se conoce en el universo (uno que, por cierto, sólo requiere 25 vatios -el equivalente a una bombilla de baja energía- para funcionar), sólo llega a ser un órgano acabado cuando cumplimos 20 años de edad.
En el útero, el ser humano desarrolla unas 8.000 neuronas cada segundo.
Para cuando nacemos, contamos con todas las neuronas que necesitaremos en nuestra vida.
A partir de allí, igual que un arribista ambicioso, lo importante es establecer nuevas conexiones.
Cada una de los cientos de miles de millones de neuronas con las que nacemos producen, en promedio, 10.000 conexiones diferentes.
Esto ocurre tan rápido que para cuando el niño cumple seis años ya está establecida la estructura básica de su cerebro.
Desde el nacimiento hasta que llegamos a la pubertad, el cerebro continúa creciendo.
Y entonces ocurre algo verdaderamente extraordinario. A partir de los 12 años, en lugar de seguir haciendo nuevas conexiones, el cerebro comienza a perderlas.
"Podado sin piedad"
Durante los años de la adolescencia, cada año perdemos cerca de 1% de la materia gris de nuestro cerebro.
Aunque esto suene a malas noticias, o a un indicio de que nuestro cerebro ha comenzado su decadencia, no es así.
Durante la adolescencia el cerebro se está reformando. Es un proceso similar al de un escultor que comienza con un gran bloque de mármol. Para crear una estatua tiene que "pulir aquí y cortar allá", lentamente convirtiendo el bloque uniforme en algo bello.
Lo que ocurre en la adolescencia es que el cerebro está siendo descargado. Todas sus conexiones innecesarias o inútiles son podadas sin piedad.
Es por eso que los años de la adolescencia son críticos para el futuro desarrollo del individuo. Las capacidades y hábitos que se adquieran en esta época probablemente persistirán.
Este proceso de podado eventualmente hará al cerebro adolescente más rápido y más poderoso.
Sin embargo, los escáneres han mostrado que la última región del cerebro que alcanza su total madurez es la corteza prefrontal.
Esta región cerebral es la responsable de funciones como la planeación, la anticipación, el control de las propias emociones y el entendimiento de los demás. En esencia, lo que hace a una persona ser adulto.
Sin frenos
Si no se cuenta con una corteza prefrontal totalmente funcional, el individuo tiende a ser impulsivo e insensible a los sentimientos de los demás y a tomar riesgos innecesarios.
Además de carecer de algunos de los mecanismos esenciales de "frenado" de conductas impulsivas que ofrece la corteza prefrontal, el cerebro adolescente también parece tener un "acelerador" cerebral siempre pisado a fondo.
Siempre que un adolescente se arriesga a algo, como a conducir un auto demasiado rápido, el cerebro es recompensado con una descarga hormonal, una euforia natural mucho más fuerte de la que podría sentir un adulto.
Una explicación de porqué los adolescentes tienen conexiones que los hacen temerarios es que arriesgarse les ayuda a explorar el mundo, a tratar una variedad de cosas nuevas.
Las imágenes computarizadas cerebrales modernas nos han permitido mirar dentro del cerebro de un adolescente y ahora los padres quizás entenderán muchas cosas.
Ahora que sabemos que gran parte de la mala conducta podría deberse a un producto del cableado inacabado dentro de la cabeza adolescente, quizás seremos un poco más comprensivos.
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Contenido relacionado5 de abril de 2011
Las diferencias cerebrales de los jóvenes antisociales
Algunos adolescentes exhiben lo que los expertos llaman "trastornos conductuales", que pueden resultar en comportamientos violentos y delincuencia.
Ahora, una nueva investigación reveló que los adolescentes con estos comportamientos antisociales agresivos y severos tienen diferencias en su estructura cerebral.
Específicamente, muestran diferencias en la región del cerebro que controla las emociones, dicen los investigadores en la American Journal of Psychiatry (Revista Estadounidense de Psiquiatría).
Durante la adolescencia el cerebro continúa desarrollándose y determinados cambios que ocurren en este período, afirman los científicos de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, parecen estar vinculados con los problemas de conducta.
El hallazgo, dice la investigación, cuestiona la idea establecida de que los trastornos conductuales de la adolescencia son sólo una consecuencia de la imitación del mal comportamiento de los pares.
Conducta antisocial
Los trastornos conductuales se caracterizan por un comportamiento cada vez más agresivo y antisocial y pueden desarrollarse en la niñez o en la adolescencia.
En el Reino Unido se cree que estos afectan a cinco de cada 100 adolescentes, los cuales están en un mayor riesgo de desarrollar problemas mentales y físicos en la edad adulta.
Los neurocientíficos de la Universidad de Cambridge utilizaron imágenes de resonancia magnética para medir el tamaño de algunas regiones cerebrales en 65 adolescentes varones con trastornos conductuales.
Y también estudiaron a 27 jóvenes que no mostraban síntomas del trastorno.
Tal como le explicó a la BBC el doctor Ian Goodyer, profesor de psiquiatría de la niñez y la adolescencia, quien dirigió el estudio, los individuos que participaron en el estudio habían mostrado al menos 12 meses de conductas antisociales, que involucran la violación de las reglas de la sociedad.
"Roban, mienten, pueden ser violentos, destruir la propiedad ajena o ser destructivos con la gente o los animales. No son conductas que ocurren todo el tiempo, pero son episódicas y surgen durante un periodo prolongado", afirma el investigador.
Los resultados de los escáneres revelaron que la amígdala y la ínsula -las regiones del cerebro que contribuyen a la percepción de las emociones, la empatía y el reconocimiento de la angustia ajena- eran "extraordinariamente" más pequeñas en los adolescentes con trastornos conductuales.
Falta de empatía
"Por ejemplo -explica el profesor Goodyer-, una parte muy importante de la experiencia es humana es que si miramos el rostro de alguien podemos diferenciar distintas emociones en esa persona".
"Pero estos adolescentes parecen tener más dificultades para poder distinguir distintos tipos de emociones en los demás, también muestran dificultades para tomar decisiones y parecen estar más dispuestos a tomar riesgos", dice el neurocientífico a la BBC.
Según el investigador, ahora será necesario llevar a cabo más investigaciones para analizar si estos cambios en la estructura cerebral son la causa o la consecuencia de los trastornos conductuales.
"Es importante conocer más sobre las causas de estos trastornos porque criar a un adolescente con estas conductas, además de enorme impacto emocional, es muy costoso", dice el profesor Goodyer.
"Cuesta casi diez veces más que criar a un adolescente 'normal', al menos en países como el Reino Unido y Estados Unidos".
"Y, además, presentan un alto riesgo y una carga para la sociedad, porque tienen dos o tres veces más probabilidades de cometer un delito en su vida adulta", añade el experto.
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12 de enero de 2011
¿Por qué los adolescentes son temerarios?
En experimentos con ratones, científicos estadounidenses de la Universidad de Cornell, la Universidad de Brown y la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York examinaron la actividad cerebral de roedores de diferentes edades y comprobaron que los ratones adolescentes mostraban menos actividad en las dos áreas del cerebro asociadas al procesamiento de las experiencias de miedo, la amígdala y el hipocampo. No se trataba, por lo tanto, de que los ratones adolescentes no aprendieran a tener miedo, sino de que sus cerebros no enviaban las mismas señales que los ratones adultos o niños, suprimiendo el miedo contextual y la actividad neuronal asociada.
La respuesta temeraria a estas edades podría ser útil desde el punto de vista evolutivo, según los autores, porque ocurre en un momento en que los adolescentes están explorando y poniendo a prueba los límites de su independencia, cosa que no podrían hacer si estuvieran paralizados de miedo.
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1 de junio de 2010
Un exceso de materia gris impide concentrarse a los adolescentes
Lunes, 01 de junio de 2010
Un exceso de materia gris impide concentrarse a los adolescentes
El cerebro de los jóvenes continúa desarrollándose hasta bien entrados los veinte años, es decir que el proceso dura mucho más de lo que se pensaba hasta ahora, indica un estudio, que se publica en el “Journal of Neuscience”
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Un exceso de materia gris en el cerebro -las células y conexiones que transportan los mensajes- impide a los adolescentes concentrarse como ocurre en los adultos, según un nuevo estudio. "Muchas veces les resulta difícil a los adolescentes prestar atención en clase sin que vaguen sus mentes", explica la doctora Iroise Dumontheil, del Instituto de Neurociencia Cognitiva del University College de Londres, que ha participado en ese estudio.
"Los jóvenes no tienen, sin embargo, la culpa de no poder concentrarse y de la facilidad con que se distraen. Esto tiene que ver con la estructura de sus cerebros. Los adolescentes no tienen las mismas capacidades mentales que los adultos", señala Dumontheil.
Utilizando escáneres de resonancia magnética, los científicos de ese instituto observaron la actividad de varios adolescentes mientras tratan de resolver un problema haciendo caso omiso de cosas que podían distraerlos.
Los expertos detectaron un nivel inesperado de actividad en el cortex prefrontal, zona de la parte frontal del cerebro involucrada en la toma de decisiones y en tareas de diverso tipo, indicación de que el cerebro funcionaba en ellos menos eficazmente que en los adultos.
"Sabíamos que el cortex prefrontal de los niños funcionaba de modo tan caótico, pero no que ese funcionamiento caótico pudiera continuar hasta bien entrados los veinte y comienzos de los treinta", señala la doctora Sarah-Jayne Blakemore, que dirigió el estudio.
Según esa experta, ello significa que el cerebro sigue haciendo tareas innecesarias al tomar ese tipo de decisiones. Conforme va envejeciendo el individuo disminuye la materia gris del cerebro, lo que permite una mayor concentración en las tareas que uno tiene delante.
Rosario3.com