En un ambiente ruidoso, como el de una reunión social,
somos capaces de escuchar lo que nos cuenta una sola persona.
Científicos de EE UU han desentrañado los entresijos neuronales de este
mecanismo de selección de señales auditivas. Para conseguirlo, las ondas
cerebrales se centran en los sonidos provenientes de quien nos interesa
y se reduce la importancia de los demás.
Está usted en una fiesta. La música suena a todo volumen, los hielos
titilan en sus copas, se oyen risas y voces de decenas de invitados; sin
embargo, usted solo tiene oídos para esa persona con quien está
hablando. Desde la década de 1950, los científicos tratan de explicar
cómo el cerebro filtra las señales sonoras que le importan. De hecho, en
neurociencias se conoce como ‘el problema de la fiesta de cóctel’.
Ahora,
investigadores estadounidenses han desvelado los mecanismos por los que
el cerebro, sin que seamos conscientes de haber realizado un esfuerzo
excesivo, consigue reducir todo el barullo que nos rodea y quedarse solo
con lo que le interesa, una capacidad cognitiva de gran importancia
social.
Los resultados han sido publicados hoy en la revista Neuron
y desvelan que el proceso de filtrado de la información se produce en
dos etapas. En la corteza auditiva primaria se modulan las señales –es
decir, se sube el volumen de lo que interesa y se baja lo demás, pero
todo está presente–. Al mismo tiempo, áreas destinadas a funciones
superiores hacen una selección y eliminan ya totalmente lo que se quiere
ignorar.
Los científicos registraron la actividad eléctrica del cerebro de seis personas con electrodos sobre la corteza cerebral.
El estudio requería el registro de la actividad eléctrica
directamente sobre la corteza cerebral. Por eso se realizó, previo
consentimiento, en seis pacientes con epilepsia aprovechando que, para
identificar las zonas donde se originaban los ataques de epilepsia, se
les iba a realizar una electrocorticografía. En esta intervención se
aplican electrodos sobre la superficie expuesta del cerebro.
Los
participantes observaron un vídeo con dos personas hablando
simultáneamente y se les dio instrucciones de prestar atención solamente
a uno de los discursos, ignorando el otro. Durante el experimento se
midieron sus ondas cerebrales con electrodos. Observar la cara y gestos
del hablante contribuye al procesamiento del discurso, lo que da lugar a
pensar que algunos de los efectos observados en el estudio estén
influenciados no solo con lo escuchado sino también con estímulos
visuales.
En la corteza auditiva primaria se percibieron tanto las
señales del discurso principal, como las que no interesaban; algo
esperable, puesto que, como dice Charles Schroeder, científico de la
Universidad de Columbia y uno de los autores principales del estudio,
“no podemos cerrar los oídos”. Sin embargo, ya en este momento la señal
correspondiente al discurso de interés se detectaba con una amplitud
mayor que las demás.
Por otro lado y simultáneamente, se
analizaron las ondas cerebrales de áreas dedicadas a funciones
superiores, como el lenguaje o el control de la atención. Es en este
punto cuando el cerebro selecciona específicamente lo que le interesa.
La señal del discurso de interés era muy clara, pero las demás
conversaciones no fueron detectadas.
“Esta es la primera evidencia
clara de que hay zonas del cerebro donde solo se tiene en cuenta la
conversación a la que se atiende, mientras las ignoradas se filtran y
eliminan” declara Schroeder.
El cerebro predice los giros del discurso
Pero,
además, a medida que la frase toma forma y significado, la señal se
hace cada vez más definida. Esto parece ocurrir porque la forma en la
que se estructura el discurso permite al cerebro predecir cuándo van a
tener lugar ciertos eventos clave y así las propias neuronas se
predisponen para encenderse con mayor facilidad en estos momentos.
Otras
investigaciones para revelar las zonas del cerebro implicadas en
focalizar la atención habían utilizado estímulos simples, como pitidos
breves o frases cortas. Esta vez, se ha utilizado un discurso natural y
completo, lo cual proporciona herramientas para alcanzar los objetivos
del proyecto mundial de mapeo de la actividad cerebral –Brain Activity
Map Project–.
Hasta ahora este tipo de estudios solamente se
habían realizado en animales. Schroeder y sus colegas han demostrado que
es posible aprovechar operaciones en pacientes con epilepsia para el
estudio de capacidades puramente humanas, como el lenguaje o la música.
Referencia bibliográfica:
E. M. Z.
Golumbic, N. Ding, S. Bickel, P. Lakatos, C. A. Schevon, G. M. McKhann,
R. R. Goodman, R. Emerson, A. D. Mehta, J. Z. Simon, D. Poeppel
“Mechanisms Underlying Selective Neuronal Tracking of Attended Speech at
a “Cocktail Party” Neuron 77, 2013 doi: doi: 10.1016/j.neuron.2012.12.037
Fuente:
Agencia SINC