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21 de octubre de 2018

Los robots de Boston Dynamics ya saben saltar y hacer parkour

Los responsables de Boston Dynamics llevan años haciendo robots, poco a poco perfeccionándolos y dotándolos de nuevas habilidades, desde levantar objetos hasta barrer el suelo. Pero ahora están un poco más cerca de actuar en la próxima película de Assassin’s Creed: ya pueden hacer parkour.


La compañía de robótica ha publicado un nuevo vídeo de Atlas, el robot humanoide aparentemente favorito de la casa. En el vídeo podemos verlo saltando un tronco e incluso saltando de manera escalonada mientras subes obstáculos, en modo de parkour.

Para ello, según explican, creado un nuevo software de control para que Atlas pueda usar todo su cuerpo, incluyendo piernas, torso y brazo, para saltar escalones con una altura de hasta 40 centímetros, al igual que también usa un sistema de visión computarizada para detectar exactamente dónde están los escalones.

Sí, aparentemente no tiene habilidades motoras superiores a las de un niño pequeño, pero todo es risa hasta que lo veamos compitiendo en triatlones y, en un futuro, quizás haciendo cosas más macabras. O quizás he visto demasiadas películas.

Fuente: Gizmodo

11 de octubre de 2018

Así se 'fabrican' los votantes de la extrema derecha: El caso de VOX

Por Luis Gonzalo Segura

Para temor y consternación de muchos, la extrema derecha sigue ganando terreno en el mundo. Este pasado domingo 7 de octubre de 2018 tuvimos una nueva constatación de ello con el triunfo de Jair Bolsonaro (PSL) en la primera vuelta electoral de Brasil y la demostración de fuerza de Vox en España, partido que congregó a 10.000 personas en el Palacio de Vistalegre (Madrid) mientras otras 3.000 quedaron a las puertas sin poder acceder al recinto.

Y no son dos gotas en el desierto, sino que llueve sobre un conato de riada que amenaza con destruir el mundo tal y como lo conocemos, pues ya hay gobiernos o coaliciones ultranacionalistas en Estados Unidos, Italia, Austria, Polonia, República Checa, Eslovaquia o Hungría. Impensable hace una década.

Pero ¿qué lleva a una persona a votar a un partido de extrema derecha?

La crisis económica

Por un lado, aun a riesgo de ser simplista y tosco, en este resurgir de las ideas más extremistas encontramos una crisis económica marcada por unas políticas de ajuste que han aumentado las desigualdades en Europa y han generado un aumento de la pobreza. Desempleo, pobreza, desahucios o recortes han sido cuatro de los titulares más utilizados en la última década.

Pensemos, por ejemplo, en los millones de personas que no tienen calefacción en invierno mientras las empresas energéticas (privadas) aumentan sus beneficios año a año. Situación que ha creado el término 'pobreza energética', inexistente cuando hace décadas las empresas energéticas eran públicas. Solo en el año 2016 las eléctricas duplicaron sus beneficios en España mientras que solo en Barcelona había 170.000 habitantes que habían dejado de pagar al menos un recibo de luz o no calentaban lo suficiente sus hogares. En paralelo, se contabilizaban treinta políticos de prestigio los contratados por las eléctricas como consejeros.

La crisis migratoria

Irak, Afganistán, Libia, Siria o Yemen han sido las grandes catástrofes humanitarias de los últimos quince años y sobre todas ellas subyace la mano de Occidente. Las invasiones de Irak y Afganistán han provocado que el número de desplazados supere los 68 millones de personas, algo que no sucedía desde la II Guerra Mundial. Son precisamente estos desplazados y aquellos explotados o extenuados por nuestras industrias los que ahora se agolpan a las puertas de Europa. También los que terminan siendo explotados en el sur de Turquía en fábricas españolas.

Por otra parte, en este mismo periodo la industria militar española se ha multiplicado de forma salvaje: el PSOE la sextuplicó en siete años y el PP duplicó lo hecho por el PSOE aprovechando el genocidio perpetrado por sauditas en Yemen. En 2018 España sigue consolidada como la séptimapotencia del mundo en venta de armamento tras pasar de 405 millones de euros en el año 2004 a 4.347 millones de euros en 2018.

La desconfianza hacia políticos e instituciones

Por otra parte, Occidente ha vivido una crisis política e institucional que ha generado desafección, descrédito y desconfianza ciudadana. Los occidentales no sienten, en general, que los gobiernos estén a su servicio, sino que los mismos se encuentran al servicio de los intereses de las élites. Un sentimiento de desengaño se ha instalado en la ciudadanía.

Los conflictos bélicos antes relatados no fueron en ningún caso acciones que emanaran del interés general, sino más bien el interés de ciertos grupos de poder como la industria armamentista, las petroleras, las industrias textiles o las farmacéuticas. Esas intervenciones construyeron un mundo peor, construcción por la que obtuvieron enormes beneficios (valga el caso anterior de la industria armamentista) y que ha dejado unos perjuicios que tendremos que asumir entre todos (los mencionados casi 68 millones de desplazados).

Si a ello le añadimos las decisiones económicas de ajuste que tanto han castigado a la ciudadanía generando desempleo, precariedad, pobreza y desigualdad mientras el número de millonarios continuaba aumentando (en España crecieron un 76% durante la crisis pasando de 127.000 en 2008 a 224.000 en 2017, pero la tendencia es a nivel mundial), pocos ciudadanos pueden considerar a la clase política como sus legítimos representantes. Que los ricos sean cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres y los países cada vez más endeudados no ha pasado inadvertido al ciudadano medio (la deuda mundial creció 70 billones de dólares en la última década).

Los recortes en educación y la destrucción de la educación pública

Y ello a pesar de los recortes en educación (en España el gasto en educación bajó en el año 2017 a niveles de 1995). Recorte considerablemente lucrativo para las élites y no solo en términos económicos, porque si uno de los enormes beneficios de recortar el gasto en educación es generar votantes cada más acríticos, lo que permite perpetuar a partidos políticos que no les representan en periodos de bonanza, uno de los grandes perjuicios es crear votantes disfuncionales que se encuentran a merced de cualquier predicador en periodos de crisis.

Y a mayor crisis, mayor inestabilidad del votante y ruleta rusa electoral. Baste como ejemplo que en España en los últimos cuatro años tres de los cuatro grandes partidos políticos (Podemos, PP y PSOE) han tenido en algún momento posibilidades de conseguir o superar el 30% de los votos (según el CIS) que les permitiría ganar las elecciones.

El descrédito de los medios de comunicación clásicos: verdad y posverdad

Y si este ciudadano empobrecido, desconectado de la clase política y con bajos índices educativos comprueba en las redes sociales que los grandes grupos de comunicación no han hecho su trabajo honestamente, sino al servicio de los intereses nacionales en algunos casos y elitistas en otros, nos encontramos con el caldo de cultivo ideal para la proliferación de los mensajes ultras. Sobre todo, porque cada vez es más complejo distinguir la verdad de lo que no lo es.

Este descrédito mediático ha pretendido defenderse con la creación de la 'posverdad', atribuyendo a todo mensaje ajeno a los grandes medios de comunicación la condición de falacia. El problema es que la 'posverdad' no es nada más ni nada menos que el intento de los ciudadanos descontentos con la manipulación y la censura de buscar otros canales en los que encontrar la verdad. Porque si la verdad ya no se encuentra en los medios de comunicación tradicionales, en algún sitio estará. Y ese sitio es internet, las redes sociales, lugar en el que ciertamente se puede encontrar gran parte de la verdad censurada y ocultada por los grandes medios, pero también, desgraciadamente, otros relatos no tan honestos. Y en este desconcierto no resulta complejo el progreso de las ideas más populistas.
Valga como ejemplo de manipulación todo lo acaecido el 1 de octubre de 2016 en el 'golpe' de mano que sufrió el PSOE de Pedro Sánchez y que permitió la investidura de M. Rajoy. De aquel proceso salió especialmente herida La Sexta y el mediático Antonio Ferreras, cuya cuñada (la hermana de Ana Pastor, Mercedes), trabaja para el PSOE de Andalucía de Susana Díaz.

El caldo de cultivo ideal para las ideas extremas

Si los políticos no representan a los ciudadanos, los medios de comunicación ya no son de fiar y si cada día los ciudadanos son más pobres mientras los ricos siguen aumentando sus riquezas acabamos de creer el caldo de cultivo ideal para el surgimiento de ideas extremas. Basta con predicadores que sean capaces de envolver su mensaje en un envoltorio lo suficientemente atractivo como para que ese desempleado o empobrecido ciudadano crea que todos sus problemas se deben a los inmigrantes, a los movimientos secesionistas o la aparición de la Virgen de los Disparates. Sobre todo, porque ese mensaje ultra es transmitido después de un "los políticos están sirviendo a las élites, los medios de comunicación manipulan, cada vez hay más políticos y ganan más, tú cada vez estás peor…". Verdades evidentes sobre las que construir una falacia.

De lo contrario, ¿por qué triunfo Donald Trump? ¿Por sus ideas y sus planteamientos o por el evidente descrédito del sistema y su oponente político, Hillary Clinton? Ciertamente, en la elección de Donald Trump tuvo bastante más importancia las contradicciones del sistema y la propia Hillary Clinton, con todo lo que ella representa, que su propio mensaje. Y en ese sentido, su victoria es más una derrota de un mundo regido por el capitalismo y el liberalismo salvaje.

Esta disyuntiva ya la hemos vivido. Esto es un dejà vu. Hace un siglo el capitalismo salvaje, con unas características muy parecidas al actual, derivó en las extremas ideas que nos condenaron a las dos mayores catástrofes acaecidas hasta la fecha.

Ahora, ya sabemos que solo la regeneración nos salvará del apocalipsis: un mundo más justo, políticas más sociales, mayor calidad democrática, regeneración política, separación de poderes, disminución de las desigualdades, mejoras educativas y culturales o redistribución del capital a nivel global serán claves para detener e invertir un proceso que ya ha comenzado. Nuestro futuro está en juego.

Artículo tomado de: RT Actualidad

12 de junio de 2018

Las 3 redes sociales favoritas de los adolescentes de Estados Unidos (y ninguna es Facebook)

La salida de Facebook de los adolescentes estadounidenses es cada vez mayor.

La red social creada en ese país está definitivamente dejando de ser del gusto de los más jóvenes, quienes se están mudando a otras plataformas.

El Centro de Investigaciones Pew encontró que solo el 51% de los estadounidenses de entre 13 y 17 años utiliza Facebook, un descenso del 20% comparado con 2015.

La gran ganadora ha sido la plataforma de videos YouTube, que es usada por el 85% de adolescentes de entre esas edades en EE.UU.

Le sigue Instagram con el 72% y Snapchat con el 69%, de acuerdo con la encuesta del Pew.

Twitter, que alguna vez compitió con las grandes, se ha quedado rezagado y ahora solo es utilizada por el 32% de ese grupo de jóvenes.

En cuanto a las 'apps', solo el 10% de los adolescentes que participaron en el estudio dijeron que usan Facebook más que cualquier otra aplicación de redes sociales.

A pesar de que Facebook ha perdido terreno, hay que recordar que la compañía dirigida por Mark Zuckerberg maneja Instagram, por lo que la firma de California aún domina el negocio entre los más jóvenes.

Pero está claro que Google, que gestiona YouTube y Twitter, está ganando un importante terreno.

El artículo completo en:

BBC Mundo

9 de mayo de 2018

El conocimiento es el nuevo dinero: tienes que seguir aprendiendo cada día

Cuando Benjamin Franklin dijo que «una inversión en conocimiento paga el mejor interés», se olvidó de puntualizarnos a qué conocimiento se refería exactamente y dónde podía obtenerse. Sin embargo, en aquellas palabras subyace una verdad esencial cocinada en el actual contexto tecnológico y social: que el conocimiento tiene muchísimo más valor que el dinero. Más valor desde el punto de vista crematístico, pero también psicológico.

Así pues, si Franklin viviera ahora mismo, no solo repetiría su sentencia con más firmeza, sino que se entusiasmaría al conocer las posibilidades que ofrece la tecnología para desmonetizar los bienes y servicios.

Desmonetización

Gracias a la tecnología, la mayor parte de los productos y servicios que antes eran caros ahora resultan mucho más baratos y, en algunos casos, incluso son gratuitos. La gratuidad suele aparecer en aquellos productos que pueden digitalizarse (transformarse de átomos a bits), es decir, los productos susceptibles de un coste marginal próximo a cero. Por ejemplo, el buscador de Google, la enciclopedia Wikipedia o las miles de horas de entretenimiento audiovisual de YouTube.
En su libro Abundancia, Peter Diamandis, uno de los fundadores de la Singularity University, pone una serie de ejemplos de desmonetización, haciendo hincapié en el smartphone. Si bien parece un dispositivo caro, en realidad estamos empleando una contraparte un millón de veces más barata y mil veces más potente que una supercomputadora de 1970, y además nos ahorramos adquirir muchas otras cosas:
Cámaras, radios, televisiones, navegadores de Internet, estudios de grabación, salas de edición, cines, navegadores GPS, procesadores de texto, hojas de cálculo, estéreos, linternas, juegos de mesa, juegos de cartas, videojuegos, toda una gama de aparatos médicos, mapas, atlas, enciclopedias, diccionarios, traductores, manuales, educación de primera categoría, y la siempre creciente y variada colección conocida como el app store. Hace diez años la mayoría de estos bienes y servicios solo estaban disponibles en el mundo desarrollado; hoy casi cualquiera y en cualquier lugar puede tenerlos.
El coste de la energía también va a desplomarse en breve gracias a la mayor eficiencia de las placas fotovoltaicas. El transporte personal podrá compartirse gracias al blockchain y el de mercancías será autónomo. La inteligencia artificial asumirá muchas tareas automáticas que encarecen los servicios, tanto médicos como financieros o legislativos. La fabricación se democratizará gracias a las impresoras 3D y nos acabaremos convirtiendo en prosumidores (productores + consumidores).
En otras palabras, para vivir de forma medianamente confortable no será necesario ganar demasiado dinero. De hecho, gracias a las iniciativas de renta universal básica que ya se están experimentando, puede que ni siquiera necesitemos trabajar. O, al menos, no demasiadas horas al día.
Ante este panorama, ganar más dinero solo servirá para obtener bienes conspicuos o servicios exclusivos que nos desmarquen socialmente de nuestros semejantes. El dinero, en ese sentido, quedará más que nunca, porque será fácil de obtener y servirá para poco.

El dinero no te hace feliz

Pero no solo el dinero irá perdiendo progresivamente su valor, sino que éste ni siquiera fue tan rutilante como habíamos creído.
Cuando decimos que no tenemos tiempo para aprender algo nuevo o para leer un libro generalmente se debe a que estamos invirtiendo ese tiempo en ganar más dinero, directa o indirectamente. La mayoría de veces nos preocupamos en ganar más dinero porque creemos que así seremos más felices: podremos viajar más, comprar más cosas, disponer de una vivienda más confortable, adquirir ropa más cara y, en definitiva, cumplir todos esos sueños que reflejan los anuncios de la Lotería.
Una vez obtenido un mínimo para vivir cómodamente, el dinero extra apenas afecta a nuestro bienestar psicológico
Sin embargo, todos los experimentos que se realizan sobre el vínculo entre felicidad y dinero concluyen que, una vez obtenido un mínimo para vivir cómodamente, el dinero extra apenas afecta a nuestro bienestar psicológico. Por ejemplo, un estudio reciente ha sugerido que la gente que gana más de 90.000 dólares al año no es más feliz que la que está en la franja entre los 50.000 y los 89.999 dólares. Incluso ganar la Lotería tiene un efecto sorprendentemente efímero en nuestro bienestar, como explica Nicholas A. Christakis en su libro Conectados al comparar a estos agraciados con pacientes aquejados de una enfermedad:
En realidad, el seguimiento de personas que han ganado la lotería y de pacientes con daños en la médula espinal revela que, al cabo de un año o dos, esas personas no son más felices ni más tristes que los demás.

El artículo completo en:

Foro Económico Mundial

2 de enero de 2018

Qué es la cuarta revolución industrial (y por qué debería preocuparnos)

5 claves para entender la REVOLUCIÓN 4.0

  • 1. Alemania fue el primer país en establecerla en la agenda de gobierno como "estrategia de alta tecnología"
  • 2. Se basa en sistemas ciberfísicos, que combinan infraestructura física con software, sensores, nanotecnología, tecnología digital de comunicaciones
  • 3. La internet de las cosas jugará un rol fundamental
  • 4. Permitirá agregar US$$14,2 billones a la economía mundial en los próximos 15 años
  • 5. Cambiará el mundo del empleo por completo y afectará a industrias en todo el planeta

A finales del siglo XVII fue la máquina de vapor. Esta vez, serán los robots integrados en sistemas ciberfísicos los responsables de una transformación radical.

Los economistas le han puesto nombre: la cuarta revolución industrial.

Marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas, anticipan que cambiará el mundo tal como lo conocemos.

¿Suena muy radical? Es que, de cumplirse los vaticinios, lo será. Y está ocurriendo, dicen, a gran escala y a toda velocidad.

"Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes", vaticina Klaus Schwab, autor del libro "La cuarta revolución industrial", publicado este año. 

Los "nuevos poderes" del cambio vendrán de la mano de la ingeniería genética y las neurotecnologías, dos áreas que parecen crípticas y lejanas para el ciudadano de a pie.

Pero las repercusiones impactarán en cómo somos y nos relacionamos hasta en los rincones más lejanos del planeta: la revolución afectará "el mercado del empleo, el futuro del trabajo, la desigualdad en el ingreso" y sus coletazos impactarán la seguridad geopolítica y los marcos éticos.

Fuente:

BBC Mundo

18 de diciembre de 2017

¿Tu hijo es feliz?

Cuanto mayores son los niños, más infelices. No jugar o pasar tiempo con la familia entre las principales razones.

Te has preguntado alguna vez si tus hijos son felices, si se divierten contigo o si, por el contrario, están aburridos. Estas son las suposiciones que se planteó la juguetera Imaginarium (de España) para desarrollar su II Estudio sobre Felicidad en la Infancia. Con una muestra superior a los 4.500 participantes, la investigación concluyó que un 9,6% de los padres cree que sus pequeños son infelices, a pesar de las comodidades y facilidades con las que cuentan.

Para el estudio, se definió felicidad como la calidad de las relaciones sociales y familiares, el tiempo que los padres pasan con sus hijos, y el que dedican a jugar o explorar el mundo gracias al juego real. “Tan solo un 17,27% de los niños es plenamente consciente de lo feliz que es”, según los resultados. “Es fundamental que los niños aprendan a identificar y expresar sus emociones. Esto se puede conseguir a través del juego, al igual que con una correcta sociabilización, consiguiendo en los niños una mayor sensación de felicidad y bienestar”, explica en un comunicado Sonia Pérez, responsable de contenidos pedagógicos y miembro del Comité de Expertos de Imaginarium.

La infelicidad aumenta según los niños van cumpliendo años. Por ejemplo, mientras que un 16,56% de los niños entre 5 y 8 años no lo son, este porcentaje aumenta hasta el 22,66% en el caso de los adolescentes, según se explica en los resultados. “Es normal, ya que según los niños van creciendo los desafíos a los que se enfrentan también son mayores, sobre todo cuando la parte de socializar con iguales se convierte en algo fundamental en sus vidas”, explica en un comunicado Ana Saro, psicóloga clínica y miembro del Comité de Expertos de Imaginarium.

Lea el artículo completo en:

El País (España)

17 de octubre de 2017

Un centro de salud en tu bolsillo las 24 horas

Omnidoctor ofrece vídeo-consultas online con médicos de atención primaria, psicólogos y psiquiatras

La enfermedad no le preocupa tu agenda. Se ríe de tus prioridades. Le da igual que sean las 3:34 de la madrugada o que el hospital más cercano esté en la conchinchina. Y a las salas de espera de urgencias les pasa algo parecido. Así lo confirmó, en diciembre de 2015, uno de los socios de Omnidoctor tras pasar siete horas  esperando en urgencias con su hijo de trece meses, que sufría una fiebre muy alta e inusual. Y así surgió la idea de esta app, que adapta a España un modelo de telemedicina ya extendido en Estados Unidos, Reino Unido o Nueva Zelanda, donde las grandes distancias aíslan a muchas poblaciones de los servicios sanitarios.
  • ¿De quién hablamos?

Consultas con médicos de familia, psicólogos y psiquiátras, a una app de distancia y sin pasar por la sala de espera. Esto es lo que ofrece Omnidoctor. "Es la evolución de la consulta médica. Permite acercar los servicios sanitarios a todas las personas y, a los profesionales de la salud, optimizar su consulta privada, ampliando su alcance", explica Pablo Tenorio, gerente de la startup española. La elección de estas tres especialidades no es casual, puesto que muchos profesionalees de salud mental ya hacen uso de la video consulta para ciertos contactos con sus pacientes, a través de Skype o HangOuts.

Desde el punto de vista de la medicina interna, el precedente son plataformas como el 061 y otros call-centers privados. "Omnidoctor ha despertado un gran interés en muchos sectores de la comunidad médica. Ya estamos en conversaciones para incorporar más especialidades", asegura Tenorio.
  • ¿Cómo funciona?
En la columna vertebral de esta startup conviven tres núcleos imprescindibles: el equipo de desarrollo -Jonatan Oliva (API), Carlos Butron (iOS) e Iban Arriola (Android)-; un comité médico encargado de mantener el enfoque y garantizar la buena praxis -Doctores Rafael Giménez, Dolors Serra y Berta García- y un equipo de doctores freelance que integran por ahora los 57 profesionales que ofrecen sus servicios a través de la plataforma, previa evaluación del comité médico.

En el otro extremo están usuarios habituados al uso de las tecnologías de la información, para los que rapidez, comodidad y eficiencia son condiciones imprescindibles, sobre todo, en lo que a consultas médicas se refiere. El encuentro de ambos ocurre de dos maneras: "Los interesados pueden acceder al profesional de manera inmediata o agendando una colsulta dentro de su horario de disponibilidad", señala Tenorio.Una vez seleccionada la modalidad, se responden unas preguntas para criterio médico básico, y se procede con el pago de la consulta. Hecho esto, se activa la video llamada o se crea la cita.
  • ¿Por qué nos interesa?
"En la mayoría de los casos, se puede evitar el tener que salir al centro de salud, ahorrando las largas esperas y el congestionamiento de los centros hospitalarios por urgencias leves", explica Tenorio. Esto resulta de especial utilidad cuando se experimentan intoxicaciones, dolores y malestares repentinos, dudas pediátricas o sobre el embarazo o, en el apartado de salud mental, para afrontar situaciones emocionales complicadas: duelos, lutos, separaciones... "Ofrecemos una respuesta inmediata de apoyo a situaciones difíciles, pudiendo contactar con un psicólogo o psiquiatra con la máxima discreción y desde la comodidad de su hogar. Cuando las necesidades de atención médica superan el alcance de Omnidoctor, el paciente se deriva de inmediato al centro de salud correspondiente", señala el gerente.

Fuente:

El País (España)

5 de septiembre de 2017

Amador Menéndez: “El MIT trabaja con escenarios de hasta un 80% de desempleo mundial”

Amador Menéndez, investigador y divulgador científico analiza en ‘Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas’ las claves de la revolución tecnológica y los retos venideros para la humanidad.

Amador Menéndez (San Pedro de Nora, Asturias; 1969) no entendería su vida sin la ciencia y la tecnología. Doctor en química, colabora con el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) y ahora es investigador en el Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias, divulgador científico y amante de la energía solar como motor de la sostenibilidad de la Tierra. A todo esto se le suman sus dotes como escritor, con las que ganó el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2017 por el libro Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas. Menéndez es un entusiasta de lo disruptivo. De todo aquello que pueda transformar la sociedad tal y como la conocemos hoy en día. Hilvana un argumento tras otro, siempre tratando de que quien le escucha comprenda que no habla de ciencia ficción. “Hace ocho años mis amigos me miraban raro cuando les hablaba del coche autónomo… y fíjate ahora. Vivimos un siglo en el que el tiempo es exponencial y todo va a una velocidad de vértigo”, explica en esta entrevista telefónica.


¿Qué es lo más disruptivo que conoce?
De lo más disruptivo en tecnología es la biónica. Antiguamente, al amputar o perder un miembro se ponía una prótesis rígida, generalmente de cerámica. Ahora, puedes poner prótesis controladas con tu cerebro. Lo que era un sueño de ciencia ficción es una realidad.

¿Y cómo funcionan?
Al mover el brazo o la pierna, las órdenes viajan del cerebro a la prótesis. Se unen las extremidades con cables y por ahí viaja la información. Hugh Herr, un científico que perdió las piernas en la montaña, se las diseñó él mismo y fue el primero. Son inteligentes. Tienen hasta un mecanismo hidráulico para corregir la pisada cuando detectan irregularidades en el suelo. El salto es que hay directamente una comunicación entre el hombre y la máquina.

¿Cree que la inteligencia artificial va a sobrepasar al ser humano?
Hay escenarios futuristas, como Matrix o Terminator, en los que se nos muestra a un robot inteligente capaz de diseñar otras máquinas más inteligentes que al final digan que para qué quieren al ser humano. Incluso gurús como Stephen Hawking o Elon Musk lo defienden. Yo creo que esto no llegará.

Deep Blue ganó a Gary Kasparov…
Eso es cierto, pero ya hablamos de una inteligencia artificial estrecha. Una dedicada a un dominio específico como el de jugar al ajedrez. El coche autónomo de Google es lo mismo: solo sabe conducir. El sueño de la tecnología es crear una inteligencia artificial general, en la que un robot emule y supere al ser humano en cualquier actividad intelectual. De esto, sinceramente, estamos muy lejos. Habrá avances en la reducida, pero no tanto en la otra.

¿La robótica favorecerá el aumento del desempleo?
Creo que sí. En el MIT llegamos a trabajar con escenarios en los que valorábamos un 80% de desempleo mundial. El ser humano tendrá que desempeñar profesiones muy creativas. Al final, todo lo que sea un algoritmo, puede desempeñarlo una máquina. La creatividad es algo intrínseco al ser humano y eso los robots no lo tienen.

¿Y no se puede revertir ese escenario del 80% de parados?
Es una cuestión principalmente económica y política. Lo ideal sería disponer de una renta básica universal. Ante esta situación, parece que habrá poca gente trabajando y el resto tendrá que ganarse la vida aunque sea con un subsidio. La duda es de dónde se podrá sacar todo ese dinero para pagar la ayuda. Hemos vivido transiciones en la humanidad, como con la era industrial. Las máquinas nos desplazaron hacia lo intelectual y no tanto lo manual. En la cadena de valores ganamos. Si este cambio ahora es intelectual, como por ejemplo a la hora de conducir un coche, ¿hacia dónde nos podremos desplazar?

Trabaja en la creación de nanomateriales y dispositivos para mejorar la eficiencia de la energía solar. ¿Se desaprovecha el potencial que tiene?
El sol es una de las energías renovables más prometedoras. Con una hora de sol se podría abastecer a toda la humanidad durante un año si fuéramos capaces de captar toda la energía, sin dejar escapar un rayo. Hoy en día, solo representa el 1% del consumo energético mundial.

El artículo completo en: El País (España)

"Se enseña a niños del siglo XXI con profesores del siglo XX y aulas del siglo XIX"

Recién en los próximos cinco a diez años se verá un porcentaje acelerado en la inversión tecnológica dentro de las instituciones educativas del Perú y la región de Latinoamérica, afirma Samir Stefan, de Lenovo.

La región de Latinoamérica está en una constante lucha por mejorar su educación y tratar de incorporar la tecnología en las metodologías de enseñanza sin embargo a simple vista parece que se ha avanzado poco en países como el Perú. 

“El 98% de los salones de clase (de colegios en la región) todavía siguen siendo salones de clases tradicionales, instaurados y formulados según las dos primeras revoluciones industriales que vivimos hace 200 años”, advierte Samir Estefan, gerente de Educación Regional para Latinoamérica de Lenovo. 

Explicó que en esta realidad intervienen diversos factores y uno de los principales es la brecha digital que se genera con el docente, que mayormente son inmigrantes digitales dando clases a niños que son ‘nativos digitales’. “Se trata de personas que llevan 30 años dando sus clases de la misma manera y obviamente cambiar esa estructura con la que dan las clases o incluir herramientas que inciten el acceso a la tecnología, no es tan sencillo”, comentó. 

Detrás de esta dificultad de cambiar el chip al docente está la formación que éste ha recibido en su formación profesional y son muy susceptibles a realizar cambios a sus metodologías. “Estas barreras hacen que la tecnología no se apropie fácilmente del salón de clases”, mencionó. 

Asimismo, mencionó que de un target de 70 millones de estudiantes de colegios en la región, se tiene que el 20% está en colegios privados y el restante 80% está en colegios públicos o estatales. “En el caso puntual del Perú, sucede algo particular y es que está sobre esa media, llegando al 25% o 26% de estudiantes en educación privada y el resto en educación pública”, anotó. 

En ese sentido, manifestó que los gobiernos de Latinoamérica buscan ejecutar proyectos para alcanzar la meta de tener un dispositivo tecnológico por estudiante pero las realidades son distintas. 

Hay países como Uruguay que si logran cumplir este objetivo pero se debe a que es un país pequeño, mientras que otros como Chile están cerca de alcanzar esta meta y tienen un dispositivo por cada dos estudiantes. 

“Colombia está en un tres a uno también con proyectos encaminados a lograr el uno a uno. En Perú particularmente tenemos que el 14% de estudiantes de educación pública tienen acceso a estas tecnologías”, detalló.}

El artículo completo en: Gestión (Perú)

5 de julio de 2017

El dilema de hoy: educar para rankings o aprender por proyectos

La personalización y la atención a la diversidad son más operativas educando por proyectos y flexibilizando el tiempo y los espacios, generando aprendizajes valiosos y un rendimiento auténtico que capacita y potencia a todos.

En el escenario educativo actual no predomina un único modelo pedagógico sino más bien una paleta de colore  Basil Bernstein) o un mosaico móvil ( Andy Hargreaves) de prácticas y proyectos educativos. Y detrás de los proyectos, encontramos también identidades docentes en mosaico con colores definidos y otros difuminados, más o menos brillantes. No todo es ni blanco ni negro. Predomina un pluralismo pedagógico constituido por mestizajes que combinan aspectos tan tradicionales como innovadores en mixturas flotantes y variables.


En el escenario educativo actual no predomina un único modelo pedagógico sino más bien una paleta de colores.

Por ejemplo, en un instituto de secundaria cualquiera podemos encontrar mezclados el enfoque por competencias, los exámenes como principal forma de evaluación, el aprendizaje por proyectos o el agrupamiento por niveles de rendimiento (streaming). Todo a la vez y justificado con un discurso de escuela competitiva pero inclusiva, democrática pero profesional y otras dualidades desconcertantes. Las formas y estrategias tradicionales se combinan con nuevos enfoques más modernos en una pugna donde lo antiguo no acaba de morir (más bien queda reforzado) y lo nuevo no acaba de nacer, como diría Antonio Gramsci.



Un ejemplo de tradicionalismo elevado a la potencia de ser política ministerial es el anuncio de Wert de los tests faraónicos de 350 ítems en las reválidas de ESO y bachillerato. Encima, los resultados de las reválidas servirán para elaborar y hacer públicos rankings de escuela. Es la opción neoliberal para facilitar la libre elección de escuela entre las familias para que sean ellas quienes reactiven la demanda: es decir, para forzar a los centros a diferenciarse y competir entre sí para ofrecer diversity de proyectos donde poder elegir. La propuesta de Wert incluye la ponderación de las escuelas en los rankings según el contexto y los factores socioeconómicos. Sin embargo, en un país como España, con una gran brecha entre red pública y concertada, el efecto ranking puede ser el tsunami definitivo para destrozar la igualdad de oportunidades tal como la hemos conocido hasta ahora.  Hace un tiempo sinteticé y documenté los efectos negativos y perversos de los rankings de escuelas entre los países anglosajones:

1. En lugar de multiplicar la diversity de proyectos de centros donde poder elegir, se refuerza un modelo único de escuela muy académica, sujeta a la presión por los resultados.

2. Se impone el teach to the test que implica reforzar la didáctica más tradicional y la obsesión por la disciplina de un alumnado sometido a comprobaciones continuadas de sus estándares.

3. Hace desaparecer la innovación pedagógica, la cooperación entre maestros y escuelas y la participación de las familias, empobreciendo y aislando al profesorado en una rutina competitiva.

4. Diluye la libertad real de elección entre los padres que se transmuta en libertad de selección del alumnado por parte de las escuelas con alta demanda (incumpliendo la promesa de la libre elección para todos).

5. Las escuelas con exclusión selectiva de alumnado siempre salen mejor en los rankings, no por la calidad de su proyecto, sino por ser selectivas. Amplía la segregación y la discriminación por origen social, étnico o por discapacitados, excluyendo de forma escalonada a los alumnos que no pueden garantizar altos resultados para los centros o que los harían disminuir.

6. Se dualiza el sistema educativo entre una red de máximos (escuelas que funcionan y se les otorga plena autonomía) y una red de mínimos (escuelas fallidas sometidas a controles de mejora que en caso de no funcionar implica el despido del profesorado).

Los rankings de escuela acaban por reclasificar el alumnado en un sistema educativo que queda descohesionado en forma de pirámide fragmentada, ofreciendo escuelas independientes y segregadas por cada estrato social. El efecto resultante ha sido que los jóvenes millennials o los "hijos de la Tatcher", es decir la generación británica educada en el sistema de rankings, es mucho más individualista, posesiva y menos colectivista que ningún otro generación británica moderna. Educar para los rankings es una opción que se ajusta bien con la cultura anglosajona que valora el individualismo competitivo y el darwinismo social como fundamentos del talento, del éxito y de la excelencia. Este ha sido su triunfo cultural e ideológico que Wert y los que piensan como él sin ser del PP, quieren introducir aquí.

Educar para hacer rankings es la opción neoliberal y tecnocrática que todos estos años han rechazado el resto de países europeos con la única excepción de la España del PP. Es un sistema que sólo funciona en los países anglosajones y no en la Europa continental, tal y como ponía de manifiesto el macro-proyecto de investigación REGULEDEC. Ni los gobiernos liberal-conservadores de Finlandia, Holanda o Alemania ni de ningún otro país europeo se ha embarcado en una operación de tal calibre. Más que una opción de mercado es una opción cultural-ideológica rechazada por los neoliberales no anglosajones.

Frente a la opción de educar por los rankings, poco a poco, la comunidad educativa va en una dirección contraria, expandiendo el aprendizaje por proyectos. Este es un movimiento alternativo que, en Catalunya, viene impulsado por escuelas e institutos, entre otros, creados en la época del segundo gobierno tripartito (2006-2010). Centros nuevos con equipos nuevos en edificios nuevos o en barracones que han nacido con un proyecto diferenciado y rompedor. Son centros que han globalizado todo o gran parte del currículo, diluyendo las asignaturas y pasando a trabajar en base a proyectos. Algunos, incluso, no tienen departamentos y el profesorado siente que forma parte más de un proyecto intelectual y conceptual que de un área disciplinar determinada.

En el actual escenario, el dilema de hoy parece dirimirse entre educar para rankings o educar por proyectos. La primera opción (teach to the test) es el ejemplo paradigmático de las pedagogías visibles del modelo taylorista de escuela donde se prioriza la productividad académica de niños y adolescentes por encima de su desarrollo integral como personas. La productividad y erudición académica eran valiosas en la sociedad industrial donde se impuso el taylorismo como modelo organizativo y de control de los rendimientos, los saberes y los horarios. El taylorismo, a la vez, requería que la escuela separara el alumnado orientado a la cultura culta (superior) y aquellos orientados a la cultura manual (inferior) con una división del conocimiento por disciplinas aisladas entre sí. Se han aislado tanto que el trivium y el quadrivium medieval ahora parecen una unidad globalizada y de propósito.

Hoy, el único espacio institucional donde funciona el taylorismo en su forma pura es la escuela. Bajo mosaicos y paletas de color mestizas pero sin haber variado el formato burocrático y la división por asignaturas. Un formato donde la figura central es el profesor (la instrucción), no el alumnado ni su diversidad (el aprendizaje). Una forma de superar y romper el modelo taylorista tan extendido es la segunda opción, la educación en base a proyectos que tanto eco empieza a tener a partir del cambio disruptivo adoptado por los jesuitas en el proyecto Horizonte 2020.

El patrimonio cultural, artístico, histórico y científico que marca el currículo oficial se puede adquirir por múltiples vías, canales y estrategias. Aprenderlo y descubrirlo en base a proyectos transdisciplinares conecta mejor con los adolescentes millennials de hoy. Cada proyecto implica tareas desafiantes que permiten cooperar, competir, equivocarse, tomar decisiones, descubrir, madurar y profundizar. Permite adquirir las competencias clave y duraderas del famoso aprender a aprender que el modelo taylorista es incapaz de hacer universal y real. Ya sea una escuela pública o concertada.

La educación por proyectos es la respuesta en forma de pedagogías invisibles que transforma el modelo tradicional porque tiene en cuenta y parte de los grandes cambios sociales externos a la escuela. Excelencia, equidad e innovación educativa ya no son realidades yuxtapuestas sino perfectamente alcanzables al mismo tiempo, tal y como Finlandia y otros países ponen de relieve. La educación por proyectos permite resultados equitativos, mejora el clima y la motivación de los alumnos y crea una nueva forma de excelencia no basada en la erudición sino en la asertividad. Por eso es ideal para una etapa como la ESO donde más que eruditos necesitamos hacer madurar nuestros alumnos. Las inteligencias múltiples, las competencias-clave, el aprendizaje sobre los errores o el trabajo en equipo afloran y se potencian con la educación por proyectos. Negarlas, evitarlas o minimizarlas es negar la base cultural mínima y funcional que requiere el alumnado de la ESO.

La personalización y la atención a la diversidad son más operativas educando por proyectos y flexibilizando el tiempo y los espacios. Generando aprendizajes valiosos y un rendimiento auténtico que capacita y potencia a todo el alumnado. Sin que nadie quede atrás y sin "bajar" el nivel de los más aptos. No se trata de hacer competir en erudición sino de potencialitzar los óptimos de cada uno. Haciendo que todos se equipen con las competencias-clave y garantizando por todos un desarrollo integral como personas asertivas y protagonistas del nuevo milenio. Educar para rankings o educar por proyectos es un dilema que todavía no es objeto de debate. Pero nos conviene plantearlo si queremos tener claro qué modelo de ESO queremos priorizar como sociedad y como democracia. Hagámoslo.
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Jefes millennials, un nuevo paradigma laboral

Las nuevas generaciones rompen el molde de que los puestos jerárquicos son para los trabajadores dentro de las empresas. Creatividad, proactividad, innovación y flexibilidad, entre los aportes que traen consigo.

Años atrás, los puestos más altos de las empresas eran para los trabajadores de mayor experiencia y tiempo dentro de la firma. Las nuevas generaciones, sin embargo, con niveles de estudio más alto en menor tiempo, rompieron este molde.

“Las compañías con jefes millennials crecen porque tienen otra mirada frente a los procesos y cómo llegar a los resultados. Priorizan un ambiente laboral y horarios flexibles”, explica Sandro Cosentino, gerente de Recursos Humanos de Grupo Newsan, y resalta: “Lo ideal en las firmas es generar una sinergia con empleados de varias franjas etarias para que cada uno pueda aportar conocimientos que potencien el crecimiento de las empresas”.

Marianela Cioffi, jefa de Capacitación y De-sarrollo en Gestión Compartida, apunta: “Para un millennial, ser jefe no es fácil y menos cuando, al ascender, quienes solían ser sus compañeros de trabajo pasan a ser sus empleados. El rol de las empresas es fundamental acá; está en ellas prepararlos de forma adecuada”.

IguanaFix es una firma nacional para la contratación de servicio técnico en América latina a través de una plataforma online. Dentro de ella, señala su CEO y co-fundador, Matías Recchia, el 90% de las personas tiene menos de 30 años y muchos cuentan con posiciones de liderazgo. “Tenemos jefes o directores que contratamos siendo millennials y otros que crecieron acá adentro. Por ejemplo, nuestro director de Operaciones para la Argentina tiene solo 25 años y se unió al equipo después de haber creado su propio emprendimiento a un año de graduarse de la universidad. Hoy, tiene más de 20 personas que reportan a él directamente y se ganó el puesto por el gran trabajo que realizó, aportando ideas creativas y motivando al resto del equipo”, dice.

“Cuando los millennials asumen posiciones de liderazgo, no sienten que pedir consejos sea signo de debilidad. Están acostumbrados a los circuitos de comunicación más activos y al intercambio de ideas. De este modo, las personas de mayor edad son incluidas y valoradas, lo que ayuda a que se abandonen los prejuicios sobre una juventud conductora del trabajo”, recalca Cioffi.

La tecnología es uno de los pilares de los puestos de liderazgo asumidos por millennials. “La tienen incorporada a su vida y no la perciben solo como un soporte externo. Para esta generación, no hay una diferencia entre lo virtual y lo real; pueden mantener una comunicación fluida con sus equipos tanto de manera presencial como por un grupo de WhatsApp”, señala Cioffi. En este sentido, Recchia cuenta que, dentro de IguanaFix, usan más el WhatsApp que los mails para comunicarse: “Tenemos grupos y las decisiones se toman rápido a través de mensajes”.

Innovación

Lejos de los ámbitos laborales en donde cumplir el horario era fundamental y el espacio de trabajo se reducía a un escritorio con una computadora, un anotador y algunas biromes, los millennials proponen otro tipo de esquema.

“El método de trabajo es diferente porque se caracterizan por innovar. Promueven espacios al aire libre para relajarse entre reuniones, disponibilidad de laptops y celulares para estar conectados todo el tiempo en cualquier lugar; priorizan los espacios de reuniones para grandes debates y brainstormings. Así logran una dinámica de trabajo en equipo con entornos más colaborativos en donde trabajar tiene que significar disfrutar de la tarea”, sostiene Cosentino, en tanto Cioffi afirma que un millennial es más un coach que un jefe, dado que busca que cada uno dé lo mejor de sí, sin generar presiones innecesarias.

Por otra parte, esta generación también se aburre rápido. “No están obsesionados con las líneas de reporte y se enfocan más en cómo generar impacto, más allá del puesto”, señala Recchia. Su profunda formación académica, con posgrados y especializaciones, los capacita para acelerar su crecimiento. “La motivación está relacionada con el asumir de nuevos desafíos”, destaca Cioffi, y apunta a que las áreas de Recursos Humanos tienen un rol esencial en brindar seguimiento a los líderes y pensar en nuevas oportunidades para ellos.

“La pasión acompaña a la decisión de los jóvenes de querer cambiar de trabajo, por lo que los beneficios y el crecimiento profesional deben ir de la mano de las libertades que anhelan para crear e innovar. Los millennials quieren crecer; mientras se les brinde el espacio para ello no van a estar en búsqueda de otra cosa”, dice Cosentino. Y acentúa: “Los puestos ideales no existen, cada uno los hace, y eso es algo que depende de cada persona, no de una generación”.

“Hay que hacer del trabajo un momento desafiante, interesante y divertido. Por ejemplo, uno de nuestros líderes millennial es jefe de Operaciones, pero solía ser jefe de Ventas Telefónicas y, en seis meses, hay una gran chance de que se convierta en director en un país de un mercado nuevo que abriremos. Hay que motivarlos, darles responsabilidades e incentivarlos a que el desarrollo de la empresa sea, también, el propio”, acota Recchia.

Al final del día, una firma busca resultados. Y la edad de quienes lideren no es lo fundamental, sino que son sus valores y cualidades. “Cada generación enriquece desde diversos aspectos, eso es lo que hace interesante que los millennials ocupen este tipo de posiciones”, afirma Cioffi. Recchia explica: “Lo importante es definir la cultura de la empresa y determinar cuáles son las cosas que realmente hacen la diferencia. Que la gente tenga en claro que es una meritocracia”.

En primera persona

Noelia Scrivano tiene 30 años y hace dos que trabaja en Sofftek. Cuando ingresó era líder de un equipo en QA Testing y hoy ocupa el rol de Practice Specialist de QA. Pasó de coordinar las tareas de tres personas a gestionar una práctica con más de 45. “Siempre busco cómo incentivar a los empleados. Creo que la clave está en hacerlos 100% responsables de las tareas que tienen a cargo y así obtienen visibilidad dentro de la compañía”, señala Scrivano. Y detalla que, dentro de la dinámica laboral, utiliza herramientas como Slack, Trello, Skype, y charlas informativas y motivacionales para el personal.

Desde el momento en que asumió el cargo hasta hoy, se incluyeron seminarios, planes de carrera, integraciones y generación de grupos de pertenencia, así como también se trabaja en equipo y se utiliza el homeworking.

“Tengo un líder que me incentiva constantemente y es lo que yo también busco en mi equipo. Fomento que puedan aprender sobre nuevas tecnologías y cada colaborador se capacite para que puedan vender mejor los servicios a los clientes. Hay que favorecer el aporte creativo”, reflexiona.

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Gestión (Perú)

26 de junio de 2017

Michael Apple: “Los niños prefieren jugar Angry Birds, que Leer”





El filósofo Michael W. Apple (1942) es un especialista en educación, y un experto en la teoría curricular y la investigación, la enseñanza fundamental, y el desarrollo de las escuelas democráticas. Es particularmente un estudioso crítico de la teoría de Paulo Freire. Actualmente es profesor en la Universidad de Wisconsin-Madison (USA).


Compartimos, con fines únicamente educativos – pastorales la entrevista que sostuvo con Paula Molina del Portal “Qué Pasa” de Chile; y aunque se refiere en particular a la educación chilena (en buena parte del diálogo), consideramos muy interesante conocer su opinión también sobre los salarios y la evaluación docente, Singapur, Inglaterra y la excesiva preparación para las pruebas, que han hecho a los niños restar importancia a la lectura.

“Hemos conseguido que los niños odien leer”

El estadounidense Michael Apple, uno de los filósofos de la educación más importantes del mundo, advierte sobre los modelos educativos que está mirando Chile en su reforma, y sobre el peligro de los test. “Uno no es un número”, sentencia.

“Me preocupa Chile”, dice Michael Apple.

Se trata de uno de los principales filósofos de la educación en el mundo. Académico estadounidense, profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison, Apple es uno de los principales teóricos de la pedagogía crítica de Paulo Freire, y la suya es una mirada inquisitiva sobre la educación en su país y en el mundo, similar a la que plantea Noam Chomsky en política.
El profesor recibe a Qué Pasa en la capital chilena, hasta donde viajó para ser investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Santiago.

—¿Qué le preocupa de Chile?

—Chile ha liderado un tipo particular de reforma durante las últimas décadas, basada en los vouchers, la privatización, la profesionalización de los profesores, la selección de los alumnos. Bachelet está tratando de moderar y cambiar esas reformas. Es un paquete, pero algunos de sus elementos me preocupan. Uno de ellos es el de los vouchers. Está ampliamente probado que los vouchers no reducen la desigualdad y que, en el mejor de los casos, la mantienen. En Estados Unidos han tenido efectos muy perversos.

—¿Qué otro aspecto le inquieta?

—Lo que se llama la profesionalización de los profesores. Daré un ejemplo estadounidense, ya que Chile ha tomado mucho de allá, desde los Chicago Boys hasta su armamento. Allí Obama, a quien respeto, propuso que el salario de los profesores dependiera en parte de los resultados de las pruebas a los estudiantes.
Pero ya sabemos, ampliamente, que si miro dónde vives y en qué trabajan tus padres, voy a ser capaz de predecir, con una pequeña variación estadística, cómo te va a ir en cualquier prueba que te tome. Aún así, el sistema hace que a los profesores sólo les preocupen las pruebas, y a los niños sólo se los prepare para contestarlas. Los profesores son menos profesionales, menos autónomos y la mayoría de los niños recibe una educación poco robusta, donde no se les enseña ciencia, ni arte, no leen nada importante, porque sólo los evaluamos según sus habilidades básicas en lectura y matemáticas. Miro a Chile con los ojos de muchos países, respeto las luchas por la democracia que aquí se han dado, pero me preocupa que en la reforma se incorporen ideas que vienen de EE.UU. o Inglaterra, cuando allá están en el debate.

—¿Hacia dónde miraría usted, en cambio?

—Si Chile va a mirar a otros países, tiene que saber qué está pasando en ellos. En Inglaterra se está planteando convertir los colegios en “academias”, que dependan a nivel local, que compitan entre ellas en un sistema muy similar al que se impuso en Chile. Eso reduce el presupuesto público para educación, y favorece a los colegios privados y a las familias que pueden pagarlos. Sabemos que los barrios determinarán los resultados de los colegios. Sabemos que los colegios seleccionan a los alumnos, aunque el Estado lo prohíba. La idea del sistema es que los padres eligen, pero eso no pasa en ningún lugar del mundo. Los colegios eligen a los niños y a los padres.

—Descartamos Inglaterra entonces…

—Y claro, hay una nación que, se supone, valdría la pena mirar: Finlandia. He pasado mucho tiempo en Finlandia, y me parecería perfecto seguir su ejemplo, si Chile o Estados Unidos, que también ama a Finlandia, como casi todos los países, hicieran lo que ellos hacen: doblar o triplicar el sueldo de los profesores, pagar sus estudios de posgrado, permitir sindicatos poderosos. Y necesitaríamos además un sistema de seguridad social muy fuerte, para que la diferencia entre ricos y pobres sea pequeña. En Chile es enorme, igual que en Estados Unidos, donde además va en aumento. En Finlandia, si un padre queda sin trabajo, su hijo recibirá ropa de calidad, para que nadie sea marginado porque no tiene qué ponerse. Si quiero seguir el camino de un país, no sólo miraría su educación, sino todo lo demás.

—¿Miraría a otros países con buenos resultados?

—Primero, insistiría: los buenos alumnos y los buenos profesores no se miden en las pruebas. Yo nací muy pobre. Fui la primera generación de mi familia que terminó la educación secundaria. Y aquí estoy, soy un profesor. Así que yo sé que, a veces, las escuelas pueden compensar la pobreza. Pero también sé que la mayor parte del tiempo no pueden, a menos que la educación se vincule a otras reformas sociales.

—¿Qué piensa del caso de Singapur?

En el caso de Singapur hay escuelas de élite, donde los alumnos reciben una educación creativa, interesante, orientada a formar doctores, políticos, abogados. El resto de la población es educado para responder las pruebas. Y luego tienes un enorme grupo de inmigrantes provenientes de China, India, Filipinas a cuyos hijos, simplemente, no se les toma la prueba. Shanghái es aun más interesante. Yo hice clases en Shanghái, que es una ciudad impresionante. Imagina una ciudad donde todos los edificios son como el que ustedes tienen en Santiago (la torre del Costanera Center). Se ve muy rico. Pero en China unos 300 millones de personas han migrado del campo a la ciudad. Y China desarrolló un sistema de pases de residencia para moverse de un lado hacia otro. Con los trabajadores hace vista ciega, porque necesita mano de obra, pero que no les permite traer a sus hijos a la ciudad. Los niños entran igual, pero quedan sin acceso a la educación. Los educan de forma ilegal, en fábricas viejas, en garajes sin calefacción. O los incorporan a programas de “educación especial”, pero en ningún caso rinden las pruebas. Sólo los niños que tienen permiso de residencia van a las escuelas públicas y dan las pruebas. Mi punto es que las mediciones pueden ser muy engañosas. Chile debe entender que si toma una idea de Singapur, o de cómo se enseña matemáticas en Shanghái, tiene que preguntarse cuánto sabe de esa sociedad.

—¿Cuál es la alternativa a las pruebas estandarizadas para medir la educación?

—Tenemos que encontrar formas distintas de evaluación. En Maine, Estados Unidos, sólo el 25% de la evaluación de niños y profesores se basa en sus resultados en las pruebas. El resto es observación, participación, se contempla el portafolio de los estudiantes, su desempeño en arte, poesía, su capacidad para escribir ensayos. Son evaluaciones que toman tiempo y trabajo. Pero los profesores sienten que se les trata como a profesionales, y no sienten que tienen una prueba sobre su cabeza cada día.

—¿No hay nada que podamos aprender de los resultados de las pruebas?

—Parte de la realidad se puede evaluar a través de números. En educación, los números son los test. Pero si usted le pide a alguien que evalúe su día, esa persona no le dará un número, le va a contar una historia. Uno no es un número, uno tiene un relato mucho más rico. No me opongo a la evidencia, pero los profesores y la comunidad deben debatir qué evidencia necesitan. Por qué resultados van a juzgar a los profesores. La educación no debería tratarse sólo de pruebas, debería dar a los niños las habilidades para reflexionar sobre su vida, para pensar en su futuro y el de su nación. Si no, la educación sería una fábrica. Es en el colegio donde aprendemos a cooperar, a compartir, a ser solidarios.

—¿Qué pasa con los alumnos frente a las pruebas?

—Incluso en los colegios donde les va bien, cuando les preguntan a los niños si les gusta leer, responden cosas como “no, lo odio”. El foco en los test genera una disposición negativa hacia el aprendizaje. Eso es lo que llamamos el “currículo oculto”. Los colegios harán cualquier cosa para mejorar su resultado en las pruebas, porque ellos y los profesores dependen de esos resultados y se ha convencido a los padres de que eso es lo único que importa. Pasa en Chile, Estados Unidos, Francia, Alemania. Lo que hemos conseguido es que los niños odian leer. Y luego nos preguntamos por qué, cuando tratamos de conversar con ellos, prefieren jugar Angry Birds. Porque les han dicho que leer no es algo valioso para ellos, que sólo vale para tomar una prueba.

—¿Cuánto hay de política en la educación?

—La educación siempre es política. Yo uso el concepto de “conocimiento legítimo u oficial”. De cientos y miles de cosas posibles, sólo elegimos algunas para enseñar a los niños. Esa elección es un acto político.

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