Investigadores de varias instituciones estadounidenses e israelíes han aprovechado datos publicados en internet por aficionados a la genealogía para trazar la relación familiar de 13 millones de personas en un único árbol genealógico. La documentación de esta gran familia abarca una media de 11 generaciones y su estudio, publicado en la revista Science, ha revelado nuevos detalles sobre la influencia de la cultura occidental en la diversificación genética de las poblaciones humanas. El equipo de investigación, que reúne a genetistas y científicos informáticos, también ha analizado el árbol para estimar la base hereditaria de la longevidad, que calculan en torno al 16%.
Los datos provienen de la página web de genealogía
colaborativa Geni.com, donde cada usuario completa su árbol familiar,
con la opción de integrar árboles de otros usuarios que tengan parientes
en común. Los autores del estudio emplearon teoría matemática de grafos
para limpiar y ordenar los datos de 86 millones de perfiles públicos,
en un intento de fundir todas las familias disponibles. Además,
validaron sus resultados utilizando datos de ADN que estaban disponibles
para algunas genealogías. “Por primera vez se puede hacer historia de
población de una manera amplia gracias a las genealogías recogidas en la
web”, dice Jaume Bertranpetit, un científico del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC) ajeno a este estudio. “De hecho, creíamos que el caso de Islandia, donde sí se ha hecho, era único; ahora vemos que esto puede hacerse mucho más general”, agrega.
Del análisis se desprendieron 5,3 millones de árboles
inconexos; el más grande de ellos une a 13 millones de personas, algo
más que la población actual de Bélgica. “Toda la humanidad es parte de
la misma familia”, apunta el autor del estudio Yaniv Elrich, un
genetista y científico informático de Columbia University (EE UU) que
también es director científico de MyHeritage, la empresa propietaria de
Geni.com. “Según la teoría matemática, si cada persona pudiera proyectar
75 generaciones, el árbol genealógico de la humanidad conectaría a todo
el mundo: desde un aborigen en Australia, pasando por una persona
europea o africana, hasta un inuk en Alaska”, explica Elrich. “Y 75
generaciones no es tanto, son unos 2.000 años; no hablo de volver a la
prehistoria”, matiza.
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