Animalismo,
pacifismo y religión asoman en el octavo episodio ‘Los últimos jedi’.
Hemos visto la esperada película, que se estrena esta semana y supone un
salto de madurez en la saga.>
En una galaxia muy lejana… hay cosas que no cambian. Y que mejor que no lo hagan, porque los fans de Star Wars tampoco lo perdonarían. El estreno del Episodio VIII: Los últimos Jedi confirma que la saga más famosa de las estrellas llega a la recta final de esta trilogía (ya se ha anunciado una más) en un buen estado de salud. Tras la energía que le prestó J.J. Abrams en la anterior entrega, ahora Rian Johnson -que, recordemos, viene del cine indie y de la cantera de Sundance- mantiene la misma línea revival y la sucesión de guiños a los tres primeros títulos con los que George Lucas cimentó este universo siempre en expansión.
La anunciada recuperación de Luke Skywalker (Mark Hamill), el previsible homenaje a Carrie Fisher (Leia Organa) tras su fallecimiento, los droides clásicos (RD-2D y C3PO), Chewbacca, el mítico Halcón Milenario… Todos tienen su cuota de protagonismo, junto con los recién llegados Rey, Kylo Ren-Ben Solo o Finn: la sangre millennial de esta nueva entrega. Y los más fetichistas quedarán satisfechos y correrán a buscar las figuritas de los Porgs,
las nuevas criaturas concebida por Disney (algo parecido a una ardilla)
para convertirse en objeto de culto y juguete para niños al mismo
tiempo. Así que poco, o casi nada, cambia para que todo siga igual. Los
fans se emocionarán cuando desfilan las ya clásicas frases en el
prólogo, acompañadas de esas fanfarrias tan reconocibles, y llegarán a
las puertas del delirio cuando se enciendan las espadas láser y emitan
ese zumbido tan reconocible.
Pero tras ver Los últimos Jedi sí que se
encuentran algunas novedades a nivel narrativo, sobre todo en lo que
tiene que ver con las temáticas que se abordan de forma tangencial a la
típica trama principal (familia, venganza, bien frente al mal,
aventuras, batallas…) y que ayudan a reforzarla. Estos son algunos de
las cuestiones que se incorporan (o se refuerzan) en el mundo que
comenzó con La guerra de las galaxias, hace ahora cuarenta años.
Defensa del medio ambiente: Cuando Rey (Daisy Ridley) acude en busca de Luke, la joven acaba en el planeta Ahch-To,
donde el gran jedi ha decidido retirarse como si fuera un ermitaño o un
monje que hubiera prometido silencio. El lugar de su bien merecida
‘jubilación’ es una isla donde conviven, en paz y armonía, varias
especies animales que parecen a punto de extinguirse. La llegada de Rey
altera el pacífico medioambiente y Luke (y las propias criaturas) le
tienen que dar algunas lecciones sobre ecología y buenas maneras hacia
la naturaleza.
Animalismo: Aunque en un momento se ve a Luke
pescando (de forma algo salvaje para reforzar esa lucha interior entre
el bien y el mal) en general la película apuesta por el respeto hacia
los animales. Incluso el propio Chewbacca toma conciencia y aparta de su
boca un pequeño Porg al que le iba a hincar el diente. Una imagen
metafórica en la que el animal, que solo se comunica con gruñidos,
rechaza comerse a otro animal.
Denuncia del tráfico de armas: Cuando Rose (Kelly Marie Tran) y Finn (John Bodega)
deciden localizar a un timador que les pueda ayudar a acabar con la
seguridad de la Primera Orden, terminan aterrizando en un planeta a los
que los responsables de la dirección estética le han dado un aspecto que
parece inspirado en Montecarlo o Las Vegas. Allí realizan un acto en
favor de una especie de animales (los liberan) a los que los ricachones y
poderosos de lugar utilizan para apostar. Y también reciben una
enseñanza por parte de DJ (Benicio del Toro) que les abrirá los ojos:
los mismo que venden armas al malvado Líder Supermo Snoke (Andy Serkis)
lo hacen a la Resistencia a la que ellos mismo pertenecen.
Religión: Siempre ha estado presente y ha rodeado al
mundo de los Jedi, pero en este caso se plantea de una forma más
profunda. Hasta tal punto que el propio Luke, que se resite a abandonar
el lugar donde se ha retirado, parece cuestionarse si no es momento ya
de acabar con el legado de la saga míticos guerrero con poderes a la que
él pertenece. ¿El mítico Skywalker con dudas de fe? Pues así es, y por
momentos parece tan angustiado como los dos jesuitas que protagonizaban Silencio, de Martin Scorsese.
Un mundo más millennial: En el Episodio VII. El despertar de la fuerza,
la incorporación de Rey y Finn del lado de la Resistencia (que muestra
entre sus miembros nuevas generaciones) y de Kylo Ren en las filas de la
Primera Orden ya modernizó el aspecto (y las intenciones) de los dos
bandos tradicionalmente enfrentados. A ello, hay que sumar que ahora
Rose, una joven oriental, se convierte en uno de los miembros más
destacados de los rebeldes ¿Una maniobra de márketing? Puede ser. Pero a
la vez conecta con un nuevo público, con una sensibilidad y una forma
de ver el mundo muy diferente a las que se tenían en la década de los
sesenta, cuando comenzó la madre de todas las space operas.
Fuente:
El País (España)
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31 de diciembre de 2017
5 de julio de 2017
Jefes millennials, un nuevo paradigma laboral
Las nuevas generaciones rompen el molde de
que los puestos jerárquicos son para los trabajadores dentro de las
empresas. Creatividad, proactividad, innovación y flexibilidad, entre
los aportes que traen consigo.
Años atrás, los puestos más altos de las empresas eran para los
trabajadores de mayor experiencia y tiempo dentro de la firma. Las
nuevas generaciones, sin embargo, con niveles de estudio más alto en
menor tiempo, rompieron este molde.
“Las compañías con jefes millennials crecen porque tienen otra mirada frente a los procesos y cómo llegar a los resultados. Priorizan un ambiente laboral y horarios flexibles”, explica Sandro Cosentino, gerente de Recursos Humanos de Grupo Newsan, y resalta: “Lo ideal en las firmas es generar una sinergia con empleados de varias franjas etarias para que cada uno pueda aportar conocimientos que potencien el crecimiento de las empresas”.
Marianela Cioffi, jefa de Capacitación y De-sarrollo en Gestión Compartida, apunta: “Para un millennial, ser jefe no es fácil y menos cuando, al ascender, quienes solían ser sus compañeros de trabajo pasan a ser sus empleados. El rol de las empresas es fundamental acá; está en ellas prepararlos de forma adecuada”.
IguanaFix es una firma nacional para la contratación de servicio técnico en América latina a través de una plataforma online. Dentro de ella, señala su CEO y co-fundador, Matías Recchia, el 90% de las personas tiene menos de 30 años y muchos cuentan con posiciones de liderazgo. “Tenemos jefes o directores que contratamos siendo millennials y otros que crecieron acá adentro. Por ejemplo, nuestro director de Operaciones para la Argentina tiene solo 25 años y se unió al equipo después de haber creado su propio emprendimiento a un año de graduarse de la universidad. Hoy, tiene más de 20 personas que reportan a él directamente y se ganó el puesto por el gran trabajo que realizó, aportando ideas creativas y motivando al resto del equipo”, dice.
“Cuando los millennials asumen posiciones de liderazgo, no sienten que pedir consejos sea signo de debilidad. Están acostumbrados a los circuitos de comunicación más activos y al intercambio de ideas. De este modo, las personas de mayor edad son incluidas y valoradas, lo que ayuda a que se abandonen los prejuicios sobre una juventud conductora del trabajo”, recalca Cioffi.
La tecnología es uno de los pilares de los puestos de liderazgo asumidos por millennials. “La tienen incorporada a su vida y no la perciben solo como un soporte externo. Para esta generación, no hay una diferencia entre lo virtual y lo real; pueden mantener una comunicación fluida con sus equipos tanto de manera presencial como por un grupo de WhatsApp”, señala Cioffi. En este sentido, Recchia cuenta que, dentro de IguanaFix, usan más el WhatsApp que los mails para comunicarse: “Tenemos grupos y las decisiones se toman rápido a través de mensajes”.
Innovación
Lejos de los ámbitos laborales en donde cumplir el horario era fundamental y el espacio de trabajo se reducía a un escritorio con una computadora, un anotador y algunas biromes, los millennials proponen otro tipo de esquema.
“El método de trabajo es diferente porque se caracterizan por innovar. Promueven espacios al aire libre para relajarse entre reuniones, disponibilidad de laptops y celulares para estar conectados todo el tiempo en cualquier lugar; priorizan los espacios de reuniones para grandes debates y brainstormings. Así logran una dinámica de trabajo en equipo con entornos más colaborativos en donde trabajar tiene que significar disfrutar de la tarea”, sostiene Cosentino, en tanto Cioffi afirma que un millennial es más un coach que un jefe, dado que busca que cada uno dé lo mejor de sí, sin generar presiones innecesarias.
Por otra parte, esta generación también se aburre rápido. “No están obsesionados con las líneas de reporte y se enfocan más en cómo generar impacto, más allá del puesto”, señala Recchia. Su profunda formación académica, con posgrados y especializaciones, los capacita para acelerar su crecimiento. “La motivación está relacionada con el asumir de nuevos desafíos”, destaca Cioffi, y apunta a que las áreas de Recursos Humanos tienen un rol esencial en brindar seguimiento a los líderes y pensar en nuevas oportunidades para ellos.
“La pasión acompaña a la decisión de los jóvenes de querer cambiar de trabajo, por lo que los beneficios y el crecimiento profesional deben ir de la mano de las libertades que anhelan para crear e innovar. Los millennials quieren crecer; mientras se les brinde el espacio para ello no van a estar en búsqueda de otra cosa”, dice Cosentino. Y acentúa: “Los puestos ideales no existen, cada uno los hace, y eso es algo que depende de cada persona, no de una generación”.
“Hay que hacer del trabajo un momento desafiante, interesante y divertido. Por ejemplo, uno de nuestros líderes millennial es jefe de Operaciones, pero solía ser jefe de Ventas Telefónicas y, en seis meses, hay una gran chance de que se convierta en director en un país de un mercado nuevo que abriremos. Hay que motivarlos, darles responsabilidades e incentivarlos a que el desarrollo de la empresa sea, también, el propio”, acota Recchia.
Al final del día, una firma busca resultados. Y la edad de quienes lideren no es lo fundamental, sino que son sus valores y cualidades. “Cada generación enriquece desde diversos aspectos, eso es lo que hace interesante que los millennials ocupen este tipo de posiciones”, afirma Cioffi. Recchia explica: “Lo importante es definir la cultura de la empresa y determinar cuáles son las cosas que realmente hacen la diferencia. Que la gente tenga en claro que es una meritocracia”.
En primera persona
Noelia Scrivano tiene 30 años y hace dos que trabaja en Sofftek. Cuando ingresó era líder de un equipo en QA Testing y hoy ocupa el rol de Practice Specialist de QA. Pasó de coordinar las tareas de tres personas a gestionar una práctica con más de 45. “Siempre busco cómo incentivar a los empleados. Creo que la clave está en hacerlos 100% responsables de las tareas que tienen a cargo y así obtienen visibilidad dentro de la compañía”, señala Scrivano. Y detalla que, dentro de la dinámica laboral, utiliza herramientas como Slack, Trello, Skype, y charlas informativas y motivacionales para el personal.
Desde el momento en que asumió el cargo hasta hoy, se incluyeron seminarios, planes de carrera, integraciones y generación de grupos de pertenencia, así como también se trabaja en equipo y se utiliza el homeworking.
“Tengo un líder que me incentiva constantemente y es lo que yo también busco en mi equipo. Fomento que puedan aprender sobre nuevas tecnologías y cada colaborador se capacite para que puedan vender mejor los servicios a los clientes. Hay que favorecer el aporte creativo”, reflexiona.
Fuente:
Gestión (Perú)
“Las compañías con jefes millennials crecen porque tienen otra mirada frente a los procesos y cómo llegar a los resultados. Priorizan un ambiente laboral y horarios flexibles”, explica Sandro Cosentino, gerente de Recursos Humanos de Grupo Newsan, y resalta: “Lo ideal en las firmas es generar una sinergia con empleados de varias franjas etarias para que cada uno pueda aportar conocimientos que potencien el crecimiento de las empresas”.
Marianela Cioffi, jefa de Capacitación y De-sarrollo en Gestión Compartida, apunta: “Para un millennial, ser jefe no es fácil y menos cuando, al ascender, quienes solían ser sus compañeros de trabajo pasan a ser sus empleados. El rol de las empresas es fundamental acá; está en ellas prepararlos de forma adecuada”.
IguanaFix es una firma nacional para la contratación de servicio técnico en América latina a través de una plataforma online. Dentro de ella, señala su CEO y co-fundador, Matías Recchia, el 90% de las personas tiene menos de 30 años y muchos cuentan con posiciones de liderazgo. “Tenemos jefes o directores que contratamos siendo millennials y otros que crecieron acá adentro. Por ejemplo, nuestro director de Operaciones para la Argentina tiene solo 25 años y se unió al equipo después de haber creado su propio emprendimiento a un año de graduarse de la universidad. Hoy, tiene más de 20 personas que reportan a él directamente y se ganó el puesto por el gran trabajo que realizó, aportando ideas creativas y motivando al resto del equipo”, dice.
“Cuando los millennials asumen posiciones de liderazgo, no sienten que pedir consejos sea signo de debilidad. Están acostumbrados a los circuitos de comunicación más activos y al intercambio de ideas. De este modo, las personas de mayor edad son incluidas y valoradas, lo que ayuda a que se abandonen los prejuicios sobre una juventud conductora del trabajo”, recalca Cioffi.
La tecnología es uno de los pilares de los puestos de liderazgo asumidos por millennials. “La tienen incorporada a su vida y no la perciben solo como un soporte externo. Para esta generación, no hay una diferencia entre lo virtual y lo real; pueden mantener una comunicación fluida con sus equipos tanto de manera presencial como por un grupo de WhatsApp”, señala Cioffi. En este sentido, Recchia cuenta que, dentro de IguanaFix, usan más el WhatsApp que los mails para comunicarse: “Tenemos grupos y las decisiones se toman rápido a través de mensajes”.
Innovación
Lejos de los ámbitos laborales en donde cumplir el horario era fundamental y el espacio de trabajo se reducía a un escritorio con una computadora, un anotador y algunas biromes, los millennials proponen otro tipo de esquema.
“El método de trabajo es diferente porque se caracterizan por innovar. Promueven espacios al aire libre para relajarse entre reuniones, disponibilidad de laptops y celulares para estar conectados todo el tiempo en cualquier lugar; priorizan los espacios de reuniones para grandes debates y brainstormings. Así logran una dinámica de trabajo en equipo con entornos más colaborativos en donde trabajar tiene que significar disfrutar de la tarea”, sostiene Cosentino, en tanto Cioffi afirma que un millennial es más un coach que un jefe, dado que busca que cada uno dé lo mejor de sí, sin generar presiones innecesarias.
Por otra parte, esta generación también se aburre rápido. “No están obsesionados con las líneas de reporte y se enfocan más en cómo generar impacto, más allá del puesto”, señala Recchia. Su profunda formación académica, con posgrados y especializaciones, los capacita para acelerar su crecimiento. “La motivación está relacionada con el asumir de nuevos desafíos”, destaca Cioffi, y apunta a que las áreas de Recursos Humanos tienen un rol esencial en brindar seguimiento a los líderes y pensar en nuevas oportunidades para ellos.
“La pasión acompaña a la decisión de los jóvenes de querer cambiar de trabajo, por lo que los beneficios y el crecimiento profesional deben ir de la mano de las libertades que anhelan para crear e innovar. Los millennials quieren crecer; mientras se les brinde el espacio para ello no van a estar en búsqueda de otra cosa”, dice Cosentino. Y acentúa: “Los puestos ideales no existen, cada uno los hace, y eso es algo que depende de cada persona, no de una generación”.
“Hay que hacer del trabajo un momento desafiante, interesante y divertido. Por ejemplo, uno de nuestros líderes millennial es jefe de Operaciones, pero solía ser jefe de Ventas Telefónicas y, en seis meses, hay una gran chance de que se convierta en director en un país de un mercado nuevo que abriremos. Hay que motivarlos, darles responsabilidades e incentivarlos a que el desarrollo de la empresa sea, también, el propio”, acota Recchia.
Al final del día, una firma busca resultados. Y la edad de quienes lideren no es lo fundamental, sino que son sus valores y cualidades. “Cada generación enriquece desde diversos aspectos, eso es lo que hace interesante que los millennials ocupen este tipo de posiciones”, afirma Cioffi. Recchia explica: “Lo importante es definir la cultura de la empresa y determinar cuáles son las cosas que realmente hacen la diferencia. Que la gente tenga en claro que es una meritocracia”.
En primera persona
Noelia Scrivano tiene 30 años y hace dos que trabaja en Sofftek. Cuando ingresó era líder de un equipo en QA Testing y hoy ocupa el rol de Practice Specialist de QA. Pasó de coordinar las tareas de tres personas a gestionar una práctica con más de 45. “Siempre busco cómo incentivar a los empleados. Creo que la clave está en hacerlos 100% responsables de las tareas que tienen a cargo y así obtienen visibilidad dentro de la compañía”, señala Scrivano. Y detalla que, dentro de la dinámica laboral, utiliza herramientas como Slack, Trello, Skype, y charlas informativas y motivacionales para el personal.
Desde el momento en que asumió el cargo hasta hoy, se incluyeron seminarios, planes de carrera, integraciones y generación de grupos de pertenencia, así como también se trabaja en equipo y se utiliza el homeworking.
“Tengo un líder que me incentiva constantemente y es lo que yo también busco en mi equipo. Fomento que puedan aprender sobre nuevas tecnologías y cada colaborador se capacite para que puedan vender mejor los servicios a los clientes. Hay que favorecer el aporte creativo”, reflexiona.
Fuente:
Gestión (Perú)
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