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28 de enero de 2013

Las raíces evolutivas del 'buen samaritano'



El policía que salvó a una mujer de ser arrollada por el metro. | EFE.

El policía que salvó a una mujer de ser arrollada por el metro. | EFE.

El pasado martes por la noche, cuando un hombre saltó a las vías del metro de Madrid sin pensarlo dos veces para rescatar a una mujer que había caído accidentalmente, los modelos mentales que ven al hombre como una especie con tendencia a la maldad y el egoísmo se pusieron en entredicho una vez más.

Desde que éramos bien pequeños, en la 2 de TVE han predominado los documentales de animales en los que se trasladaba una imagen de la naturaleza cruel, donde impera la ley del más fuerte y todos compiten contra todos. Manadas que se ven forzadas a abandonar a crías heridas, violencia entre especies, batallas incesantes por obtener el poder y un largo etcétera, forman parte del imaginario colectivo sobre las motivaciones e instintos que imperan en el Reino Animal. Afortunadamente, cada vez son más los científicos que se ven atraídos por el otro lado de la moneda, es decir, por comportamientos prosociales como son el altruismo, la cooperación o el auxilio.

Cada vez que una persona pone en peligro su supervivencia para salvar a otra con quien no comparte parentesco ni gen alguno, está desafiando una de las leyes con más vigencia en el mundo de la ciencia: la Teoría de la Evolución de Charles Darwin y la Selección por Parentesco, elaborada por William Hamilton y Maynard Smith. De manera resumida, éstas vienen a decir que los seres vivos sólo somos altruistas con otros si compartimos genes con ellos o si esto incrementa nuestra capacidad de adaptación. Pero estas teorías tienen algunos matices importantes que aún no hemos sido capaces de aclarar de manera satisfactoria.

Cada vez poseemos más pruebas de que el impulso que nos hace correr riesgos por desconocidos e incluso miembros de otras especies es algo relativamente frecuente en los seres humanos, pero también en otros animales.

Hace unos años, un niño cayó al foso de los gorilas en un zoo de Chicago. Antes de que los machos se abalanzaran sobre él con dudosas intenciones, una hembra corrió a toda prisa y agarrando al niño con sus brazos, consiguió ponerle a salvo. Después le llevó hasta el lugar desde donde los cuidadores tenían acceso a la instalación, pudiendo así salvar al pequeño.


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El Mundo Ciencia

29 de diciembre de 2012

Las raíces evolutivas del 'sexo, drogas y rock and roll'

Un grupo de amigas celebra la Nochevieja del año pasado en Madrid. | Roberto Cárdenas 
Un grupo de amigas celebra la Nochevieja del año pasado en Madrid. | Roberto Cárdenas

Casi dos millones de kilos de uvas, varios cientos de miles de toneladas de carnes, millones de litros de alcohol, junto a otros tantos cientos de miles de preservativos para los más afortunados, son los elementos que no pueden faltar en la despedida del año que será celebrada por casi todos los españoles en pocas horas. Aunque con menor intensidad, ningún festejo multitudinario carece de ellos. Y es que a los primates humanos nos gusta comer, beber y practicar el sexo, algo que también les sucede al resto de los grandes simios.

El ritual de despedida del año y recibimiento del nuevo comenzará con una gran comida en la que no faltarán las carnes, los mariscos, y para finalizar una buena tarta y/o surtido de turrones. El autocontrol y las dietas no se impondrán hasta días después. Los seres humanos, junto a otros primates, somos algunos de los animales que más engordamos, ya que poseemos mecanismos de acumulación de grasa que han sido favorecidos por selección natural para mantener reservas en épocas de escasez.

Ahora tratamos de evitar la obesidad a toda costa, pero gracias a que engordamos -y por ello somos capaces de no comer durante días-, hemos sobrevivido como especie. Los primates estamos adaptados como ningún otro organismo a la ingestión de grasas y azúcares, algo que otros animales no pueden con tanta facilidad. Esto permite que nuestro cerebro se alimente con mayor eficacia.

De esta manera, comiendo poco podemos obtener las calorías que nuestro cerebro necesita. Es por esta razón que los humanos perseguimos lo graso y lo dulce. Este tipo de alimentos nos producen más placer en el cerebro porque nos aportan la energía fundamental que nos ha hecho falta para sobrevivir durante los últimos millones de años.

A continuación, el cava y las copas serán los protagonistas de la celebración. A los monos también les gusta el alcohol y se emborrachan, como muchos harán en las próximas horas. Este es el caso de los monos vervet, los cuales han desarrollado una adicción al alcohol. Los turistas extranjeros, cuando descansan sobre la arena de las playas en la isla caribeña de Saint Kitts, dejan sus bebidas descuidadas. Los monos, se acercan con sigilo y se apropian de ellas.




Pero hay más casos similares. En la India, donde los macacos son sagrados, no son raros los saqueos que incluyen la ingesta de algún tipo de bebida fermentada. Las consecuencias del alcohol en su organismo es muy parecida a las que nosotros sufrimos: fallos en la locomoción, caídas y finalmente somnolencia.

Los más marchosos, continuarán la fiesta en los diferentes cotillones y discotecas que se prolongarán hasta al amanecer. Los datos de la FAD (Fundación Anti Droga) y el Ministerio del Interior demuestran que en estas fechas aumenta el consumo de todo tipo de drogas. En los años 30, se realizaron unos experimentos sobre la adicción a las drogas con chimpancés. Hasta entonces se creía que la adicción era un fenómeno exclusivamente social y se negaba su enganche físico.




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Yo Mono

22 de diciembre de 2012

El 'pegamento social' de la Navidad

Comida solidaria de Navidad en un colegio de Valencia. | Benito Pajares

Comida solidaria de Navidad en un colegio de Valencia (España) | Benito Pajares
En los próximas dos semanas, millones de personas de todo el mundo compartirán mesa con familiares y amigos. Ya sea con motivo del solsticio, la despedida del año o la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret, cumpliremos con algunos rituales y celebraciones que llevan celebrándose desde hace milenios. Lo que todos ellos tienen en común es su origen religioso.

Los antropólogos situamos el origen de la religión en los primeros 'Homo sapiens'. Pensamos que tuvo que ser en esa época por las pinturas halladas en las cuevas y algunos esqueletos de hace 30.000 años enterrados ritualmente con ocre, señal de que probablemente creían en la vida después de la muerte.

Aunque con formas y fondos muy diversos, la religión es un fenómeno universal entre los cazadores-recolectores y ha emergido en todas las sociedades modernas del mundo. Desde sus orígenes, entre otras funciones, la religión ha servido como instrumento de cohesión. Algo así como un pegamento social que favorece la unión de sus miembros y recuerda simbólicamente algunos de sus valores y necesidades más importantes. En las fiestas o rituales, es donde estos se hacen más visibles y evidentes.

Varios expertos creen que las raíces del ritual como modo de festejo pueden rastrearse en los animales. En el juego y en la celebración, por ejemplo, se dan comportamientos y emociones muy similares. Cuando los chimpancés ven a un compañero conseguir una comida que saben que compartirá con ellos, se excitan y dan saltos de alegría anticipándose a la recompensa.

También se ha observado que los chimpancés del Parque Nacional de Gombe (Tanzania), al aproximarse a las cataratas y rápidos del río, contagiados por el sonido que producen, comienzan a bailar y jugar solos. Después, suelen quedarse sentados, hipnotizados, mirando como van y vienen sus aguas.




Vídeo 1: La fascinación de los chimpancés ante las cataratas

Jane Goodall cree que los chimpancés también tiene algún tipo de espiritualidad, solo que no pueden hablar de ello como nosotros hacemos. Puede que en la contemplación de la naturaleza resida el origen de la religión.

Las fiestas y celebraciones son fundamentales para recordar los vínculos existentes y recordar las alianzas dentro y fuera de la tribu. A pesar de que no somos conscientes, los humanos usamos estos eventos con el mismo fin. Las bodas, bautizos y demás fiestas cumplen con este objetivo.

A nivel colectivo, la religión provee de un marco normativo a las acciones, en ausencia de tribunales y policías que aseguren las buenas prácticas. Es decir, son muy útiles para regular el comportamiento de las personas cuando interaccionan entre sí y no existen instituciones que vigilen o a las que se pueda acudir en caso de injusticia o agravio. En las fiestas se recuerda esta moral compartida.

Fuente:

YO Mono

Obviamente en una sociedad desarrollada ya no se necesita la religión. Pero siempre serán necesarias las convicciones y la fé. Un ser humano necesita fé para seguir por el camino; y sin conviciones profundamente arraigadas y que guíen nuestra conducta no somos personas sino individuos. Pero, ojo que al hablar de fé no estamos hablando de una fé metafísica, sino de una fé en que la Humanidad, con las herramientas (materiales y espirituales) que posee, puede transformar el mundo en un lugar de paz, justicia, libertad y solidaridad.

La fé no puede estar en un ser mítico que vive en el más allá, la fé tiene que estar puesta en el hombre y en la ciencia y las enseñanzas que podemos sacar de nuestra historia. Las sociedades actuales, bajo el signo de las políticas económicas neoliberales,  están en decadencia; y corresponde a los hombres de buena voluntad transformar estas sociedades. Las sociedades nuevas no llegarán gracias a la mano invisible de dios o a la mano invisible del libre mercado; las sociedades actuales necesitan ser destruidas, y de sus ruins emergerán las sociedades nuevas.

15 de diciembre de 2012

Seres humanos y primates: Los excesos del 'macho alfa'

El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. | Efe
El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. | Efe
El polémico Silvio Berlusconi, ex presidente del Gobierno italiano, ha anunciado su intención de volver a presentarse como candidato a las proximas elecciones generales de su país. Aunque puede que finalmente no se presente y todo acabe en una simple demostración de fuerza o chulería, su comportamiento es una excelente fuente de inspiración para hablar de algunos de los vicios y excesos de los que los primates somos capaces para alcanzar el poder.

Los primates realizamos exhibiciones de poder constantemente ('display' en inglés). El objetivo consiste en demostrar a otros la fuerza que poseemos, evitando así las confrontaciones directas que pueden acabar en daños irreparables para todas las partes.

En los estados modernos, este es el caso de los desfiles militares o la pruebas con misiles. Los grandes simios arrancan ramas, chillan, se suben a los árboles o arrastran piedras con este mismo fin. Los humanos rompemos objetos, damos puñetazos contra la mesa, cerramos la puerta de golpe, gritamos e incluso damos patadas a las cosas.

Este patrón es más evidente en la época de la adolescencia, pero no desaparece cuando somos adultos. Realizamos estas demostraciones en todos los contextos, desde en la mesa del consejo de dirección de una empresa hasta en los conflictos que surgen con desconocidos en la calle, ya sea por un accidente en coche o cualquier otro asunto.

Otros ejemplos fáciles de identificar provienen del mundo del deporte, como es el caso de los orígenes de danza maorí, popularizada mundialmente por el equipo de rugby neozelandés 'All Blacks'. Al final, todo se reduce a fuegos artificiales, cuyo objetivo es disuadir de una pelea real.

'Il cavaliere' siempre ha tratado de transmitir una imagen de macho alfa de gran éxito económico y con las mujeres. Vive obsesionado con proyectar una imagen de virilidad y juventud. Se ha sometido a diversas cirugías estéticas e implantes. También se maquilla de forma regular.

En primates, se ha observado cómo individuos con lesiones fingían estar bien para no mostrar su debilidad a los oponentes. Esta es la razón por la que los poderosos tienen tanta precaución a la hora de mostrar a dirigentes enfermos o retienen la información de su enfermedad el máximo tiempo posible.

Esto mismo ha ocurrido con Franco, Castro y está sucediendo con Chávez en estos momentos. Los políticos, expertos en psicología de grupos y masas, saben que su éxito depende en parte de transmitir esa fortaleza. Hay algunos científicos que creen que este fenómeno explica el por qué los hombres nos quejamos poco del dolor y acudimos menos al médico. Para los machos es peligroso mostrar la vulnerabilidad a otros machos.

Berlusconi también ha jugado el papel de semental y señor del harem, como hacen algunos gorilas, exhibiendo el control que ejercen sobre sus hembras. Estaba entre sus costumbres el regalar todo tipo de cosas a las mujeres de sus ministros. En ciertas capas de la población es probable que haya sido envidiado por esta razón. A muchos italianos les atrae esta imagen de macho alfa, capaz de montar las mejores fiestas o 'bunga bunga' del Mediterráneo.

Tampoco las fiestas y el gusto por el alcohol son patrimonio exclusivo del ser humano. En África, cuando los frutos de la marula fermentan, todos los animales de la zona se acercan a pasar un buen rato. Tras unas horas, no es raro ver a los elefantes y jirafas haciendo eses y a los monos caer de los árboles debido a las borracheras que agarran.

Berlusconi se aprovecha de la inestabilidad política que caracteriza al país, desde su fundación en 1861. La existencia de chivos expiatorio a quienes se les hace únicos responsables de la crisis siempre indica que estamos ante un periodo del sistema inestable. En poblaciones de primates donde aún no se ha alcanzado un verdadero equilibrio es fácil que aparezca esta cabeza de turco. En este tipo de grupos, si algo sale mal pueden dirigir todo su agresividad hacia un individuo.

Lo mismo le ocurrió a Microsoft los primeros años de vida de la red, caracterizados por la inestabilidad. Todo era culpa de Bill Gates, cuando él sólo era responsable de Windows, y no de internet. En este sentido, la estrategia de Berlusconi ha sido la clásica: crear un enemigo común para generar cohesión en torno a su figura. Durante los que años que gobernó Italia, fue la de proteger al país de los comunistas.

Ahora el enemigo es Alemania, que intenta arruinarles. En los animales, es fácil observar esta tendencia.
Hasta los enemigos más hostiles entre sí se juntarán en caso de peligro. El primatólogo Frans de Waal cuenta cómo en la colonia de chimpancés de Arhem (Holanda), cuando estrenaban instalación, dominantes y subordinados olvidaban sus posiciones sociales y se abrazaban unos a otros, muertos de miedo.

Si Berlusconi hubiera entendido que el liderazgo es un fenómeno colectivo y no un asunto individual, probablemente no se presentaría a las elecciones presidenciales italianas de nuevo. No existe líder sin seguidores. Él y otros líderes mundiales debería pasar de vez en cuando por 'El ritual del rey payaso' que practican varias tribus de África del Sur.

En estas sociedades, el rey tiene que vestirse de pobre o actuar como un payaso durante un día al año, durante el cual debe soportar el odio e insultos que provienen del pueblo. Estos rituales que tanto fascinaron al antropólogo Max Gluckman, sirven para recordar simbólicamente que el sistema está por encima de de cualquier individuo y que su poder emana del consentimiento colectivo.

Fuente:

Yo, mono (El Mundo) 

20 de noviembre de 2012

Los simios también sufren la crisis de la mediana edad


Un estudio sugiere que los chimpancés y los orangutanes podrían padecer de la famosa "crisis de los 40" como los seres humanos.

Un equipo internacional de investigadores evaluó el bienestar y la felicidad de los simios.

Y encontraron que los animales gozaban de mayor bienestar en la juventud, la que disminuía un poco en la mediana edad y resurgía en la vejez, similar a la curva en forma de "U" en la felicidad en los humanos.

El estudio fue llevado a cabo por psicólogos, economistas y especialistas en primates.

Los resultados fueron publicados en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

"Lo que examinamos es si la curva en forma de U también podía describir el vínculo entre edad y bienestar en los primates, así como lo hace en los seres humanos", le explicó a la BBC el psicólogo y principal autor del trabajo, el doctor Alexander Weiss, de la Universidad de Edimburgo.

Weiss esperaba que los resultados mostraran una curva similar por la relación tan cercana que existe entre humanos, chimpancés y orangutanes.

La investigación comprobó que ambos sexos en todas estas especies muestran la misma U a pesar de las diferencias en los roles sociales y que, por lo tanto, el fenómeno no es exclusivo del hombre.

Observación

Orangután

Las similitudes con los seres humanos van más allá de la genética y la fisiología.

Durante el estudio se evaluaron 508 chimpancés (Pan troglodytes) y orangutanes (Pongo sp.) de distintas edades, provenientes de zoológicos, santuarios y centros de investigación. 

Fueron observados por empleados de zoológico, voluntarios, científicos y cuidadores que habían trabajado con primates en un período de por lo menos dos años y que conocían su comportamiento.

Se evaluó con puntaje el bienestar y la felicidad de los animales, usando un breve cuestionario basado en modelos para medir la dicha humana pero modificados para ser usados en primates.

El Dr. Weiss dice que las similitudes entre seres humanos, chimpancés y orangutanes van más allá de la genética y la fisiología.

Por ejemplo, los simios enfrentan presiones sociales y situaciones de estrés similares a las de los hombres.

"Tampoco es que un chimpancé pasa por la crisis de la mediana edad y de repente quiere un carro deportivo rojo", explica el científico.

"Pero hay otras cosas que quieren, como formar pareja con mas hembras o ganar acceso a mas recursos".

El doctor Andrew Oswald, coautor y profesor de economía de la Universidad de Warwick, Reino Unido, ha estudiado la felicidad en los seres humanos durante más de 20 años.

Chimpancé

Los expertos evaluaron el bienestar y la felicidad de los simios.

"Una de las razones por las que decidí echarle un vistazo a los datos de los simios es porque, cuando estudias a los humanos, la curva en forma de U es exactamente la misma cuando la ajustas estadísticamente a cosas como la educación, los ingresos y el matrimonio".

Para Oswald fue "bastante sorprendente encontrarlo en los simios".

"La crisis de los 40 es real y existe en nuestros parientes biológicos mas cercanos, y todo ello puede explicar a través de la biología y las fisiología".

Más estudios

El psicólogo Dr. Weiss dice que el estudio ha abierto muchas puertas, ya que durante mucho tiempo esta crisis fue considerada algo específico de la sociedad humana.

Sin embargo, aclara: "Lo que esta investigación aporta es una parte de la foto, pero claramente no presenta la imagen completa".

"Tenemos que indagar más profundamente nuestro pasado evolutivo y en el de los ancestros que compartimos con los chimpancés, los orangutanes y otros simios"

Fuente:

BBC Ciencia

17 de noviembre de 2012

El instinto altruista de los primates humanos

Protesta contra los desahucios en Alicante. | Efe
Protesta contra los desahucios en Alicante. | Efe
La idea de que el hombre es un ser egoísta por naturaleza es un modelo mental que ha resurgido con fuerza en la sociedad desde que comenzó la crisis y también un debate clásico de la filosofía. Fenómenos como la corrupción, los despilfarros, las prácticas bancarias de dudosa ética, además de los desahucios y otros embargos, han fijado aún más esta idea en la mente de los españoles.

Aún siendo esto cierto, sucede que, de manera paralela, todos los días se producen movimientos sociales en dirección contraria, basados en la cooperación, el altruismo o el sentido de la justicia. Estos, desafortunadamente, pasan inadvertidos antes nuestros ojos en la mayor parte de las ocasiones.

En unos experimentos dirigidos por los psicólogos Michael Tomasello y Felix Warneken, del Instituto Max Planck, quisieron a poner a prueba la tesis del filósofo Thomas Hobbes, quien creía que el hombre es malo por naturaleza y gracias al Estado reprime su impulso egoísta. Para ello, escogieron a varios niños menores de 15 meses de edad, que por encontrarse en una fase prelingüística no estarían socializados formalmente.

En una sala, un investigador anónimo fingía necesitar ayuda en varias condiciones, como no poder abrir un armario, perder una cucharita de café o dejar caer accidentalmente una pinza de la ropa. Seguidamente, se registraba el comportamiento de los niños. Más del 95% ayudaban en al menos una de las pruebas de manera espontánea, sin recibir ningún tipo de orden o instrucción.




Estos datos, junto a resultados idénticos con los chimpancés, llevaron a estos dos científicos a concluir que los seres humanos poseemos una tendencia innata al altruismo ya presente en nuestro ancestro común, hace millones de años. Sin embargo, a partir de los tres años los niños comenzaban a ser selectivos sobre a quién ayudar y a quién no.

Cuando se les permitía elegir entre dos perfiles de personas que necesitaban ayuda, una que era altruista con otras personas y otra que había sido egoísta, los niños siempre se decantaban por ayudar al altruista. Esta excepción es fundamental, ya que seguir siendo altruista en un ambiente rodeado de explotadores pone en riesgo la supervivencia de cualquier animal. La generosidad generaba más generosidad en los pequeños. Además, lo pasaban bien ayudando a otros, ya que cuando se les recompensaba por hacerlo, perdían el interés, como sabemos que ocurre cuando se les premia por jugar.

En los últimos años, estamos siendo testigos de iniciativas de las que se destilan grandes dosis de altruismo y empatía hacia aquellos que peor lo están pasando. Acontecimientos dramáticos, como los suicidios por desahucio o los millones de personas sin empleo, han estimulado una de las grandes capacidades del ser humano: la empatía o capacidad de ponerse en el lugar del otro. Son muchas las acciones llevadas a cabo por diversas asociaciones que prestan ayuda gratuita y en los últimos días el gobierno trabaja para reducir la presión a los deudores. Pero los primates no humanos también se sacrifican por sus compañeros.



En un experimento, se colocaba a un macaco separado de otros en su jaula. Cada vez que el individuo aislado comía, el grupo vecino recibía una pequeña descarga eléctrica. Los resultados demostraron que el mono prefería quedarse sin comer varios días antes que ver a los compañeros sufrir. Estos percibían el sufrimiento ajeno y llevaban a cabo grandes esfuerzos personales por evitar el dolor de los compañeros.

El miércoles pasado, se ha producido la novena huelga general desde el comienzo de la democracia en España. En una entrevista con el primatólogo Frans de Waal, realizada por el redactor jefe de Ciencia de EL MUNDO, Pablo Jáuregui, este científico aseguró que los primates se niegan a cooperar si perciben que se está cometiendo una injusticia, por lo que se podría decir que también hacen huelga.
El experimento del que se obtuvieron estos resultados, llevado a cabo por Sara Brosnan y dirigido por el propio De Waal, en el Instituto Yerkes, consistía en intercambiar una serie de fichas de plástico por pienso con parejas de monos capuchinos. Cuando ambos se habían acostumbrado este intercambio, a uno de ellos se le daba una uva (alimento que les gusta más) mientras que al otro se le continuaba ofreciendo pienso, lo que generaba una situación de injusticia. Desde ese mismo instante, el capuchino que había sido víctima y había aceptado hasta ese momento el pienso, se negaba a continuar los intercambios con el investigador y prefería quedarse sin nada antes que aceptar un trato que consideraba injusto.





El sentido de la justicia y la moral, son mecanismos desarrollados por algunas especies de animales, que hemos encontrado en la cooperación la clave a nuestra supervivencia. Su función es evitar que los costes de la vida en grupo superen a los beneficios, limitando los excesos que algunos individuos puedan cometer. Una estrategia que regula las distintas relaciones sociales, permitiendo que estas sean viables a largo plazo.

Ésta sería la razón del desarrollo de una moral primitiva hace ya millones de años, mucho antes de que los primeros humanos poblaran la tierra. Gracias a estas reglas básicas sobre la vida colectiva, hoy seguimos viviendo en grupos cooperativos y no somos seres solitarios, como sucede en otras especies de animales.

A pesar de todos estos casos e investigaciones sobre la importancia de los comportamientos prosociales, el ser humano continúa magnificando los acontecimientos negativos y se olvida muy rápido de los positivos. Somos verdaderos expertos detectando fallos y carencias. Esta dificultad se debe a que hace millones de años habitábamos entornos donde esta actitud era muy útil para evitar peligros que amenazaban nuestra supervivencia. Los grupos en los que vivíamos eran muy pequeños y era muy adaptativo desconfiar de bandas vecinas.

Pero ocurre que esta mirada paranoica, no es útil por más tiempo en las sociedades del siglo XXI, donde nos necesitamos los unos a los otros más que nunca desde los orígenes de nuestra especie. Por muchas noticias negativas que aparezcan en televisión, la cooperación, el altruismo y la moral, forman parte de lo más profundo de nuestro cableado humano. Iniciativas sociales, como el apoyo a los desfavorecidos, el banco de alimentos o la plataforma 'Stop desahucios', son algunas evidencias de que los primates humanos, además de ser individualistas, también poseemos tendencias muy poderosas que nos impulsan a ayudar a otros de manera desinteresada.

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16 de septiembre de 2012

Los gibones tienen habilidades de sopranos

Es improbable que los simios se vuelvan virtuosos en las salas de ópera, pero los gibones han dominado naturalmente algunas de las técnicas vocales en las que se basan las sopranos humanas, informan científicos de Japón.

Los gibones tienen un llamado distintivo y entonado que puede penetrar dos kilómetros en sus hábitats de densos bosques. Takeshi Nishimura, del Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kioto, en Inuyama, y sus colegas se valieron de un ambiente improbable para investigar las vocalizaciones que hacían las criaturas: pusieron un gibón de manos blancas (Hylobates lar) en una caja grande con 50% de gas helio.


La investigación, publicada en la Revista Estadounidense de Antropología Física, muestra que, al igual que los humanos, los gibones usan un modo de generación de sonido con “filtro de fuente”. El sonido se origina en las cuerdas vocales de las criaturas como mezcla de distintas armonías, que son múltiplos de la frecuencia con la que vibran las cuerdas vocales.


Las frecuencias resonantes del tracto vocal determinan entonces cuáles de esas armonías son proyectadas. Al alterar la posición de la boca, labios y dientes, los humanos varían esas frecuencias resonantes para producir los diferentes sonidos requeridos para el habla.


Al grabar a los gibones en una atmósfera rica en helio, los científicos pudieron separar las distintas contribuciones de las cuerdas y tracto vocal a sus llamados. El helio no altera cómo vibran las cuerdas vocales pero cambia las frecuencias resonantes del tracto vocal, por lo que las voces humanas suenan como la del Pato Donald.


El melodioso llamado de los gibones se asemeja mucho a las técnicas de los cantantes humanos. Como sopranos profesionales, los gibones entonan la frecuencia resonante en su tracto vocal a la altura de frecuencia generada por las cuerdas vocales para amplificar el sonido.


Joe Wolfe, físico acústico de la Universidad de New South Wales, en Sidney, Australia, dice que este tipo de “entonación de resonancia” es algo que se les da bastante fácil a los cantantes humanos y es clave para su capacidad de proyectar la voz sobre una orquesta estridente.


A Tecumseh Fitch, biólogo cognitivo de la Universidad de Viena, le sorprende que se haya hecho un experimento así con algo tan grande como un gibón. “¡Una cosa que es audaz es el hecho de que lo hayan hecho!”, considera. Fitch cree que este trabajo demuestra que “la ciencia está convergiendo en un modelo sobre cómo hacen sonidos todos los animales”.

El hallazgo apoya la visión de que el habla humana depende menos de lo que se pensaba de modificaciones únicas en la anatomía y fisiología del aparato vocal, sugiere Nishimura.


Pareciera que los humanos no son para nada tan especiales en la forma en que hacemos sonidos, sólo en la forma que los ordenamos en un lenguaje. 

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12 de septiembre de 2012

El lesula, nuevo mono africano

Descubierta una especie de primate en el corazón de Congo.
Es un animal de tamaño medio y huidizo que se alimenta de vegetales.


Un ejemplar adulto del nuevo mono africano lesula ('C. Lomamiensis').

En el corazón de la selva tropical africana, en una región poco explorada de la República de Congo, unos científicos han encontrado unos monos desconocidos hasta ahora. Se trata de una nueva especie de primate que han denominado Cercopithecus lomamiensis, pero se refieren a ella respetando el nombre popular, lesula. John y Terese Hart vieron por primera vez un ejemplar de este mono, en cautividad, en la casa de un maestro de la ciudad de Opala. Fue en junio de 2007. Y a partir de ahí, iniciaron una búsqueda sistemática de ejemplares en libertad, en su hábitat. A lo largo de cinco años han ido recogiendo toda la información necesaria para hacer ahora la presentación científica en toda regla del lesula.

En 28 años, solo se había descubierto otra nueva especie de mono africano, recuerdan los científicos en la revista Plos One, donde exponen las características de su hallazgo.

De tamaño medio (de 47 a 65 centímetros de largo los machos y entre 40 y 42 las hembras), con las extremidades largas y el cuerpo delgado, los lesula se desenvuelven, sobre todo, por el suelo en la densa selva húmeda tropical, aunque se encaramen a las ramas bajas de los árboles de vez en cuando. Son animales huidizos, tranquilos y normalmente viven en grupos familiares reducidos, de unos cinco ejemplares, formados por un macho, hembras y crías. Son sociables y los científicos los han visto en grupos con otras especies de primates para alimentarse. Comen hojas, frutos, brotes de flores y algunas plantas herbáceas.


Fuente: Plos One. / EL PAÍS

El lesula se parece al mono de cara de búho (Cercopithecus hamlyni), pero tiene rasgos diferentes, sobre todo en la coloración del pelo, que va del gris rosado al marrón, negro en las patas y rayas distintivas de color ámbar.

Los Hart (investigadores de la Fundación Lukuru de Congo y del Museo Peabody de EE UU), junto con sus colegas de varias instituciones de ambos países, observaron un total de 48 ejemplares de la nueva especie, que viven en una zona de unos 17.000 kilómetros cuadrados de selva en la cuenca media del río Lomami, una región de gran variedad de primates y endemismos. Los científicos también tuvieron la oportunidad de medir, fotografiar y estudiar algunos ejemplares que encontraron en cautividad en los poblados.

“El Cercopithecus lomamiensis es tímido y fue el primate que se observó con menos frecuencia entre todos los registrados en las campañas de reconocimiento”, explican los científicos en PlosOne. También han grabado sus sonidos, sus vocalizaciones de tono grave que emiten sobre todo a primera hora de la mañana.
Los análisis genéticos del lesula realizados, junto con los morfológicos, demuestran inequívocamente que se trata de una nueva especie diferente de su pariente más próximo, el C.hamlyni, explican los investigadores.
El descubrimiento tardío para la ciencia no evita el riesgo de extinción. La remota región del centro de la República de Congo donde vive el lesula no sufre ni expansión de asentamientos humanos, ni actividades mineras ni madereras, señalan los Hart y sus colaboradores. Pero ellos clasifican como vulnerable al lesula por el declive acelerado que estiman que están sufriendo las poblaciones de C. lomamiensis debido a la caza que practican los pueblos del entorno para hacerse con su carne. Por ello proponen que se tomen medidas de protección, que se regule la caza y que se cree un Parque Nacional de Lomami.

Fuente:

El País Ciencia

3 de septiembre de 2012

Experimento con títeres revela que nacimos para ser justos


¿Cuán distintos somos de nuestros primos primates?

Chimpancé

Muchos científicos pensaban que los chimpancés comparten basándose en el mérito. Pero un estudio publicado en la revista Science en 2007 muestra que los chimpancés aceptan cualquier premio, sin importar si es justo o no.

Mientras que los niños parecen dispuestos a compartir con nuevos amigos, los otros primates parecen limitar su altruismo a la familia y amigos.

No obstante, un reciente estudio publicado en PNAS reveló que los capuchinos y los callithrix están entre los primates más generosos, a menudo ofreciéndole comida incluso a miembros de otros grupos.

Lo que sí parece diferenciar a los humanos de los primates es la capacidad de ser rencorosos. Un estudio publicado en PNAS en 2007 encontró que los chimpancés, a diferencia de los humanos, no se vengan de quienes los han herido.

Titere en experimento

Títeres y niños de tres años juegan, mientras los investigadores los observan.

Parece un juego de una feria de diversiones: una niña y un títere están jugando a pescar unos cubos miniatura llenos de moneditas. No obstante, se trata de un experimento psicológico.

Su meta es medir un concepto humano muy complejo: la justicia.

El juego es así: el títere (con la ayuda de un titiritero adulto) y el participante de tres años de edad acumulan los pequeños cubos. Luego, el equipo niña/títere recibe premios, uno por cada moneda que recolectaron.

Es entonces cuando el niño debe decidir cómo compartir su premio con su socio, el títere.

Este simple juego reveló que, a la edad de tres años, los niños escogen premiar a sus pares de acuerdo al mérito.

Los niños le dieron a los títeres más premios si se habían "esforzado más" en recolectar monedas.

Los resultados asombraron a Patricia Kanngiesser de la Universidad de Bristol, Inglaterra, la directora del estudio, que fue publicado la semana pasada en la revista PLoS One.

"Nos sorprendió encontrar esta conducta tan sofisticada presente en chicos de tres años de edad. Estudios previos indicaban que los niños no empiezan realmente a compartir según el mérito hasta que tienen seis años o más", dijo Kanngiesser.

Usar títeres hizo posible que los investigadores pudieran llevar a cabo un experimento controlado pero en el que en todo caso se revelara precisamente cómo los niños se comportarían con sus coetáneos en la vida real.

Justicia innata

Si niños pequeños con muy poca experiencia social entregaron más premios a un compañero que los merecía, ¿significa que los humanos están hechos para ser justos con los demás?

Establecer si el concepto de justicia es aprendido o innato es "la cuestión más difícil de todas", para el coautor de este estudio, el profesor Felix Warneken de la Universidad de Harvard, EE.UU., quien ha estado estudiando la conducta cooperativa en niños y chimpancés durante casi una década.

"Lo único que podemos hacer es descartar posibilidades con nuestros experimentos", explica. "Podemos descartar que requiere de educación formal o un razonamiento sofisticado sobre incentivos".

"(La justicia) es algo que emerge en las más tempranas actividades de los niños con sus pares", señala su colega, Kanngiesser, y asegura que "hay una predisposición natural en los humanos" a tratar a los otros justamente.

"Parece ser intuitivo", dice la experta. "Hay gente que ha observado que incluso a los 18 meses de edad, los niños tienen expectativas respecto a cómo se deben compartir las cosas de una manera justa".

Y hay razones lógicas y humanas para que exista una tendencia hacia la equidad, dado que es indispensable para mantener relaciones estables, señala la especialista en conducta social en primates Susanne Shultz, de la Universidad de Manchester, Inglaterra.

Este estudio y otros similares, señala, demuestran que "la cooperación y justicia son aspectos fundamentales de la conducta humana. Pero éste además replantea a la inteligencia social en términos de cooperación más que de decepción".

La decepción

El engaño ha jugado un papel muy importante en los estudios científicos sobre justicia.

Mientras que este experimento le pedía a los niños que compartieran sus premios con un compañero tras completar una tarea juntos, muchos estudios se enfocan en si los humanos y otros primates engañan o castigan a quienes les ha tratado injustamente.

Un ejemplo clásico es el juego del ultimátum.

Un participante tiene que hacer una oferta para compartir algo de valor -como dinero- con el otro.

Su compañero tiene la oportunidad de aceptarla o rechazarla. Es entonces cuando llega el castigo.

Si la oferta es rechazada porque parece injusta, nadie recibe nada.

"Este nuevo estudio es un cambio bienvenido pues no examina a la inteligencia social desde una perspectiva puramente maquiavélica", opina Shultz.

Fuente:

BBC Ciencia

13 de junio de 2012

¡Hey, el tamaño (de los testículos) si importa!



¿Sabías que según Helen Fisher, autora de “The anatomy of love“, las especies promiscuas necesitan más espermatozoides– y por tanto, testículos más grandes – para garantizar que sean los suyos los que fecundan? Eso explica que los orangutanes tengan pequeños testículos, ya que en su harén ellos son los únicos que copulan. Entre los bonobos, las hembras se lo “montan” sin distinciones, lo que ha llevado a los machos de esa especie a tener unos testículos enormes. Los hombres gozamos de un tamaño intermedio. 

¿Veis como el tamaño si importa?

Esta es solo una de las curiosidades sobre los espermatozoides que podréis descubrir en la Revista Quo leyendo el ameno e instructivo artículo titulado: Cómo ser un espermatozoide campeón.

Fuente:

Completado el último genoma de gran simio, el bonobo



Bonobo, Primate
   
Un equipo internacional de científicos ha logrado secuenciar en su totalidad el genoma del bonobo, el último gran simio sin secuenciar, y ha señalado que se distingue de los chimpancés en un 0,4 por ciento y que, pese a ser muy parecidos genéticamente, mantienen un comportamiento "muy diferente".
  
 Según el estudio, en el que ha participado un investigador del Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra, y que ha sido publicado en la revista 'Nature', los chimpancés y los bonobos están "más estrechamente relacionados" y su genoma coincide en un 99,6 por ciento, frente al 1,3% de genoma que separa a estos simios del ser humano. El trabajo destaca que la secuenciación del genoma del bonobo puede ayudar a entender el comportamiento de los humanos.
  
 Para el investigador Tomás Marqués-Bonet, se trata de un "importante hito científico" que puede proporcionar un mayor conocimiento de las relaciones entre dichas especies animales y de éstas con los seres humanos. "Una vez obtenida la secuencia del genoma del bonobo, se alcanza el objetivo propuesto de secuenciar el genoma de todos los otros grandes simios: chimpancé, orangután y gorila", ha precisado.
  
 Los bonobos son una especie de simios cercana al chimpancé y tienen comportamientos sociales muy diferentes, a pesar de que ambas especies se separaron hace apenas un millón de años.
  
 El científico comenta además que mientras el chimpancé tiene un comportamiento más agresivo con "episodios más frecuentes de guerras entre tribus" y un "fuerte componente territorial", el bonobo se caracteriza por su carácter pacífico y su alto nivel de actividad sexual. "En los bonobos, el sexo tiene una función de unión social, pacificadora y de reducción del nivel de estrés", añade.
  
 Además, apunta que el estudio de la relación genómica entre bonobos y chimpancés parece indicar que hubo un proceso de creación de especies limpio y sin cruces posteriores.
   
En cuanto a los territorios que ocupan ambas especies, se sitúan en África Central y están muy próximos, únicamente separados por el río Congo. Se cree que la formación de este río pudo ser la causa de la evolución del antepasado de los chimpancés y los bonobos en dos especies de simios distintas.

Los primos màs cercanos

   La investigación recuerda que los bonobos y los chimpancés son los parientes vivos más cercanos genéticamente a los seres humanos. De promedio, el genoma humano difiere en la misma proporción de los bonobos y de los chimpancés.
   
Concretamente, el estudio revela que en algunas regiones concretas, los seres humanos están más cerca de los bonobos que de los chimpancé y viceversa.
   
"Nuestro objetivo era buscar las bases genéticas que pudieran explicar las diferencias de comportamiento entre bonobos y chimpancés. Hemos localizado unos pocos genes candidatos, pero se necesitará seguir investigando para determinar si estas regiones contribuyen de algún modo a las diferencias y similitudes de comportamiento entre seres humanos, chimpancés y bonobos", concluye Marquès-Bonet.
   
Para la investigación, los investigadores han secuenciado el genoma de Ulindi, una hembra bonobo del zoológico de Leipzig (Alemania).

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21 de mayo de 2012

Santino, un chimpancé que prepara sus ataques a los visitantes del zoo

Esconde sus proyectiles antes de la llegada de los visitantes, lanzándolos a la multitud en cuanto pasan por delante de su recinto. Una situación que puede parecer cómica o resultar interesante para los investigadores, pero que no deja de ser una muestra más del desagrado que sienten los animales recluidos en los zoológicos ante las continuas visitas.

Santino, un chimpancé macho recluido en el zoológico de Furuvik, en Suecia, diseña ataques cada vez más complejos contra los visitantes del centro.


Al principio, Santino era famoso por lanzar piedras y otros proyectiles a los visitantes que le molestaban. Pero ahora ha mejorado su técnica, innovando en una forma que requiere de un pensamiento planificado, basado en el engaño y la previsión de situaciones futuras.


«Después de que un grupo de visitantes abandonara la zona del complejo, Santino fue al interior del recinto y trajo un buen montón de heno, que colocó cerca de la sección del visitante, e inmediatamente después guardó unas piedras debajo», explicó el investigador Mathias Osvath, director científico de la Estación de Investigación de Primates Furuvik, en la Universidad de Lund.


 «También colocó algunos proyectiles atrás. Después de esto, se sentó al lado de la paja y esperó. Cuando volvieron a llegar visitantes, él esperó a que estuvieran cerca y, sin ningún tipo de manifestación previa, se puso a lanzar piedras contra la multitud.»

Según Osvath, calcular estos ataques por sorpresa a los visitantes demuestra un pensamiento muy avanzado, generalmente asociado en exclusiva a los seres humanos.
 
«Lo más interesante es que Santino hizo estos preparativos cuando los visitantes se encontraban fuera, incorporando innovaciones en su comportamiento y reproduciendo mentalmente un resultado futuro.»


Los investigadores creen que la recombinación de las experiencias anteriores, junto con la innovación «es una buena señal de las capacidades de previsión y sofisticación del pensamiento en los chimpancés.»


Escondite de los proyectiles de Santino

Situación de los proyectiles preparados por Santino
Fuente: 

Independientemente de nuestras capacidades cognitivas, todos los animales compartimos una misma cualidad básica y fundamental a la hora de ser respetados: somos capaces de experimentar dolor y placer, tristeza y alegría, miedo y deseos y, por tanto, somos individuos con intereses propios que no deberían ser frustrados por otros.


Los zoos, al contrario de lo que mucha gente se imagina, son centros donde los animales sufren y padecen todo tipo de privaciones. A los animales en los zoos se les enjaula de por vida privándoles de la posibilidad de desarrollarse según sus intereses y necesidades.


Si te importan los animales no vayas al zoo. Educa a tus hijos en el verdadero respeto por todos los individuos, independientemente de su especie.

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Igualdad Animal

8 de mayo de 2012

Jane Goodall: 'Yo nunca mataría un elefante'

[foto de la noticia]
  • La primatóloga dice no entender 'cómo alguien puede disparar a paquidermos'
  • Arremete contra la búsqueda ilegal y descontrolada de minerales para móvil
La primatóloga británica Jane Goodall, la primera persona que se adentró en las interioridades de los chimpancés salvajes, ha declarado que aunque ha pasado la vida "estudiando los grandes primates", estuvo muchas veces tentada de "estudiar a los elefantes, unos animales mucho más sabios, inteligentes y simpáticos que los primates y muchos humanos".

En este sentido, ha explicado que el ecoturismo en África es bueno para que la gente vea cómo está la situación en el continente, pero que no entiende "cómo alguien puede disparar a los paquidermos". "Yo nunca mataría un elefante", ha añadido, en referencia a los safaris para cazar estos animales como el que hizo el Rey Juan Carlos I hace poco menos de un mes y que levantó una intensa polvareda política y ciudadana.

Goodall es seguramente la persona que mejor puede hablar de las condiciones en las que se encuentran actualmente las selvas africanas, hábitat de un gran número de especies animales que, poco a poco, asisten a la reducción del espacio habitable por culpa de la tala masiva de árboles para ganar tierras de cultivo o, en el peor de los casos, minas -muchas ilegales- de coltán. Este mineral, del que se obtiene la tantalia y que permite un almacenamiento de energía mayor al de otros minerales, es usado para la fabricación la mayoría de dispositivos electrónicos, desde los móviles hasta las pantallas de plasma.

El 81% de las reservas mundiales estimadas de coltán se encuentran en República Democrática del Congo y la explotación ilegal de sus minas provoca la degradación progresiva del hábitat de grandes simios como los chimpancés, además de estar en el centro de numerosos conflictos bélicos, que el Instituto Jane Goodall estima que han provocado seis millones de muertes en los últimos 15 años.

El director ejecutivo del Instituto Jane Goodall en España, Federico Bogdanowicz, ha presentado en el Cosmocaixa de Barcelona junto a la famosa primatóloga la campaña 'MOVILízate por la selva', con la que pretenden sensibilizar a la población acerca del reciclaje de los teléfonos móviles. Bogdanowicz ha explicado que en España "hay 56 millones de líneas de teléfono móvil para 47 millones de personas, a las que deben añadirse los terminales antiguos que están en cajones". Teniendo en cuenta que el coltán se puede reciclar de un terminal a otro, reaprovechar este material más allá del 5% actual significaría un descenso de la demanda del que se extrae en el Congo, lo que reduciría los conflictos y la superficie de bosque afectada por las minas. Y así, se podría ralentizar la reducción del hábitat de los grandes primates.

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El Mundo Ciencia

13 de abril de 2012

Los babuinos no saben leer... pero reconocen las palabras



















Los babuinos, una especie de monos también conocida como papiones, pueden reconocer palabras de cuatro letras en la pantalla de una computadora, de acuerdo a un estudio realizado por científicos en Francia.

Los investigadores encontraron que estos monos podían diferenciar entre palabras y combinaciones de letras sin sentido.

Después de ser entrenados, los monos eran capaces de hacer distinciones, a pesar de no ser capaces de leer.

Un babuino mira una pantalla

Uno de los babuinos, llamado Dan, llegó a reconocer 300 palabras durante el estudio.

Los resultados indican que la habilidad de reconocer palabras podría estar más relacionada con la identificación de objetos que con habilidades lingüísticas.

El estudio, llevado a cabo por John Grainger y Joel Fagot de la Universidad de Aix-Marseille, fue publicado en la publicación Science.

"No fue de ninguna manera algo previsible que los babuinos serían capaces de controlar nuestra tarea de discriminación de palabras y algo sin sentido, por eso estamos bastante entusiasmados acerca del simple hecho de que tuvieran éxito", explicó Grainger.

Los investigadores evaluaron a un grupo de babuinos de Guinea, los más peueños de la especie, en una instalación especialmente construida en la universidad.

Reconocimiento de objetos

"En este estudio, los animales tienen completa libertad para participar, y son automáticamente identificados por las computadoras cuando se van de su grupo social para voluntariamente ingresar uno de los 10 posibles sistemas de evaluación", explicó Fagot, quien diseñó el sistema.

Dentro de las cabinas de evaluación encuentran una pantalla de computadora que muestra una palabra de cuatro letras o una combinación sin sentido de letras.

Para ganarse una recompense del sistema automatizado, tienen que tocar correctamente un signo positivo para una palabra sin sentido o un óvalo para una palabra.

Fagot explicó que los babuinos han tenido un entrenamiento extenso, llevando a cabo tests hasta en 61.000 oportunidades.

Babuino

Hay cinco tipos diferentes de monos babuinos, siendo los Guinea los más pequeños.

"Los monos prestan máxima atención a lo que están haciendo porque son ellos los que deciden participar", dijo.

Uno en particular, llamado Dan, pudo reconocer hasta 300 palabras correctamente.

"Las capacidades cognitivas varían entre los humanos también, y no es tan sorprendente que emerjan diferencias individuales" entre los babuinos, según Fagot.

Grainger le dijo a la BBC que reconocer secuencias de letras -anteriormente consideradas "un elemento fundamental" del lenguaje- podían estar relacionados a una habilidad más simple.

"Los babuinos usan inEnlaceformación sobre letras y las relaciones entre letras para hacer su tarea… Esto está basado en una habilidad básica para identificar cada día objetos en el entorno", dijo.

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BBC Ciencia

El Mundo Ciencia

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1 de abril de 2012

'Los monos también hacen huelga'

El primatólogo Frans de Waal, en su reciente visita a Madrid. | Gonzalo Arroyo

El primatólogo Frans de Waal, en su reciente visita a Madrid. | Gonzalo Arroyo

El animal humano no es el único primate que se pone en huelga. En realidad, la protesta de los indignados 'sapiens' españoles que hoy se rebelan contra la reforma laboral del Gobierno tiene profundas raíces evolutivas, inscritas en el ADN que compartimos con nuestros parientes más cercanos.

Esto es lo que han revelado las investigaciones pioneras del gran primatólogo Frans de Waal, director del Laboratorio Yerkes de Investigación de Primates en Atlanta (EEUU) y autor de libros como 'El mono que llevamos dentro' (Ed. Tusquets).

"Hemos comprobado que si a un mono capuchino le das una recompensa menor que a otro por hacer la misma tarea, el primate perjudicado se enfada y deja de colaborar", explicaba De Waal a ELMUNDO.es durante una reciente visita a Madrid, cuando participó en las Jornadas Ciencia y Sociedad, dirigidas por Eduardo Punset y organizadas por la Fundación Santander.

"Por tanto, estoy convencido de que estos monos entienden perfectamente cuándo se les trata de manera injusta y pueden rebelarse contra la desigualdad de una manera comparable a las huelgas de los humanos", aseguraba el primatólogo.

Para llegar a esta conclusión, el doctor De Waal y sus colegas enseñaron a un grupo de monos capuchinos a realizar una tarea sencilla. El trabajo consistía en recoger piedras y depositarlas en las manos de un investigador. A cambio, los científicos les daban un pepino para recompensarles por sus servicios.

Hasta ahí, la productividad de esta peculiar 'empresa' iba sobre ruedas. Si todos los monos recibían el mismo 'salario', sin diferencias notables en el tamaño de los pepinos que se repartían entre los 'obreros', reinaba la paz social y el 90% de los capuchinos cumplía con sus obligaciones en menos de cinco segundos.

Rebelión contra la desigualdad

Sin embargo, los problemas empezaron cuando, de forma indiscriminada, los científicos decidieron aumentar el sueldo a algunos de sus trabajadores. Ante la mirada pasmada de los demás capuchinos, los monos afortunados empezaron a recibir uvas, en vez de pepinos, cada vez que recogían una piedra. Para comprender la gravedad del asunto, hay que tener en cuenta que ante los ojos (y el paladar) de un capuchino, una jugosa y dulce uva tiene un valor infinitamente superior a la de un mediocre pepino.

La reacción de los primates agraviados fue la que cabría esperar de cualquier 'currante' ante una situación de desigualdad manifiesta: perdieron motivación, cayeron en el pasotismo y empezaron a desobedecer a los investigadores. En definitiva, el conflicto laboral estalló y los capuchinos maltratados se negaron a seguir trabajando.

Según De Waal, el comportamiento de estos primates demuestra que poseen una "aversión a la desigualdad" que les lleva a reaccionar con hostilidad si algún miembro de la manada recibe una recompensa mayor por hacer lo mismo que los demás.

Los humanos, en definitiva, no somos los únicos animales a los que nos ofenden los agravios comparativos. El experimento de De Waal demuestra que nuestros parientes más cercanos tampoco 'tragan' sin rechistar las desigualdades, e incluso pueden rebelarse contra un caso flagrante de favoritismo injustificado.

"Quizás lo que esté pasando en España y otros países en los que los ciudadanos se sienten indignados por los privilegios de una élite, con salarios astronómicos en una situación de grave crisis económica, sea comparable a lo que sienten estos monos ante una discriminación injusta", concluye De Waal.

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El Mundo Ciencia

27 de marzo de 2012

Los humanos, bípedos para llevar su comida a cuestas



Transportar cosas de aquí para allá, llevarse las propiedades a buen recaudo, acumular. Hace entre seis y tres millones de años, unos primates se pusieron de pie con la intención de tener las manos libres para acarrear cosas de un lado a otro. Fueron unos primeros pasos que comenzaron a transformar su organismo y su mente, hasta llegar a ser humanos.

Esta es la hipótesis que mantiene un equipo de investigadores de Estados Unidos, Inglaterra, Japón y Portugal, que han realizado un estudio con chimpancés de los bosques de Bossou, en Guinea Conakry.

Los antropólogos han estudiado chimpancés que viven en libertad en el bosque de Bossou, en Guinea Conakry. Durante 44,5 horas de observación de este laboratorio natural, contabilizaron hasta 742 ocasiones en las que 11 individuos transportaban cosas de un lugar a otro.

"Estos chimpancés proporcionan un modelo de las condiciones ecológicas bajo las cuales nuestros antepasados más tempranos pudieron haber comenzado caminar en dos piernas", ha declarado Brian G. Richmond, de la Universidad George Washington (EE.UU) a 'ScienceDaily'. "Algo tan sencillo como trasladar cosas, en condiciones adecuadas, puede estar en el origen de nuestra especie", apunta.

Las ricas nueces de cola

El trabajo realizado en Bossou confirma lo que ya sugería Gordon Hewes en un estudio previo de hace 60 años: los chimpancés, dijo, se ponen de pie para llevar alimentos. Lo que no supo precisar Hewes entonces es que lo hacen, especialmente, cuando se trata de algo que no es abundante a su alrededor, por lo que se esfuerzan por apropiárselo por si no vuelven a encontrar ese manjar en mucho tiempo. Al ponerse sobre dos piernas, liberan las manos, y así tienen mucho más fácil el traslado.

Por las fechas que se manejan del ADN y los fósiles y por los datos paleo-ambientales, se sabe que el bipedismo surgió en un momento de cambio climático, en el que los bosques estaban en retroceso y comenzó a extenderse la sabana. Ello podría haber provocado, mantienen los investigadores, que las explosiones de actividad bípeda se sucedieran ante la escasez de alimentos, una presión que fue generando cambios anatómicos fruto de la selección natural.

El artículo se fundamente en dos estudios. Uno es el realizado en la Universidad de Kyoto. En este caso, Ttsuro Matsuzawa permitió el acceso de los chimpancés salvajes a varias combinaciones diferentes de nueces: de palma de aceite (muy común) y de cola (escasas y más preciada por ello).

La presión de la competencia

Supervisó el comportamiento de los simios en tres situaciones: con muchas nueces de palma, con pocas nueces de cola y con muchas de estas últimas. Y quedaron claros sus gustos: las de cola eran las preferidas y competían por hacerse con un gran número de ellas.

Pero, además, cuanto más presión competitiva había, con mayor frecuencia caminaban sobre dos patas para poder acumular las preciadas nueces en las manos. Las ocasiones en las que se pusieron de pie se multiplicaron por cuatro en estas circunstancias. Y es que yendo erguidos incluso podían ir engulléndolas mientras iban de un lado a otro.

Un segundo estudio, realizado por Kimberley Hockings, de la Universidad de Oxford Brookes se extendió durante 14 meses. En ese tiempo, se repitieron diferentes situaciones en las que tenían que competir por recursos escasos. En este caso, hasta un 35% de la actividad de los chimpancés requirió movimientos bípedos, casi siempre cuando querían acumular lo más posible en sus manos.

Todo ello indicaría que el bipedismo tiene su origen en este 'ansia' de acumular, que seguimos practicando, aunque otros expertos creen que el ponernos de pie tuvo más de una ventaja. Así opina Manuel Domínguez-Rodrigo, director del proyecto hispano-tanzano de paleoantropología en Olduvai (Tanzania). "En mi opinión es una explicación buena pero parcial porque el bipedismo fue plurifuncional", asegura a ELMUNDO.es.

En concreto menciona, que a nuestros ancestros les permitió tener una visión mayor del entorno para detectar a los depredadores, una menos exposición a la radiación solar, ahorro de energía en desplazamientos largos, y también el transporte, no sólo de comida, sino de armas.

"Por ello, creo que el trabajo está bien, pero es incompleto en sus conclusiones", concluye el investigador.

Fuente:

El Mundo Ciencia

20 de marzo de 2012

¿Por qué es contagioso el bostezo?

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Seguramente alguna vez has bostezado frente a otra persona, ésta te vio hacerlo y breves instantes después acabó bostezando. Por ende, al menos una vez en tu vida te has preguntado: ¿por qué es contagioso el bostezo?

Pues bien, ver a alguien bostezar, escuchar un bostezo o incluso leer sobre los bostezos, puede hacerte bostezar. Así que ten cuidado y prepárate porque hoy en OjoCientífico te brindamos algunas posibles respuestas a este antiguo y verdadero misterio.

¿Qué es un bostezo?

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El diccionario (RAE) lo define como una acción involuntaria, como el “hacer involuntariamente, abriendo mucho la boca, una inspiración lenta y profunda y luego espiración, también prolongada y generalmente ruidosa. Es indicio de tedio, debilidad, etc., y más ordinariamente de sueño.

Los bostezos ocurren a todas las edades por igual, y también en algunas especies de aves, reptiles y otros mamíferos ,como por ejemplo los perros. Al contrario de lo que comúnmente se cree sobre los bostezos, no están tan relacionados al sueño sino a la vigilia.

¿Por qué se contagian los bostezos?

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Si nos detenemos en lo referente a los aspectos físicos, según un reciente artículo publicado por BBCnews, bostezar produce un enfriamiento en el cerebro que ayuda a que funcione mejor.

Según la teoría que sostiene que el bostezo se produce como un mecanismo de enfriamiento y regulación del funcionamiento cerebral, se sabe que los bostezos se contagian desde tiempos ancestrales. Para entonces los bostezos ayudaban a los grupos de vigilantes de nuestros antepasados a mantenerse alerta y detectar el peligro después de varias horas de vigilancia.

Por otro lado en las noticias de Discoverynews, se señala que algunas investigaciones sobre el bostezo han arrojado resultados que determinan que el bostezo contagioso es un signo de empatía, una forma de vinculación social.

Destaca además que los niños comienzan a desarrollar este comportamiento de contagio a partir de los cuatro años de edad y que en niños con autismo existe la mitad de posibilidades de que el bostezo se contagie.

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Los investigadores señalan que el bostezo implica un cierto tipo de vínculo y de comunicación social, por lo que los médicos serán capaces de diagnosticar problemas de comunicación y desarrollo en niños con mayor facilidad que antes.

Aunque como señalábamos al comienzo varias especies bostezan, solo en los humanos, los chimpancés y en algunas razas de perros el bostezo es contagioso.

Conocer mejor las características de algo tan simple y tan naturalizado como un bostezo contagioso, puede traer importantes avances al mundo de la ciencia en campos como la medicina y la psicología.

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Te invitamos a echarle un vistazo a este vídeo sobre el contagio de los bostezos en animales en el que se puede apreciar claramente cómo se contagia el bostezo en chimpancés.





Puede que no hayas bostezado con los chimpancés pero intenta mirar a otra persona bostezar e impedir que inmediatamente te suceda lo mismo. Si lo logras, ¡por favor, háznoslo saber!

Fuente:

Ojo Científico

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