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15 de diciembre de 2012

Seres humanos y primates: Los excesos del 'macho alfa'

El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. | Efe
El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. | Efe
El polémico Silvio Berlusconi, ex presidente del Gobierno italiano, ha anunciado su intención de volver a presentarse como candidato a las proximas elecciones generales de su país. Aunque puede que finalmente no se presente y todo acabe en una simple demostración de fuerza o chulería, su comportamiento es una excelente fuente de inspiración para hablar de algunos de los vicios y excesos de los que los primates somos capaces para alcanzar el poder.

Los primates realizamos exhibiciones de poder constantemente ('display' en inglés). El objetivo consiste en demostrar a otros la fuerza que poseemos, evitando así las confrontaciones directas que pueden acabar en daños irreparables para todas las partes.

En los estados modernos, este es el caso de los desfiles militares o la pruebas con misiles. Los grandes simios arrancan ramas, chillan, se suben a los árboles o arrastran piedras con este mismo fin. Los humanos rompemos objetos, damos puñetazos contra la mesa, cerramos la puerta de golpe, gritamos e incluso damos patadas a las cosas.

Este patrón es más evidente en la época de la adolescencia, pero no desaparece cuando somos adultos. Realizamos estas demostraciones en todos los contextos, desde en la mesa del consejo de dirección de una empresa hasta en los conflictos que surgen con desconocidos en la calle, ya sea por un accidente en coche o cualquier otro asunto.

Otros ejemplos fáciles de identificar provienen del mundo del deporte, como es el caso de los orígenes de danza maorí, popularizada mundialmente por el equipo de rugby neozelandés 'All Blacks'. Al final, todo se reduce a fuegos artificiales, cuyo objetivo es disuadir de una pelea real.

'Il cavaliere' siempre ha tratado de transmitir una imagen de macho alfa de gran éxito económico y con las mujeres. Vive obsesionado con proyectar una imagen de virilidad y juventud. Se ha sometido a diversas cirugías estéticas e implantes. También se maquilla de forma regular.

En primates, se ha observado cómo individuos con lesiones fingían estar bien para no mostrar su debilidad a los oponentes. Esta es la razón por la que los poderosos tienen tanta precaución a la hora de mostrar a dirigentes enfermos o retienen la información de su enfermedad el máximo tiempo posible.

Esto mismo ha ocurrido con Franco, Castro y está sucediendo con Chávez en estos momentos. Los políticos, expertos en psicología de grupos y masas, saben que su éxito depende en parte de transmitir esa fortaleza. Hay algunos científicos que creen que este fenómeno explica el por qué los hombres nos quejamos poco del dolor y acudimos menos al médico. Para los machos es peligroso mostrar la vulnerabilidad a otros machos.

Berlusconi también ha jugado el papel de semental y señor del harem, como hacen algunos gorilas, exhibiendo el control que ejercen sobre sus hembras. Estaba entre sus costumbres el regalar todo tipo de cosas a las mujeres de sus ministros. En ciertas capas de la población es probable que haya sido envidiado por esta razón. A muchos italianos les atrae esta imagen de macho alfa, capaz de montar las mejores fiestas o 'bunga bunga' del Mediterráneo.

Tampoco las fiestas y el gusto por el alcohol son patrimonio exclusivo del ser humano. En África, cuando los frutos de la marula fermentan, todos los animales de la zona se acercan a pasar un buen rato. Tras unas horas, no es raro ver a los elefantes y jirafas haciendo eses y a los monos caer de los árboles debido a las borracheras que agarran.

Berlusconi se aprovecha de la inestabilidad política que caracteriza al país, desde su fundación en 1861. La existencia de chivos expiatorio a quienes se les hace únicos responsables de la crisis siempre indica que estamos ante un periodo del sistema inestable. En poblaciones de primates donde aún no se ha alcanzado un verdadero equilibrio es fácil que aparezca esta cabeza de turco. En este tipo de grupos, si algo sale mal pueden dirigir todo su agresividad hacia un individuo.

Lo mismo le ocurrió a Microsoft los primeros años de vida de la red, caracterizados por la inestabilidad. Todo era culpa de Bill Gates, cuando él sólo era responsable de Windows, y no de internet. En este sentido, la estrategia de Berlusconi ha sido la clásica: crear un enemigo común para generar cohesión en torno a su figura. Durante los que años que gobernó Italia, fue la de proteger al país de los comunistas.

Ahora el enemigo es Alemania, que intenta arruinarles. En los animales, es fácil observar esta tendencia.
Hasta los enemigos más hostiles entre sí se juntarán en caso de peligro. El primatólogo Frans de Waal cuenta cómo en la colonia de chimpancés de Arhem (Holanda), cuando estrenaban instalación, dominantes y subordinados olvidaban sus posiciones sociales y se abrazaban unos a otros, muertos de miedo.

Si Berlusconi hubiera entendido que el liderazgo es un fenómeno colectivo y no un asunto individual, probablemente no se presentaría a las elecciones presidenciales italianas de nuevo. No existe líder sin seguidores. Él y otros líderes mundiales debería pasar de vez en cuando por 'El ritual del rey payaso' que practican varias tribus de África del Sur.

En estas sociedades, el rey tiene que vestirse de pobre o actuar como un payaso durante un día al año, durante el cual debe soportar el odio e insultos que provienen del pueblo. Estos rituales que tanto fascinaron al antropólogo Max Gluckman, sirven para recordar simbólicamente que el sistema está por encima de de cualquier individuo y que su poder emana del consentimiento colectivo.

Fuente:

Yo, mono (El Mundo) 

19 de septiembre de 2011

Increíble: La ciencia llevada a juicio en Italia

Terremto en L'Aquila, junio de 2009

La próxima semana, seis científicos y un funcionario serán enjuiciados en Italia por homicidio por el terremoto de L'Aquila, en el que hace dos años murieron 309 personas.

¿Se repite lo de Galileo o es un psicosocial (cortina de humo) del inefable Berlusconi?

El caso ha atraído la atención de medios del mundo porque parece que la que se sentará en el banquillo es la ciencia.

Los siete acusados parecen ser culpables de no predecir el terremoto de 6,3 grados en la escala de Richter que asoló la localidad la noche del 6 de abril de 2009.

Los científicos insisten en que con los medios de que disponen, no pueden prever con precisión dónde va a ocurrir un terremoto, ni siquiera en una zona de gran actividad sísmica.

Unos 5.000 científicos de todo el mundo han firmado una carta en la que apoyan a sus compañeros italianos de cara al juicio.

Según le dijo a la BBC el abogado de uno de los acusados, es posible que su cliente acabe condenado y encarcelado.

"Temo que, como en un terremoto, nada en este caso es predecible. No nos olvidemos que este juicio está teniendo lugar en L'Aquila, donde toda la población ha sido afectada personalmente y está a la esperar de una sentencia que no debería existir", dijo Marcello Milandri.

Los sismólogos pueden evaluar las probabilidades de que un terremoto pueda ocurrir, pero con una enorme falta de precisión sobre sus características.

Los signatarios de la carta piden a las autoridades que se concentren en la protección ante los terremotos en lugar de en perseguir científicos en lo que sienten como un proceso inquisitorial al estilo del que sufrió Galileo.

¿Juicio a la ciencia?

Los fiscales que llevan adelante el caso aseguran que no se trata de un juicio a la ciencia y que son perfectamente conscientes de que no se puede predecir un terremoto.

Onna, aldea devastada por el terremoto

La población estaba nerviosa por semanas de temblores. Los científicos sólo llamaron a la calma.

Lo que cuestionan es si los acusados, miembros de la Comisión Italiana de Grandes Riesgos, hicieron su trabajo de forma adecuada.

Se trata pues de eso, ¿supieron evaluar los riesgos y los comunicaron con claridad a las autoridades que se servían de su asesoría?

Un inspector local, Lorenzo Cavallo, recordó que "la comisión calmó a la población tras una serie de temblores de tierra". "Después del terremoto, mucha gente comentó que cambiaron de actitud por los consejos de la comisión".

"Es nuestro deber investigar lo que se dijo en cada caso y pasarlo por el filtro de las autoridades legales", afirmó.

Gas radón

Giustino Parisse, periodista que vivía en Onna, una pequeña aldea cercana a L'Aquila, es uno de los que ha impulsado el caso.

Las semanas anteriores al terremoto había habido una serie de temblores. En la víspera, la noche del 5 de abril, varios sismos llegaron a despertar a su familia.

Estaban ansiosos, pero les dijo que volvieran a dormir, que no había necesidad de preocuparse porque eso era lo que habían dicho los científicos.

El día del terremoto de L'Aquila su hija de 16 años y su hijo de 17 murieron por el terremoto, junto a su padre. Todos porque su casa se desplomó.

Parisse le explicó a la BBC que la población estaba nerviosa por los avisos de un científico nuclear, Giampaolo Giuliani, que había dicho que los altos niveles de gas radón sugerían que un terremoto era inminente.

La fiabilidad de ese indicador es algo ampliamente discutido. La mayoría de los expertos creen que no es algo a lo que hacer demasiado caso.

La localidad de L'Aquila quedó devastada.

En aquel momento, el responsable de la agencia de protección civil italiana, Guido Bertolaso, tomó una decisión inusual al pedirle a la Comisión de Grandes Riesgos que viajara a L'Aquila para discutir la situación.

Allí se reunieron durante una hora con el funcionario que ahora también está siendo enjuiciado, Bernardo de Berandinis, quien era vicedirector del departamento de Protección Civil.

Dos de los que se sentarán en el banquillo de los acusados tienen vínculos con el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV).

El responsable de Relaciones Públicas del INGV, Pasquale de Santis, le dijo a la BBC que el juicio es una distracción, que desde 1998, los sismólogos venían diciendo que el área era de alto riesgo y que la población debía poner en su punto de mira a quienes no hicieron nada por endurecer la regulación de la construcción.

Fondos

Cuestionado sobre el asunto, el alcalde de L'Aquila, Massimo Cialente, dijo tener esperanzas de que el juicio provoque un debate nacional que facilite el conseguir fondos para proteger a su población ante futuros sismos.

Seis días antes del terremoto, Cialente había trasladado a los alumnos de la escuela local porque el edificio había sido dañado por terremotos anteriores. Pero, según denuncia, sin presupuesto para hacerlo porque, afirma, la prevención no es una prioridad.

Quienes impulsan el proceso, dicen que la población de L'Aquila tiene derecho a saber lo que pasó. Muchos esperan que el juicio les dé algo de paz.

Pero quienes firmaron la carta de apoyo a los acusados temen que el caso sirva para disuadir a los científicos de dejar sus laboratorios para trabajar con las autoridades y el público.

John McCloskey, profesor de Geofísica de la Universidad del Ulster, dijo los acusados son científicos que se pasaron la vida produciendo los mapas sísmicos más sofisticados.

Para McCloskey, es un "ultraje" que ahora se enfrenten a un proceso por homicidio. El profesor fue uno de los que firmó la carta. Y su opion no deja lugar a contemplaciones: "Su cuenta y riesgo son los nuestros".

Fuente:

BBC MundoEnlace

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