¿Sabías que según Helen Fisher, autora de “The anatomy of love“, las especies promiscuas necesitan más espermatozoides–
y por tanto, testículos más grandes – para garantizar que sean los
suyos los que fecundan? Eso explica que los orangutanes tengan pequeños
testículos, ya que en su harén ellos son los únicos que copulan. Entre
los bonobos, las hembras se lo “montan” sin distinciones, lo que ha
llevado a los machos de esa especie a tener unos testículos enormes. Los
hombres gozamos de un tamaño intermedio.
¿Veis como el tamaño si
importa?
Esta es solo una de las curiosidades sobre los espermatozoides que podréis descubrir en la Revista Quo leyendo el ameno e instructivo artículo titulado: Cómo ser un espermatozoide campeón.
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