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11 de abril de 2013

Revelan método que utiliza moléculas de ADN para moldear el grafeno



(CC) snickclunk


En un artículo publicado en el número del 9 de abril de Nature Communications, un equipo de ingenieros químicos y moleculares del MIT y de la Universidad de Harvard describen un método para crear moldes a escala nanométrica para darle formas al grafeno utilizando moléculas de ADN.

Tras construir nanoestructuras de ADN de variadas y precisas formas, estas moléculas se pueden utilizar como moldes para crear chips electrónicos hechos de grafeno, pues como recordaremos, el material que consiste en un arreglo hexagonal y bidimensional de átomos de carbono tiene increíbles propiedades eléctricas.

Aunque suene increíble, crear nanoestructuras complejas de ADN no es algo tan complejo, de hecho, uno de los autores del estudio, Peng Yin, ha creado más de 100 distintas formas a  escala nanométrica, como por ejemplo todo el alfabeto y varios emoticones. Todas las letras y figuras de la siguente imagen fueron creadas por Yin utilizando una técnica que apoda: ‘Origami de ADN‘. (Click para agrandar la imagen).


Link: Folded DNA templates allow researchers to precisely cut out graphene shapes which could be used in electronic circuits (Phys.org)

Fuente:

FayerWayer

15 de marzo de 2013

¿Por qué se oscurece más deprisa la piel del plátano dentro de la nevera?




A pesar de que los alimentos parecen conservarse mejor con el frío, todos habremos comprobado que la piel de los plátanos se ennegrece más rápidamente si está dentro de la nevera que fuera (a no ser que en tu casa haga más frío que en la nevera, claro).

Y es que el plátano, así como casi todas las frutas tropicales y subtropicales, no se llevan bien con el frío.

La temperatura ideal para un plátano es 13,3 ºC; a temperaturas inferiores a 10 ºC se acelera el deterioro, porque se dañan las membranas de sus células internas y desprenden enzimas y otras sustancias.

Lo explica así Micke O´Hare, de New Scientist:
Las membranas que separan el contenido de los diversos compartimientos del interior de una célula son básicamente dos capas de moléculas grasas resbaladizas o lípidos. Esas moléculas se vuelven más pegajosas si enfrías las membranas, que pierden flexibilidad. Los plátanos ajustan la composición de sus membranas al grado de fluidez apropiado para la temperatura del medio en el que crecen normalmente. Lo hacen variando la cantidad de ácidos grasos instaurados de los lípidos de la membrana: cuanto mayor sea el nivel del ácido graso instaurado, mayor será la fluidez de la membrana a determinada temperatura. Si el fruto se enfría demasiado, partes de la membrana se vuelven demasiado viscosas y pierde la capacidad de mantener separados los diversos compartimentos celulares. Así que cuando las membranas se colapsan, se mezclan enzimas y sustratos que normalmente están separados y se acelera el reblandecimiento de la pulpa.
En realidad, no es el frío en sí mismo lo que acelera el oscurecimiento del plátano: sacar luego el plátano de la nevera acelera realmente el proceso, ya que la reacción que causa el oscurecimiento inicial con el frío, una vez iniciada, se acelera con el calor del exterior.

Vía | Cómo fosilizar a tu hámster de Mick O´Hare

Tomado de:

Xakata Ciencia

8 de marzo de 2013

¿Y si Homer Simpson hubiese muerto al comer fugu?: la mortal tetradotoxina


Debutó en 1989 y tras 24 temporada, con algunos altibajos, “Los Simpsons” siguen dispensando un sinfín de argumentos que han mantenido la serie en un éxito constante. Sin embargo, no se caracteriza por estrecho el número de ocasiones en las que Homer, su indiscutible epicentro, se ha visto al borde de la muerte debido a las arriesgadas apuestas de los guionistas. En “Un pez, dos peces, pez fugu, pez azul” (”Aviso de muerte” en los países latinoamericanos) fue cuando nuestro antihéroe pudo haber sufrido el más fatal de los destinos al consumir “fugu”, palabra japonesa que designa la carne y el animal del que procede: el pez globo, recipiente del tóxico de origen animal más potente conocido hasta nuestros días. Finalmente Homer sobrevivió una vez más a la muerte pero, ¿qué hubiese ocurrido si hubiese sucumbido al envenenamiento?

El fugu es uno de los platos más celebrados de la cocina japonesa. El pez globo, a partir del cual se prepara el manjar, contiene concentraciones de una potente neurotoxina denominada “tetradotoxina” en sus vísceras (principalmente en las órganos sexuales – o gónadas - y el hígado) que al contrario de lo que puede parecer, no se trata un mecanismo de defensa. Para este fin, el animal infla el estómago, impidiendo ser ingerido. Sin embargo, el tóxico no es más que un “regalo” que este pez, que ya no nos parece tan simpático, deja a sus depredadores. Se trata de un químico 10000 veces más mortífero que el cianuro y de 10 a 100 veces más letal que el veneno de la araña viuda negra, por lo que la preparación de esta carne, desde 1958, está restringida a profesionales formados para tal fin. Pero ¿Y si nuestro experto tiene las manos ocupadas y nos toca un aprendiz incompetente como a Homer?

Nuestro Sistema Nervioso se vale de impulsos eléctricos para transmitir de un lado a otro información relevante para su funcionamiento. Esto es posible gracias el flujo que acontece en las neuronas y en el exterior de éstas, permitiendo que moléculas (iones) eléctricamente cargadas (aniones de ser positivos y cationes en el caso negativo) viajen a través de las membranas neuronales gracias a poros acuosos denominados “canales iónicos”. Que haya actividad eléctrica entre el ambiente del interior celular y el externo se ve afectado por la desigual distribución de cargas eléctricas (negativas y positivas) en ambos lados de la célula nerviosa, a cada lado de la membrana. En neurofisiología esta diferencia es conocida como “potencial de membrana” y representa el voltaje (carga eléctrica) generado a través de la ésta, que limita ambos entornos. Si la comunicación se mantiene inactiva, la célula se encuentra en el “potencial de reposo”, pero si este estado se ve alterado, ocurre el “impulso nervioso” o “potencial de acción” (estado activo de la comunicación) hasta el restablecimiento del estado “inactivo” de reposo. Uno de los aniones que intervienen en este proceso es el sodio (representado como Na+), que viajará a través de los poros acuosos situados para él en la membrana: los ya nombrados canales iónicos. Pero estas vías no están siempre abiertas. 

Algunas de ellas dependen de la misma misma carga eléctrica que produce la actividad, por lo que son denominadas “canales de Na+ dependientes del voltaje”.

 

Pero ¿qué relación tiene esto con el animal que aterra a la familia Simpson? La “tetradotoxina” (TTX), cuya estructura fue por Robert Burns Woodward en 1964, recibiendo el Premio Nóbel de Química al año siguiente, bloquea los “canales de Na+ dependientes del voltaje” con una cantidad tan ínfima como 1 micromolar, ¡la millonésima parte de un mol! (peso molecular expresado en gramos). Así las cosas, esta sustancia impide la producción de potenciales de acción e interrumpe la comunicación del Sistema Nervioso, inhibiendo la actividad neuromuscular y paralizando las constantes vitales. Tan solo 0.51 mg son suficientes para provocar la muerte instantánea y la cantidad de tóxico que contiene un único ejemplar de este pez es suficiente para acabar con 30 individuos. Hasta la fecha no se conoce antídoto, por lo que Homer hubiese experimentado parestesia (hormigueo, acorchamiento y entumecimiento) en las extremidades y el rostro, temblor muscular, convulsiones, arritmia (irregularidad en las contracciones del corazón)… Finalmente, la agonía terminaría con parada respiratoria. No obstante, la parálisis de todo el cuerpo la hubiese experimentado en plena conciencia ya que el tóxico no cruza la barrera hematoencefálica, un sofisticado producto evolutivo que aísla al cerebro de muchas sustancias extrañar, siendo permeable a las necesarias para su funcionamiento y a otras como la cafeína, el alcohol, la heroína o el éxtasis. 

Aun con todo esto, la “tetradotoxina” se explora por sus efectos analgésicos y parece que la cocina japonesa ha dado con el procedimiento para sortear su amenaza. Afortunadamente los guionistas de “Los Simpsons” fueron benévolos y no nos hicieron experimentar una escena que a muchos fans nos hubiese traumatizado. ¡Parece que todavía queda mucho Homer por delante!

Tomado de:

31 de enero de 2013

¡El NaCl no es una molécula!

Veamos, el cloruro sódico es el NaCl. La masa del sodio es 22,9 uma y la del cloro es 35,5 uma, luego la masa molecular del NaCl es 58,4 uma (recuerda que uma es "unidad de masa atómica" y a veces también se abrevia como "u"). ¡Qué fácil! Vaya tontería...
¿Podemos hablar de "masa MOLECULAR" del cloruro sódico si NO ES UNA MOLÉCULA

La pregunta debería ser, ¿cuál es la masa fórmula del cloruro sódico?

Casi no se emplea en el lenguaje químico, ni mucho menos en el lenguaje cotidiano, pero en los compuestos iónicos como el NaCl no hablamos de masa molecular sino de masa fórmula.

Puede parecer una cuestión de lenguaje sin más importancia pero lo cierto es que puede inducir a error. Un profesor de Química debe cuidar el lenguaje, pues luego nos alarmaríamos si al corregir un examen leemos "la molécula de cloruro sódico" o  al menos eso pensaba yo hasta hace unos meses, cuando aún no había comenzado el máster... 

"Cuando los átomos se unen forman moléculas" o "las moléculas son partículas formadas por la unión de átomos"  son definiciones comunes en numerosos textos de Ciencias de la Naturaleza o incluso de de los primeros cursos de Física y Química. Cuando el alumno ya ha estudiado el enlace químico ya incluso se definen las moléculas como "conjunto de átomos unidos por enlace covalente". Pero lo cierto es que ninguna de estas definiciones son correctas desde el punto de vista de la Química. 

Algunos pedagogos y profesionales de la didáctica de la Química sostienen que considerar moléculas como sinónimo de "átomos unidos" en los primeros cursos de Física y Química (3ºESO) o de Ciencias de la Naturaleza (1º-2º ESO) no supone algo grave, de hecho se sugiere. Conozco esta realidad porque actualmente soy alumno del Máster en Formación del Profesorado de ESO y Bachillerato en la especialidad de Física y Química. Aparentemente, el fin pedagógico de la "ciencia escolar" prevalecería sobre el rigor de la "ciencia del experto" pero en mi opinión, esa simplificación con fines didácticos es, además de falsa (yo como profesor jamás diré que llamamos moléculas a las uniones de los átomos, así sin más); no es tan útil como puede parecer. Ahora veremos por qué. 

Las moléculas son átomos unidos por enlace químico. 

Empezamos mal... Esto puede servirnos para especies como el dióxido de carbono o el oxígeno; pero no para otras especies químicas como el cloruro sódico. La sal común, que añadimos a nuestras comidas y ensaladas, presenta una fórmula química NaCl. Los átomos de sodio, en forma de cationes sodio (Na+) y los átomos de cloro, en forma de aniones cloruro (Cl-) forman una red tridimensional. Los cationes y los aniones se unen entre sí por atracción electrostática a la que denominamos enlace iónico. ¿Cuántos aniones y cationes forman la red de NaCl? ¡No lo sabemos! La fórmula NaCl (también llamada unidad fórmula)  no indica que sea una molécula formada por un átomo de Na y un átomo de Cl, lo que nos indica es que por cada átomo de Na (en forma catiónica) tendremos un átomo de cloro (en forma aniónica) en la red cristalina. El NaCl es un compuesto iónico, ¡no forma moléculas! En cambio, de acuerdo a la definición planteada, el NaCl sí sería una molécula. Nada más lejos de la realidad. 

Parece que hemos olvidado tener en cuenta la naturaleza del enlace químico

Las moléculas son átomos unidos por enlace covalente

Parece que con esta definición "afinamos un poco más" y excluimos a los compuestos iónicos. ¿Pero podemos tener átomos unidos por enlace covalente sin tener una molécula? Lo cierto es que sí. Son los sólidos de red covalente como la sílice o el diamante. En este último tenemos una red tridimensional de átomos de carbono unidos por enlaces covalentes. ¿Qué ocurre entonces? ¿Por qué el diamante no es una molécula? Para responder a esta pregunta hemos de preguntarnos cuántos átomos de carbono forman el diamante. ¡Muchísimos! Pero no podemos decir, el diamante está formado por X átomos de carbono. Cada muestra de diamante tendrá un número de átomos de carbono diferente. 

Parece que sí tenemos que considerar el número y tipo de átomos...

Llamamos molécula a la unión por enlace covalente de un determinado tipo y número de átomos. 

Ésta es la definición completa de molécula. La molécula de agua está formada siempre por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno unidos por enlace covalente. ¡El agua sí es una molécula! 

El concepto de molécula es un concepto básico de Química y que por tanto el alumno debe conocer a la perfección. Si este concepto no queda claro, todo lo que se aprenda después tendrá una dudosa fiabilidad. Podríamos pensar que en los primeros cursos, hablar de enlace covalente es excesivo. Cierto es que la definición puede presentar matices que a los alumnos "más pequeños", por ejemplo, los alumnos de Ciencias Naturales; pueden desconocer. Pero ello no implica que tengamos que dar una definición errónea de molécula y hacerles pensar que "molécula" equivale a "átomos unidos". Si hacemos esto, cuando lleguen a cursos superiores y comiencen a estudiar Física y Química dirán sin miedo que el NaCl es una molécula. ¿Qué alternativa proponemos? 

Los átomos pueden unirse formando moléculas y  otras estructuras.
Ese "y otras estructuras" (también podríamos usar "otros sistemas" o también "otras asociaciones")  hace pensar al alumno que los átomos pueden originar "más cosas" cuando se unen pero que todavía no es el momento de estudiarlas. Puede parecer una trivialidad pero es un matiz fundamental. No es necesario indicar ni la naturaleza del enlace ni el matiz del "número y tipo fijo determinado de átomos" a los benjamines que acaben de incorporarse al instituto,  pero así no "engañamos" al alumno y al mismo tiempo le preparamos para comenzar a estudiar Física y Química. ¿Pero Luis, son demasiado "pequeños"? Si cuando iba al colegio no me hubiesen enseñado a leer bien y no me hubiesen corregido errores "pese a ser pequeño", ¿cómo podría hoy leer libros de ciencia? Si pretendemos que nuestros alumnos resuelvan problemas de equilibrio químico y reacciones ácido-báse, ¿vamos a enseñarles mal nosotros mismos el lenguaje de la Química? 

Pese a discrepar con algunos de mis profesores del máster, para quien escribe, el rigor de la Química no puede perderse cuando se explica. Hemos visto que podemos dar una definición clara y sencilla de molécula sin necesidad de "grandes complicaciones" al mismo tiempo que no "adulteramos" la verdad científica. Puede que mi postura sea poco pedagógica o no esté avalada por las investigaciones de la didáctica de la Química (conviene recordar que la Química sí es una ciencia, no así su didáctica) pero jamás hablaré en clase de la molécula de cloruro sódico. 
  
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30 de enero de 2013

La leptina o la molécula de la saciedad

El descubrimiento abre una nueva era en la investigación del sobrepeso y la obesidad




Los galardonados con los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2012, Douglas Coleman y Jeffrey M Friedman han abierto durante su carreta científica nuevos paradigmas en la etiología de la obesidad a raíz del descubrimiento de la leptina y sus mecanismos de acción. Como todo descubrimiento científico, no fue un momento aislado de “Eureka” sino la labor continuada de generaciones de científicos, cuyas observaciones, dedicación e ingenio han allanado el camino para aquellos que han recogido su testigo y, apoyados por tecnologías cada vez mas sofisticadas y potentes, han llevado el conocimiento a cumbres cada vez mas elevadas. 

La historia de la leptina, o mejor dicho, de la existencia de un mecanismo que regulaba el apetito de una manera biológica a través de un factor circulante en la sangre, se remonta a los años 50 de la mano de investigadores como Gordon C. Kennedy del Instituto Nacional para Investigación Medica de Londres y de Romaine Hervey de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, utilizando modelos experimentales. Fue unos años mas tarde en la mitad de los sesenta cuando uno de los galardonados, Douglas Coleman, al otro lado del Atlántico, se hace eco del trabajo de estos investigadores y añade a la ecuación del descubrimiento la inmensa riqueza genética de modelos animales presentes en el Jackson Laboratory en Bar Harbor, Maine.

Sin embargo la identificación de los modelos genéticos no era el final del camino ya que la tecnología de esa década no permitió ni la identificación del factor o factores, ni de los genes involucrados. Para llegar a este punto hubo que esperar casi 20 años hasta 1986, en que la curiosidad de Jeffrey Friedman, entonces un recién iniciado joven científico en la Universidad de Rockefeller en Nueva York, se unió a los desarrollos tecnológicos de la genética impensables dos o tres décadas antes. Esto le permitió en 1994 poner por fin nombre a esa molécula involucrada con la saciedad y la obesidad que hoy conocemos como leptina y a la apertura de una nueva era en la investigación de ese problema tan aparente y acuciante en nuestros días, como es el sobrepeso y la obesidad. En 1995, otra parte del puzle se completa con la identificación del receptor de la leptina por parte de Louis A. Tartaglia científico en Millennium Pharmaceutical Incorporated, en Cambridge, USA, de una manera casi simultánea con Friedman.

En 1997 se identificó que el gen de la leptina era responsable de obesidades extremadamente mórbidas en humanos

Durante casi cuatro décadas todos estos avances fueron basados en estudios en roedores, pero un descubrimiento tan crucial debía inmediatamente ser investigado en humanos para lo cual “la ciencia cruzó el Atlántico” de nuevo y fue en el laboratorio de Sadaf Farooqi y Stephen O'Rahilly en el Hospital Addenbrooke de Cambridge, Reino Unido, donde en 1997 se identificó que el gen de la leptina era responsable de obesidades extremadamente mórbidas en humanos, como resultado, como era de esperar de un apetito insaciable. Gracias a estos descubrimientos, la percepción de la obesidad cambia y se convierte en algo genético y por lo tanto biológico. Además el tejido adiposo deja de ser un mero depósito pasivo de grasa para convertirse en un órgano activo y generador de hormonas que conectaban a este tejido con el cerebro y gracias a esta comunicación se controlaba el apetito y los hábitos de los sujetos humanos, abriendo así nuevas vías predictivas, preventivas y terapéuticas para la obesidad y poniendo el control del apetito como elemento crucial en la lucha contra la obesidad.

Por supuesto todavía tenemos un largo camino por recorrer, la evidencia está en la calle. Científicos como Coleman y Friedman han inspirado ya a muchos otros a recoger ese testigo y utilizar el conocimiento que ellos han construido para ascender un escalón mas gracias a nuevos conceptos y a nuevas tecnologías tanto genéticas y bioquímicas como de imagen cerebral, que permitirán conocer más en profundidad qué es lo que nos mueve a comer lo que comemos y cuando lo hacemos y así ser capaces de hacer nuestro el mensaje de esa inscripción, puesta por los siete sabios en el frontispicio del templo de Delfos: “nosce te ipsum” (conócete a ti mismo) y de esta manera alcanzar y mantener la salud óptima en cada una de las etapas de nuestra vida.

José Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética, director científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).

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El País Ciencia

26 de enero de 2013

ADN: el disco duro del futuro

Un cromosoma humano. | Science Photo Library 
Un cromosoma humano. | Science Photo Library
El ADN podría convertirse en la materia prima de los discos duros del futuro. Un grupo de investigadores del Instituto Europeo de Bioinformática -perteneciente al Laboratorio Europeo de Biología Molecular- ha creado una forma económicamente viable para almacenar enormes cantidades de información informática en moléculas de ADN.

Menos de un solo gramo de ADN ha servido a los científicos para codificar los 154 sonetos de William Shakespeare, 26 segundos en formato mp3 del discurso de Martin Luther King en 1963 que hizo universal la frase "Yo tengo un sueño" (I have a dream, en el original), una fotografía en jpg, un pdf con la investigación en la que Watson y Crick describieron la doble hélice de ADN y por la que obtuvieron el Premio Nobel y el código utilizado por los investigadores para crear un lenguaje legible por cualquier genetista con las cuatro letras del código genético. Casi 800.000 bytes almacenados en una molécula de ADN fabricado en un laboratorio y más pequeña que una mota de polvo.

Pero el potencial de esta tecnología es muchísimo mayor. Los investigadores estiman que en un espacio menor que una tacita de café podrían almacenarse más de 100 millones de horas de vídeo en alta deficinión. El material genético que nos hace lo que somos a todos los seres vivos podría convertirse pronto en el mayor disco duro del mundo.

"El problema del amacenamiento es cada vez mayor en el campo de la Biología, en el que se generan cada vez más y más datos que necesitamos guardar y hacerlo consume espacio y energía", explica a ELMUNDO.es Luis Serrano, director del Centro de Regulación Genómica de Barcelona. "Si han encontrado una manera de solventarlo con ADN será una gran noticia", dice.

Denso, pequeño y ligero

"El ADN es muy denso, pequeño, ligero y no necesita ningún aporte de energía, así que es fácil de transportar y de almacenar", explicó el martes el autor principal, Nick Goldman, en una teleconferencia con medios de información internacionales.

El trabajo, publicado hoy en la revista 'Nature', precisó de la creación de un lenguaje que permitiese codificar información en el ADN evitando los errores que suelen producirse en la síntesis y en la lectura de material genético cuando coincide dos veces seguidas la misma letra del código. Una vez logrado y codificada la información deseada, había que fabricar en un laboratorio la molécula de ADN.

Para ello, los investigadores contaron con el trabajo de la empresa californiana Agilent, una de las más punteras del mundo en técnicas genómicas. "Nos enviaron la información por correo electrónico y con ella sintetizamos cientos de miles de pedazos de ADN. El resultado es como una mota de polvo", dijo Emily Leproust, de Agilent y coautora de la investigación.

"Nuestro trabajo demuestra que cualquier cosa que queramos almacenar, la podemos almacenar en ADN", dijo Goldman. "Y la técnica está madura para usarse en archivos que no se consultan muy a menudo, como los de grandes corporaciones o incluso Gobiernos".

Fuente:

El Mundo Ciencia 

25 de enero de 2013

Científicos archivan imágenes, sonidos y textos en moléculas de ADN

Prueba de ADN

Los científicos aseguran que una taza pequeña de ADN podría almacenar 100 millones de horas de video.

Científicos del Instituto Europeo de Bioinformática (IEB), con base en Inglaterra, demostraron que es posible guardar textos, imágenes y sonidos en moléculas de ADN.

Los investigadores transcribieron un megabyte de datos -entre los que había los sonetos completos de Shakespeare y extractos del discurso "Tengo un sueño" de Martin Luther King- al lenguaje del ADN.

Después, un laboratorio en California transformó esa información en moléculas de ADN y las enviaron de regreso a Europa por correo.

Cuando los investigadores del IEB leyeron la información del ADN y la pasaron de nuevo al ordenador, pudieron recuperarla sin ningún error.

Los científicos aseguran que una taza pequeña de ADN podría almacenar 100 millones de horas de video en alta definición a un costo mínimo.

Además, los investigadores señalan que el ADN podría guardar información durante miles de años.
Fuente:
BBC Ciencia 

29 de diciembre de 2012

¿Cuántas moléculas de agua se necesitan para crear hielo?

hielo-peqInvestigadores alemanes y checos descubrieron hace poco que basta con 275 moléculas para que se inicie la cristalización y el paso de agua líquida a hielo. Si se suman otras 200 más, ya se observan incluso nanocristales de agua helada, tal y como publicaban los científicos en la revista Science

Dicho de otro modo, en el intervalo de las 275 a 475 moléculas de agua, la fase cambia de grupos no estructurados y amorfos a grupos cristalinos.

Además, el espectro infrarrojo de esas diminutas estructuras ha revelado que presentan las mismas características que las de muestras de hielo macroscópicas.

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Muy Interesante

26 de diciembre de 2012

Copo de nieve formándose en la punta de una aguja

Los copos de nieve de cosecha propia creados en laboratorio proporcionan nuevos conocimientos sobre la dinámica molecular de crecimiento de los cristales. Aquí, se utilizó alto voltaje para crear finas agujas de hielo, y copos de nieve estelares que posteriormente crecieron en los extremos de las agujas.




Fuente:

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19 de diciembre de 2012

Los dos científicos que violaron la ley para salvar una vida (con la aparición estelar de Hitler)

En 1935, la hija de Gerhard Domagk, el gran microbiólogo, tropezó en la escalera de la casa familiar de Wuppertal, en Alemania, mientras sostenía una aguja. Caerse por las escaleras es un accidente bastante frecuente en el mundo, como ya os expliqué en Ese objeto peligrosísimo que es una escalera (I): más de 300.000 accidentes solo en Reino Unido. De hecho, morir en una escalera es más probable que hacerlo en un vuelo comercial. Pero en este caso, aún era peor: la aguja que llevaba la muchacha, de nombre Hildegard, se le clavó en la mano y se partió en su interior.

Aunque le extrajeron el pedazo de aguja, una insidiosa infección esteptocócica se extendió por todo el brazo de Hildegard. Gerhard sabía que su hija moriría pronto, porque en aquella época aún no existían fármacos capaces de frenar el avance de las bacterias.


Pero Gerhard tenía un as en la manga, un tinte rojo industrial con el que llevaba una temporada experimentando: prontosil. Al parecer, los ratones de laboratorio sobrevivían a las infecciones de estreptococos si recibían una inyección de aquel tinte. 


Sin embargo, Gerhard no confiaba demasiado en aquella sustancia, tal y como explica Sam Kean en La cuchara menguante:

El prontosil, una molécula orgánica aromática que, de forma un tanto insólita, contenía un átomo de azufre, poseía algunas propiedades impredecibles. En aquella época los alemanes creían, extrañamente, que los tintes mataban los gérmenes porque teñían sus órganos vitales de color equivocado. Pero el prontosil, aunque letal para los microbios en los ratones, en un tubo de ensayo no parecía tener ningún efecto sobre las bacterias, que nadaban felizmente en el líquido rojo. Nadie sabía por qué, y a causa de esta ignorancia muchos europeos habían atacado la “quimioterapia” alemana, que desdeñosamente consideraban inferior a la cirugía para el tratamiento de las infecciones.
Gehrhad se encontraba en la tesitura de si debía o no probar aquel tinte con su hija, habida cuenta de que los primeros ensayos con humanos provocaban, en algunos casos, graves efectos secundarios; sin contar que los pacientes quedaban rojos como la grana. 

Era el mismo dilema al que se había enfrentado el héroe intelectual de Gerhard, Louis Pasteur, 50 años antes, cuando recibió el caso de un niño herido por la mordedura de un perro rabioso. Pasteur, sin la licencia de médico reglamentaria, infringió la ley y le administró al niño una vacuna contra la rabia que sólo se había probado en animales. Pasteur salvó la vida del niño, pero corrió el riesgo de ser denunciado por un delito criminal.

Como sucede en muchas películas de mad doctors o científicos que actúan extramuros de la legalidad, Gerhard decidió que era hora de seguir el mismo camino que su ídolo Pasteur. Hildegard ya estaba a punto de sufrir una amputación del brazo y no podía esperar más: se llevó varias dosis del fármaco experimental y le inyectó aquel suero rojo a su hija.

La audacia de Gerhard fue recompensada, y Hildegard salvó la vida gracias a la primer fármaco del mundo verdaderamente antibacteriano, pero Gehrhad guardó silencio sobre su éxito a fin de no influir en los sucesivos ensayos clínicos que tuvieron lugar con aquel tinte rojo.

En 1939, Gerhard Domagk recibió el premio Nobel de Medicina o Fisiología. Sin embargo, si bien había salido airoso de su violación de la ley, obteniendo el máximo de los parabienes (el premio más prestigioso y salvar la vida de su hija), tuvo que enfrentarse a un hecho funestamente inesperado: Adolf Hitler.

Hitler odiaba al comité del Nobel por haber concedido el premio de la Paz de 1935 a un periodista y pacifista antinazi, tras lo cual Die Führer prácticamente había declarado ilegal que un ciudadano alemán ganara el premio Nobel. En consecuencia, la Gestapo arrestó y trató con brutalidad a Domagk por su “crimen”. Cuando estalló la segunda guerra mundial, Domagk se redimió un poco al convencer a los nazis (que al principio se negaban a creerlo) de que sus fármacos podían salvar a los soldados que sufrieran gangrena. Pero para entonces los Aliados ya tenían las sulfas, y no debió aumentar precisamente la popularidad de Domagk que en 1942 sus fármacos salvaran la vida de Winston Churchill, un hombre decidido a destruir Alemania.


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Xakata Ciencia

29 de noviembre de 2012

Consiguen primera imagen de ADN a través de un microscopio electrónico

Un equipo de investigadores ha logrado por primera vez capturar la imagen de ADN, el modelo de la doble hélice de ADN que James Watson y Francis Crick propusieron en 1953. Hilos de ADN bajo una técnica que permitirá en el futuro ver cómo las proteínas, el ARN y otras biomoléculas interactúan con el ADN.

Primera imagen de ADN a través de un microscopio

Y es que la estructura de ADN fue descubierta originalmente usando cristalografía de rayos X. Esto supone rayos X de dispersión de los átomos en matrices cristalizadas de ADN para formar un complejo patrón de puntos sobre una película fotográfica. La interpretación de las imágenes requiere de matemáticas complejas para averiguar lo que la estructura cristalina podría dar lugar en los patrones observados.

Ahora estas nuevas imágenes son mucho más evidentes, ya que se trata de imágenes directas de las cadenas de ADN, aunque vistas con electrones en lugar de fotones de rayos X. ¿Cómo? El truco utilizado por Enzo di Fabricio, investigador principal de la Universidad de Génova, fue enganchar hilos de ADN de una solución diluida y ponerlas sobre silicio nanoscópico.

El equipo desarrolló un modelo de pilares que es extremadamente repelente al gua, lo que provocó que la humedad se evaporara rápidamente dejando atrás las hebras de ADN, las cuales se estiraron y podían observar claramente. Luego, para conseguir imágenes de alta resolución, perforaron agujeros diminutos sobre la base de los pilares de silicio.

Unos resultados que revelaron la rosca espiral de doble hélice del ADN visible. Una técnica que según los científicos, debería ser capaz de ver las moléculas individuales de ADN con más detalle y su interacción con proteínas, ARN y otras biomoléculas.
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ALT1040

15 de noviembre de 2012

Las macromoléculas de Hermann Staudinger

Hermann Staudinger

Tengo la seguridad de que todo buen lector de EPAP que se precie conoce bien qué es una macromolécula, las ha estudiado en el cole, el instituto o en la carrera, o incluso entre los usuarios más avanzados (pro) hay algunos que investigan sobre una de ellas (o varias) en particular. Lo que es menos conocido para el resto de mortales -entre los que me incluyo yo hasta hace unos minutos- es el origen de la palabra macromolécula y la historia que hay tras ella. El término macromolécula fue acuñado por el químico alemán Hermann Staudinger a principios de los años veinte, tras una feroz lucha con la comunidad científica de su época para demostrarles su existencia y la validez de su hipótesis.


Nacido el 23 de marzo de 1881 en Worms, Staudinger recibió su educación química en la universidad de Halle para posteriormente continuar en Darmstadt y Munich. En 1907 tomó plaza como profesor universitario en el Instituto de química de la universidad de Karlsruhe. Pasó por la ETH de Zurich y en 1916 aterriza en la universidad de Friburgo, siendo en esta ciudad donde desarrolló gran parte de su carrera científica.



Staudinger fue un gran investigador en el área de los polímeros, aunque también es conocido por la reacción que lleva su nombre y por sus estudios sobre las cetenas. Pero fue en mayo de 1922 cuando publica un artículo en la revista suiza Helvetica Chimica Acta planteando su hipótesis y donde acuña el término macromolécula (Makromoleküle) sentando las bases de la polimerización química desde una perspectiva visionaria. Staudinger sufrió críticas a su trabajo hasta que definitivamente se aceptó en 1928 cuando Kurt Meyer y Hermann Francis Mark observaron la estructura cristalina de los polímeros mediante técnicas de difracción de rayos X al estudiar la celulosa. Como curiosidad, Linus Pauling aprendió las técnicas de difracción de rayos X de las manos de Hermann F. Mark.

Por ser un pionero en el campo de la química macromolecular, Hermann Staudinger recibió en 1953 el premio Nobel de química. Y para los usuarios pro, aquí dejo el discurso que pronunció al recibir el galardón. Merece la pena echarle un vistazo.

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24 de septiembre de 2012

¿Qué es la temperatura? Una explicación a través de animaciones

Dentro del caos y la aleatoriedad más absolutos podemos encontrar uno de los más sencillos y elegantes modelos matemáticos jamás construido en la historia de la física teórica. Hoy analizaremos la solución el enorme reto al que se enfrentaba la física de finales del siglo XIX: explicar qué cosa era eso que llamamos temperatura. Espero que os resulte amena esta introducción con animaciones y simulaciones, de las aprovecho para liberar el código fuente.

1. Jugando al billar

A cierto galo irreductible lo único que le asustaba en el mundo era que el cielo se cayera un día sobre su cabeza, mucho más que unos cuantos romanos de pacotilla.

Parece una pregunta tonta, pero ¿realmente has pensado alguna vez por qué no se cae el cielo? El aire que nos rodea, la atmósfera de nuestro planeta, llega aproximadamente hasta unos 100km de altura y está formada, principalmente, por moléculas de nitrógeno y oxígeno que sienten toda la fuerza de la gravedad tirando hacia abajo al igual que la sentimos nosotros.

Esta preciosa puesta de sol, fotografiada desde la estación espacial ISS, revela perfectamente los pocos kilómetros de atmósfera que nos envuelven (fuente).

Si un aciago día todas esas moléculas de la atmósfera "cayeran" al suelo formarían una capa sólida de apenas unos 13 metros de altura. Así que, ¿qué es lo que las sostiene "volando" a kilómetros de altura en forma gaseosa e impide que caigan?

Pues sorprendentemente, el puro y duro azar. Esas moléculas que pululan a nuestro alrededor a unos 2,000 km/h sí que están siempre intentando caer, pero una y otra vez se encuentran las unas con las otras y chocan, saliendo "rebotadas". Sabiendo que más del 99,9% del aire realmente es espacio vacío, siendo el insignificante resto lo que ocupan las moléculas (que, a su vez, internamente también están bastante huecas), resulta sobrecogedor pensar en la astronómica cantidad de choques que deben ocurrir cada segundo a nuestro alrededor para impedir que "el cielo se caiga".

Veamos un poco más de estos choques, ya que son la clave que explicará qué es la temperatura. Nos bastará imaginarnos las moléculas del aire como si fueran canicas, pequeñas esferas que vuelan prácticamente libres en líneas rectas [nota 1]. Estamos acostumbrados a pensar que si algo atraviesa el aire a toda leche sufriría un rozamiento importante y se iría frenando. Pero eso no les ocurre a estas "canicas" ya que solamente existe el vacío y ellas, ¡así que no hay nada con lo que puedan "rozar"!

Por tanto lo único que puede interferir en el movimiento rectilíneo de una de estas moléculas es... otra. Y la forma en que interaccionan se pueden definir en palabras muy sencillas: se pegan porrazos de lo lindo unas contra otras. Piensa que aún yendo a miles de km/h no se rompen. No es que sean indestructibles, pero hace falta bastante más velocidad para partirlas.

Exceptuando la velocidad de los choques, un símil perfecto a estas colisiones es cuando en una mesa de billar la bola blanca choca contra otra que permanecía estática: la energía que llevaba la bola móvil se divide entre las dos, de una forma que asegura que la energía del movimiento (llamada energía cinética) antes y después del choque se mantiene constante.

Choque perfectamente elástico de dos esferas ideales.

Vamos, aquello de que "la energía no se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma". A este tipo de colisión se llama choque elástico porque no se pierde nada de energía en deformaciones permanentes, y es el tipo de choque que ocurre entre nuestras moléculas-canicas [nota 2]. Como curiosidad, decir que tanto en las moléculas como en las bolas de billar, esa fuerza tan poderosa que no deja que dos cuerpos sólidos se atraviesen mutuamente no es más que la repulsión eléctrica de las cargas negativas que tiene la materia ("cargas de igual tipo se repelen"). Brian Greene ilustró esto muy visualmente en el documental de su libro "El universo elegante" (aquí subieron el vídeo).

2. Resumiendo información en un sólo número

Llegamos por fin a la temperatura: lo que llamamos temperatura es realmente un numerito que indica "cuánto se mueven" en total, todas las moléculas de un objeto o de un volumen de un gas como el aire.

¿Cómo es posible que un único número resuma el estado de trillones de moléculas? Aquí entra en juego el elegante resultado matemático que mencioné al empezar y que viene de mano de los choques entre moléculas.

Sabemos que la energía total de dos objetos que colisionan elásticamente se mantiene constante, aunque lógicamente antes y después del choque cada uno tenga velocidades (y por tanto energías) distintas. Pero la suma, la energía total, no se altera.

Esto mismo se puede extender al choque de muchos objetos: si una única molécula en movimiento entra en una caja cerrada donde hay otras docenas de moléculas inicialmente en reposo, la energía de movimiento (cinética) de la primera se repartirá entre todas las demás. Mejor verlo que imaginarlo: pulsa el play para ver entrar la molécula por la izquierda. Al igual que en el resto de vídeos, recomiendo ponerlo en alta resolución.



¿Cuál será la velocidad final de cada una de las bolitas? Nadie puede decirlo. Fíjate que dependiendo del ángulo de los choques las velocidades tras cada choque no dejan de variar, pudiendo aumentar o disminuir, o incluso detenerse del todo.

Vamos, que la velocidad de una molécula en concreto depende de una forma compleja de sus choques y de las velocidades de todas las demás, algo absolutamente inabordable si pretendemos calcularlo...¡hasta que la estadística viene a nuestro rescate (pero no del bancario, sino del de verdad)!

Uno de los más grandes resultados de la matemática estadística nos dice que si algo (lo que sea, p.ej. la velocidad de una molécula) viene de la combinación de un gran número de sucesos aleatorios independientes (los que sean, p.ej. direcciones de choques), entonces ese algo tendrá valores aleatorios, al azar, pero siguiendo un patrón muy preciso llamado distribución Gaussiana. Esto se llama el teorema del límite central.

Si lo de "sigue una distribución Gaussiana" te parece chino mandarín, esta animación te ayudará a entender qué quiere decir. Imagina que mides miles de resultados de un experimento, el que sea, que contiene una parte de azar, o de incertidumbre o un error. La cuestión es que cada vez te sale un número distinto: un -1, un 2, un -0,5, etc. La línea negra del dibujo representa cada uno de esos resultados, por eso va dando saltos al azar. Para hacernos una idea de cuántas veces sale "casi -1", o "casi 2", etc. vamos contando las veces que el resultado cae en una serie de divisiones horizontales, y eso son las barras azules que crecen cada vez que la línea negra las toca. La forma que acaban teniendo las barras azules se llama función densidad de probabilidad y a pesar de ser algo basado en el azar, siempre acabará teniendo una forma concreta y bien definida para cada experimento. La que ves abajo es precisamente una campana de Gauss, la misma distribución Gaussiana que nos apareció antes.

Ejemplo de una variable aleatoria con distribución Gaussiana.


Pues bien: lo que llamamos temperatura no es más que un reflejo de estas campanas de Gauss y del Teorema que dice que muchas variables aleatorias acaban siendo Gaussianas. No importa por qué medio calentemos un gas, si disparándole moléculas rápidas como en la simulación de arriba o cualquier otro método, al final lo que hacemos es aumentar su energía cinética total. 

Tras un tiempo, esa energía total acabará distribuyéndose entre todas las moléculas de forma que las velocidades en las direcciones arriba/abajo, izquierda/derecha y adelante/atrás serán todas distribuciones Gaussianas. Al mezclar las velocidades en las tres dimensiones del espacio acaba saliendo que la velocidad tridimensional ya no es Gaussiana, sino una combinación de ellas de una determinada forma que los matemáticos llaman distribución chi y los físicos distribución de Maxwell-Boltzmann. Pero ambas son la misma cosa y lo bello del asunto es que en el fondo... ¡se reducen a combinaciones de sencillas Gaussianas! Así es como existe una relación inequívoca entre la energía total de un gas (que llamamos temperatura) y las velocidades de todas sus moléculas una vez se ha alcanzado el equilibrio, dado por esas dos distribuciones.

Lea el artìculo completo en:

23 de septiembre de 2012

Los cerebros humanos son parecidos y de gran complejidad bioquímica

Centíficos elaboraron un mapa de este órgano que permite visualizar en tres dimensiones la actividad de sus genes.

Nature, Cerebro humano,  Cerebros,  Allen Human Brain Atlas
 
(AP)
 
Londres (EFE). A pesar de las diferencias en personalidad y habilidades cognitivas, los cerebros humanos son más parecidos de lo que se pensaba y esconden una gran complejidad bioquímica, informa hoy la revista científica “Nature”.

Los cerebros de las personas comparten la misma estructura molecular básica, pese a pertenecer a personas muy diferentes, y poseen una “enorme complejidad bioquímica”, explicó Ed Lein, neurobiólogo y coautor del artículo.

Estas conclusiones proceden del primer análisis a gran escala de los datos obtenidos por el proyecto “Allen Human Brain Atlas”, el primer mapa en alta resolución del cerebro humano que integra tanto su anatomía como su información genética.

Aunque el atlas fue presentado el año pasado, la publicación británica divulga hoy las primeras conclusiones del estudio, llevado a cabo por un equipo de científicos del Allen Institute for Brain Atlas de Seattle (EE.UU.), liderados por el matemático Michael Hawrylycz.

El mapa, diseñado a partir del cerebro completo de dos hombres sanos y de un solo hemisferio de un tercero, abarca alrededor de 900 subdivisiones de este órgano y permite visualizar en tres dimensiones la actividad de los genes en distintas partes del cerebro.

Así, los científicos observaron que el 84% de los genes se expresan en algún lugar del cerebro humano, en patrones que se parecen mucho en distintos cerebros.

Además, según Lein, el hemisferio derecho e izquierdo no muestran grandes diferencias en cuanto a arquitectura molecular.

“Estos resultados solo arañan la superficie de lo que podemos aprender a partir de este inmenso conjunto de datos. Estamos impacientes por ver lo que otros (investigadores) pueden descubrir”, afirmó Lein.

Los científicos continuarán añadiendo datos al atlas durante este año, y con ellos esperan obtener nueva información sobre el impacto de enfermedades como el alzhéimer, la epilepsia, el párkinson, el autismo o la esquizofrenia sobre distintas regiones cerebrales.

Desde hace varios años existen mapas de alta resolución que muestran la expresión de los genes en el cerebro de los ratones, pero hasta ahora solo se habían elaborado atlas muy toscos del cerebro humano debido, entre otros factores, a que es mil veces mayor que el de los roedores.

Fuente:

15 de septiembre de 2012

Explorando el espacio químico-biológico para diseñar fármacos

Científicos españoles presentan un atlas en Internet para navegar las turbulentas aguas de las moléculas activas.


Un ejemplo de las páginas que produce AtlasCBS en Internet, con diversos mapas del espacio químico-biológico.

Los investigadores que se dedican a intentar obtener nuevos fármacos disponen ya de un nuevo atlas de moléculas en Internet, desarrollado por científicos españoles para guiar y facilitar el diseño de fármacos. En un trabajo publicado recientemente en la revista Journal of Computer-Aided Molecular Design, dos grupos de investigación presentan un servidor que abre las puertas a una nueva forma de representar la multitud de datos experimentales actualmente disponibles sobre entidades químicas farmacológicamente activas. Este servidor está abierto a la comunidad científica global y procede de una idea de Celerino Abad Zapatero, quien publicó el concepto en 2010 en Drug Discovery Today.

“Álvaro ha programado en el AtlasCBS mis sueños y mi visión sobre un mapa para representar el espacio químico-biológico” afirma Abad-Zapatero (Universidad de Illinois en Chicago). “Programó el álgebra y las variables de eficiencia que definen los planos del atlas y luego dotó al servidor de una flexibilidad y versatilidad extraordinarias”. Álvaro Cortes, estudiante de doctorado, ha sido el artífice material de la implementación y ha servido de puente entre los grupos de Federico Gago (Departamento de Farmacología de la Universidad de Alcalá) y Antonio Morreale (Unidad de Bioinformática del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa).

En el concepto de lucha selectiva frente a los microorganismos (‘quimioterapia’) propuesto por Paul Ehrlich hace un siglo, las medicinas serían como ‘balas mágicas’ que afectarían solo al patógeno y no alterarían las funciones vitales del paciente. Con mucho esfuerzo, la idea se materializó con el primer compuesto sintético de acción efectiva contra la sífilis (Salvarsan) y el concepto se extendió también al tratamiento de enfermedades no infecciosas. Sin embargo, la búsqueda de entidades químicas con la máxima actividad terapéutica y mínimos efectos tóxicos supone navegar en unas aguas turbulentas llenas de peligros, con escollos en cada viraje y sin muchas garantías de éxito.

El espacio químico de las moléculas activas biológicamente y su relación con las dianas biológicas a las que se unen constituyen un universo complejo del que, hasta el momento, no existen mapas fiables, señalan estos expertos. Existen observaciones dispersas que relacionan las pequeñas moléculas activas (por ejemplo, aspirina) con sus dianas terapéuticas (en este caso, la enzima ciclo-oxigenasa que interviene en la biosíntesis de las prostaglandinas mensajeras en la cascada biológica de la inflamación y el dolor). Pero falta una visión de conjunto; unos mapas que permitan guiar el diseño y la síntesis de nuevas medicinas eficientemente, no como resultado de ensayos de ‘prueba y error’.

Uno de los problemas más importantes para trazar y elaborar un mapa adecuado del espacio químico-biológico es el de identificar qué coordenadas (es decir, latitud y longitud) son las más adecuadas para explorar este universo. La variable dominante en el diseño de fármacos siempre ha sido la alta afinidad entre el ligando (generalmente una molécula pequeña) y la diana biológica (generalmente un proteína). Esta afinidad viene definida en términos fisicoquímicos por una constante de inhibición o por una constante de disociación medida experimentalmente. Sin embargo, para que una entidad química sea efectiva en los seres humanos ha de reunir además otras propiedades fisicoquímicas relacionadas íntimamente con su tamaño (peso molecular o el número de átomos) y su polaridad (número de átomos polares: nitrógenos y oxígenos). Moléculas grandes (con peso molecular elevado) o muy polares (con un gran número de átomos polares en relación a su tamaño) no penetran las barreras celulares y no se puede esperar que lleguen a convertirse en fármacos utilizables clínicamente, especialmente para su administración por vía oral.

¿Cómo combinar todos estos elementos en una forma gráfica, intuitiva, que ayude y facilite el diseño de nuevas moléculas activas farmacológicamente? ¿Cómo trazar un mapa del espacio químico-biológico identificando sus islas doradas (ricas en fármacos) y sus peligrosos e indeseados arrecifes (moléculas tóxicas o inactivas)? Es lo que pretende la nueva herramienta.

AtlasCBS está conectado interactivamente con el Banco de Datos de Proteínas, (el mayor depósito de estructuras tridimensionales de proteínas, con más de 80.000 entradas) y cuenta con un servidor imagen en el campus del Instituto Europeo de Bioinformática (EBI), en Cambridge (Reino Unido). El objetivo es que el servidor sea utilizado de forma rutinaria por la comunidad mundial de diseñadores de fármacos para acelerar sus proyectos. “Nos gustaría que en el futuro AtlasCBS se convirtiese en una herramienta que contribuya a guiar a la comunidad biomédica en el descubrimiento y desarrollo de fármacos de forma rápida y eficaz”, dice Abad-Zapatero, agradeciendo el esfuerzo de sus colaboradores en el proyecto y la financiación gubernamental recibida. Y añade: “Sin el apoyo de una beca del Ministerio de Ciencia y Tecnología para pasar varios meses en los centros de investigación citados y participar, día a día, en el desarrollo del proyecto no habríamos llegado nunca adonde estamos ahora”. La Fundación Giner de los Ríos ha financiado un curso el próximo año para enseñar el uso de AtlasCBS, mejorarlo y continuar con su desarrollo futuro.

Fuente:

El País Ciencia

31 de agosto de 2012

Científicos aseguran haber encontrado la cura a la Malaria

(CC) US Army Africa


La malaria o paludismo es causado por un parásito llamado Plasmodium que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. Los parásitos se reproducen en el hígado para luego infectar los glóbulos rojos del organismo humano. En caso de no recibir tratamiento médico puede causar la muerte en pocos días y su impacto es tal que el 2010 hubo 216 millones de casos que terminaron en la muerte de 655.000 personas.

Sin embargo científicos de la Universidad de la Ciudad del Cabo en Sudáfrica aseguran haber desarrollado un tratamiento que puede curar a una persona de cualquier cepa de la enfermedad con una sola dosis, y no sólo eso, pues los investigadores aseguran que incluso la droga podría bloquear la transmisión del parásito de la malaria entre personas.

¿Cuál es el ‘pero’? Que aún falta que se pruebe en seres humanos. Hasta el momento las pruebas en animales no han encontrado ningún efecto secundario negativo, por lo que las pruebas clínicas con humanos comenzarán a realizarse el 2013 afirmaron las autoridades sudafricanas.

Hasta la fecha, los esfuerzos para erradicar el paludismo han ido desde erradicar a los mosquitos hasta su modificación genética, sin embargo ninguna solución hasta la fecha había sido tan exitosa como el potencial de esta droga, una molécula sintética derivada de la aminopiridina que según Kelly Chibale, la jefa del equipo de científicos, sería “la primera molécula para uso clínico descubierta en África y para africanos”.

Aún queda mucho por investigar, por lo que se estima que el fármaco estaría disponible recién en unos siete años más. Sin embargo, si resulta exitoso, sería un increíble avance para una enfermedad que se estima que mató a alrededor de 560.000 niños el 2010, donde en países con alta tasa de malaria la enfermedad puede llegar a reducir el producto interno bruto hasta en un 1,3% según la OMS.

Fuente:

27 de agosto de 2012

BBC: El movimiento dentro de una neurona, visto como nunca antes

 


Una nueva técnica de registro de imágenes le ha permitido a un grupo de científicos de Estados Unidos grabar el movimiento de proteínas en el interior de una neurona humana.

Usando proteínas bioluminiscentes de una medusa, lograron "iluminar" el interior de la célula nerviosa y captar espectaculares imágenes en las que se puede ver el movimiento de las proteínas en su labor de renovación de la estructura celular. 

"Tu cerebro está siendo montado y desmontado todos los días", explicó Don Arnold, profesor asociado de biología computacional y molecular de la Universidad del Sur de California.

"En una semana desde hoy, tu cerebro estará hecho de proteínas completamente distintas a las de hoy", aclaró. "Este video muestra el proceso. Sabíamos que esto pasaba, pero ahora podemos verlo pasar".

Cómo se regenera el cerebro

La nueva técnica utilizada en este experimento intenta mostrar cómo las proteínas son dirigidas a uno de los dos tipos de compartimentos existentes en una neurona: el axón y las dendritas.

Neurona

Las imágenes podrían permitir a los científicos comprender mejor el modo en que funcionan las neuronas.

El axón es la región de la célula responsable de transmitir señales eléctricas a otras células, mientras las dendritas reciben las señales de otras células.

"Durante décadas se ha sabido que las proteínas se dirigen específicamente a un compartimento u otro. Sin embargo, no podíamos entender cómo sucedía esta redirección hasta que pudimos ver a las proteínas viajando de un compartimento a otro", dijo Sarmad Al-Bassam, estudiante de doctorado y autor principal del artículo que presentó el proyecto en la revista Cell Reports.

Desde mediados de 1990, los científicos han sido capaces de iluminar proteínas en el interior de las células, incluyendo neuronas. Lo hicieron incorporando una proteína aislada de una medusa, conocida como proteína verde fluorescente, que emite un brillo verdoso cuando se le expone a luz azul.

Martin Chalfie, de la Universidad de Columbia; Roger Tsien, de la Universidad de California enSan Diego, y Osamu Shimomurra, de la Universidad de Boston, recibieron en 2008 el Premio Nobel de Química por inventar este procedimiento.

Resultado "sorprendente"

 El problema a la hora de estudiar el flujo de proteínas iluminadas dentro de una neurona es que las distintas vías se superponen en una misma célula, lo que dificulta el estudio del tráfico en su interior.

Al-Bassam y sus colegas resolvieron este problema mediante el desarrollo de una nueva técnica que consiste en el embalse una sola vía, lo que genera una acumulación de vesículas de transporte (pequeñas burbujas que se desplazan arriba y abajo en la neurona transportando la carga de proteínas) impregnada de las proteínas iluminadas. A continuación, utilizaron un fármaco para liberar la acumulación, de una vez, en un pulso luminoso.

"Nuestro resultado fue muy sorprendente", dijo Don Arnold.

"Hemos descubierto que en lugar de estar dirigidas específicamente a las dendritas, las vesículas transportan proteínas entrando en ambos compartimentos, pero luego se detienen y evitan moverse más allá del segmento inicial del axón".

Fuente:


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