Una nueva técnica para disparar 
microchorros líquidos a través de la piel humana promete revolucionar la
 administración de medicamentos.
Las inyecciones son un eje clave e 
inevitable de las técnicas médicas modernas. La idea es forzar la 
entrada de un líquido directamente en el cuerpo usando una aguja hueca 
para penetrar en la piel. Sin este tipo de herramientas, el panorama 
médico sería considerablemente más pobre.
Pero las inyecciones tienen un número de inconvenientes. Son una 
importante fuerza de transmisión de enfermedades, particularmente cuando
 se reusan las agujas, y en las lesiones por punción de los 
profesionales sanitarios, son dolorosas y las agujas son peligrosas y 
difíciles de manejar. De ahí la fobia a las agujas y todo eso.
Por esto, los ingenieros biomédicos y 
los doctores y pacientes han soñado con encontrar una forma de 
administrar inyecciones sin agujas similar al hipospray de Star Trek 
administrado tan hábilmente por el Dr. McCoy.
No ha sido por falta de intentos, 
algunos de los cuales incluso son anteriores a la serie Star Trek. La 
idea es que si se dirige el líquido hacia el paciente con suficiente 
fuerza, penetrará en la piel y lo conducirá al interior del cuerpo.
Distintos grupos han realizado intentos 
usando aire comprimido y distintos tipos de bombas, pero ninguno ha 
tenido un gran éxito. Un problema es que los chorros líquidos pueden ser
 tan dolorosos como las agujas, e incluso más dañinos para la piel y el 
tejido subyacente.
Pero el problema más serio es el splashing.
 En todas las técnicas usadas hasta el momento, parte de los líquidos 
salpican fuera de la piel o no penetran con suficiente profundidad y 
esto hace que sea imposible saber qué dosis ha recibido el paciente. 
Este problema es grave para cualquier enfermedad que requiera un volumen
 preciso de medicación – y esto se aplica a casi todas ellas.
Esto parece que va a cambiar. Hoy, 
Yoshiyuki Tagawa de la Universidad de Twente en los Países Bajos junto a
 algunos colegas dicen haber resuelto este problema gracias a una nueva 
técnica que focaliza un flujo de líquido en un microchorro que viaja a 
850 m/s. Sí, aproximadamente la misma velocidad que el avión supersónico
 Blackbird SR-71.
La técnica es bastante simple. Estos 
chicos llenan un capilar con líquido y enfocan un pulso láser sobre un 
extremo. Esto calienta rápidamente una parte del líquido, provocando que
 se evapore súbitamente, y envíe una onda de choque a través del tubo. 
Este empuje acelera el resto del líquido forzando su salida del capilar a
 gran velocidad.
El tubo y la velocidad de calentamiento 
están diseñados para generar ondas de choque que enfocan este 
microchorro de forma que su punta tenga apenas unas decenas de 
micrómetros de diámetro, menor que el probóscide de un mosquito.
Cuando el líquido impacta en la piel a 
esta velocidad, el microchorro penetra fácilmente, administrando el 
volumen de líquido preciso al tejido subyacente. Y eso pasa con muy 
poco, si es que algún, splashing.
Tagawa y sus colegas han puesto a prueba
 su sistema en una gelatina cubierta de piel sintética y dicen que 
funciona bien, como las imágenes de arriba parecen atestiguar. “Los 
resultados… dejan las inyecciones sin agujas un paso más cerca de su uso
 generalizado”, comentan.
Desde luego, quedan aún pasos 
significativos por dar. Una preocupación es que el pulso láser, además 
del calor y la onda de choque que genera, podría dañar cierto tipo de 
medicamentos. Las pruebas han incluido por el momento agua con tintura 
roja, por lo que esto tendrá que examinarse con cuidado.
Otro problema de ingeniería es el diseño
 y fabricación de un dispositivo robusto que tenga un amplio uso sin 
obstruirse. Las inyecciones sin agujas serán muy útiles en los 
hospitales modernos y en cirugías, pero los países en desarrollo son los
 que más tienen que ganar.
Finalmente, la técnica tendrá que 
ponerse a prueba en un amplio rango de individuos. Es posible que los 
microchorros tengan que ajustarse con precisión para tratar con los 
distintos tipos de piel, de forma que el volumen de medicamento 
administrado a un hombre joven con una piel como la de un elefante sea 
la misma que la dosis recibida por una anciana señora con la piel como 
papel de fumar.
Las inyecciones sin agujas tienen 
enormes beneficios potenciales para millones de personas tales como 
diabéticos que viven con la rutina de múltiples inyecciones diarias. 
Para ellos, es un desarrollo que nunca llegará demasiado pronto.
Artículo de Referencia: arxiv.org/abs/1210.1907: Needle-Free Injection Into Skin And Soft Matter With Highly Focused Microjets 
Fuente: