3 de septiembre de 2016
Las 'gafas de sol' que utilizan las serpientes para cazar
La visión de las serpientes ha evolucionado para adaptarse a las condiciones de luz en las que deben cazar a sus presas. Las serpientes que necesitan una buena vista por el día poseen lentes oculares que actúan como auténticas gafas de sol, al filtrar los rayos ultravioleta y agudizar su visión. En cambio, las nocturnas tienen lentes que permiten el paso de la luz ultravioleta y eso les ayuda a ver en la oscuridad. Son algunas de las conclusiones del trabajo que publica la revista Molecular Biology and Evolution y que forma parte de una colaboración internacional entre biólogos especialistas en serpientes y expertos en visión.
El artículo completo en:
El Mundo Ciencia
19 de diciembre de 2012
¿Qué ocurre si una serpiente venenosa se muerde a sí misma?
El veneno está constituido por una compleja mezcla de proteínas que actúan como neurotoxinas qua atacan el sistema nervioso provocando la parálisis. Aunque también puede contener sustancias que dañen la sangre o los tejidos.
Casi todos ellos contienen sustancias predigestivas que atacan el tejido conjuntivo, disgregándolo y facilitando así la difusión del veneno.
Pero, esas sustancias ¿podrían afectar a la propia serpiente?
¿Quién no se ha mordido la lengua accidentalmente? ¿Podría ocurrirle algo parecido al ofidio y causarse a sí mismo la muerte?
Hay varios motivos para que esto no suceda.
En primer lugar, las glándulas salivares del veneno están rodeadas de músculos que se encargan de que las glándulas segreguen veneno de una forma totalmente consciente. Así, no se libera veneno si la propia serpiente no fuerza que esto ocurra, y solamente lo hace en presencia de una presa o en situación de peligro para defenderse.
En algunas serpientes, como por ejemplo en las víboras, los grandes colmillos venenosos están escondidos en un pliegue de la mucosa de manera retráctil y solamente se muestran en caso de necesidad.
Además, las serpientes poseen en su sangre unos anticuerpos específicos contra su propio veneno, un antídoto que corre por sus venas de forma natural.
Fuente:
Saber Curioso
3 de abril de 2012
Un fósil colombiano revela la serpiente gigante que acechó la Tierra
El reciente descubrimiento de una monstruosa serpiente prehistórica ofrece respuestas sobre el pasado y plantea preguntas para el futuro.
Hace unos 58 millones de años, una víbora gigante se deslizó a través de las selvas pantanosas de América Latina y comenzó un reinado de terror.
Con un peso de más de una tonelada y 14 metros de largo, esta culebra gigante era capaz de tragarse a un cocodrilo entero sin mostrar siquiera un bulto.
Hace unos años, sin embargo, los científicos ni siquiera sabían de su existencia.
"Uno no espera encontrar una boa de 14 metros ni en los sueños más arriesgados. La serpiente más grande de hoy representa la mitad de ese tamaño", dice Carlos Jaramillo, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y miembro del equipo que realizó el descubrimiento.
Un mundo de reptiles perdidos
Se cree que la serpiente bautizada con el nombre de "Titanoboa" era pariente lejana de la anaconda y la boa constrictor, y no era venenosa (no necesitaba serlo).
En su lugar, aplastaba a su presa con una fuerza de constricción de más de 180 kilos por pulgada cuadrada: el equivalente al peso de un puente de Brooklyn y medio.
Los fósiles quedaron expuestos por la excavación en la enorme mina de carbón a cielo abierto de El Cerrejón, en el norte de Colombia. En 2002, científicos habían descubierto en ese lugar los restos de una selva tropical de la era del Paleoceno; tal vez la primera del planeta.
Así como hojas y plantas fosilizadas, desenterraron reptiles tan grandes, que desafiaban a la imaginación.
"Lo que encontramos fue un mundo gigantesco de reptiles perdidos; tortugas del tamaño de una mesa de cocina y los cocodrilos más grandes en la historia de los registros fósiles", dice Jonathan Bloch, un experto en la evolución de los vertebrados en la Universidad de Florida.
También hallaron las vértebras de una serpiente colosal.
"Después de la extinción de los dinosaurios, este animal, la titanoboa, fue el depredador más grande en la superficie del planeta durante al menos 10 millones de años", afirma el Dr. Bloch. "Este fue un animal importante en todo sentido de la imaginación".
Búsqueda de calaveras
Pero los científicos necesitaban el cráneo de la serpiente para llevarse una idea total de cómo lucía, qué comía y cómo podría relacionarse con especies modernas. El año pasado, un equipo se propuso encontrarla, con pocas expectativas de éxito. Debido a que los huesos de la calavera de una serpiente son tan frágiles, pocos sobreviven.
"A diferencia de nuestras calaveras, las de las serpientes no están fusionadas. En cambio, están conectadas con tejido", señala el Dr. Jason Head, especialista estos reptiles de la Universidad de Nebraska.
"Cuando el animal muere, el tejido se decompone y todos los huesos individuales generalmente se dispersan. Son muy delgados y frágiles también y con frecuencia son destruidos. Gracias a que la titanoboa es tan enorme y los huesos de la calavera tan grandes, se trata de una de las pocas serpientes que llegan al registro fósil".
Para su asombro, el equipo recuperó los restos de tres calaveras, con los cuales el reptil pudo ser reconstruido con exactitud por primera vez.
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Contenido relacionado9 de febrero de 2011
¿Por qué perdieron las serpientes sus patas?
La investigación, publicada en un artículo del Journal of Vertebrate Paleontology, explica las causas de la perdida de extremidades de las serpientes basándose en el estudio de un ejemplar que vivió hace 95 millones de años en el mar, la Eupodophis descouensi.
Los expertos utilizaron para su investigación una novedosa técnica de rayos X conocida como 'laminografía computerizada por radiación sincrotón' que les permitía elaborar una imagen fiel de la especie y de sus extremidades basándose en los restos fósiles hallados en una roca y cuyo diámetro apenas alcanza los 30 micrometros.
Este procedimiento permitió la reconstrucción capa a capa del animal, lo que les permitió deducir que esta especie en concreto evolucionó sin patas porque el hueso de las mismas no crecía a la misma velocidad que el resto de miembros.
Este descubrimiento abre una nueva vía de investigación para hallar el camino evolutivo de las diferentes especies de reptiles.
Fuente:
El Economista