Debutó en 1989 y tras 24 temporada, con algunos altibajos, “Los Simpsons” siguen dispensando un sinfín de argumentos que han mantenido la serie en un éxito constante. Sin embargo, no se caracteriza por estrecho el número de ocasiones en las que Homer, su indiscutible epicentro, se ha visto al borde de la muerte debido a las arriesgadas apuestas de los guionistas. En “Un pez, dos peces, pez fugu, pez azul” (”Aviso de muerte” en los países latinoamericanos) fue cuando nuestro antihéroe pudo haber sufrido el más fatal de los destinos al consumir “fugu”, palabra japonesa que designa la carne y el animal del que procede: el pez globo, recipiente del tóxico de origen animal más potente conocido hasta nuestros días. Finalmente Homer sobrevivió una vez más a la muerte pero, ¿qué hubiese ocurrido si hubiese sucumbido al envenenamiento?
El fugu es uno de los platos más celebrados de la cocina japonesa. El pez globo, a partir del cual se prepara el manjar, contiene concentraciones de una potente neurotoxina denominada “tetradotoxina”
en sus vísceras (principalmente en las órganos sexuales – o gónadas -
y el hígado) que al contrario de lo que puede parecer, no se trata un
mecanismo de defensa. Para este fin, el animal infla el estómago,
impidiendo ser ingerido. Sin embargo, el tóxico no es más que un
“regalo” que este pez, que ya no nos parece tan simpático, deja a sus
depredadores. Se trata de un químico 10000 veces más mortífero que el cianuro
y de 10 a 100 veces más letal que el veneno de la araña viuda negra,
por lo que la preparación de esta carne, desde 1958, está restringida a
profesionales formados para tal fin. Pero ¿Y si nuestro experto tiene
las manos ocupadas y nos toca un aprendiz incompetente como a Homer?
Algunas de ellas dependen de la misma misma carga eléctrica que produce la actividad, por lo que son denominadas “canales de Na+ dependientes del voltaje”.
Pero ¿qué relación tiene esto con el animal que aterra a la familia Simpson? La “tetradotoxina” (TTX), cuya estructura fue por Robert Burns Woodward en 1964, recibiendo el Premio Nóbel de Química al año siguiente, bloquea los “canales de Na+ dependientes del voltaje” con una cantidad tan ínfima como 1 micromolar, ¡la millonésima parte de un mol! (peso molecular expresado en gramos). Así las cosas, esta sustancia impide la producción de potenciales de acción e interrumpe la comunicación del Sistema Nervioso, inhibiendo la actividad neuromuscular y paralizando las constantes vitales. Tan solo 0.51 mg son suficientes para provocar la muerte instantánea y la cantidad de tóxico que contiene un único ejemplar de este pez es suficiente para acabar con 30 individuos. Hasta la fecha no se conoce antídoto, por lo que Homer hubiese experimentado parestesia (hormigueo, acorchamiento y entumecimiento) en las extremidades y el rostro, temblor muscular, convulsiones, arritmia (irregularidad en las contracciones del corazón)… Finalmente, la agonía terminaría con parada respiratoria. No obstante, la parálisis de todo el cuerpo la hubiese experimentado en plena conciencia ya que el tóxico no cruza la barrera hematoencefálica, un sofisticado producto evolutivo que aísla al cerebro de muchas sustancias extrañar, siendo permeable a las necesarias para su funcionamiento y a otras como la cafeína, el alcohol, la heroína o el éxtasis.
Aun
con todo esto, la “tetradotoxina” se explora por sus efectos
analgésicos y parece que la cocina japonesa ha dado con el procedimiento
para sortear su amenaza. Afortunadamente los guionistas de “Los
Simpsons” fueron benévolos y no nos hicieron experimentar una escena que
a muchos fans nos hubiese traumatizado. ¡Parece que todavía queda mucho
Homer por delante!
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