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13 de julio de 2019

Neuroeducación 02: Haz ejercicio ¡y mejora tu memoria!


¿Sabías que nuestro cerebro crece a medida que hacemos ejercicio? En efecto. El ejercicio fotalece las sinapsis, crea más conexiones en el cerebro y ayuda a que se formen nuevas células. En otras palabras: ¡te vuelves más inteligente!

Hacer ejercicio nos ayuda a tener mejor salud cardiovascular, lo que significa que llevas más oxígeno al cerebro y puedes despejar la mente. 

Además, un nuevo estudio descubre que para recordar algo, no hay nada mejor que hacer ejercicio 4 horas después de adquirir nuevos conocimientos. Diversos estudios apuntan a que el ejercicio, al mejorar la memoria y la atención, mejora el rendimiento académico: ¡subirán tus notas en el colegio aún más!

Y con 10 minutos de ejercicio diario es suficiente. Pero si te ejercitas 20 minutos, pues mucho mejor. Y basta con dar un paseo o hacer tai chi, sobretodo si se trata de personas mayores. 

Y si haces ejercicio al aire libre tendrás el beneficio adicional de absorber más vitamina D, pues recibirás los marvillososo rayos del Sol en todo cuerpo.

Consejos:  

Haz ejercicio mientras exploras un nuevo lugar o un nuevo ambiente. Ejercítate ante una nueva forma de hacer las cosas o al compartir ideas con otra gente. De esta forma ayudarás a que las nuevas células formen un circuito.

Si te gusta la jardineria, rapear, hacer experimentos o pintar únete a un grupo que tenga las mismas aficiones que tú en lugar de hacerlo solo. No solo obtendrás nuevos conocimientos, también conocerás a más personas. La interacción social también beneficia a tu cerebro.

Entonces: ¡a ejercitarse! y ¡a divertirse!


Leonardo Sánchez Coello
Mag. en Educación

26 de diciembre de 2018

Truco fácil para concentrarte en aquello que te cuesta: la técnica Pomodoro

Pasar largas horas en la mesa de trabajo es menos productivo que estar periodos más breves concentrados y combinar estos con momentos de descanso.

Si quieres tener alta productividad en algo que te cuesta, olvídate de estar concentrado horas y horas haciendo solo eso. Se ha comprobado que no es la mejor opción. Al menos, esa es la conclusión de la Universidad de Illinois, que demostró que pasar largas horas en la mesa de trabajo aporta menos productividad que dedicar periodos de tiempo más breves concentrados y alternar estos con descanso. El motivo está relacionado con nuestras dos formas de pensar: la focalizada y la difusa. Mientras que la primera nos mantiene la atención a tope, la segunda nos relaja y nos ayuda a distraernos hasta con el vuelo de una mosca. Las dos son necesarias. Es más, la creatividad surge de conectar cosas dispares, que solo nacen de la mente difusa. Pero claro, estar siempre en lo difuso tampoco aporta mucho ni resuelve los problemas. Necesitamos alternar la mente focalizada y la difusa para ser productivos, y para ello existe una técnica que propuso Francesco Cirillo allá por los ochenta y que sigue completamente vigente: la técnica Pomodoro.

Pomodoro significa “tomate” en italiano y su nombre se asocia a los relojes de cocina con los que se mide el tiempo de cocción. La idea es utilizar un reloj —o un smartphone o lo que tengas a mano— para medir intervalos de 25 minutos en los que pongas la mente focalizada y saques adelante la tarea que se nos atasca. Después, te comprometes con hacer una pausa o incluso a darte un pequeño premio. Vamos a ver las fases de la técnica Pomodoro:

1. Revisa tu agenda y crea el espacio de tiempo que necesitas. Cirillo propuso intervalos de 25 minutos además del descanso, pero pueden ser 20 o 30 minutos. Igualmente, hay investigaciones posteriores que sugieren intervalos de mayor duración. En este punto, vale la pena que cada persona identifique lo que más le ayuda.

2. Hazte con un temporizador. Ya lo hemos dicho, escoge el que te sea más cómodo y comprométete a seguirlo. Igualmente, reúne todo lo que necesitas: documentación o material necesario. Llama si necesitas ayuda antes de comenzar.

3. Céntrate solo en la tarea. Este punto es especialmente difícil. Aquí aparecen las interrupciones, las consultas al móvil o los asaltos al frigorífico o a la máquina de café. Pues bien, si aplicamos la técnica Pomodoro necesitamos retirar todas las interrupciones posibles: apagar el móvil o hacernos con ese café que “imperiosamente” necesitamos.

4. Haz un pequeño descanso. Aquí es donde le damos permiso a la mente difusa para que entre en escena. Si hemos hecho 25 minutos de trabajo, un descanso adecuado sería de cinco minutos, por ejemplo. Según Cirillo, en este momento no debemos caer en la sensación de improductividad y extendernos y extendernos. Ya lo hemos dicho, los descansos ayudan a la mente focalizada.

5. Continuar las sesiones de trabajo y tomar un descanso más largo. Los espacios de 25 minutos y cinco de descanso se pueden ir encadenando hasta completar tres, y luego tomarse un descanso más duradero de 20 minutos, por ejemplo. O si se hacen cinco intervalos, el descanso podría ser de 30 minutos. Igualmente, en este punto podríamos darnos una pequeña gratificación, como un dulce que nos guste, un paseo o cualquier cosa que nos dé energía.

En definitiva, a todos nos cuesta concentrarnos en algo que no nos apetece mucho, como un trabajo, una tarea de casa o resolver algún problema doméstico. Pero la técnica Pomodoro nos ayuda a mejorar nuestra concentración alternando la mente focalizada con la difusa. ¿Haces la prueba?

Fuente: El País (España)

9 de diciembre de 2018

Saber programación será tan importante como hablar inglés

La programación contribuye al desarrollo de la creatividad, del pensamiento computacional, crítico y racional.

Buen nivel de inglés… ¿y qué más? La empleabilidad del futuro estará condicionada por nuevas exigencias derivadas de las tendencias tecnológicas en la sociedad y del auge de la digitalización en las compañías. En este contexto, la programación se erige como una disciplina fundamental para acceder al mercado de trabajo, junto con el dominio del inglés, según concluyen los expertos de Smartick, método para aprender matemáticas online.

El coding, como también se conoce esta materia, está dejando de considerarse un requerimiento exclusivo para trabajar en empresas tecnológicas y ya forma parte de las condiciones de contratación de compañías de diversos sectores, como entidades financieras, empresas turísticas y compañías del sector de la comunicación.

Este auge de la programación se debe a la creciente integración de procesos digitales en el seno de las empresas. «Dominar el coding requiere de habilidades clave en el desarrollo de otras disciplinas distintas a la programación, de ahí que sus aplicaciones se adapten perfectamente a diferentes sectores. En el caso de los niños, tiene muchos beneficios en el rendimiento académico de otras asignaturas que requieren de creatividad, pensamiento computacional, crítico y racional», asegura Javier Arroyo, cofundador de Smartick.

Entrenar la estructura mental del niño

Los procesos de transformación digital están dinamizando el sector empresarial a nivel internacional. En concreto, la demanda de profesionales TIC (entre los que se encuentran los programadores) crece a un ritmo del 3% cada año, tendencia que conllevaría la escasez de trabajadores de este ámbito en toda Europa, unos 900.000 profesionales en 2020, según el Informe IMMUNE sobre el estado del coding.

Teniendo en cuenta estas perspectivas, es fundamental que los niños tomen contacto con la programación cuanto antes. Eso sí, Arroyo señala que hay que hacerlo a través de metodologías atractivas que se adapten a sus circunstancias: «A un niño no le podemos poner de entrada HTML, lo que hay que hacer es entrenar su estructura mental como preparación para esa tarea que desarrollará más tarde».

Un ejemplo de cómo trabajar esta disciplina a edades tempranas es Smartick Coding, integrado dentro del método para aprender matemáticas online y que se dirige a niños a partir de seis años. Este nuevo contenido cuenta con tutoriales interactivos y permite aprender esta disciplina desde cero, contando con un correcto nivel de lectura y el entendimiento de la visión espacial a izquierda y derecha.

En la red hay muchos recursos gratis, pero elegir cuáles son buenos, conseguir que el niño se anime y vea su evolución, es realmente complicado para padres a los que la programación les es totalmente ajena. El valor fundamental de Smartick es, como ya hacen con las matemáticas, ser capaces de sistematizar el mejor contenido y que el niño esté concentrado durante 15 minutos aprendiendo un lenguaje que le va a ser muy útil.

En la educación reglada, la apuesta de las instituciones de enseñanza por el desarrollo de programas educativos que den protagonismo a la programación será clave para satisfacer las necesidades del mercado laboral. Como ya ocurre con el bilingüismo, se trata de integrar la materia de forma transversal compartiendo contenidos con otras disciplinas, como las matemáticas.

Fuente: ABC (España)

5 de diciembre de 2018

Felicidad: cómo un sencillo ejercicio de 10 minutos puede ayudarte a mejorar tu bienestar

Incluso si no se te ha diagnosticado una enfermedad mental, el estrés de todos los días puede dejarte agotado.


Pero hay estrategias que pueden ayudarte a salir de esa rutina: el campo científico de la llamada "psicología positiva" ahora tiene 20 años y ha brindado innumerables técnicas para mejorar tu estado de ánimo.

Pero ¿cómo encontramos el tiempo para aplicarlas en la vida diaria?

Sandi Mann, profesora de la Universidad Central de Lancashire, ofrece una solución. Con base en su experiencia como psicóloga clínica, tiene algunas sugerencias que te podrían ayudar.
Como lo describe en su libro Ten Minutes of Happiness o "Diez minutos de felicidad", su programa es como un diario conformado en seis partes:
  1. ¿Qué experiencias, por mundanas que sean, te dieron placer?
  2. ¿Qué elogios y comentarios recibiste?
  3. ¿Cuáles fueron los momentos de pura fortuna?
  4. ¿Cuáles fueron tus logros, por pequeños que fueran?
  5. ¿Qué te hizo sentir agradecido?
  6. ¿Cómo expresaste amabilidad?
Gran parte del programa se basa en investigación científica que muestra que tomarse un poco de tiempo para reevaluar tu día de esta manera puede cambiar lentamente tu forma de pensar y así encontrar más felicidad en tu vida.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo 

4 de diciembre de 2018

Somos capaces de crear nuevas neuronas a cualquier edad con un sencillo ejercicio (que está en tus manos)

Ponte las zapatillas de deporte, tu cerebro lo agradecerá.


Somos capaces de crear nuevas neuronas, incluso de adultos. Este hallazgo es relativamente nuevo, porque se pensaba que se nacía con un determinado “banco de neuronas” que iba menguando con el paso del tiempo, pero que no era posible renovar ni ampliar. Sin embargo, los últimos hallazgos en neurociencia desmontan esta creencia. El cerebro es plástico: es posible crear conexiones diferentes e incluso en algunas zonas, como es el hipocampo, se puede conseguir que nazcan nuevas neuronas, según explica el profesor Terry Sejnowski, de The Salk Institute for Biological Studies. Hay margen de maniobra con independencia de la edad.

El hipocampo tiene forma de caballito de mar y es uno de los responsables de nuestra memoria y de nuestra capacidad espacial. Las investigaciones sobre esta zona del cerebro comenzaron con ratas a las que se mostraban varias imágenes que tenían que aprender a diferenciar. Cuando los roedores lo lograban se observó que en su hipocampo se habían generado nuevas neuronas. Pero si el animal dejaba de hacer el ejercicio, las neuronas jóvenes desaparecían. Si retomaba la actividad volvían a aparecer, es decir: la práctica repetida ayuda a que se generen nuevas neuronas en el hipocampo. En el caso de los humanos, si hubiera que decidir qué actividad nos permite realmente mantener joven el cerebro, Sejnowski no lo duda. El deporte es el mejor tratamiento antiedad para la masa gris.

Se sabía que practicar deporte es una manera de cuidar el cuerpo y reducir el estrés gracias a los bailes hormonales que se activan de dopamina, serotonina y noradrenalina. Pero investigaciones más recientes demuestran que el ejercicio físico mejora también la secreción del factor neurotrófico cerebral (que influye positivamente en la memoria y en un estado de ánimo más positivo) y permite que nazcan nuevas neuronas en nuestro hipocampo. A pesar de sus ventajas, no parece que exista demasiada conciencia del vínculo entre aprendizaje y deporte. Pero educar en el deporte a niños y adultos no solo ayuda a mantener la salud corporal, sino también a que el cerebro se mantenga más joven y con capacidad para generar neuronas. Como resume Sejnowski, “el gimnasio y el recreo son las partes más importantes del plan de estudios”.

Los expertos sugieren que es precios practicar ejercicio tres veces por semana con una duración mínima de 30 minutos. Vale por ello la pena buscar un ejercicio amable, un grupo de amigos y ponerse las zapatillas deportivas. El hipocampo lo agradecerá.

Fuente: El País (España) 

30 de noviembre de 2018

Estilos de apego y relación de pareja

¿Alguna vez te has lamentado de tu mala suerte en el amor? ¿Crees que escoges mal a tus parejas? Y aún percatándote del mal atino con el que lanza las flechas ¿Sigues haciendo diana con el mismo tipo de personas? ¿Por qué tendemos a implicamos en el mismo tipo de relaciones?


La manera de estar en una relación amorosa no se improvisa, no parte de un kilómetro cero.  Según los teóricos del apego, nuestra manera de estar en las relaciones amorosas depende de nuestra experiencia, desde la infancia y a lo largo de toda la vida, siendo especialmente  importante la referida a la sexualidad y a los afectos de apego y amistad.

En estas experiencias aprendemos a confiar y desconfiar de lo que pueden dar de sí las relaciones,  a intimar o permanecer emocionalmente aislados, a cuidar y ser cuidados o a  no ofrecer ni esperar los cuidados de los demás.

¿Qué es el apego?

El apego es el vínculo afectivo más primario. Lo establecen los bebes durante el primer año de vida con la persona que les cuida, con uno o varios cuidadores. Salvo situaciones muy extremas, mantienen el apego hacia estas personas durante toda la vida. Incluso cuando éstas mueren, pueden seguir siendo figuras muy importantes.

Las figuras de apego son las personas que más influyen en la socialización de niñas y niños. De éstas se aprende el lenguaje de la intimidad que precisamente usamos en las relaciones de pareja.
Además, a través del apego cubrimos nuestra necesidad de seguridad emocional, lo que incluye aceptación, estima, afecto y cuidados eficaces. Una necesidad tan importante como la del alimento, para nuestra correcta subsistencia.
La capacidad de establecer nuevos vínculos de apego permanece abierta toda la vida. El apego es un vínculo generoso: cuanto mejor este vinculado el niño al padre y/o a la madre, más probable es que se vincule a otras personas.

El desarrollo y crecimiento del individuo hace que los vínculos y figuras de apego cambien. Hazan y Zeifman afirman que la función del apego en la adultez sigue consistiendo en proporcionar apoyo y seguridad.

Sin embargo Weiss añade que esa seguridad se otorga “potenciando las  capacidades de la propia persona para superar las situaciones que supongan un reto para su  seguridad”, en lugar de protegiendo. La figura de apego suele ser la pareja, y los padres o la familia nuclear pasan a tener una posición secundaria.


29 de noviembre de 2018

Demostrada la existencia de dos zonas cerebrales básicas implicadas en la lectura

Una nueva investigación realizada en el centro vasco BCBL revela que el área visual de las palabras, una zona del cerebro fundamental para la lectura, está dividida en dos partes con funciones diferentes: perceptual y léxico semántica.

La lectura es una habilidad a la que nuestro cerebro no se ha adaptado como consecuencia de la evolución.

La actividad cerebral relacionada con la lectura es todavía uno de los grandes retos para la comunidad científica. Se trata de una habilidad a la que nuestro cerebro no se ha adaptado como consecuencia de la evolución, tal y como ha ocurrido con el habla.

Uno de los puntos de debate radica precisamente en cuál es la función que realiza la parte de nuestro cerebro que resulta imprescindible para leer, la denominada área visual de las palabras.

Mientras algunos científicos consideran que su función es netamente perceptual –visual–, otros investigadores opinan que es más léxico semántica, porque esa misma zona se activa también con otras actividades, como escuchar palabras.

Este debate tiene consecuencias muy importantes en la investigación del lenguaje y, sobre todo, en sus aplicaciones clínicas. Ahora, científicos del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) han conseguido entender mejor los criterios que existen sobre el funcionamiento del área visual de las palabras.

El trabajo, que acaba de ser publicado por la revista PNAS, ha sido conciliador con la evidencia existente: por un lado tiene una función perceptual y, por otro, léxico semántica, pero cada una está residenciada en una subárea diferente y conectadas por medio de circuitos distintos.

El artículo completo en: Agencia SINC 

20 de noviembre de 2018

Qué es el factor D que define los "rasgos oscuros" de la personalidad como el egoísmo, el rencor o la psicopatía

Según un nuevo estudio, el factor D es el núcleo común que comparten rasgos oscuros de nuestra personalidad. 
 
Hace más de 100 años, Charles Spearman aseguró que la inteligencia se compone de un factor general: el llamado factor G.

Según la teoría del psicólogo inglés, esto explica por qué es probable que las personas que obtienen una puntuación alta en un tipo específico de prueba de inteligencia obtengan una similar en otros tests de inteligencia.

Un siglo después, expertos aseguran que esta misma tendencia también puede aplicarse para explicar la "malevolencia" o el "lado oscuro" de las personas.

Y también le pusieron nombre. Se trata del "factor D".

Una nueva investigación llevada a cabo por un equipo de psicólogos de Alemania y Dinamarca sugiere que características como el egoísmo, el rencor o el sadismo comparten un mismo denominador común.

Y aunque nos parezca mucho más habitual que una persona pueda ser egoísta antes que psicópata, lo cierto es que el estudio demuestra que todos los aspectos oscuros de la personalidad humana están estrechamente relacionados y se basan en una misma tendencia.

O en otras palabras: si tienes uno de estos rasgos, es muy probable que puedas desarrollar alguno de los otros.

Esto significa, según los investigadores, que si una persona exhibe un comportamiento malévolo específico (como el gusto por humillar a otros) tendrá una mayor probabilidad de participar también en otras actividades malévolas como hacer trampa, mentir o robar.

El factor D está presente en nueve de los rasgos oscuros de personalidad más estudiados:
  • Egoísmo: preocupación excesiva sobre la propia ventaja a expensas de la de los demás.
  • Maquiavelismo: actitud manipuladora e insensible y la creencia de que los fines justifican los medios.
  • Desconexión moral: estilo de procesamiento cognitivo que permite comportarse sin ética sin sentir angustia.
  • Narcisismo: excesivo ensimismamiento, un sentido de superioridad y una extrema necesidad de recibir atención de los demás.
  • Derecho psicológico: creencia recurrente de que uno es mejor que los demás y merece un mejor trato.
  • Psicopatía: falta de empatía y autocontrol, combinada con un comportamiento impulsivo.
  • Sadismo: deseo de causar daño mental o físico a otros para el propio placer o para beneficiarse a sí mismo.
  • Interés propio: deseo de promover y resaltar el propio estado social y financiero.
  • Rencor: disposición para causar daño o destruir a otros, incluso si uno mismo se daña en el proceso.
Lea el artículo completo en: BBC Mundo


2 de noviembre de 2018

En la mente de un corrupto

A propósito de los vergonzosos audios del CNM, una exploración a la psicología de esos individuos que violan las leyes y los principios morales con tal de obtener poder, influencia, 10 o 1 millón de "verdecitos".



Hace 10 años, la psicóloga Susana Frisancho llevó a cabo un interesante estudio con un grupo de jueces peruanos.

Se reunió con cada uno de ellos por separado –eran 14, especializados y anticorrupción – y les presentó tres viñetas que contaban diferentes historias.

La primera historia era la de "María", la dueña de una lavandería, quien, como herramienta de marketing, prometía a sus clientes no mezclar su ropa con la de otros clientes. María sí la mezclaba, aunque solo ella y su equipo lo sabían.

La segunda, la del "juez Inga", quien para ascender a una plaza superior consignó en su hoja de vida maestrías y cursos que no había terminado y libros que no había escrito.

La tercera, la del "vocal Barriga", cuya sala emitía sentencias que habían sido preparadas previamente por grandes estudios de abogados.

La buena noticia fue que todos los jueces reconocieron que en los tres casos se incurría en transgresiones morales y aseguraron que ellos de ninguna manera las cometerían.

La mala, que la mayoría señaló que la razón por la que no las cometerían era evitar la vergüenza o la sanción que acarrearía ser descubiertos. Muy pocos indicaron que lo que les preocupaba era sentir culpa o vergüenza de sí mismo.

Indicio de psicopatía

Los vergonzosos audios del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) no solo han permitido destapar los mugrosos tratos que arreglan a escondidas las autoridades que se supone deben impartir justicia en el país, violando leyes y principios morales para obtener beneficios particulares.

Uno de los efectos más interesantes de estas revelaciones ha sido escuchar –como antes con los Petroaudios y los Vladivideos– el tono de esos acuerdos, la lógica que los conduce y el lenguaje con el que son expresados. Nos ha permitido atisbar, una vez más, en la mente de esa especie social no por despreciable menos fascinante: el corrupto.

Lo primero que hay que enfatizar es que un corrupto no es necesariamente una persona con un trastorno mental. "La corrupción no es una patología, pero sí está asociada a una: la psicopatía", explica el psicoanalista Jorge Bruce.

"La psicopatía es cuando, de manera inescrupulosa y sin tomar en cuenta a las demás personas se actúa exclusivamente en función del interés personal, a cualquier precio".

En otros términos, un corrupto no es necesariamente un psicópata, pero un psicópata probablemente sea alguien dispuesto a cometer actos de corrupción, es decir, violar la ley para obtener un beneficio.

Para el psiquiatra español Alberto Soler Montagud, la corrupción puede ser un síntoma de dos distintas patologías: el trastorno narcisista de la personalidad y el trastorno antisocial de la personalidad.

Los corruptos narcisistas –ha escrito– están convencidos de ser superiores, se caracterizan por un patrón de grandiosidad, necesitan ser admirados y carecen de empatía para conectar con los otros.

Los antisociales, por su lado, son manipuladores y explotadores, violan sistemáticamente los derechos de los demás y son propensos a cometer actos delictivos. No aceptan la culpa de los delitos que cometen y nunca muestran arrepentimiento.

¿Grandiosidad? ¿Carencia de empatía? ¿Manipulación? ¿Ausencia de arrepentimiento? El lector es libre de asociar con estas categorías a cualquiera de los delincuentes y mafiosos que hemos tenido y tenemos aún en el país.

El artículo completo en: La República (Perú)

20 de octubre de 2018

Coaching: una pseudociencia


Ante el emergente negocio del coaching, que ha irrumpido con fuerza en la manera de tratar los problemas, los psicólogos nos hemos visto envueltos en el debate sobre su aparición y eficacia, cuestionados por pacientes y también por allegados que no entienden por qué no se nos ha ocurrido antes esta manera tan productiva de hacer terapia. En este diálogo ficticio se exponen tanto los motivos por los que se ha popularizado el coaching como las respuestas que damos los psicólogos que defendemos la rigurosidad de nuestro trabajo. ¡Ojo, no es un debate imparcial!: El título del artículo ya deja claro la postura que defiendo pero espero que al terminar de leerlo se entienda también el por qué.

- ¿Qué tiene de malo que surja un nuevo método psicológico para tratar los problemas?
- Dejando para más adelante que ni es nuevo ni es un método, me llama la atención que uses el término psicológico cuando la mayor crítica es que un coach no necesita ser psicólogo. Puede haber estudiado empresariales o informática, hacerse un cursillo de meses de duración (ni siquiera tiene que ser presencial) y empezar a ejercer de “coach”. Eso sí; el término en inglés que queda mucho más sofisticado que el de “entrenador”.

- ¡Qué manía con el intrusismo laboral! Yo no creo que un problema tenga que ser tratado obligatoriamente desde una única perspectiva profesional. No veo por qué su aparición es una amenaza a la terapia tradicional.
- No es un tema únicamente de intrusismo profesional, sino de cómo complica la divulgación científica de nuestro trabajo. Te lo planteo de otra manera: ¿Puedes explicarme tú qué tiene el coaching de diferente respecto a lo que llamas “terapia tradicional”?

- Está bien. De entrada lo que nos llega es que el coaching es para gente que no tiene problemas mentales serios sino problemas en su vida cotidiana.
- Volvemos de nuevo a esa falsa línea divisoria que antes se trazaba entre los psiquiatras y los psicólogos y que en nada se ajusta a lo que vemos en consulta ni a la vivencia de cada persona: ¿Es que acaso un problema de ansiedad o un trastorno obsesivo compulsivo no es grave? ¿Es que una relación de pareja cotidiana o las habituales broncas con nuestro hijo adolescente no merecen ser tratadas con toda la seriedad posible? Tan erróneo es pensar que un psicólogo no puede tratar con cuadros clínicos complejos como inventarse una nueva categoría profesional si el problema es considerado “más mundano”.

- A lo que me refería es que el coaching es un tratamiento práctico, de dar consejos concretos, mientras que la terapia tradicional es más un proceso de escucha y de introspección.
- Eso es un error clásico ya. Es cierto que existen corrientes terapéuticas, como el psicoanálisis, que no dan pautas de manera directa pero los tratamientos cognitivos conductuales son cortos, dando un papel activo al paciente en el propio diseño de la intervención, y empezando a trabajar sobre objetivos y técnicas concretas desde la cuarta o quinta sesión. No hay nada más práctico que eso. Y además de tener respaldo científico, los estudios demuestran que los pacientes mejoran y lo hacen de manera permanente.

- ¿Ves? Ya hablas de diferentes corrientes dentro de la psicología. ¡Normal que la gente no se aclare! En cambio el coaching es ecléctico. Utiliza técnicas de diferentes corrientes; lo mejor de cada una; lo que en cada momento se necesite.
- ¡Me niego! El eclecticismo ha hecho ya mucho daño a la psicología como disciplina científica como para que encima se considere una virtud. ¿Qué pensarías de un traumatólogo que, dependiendo de la parte del cuerpo que se te hubiera roto, te aplicara un antiinflamatorio, homeopatía o te hiciera la danza de la lluvia? ¿Creerías que es un profesional serio que domina un campo? ¿Confiarías siquiera que la medicina es una ciencia si cambia su marco teórico en función del criterio de quien la aplica? La psicología lleva décadas investigando, experimentando y reuniendo evidencia empírica para explicar cualquier tipo de problema con los mismos principios psicofisiológicos del aprendizaje.

El artículo completo en: El Confidencial



26 de septiembre de 2018

El fascinante estudio que reescribe lo que sabemos sobre cómo el cerebro humano crea los recuerdos

Lo que realmente sucede cuando formamos recuerdos finalmente ha sido descifrado en un descubrimiento que sorprendió incluso a los científicos que lo hicieron.


El equipo de investigadores de Estados Unidos y Japón encontró que el cerebro hace un "duplicado", es decir, dos memorias de un mismo evento.

Una es para el aquí y el ahora, y la otra para el resto de la vida.

Hasta ahora se pensaba que todos los recuerdos comenzaban como una memoria a corto plazo y luego se convertían poco a poco en aquellas memorias a largo plazo.

Pero ahora los expertos consideraron que los resultados fueron no solo sorprendentes, sino también hermosos y convincentes.

"Avance importante"

Dos partes del cerebro están fuertemente involucradas en los recuerdos de nuestras experiencias personales.

El hipocampo es el lugar para recuerdos a corto plazo, mientras que la corteza es el hogar de la memoria a largo plazo.

Esta idea se hizo famosa después del caso de Henry Molaison en la década de 1950.
Su hipocampo quedó dañado durante una cirugía de epilepsia que tuvo y por lo cual ya no era capaz de hacer nuevos recuerdos, pero los que ya tenía antes de la operación todavía estaban allí.

Así que la idea predominante entre la comunidad científica era que los recuerdos se forman en el hipocampo y luego se trasladan a la corteza donde son "almacenados".

El equipo del Centro de Genética de Circuitos Neuronales Riken-IMT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, EE.UU.) hicieron un alucinante avance para demostrar que no es así.

Los experimentos tuvieron que ser realizado en ratones, pero se cree que también aplica a los cerebros humanos.

Vieron recuerdos específicos que se forman como un grupo de células cerebrales conectadas en reacción a un shock.

Luego, los investigadores utilizaron luz transmitida al cerebro para controlar la actividad de las neuronas individuales que, literalmente, pueden cambiar los recuerdos a encendido o apagado.

Los resultados, publicados en la revista Science, mostraron que los recuerdos se forman simultáneamente en el hipocampo y en la corteza.

El profesor Susumu Tonegawa, el director del centro de investigación, dijo que "fue sorprendente".

"Esto es contrario a la hipótesis popular que se sostenía desde hace décadas. Es un avance significativo en comparación con los conocimientos previos, es un gran cambio."

"Caso fuerte"

Los investigadores también mostraron que la memoria a largo plazo nunca llegó a su maduración si se bloqueaba la conexión entre el hipocampo y la corteza.

Así que hay un vínculo entre las dos partes del cerebro, con la transferencia pasando del hipocampo a la corteza con el tiempo.

La doctora Amy Milton, que investiga las cuestiones de la memoria en la Universidad de Cambridge, describió el estudio como "hermoso, elegante y muy impresionante".

"Esto es (solo) un estudio, pero creo que tienen un caso fuerte, creo que es convincente y creo que esto nos dirá cómo los recuerdos se almacenan en los seres humanos", le dijo a la BBC.

Por ahora, este descubrimiento es una pieza de la ciencia que explica cómo funciona nuestro cuerpo.

Pero el profesor Tonegawa dice que puede iluminar lo que ocurre en algunas enfermedades de la memoria, incluyendo demencia.


Tomado de: BBC Mundo

Gustavo Turecki: “Al menos el 90% de las personas que se suicidan padece una enfermedad mental”

Gustavo Turecki estudia cómo el maltrato en la infancia altera en muchos casos el funcionamiento cerebral y aumenta el riesgo de comportamientos suicidas.


Gustavo Turecki (La Plata, Argentina, 1965) es un reconocido experto sobre la correlación entre el suicidio y las enfermedades mentales, especialmente la depresión mayor. Después de graduarse como psiquiatra, obtuvo un doctorado en neurociencias. Actualmente dirige el Departamento de Psiquiatría en la Universidad McGill (Canadá) y el Grupo de estudios sobre el suicidio en dicha institución.

También es fundador y codirector del Banco de cerebros del Instituto Universitario de Salud Mental Douglas. Turecki habló con EL PAÍS en Montreal, con sencillez y dinamismo, sobre una tragedia común que es blanco frecuente del tabú y la estigmatización.

Pregunta. La Organización Mundial de la Salud cita unos 800.000 suicidios por año. ¿Qué piensa usted de esta cifra?
Respuesta. Me parece que hay que ser cautelosos. Las estadísticas dependen de la forma en que se recopilan los datos. Hablemos por ejemplo de los países musulmanes donde la tasa es baja. ¿Por qué? ¿Hay menos suicidios o hay problemas para clasificarlos? En Canadá pasa igual entre las provincias, aunque esto no obedezca a razones culturales. A veces una persona muere en su casa o no se sabe si una sobredosis fue intencionada. En Quebec se hace un balance de probabilidades, mientras que en Ontario se necesitan pruebas más sólidas de intencionalidad. Ahí hay más muertes indeterminadas. Va más allá de temas morales o religiosos. Todo esto tiene un impacto en las cifras. Hay países con tasas de suicidio demasiado bajas que no reflejan la realidad.

P. Los informes de la OMS mencionan también que la tasa de suicidio en los hombres es al menos tres veces más alta que en las mujeres…
R. Eso varía entre países. Ahora bien, lo que sabemos es que hay diferencias importantes. Por ejemplo, las mujeres tratan de suicidarse más, pero los hombres usan métodos más letales. Es la explicación mayor. También los hombres tienen más problemas de alcoholismo y toxicomanía.

Lea el artículo completo en: El País (España)

2 de septiembre de 2018

¿En qué idioma piensa un sordo de nacimiento?


Cuando pensamos, nos oímos a nosotros mismos: es esto en realidad de lo único de lo que somos conscientes al pensar. El sordo de nacimiento se vería o se percibiría (sensaciones de manos, brazos y cara) a sí mismo haciendo esos signos manuales del lenguaje de signos que haya aprendido. El pensamiento es más bien inconsciente: está “detrás” del lenguaje, y es común a sordos, oyentes e incluso chinos.

Fuente:

QUO

24 de junio de 2018

Por qué un ‘spoiler’ no te arruinará la película: así funciona la ciencia del giro argumental

Una parte del placer causado por los giros argumentales no deriva del impacto de la sorpresa, sino de contemplar las partes anteriores del relato a la luz del giro.


Recientemente he hecho algo que a muchos les resultaría impensable, o al menos perverso. Antes de ir a ver Los vengadores: Infinity War, leí deliberadamente una reseña que revelaba los principales puntos del argumento, de principio a fin.

No se preocupen; no voy a compartir aquí ninguno de esos spoilers. Aunque sí pienso que la aversión a ellos –lo que A. O. Scott, de The New York Times lamentaba recientemente como “un tabú fóbico e hipersensible contra la discusión pública de todo aquello que ocurre en la pantalla”– es un tanto exagerada.

En mi trabajo como científica cognitiva estudio la relación entre cognición y narraciones, y sé que las películas –como todos los relatos– aprovechan nuestra tendencia natural a anticipar qué va a pasar a continuación.

Estas tendencias cognitivas ayudan a explicar por qué los giros argumentales pueden causar tanta satisfacción. Pero de manera un poco ilógica, explican también por qué el hecho de conocer por adelantado un giro argumental –el temido “spoiler”– no estropea en absoluto la experiencia.

La maldición del saber

Cuando tomamos un libro por primera vez, normalmente queremos tener una idea de qué debemos esperar; las novelas de misterio blandas, por ejemplo, no deben contener violencia o sexo expresos. Pero probablemente también esperemos que lo que vamos a leer no sea completamente predecible.

Hasta cierto punto, el miedo a los spoilers está fundado. Solo tenemos la oportunidad de descubrir algo por primera vez. Una vez descubierto, ese descubrimiento afecta a lo que percibimos, a lo que anticipamos, e incluso a los límites de nuestra imaginación.
Lo que sabemos nos hace equivocarnos en muchos aspectos, una tendencia general conocida como la “maldición del saber”.

Por ejemplo, cuando sabemos la respuesta a un enigma, ese conocimiento hace que nos sea más difícil calcular cuánto le costará a otra persona resolverlo: lo vemos más fácil de lo que realmente es.

Cuando conocemos la resolución de un suceso –ya sea un partido de baloncesto o unas elecciones– tendemos a sobreestimar en qué medida dicho resultado era probable.
La información que encontramos antes influye en nuestro cálculo de lo que es posible después. Da igual que estemos leyendo un relato o negociando un salario: cualquier punto de partida inicial para nuestro razonamiento –por arbitrario o aparentemente irrelevante que sea – “ancla” nuestro análisis. En un estudio con expertos jurídicos a los que se les presentaba una causa penal hipotética, los participantes proponían penas más largas cuando se les presentaban números más elevados obtenidos con dados lanzados al azar.

El artículo completo en: El País (España)

15 de enero de 2018

Por qué el pesimismo nos parece inteligente y el optimismo, simplón

Contraponemos el ‘Hay que ver qué mal está todo’ frente al ‘Pues tampoco estamos tan mal’

De acuerdo. Los argumentos se cuentan por miles. Son tantos que mantener hoy una actitud positiva frente a la vida es toda una proeza. Por eso, el pesimismo resulta mucho más habitual. No hay más que poner la oreja en cualquier conversación ajena. En bares y restaurantes, en buses y metros. Da lo mismo.


La proporción de sentencias cargadas de escepticismo siempre será más elevada que la de frases ilusionantes. Y ya no tanto porque la realidad empuje a ello, sino porque el pesimismo vende. Envuelve al individuo con su pátina de inteligencia. De persona lista para pronunciar el a mí no me la dan. Porque lo contrario es de ilusos, de ingenuos. Pero, ¿realmente están bien definidos los dos papeles?

Antes de pensar en ello, conviene tratar de entender el porqué de ese halo de inteligencia desbordante vinculado al pesimismo. Decía el historiador Deirdre N. McCloskey que, por razones que nunca entenderá, “a la gente le gusta escuchar que el mundo se va al infierno”. Y es cierto que el optimismo se vincula en ocasiones a la inconsciencia, por un lado, o a la inacción, al entender que no es necesario hacer nada puesto que todo va ya lo suficientemente bien.

Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los críticos culturales: el que arrastra por el suelo al texto o a la cinta suena más inteligente que el que afirma haber disfrutado. O con el dinero: Un inversor optimista suena inconsciente, mientras que uno pesimista se toma como perro viejo curtido en mil batallas.

Un error de concepto

“Efectivamente, optimismo suena a ingenuidad y al pesimista se le atribuye la capacidad de ver más allá. Y eso no es así”, asegura Lecina Fernández, psicóloga clínica y experta en ilusión.

“En realidad, sucede justo lo contrario", aclara la especialista. "El optimista es capaz de ver la parte positiva, claro, pero también la negativa. Y precisamente por ver el lado oscuro comienza a moverse, con ánimo, para sortearlo o superarlo”, explica. Por el contrario, continúa, el pesimista sólo atenderá a lo negativo y él mismo se frenará para no caer en errores, quedándose instalado en una realidad a medias.

Así que todo es fachada. El pesimista, afirma la psicóloga, no sólo no es más inteligente, sino que es mucho más autocomplaciente: “Cuando se topa con algo que va mal no busca necesariamente su cambio, sino que lo entiende como un refuerzo para sus ideas fatalistas”. Una suerte de ¿veis? que le conduce, directamente, a la apatía.

Pero, en el fondo y según la psicóloga, existe un arraigado error en los conceptos. “Incluso Schopenhauer, quizá el mayor adalid del pesimismo, escribía con la meta de que el público comprara y leyera sus textos”, subraya. Y esa ya era, por sí misma, una motivación.

Encontrar a un pesimista auténtico es prácticamente imposible, afirma, puesto que en nuestro ADN está impreso el motor para, al menos, sobrevivir. Y pensar que mañana quizá no nos despertemos sonará fatalista. Pero descansar esta noche para tener energía al despertar ya será, al menos, una aportación a la búsqueda, optimista, de estar vivos mañana.

Cuidado, que nos va la vida en ello

No es cuestión de acudir a los extremos. El optimismo mal entendido, el que peca quedándose únicamente con la mitad de la realidad, es igual de peligroso que el pesimismo. Textos como los de la activista americana Bárbara Ehrenreich, Sonríe o muere: La trampa del pensamiento positivo¸ ponen de relieve cómo pretender que solo se experimenten emociones positivas es tan absurdo como imposible.

Y otros autores, como el profesor de la Universidad de Oxford Roger Scruton, estudian los peligros de la falsa esperanza y tratan de determinar los usos correctos del pesimismo, entendido como motor de cambio y germen de avance.

Pero otros expertos, igual que la psicóloga Nabila Prieto, sí invitan a ser más tendentes al optimismo, olvidando su vinculación a la ingenuidad. Fundamentan sus consejos en estudios como el elaborado en la Universidad de Yale, desde donde se encuestó a los habitantes de un pequeño pueblo de Estados Unidos para, años después, registrar su salud cruzándola con su visión optimista o pesimista frente a la vida. La conclusión: aquellas personas que se habían mostrado más optimistas habían vivido, de media, siete años y medio más que los que se habían subido al carro de los negros nubarrones.

Casualidad, dirá usted, lector pesimista. Otro estudio que pretendió eliminar cualquier disparidad cultural o relacionada con la alimentación o el ambiente en el que se desenvolvían los voluntarios optó por realizar un análisis similar en el contexto de un convento. Monjas que comían lo mismo, compartían horarios y respiraban el mismo aire, y cuyos diarios fueron analizados para determinar, igualmente, que las hermanas optimistas vivieron unos 10 años más que las pesimistas.

En definitiva, y a tenor de los datos, el optimista será, primero, más feliz y, segundo, más longevo. Simplemente porque entenderá sus dificultades como retos y no como tragedias. Que las hay, y gordas. Pero más se perdió en Cuba.

Fuente:

El País (Buena Vida)

13 de enero de 2018

Existe un "botón del placer" que muy pocas personas conocen. Esta es la razón:


¿Y si existiera una manera de lograr la misma sensación que se puede conseguir con las drogas, en cualquier momento y lugar, sin los efectos secundarios químicos? ¿o si pudiéramos sentir un placer indescriptible cuando quisiéramos? Esa tecnología existe y han tenido acceso a ella un número limitado de personas.

Es probable que cuando dieron con dicha posibilidad pensaran que todo poder implica una responsabilidad. Quizá por ello, no es de extrañar que semejante instrumento de la felicidad este guardado en el baúl de las posibles armas de destrucción masiva que podrían arrasar nuestra propia existencia. Una poderosa tecnología a la que sólo se tiene acceso bajo una serie de situaciones/prescripciones limitadas.

Hablamos de lo que se ha denominado como la evocación de placer a través de la estimulación eléctrica cerebral, y todo comenzaría en 1954, como tantas veces en la ciencia, de manera fortuita.

Ese año los investigadores James Olds y Peter Milner dieron con lo que luego ha pasado a llamarse centro de recompensa del cerebro.

El artículo completo en:

Gizmodo

Conoce al hombre que borraba los recuerdos y "reiniciaba" la mente humana

En 1967 un médico corona una montaña cerca de Lake Placid, en el condado de Essex (Nueva York). Nada más llegar a la cima el hombre muere por un ataque al corazón. Cuando su familia se entera de la noticia no lo duda un instante. Comienzan a quemar todos sus archivos antes de que alguien los encuentre.

Hubo un tiempo donde ese hombre creyó haber encontrado el botón para reiniciar cada mente humana. Un médico capaz de curar la locura y la esquizofrenia de nuestra mente, de borrar lo aprendido anteriormente y reconstruir la psique por completo. Se hizo tan famoso que las agencias de inteligencia de medio mundo se lo rifaban.

¿Quién no querría tener al doctor Frankenstein en casa?

Nunca más volverás a acordarte

Comienzos de la década de los 60. Se llamaba Mary C., al menos ese fue el nombre bajo el que se registró en una clínica aquejada de fuertes dolores que se habían iniciado con la menopausia. Mary probablemente se imaginó unas pocas semanas de descanso y relajación mientras era atendida de sus dolores y ansiedad, tal vez incluso con ayuda y consejos psicológicos para superar su estado.

La realidad fue que nunca pudo anticiparse a lo que realmente le estaba esperando. Nada más ingresar en la clínica Mary comenzó a recibir un tratamiento a base de dosis masivas de LSD. A continuación llegaron semanas con terapia de electroshock intensiva. En muy poco tiempo Mary no recordaba su pasado. Ni siquiera sabía su nombre. Como un zombie, la mujer deambulaba por la clínica completamente drogada, tropezando ciegamente por los pasillos del recinto y babeando en un estado casi catatónico.

La mujer pasaría más tarde a estar encerrada 35 días dentro de una cámara de privación sensorial… coronada por tres meses de sueño drogada mientras una voz grabada le hablaba y le decía las mismas frases continuamente desde los pequeños altavoces colocados en el interior de la almohada. Unas voces que no cesaban en repetirle:
La gente te quiere y te necesita Mary. Tienes que tener confianza en ti.
¿Por qué? Mary, al igual que un número incontable de personas, tuvo la desgracia de estar bajo el cuidado del Doctor Ewen Cameron, el director del Allan Memorial Clinic en Montreal (Canadá). Se había convertido en una más de los cientos de sujetos involuntarios en sus experimentos de lavado de cerebro beneficioso.

Un trabajo financiado por la propia CIA.

El Dr. Frankenstein

Nacido en Escocia en 1901 e hijo de un ministro presbiteriano, Donald Ewen Cameron se había abierto camino hasta la cima alimentado por una ambición feroz. A finales de los años cincuenta el hombre ya era uno de los psiquiatras más respetados del mundo. Un tremendo currículum donde había sido el primer presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría, así como presidente de la contraparte norteamericana psiquiátrica y canadiense. Cameron fue también miembro del tribunal de Nuremberg entre los años 1946 y 1947.

Como vemos, era una celebridad en su campo, aunque también era un hombre que siempre aspiró a un premio que se le escapaba y ansiaba tener a su alcance: el Premio Nobel. Tal fue su obsesión por dejar huella en su paso por el mundo que Cameron acabó embarcándose en un programa de experimentación que buscaba descubrir una cura para la esquizofrenia, según él y de conseguirlo, la hazaña le llevaría hasta el prestigioso trofeo. Desgraciadament, por el camino se quedarían sus pacientes, pacientes que acabaron siendo su súbditos, quisieran o no, y a menudo sin importar si tenían o no esquizofrenia.

La cura que Cameron había inventado fue un testimonio de su arrogancia. Un trabajo donde da la sensación que tomó prestado pedazos de otras terapias experimentales, aquellas que le llamaban más la intención, para construir una verdadera creación del mito de Frankenstein.

La premisa de su cura era limpiar las mentes de los pacientes esquizofrénicos, borrar sus recuerdos para luego insertar nuevas personalidades (no esquizofrénicas) en sus cerebros vacíos. El hombre describió su trabajo como un lavado de cerebro beneficioso, uno capaz de transformar a los enfermos mentales en personas nuevas y saludables.

Si hiciéramos una analogía moderna de lo que trataba su estudio, sería algo así como corregir un error de software en un equipo borrando el disco duro por completo e instalando una versión totalmente nueva del sistema operativo. Excepto, claro está, por un pequeño matiz: el cerebro humano no es un ordenador.

Y por desgracia, no puede ser simplemente borrado y formateado.

Pasos para borrar una mente humana

El primer paso era lo que llamó la limpieza de la mente. Cameron se refería a esto eufemísticamente como depattering. En esencia se trataba de despojar a las personas de las defensas de la mente y sus recuerdos utilizando la terapia de electroshock. Esta fue ampliamente utilizada durante la década de 1950, pero Cameron la aplicó de manera mucho más agresiva de lo que la mayoría de los médicos se habían atrevido hasta entonces. El hombre la administró varias veces al día, a niveles de hasta 30 veces el uso del choque normal. Literalmente se dedicó a freír el cerebro de sus pacientes. Por si esto no fuera suficiente, lo remataba con el uso de dosis masivas de drogas que alteran la mente, siendo el LSD su favorita.

Pasada esta etapa en la que podríamos considerar que le había destruido por completo la mente, la siguiente fase era reconstruirla, empezar desde cero. Cameron creía que algunos de los recuerdos del paciente volverían espontáneamente mientras el paciente se recuperaba del electroshock. De hecho y como apuntó, algunas veces lo hacían, otras no. Sea como fuere, en ese momento Cameron trabajaba para imponer patrones de pensamiento saludables en lugar de los “esquizofrénicos malsanos” como los llamaba. Y para ello usó un proceso que denominó la conducción psíquica.

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Gizmodo

9 de noviembre de 2017

Las diez claves de la neurociencia para mejorar el aprendizaje

Investigaciones recientes aportan procedimientos que sirven para elaborar propuestas prácticas para mejorar el rendimiento escolar.

Conocer Ciencia les ofree un conjunto de sugerencias de carácter práctico para mejorar el rendimiento académico de enseñantes y alumnos a corto y medio plazo. Son procedimientos avalados por la investigación reciente en neurociencia y psicobiología, que pueden tener su versión particular en cada nivel y contexto educativo.

1. Practicar regularmente deportes o actividades físicas

El ejercicio físico aeróbico beneficia las capacidades cerebrales tanto en el niño como en el adulto. Quienes tienen una actividad física semanal más intensa tienen también una mejor memoria y mayor flexibilidad y velocidad de procesamiento de información mental. Incluso 30 únicos minutos de marcha en bicicleta o carrera al día pueden ser suficientes para mejorar el tiempo de reacción y la velocidad de procesamiento de la información en el cerebro.

Ello es posible porque la actividad física genera BDNF, una proteína del cerebro que aumenta la plasticidad o capacidad de las neuronas para formar conexiones entre ellas, el número de las que nacen diariamente y la vascularización y aporte de sangre que reciben. La actividad física, en definitiva, genera una especie de lubricante que facilita el funcionamiento de la maquinaria cerebral para aprender, formar memorias y recordar.

2. Evitar el exceso de grasas en la alimentación

La alimentación adecuada para aprender debe evitar las dietas altas en grasas, pues son dietas que reducen la sensibilidad de los receptores NMDA, que son moléculas del cerebro que forman parte de los mecanismos de plasticidad neuronal que hacen posible la formación de la memoria en lugares como el hipocampo y la corteza cerebral. La experimentación actualmente en curso indica que la restricción calórica en la alimentación favorece la mayoría de procesos mentales.

3. Dormir lo necesario con regularidad

El sueño anticipado prepara al cerebro para aprender y, cuando ocurre tras el aprendizaje, potencia la formación y estabilización de las memorias. Es así porque las mismas neuronas que se activan para registrar la información cuando aprendemos vuelven a activarse cuando dormimos. Suelen hacerlo entonces a mayor velocidad dando preferencia a las que registraron los aprendizajes a los que se atribuyó mayor importancia o valor de futuro. El sueño es, por tanto, una forma cerebral de practicar y fortalecer lo aprendido durante el día.

4. Entrenar frecuentemente la memoria de trabajo

Esta memoria es la que utilizamos para pensar, razonar, planificar el futuro y tomar decisiones. Con ella retenemos en la mente, por ejemplo, las posibles jugadas a realizar en una partida de ajedrez o las diferentes opciones para tomar una decisión. Materias como la filosofía o las matemáticas promueven este tipo de memoria, muy ligada a la inteligencia fluida, que es la capacidad de razonar y resolver problemas nuevos con independencia del conocimiento previamente adquirido.

Lea el artícuo completo en:

El País (España)
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