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31 de marzo de 2019

Cáncer: ¿a cuántos cigarrillos equivale una botella de alcohol?

El estudio destaca los riesgos de beber, aunque solo sea una botella de vino a la semana. 
 
Beber un botella de 750 ml de vino a la semana aumenta el riesgo de desarrollar cáncer a lo largo de la vida, en la misma medida en que lo hace fumar 10 cigarrillos por semana para las mujeres o cinco en el caso de los hombres, según un nuevo estudio.

La investigación, llevada a cabo por la Universidad de Southampton y la de Bangor, en Reino Unido, considera que esta es una buena comparación para explicar los riesgos para la salud de beber con moderación. 

Sin embargo, expertos advirtieron que fumar conlleva un riesgo de cáncer mucho mayor que el alcohol, para la mayoría de los bebedores. 

Y añaden que la única manera de reducir el riesgo del tabaco es dejar de fumar. 

En Reino Unido, las autoridades recomiendan a hombres y mujeres no beber más de 14 unidades de alcohol por semana, el equivalente a seis pintas (una pinta son 0,56 litros) de cerveza o siete vasos de vino (una botella y media de vino). 

Estas recomendaciones también dicen que no hay un límite "seguro" en la bebida cuando se trata de riesgos a la salud. 

El estudio, publicado en la revista BMC Public Health, afirma que incluso beber con moderación puede poner a la gente en riesgo de sufrir cáncer, sobre todo de mama.

Cáncer y alcohol

Los autores del estudio estiman que en los hombres que no fuman, el riesgo absoluto de desarrollar cáncer en su vida asociado al consumo de una botella de vino a la semana es de 1%. 

En las mujeres que cumplen las mismas condiciones el riesgo es del 1,4%.

En las mujeres, el consumo de alcohol está asociado al aumento del riesgo de cáncer de mama y, en los hombres, al cáncer de hígado y del tracto gastrointestinal. 

Minouk Schoemaker, científica del Instituto Cancer Research, en Londres, quien investiga las causas del cáncer de pecho, afirmó que el estudio ofrece una "visión interesante", pero aclaró que el panorama es complejo. 

"El panorama general del riesgo de cáncer es enormemente complejo y tiene matices, por lo que es importante tener en cuenta que este nuevo estudio está sujeto a una serie de suposiciones", explicó la experta. 

"Por ejemplo, es difícil separar por completo los efectos del alcohol y el cigarrillo, y el estudio no tomó en cuenta la duración del hábito de fumar o el tiempo que pasó desde que alguien dejó de fumar".

La investigación solo examinó el cáncer (no incluyó ninguna otra enfermedad asociada a los fumadores como el las enfermedades cardiovasculares o de pulmón). 

También utilizó información de 2004 y no tomó en consideración otros factores que pueden causar cáncer como la edad, los genes, la dieta y otros aspectos del estilo de vida. 

Por otro lado, el número de cigarrillos "equivalentes" al consumo de alcohol es pequeño, cuando en realidad los fumadores consumen muchos más al día. 

Por ello, muchos cuestionan cuán útil es en realidad este estudio. 

Lea el artículo completo en: BBC Mundo



15 de enero de 2019

Islandia sabe cómo acabar con las drogas entre adolescentes, pero el resto del mundo no escucha

En los últimos 20 años, Islandia ha reducido radicalmente el consumo de tabaco, drogas y bebidas alcohólicas entre los jóvenes. ¿Cómo lo ha conseguido y por qué otros países no siguen su ejemplo?


Falta poco para las tres de una soleada tarde de viernes, y el parque Laugardalur, cerca del centro de Reikiavik, se encuentra prácticamente desierto. Pasa algún que otro adulto empujando un carrito de bebé, pero si los jardines están rodeados de bloques de pisos y casas unifamiliares, y los críos ya han salido del colegio, ¿dónde están los niños?

En mi paseo me acompañan Gudberg Jónsson, un psicólogo islandés, y Harvey Milkman, catedrático de Psicología estadounidense que da clases en la Universidad de Reikiavik durante una parte del curso. Hace 20 años, cuenta Gudberg, los adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa. “El viernes por la noche no podías caminar por las calles del centro de Reikiavik porque no te sentías seguro”, añade Milkman. “Había una multitud de adolescentes emborrachándose a la vista de todos”.

Nos acercamos a un gran edificio. “Y aquí tenemos la pista de patinaje cubierta”, dice Gudberg.

Hace un par de minutos hemos pasado por dos salas dedicadas al bádminton y al pimpón. En el parque hay también una pista de atletismo, una piscina con calefacción geotérmica y, por fin, un grupo de niños a la vista jugando con entusiasmo al fútbol en un campo artificial.

En este momento no hay jóvenes pasando la tarde en el parque, explica Gudberg, porque se encuentran en las instalaciones asistiendo a clases extraescolares o en clubs de música, danza o arte. También puede ser que hayan salido con sus padres.

Actualmente, Islandia ocupa el primer puesto de la clasificación europea en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable. El porcentaje de chicos de entre 15 y 16 años que habían cogido una borrachera el mes anterior se desplomó del 42% en 1998 al 5% en 2016. El porcentaje de los que habían consumido cannabis alguna vez ha pasado del 17 al 7%, y el de fumadores diarios de cigarrillos ha caído del 23% a tan solo el 3%.

El país ha conseguido cambiar la tendencia por una vía al mismo tiempo radical y empírica, pero se ha basado en gran medida en lo que se podría denominar “sentido común forzoso”. “Es el estudio más extraordinariamente intenso y profundo sobre el estrés en la vida de los adolescentes que he visto nunca”, elogia Milkman. “Estoy muy impresionado de lo bien que funciona”.

Si se adoptase en otros países, sostiene, el modelo islandés podría ser beneficioso para el bienestar psicológico y físico general de millones de jóvenes, por no hablar de las arcas de los organismos sanitarios o de la sociedad en su conjunto. Un argumento nada desdeñable.

“Estuve en el ojo del huracán de la revolución de las drogas”, cuenta Milkman mientras tomamos un té en su apartamento de Reikiavik. A principios de la década de 1970, cuando trabajaba como residente en el Hospital Psiquiátrico Bellevue de Nueva York, “el LSD ya estaba de moda, y mucha gente fumaba marihuana. Había un gran interés en por qué la gente tomaba determinadas drogas”.

La tesis doctoral de Milkman concluía que las personas elegían la heroína o las anfetaminas dependiendo de cómo quisiesen lidiar con el estrés. Los consumidores de heroína preferían insensibilizarse, mientras que los que tomaban anfetaminas preferían enfrentarse a él activamente. Cuando su trabajo se publicó, Milkman entró a formar parte de un grupo de investigadores reclutados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos para que respondiesen a preguntas como por qué empieza la gente a consumir drogas, por qué sigue haciéndolo, cuándo alcanza el umbral del abuso, cuándo deja de consumirlas y cuándo recae.

“Cualquier chaval de la facultad podría responder a la pregunta de por qué se empieza, y es que las drogas son fáciles de conseguir y a los jóvenes les gusta el riesgo. También está el aislamiento, y quizá algo de depresión”, señala. “Pero, ¿por qué siguen consumiendo? Así que pasé a la pregunta sobre el umbral del abuso y se hizo la luz. Entonces viví mi propia versión del “¡eureka!”. Los chicos podían estar al borde de la adicción incluso antes de tomar la droga, porque la adicción estaba en la manera en que se enfrentaban a sus problemas”.

Lea el artículo completo en: El País (España)


26 de septiembre de 2018

Gustavo Turecki: “Al menos el 90% de las personas que se suicidan padece una enfermedad mental”

Gustavo Turecki estudia cómo el maltrato en la infancia altera en muchos casos el funcionamiento cerebral y aumenta el riesgo de comportamientos suicidas.


Gustavo Turecki (La Plata, Argentina, 1965) es un reconocido experto sobre la correlación entre el suicidio y las enfermedades mentales, especialmente la depresión mayor. Después de graduarse como psiquiatra, obtuvo un doctorado en neurociencias. Actualmente dirige el Departamento de Psiquiatría en la Universidad McGill (Canadá) y el Grupo de estudios sobre el suicidio en dicha institución.

También es fundador y codirector del Banco de cerebros del Instituto Universitario de Salud Mental Douglas. Turecki habló con EL PAÍS en Montreal, con sencillez y dinamismo, sobre una tragedia común que es blanco frecuente del tabú y la estigmatización.

Pregunta. La Organización Mundial de la Salud cita unos 800.000 suicidios por año. ¿Qué piensa usted de esta cifra?
Respuesta. Me parece que hay que ser cautelosos. Las estadísticas dependen de la forma en que se recopilan los datos. Hablemos por ejemplo de los países musulmanes donde la tasa es baja. ¿Por qué? ¿Hay menos suicidios o hay problemas para clasificarlos? En Canadá pasa igual entre las provincias, aunque esto no obedezca a razones culturales. A veces una persona muere en su casa o no se sabe si una sobredosis fue intencionada. En Quebec se hace un balance de probabilidades, mientras que en Ontario se necesitan pruebas más sólidas de intencionalidad. Ahí hay más muertes indeterminadas. Va más allá de temas morales o religiosos. Todo esto tiene un impacto en las cifras. Hay países con tasas de suicidio demasiado bajas que no reflejan la realidad.

P. Los informes de la OMS mencionan también que la tasa de suicidio en los hombres es al menos tres veces más alta que en las mujeres…
R. Eso varía entre países. Ahora bien, lo que sabemos es que hay diferencias importantes. Por ejemplo, las mujeres tratan de suicidarse más, pero los hombres usan métodos más letales. Es la explicación mayor. También los hombres tienen más problemas de alcoholismo y toxicomanía.

Lea el artículo completo en: El País (España)

20 de marzo de 2016

"Beber con el cuerpo", la nueva forma de consumir alcohol entre adolescentes

Una publicación de la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública del Instituto Nacional de Salud (INS) alertó que a través de las redes sociales se están difundiendo nuevas formas de beber alcohol entre los jóvenes, denominadas “beber con el cuerpo”.


Entre estas modalidades que se describen en el artículo, se encuentran el eyeballing, los oxy shots y el “tampodka”. El primero consiste en introducir alcohol directamente a la mucosa ocular. El efecto alcohólico es mínimo pero se evita que ingrese al sistema circulatorio.  


En cambio, por medio del Oxy shot se inhala alcohol con oxígeno en aerosol como si fuese un broncodilatador para conseguir una mayor absorción y rápida acción del trago. Esta técnica, que impide el metabolismo hepático, es aprovechada por los consumidores de cocaína.

El “tampovodka” por su parte o Tampax on the Rock consiste en usar tampones embebidos generalmente en vodka que los consumidores se introducen por la vagina o el ano.

Los autores del artículo, Carlos Carrasco Farfán, César Quispe, Javier Quispe y Lily Ávalos, explican que este método permite potenciar el impacto tóxico del alcohol pues evita el paso por el hígado y va directamente a la circulación sanguínea. 

Estas nuevas vías de administración son originarias de Europa y Estados Unidos pero ya se practican en países latinoamericanos como Colombia y México. En el Perú aún no hay reportes ni investigaciones sobre esta problemática a pesar de que los adolescentes están expuestos a estas técnicas debido a la interacción cada vez mayor con las redes sociales, indicaron.

"Al haber pocas publicaciones científicas sobre estas prácticas, los efectos clínicos no están bien determinados. Sin embargo, fisiopatológicamente el eyeballing afecta gravemente las córneas y existe la posibilidad de que la persona pierda la visión. De igual forma, se podrían manifestar enfermedades pulmonares en el caso de los oxy shots e incrementar lesiones de mucosas e infecciones al realizar el “tampodka”, señalaron los investigadores.

En los últimos años para el consumo de alcohol se están utilizando vías alternas a la digestiva. La presión grupal tiene mucha influencia en estos jóvenes con ánimos de “experimentar”. A este fenómeno se le conoce como binge drink. 

El abuso en el consumo de alcohol desde la adolescencia genera consecuencias perjudiciales tanto físicas como mentales. 

La presente investigación se encuentra en el enlace
http://www.rpmesp.ins.gob.pe/index.php/rpmesp/article/view/1779
Tomado de:

14 de agosto de 2014

BBC: Cuáles son las depresiones con más propensión al suicidio


Williams reconoció públicamente sus problemas con la depresión y el abuso de sustancias.

El suicidio del afamado actor estadounidense Robin Williams, quien durante mucho tiempo estuvo batallando con la depresión y la adicción al alcohol y las drogas, ha puesto nuevamente en el foco la alta incidencia de las enfermedades mentales en el mundo.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que más de 350 millones de personas sufren de depresión en el mundo y que cada año se registra un millón de suicidios.
Según su publicista, Williams, de 63 años, estaba completando un programa de 12 pasos por abuso de drogas y había estado lidiando con una severa depresión.

"Hay distintos tipos de depresión: leve, moderada y severa", le dijo a BBC Mundo el psiquiatra Roger Montenegro, miembro del consejo de dirección de la Fundación Mundial para la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en inglés).

"La moderada y la severa, que solía ser llamada clásicamente como melancolía, son las medicadas. A su vez hay depresión severa con o sin síntomas psicóticos", agregó.

Junto a otras enfermedades

Montenegro, quien también preside la Fundación Contener Argentina (para la defensa de los derechos de las personas que sufren trastornos mentales), indicó que la depresión también suele ir acompañada de otros males.


Según la OMS 350 millones de personas sufren de depresión mundialmente con aproximadamente un millón de suicidios registrándose cada año.

"Hay una frecuente comorbilidad (presencia de uno o más trastornos), una coexistencia vinculada a otras enfermedades físicas o mentales". 

Igualmente es usual la relación entre el abuso de sustancias y las enfermedades mentales. "El alcohol y las drogas hacen más vivible la enfermedad, pero no sacan al enfermo de la depresión, sino que terminan acentuando la sensación de culpa o de no tener futuro".

"Lo mismo ocurre con pacientes de esquizofrenia que pretenden aliviar sus síntomas con el consumo de sustancias".

En el caso de Williams, se ha hablado también del llamado "síndrome del payaso triste" asociado con comediantes con trastornos mentales que los esconden con "una formación reactiva, un mecanismo de defensa con esa falsa euforia que es saludable para el público, pero que no resuelve su conflicto".
clic Vea: Robin Williams: cómo humor y depresión van a menudo de la mano

Prevención de suicidios


Ya en sus formas más profundas la depresión puede ir unida a otros síntomas que pueden desencandenar en intentos de quitarse la vida.

En ese sentido, los expertos indican que el suicidio raramente es provocado por un solo factor y que situaciones como problemas económicos o de malas relaciones personales contribuyen a incrementar el sentimiento de desesperanza.

"La incidencia de suicidios es mayor cuando la depresión no es tratada", subrayó Montenegro apuntando que la persona suele dejar pistas y, en el 70% de los casos, informa algunos días antes sus intenciones.

Mientras tanto, el estigma y la discriminación siguen siendo muy comúnes cuando se habla de la depresión y otros trastornos mentales.

Y mitos como asumir que la persona enferma tiene una "debilidad personal" aún persisten. Sin embargo, Montenegro comentó que, en general, "ahora se recurre más a pedir ayuda".

"Antes se tendía más a somatizar los trastornos mentales", apuntó señalando que en el tratamiento debe "prevalecer la concepción humanística, ponerse en el pellejo del paciente que padece la enfermedad".
 
Fuente:
 
BBC Mundo
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