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29 de noviembre de 2011

Malena tiene apenas 18 años y ya es “experta” en cambio climático

COP17 - Durban


El viernes 25, recién egresada del Colegio Nacional de Buenos Aires, Malena Lozada Montanari tomó sola un avión rumbo a Durban (Sudáfrica), donde está participando en actividades de la COP17, la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático. Con 18 años recién estrenados, ha sido una de los 28 jóvenes de todo el mundo convocados para un encuentro sobre Eco-Justicia, que promete ser el primer paso de un camino a favor del medio ambiente.

“Me gustaban los fenómenos que tienen que ver con la Tierra, y siempre me llamó la atención cómo en la naturaleza está todo interconectado”, cuenta. Malena estaba terminando la primaria cuando, en un artículo sobre orientación vocacional de una revista femenina, descubrió la carrera de Ciencias de la Atmósfera, conocida como meteorología. Desde entonces tiene decidido que esa será su ruta.

No surgió de la nada: su madre, Claudia, es física e investigadora del Conicet, abocada a desentrañar las colisiones atómicas en el espacio; su padre, Danilo, es ingeniero químico, con un posgrado en higiene y seguridad ambiental.

Malena viene estudiando el cambio climático en Geografía desde primer año, aunque en 2011 lo ha visto con mayor profundidad. Miembro activo de la Iglesia Evangélica Metodista, ha sido su pastora, conocedora de sus inquietudes, quien le acercó la convocatoria del Consejo Mundial de Iglesias, para el encuentro “Juventud por la Eco-Justicia”, que se realiza por primera vez.

“El prefijo eco no es sólo ecología, sino también economía .

Los perjudicados son siempre los mismos. Por ejemplo, cuando la contaminación causa problemas de salud, es poca la gente que puede ir a hospitales privados”.

En mayo escribió para contar cuáles son sus intereses en materia ambiental y cómo piensa llevarlos adelante en la Argentina; y en setiembre le comunicaron que había sido seleccionada, junto con otros 27 jóvenes de hasta 30 años (ella es la menor). Hay muchachos y chicas de Sudáfrica, Myanmar, Corea del Sur, Palestina, Hungría, India, Indonesia, Brasil, Uruguay, Venezuela, Gran Bretaña, Suiza y Estados Unidos.

Están recibiendo una capacitación en las complejas relaciones entre problemas ambientales, y estructuras y procesos socioeconómicos, abordadas desde una perspectiva ecuménica. Los jóvenes, además, participarán durante tres días de las actividades de la sociedad civil durante la COP17.

Mientras pone a punto su inglés, afianza los contactos con sus futuros compañeros.

“Casi todos somos del hemisferio sur, lo que me parece bueno”, se entusiasma; y confiesa su curiosidad por conversar con los dos palestinos, y con el muchacho de Myanmar.

Sin problemas en la escuela –su promedio nunca bajó de 8–, Malena confiesa que al principio dudó en ir a Durban, “porque esto me dejaba sin la fiesta de fin de clases”.

Pero amigas y compañeros le insistieron en ir.

“Es mi primer viaje afuera, y sola; a otro continente y en otro idioma. Va a ser una gran experiencia”.

“El objetivo final es que cada uno, al volver, pueda poner en práctica lo que aprendió” , se compromete. Por empezar, la semana pasada se fue a inscribir en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Con el inmenso déficit de meteorólogos que tiene la Argentina, la recibirán con los brazos abiertos.

Fuente:

El Clarín (Argentina)

27 de octubre de 2011

La sobrepoblada NY: Una habitación por 800 $

Especial: Demografía


Foto Foto

Wendy y Roger, en el campus de Columbia. | E.S

Nueva York no es sólo Manhattan, por mucho que se empeñen las películas. El núcleo urbano que integran Nueva York y Newark 'engulle' a cerca de 20 millones de personas. Esta ciudad, cara y abrasiva, recibe cada año cientos de miles de extranjeros. Pisos caros, muchas horas de trabajo, pocas vacaciones... Y casi todo el que llega se quiere quedar.

No es el nombre que aparece en su pasaporte, pero aquí todos la llaman Wendy. Es china y acaba de llegar a Nueva York para estudiar ingeniería electrónica en la Universidad de Columbia. «Me encanta este lugar», explica sonriente, «siempre hay muchas cosas que hacer y muchos parques. Y me gusta tener las últimas novedades tecnológicas al alcance de la mano».

Wendy nació en una localidad de la provincia china de Sichuan y acaba de cumplir 23 años. Su padre forma parte de la burocracia gubernamental y su madre tiene un empleo en una firma financiera. «Aquí vivo con otros seis estudiantes en un piso alquilado», explica, «llevo aquí sólo unas semanas pero ya he hecho muchos amigos. Muchos son americanos pero también algunos turcos».

Wendy es un ejemplo de la ductilidad de esta ciudad, que cada año recibe a cientos de miles de estudiantes extranjeros. Columbia es la universidad más prestigiosa de Nueva York y sus responsables presumen de acoger a jóvenes de 140 países distintos. Algunos llegan con una beca Fulbright bajo el brazo. Otros como Wendy están aquí gracias al esfuerzo de sus padres y a la generosidad de la universidad. «Columbia es una escuela muy conocida y por eso quería estudiar aquí», explica Wendy, «todos los profesores son excelentes y el entorno es magnífico para estudiar».

Wendy está en el campus porque tiene una reunión. Le acompaña su novio Roger. Un chino que también es natural de la provincia de Sichuan pero al que ha conocido aquí estudiando ingeniería electrónica. Roger tiene 23 años y tiene un perfil muy similar. Su padre trabaja para el Gobierno chino y su madre para una aseguradora. Él también aspira a terminar sus estudios en Nueva York y a trabajar quizá después en una firma estadounidense. «Siempre sentí la llamada del sueño americano», explica Roger, «Nueva York es mi ciudad favorita y me encantaría trabajar aquí cuando termine la carrera. No tengo prisa por volver a China».

A Roger le encanta la ciudad por sus conciertos y porque siempre hay algo que hacer. Pero responde con recelo a las preguntas y se asegura de la identidad del reportero. Quizá por el reflejo de una persona que ha vivido en un país sometido al control dictatorial. Él y Wendy llevan gafas con monturas caras y sendas sudaderas de Abercrombie. A priori no parece que tengan problemas de dinero. En estos dos meses han tenido tiempo de salir de compras por la ciudad.

Nueva York es una ciudad atractiva pero poco propicia para los estudiantes. Una habitación en un piso compartido roza los 800 dólares sin incluir el gas, la conexión a Internet y la televisión por cable. El espacio es muy reducido. Los pisos casi nunca tienen lavadora y sus inquilinos se someten a la tortura de hacer la colada en las máquinas comunitarias de los sótanos del edificio. Quienes viven en Manhattan no suelen tener coche, pero el transporte no es muy de fiar. Sobre todo los fines de semana. El abono semanal cuesta 29 dólares: unos 20 euros al cambio actual. Los taxis son más accesibles que en ciudades como París o Londres. Pero al precio hay que añadirle siempre los impuestos y la propina.

Nueva York es una ciudad abrasiva cuyos habitantes trabajan muchas horas y casi nunca tienen vacaciones. Un detalle que compensan su intensa vida cultural y sus espacios verdes. Los supermercados exponen fuera sus frutas y verduras. Los letreros están en inglés y en español. El metro está lleno de Kindles y en los Starbucks es difícil ver un ordenador que no sea de Apple.

Ni Roger ni Wendy tienen hermanos. Al fin y al cabo, los dos nacieron en 1988. Nueve años después de que el Gobierno chino instaurara su política de un solo hijo, que ha ayudado a contener el crecimiento de la población. Según estudios independientes, el Gobierno ha aplicado la política con mano de hierro en las zonas urbanas y ha logrado que un 87% de las mujeres casadas usen métodos anticonceptivos. Y no uno cualquiera sino aquél que les recomiendan los responsables de natalidad. «Por ahora me gustaría quedarme aquí en Estados Unidos», dice Wendy sobre el futuro, «trabajar en una firma informática aquí o en California y quizá luego volver a mi país».

2 de octubre de 2011

Estudiantes coreanos: ¿Por qué son los mejores del mundo?

Especial: Educación

El profesor puede azotarlos por no hacer sus deberes, cinco de cada seis estudiantes dice no ser feliz con el sistema educativo, el suicidio y el estrés entre los jovenes se incrementa; pero acaban de destronar a Finlandia en los resultados de las pruebas PISA. Cuando alcanzar estadísticas favorables y porcentajes de aprobación se convierte en una meta... pero ¿a qué precio?



SEONGGWANG KIM
El despertador de So-jung Kim suena cada día a las seis de la mañana.


Su jornada es de aúpa: de seis a siete horas de clase en una escuela pública, a las que se suman tres de refuerzo en academias privadas y una de guitarra, sin contar el gimnasio, los deberes y el trabajo voluntario como asistente de su padre, doctor en medicina oriental. Cuando se meta en la cama, a las once de la noche, todavía dará un último repaso a las lecciones del día siguiente y leerá unas páginas de una biografía antes de que se le cierren los ojos. So-jung Kim no es una excepción. Su día es de lo más típico. «Es duro ser adolescente en Corea del Sur. Pero supongo que es igual de duro ser adolescente en cualquier parte del mundo. A esta edad nos estamos jugando nuestro futuro», sentencia.


So-jung Kim tiene 15 años y vive en la capital, Seúl. Pertenece a una generación que asombra al mundo. Los adolescentes surcoreanos arrasaron en el último informe PISA, que compara el nivel académico de los países de la OCDE en matemáticas, ciencias y lectura. España cosechó unos resultados mediocres. Junto a la ciudad china de Shanghái, Corea del Sur dio la campanada desbancando a Finlandia del primer puesto. El sistema educativo del país asiático se considera un modelo de éxito en el resto del mundo. El 98 por ciento de los surcoreanos finaliza la educación secundaria y casi el 60 obtiene un título universitario; en España, donde el curso ha empezado de manera convulsa, con recortes presupuestarios y profesores en pie de guerra, el fracaso escolar llega al 30 por ciento.
Paradójicamente, no sacan pecho. Si los surcoreanos son los primeros de la clase, es a fuerza de codos. Su excelencia se basa en el sobreesfuerzo. Los alumnos están sometidos a una presión enorme. Su nivel de estrés es el mayor de la OCDE. Estudian 50 horas a la semana, 16 más que en el resto de los países desarrollados. Y su índice de felicidad es el más bajo; en contraste con los chavales españoles, que lideran esta clasificación. En este sentido hay que apuntar que unos doscientos menores se suicidaron en 2009, en parte por malas notas. Y su déficit de sueño, similar al español (un par de horas), no se debe al chat o la consola. Sencillamente, se llevan los apuntes a la cama.


Si se compara con Finlandia, donde las clases son muy cortas y apenas se mandan deberes, solo hay un elemento en común: la calidad de los profesores. «Es una profesión con mucho prestigio y muy respetada. Tanto que la mayoría de las chicas quieren ser profesoras», comenta So-jung Kim. Los maestros tienen buen sueldo y autoridad en clase. Pero también se quejan: las aulas están masificadas y los alumnos, con frecuencia, agotados por las clases extra. De hecho, dos de cada tres se apuntan a una o varias academias privadas, llamadas hagwon. «Como profesor, me duele que padres y alumnos confíen más en las tutorías privadas que en la enseñanza pública. La razón es que Corea ha sido una meritocracia desde la caída del sistema de castas. Solo hay una manera de escalar en la jerarquía social: llegar a una universidad de prestigio. Por eso, tantos padres obligan a sus hijos a lograr este objetivo a cualquier coste. La competencia es cada vez más despiadada y cualquier ayuda puede suponer una ventaja decisiva», se lamenta Un-ju Han, profesor de instituto.


El milagro económico de Corea del Sur es reciente y va de la mano de su apuesta educativa. En 1945, a mediados del siglo pasado, el porcentaje de analfabetos rondaba el 80 por ciento. En los años 60, su riqueza era comparable a la de Afganistán. Pero desde entonces la educación se convirtió en una prioridad nacional y contribuyó a compensar la escasez de recursos naturales. Hoy, Corea es la decimosegunda economía del mundo. Sin embargo, la educación es una obsesión de las familias, pero no tanto del Gobierno, que gasta menos en enseñanza que la media de la OCDE. La primaria es gratis; a partir de la secundaria, los padres destinan alrededor del 20 por ciento de sus salarios a la educación de sus hijos. Y eso que la mayoría opta por matricularlos en escuelas públicas. Pero las clases de refuerzo en las hagwon suponen una media de 400 euros al mes. Lo dan por bien invertido con tal de que entren en una buena universidad, se conviertan en ingenieros y puedan conseguir un trabajo en una gran empresa como Hyundai o LG.


El profesor Sun-woong Kim señala otra paradoja: Corea del Sur es el país que más estudiantes envía al extranjero; de hecho, copan los primeros puestos en las pruebas de selección de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Pero, de repente, algo falla. Cuando ya han conseguido lo más difícil, meter la cabeza en Harvard o Yale, se desfondan. Parece como si después de tanto esfuerzo la relativa libertad de la vida en el campus haga que se relajen en exceso. Además, aunque sean obedientes y memoricen como nadie, no destacan por su creatividad ni por el trabajo en equipo. Muchos acaban aislados y un 44 por ciento fracasa.


Algunos expertos lo achacan al excesivo énfasis en la disciplina. La impuntualidad o no terminar los deberes son faltas graves y pueden ser castigadas con unos azotes. En ocasiones, toda la clase paga por la ofensa de un solo alumno. El uniforme escolar tiene que estar impecable. Las chicas no se pueden maquillar y los chicos tienen prohibido llevar el pelo largo. El rigor se extiende al ámbito de las relaciones. Socializar se considera una pérdida de tiempo. Cuatro de cada cinco colegios censuran los noviazgos entre estudiantes. Un grupo religioso incluso premia con diplomas la virginidad. Se desquitan como pueden, enviando más mensajes de móvil que nadie: 2000 al mes. «En mi juventud, el trato de los profesores era mucho más severo; ahora es más cercano», matiza Jung-ah Yoo, la madre de Kim.

La quinceañera lo lleva con paciencia. «Mi padre quiere que me dedique a la medicina, como él; mi madre, que sea profesora. Pero no me siento presionada por sus expectativas. Yo tengo claro lo que quiero ser: guionista. Y ellos respetarán mi decisión. Estudiaré dos carreras: Periodismo y Comunicación Audiovisual. Me faltan cuatro años para presentarme a las pruebas de acceso a la universidad. Ya me estoy preparando. Pero por mucho que estudie, no sé si estaré entre las mejores», reconoce. ¿Agobiada? «Soy feliz», puntualiza. Cinco de cada seis estudiantes confiesan que no lo son.


Fuente:

XL Semanal

22 de agosto de 2011

"Estudiar un idioma a partir de los 50 años es clave para mantener joven el cerebro"

Personajes

Entrevista a Franciso Mora, doctor en Neurociencias

Sus consejos para mantener una mente brillante: comer bien, hacer ejercicio, no vivir solo, viajar mucho y aprender un idioma, entre otros tips. Lea:



El científico Francisco Mora, durante la entrevista. // Ricardo Solís

MYRIAM MANCISIDOR Francisco Mora (Elche, 1951) es doctor en Neurociencias por la Universidad de Oxford, catedrático de Fisiología Humana en la Universidad Complutense de Madrid y catedrático adscrito de Fisiología y Biofísica de la Universidad de Iowa. Casado y padre de dos hijos, Mora es además un escritor inquieto que ha publicado numerosos libros divulgativos sobre el cerebro y la memoria como, por ejemplo, "El Dios de cada uno", "Genios locos y perversos", "El sueño de la inmortalidad" o "¿Enferman las mariposas del alma?".
Este científico es capaz de explicar la complejidad cerebral en pocas líneas. Inició su carrera profesional en la Universidad de Granada, donde estudió Medicina. Entonces ya le llamó la atención todo lo relacionado con el cerebro, es decir, la neurología y la psiquiatría. "Sin estar loco, pasé cuatro años en un hospital psiquiátrico porque quise sumergirme realmente en esa incógnita de lo que significa no solo tener los procesos mentales sino cómo se pierden", explica. Mora aparcó su trayectoria médica y durante más de 30 años se encerró en un laboratorio con ratas y monos rhesus. "Éstos han sido mis pacientes", asegura con humor.
–¿Se considera un científico curioso?

–Lo he sido siempre y, de hecho, la curiosidad es el ingrediente elemental e innato de cualquier científico: no se puede ser científico si no quieres escudriñar todo aquello que no se conoce. Hubo un gran neurocientífico que fue premio Nobel, Charles Sherrington, que llamaba a la investigación científica la curiosidad sagrada. Los científicos tenemos el único instrumento, el único, que nos puede aproximar a eso que nunca alcanzaremos y que se llama verdad. No es la fe, no es el yo pienso: nosotros contrastamos primero con una observación, luego experimentamos, creamos hipótesis... Solo así se alcanza el verdadero conocimiento.

–Usted ha escrito sobre el placer, ¿por qué nadie se ríe cuando hace el amor?

–El fenómeno del acto sexual es muy interesante fisiológicamente hablando porque es el único, posiblemente, en el que en muy breve espacio de minutos se puede pasar de un estado del sistema nervioso a otro opuesto. Cuando uno juega al amor, está en lo que se llama una descarga del sistema nervioso autónomo o vegetativo parasimpático (uno está bien, relajado) y en esa situación unos tienen erección y otros secreción. Lo extraordinario es que después del juego viene la eyaculación en el hombre y el orgasmo en la mujer. En ese momento ninguno de los dos ríe, particularmente el hombre, porque se produce una descarga de otro sistema nervioso autónomo vegetativo que es el sistema simpático, y éste es el que únicamente se pone en marcha cuando hay algo muy importante para la supervivencia. Esto se ha mantenido porque es importante para tener la seguridad de la procreación. Hay que hacerlo rápido, fugaz y eficiente, es un diseño de la Naturaleza. Y esto es lo que en el ser humano, que pasa mucho tiempo haciendo estas cosas, no ha cambiado. Por eso no se ríe el ser humano.

–¿Cómo percibe el cerebro la belleza?

–Todo tiene una explicación biológica. Cuando se han hecho estudios, los participantes coincidían a la hora de definir a la mujer más hermosa la que presentaba una perfecta simetría entre el lado derecho y el lado izquierdo del rostro. Hay estudios que a mayor asimetría, menor aceptación de belleza en el rostro de una mujer. Es muy curioso. ¿Y qué fundamento tiene que sea simétrico? Pues mire si es crudo y real: a través de la evolución se ha sacado la conclusión de que la asimetría se corresponde con infecciones e infertilidad. Lo que los seres humanos hemos embellecido y hemos sacado en las filosofías a un nivel de excelsitud está extraído todo de nuestro proceso biológico de la evolución, todo.

–¿Qué diferencias hay entre el cerebro humano y el de un chimpancé?

–Somos muy distintos. Primero, nos llevamos una diferencia de seis millones de años en el proceso evolutivo; y segundo, y fundamentalmente, el chimpancé tiene 400 gramos de peso de cerebro, en tanto que nosotros tenemos 1.400.

–Pero el peso no tiene importancia, ¿verdad?

–Cuando hablamos de peso, estamos hablando de los circuitos neuronales que se codifican para las funciones específicas. Un cerebro grande, en nuestro caso, es una caja cilíndrica que alberga circuitos que el cerebro de un chimpancé no tiene. Las diferencias son tan grandes que no pueden ni aproximarse de lejos a lo que el ser humano percibe; ni los sentimientos, que son la sensación consciente de una emoción. La capacidad que tiene el chimpancé de reconocerse es lo que se llama autoquinética, pero de eso a tener un mundo interior hay un abismo. Como decía el gran antropólogo Povinelli, no nos equivoquemos: los chimpancés no son niños con pelo.

–¿Actuamos más consciente o inconscientemente?

–Infinitamente inconscientemente, la conciencia es un algo pequeñito al lado de lo que realmente sostiene la conducta humana, que está elaborada por mecanismos inconscientes. Los mecanismos de la construcción de la conducta, incluso de la conducta consciente, los hace nuestro cerebro inconsciente.
–¿El saber ocupa lugar?

–Sin duda. El cerebro ocupa lugar. Tanto lugar, que aprender y memorizar es cambiar físicamente el cerebro. No se puede aprender y no se puede memorizar lo aprendido a menos que cambiemos el cableado físico y químico del cerebro. Un ejemplo: el hipocampo de los conductores de taxis de Londres, el de aquellos conductores que se saben todas las callejuelas de los miles de kilómetros de la ciudad, es mucho mayor que el nuestro. En definitiva, haciéndolo simple: el saber sí ocupa espacio y lugar.

–¿Cuáles son las claves para mantener joven el cerebro?

–La primera y más importante es comer menos de lo que comemos, hay una larga historia detrás de esto, pero está demostrado. El segundo es practicar ejercicio físico aeróbico porque produce un aumento en las neuronas nuevas que crecen en el cerebro, en las áreas que codifican para aprender y memorizar. La tercera es tener una vida intelectual muy activa. Junto a estas tres claves, las nueve que nos quedan son: no vivir solo, dormir siempre sin luz porque se segrega una hormona que es antioxidante y nos repara de los daños celulares que existen, viajar mucho porque significa constantemente estar cambiando el panorama perceptivo y estudiar algo nuevo cada día. En este campo recomiendo aprender un idioma independientemente de cuántos se conozcan a partir de los 50 años porque es una exigencia para el cerebro. El cerebro no entiende de leer una novelita ni de mirar la televisión pasivamente o charlitas relajadas; el cerebro entiende de exigencias. Aprender un idioma retrasa incluso la aparición de la enfermedad del alzheimer hasta seis años. Otra clave para retrasar el envejecimiento cerebral es no fumar porque, y hoy lo tenemos muy bien contrastado, el fumador adelanta catorce años las enfermedades que aparecen con el envejecimiento y muere siete años antes que la población que no fuma. Más aún, las capacidades cognitivas de aprender y memorizar descienden cinco veces a velocidad superior que el que no fuma. La otra y última clave es la denominada "reserva cognitiva", que es la capacidad de poder almacenar en la juventud lo que podemos utilizar durante el envejecimiento para retrasar la aparición del deterioro.

Fuente:

Faro de Vigo

23 de mayo de 2011

Hikikomori: El mundo en una habitación

Hikikomori es una palabra japonesa que significa “retiro” e indica un comportamiento caracterizado porque las personas se aíslan de la sociedad y de la familia, generalmente encerrándose en su propia habitación por periodos superiores a los seis meses.

El término en sí fue acuñado por el Dr. Tamaki Saito, director del Hospital Sofukai Sasaki, cuando comenzó a darse cuenta que cada vez un mayor número de los adolescentes que acudían a su consulta mostraban algunos síntomas comunes: letargia, incomunicación y aislamiento total. Así, casi siempre las víctimas del Hikikomori son adolescentes o adultos jóvenes.

Más allá del aislamiento quienes sufren de Hikikomori también padecen depresión y comportamientos obsesivo compulsivos. De hecho, algunas de estas personas adoptan hábitos un tanto extraños como tomar la ducha durante varias horas al día o usar guantes muy gruesos para mantener alejados a los gérmenes.

Obviamente, el hecho de que no se abandona la habitación es sólo un estereotipo que ha crecido gracias a los medios de comunicación porque en realidad muchas de las personas que padecen el Hikikomori realmente abandonan sus habitaciones pero sólo para hacer aquello imprescindible, como ir al supermercado a hacer las compras.

Con el paso del tiempo estos jóvenes van desarrollando un profundo sentimiento de infelicidad y desesperanza, van perdiendo sus amistades en el mundo real y se hacen más y más tímidos e inseguros. Un día clásico de quien padece esta patología transcurre durmiendo mientras que en las noches se opta por ver la televisión, jugar en el ordenador y/o navegar en Internet. Obviamente, la falta de relaciones sociales hace que estos jóvenes pierdan paulatinamente sus habilidades sociales y se hagan siempre menos comunicativos.

La difusión de este fenómeno en Japón ha tenido lugar en los últimos 15 años y algunos afirman que casi un millón de habitantes (prácticamente el 1% de la población) se encuentra atrapada en esta problemática. Otras cifras más cautas hablan de una incidencia que varía entre los 100 000 y los 320 000 personas. Se afirma además, que el 80% de quienes se recluyen son varones.

Quizás en nuestros países occidentales este fenómeno no sea del todo extraño y también se evidencia pero con otro nombre, que apuntaría hacia aquellos que se hacen llamar Nerd o Geek; si bien la comunidad mediática aún no se ha centrado en los mismos. Recientemente uno de los diarios italianos más importantes, “Il Corriere della Sera”, ha hecho referencia a que en Italia ya se contabilizan 50 casos diagnosticados por los psicólogos pero realmente se afirma que esta es una tendencia que se extiende cada vez más , llamándoseles la “Generación perdida”.

Se afirma que el fenómeno Hikikomori occidental comparte varios aspectos con el origen de la problemática japonesa: los jóvenes presentan un gran abismo entre lo que desea y la realidad por lo que experimentan una suerte de vergüenza narcisista. La diferencia estriba en que mientras los adolescentes japoneses escapan de una realidad con reglas demasiado severas, los adolescentes occidentales presentan una incapacidad para gestionar las relaciones de grupo.

Las posibles causas del Hikikomori

Ante un fenómeno tan novedoso las causas son simplemente hipótesis. Hay quienes afirman que el fenómeno se debe a una sociedad enferma caracterizada por la competitividad social y relaciones familiares demasiado rígidas.

Por ejemplo, James Roberson, un antropólogo cultural afirma que los adolescentes japoneses perciben una fuerte presión de autorrealización ya desde la escuela media donde se les exige que sean excelentes. El fracaso es vivido con un particular sentimiento de vergüenza por parte de los padres y estos le transmiten las mismas actitudes a sus hijos.

Siguiendo esta misma línea de pensamiento, el Dr. Saito atribuye el fenómeno del Hikikomori a los estilos educativos de la familia japonesa donde son sobre protectivos en exceso y siempre desean mantener los hijos dentro de casa. De esta forma, el Hikikomori es una problemática que se da fundamentalmente entre los chicos de clase media-alta ya que son sus progenitores quienes pueden permitirse mantener un hijo en casa sin estudiar o trabajar.

Otros teóricos de la sociología afirman que el Hikikomori es simplemente una forma de expresar la rebeldía juvenil de una manera diversa, introyectando las emociones. Obviamente, también hay quienes culpan a la tecnología afirmando que los adolescentes japoneses viven en un mundo zúrrela caracterizado por el Manga, Internet y los videojuegos, algo que les hace perder el contacto con la realidad.

Particularmente creo que sea un error buscar una única causa, un fenómeno social como éste que no se evidencia sólo en Japón sin lugar a dudas está multideterminado y no sólo por las peculiaridades de la sociedad y sus productos tecnológicos sino también por las formas de relacionarnos y por las mismas peculiaridades personológicas que se van creando. A la misma vez, debe puntualizarse que el hecho de encerrarse en una habitación para perder el contacto con la realidad exterior no es un problema del todo nuevo en la Psicología y las causas que han llevado a las personas a asumir la reclusión han sido muy diversas.

El tratamiento del Hikikomori

En los últimos años, sobre todo en Japón, han surgido una serie de terapias diversas que afrontan este fenómeno. A pesar de la diversidad que presentan las mismas es posible hablar de dos grandes aproximaciones:

- El acercamiento médico-psiquiátrico donde se trata la problemática como un desorden mental o comportamental que demanda la recuperación en hospital, sesiones de psicoterapia y asunción de psicofármacos.

- El acercamiento social donde se comprende el fenómeno como un problema eminentemente social y se aleja al joven de la casa, alojándolo en una comunidad con otros chicos que tienen su misma problemática. De esta forma se les motiva a reinsertarse socialmente.


Fuentes:
Mangiarotti, A. (2009) I giovani che si autorecludono: il mondo esterno è solo sul computer. En: Il Corriere della Sera.
Jones, M. (2006) Shutting Themselves In. En: The New York Times.
Murray-Harvey, R. et. Al. (2001) Life At School in Australia and Japan: The Impact of Stress and Support on Bullying and Adaptation to School. En: Australian Association for Research in Education.


Fuente:

Rincón de la Psicología

18 de febrero de 2011

Los matrimonios contraídos a temprana edad condenados al fracaso, según investigación

Los matrimonios contraídos a temprana edad corren mayor riesgo de ser anulados en los cinco años posteriores a su registro, en el Reino Unido, y la causa en muchos aspectos tiene que ver con la nueva moda de las estrellas pop jóvenes de casarse sobre los 20 años y después rápidamente divorciarse, según una nota The Telegraph.



A pesar de que la estadística general de divorcios mejoró en los últimos tiempos, el intervalo de edades de las personas que se divorcian aumentó. Ahora las personas de 25-29 años se divorcian dos veces más a menudo, que las personas de otra edad, según datos de la oficina de Estadística Nacional de Gran Bretaña.

Además las parejas gastan menos tiempo en sus tentativas de reconciliación antes de presentarse ante el Tribunal.

Expertos en psicología creen que la sociedad moderna no está apta para aceptar en forma adecuada la concepción de relaciones largas en el matrimonio cuando los conyugues son jóvenes.

La edad joven supone la presencia de otras prioridades más importante que la unión, tales como las ambiciones personales. Bajo este motivo muchos se niegan a casarse y procrean hijos fuera del matrimonio. Pero también las personas que se han casado con edad menor a los 30 años se divorcian más a menudo.

Jenny North, dirigente del Departamento de Política de la Compañía Relate, afirma que la relación de las personas hacia el matrimonio y el divorcio cambió. Ahora, el divorcio no se aprecia como algo horroroso. La idea de la ruptura de las relaciones hasta antes del nacimiento del primer hijo es cada vez más frecuente.

La investigación mostró que uno de cada tres matrimonios termina antes que una pareja celebre su 15 aniversario. Apenas una generación atrás, la relación de divorcio entre las parejas era de un matrimonio por cada cinco.

Tomado de:

RIA Novosti

La nota original en:

The Telegraph

11 de febrero de 2011

El alcohol mata a 320 mil jóvenes al año

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la mayoría de víctimas en el mundo tiene entre 15 y 29 años de edad. Y eso responde, básicamente, a que la avalancha `publicitaria de las transnacionales del alcohol apuntan hacia ese segmento. Objetivo: embrutecer a las generaciones del mañana, aquellas generaciones que tendrían que hacer los cambios en la sociedad.



En muchos lugares el elevado consumo de alcohol es alarmante. (USI)

Anualmente, 320 mil jóvenes de entre 15 y 29 años mueren producto del alcohol, la mayoría por accidentes y enfermedades relacionados con esta bebida. Así indica la Organización Mundial para la Salud (OMS) en Suiza.

Según el último informe sobre alcohol y Salud de la OMS, un total de 2,5 millones de personas mueren al año por lo que este organismo advierte que hay que hacer mucho más contra el elevado consumo de alcohol que acaba siendo peligroso.

El estudio detalla que los índices más bajos de consumo de alcohol se registran en áreas donde la población es abstemia, debido a las creencias religiosas musulmanas: el norte de África, en el Cercano Oriente y en el sur de Asia.

La OMS basa gran parte de informe en una encuesta que se realiza entre los países miembros de la organización en los que se investiga la política de alcohol y su consumo por parte de la población, así como en estudios de salud.

Fuente:

Peru21

23 de noviembre de 2010

Las zanahorias y las espinacas alargan la vida

Los niveles en sangre elevados del antioxidante alfa-caroteno, presente en alimentos como las zanahorias, el brócoli o las espinacas, se relacionan con un menor riesgo de muerte prematura, según un nuevo estudio publicado en la revista Archives of Internal Medicine.“Los daños que produce el oxígeno en el ADN, las proteínas y los lípidos pueden estar implicados en el desarrollo de enfermedades crónicas como cardiopatías y cáncer”, explican los autores de este estudio, liderado por Chaoyang Li, investigador del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (EE UU).

Para llegar a esta conclusión, os investigadores evaluaron la relación entre el alfa-caroteno y el riesgo de muerte entre 15.318 adultos mayores de 20 años que participaban en el Estudio de Seguimiento de la Tercera Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. Los participantes se sometieron a un examen médico, proporcionaron muestras de sangre entre 1988 y 1994 y se les realizó un seguimiento hasta 2006 para determinar si habían fallecido y la causa. En el transcurso del estudio fallecieron 3.810 participantes. El riesgo de muerte fue menor entre los que presentaban niveles más altos de alfa-caroteno en la sangre. En concreto, en comparación con los sujetos que tenían niveles de alfa-caroteno en sangre de entre 0 y 1 microgramo por decilitro, el riesgo de muerte durante el período del estudio fue un 23% más bajo para los que tenían concentraciones de entre 2 y 3 microgramos por decilitro. Además, dicho riesgo fue un 27% más bajo para los que tenían concentraciones de entre 4 y 5 microgramos por decilitro, un 34% más bajo para los que tenían concentraciones de entre 6 y 8 microgramos por decilitro y un 39% más bajo para los que tenían concentraciones de 9 microgramos por decilitro o más.Los carotenoides, entre los que se incluyen el beta-caroteno, el alfa-caroteno y el licopeno, los producen plantas y microorganismos y actúan como antioxidantes.


Los investigadores añaden que aunque el alfa-caroteno es similar desde el punto de vista químico al beta-caroteno, el primero podría ser más eficaz a la hora de inhibir el crecimiento de las células cancerígenas en el cerebro, el hígado y la piel. “Los resultados de un estudio sobre la relación entre el consumo de frutas y verduras y el riesgo de cáncer de pulmón sugieren que el consumo de verduras amarillo-anaranjadas (zanahorias, batatas y calabaza) y verde oscuro (brócoli, judías verdes, guisantes verdes, espinacas, nabos verdes, berzas y lechugas de hoja), con un contenido elevado de alfa-caroteno, está más estrechamente asociado con una reducción del riesgo que el consumo de todos los demás tipos de verduras”, subrayan.


Fuente:


9 de septiembre de 2010

¿Está la religión en contra de la investigación antienvejecimiento?


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En un reciente artículo publicado en el periódico de los profesionales sanitarios, Diario Médico, teníamos ocasión de leer las reflexiones de Vicente Bellver acerca de los últimos avances de la investigación biomédica del envejecimiento, aprovechando su participación en el curso de verano que la Universidad Católica de Valencia celebró este mes de Agosto en Santander, con la ponencia titulada “Aspectos éticos en la lucha contra el envejecimiento”.

Vicente Bellver es profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Católica de Valencia (UCV) y director general de Política Científica de la Generalitat Valenciana. Esto último refuerza la relevancia de sus opiniones en lo relativo a la investigación biomédica del envejecimiento, puesto que hablamos de un cargo público con poder para guiar el sentido y la dirección de la investigación científica en una comunidad autónoma del peso científico de la Comunidad Valenciana.

Foto de Vicente Bellver tomada de diariomedico.com

En el artículo, Bellver expresa su preocupación ante las investigaciones destinadas a descubrir las bases moleculares del envejecimiento y el potencial uso derivado de ellas, en búsqueda de estrategias e intervenciones para alargar la vida. Una de sus conclusiones es que “deberíamos imponernos la prohibición moral de extender la vida más allá de nuestro límite biológico”. Curioso concepto el de imponernos prohibiciones morales, puesto que cabría preguntarse la moral de quién o de qué ideología es la que debemos “imponernos”. Y curioso también plantear no extender la vida más allá de un supuesto “límite biológico”. ¿Quién define cuál es el límite biológico de la especie humana? ¿Qué límite biológico deberíamos usar, el de una persona de principios del siglo XX? Si analizamos las curvas de supervivencia humana y los datos derivados de expectativa de vida a lo largo del último siglo, observaremos un hecho apabullante: ¡hemos duplicado nuestra expectativa de vida! Vivimos ahora el doble que nuestros antepasados gracias a la mejora en las condiciones higiénicas y de alimentación, por un lado, y gracias de los avances de la medicina, por otro.

Asegura además que “pensar que podemos aspirar a ser inmortales es el inicio de la pérdida de la identidad humana, que se fundamenta en la idea de la muerte”. Sin embargo, si atendemos a la historia de la humanidad, yo diría que si algo distingue la identidad humana es precisamente su afán de superación de todos los límites, su inconformismo y rebeldía. Este espíritu nos ha llevado siempre a la búsqueda utópica de la Fuente de la Eterna Juventud como ideal máximo de victoria sobre la muerte. En contraposición, la aceptación sumisa de la muerte sólo se da en los individuos con convicciones religiosas, convencidos de la existencia de una vida espiritual infinita más allá de la muerte, exenta de los rigores de la enfermedad y del dolor, en definitiva, de la inmortalidad.

Más revelador resulta a continuación cuando propone que “es una ingenuidad empeñarse en negar tanto el dolor como la muerte”. No creo que la biomedicina esté intentando negar el dolor; creo que es una necesidad, y un deber, buscar métodos que permitan paliar el dolor y el sufrimiento de todas las personas. Cuando hablamos de envejecimiento y búsqueda de métodos que lo retrasen, estamos hablando fundamentalmente de proponer intervenciones que nos permitan evitar desarrollar enfermedades asociadas al envejecimiento que son las que causan sufrimiento de manera innecesaria, salvo que los gustos personales o las convicciones religiosas le lleven a uno a buscar el goce en el dolor; pero eso tiene un nombre, masoquismo.

Lea el post completo en:

La Eterna Juventud

8 de septiembre de 2010

‘Cachimbos’ de EE.UU. creen que Beethoven es un perro y que Miguel Ángel es un virus

Sí. La noticia es del mes pasado (agosto de 2010) pero es una nota reveladora del grado de ineptitud en que el sistema establecido de los EE. UU. mantiene a su juventud. Jueventud que saldrá a aplaudir, e incluso a combatir, en las próximas guerras imperiales y de opresión que desat el Imperio contras los países del tercer mundo.





La mayoría de universitarios de los primeros ciclos o ‘cachimbos’ de Estados Unidos creen que Beethoven es un perro, que Miguel Angel es un virus electrónico, que Clint Eastwood es director de cine y no interpretó a “Harry el Sucio”, no pueden escribir en cursiva y piensan que Checoslovaquia nunca existió.

Así lo determinó la Universidad Beloit en su denominada Lista Mindset (modo de pensar), elaborada por primera vez en 1998 con las promociones que egresarían en el 2002, a iniciativa del profesor de Humanidades Tom McBride y el ex director de relaciones públicas de dicha casa de estudios, Ron Nief.

El estudio busca demostrar a las autoridades educativas que las referencias culturales pierden vigencia rápidamente entre las nuevas generaciones.
DATOS ANTERIORESListas anteriores, determinaron que, por ejemplo, los nacidos en 1980 creían que
Juan Pablo II era el primer y único Papa. En tanto, los que nacieron en 1984 desconocen qué fue el Apartheid en Sudáfrica.

Por su parte, para los que egresarán este año, Alemania nunca estuvo dividida y los atletas profesionales compitieron siempre en los Juegos Olímpicos.

¿Cómo se elaboró la lista?

Según informa la agencia de noticias AFP, Nief y McBride recolectaron durante un año contribuciones externas, estudiaron minuciosamente diarios, trabajos literarios y medios populares del año de nacimiento de los ingresantes a las universidades en este mes de agosto y en el de setiembre en Estados Unidos.

“Luego presentamos las ideas a todos los de 18 años a los que logramos atraer la atención”, explicó Nief a la citada agencia internacional.
Por su parte, Nief agregó que “hace dos años, había algunos estudiantes (que contestaban) que aprendieron mecanografía en una máquina de escribir”, mientras que hoy, algunos que tienen 30 años, no saben que IBM fue fabricante de máquinas de escribir.
Fuentes:

19 de agosto de 2010

Jefe de Google advierte sobre peligros de las redes sociales

Los jóvenes podrían un día querer cambiar sus nombres para escapar de su actividad pasada en internet, advirtió Eric Schmidt, director de Google.


Schmidt expresó en una entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal sus temores de que los chicos no hayan entendido las consecuencias de poner tanta información personal en línea.


Recientemente, Google se ha empeñado en aumentar su presencia en redes sociales.
Para ello, adquirió Slide y Jambool, dos empresas especializadas en prestar servicios a redes sociales.


Slide es una empresa de juegos de azar mientras que Jambool provee monedas y pagos virtuales. Google también ha invertido en otra empresa de red social de juegos llamada Zynga.


Muchos creen que las adquisiciones son una señal de que el gigante de las búsquedas está a punto de lanzar otra red social. Algunos expertos han dado un nombre al producto: Google.me.

La empresa ya posee otras dos redes sociales, Google Buzz, lanzada en febrero de 2010 y su primera incursión conocida como Orkut.


Buzz levantó polémica al asociarse con cuentas de Gmail sin pedir el consentimiento del usuario, lo que significaba que sus contactos se hacían visibles.


Locuras de juventud

La empresa ya posee otras dos redes sociales, Google Buzz y Orkut.
Bajo la idea de que las personas pudieran cambiar sus nombres, Schmidt dijo: "No creo que la sociedad entienda lo que pasa cuando todo está disponible, se puede conocer y es grabado por todo el mundo todo el tiempo... Quiero decir que realmente tenemos que pensar en estas cosas como sociedad".


Sin embargo, Schmidt dijo que Google probablemente almacenará más información personal de sus usuarios en el futuro.


Por ahora, dijo, "sabemos más o menos quién eres, más o menos lo que te importa, más o menos quiénes son tus amigos".


Pero, según algunos expertos, sus preocupaciones acerca del futuro son "exageradas".
"La idea de que todo se almacena en internet no es cierta", le dijo a la BBC la consultora de redes sociales Suw Charman-Anderson.


"Pasará bastante tiempo antes de que se puedan hacer realidad a causa de la enormidad de internet".


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20 de julio de 2010

De cómo un joven de 17 construyó un colisionador en su garaje

Martes, 20 de julio de 2010

De cómo un joven de 17 construyó un colisionador en su garaje


Michio Kaku | Imagen: Skeptic cards

A la tierna edad de 17 años, y como proyecto de ciencias para su instituto, el popular físico y divulgador Michio Kaku construyó un colisionador de átomos en el garaje de sus padres con la intención de crear antimateria (ahí es nada). Los que somos seguidores de Kaku, le hemos leído la anécdota en más de una ocasión, la última en el prefacio de su libro “Física de lo imposible:

“Fui a la compañía Westinghouse y reuní 200 kilogramos de chatarra procedente de un transformador. Durante las navidades bobiné 35 kilómetros de cable de cobre en el campo de fútbol del instituto. Finalmente construí un betatrón de 2,5 millones de electronvoltios que consumía 6 kilovatios (toda la potencia eléctrica de mi casa) y generaba un campo magnético 20.000 veces mayor que el campo magnético de la Tierra. El objetivo era generar un haz de rayos gamma suficientemente potente para crear antimateria”.

La hazaña la explica con algo más de detalle en la introducción de su libro más conocido, Hiperespacio, donde aporta algunos datos muy interesantes. Para la construcción del betatrón pasó semanas documentándose y leyendo sobre los fundamentos de la máquina. Una vez convencido de que podía hacerlo, compró una pequeña cantidad de sodio -22, construyó una cámara de niebla y revolvió las basuras de los grandes almacenes de electrónica de la zona hasta reunir varias toneladas del material necesario.

A continuación, comenzó a construir el betatrón en el garaje y convenció a sus padres para que le ayudaran a enrollar las gigantescas bobinas que necesitaba para el experimento en el campo de fútbol del instituto. Según dice, pasaron las vacaciones de Navidad en la línea de 50 yardas, hasta enrollar 35 kilómetros de cable y poner a punto el invento.

Cuando finalmente quedó construido, el betatrón de 150 kilogramos y 6 kilovatios consumía toda la potencia eléctrica de mi casa. Cuando lo conectaba, saltaban todos los fusibles y la casa se quedaba repentinamente a oscuras. Con la casa sumida periódicamente en la oscuridad, mi madre solía darse golpes en la cabeza. (Yo imaginaba que ella probablemente se preguntaba por qué no podía tener un hijo que jugase al béisbol o al baloncesto, en lugar de construir estas enormes máquinas eléctricas en el garaje).

El resultado, como ya hemos dicho, fue una máquina que produjo “un campo magnético 20.000 veces más potente que el campo magnético de la Tierra”, y que por supuesto llamó la atención en el mundo científico. Gracias a aquel despliegue de talento e insolencia juvenil, se fijó en él el físico Edward Teller, que le consiguió una beca de cuatro años para estudiar en Harvard. Y, sobre todo, Michio Kaku pudo cumplir sus sueños.

Fuente:

Amazing

17 de junio de 2010

Cuatro de cada diez jóvenes acceden a Internet a través del teléfono móvil

Jueves, 17 de junio de 2010

España: Cuatro de cada diez jóvenes acceden a Internet a través del teléfono móvil

El 39% de los jóvenes entran en Internet a través del móvil. Un 30% más que hace tan sólo seis meses, según publica este jueves el 5º Observatorio de Tendencias Juventud y Tecnología.



El impacto de las nuevas tecnologías en los jóvenes es cada vez mayor. Según un estudio de Nokia presentado en la 5º edición del Observatorio de Tendencias, cuatro de cada diez jóvenes acceden a Internet a través del teléfono móvil.

Este estudio, que tiene como objetivo ayudarnos a comprender cuáles son las motivaciones de los jóvenes, los retos a los que se enfrentan y cómo ha sido su evolución en los últimos seis meses, especifica que los jóvenes buscan información en Internet, envían correos, entran en redes sociales y, por primera vez, chatean.

Lo más llamativo, según el Observatorio de Tendencias Juventud y Tecnología coordinado Reyes Justribó, es que hace dos años solo el 8 por ciento de los menores de 35 años usaba el móvil para navegar en la red

Fuente:

COPE.es

25 de mayo de 2010

Los jóvenes, "más solos que nunca"


Martes, 25 de mayo de 2010

Los jóvenes, "más solos que nunca"

La soledad es más prevalente entre los jóvenes que en los jubilados, revela una encuesta llevada a cabo en el Reino Unido.

En Conocer Ciencia nos preguntamos ¿será la soledad el mal del siglo XXI (obviamente junto a su hermana siamesa: la depresión)? Veamos...


Joven

Casi 60% de los jóvenes de entre 18 y 34 años dijeron sentirse solos.

El estudio, sobre los grandes cambios en la forma como vivimos e interactuamos, encontró que en todas las edades, una de cada 10 personas a menudo se siente sola y este estado puede tener un impacto en la salud física del individuo.

La encuesta, llevada a cabo por al Fundación de Salud Mental, también revela que hay un descenso en el sentido de comunidad y una mayor atención al trabajo.

En conclusión, dice el sondeo llevado a cabo con 2.256 personas de todas las edades, la tecnología se ha convertido en un medio inigualable de conectar a la gente, pero también ha logrado aislar a los individuos como nunca antes.

Los resultados mostraron que casi 60% de los entrevistados de entre 18 y 34 años dijeron sentirse solos a menudo o en ocasiones, comparado con 35% de los encuestados de más de 55 años.

Los expertos afirman, sin embargo, que se debe tener en cuenta la posibilidad de que existan diferencias generacionales en lo que significa estar solo.

Además, la encuesta no desglosó las diferencias entre las personas activas de 55 años que estaban gozando su jubilación y los ancianos frágiles y aislados de 80 años.

clic Opine: ¿Mejor solo que mal conectado?

El informe de la Fundación sí encontró diferencias en los géneros ya que más mujeres que hombres dijeron sentirse solas y como resultado mostraron más probabilidades de sufrir depresión.

Además, la encuesta destaca el hecho de que la proporción de personas que viven solas, tanto hombres como mujeres, se ha duplicado entre 1972 y 2008.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia & Tecnología

13 de abril de 2008

Visiones deformadas de la ciencia transmitidas por la enseñanza.

Como maestro simpre buscó los métodos más adecuados para que los niños comprendan las ciencias naturales. Navegando en la red encontré este espectacular rosario de maneras inadecuadas de enseñar la ciencia, la verdad aprendí mucho con este artículo, es más la lectura de estas siete maneras de deformar la ciencia, me llevó a una profunda reflexión sobre mi quehacer en la escuela. Quise compartir el artículo con todos ustedes:





Resumen. Numerosas investigaciones han mostrado que la enseñanza de las ciencias, incluso en el nivel universitario, apenas proporciona ocasión a los estudiantes de familiarizarse con las estrategias características del trabajo científico. Como consecuencia de ello las concepciones de los estudiantes, e incluso de los mismos profesores, acerca de la naturaleza de la ciencia no difieren de la visiones ingenuas adquiridas por impregnación social.

En este trabajo se argumenta la importancia de estas visiones deformadas como uno de los principales obstáculos para la renovación de la enseñanza de las ciencias y se analiza la atención concedida por la investigación didáctica al conjunto de deformaciones y reduccionismos.


Palabras clave. Naturaleza de la ciencia, visiones deformadas de la ciencia, concepciones docentes, formación del profesorado.

1. Una concepción empiroinductivista y ateórica

Una concepción que resalta el papel de la observación y de la experimentación «neutras» (no contaminadas por ideas apriorísticas), e incluso del puro azar, olvidando el papel esencial de las
hipótesis como focalizadoras de la investigación y de los cuerpos coherentes de conocimientos (teorías) disponibles, que orientan todo el proceso.

2. Una concepción rígida de la actividad científica

Es la que transmite una visión rígida (algorítmica, exacta, infalible...) de la actividad científica. Se presenta el «método científico» como un conjunto de etapas a seguir mecánicamente. Se resalta, por otra parte, lo que supone tratamiento cuantitativo, control riguroso, etc., olvidando –o, incluso, rechazando– todo lo que significa invención, creatividad, duda... Ello se pone particularmente en evidencia en lo que respecta a la evaluación: como afirma Hodson (1992b), la preocupación obsesiva por evitar la ambigüedad y asegurar la fiabilidad de las evaluaciones distorsiona la naturaleza misma del trabajo científico, esencialmente difuso, incierto, intuitivo… La evaluación debería tener en cuenta dicha ambigüedad, no intentar eliminarla.

3. Una concepción aproblemática y ahistórica de la ciencia

Muy ligada a esa visión rígida a la que acabamos de referirnos, podemos mencionar la visión aproblemática y ahistórica (ergo dogmática y cerrada): se transmiten conocimientos ya elaborados, sin mostrar cuáles fueron los problemas que generaron su construcción, cuál ha sido su evolución, las dificultades, etc., ni mucho menos aún, las limitaciones del conocimiento científico actual o las perspectivas abiertas. Se pierde así de vista que, como afirma Bachelard (1938), «todo conocimiento es la respuesta a una cuestión», a un problema, lo que dificulta captar la racionalidad del proceso científico.

4. Una concepción exclusivamente analítica

Una deformación que apenas es mencionada por los equipos docentes y que ha sido escasamente tratada por la investigación es la consistente en una visión exclusivamente analítica, que resalta la necesaria parcelación inicial de los estudios, su carácter acotado, simplificatorio, pero que olvida los esfuerzos posteriores de unificación y de construcción de cuerpos coherentes de conocimientos cada vez más amplios o el tratamiento de problemas «puente» entre distintos campos de conocimiento que pueden llegar a unirse, como ha ocurrido tantas veces.

5. Una concepción meramente acumulativa del desarrollo científico

Una deformación a la que tampoco hacen referencia, a menudo, los equipos docentes –y que es la segunda menos mencionada en la literatura tras la visión exclusivamente analítica– es la que transmite una visión acumulativa, de crecimiento lineal de los conocimientos científicos: el desarrollo científico aparece como fruto de un crecimiento lineal, puramente acumulativo (Izquierdo, Sanmartí y Espinet, 1999), ignorando las crisis y las remodelaciones profundas, fruto de procesos complejos que no se dejan ahormar por ningún modelo definido de cambio científico (Giere, 1998; Estany, 1990).

6. Una concepción individualista y elitista de la ciencia

Los conocimientos científicos aparecen como obra de genios aislados, ignorándose el papel del trabajo colectivo, de los intercambios entre equipos... En particular se deja creer que los resultados obtenidos por un sólo científico o equipo pueden bastar para verificar o falsar una hipótesis o, incluso, toda una teoría.

A menudo se insiste explícitamente en que el trabajo científico es un dominio reservado a minorías especialmente dotadas, transmitiendo expectativas negativas hacia la mayoría de los alumnos, con claras discriminaciones de naturaleza social y de género (la ciencia es presentada como una actividad eminentemente «masculina»).

7. Una visión descontextualizada, socialmente neutra de la actividad científica

Por último nos referiremos a la deformación que transmite una visión descontextualizada, socialmente neutra de la ciencia que ignora, o trata muy superficialmente, las complejas relaciones CTS, ciencia-tecnologíasociedad (o, mejor, CTSA, agregando la A de ambiente
para llamar la atención sobre los graves problemas de degradación del medio que afectan a la totalidad del planeta). De hecho, las referencias más frecuentes a las relaciones CTSA que incluyen la mayoría de los textos escolares de ciencias se reducen a la enumeración de algunas aplicaciones de los conocimientos científicos (Solbes y Vilches, 1997), cayendo así en una exaltación simplista de la ciencia como factor absoluto de progreso.

Los invito a leer, y descargar, el artículo completo en:

Visiones deformadas de la ciencia (PDF)

Acceda a la versión tipo revista en este enlace:

Issu (convierte PDF en "revistas")

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