- En 2013, su tercer año de vida, Supercell facturó 672 millones de euros
Finlandia ha decidido
apostar por la industria de los videojuegos para
paliar el traumático declive de Nokia, su antiguo símbolo tecnológico
nacional, cuya división de teléfonos móviles está a punto de ser
traspasada oficialmente al gigante estadounidense Microsoft.
El
firme apoyo de los organismos públicos y el talento de los finlandeses
para las nuevas tecnologías han hecho florecer en el país nórdico gran
cantidad de empresas emprendedoras relacionadas con la innovación,
muchas de ellas dedicadas a los videojuegos para dispositivos móviles y consolas.
Sin
duda, la gran estrella en la escena finlandesa de los videojuegos es
Rovio, cuya principal creación, los populares Angry Birds, ha superado
ya la impresionante cifra de 2.000 millones de descargas en todo el mundo en sus distintas ediciones y plataformas desde su lanzamiento en 2009.
Los
simpáticos pájaros enojados y los crueles cerdos verdes han pasado de
ser un sencillo pero adictivo juego creado para el iPhone a convertirse
en toda una franquicia del entretenimiento,
con una amplia gama de productos que incluye, entre otros artículos,
juguetes, ropa, refrescos, parques infantiles y dibujos animados.
El fenómeno de los Angry Birds animó a otros desarrolladores de aplicaciones finlandeses a
centrarse en los videojuegos para plataformas móviles, y así aparecieron compañías como Supercell, creadora de los títulos Clash of Clans y Hay Day.
En
2013, su tercer año de vida, Supercell facturó 672 millones de euros
gracias a estos dos juegos, y logró una inyección de capital de 1.500
millones de dólares con la venta del 51 % de sus acciones a dos
compañías japonesas, convirtiéndose
en la empresa de juegos para móviles más valiosa del mundo.
Pero
estos no son los únicos ejemplos. Mientras que la crisis ha hecho mella
en los sectores productivos más tradicionales de Finlandia, provocando
dos años seguidos de recesión económica,
la industria de los videojuegos, en cambio, no ha parado de crecer.
Entre 2012 y 2013 se crearon en el país nórdico
cerca de un centenar de pequeñas empresas relacionadas con el mundo de los videojuegos,
y el valor total del negocio creció el año pasado un 260 % hasta
alcanzar los 2.210 millones de euros, según cálculos de Neogames, la
asociación que engloba a las compañías del sector.
"Estamos haciendo un gran esfuerzo para convertir a Finlandia en un fértil ecosistema de la industria del videojuego", asegura a EFE Suvi Latva, coordinadora de Neogames.
En
su opinión, las claves del fuerte crecimiento de este negocio son la
alta capacitación tecnológica, la cooperación abierta entre las empresas
y el reducido tamaño del mercado local, que
obliga a las compañías a enfocar su actividad hacia la exportación.
"Formamos
una comunidad muy sólida que comparte el conocimiento y los contactos,
ya que, al no estar enfocadas hacia el mercado interno, las empresas
realmente no compiten entre si", afirma.
También resulta
fundamental la financiación pública de las iniciativas emprendedoras a
través de Tekes, la Agencia Finlandesa de Innovación y Tecnología, que
en 2012 lanzó un programa específico para incentivar la industria
nacional del videojuego llamado Skene.
"En los últimos
cuatro años, Tekes ha invertido entre seis y diez millones de euros
anuales en forma de subvenciones y préstamos para apoyar a las nuevas
empresas de videojuegos", explica a EFE el responsable del programa Skene, Kari Korhonen.
Además
de financiación, Tekes ofrece servicios de asesoría técnica y
desarrollo empresarial y pone a disposición de las empresas jóvenes su
amplia red de contactos internacionales.
Según esta agencia
gubernamental, el sector de los videojuegos es actualmente el de mayor
crecimiento de la industria del entretenimiento y el producto cultural
que más exporta Finlandia en términos económicos.
"Estamos
en el buen camino hacia el éxito y tenemos la firme convicción de que
la industria seguirá creciendo a buen ritmo en el futuro", asegura Suvi Latva.
Entre
los motivos para el optimismo menciona la aparición de varias empresas
muy prometedoras, como Fingersoft y Grand Cru, y el hecho de que el
sector no dependa de una sola empresa, como sucedió con Nokia.
Fuente:
RPP Noticias