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23 de septiembre de 2013

Landsteiner y las transfusiones sanguíneas

Durante la elaboración de este artículo, me di cuenta de que me estaba quedando algo más denso de lo que pretendía en un principio. Así que borré todo y volví a empezar, procurando hacerlo algo más simple. Por ello, desde un principio aviso que hay algunas expresiones, datos, etc. que quizás no sean totalmente correctos. Un artículo en el que cada detalle está matizado habría sido el doble de largo y desde luego, mucho más denso. Gracias.




Un grupo de cinco cazadores primitivos divisan una cabra que está, inadvertida, rumiando en un peñón. Se acercan por arriba haciendo el mínimo ruido posible, con el objetivo de sorprender al animal y que éste, en su huida, se despeñe cuesta abajo y quede vulnerable. De repente, algo sale mal. Unas cuantas piedras se desprenden pendiente abajo, alertando al animal. Uno de los cazadores resbala, y cae por la pendiente rocosa hasta llegar abajo. Los demás le siguen y encuentran que, aunque sigue vivo y consciente, su pierna está sangrando.
Los cazadores no entienden qué pasa. Saben que cada vez que alguien empieza a perder mucho de ese fluido rojo y tibio, suele marearse, y a veces dormir para no despertar nunca. Parece natural pensar que, quizás si se repone ese líquido, el malogrado cazador volverá a estar tan saludable y vigoroso como siempre. Pero, ¿de dónde sacar ese líquido? Parece que los animales también lo tienen, así que quizás se pueda aprovechar la sangre de algún venado. Sin embargo, aún habría otro problema: ¿cómo podría llevarse esa sangre hasta el interior del cuerpo del cazador?


Desde luego, hemos aprendido un par de cosas sobre la sangre desde que dejamos de ir a cazar en manadas. Ahora sabemos qué tipo de sangre y qué componentes podemos usar en cada situación, y además sabemos cómo insertarla en el cuerpo de forma que este la acepte, de la forma más higiénica y eficiente posible. Pero, ¿cómo pasamos de no saber nada a poder almacenar bolsas de plasma perfectamente identificadas en cámaras frigoríficas?
El primer intento de transfusión registrado de la historia fue el del humanista y abogado italiano Stefano Infessura. Tres meses antes de que Cristóbal Colón llegase a costas americanas, el papa Inocencio VIII cayó en coma. El ya mencionado Stefano reunió a tres niños de diez años, a los cuales sacó sangre. Cuando digo que sacó sangre, quiero decir que les sacó mucha sangre. Este abogado metido a quiropráctico no sabía gran cosa acerca del sistema circulatorio, así que la transfusión se realizó vía oral. Lógicamente, el papa -que había tenido que beber la sangre de los tres niños, según se cuenta- falleció al poco, al igual que los tres pequeños donantes.
El desconocimiento de Stefano no era fortuito. Sí que había algún que otro tratado acerca de la circulación sanguínea, pero ningún científico europeo tenía acceso a este con bastante seguridad. Esto se debe a que dicho documento se hallaba a casi tres mil kilómetros de Stefano, en Damasco. Su autor, el médico árabe Ibn Nafis, había fallecido unos 150 años antes de que Stefano naciera, y además (por si no lo había dicho ya) era árabe. Los conocimientos adquiridos por los árabes habían permanecido fuera del alcance de los intelectuales europeos, así que tuvo que pasar mucho tiempo hasta que en Europa se tuvo conocimiento de las investigaciones de Ibn Nafis. Este médico sirio había investigado lo que a día de hoy conocemos como circulación pulmonar, que no es más que el proceso por el que la sangre va desde los pulmones al corazón, distribuyendo el oxígeno, y hace el camino de vuelta. A la izquierda podemos observar una de las ilustraciones de sus tratados. 

No hubo grandes avances hasta un tiempo después. Nos trasladaremos a la España del siglo XVI. El teólogo y científico Miguel Servet había estudiado, seguramente sin conocimiento de los trabajos de Ibn Nafis, la circulación pulmonar. Publicó sus estudios en un libro de teología llamado Christianismi Restitutio. Además de no cobrar mucha fama, fue acusado de herejía por su opinión poco ortodoxa acerca de ciertos asuntos religiosos. Como otras tantas veces en la historia de la ciencia, el mundo no estaba listo para un nuevo descubrimiento, y los conocimientos pasaron inadvertidos durante casi un siglo más.

En 1628, el anatomista inglés William Harvey había publicado un libro, Un estudio anatómico sobre los movimientos del corazón y la sangre de los animales, en el que exponía una teoría que revolucionaría totalmente el mundo de la antomía. Según Harvey, el corazón es una bomba que hace circular la sangre por todo el cuerpo, a través de las venas y arterias. Dicha teoría fue finalmente aceptada por la comunidad científica. Con cada nueva observación, la teoría de Harvey no hacía más que ganar validez.
El interrogante básico (cómo se comporta la sangre dentro del cuerpo) empezó a tener una explicación, cada vez más clara. Parecía claro que podría localizarse algún conducto en el que introducir sangre en caso de necesidad. Dicho y hecho: los médicos y sanadores del siglo XVII empezaron a experimentar. En principio no parecía haber diferencias entre las sangres de diferentes especies: la sangre de un perro parecía tan roja y tan viscosa como la de cualquier humano. Así, en 1667, el médico francés Jean-Baptiste Denys escribió lo siguiente de un paciente de sífilis que murió tras su tercera transfusión de sangre de perro:
Estaba en el proceso exitoso de recibir la transfusión [...] pero algunos minutos después su brazo se calentó, su pulso aceleró, el sudor brotó sobre su frente, se quejaba de fuertes dolores en los riñones y en el estómago, su orina era oscura, negra de hecho [...] luego murió [...]
En esa época no había agujas finas y estériles como las de ahora, así que el doctor Denys solía usar plumas de aves a modo de agujas, además de sangre de oveja y perro. Sin embargo, esto suponía un avance: un enfermo había conseguido alargar su vida recibiendo sangre ajena.
Ahora entra en juego el científico que da nombre a esta entrada. Antes de hablar de sus descubrimientos, presentemos brevemente a este científico. Karl Landsteiner era hijo de un afamado periodista vienés, Leopold Landsteiner, que murió cuando el joven Karl contaba sólo con seis años. Esto condujo a que Karl, aún siendo niño, fortaleciese los vínculos que tenía con su madre, que fue su único apoyo durante su infancia. El nombre de esta señora era Fanny, de apellido de soltera Hess. Al ser judía, se vio perseguida mientras vivió en Austria con su hijo, al que no le permitieron estudiar en universidades alemanas. Le ofrecieron ser bautizado bajo el cristianismo, cosa que Karl rechazó. Estudió Medicina en la universidad de Viena. Mientras estudiaba, publicó un ensayo que relacionaba la dieta con la composición de la sangre. Tras doctorarse, viajó a Alemania para estudiar química con el futuro premio Nobel de Química Hermann Fischer. Y ya en el año 1900 realizó un descubrimiento que resultaría enormemente fructífero después: cuando la sangre de dos personas se mezclaba, sucedía que a veces se coagulaba.

Tras una serie de investigaciones, Landsteiner descubrió lo que a día de hoy se conoce como sistema ABO, en 1901. Seguramente hayas escuchado alguna vez a alguien decir que su grupo sanguíneo es A+, B-, O+ o algo por el estilo. El origen de esa clasificación (que como ahora veremos es utilísima) tiene su origen en este médico austríaco.


Antes debemos darle un repaso a la composición de la sangre. Nuestra sangre está formada mayoritariamente (en un 78%) por una sustancia amarillenta y transparente, el plasma. En el plasma hay disueltos numerosos nutrientes (carbohidratos, vitaminas, grasa), gases (nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono), materia de desecho (ácido úrico, sales), hormonas, y una lista interminable de sustancias. También hay flotando una serie de células, que podemos dividir en tres grupos: glóbulos rojos, glóbulos blancos, y plaquetas. Las plaquetas son las que hacen que la sangre se coagule, para cerrar heridas, por ejemplo. Los glóbulos blancos (hay varios tipos diferentes) se encargan de mantener limpio de intrusos nuestro organismo. Y los glóbulos rojos, que son los que confieren a la sangre su color característico, llevan oxígeno desde los pulmones a los tejidos, para posteriormente llevar el dióxido de carbono de los tejidos a los pulmones, cerrando así el ciclo. A la izquierda podemos ver un tubo de sangre que ha sido centrifugada. La capa amarilla es el plasma, la roja oscura son los glóbulos rojos, y esa pequeña franja marrón entre ambas, las plaquetas y los leucocitos.

Lo que Landsteiner descubrió es que los glóbulos rojos tienen una serie de sustancias en su superficie llamadas antígenos. Hay dos tipos diferentes de antígenos: A y B.

Estas sustancias funcionan como tarjetas de identificación. Si tú produces glóbulos rojos con antígenos A, tu organismo funcionará correctamente siempre y cuando todos tus glóbulos rojos sean del tipo A. Si por cualquier motivo apareciesen en tu organismo glóbulos rojos cuyos antígenos son del tipo B, tu cuerpo intentaría destruirlos. Básicamente, cualquier organismo intenta destruir antígenos diferentes a los que él produce. Del mismo modo, una persona con sangre del tipo B no aceptará glóbulos del tipo A, ya que su cuerpo reaccionaría violentamente.

Pero eso no es todo. Resulta que, además, hay dos casos especiales. Hay gente cuyos glóbulos no producen ninguna de estas sustancias, ni A, ni B. Decimos entonces que el grupo sanguíneo de esa persona es O (letra O, aunque hay quien usa el número cero). Una persona con grupo O no producirá ningún antígeno, y por tanto reaccionará negativamente al recibir cualquiera de los dos. Por otro lado, hay personas que, no contentas con un un antígeno, tienen los dos: producen antígenos A y antígenos B.

En resumen: los posibles grupos sanguíneos que tenemos son A, B, AB y O. Podemos empezar a sacar conclusiones. Sabemos que tanto A como B están en igualdad de condiciones. También sabemos que, de entrada, la gente con grupo O estará desfavorecida, pues la presencia de cualquier antígeno les hará empeorar. Y en el lado contrario, la gente con grupo AB se verá beneficiada, pues su organismo reconoce ambos antígenos y no reaccionará desfavorablemente.


Pero, ¿qué es ese signo que se suele añadir tras la letra?

Landsteiner descubrió más tarde algo que haría el sistema ligeramente más complejo. Mientras investigaba con macacos Rhesus, descubrió que hay una proteína que también entra en juego, y que se encuentra en la superficie de los glóbulos rojos. De nuevo, nos podemos encontrar con dos casos diferentes: puede ser que una persona produzca esa proteína (en cuyo caso diremos que tiene un factor Rh positivo) o que no lo haga (y entonces, tendrá un factor Rh negativo). Las letras Rh vienen del nombre científico de los monos con los que Landsteiner estaba trabajando cuando hizo el descubrimiento. Ahora nos encontramos con la siguiente situación. Hay gente que produce determinada proteína, y por tanto, su cuerpo la reconoce. Esa gente podrá recibir sangre con esa proteína o sin ella. Sin embargo, la gente que no la produce de forma innata, no tendrá capacidad para reconocer esa proteína en una transfusión, así que su organismo reaccionará en caso de recibirla. Suena bastante complicado, así que, para no tener que estar pensando en los pros y los contras de cada transfusión, los científicos elaboraron una tabla en cuanto se hizo el descubrimiento:


Vamos a intentar desmigar un caso en particular para entender de qué va todo esto. Yo, por ejemplo, soy AB-. Esto quiere decir que:

  • Mis glóbulos rojos tienen antígenos A, y antígenos B.
  • No produzco determinada proteína, así que mi factor Rh es negativo

Dicho esto vamos a averiguar a quién puedo darle mi sangre. De entrada, no puedo donar a nadie que sea A, ni que sea B. Ambos se sentirían mal al recibir los dos antígenos. Tampoco puedo donar a alguien que sea O, pues su cuerpo tendría que enfrentarse a dos sustancias desconocidas y acabaría mal. Así que sólo podría donarle a otros AB. Ahora entra en juego el factor Rh. Yo no produzco la proteína, así que podría donar a alguien que sí la produjese sin que pasase nada raro. También podría donar a alguien que no. En resumen, puedo donar a gente con grupo sanguíneo AB+ o AB-.

Ahora averigüemos quién me puede donar a mí. Como tengo antígenos A y B, no tendría problema en aceptar sangre de grupo sanguíneo A, B, o AB. Tampoco O, pues recordemos, el grupo O es el que no produce ninguna. Las cosas pintan bien: puedo recibir, de momento, de todo el mundo. Si consideramos el factor Rh, las cosas empeoran bastante. Como no produzco determinada proteína, si alguien que sí la produce me donase sangre, mi cuerpo reaccionaría mal. Así que sólo puedo recibir sangre de gente que no la produzca. En resumen, puedo recibir sangre de cualquiera, siempre que tenga un factor Rh negativo: A-, B-, AB- y O-.

Hay dos casos que podríamos llamar destacables. La gente que es AB+ puede recibir sangre de cualquiera: son receptores universales. Por otro lado, la gente cuyo grupo es O- puede donar a todo el mundo: son donantes universales. Por este motivo, los O- son tan apreciados en las clínicas de donación de sangre.

Ni que decir tiene que al señor Landsteiner le dieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, en el año 1930. Dejó tras de sí un cuerpo de conocimientos de inestimable valor, habiendo salvado también un número incalculable de vidas.



Nuestro protagonista, además de estudiar los grupos sanguíneos, también descubrió el poliovirus (el agente causante de la poliomielitis). Vivió una temporada en los Países Bajos, y consiguió la nacionalidad estadounidense en 1929. Posteriormente, se dedicó a investigar en Nueva York. El día 22 de junio de 1943 sufrió un ataque al corazón, que hizo necesario su ingreso en el hospital en el que tanto había hecho por la ciencia. Murió dos días después, el 24 de junio de 1943. Siempre fue una persona enérgica, e hizo observaciones en numerosos campos del conocimiento. También era de carácter pesimista, y prefería la soledad a la compañía. Murió, según se cuenta, "pipeta en mano", entregado a su trabajo hasta donde sus fuerzas le dejaron. Hasta el año 2002, los austriacos los recordaban cada vez que tenían en sus manos un billete de mil chelines, en el cual aparecía trabajando en su laboratorio. Sin duda se podría decir mucho más de la vida de este hombre, pero bastante larga me está quedando ya la entrada. Si queréis seguir leyendo, podéis visitar los enlaces de la bibliografía para aprender más sobre su vida y sus descubrimientos.

Ya va siendo hora de acabar.

Desde que ese cazador se despeñase por una ladera rocosa, hemos aprendido, como dije al principio, un par de cosas sobre el tema. A día de hoy sabemos quién puede donar sangre a quién. Tenemos técnicas para extraer, conservar, almacenar, separar e inyectar sangre, suero, plasma, plaquetas, y prácticamente cualquier cosa. Y lo más importante, tenemos vastos sistemas de donaciones, a los que la gente acude en masa a regalar, de la forma más altruista posible, lo más personal que tiene: su sangre.

Fuente:

La última pregunta

20 de septiembre de 2013

Sabe usted... ¿Por qué nos crujen los nudillos?

Los nudillos son articulaciones, ¿qué articulaciones suelen crujir y por qué?
Las articulaciones que crujen son las que se conocen como diartrosis, que son dos huesos unidos entre sí por superficies cartilaginosas envueltas por una cápsula con una sustancia lubricante llamada fluido sinovial que reduce el desgaste por el rozamiento entre los cartílagos y huesos.

Está compuesto por nutrientes y una serie de gases disueltos como oxígeno o dióxido de carbono. 
El sonido que se produce al estirar o entrelazar los dedos se debe al líquido sinovial.

¿Por qué se debe al líquido sinovial y qué es lo que sucede?

1) Para estirar los dedos, es necesario se estira la cápsula con el líquido sinovial y que se reduzca su volumen.

2) Para que se produzca la reducción del volumen, es necesario que la presión de la disolución sea menor y, para esto, salen rápidamente los gases disueltos de la disolución en forma de burbujas.

3) Estas burbujas de gas liberado del líquido sinovial de la cápsula entre los dos huesos unidos estallan y es lo que provoca el sonido característico de crujirse los dedos.

Todavía no se conoce con exactitud como estas burbujas pueden provocar tanto sonido.
¿Por qué tenemos que esperar determinado tiempo para volver a crujirse los dedos?

Porque hay que esperar que las burbujas que se habían liberado de la disolución vuelvan a disolverse en el líquido sinovial y puedan liberarse como burbujas de nuevo.

¿Qué efectos negativos tiene el crujirse los dedos?

Crujirse los dedos se ha convertido en algo habitual y sus efectos son los siguientes:
  - Se había pensado que crujirse los dedos podría estar relacionado con artrosis, pero esta idea se ha desechado. De hecho, en el 2009 Donald L. Unger recibió el premio IG Nóbel de Medicina por haber estado durante 60 años crujiéndose los dedos de una mano y no de la otra. Al estudiar su grado de artritis en ambas manos, se observó que no tenía artritis en ninguna mano.
Es decir, parece demostrado que crujirse los dedos y la artrosis no están relacionados.
  - Lo que sí provoca es daños en las estructuras blandas de las articulaciones como los ligamentos.
  - Disminuye nuestra fuerza prensora, es decir, reduce la fuerza con la que podemos apretar la mano.
¡Intenta no crujirte los dedos!
Tomado de:

19 de agosto de 2013

¿Cúanto tiempo dura el alcohol en la sangre?

Cuando se introduce alcohol al organismo, mediante la ingesta de una bebida alcohólica, éste atraviesa el esófago, llega al estómago y luego al intestino delgado. Allí, una pequeña parte es absorbida por la membrana mucosa mientras que las paredes del intestino delgado absorben grandes cantidades de alcohol y las transfiere al torrente sanguíneo.

El alcohol tiene un gran solubilidad en el agua, por lo cual una vez en el torrente sanguíneo, se transporta por todo el cuerpo y es absorbido por los diferentes tejidos. Pero ciertas cantidades quedan en la sangre y para determinar cuáles son esas cantidades, se realiza el llamado control o test de alcoholemia, también conocido como BAC, sigla del inglés Blood Alcohol Concentration (concentración de alcohol en la sangre).

El BAC se determina mediante un porcentaje de la masa, la masa por el volumen o bien una combinación de ambos, razón por la cual las cantidades de alcohol en la sangre se expresan en porcentajes. De esta manera, apenas un 0,08% de alcohol ya puede detectarse en la sangre, así como también en el aliento o en la orina de cualquier persona que haya ingerido esta sustancia en un determinado período de tiempo. No obstante, existen factores como el sexo y el peso de una persona, la cantidad de alcohol que se ha consumido o el tiempo que ha transcurrido desde la ingesta, que pueden afectar los niveles que el control de alcoholemia va a registrar.

¿Cuánto tiempo dura el alcohol en la sangre y cómo se elimina?

El alcohol se mide en unidades, una unidad de alcohol equivale a 10 ml. del 100% de alcohol que está en unos 30 ml. de whisky o de 236 ml. de cerveza. Entonces, el cuerpo tarda una hora en quitar una unidad de alcohol de la sangre. El peso, la edad, el género, la tasa metabólica, los niveles de tensión, el tipo de alcohol ingerido, la cantidad, la cantidad de alimento ingerida antes de beber el alcohol y el estado de salud de órganos como el hígado, determinarán considerablemente si se demora más o menos tiempo para eliminar el alcohol de la sangre.

Si una persona ingiere unos 250 ml. de vino, el cuerpo necesita unas 3 horas completas para metabolizar el alcohol, unos 500 ml. de cerveza equivalen a un poco más de 2 horas y una cerveza fuerte, puede llevar el doble. Por eso, hasta 12 horas después de haber ingerido alcohol, el test de alcoholemia puede llegar a detectar rastros de alcohol en la sangre. Por supuesto, estos datos son estimativos, ya que hay muchas variantes que pueden incidir en los resultados.

Un hígado que funciona adecuadamente es capaz de metabolizar unos 10 ml. de alcohol puro por hora. Dependiendo de la cantidad de alcohol que se ha introducido en el organismo, se estima que en un lapso de 10 horas completas, el cuerpo es capaz de recuperar su estado normal, cuando la borrachera ya ha pasado y con sus distintos mecanismos, el cuerpo se limpia naturalmente.

Básicamente, el cuerpo elimina el alcohol de tres formas elementales: mediante la evaporación, la excreción o la defecación y el metabolismo propio del organismo. Cerca de un 10% del alcohol ingerido es excretado por lo riñones, mientras que apenas un 1% se elimina mediante la evaporación, es decir, mediante la respiración, el sudor y las lágrimas. Finalmente, el resto se elimina gracias al metabolismo del hígado.

Tomado de:

Culturizando 

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13 de agosto de 2013

¿Leer con poca luz daña la vista?


Gafas sobre libro
Si alguna vez lo pillaron leyendo con poca luz o con una linterna bajo las cobijas cuando ya tenía que estar dormido, probablemente le dijeron que forzar sus ojos le dañaría la vista. O quizás oyó decir que era fácil saber cuáles eran los niños estudiosos en el colegio pues los que se la pasaban con las narices en un libro tenían que usar anteojos.

La advertencia de que la gente no debe leer regularmente sin mucha iluminación es común.Pero si consulta la web, descubrirá que aparentemente es un mito.

¿Fin de la historia? No precisamente.

Cuando uno explora un poco más y revisa la evidencia científica, el cuento es más complejo.

La historia completa en:

BBC Ciencia

8 de agosto de 2013

Usain Bolt desarrolla más potencia que las primeras Harley-Davidson

Un estudio describe con parámetros físicos el desempeño sobre la pista del hombre más rápido del mundo el día que corrió los 100 metros en 9,58 segundos.

De Usain Bolt se han dicho muchas cosas, casi tantas como sus innumerables triunfos en mundiales y Juegos Olímpicos. Y en el caso de las estrellas de la velocidad, al periodismo deportivo le fascina el recurso a las fuerzas de la naturaleza: de aquel hijo del viento a rayos y huracanes con el jamaicano. Ahora, unos investigadores mexicanos nos aportan nuevos recursos para hacer comparaciones bien ancladas en la realidad física. Por ejemplo, que la potencia del plusmarquista es superior a la de las primeras motocicletas de Harley-Davidson: tres caballos de potencia.

En realidad, Bolt llega más lejos, con sus 2.619,5 vatios de potencia máxima (3,5 caballos), alcanzada cuando aún no había alcanzado la mayor velocidad de su carrera más histórica, la que le llevó a establecer el récord mundial de los 100 metros en 9,58 segundos. Los investigadores de la facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México aprovecharon las mediciones con láser de la posición del velocista en el Estadio Olímpico el 16 de agosto de 2009. Aquel día llegó a correr a 44 kilómetros por hora.

Hace unas horas, Bolt aseguraba que está “limpio”, después de varios positivos por dopaje detectados entre colegas y compatriotas. Y que sólo toma “vitaminas”, como todos los deportistas de élite. Y parece natural que lo haga, dado que tiene que luchar contra sí mismo cada vez que salta a la pista. Sus propias condiciones físicas, sus 195 centímetros de altura y 86 kilos de peso, son también su mayor lastre: tiene un coficiente de resistencia de 1,2, muy superior al del resto de las personas, según este estudio publicado en el European Journal of Physics.

Por este motivo, más del 92% de la energía generada por el atleta en su desempeño —desarrolló 81,5 kilojulios de energía en la carrera— se dedicó a hacer frente a la resistencia, mientras que sólo el 7,8% de la energía la empleó en el movimiento. “El coeficiente de resistencia destaca la extraordinaria capacidad de Bolt. Ha sido capaz de romper varios récords a pesar de no ser tan aerodinámico como un cualquier otro hombre. La enorme cantidad de esfuerzo que Bolt desarrolló en 2009, y la cantidad que fue absorbida por la fricción, es verdaderamente extraordinaria”, asegura en una nota Jorge Hernández, coautor del estudio.

“Todo esto es debido a la barrera física impuesta por las condiciones en la Tierra. “Si Bolt corriera en un planeta con una atmósfera mucho menos densa, podría alcanzar registros de proporciones fantásticas”, aventura Hernández. Además, los investigadores creen que, aunque no hubiera contado con viento a favor aquel día (+0,9 metros por segundo), también habría obtenido una marca de escándalo: 9,68 segundos.

Fuentes:

Materia 

Terra Noticias

22 de julio de 2013

¿Qué sucede si te pasas un chicle?

La leyenda urbana señala que, de tragarse entera, la goma de mascar tarda 7 años en eliminarse de nuestro organismo. ¿Creencia o realidad? En Conocer Ciencia aclaramos todas tus dudas.

2006. George W. Bush todavía estaba en la Casa Blanca. Aún no había Twitter. “Los piratas del Caribe 2” era la película más taquillera. Imagínese que se tragó un pedazo de chicle en ese entonces: según la leyenda, su cuerpo está apenas ahora terminando de digerirlo.

Cuando somos niños nos dicen que no debemos tragarnos el chicle pues nos tomará siete años digerirlo.
Hasta entonces, nos hacen creer, estará en el estómago, sin ser afectado por los procesos corporales usuales que descomponen y procesan los alimentos.

Es una afirmación que se enuncia con un tono de seguridad en los jardines escolares de muchos países.

PERO, ¿TIENE ALGUNA BASE CIENTÍFICA?

La goma de mascar consiste de una base de goma, endulzante, sabores, conservantes y suavizadores.
Los azúcares y los ingredientes para dar sabor como aceites de menta se descomponen fácilmente y son excretados rápidamente.

Lo mismo pasa con los suavizantes, como aceite vegetal o glicerina, los cuales no presentan ningún problema para el sistema digestivo.

El ingrediente que puede aguantar tanto el ácido en el estómago como las enzimas digestivas en los intestinos es la base de goma.

Tradicionalmente muchos fabricantes usaban la savia del árbol tropical chiclero, Manilkara zapota, originario del sur de México, Centro América y el Caribe.

Pero luego de que los soldados estadounidenses llevaran sus raciones de chicle a otras partes del mundo durante la Segunda Guerra Mundial, su popularidad se extendió de tal manera que los chicleros no daban abasto.

Hoy en día, la mayoría de la goma de mascar está hecha con otros polímeros naturales o sintéticos.

Cada fabricante tiene su propia receta, que busca lograr el grado perfecto de elasticidad.

¿PASA O NO?

A pesar de que la base de goma no se puede descomponer, eso no significa que se quede en Tu barriga durante siete años, Ni que se enrede en tu corazón, como otros afirman.

Si es un pedazo pequeño, eventualmente encontrará su camino por el tracto digestivo. Objetos raros como monedas viajan de un extremo a otro de nuestro cuerpo, si miden menos de 2cm de diámetro.
El chicle tiene la ventaja además de ser suave.

¿ENTONCES NUNCA?

La única manera en la que podría quedarse por siete años adentro de tu cuerpo es que se tratara de una vasta cantidad, e incluso en ese caso, síntomas como el estreñimiento harían que probablemente fuera descubierta.

Un estudio de 1998 reporta los alarmantes casos de tres niños que desarrollaron obstrucciones como resultado del hábito de tragarse este producto.

Uno era un niño de cuatro años de edad que había sufrido de estreñimiento durante dos años. Le era tan difícil ir al baño que sus padres le empezaron a ofrecer goma de mascar como un incentivo para que tratara.

Comía entre cinco y siete pedazos al día y siempre se los tragaba, en vez de sacárselos de la boca.

Tras cuatro días de suplementos de fibra, aceites y enemas que no habían surtido efecto, los doctores decidieron sedarlo y le sacaron una masa de la consistencia de los dulces de caramelo de su recto, hecha principalmente de chicle.

No pasaron siete años, pero le causaron serios problemas.

Adentro del segundo paciente, quien también tenía 4 años de edad, los doctores encontraron una masa multicolor, que resultó ser de chicle. Los doctores explicaron que la niña solía tragarse la goma de mascar rápido para que le dieran más.

El tercer caso era una niña de apenas 18 meses. Los doctores encontraron cuatro monedas pegadas con “una substancia como de cera pegajosa” en su estómago.

Las familias de las dos niñas sabían que se estaban tragando los chicles y no le daban importancia, según los autores del estudio.

Así que tragar regularmente grandes cantidades de chicle no es buena idea. Pero si ocasionalmente has comido un pedazo, no hay evidencia de que te hará daño. Y si te tragaras un pedazo hoy, no se te quedará adentro hasta las Olimpiadas de 2020.

Fuente:

El Comercio (Perú) 

Lea también:

Conozca el origen del chicle

12 de julio de 2013

Cortex: Una férula impresa en 3D que ayudará a sanar tu brazo roto

(C) Jake Evill

(C) Jake Evill

Romperse un hueso es doloroso en varios sentidos, no solo por la sensación que existe al momento de ocurrir la tragedia, sino también por tener que cargar con un bloque de yeso mientras sana nuestra herida. Si bien podemos ofrecérselo a nuestros amigos para que lo firmen, el dolor o comezón que implica tener una férula hace que nos deprimamos más durante la recuperación.

Esto motivó a Jake Evill a crear un nuevo modelo de férula impresa en 3D conocida como Cortex. Bajo el lema de “un exoesqueleto que protege al esqueleto interno” la Cortex consiste en una ligera pero resistente red de nylon que se adapta perfecto al antebrazo. El patrón de la red está relacionado con la tensión de la férula, dejando la parte de la lesión con agujeros más pequeños para que exista mejor soporte.



(C) Jake Evill

Debido a su diseño el aire circula libremente, por lo que no sufriremos de ese terrible olor que se genera con las férulas convencionales de yeso. De igual modo es resistente al agua y tan delgada y discreta que podremos ocultarla bajo la ropa, aunque siendo sinceros la Cortex luce tan bien que no tendría problema en presumirla por la calle.

De acuerdo a Evill, el doctor podría usar un software para desarrollar una férula que se adapte mejor a la lesión que tenga el paciente. Luego con ayuda de una impresora en 3D tendría solucionado el problema, aunque comparándolo con el proceso tradicional el imprimir una férula como la Cortex tarda tres horas y el proceso de ensamble entre 24 y 72 horas. Esto podría optimizarse a medida que avanza la tecnología de impresión.

Su autor espera que la férula pueda popularizarse entre la comunidad médica. A primera vista luce mucho más práctica y cómoda que las soluciones convencionales.



(C) Jake Evill

Link:

FayerWayer

7 de julio de 2013

¿Realmente comer parado da indigestión?

Parecería que cada vez hay menos tiempo para disfrutar de un buen almuerzo

Ya casi no hay esa "hora de comer", incluso en Francia, donde los tradicionales entrada, plato fuerte y postre han sido remplazados por emparedados y comida rápida.

Si uno está apurado y agarra algo rápido, la tendencia es pensar que al menos hay que sentarse a comérselo, así sea sentándose en un bus camino a la siguiente cita.

Si no, seguro que le dará indigestión.

Pero, ¿es cierto?

A veces es bueno estar de pie 

Sandwich en Hampstead Heath

¿Es siempre mejor sentarse?

Cuando uno se fija en la lista de las causas de la indigestión o dispepsia funcional, como se le llama en la literatura médica, comer parado no figura.

Tras descartar causas probables como úlceras estomacales y gastritis, el manejo de la dispepsia puede incluir cambios en el estilo de vida pero eso se refiere a comer sano, no fumar y reducir el consumo de alcohol y café. No significa sentarse cuando uno come.

De hecho, los doctores recomiendan lo opuesto, si la causa del dolor es reflujo gastroesofágico, cuando el ácido del estómago sube al esófago. En ese caso, la gravedad puede ayudar: mantenerse erguido durante y después de comer puede mantener a los jugos gástricos donde deben estar.

Por esa misma razón, a los pacientes que sufren de reflujo se les aconseja levantar la cabecera de su cama, para que duerman inclinados hacia adelante.

Pero hay un problema con comer de pie.

Devorar en vez de comer

Cuando uno está parado hace las cosas más rápido, de ahí la tendencia de algunas compañías de instalar mesas altas para que las reuniones se hagan de pie, después de que un estudio determinara que las reuniones en las que los asistentes están sentados se demoran un 34% más.

Indigestión

¿Eso le pasa por comer muy rápido?

Así que quizás el riesgo de comer sin sentarse sea la tentación de engullirse la comida a una velocidad que provoque indigestión.

Hay muy pocos estudios que comparan a gente que come rápido y despacio, en parte porque sería difícil obligar a la gente a comer a una velocidad específica todas las comidas.

Un estudio de 1994, sin embargo, incluyó preguntas sobre la velocidad al comer en una encuesta sobre hábitos alimenticios. Encontró que la velocidad en la que la gente cree que come no estaba ligada a la frecuencia con que le daba indigestión. Otro estudio hecho en 2010 llegó a la misma conclusión, pero esos dos estudios dependen de la habilidad de la gente de juzgar la velocidad con precisión y de reportarla honestamente.

El problema fue superado en una investigación hecha en Corea del Sur en la que se midió cuánto tiempo le tomaba comer a un grupo de cadetes que estaban en entrenamiento en la Academia de enfermería de las Fuerzas Armadas.

Con una vida regimentada, en la que se despertaban, comían y hacían ejercicio al mismo tiempo, eran el grupo ideal para este tipo de estudio.

La única diferencia en su rutina diaria era la velocidad con la que cada persona comía. Una vez más, si se examina el estudio en detalle, la velocidad con la que comían no parece tener ningún efecto en la digestión.

Y, ¿qué pasa con los verdaderos expertos en comer rápido, los comedores competitivos?

Abundante y raudo

Un estadounidense conocido como Pete el Furioso se gana la vida comiendo rápido y ostenta cuatro récords Guinness, el más reciente por devorarse una pizza de 12 pulgadas en 41,31 segundos.

David Cameron come parado

Al primer ministro del Reino Unido no parece preocuparle comer parado.

Otro rompe récords es el japonés Takeru Kobayashi, quien se comió 58 salchichas Bratwurst (las gordas) en 10 minutos.

Sin duda eso es lo suficientemente rápido para causar indigestión... pero aparentemente no.

El radiólogo Marc Levine, del hospital de la Universidad de Pensilvania, le tomó rayos X al estómago de un campeón luego de que se engulló 36 perros calientes en 10 minutos.

El participante quería seguir comiendo después de tragarse la salchicha #36, pero se decidió terminar el estudio por su seguridad.

No se indigestó, pero el desafortunado hombre que se prestó como voluntario para ser el sujeto de control, se sintió enfermo tras el séptimo perro caliente y tuvo que terminar.

El examen con rayos X mostró que el comedor competitivo había entrenado a su estómago a expandirse a tal punto que ya no se sentía lleno cuando comía.

Y eso nos lleva a lo que podría ser el problema de comer rápido: no es que produzca indigestión, sino que perturba al mecanismo que usualmente nos hace sentir llenos.

No obstante, incluso en este caso, la evidencia es inconsistente. Algunos estudios apuntan a que comer rápido hace que sintamos más hambre, lo que nos lleva a comer más. Pero otros muestran lo opuesto.

Así que la próxima vez que no tenga tiempo para sentarse a almorzar, no se sienta tan mal por devorarse la comida demasiado rápido: mientras no se sienta enfermo, parece que no hace daño.

Tomado de:

BBC Ciencia

29 de junio de 2013

¿Sabes cómo evolucionaron los humanos para lanzar objetos?

Lanzador

Sólo los humanos pueden lanzar objetos a gran velocidad, una capacidad que ayudó drásticamente al Homo erectus, según los científicos. 

El cuerpo de los ancestros humanos evolucionó para lanzar objetos hace unos dos millones de años, según un nuevo estudio.

Lo que permitió esa capacidad evolutiva, al parecer, fueron cambios en la anatomía de la especie extinguida Homo erectus.

Las evidencias arqueológicas muestran que la caza se hizo más intensa durante este periodo, algo que los científicos atribuyen al desarrollo de la capacidad de lanzamiento.

Según las conclusiones del estudio publicado en la revista especializada Nature, esa nueva destreza ayudó al desarrollo de los cazadores ancestrales y les permitió migrar por todo el mundo.

Sólo los humanos tienen la capacidad de lanzar un objeto con mucha rapidez.

Podemos arrojar cosas mucho más rápido que nuestro más cercano pariente animal con vida, el chimpancé, que sólo logra lanzar algo a unos 32 km/h frente a los 145 km/h que puede alcanzar un atleta profesional.

Para investigar cómo sucedió el desarrollo evolutivo de esa habilidad, los científicos tuvieron primero que entender la biomecánica del lanzamiento de hoy en día.

Movimiento rápido

Ilustración de distintos tipos de rotación humeral

Cuando se da la máxima rotación humeral (figura central) es cuando la energía elástica puede energizar el lanzamiento.

Para ello analizaron el lanzamiento de varios jóvenes jugadores de béisbol, utilizando cámaras especiales de captura de movimiento.

Y observaron que el hombro actúa como una especie de onda (también conocida como china, tirachinas o resortera) a medida que el brazo gira hacia atrás.

Los ligamentos y tendones que rodean al hombro se estiran y almacenan energía elástica, que le da potencia al lanzamiento hacia el frente.

Cuando esta energía queda en libertad genera lo que los científicos creen que es el movimiento más rápido que el cuerpo humano puede producir.

Los cambios en la anatomía de los hominini (antepasado del género Homo) que tuvieron lugar hace dos millones de años fueron los que permitieron ese almacenamiento de energía en el hombro, que resultaron en la capacidad de lanzar objetos rápidamente, y por lo tanto de cazar.

"El éxito en la caza hizo que nuestros antepasados pudieran hacerse parcialmente carnívoros, y comieran carne rica en calorías y en grasa, que mejoró drásticamente la calidad de su dieta", le dijo a la BBC el líder del estudio, Neil Roach, de la Universidad de George Washington, en Estados Unidos.
"Lo que creemos sobre la caza y el comportamiento es todavía una hipótesis"
Neil Roach

"Este cambio dietario desencadenó una transformación radical en la biología de nuestros ancestros, que les permitió desarrollar cuerpos más grandes, cerebros más grandes y tener más hijos. También generó cambios interesantes en su estructura social", explicó.

"Sobre esa época empezamos a ver los orígenes de las divisiones del trabajo, en las que algunos cazan mientras otros recolectan".

"Y probablemente también nos permitió trasladarnos a nuevos ambientes, como zonas donde no había vegetación de la que mantenernos antes de tener la habilidad de cazar", dijo el doctor Roach.

Pero puntualizó que es importante recordar que "lo que creemos sobre la caza y el comportamiento es todavía una hipótesis" y hace falta continuar investigando.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

30 de mayo de 2013

¿Cómo explicó Galeno el funcionamiento del cuerpo humano?

Galeno, el gran médico de la antigüedad, era famoso tanto por su arrogancia como por su talento.

¿Cómo explicó Galeno el funcionamiento del cuerpo humano?

Galeno, el gran médico de la antigüedad, era famoso tanto por su arrogancia como por su talento. ?Nunca me he equivocado, ni en el tratamiento ni en el pronóstico, como les ha sucedido a tantos médicos de prestigio. Si alguien quiere hacerse famoso, lo único que tiene que hacer es aceptar lo que yo ya he sido capaz de establecer.?

Galeno nació en el 129 dC en Pérgamo. Estudió medicina durante 12 años, comenzando a la edad de 16. Cuando tenía 21 años había escrito seis tratados médicos y empezado a practicar lo que se convertiría en su especialidad: la vivisección de animales.

En tiempos de Galeno, la disección de seres humanos con el fin de realizar investigaciones médicas era considerada poco ética, por lo que se vio obligado a utilizar animales para ampliar sus conocimientos de anatomía. También aprendió muchas cosas sobre el cuerpo humano y la manera de curar las heridas cuando fue nombrado médico de los gladiadores en su ciudad natal.

Odiado por los médicos

En el año 161, cuando contaba 32, Galeno se trasladó a Roma, a donde llegó precedido de una enorme fama. Aunque hizo crecer su reputación tratando con éxito a algunos pacientes dados por incurables, se enemistó con sus colegas al acusarlos de ignorancia y codicia. Pero sus pacientes, algunos de ellos muy influyentes, lo adoraban y Galeno se abrió paso entre lo más selecto de la sociedad romana.

Durante su estancia en Roma, Galeno realizó la mayoría de sus descubrimientos anatómicos. Amplió sus conocimientos diseccionando más animales, sobre todo macacos, porque creía que estaban constituidos de manera muy similar a los seres humanos. Uno de sus principales logros consistió en identificar siete pares de nervios que tenían su origen en el cerebro, y demostró sin lugar a dudas que las arterias contenían sangre, y no aire, como se había pensado durante 400 años.

Se puede diseccionar a un mono e identificar todos y cada uno de sus huesos... Para ello hay que seleccionar los monos que más se parecen a los hombres? en estos monos, que también corren y caminan sobre dos patas, encontraremos los mismos órganos que en el hombre.

Sin embargo, Galeno no siempre estuvo en lo cierto al suponer que los descubrimientos realizados diseccionando animales podían aplicarse a los seres humanos. Tampoco llegó a comprender el funcionamiento del corazón, y no advirtió que la sangre circula por todo el cuerpo. Ante todo, su doctrina médica permaneció anclada en la teoría de los humores, concebida por los médicos griegos. Pero la seguridad de Galeno y sus teorías clínicas hacían creer a muchas personas que conocía todas las respuestas.

Fluidos que causaban enfermedades

La costumbre de "leer" el carácter de un paciente para tratarlo en consecuencia quedó establecida en la "teoría de los humores". Esta teoría aceptada por los antiguos griegos sostenía que la salud física y mental estaba determinada por cuatro fluidos o humores corporales: la sangre, la flema o "mucosidad", la bilis vitelina y la bilis negra o atrabilis. La buena salud era resultado del equilibrio de estos humores: la enfermedad aparecía cuando uno de ellos se hacía predominante.

En busca del equilibrio

Una vez diagnosticada la enfermedad atendiendo a los humores, había que intentar restablecer su equilibrio. Cuando la afección de un paciente se atribuía a una complexión demasiado sanguínea, se le practicaba una sangría, mientras que a los pacientes introvertidos o irritables se les recomendaba que sudasen para eliminar la atrabilis causante de su estado de ánimo.

Pero no siempre era fácil alcanzar el equilibrio de los humores. Se creía que la flema tendía a acumularse durante el invierno frío y oscuro, produciendo resfriados y afecciones de garganta, mientras que la sangre predominaba en primavera y verano, causando vómitos y mareos. Se daba mucha importancia a la alimentación.

En el siglo II dC Galeno reforzó esta teoría, afirmando que cada uno de los cuatro humores condicionaba el temperamento de las personas.

Fuente:

Selecciones
 

22 de mayo de 2013

¿Cuánto duele volver a la Tierra tras cinco meses en el espacio?

Chris Hadfield, el astronauta tuitero que lo explica todo, cuenta los sufrimientos que padece su cuerpo tras regresar a nuestro planeta.




Mientras el cuerpo de los astronautas trata de acostumbrarse a la gravedad terrestre, estos sufren dolores de espalda y cabeza. (@Cmdr_Hadfield)

“Se siente como si hubiera jugado hockey de alto contacto”. Así describió el comandante Chris Hadfield las sensaciones que experimenta su cuerpo al tratarse de acostumbrar a la gravedad terrestre, luego de haber pasado cinco meses en la Estación Espacial internacional.

En una videoconferencia publicada en el canal de UStream de la Agencia Espacial Canadiense, Hadfield relató que siente dolores de espalda y cuello debido a que durante su estancia en el espacio, sus músculos perdieron la costumbre de sostener el peso de su cabeza.

“Justo después de aterrizar pude sentir el peso de mis labios y mi lengua… No me había dado cuenta de que había aprendido a hablar con una lengua sin peso”, agregó.

“Por ahora, todavía estoy tratando de mantenerme de pie. Tengo que sentarme en la ducha, así que no me desmayo, y no tengo callos en la planta del pie, por lo que camino como si lo hiciera sobre brasas”, agregó el astronauta, que luce bastante más avejentado que en los videos que enviaba desde la Estación Espacial Internacional.

Esto, según Hadfield, debido a que “sin la constante atracción hacia abajo de la gravedad, tu cuerpo recibe una “nueva normalidad’”. “Mi cuerpo estaba muy feliz de estar en el espacio sin gravedad”, sentenció.

Fuente:

El Comercio (Perú)

14 de mayo de 2013

¿Para qué nuestros dedos se arrugan con el agua?

Dedo arrugado

Cuando los tejidos de los dedos se contraen y tiran de la piel, generan arrugas.

Antes se pensaba que cuando nuestros dedos se arrugaban al darnos un baño, experimentaban un proceso meramente pasivo causado por la absorción de agua en los dedos.

Según esta teoría, esto hacía que la piel se hinchara y se volviera demasiado grande para los tejidos que están en su interior.

Sin embargo, investigaciones más recientes han demostrado que sucede al revés: los tejidos de los dedos se contraen y tiran de la piel, causando arrugas.

Se trata de un mecanismo activo controlado por el sistema nervioso.

El hecho de que nuestro cuerpo haga que se nos arruguen los dedos con frecuencia, lleva a pensar que existe otro motivo.

Un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de Newcastle demostró que los dedos arrugados facilitan el agarre de objetos en condiciones de humedad.

Además de ayudarles a nuestros antepasados a atrapar peces y otros animales marinos, es probable que tener los dedos arrugados les haya permitido conservar el equilibrio al pararse sobre rocas mojadas, considerando que nuestros dedos de los pies también se arrugan.

Fuente:

BBC Ciencia

6 de mayo de 2013

¿Cuántas bacterias viven en tu ombligo?

Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE UU) ha llegado a la conclusión de que existen 2.368 tipos de bacterias diferentes en el ombligo del ser humano, según un análisis genético publicado en la revista PLOS One. Se trata de los primeros resultados de Proyecto "Biodiversidad del ombligo" (http://www.wildlifeofyourbody.org/), dedicado a una zona del cuerpo que, según los investigadores es "el portal por el que nos conectábamos a nuestras madres, y el recordatorio físico de nuestro pasado evolutivo". Además de ser lugares relativamente aislados donde los microbios se mantienen "a salvo".

"Al estudiar los ombligos hemos identificado una inquietante e inmensa riqueza de vida: el ombligo medio de un ser humano hospedaba alrededor de 67 especies, y entre las 66 muestras reunidas encontramos miles de especies distintas", indicó Rob Dunn, coautor del estudio. Algunas de las bacterias identificadas resultaron ser bastante inesperadas, como una que habita también los ambientes marinos.

De todos los microbios analizados, destacaba el papel de ocho bacterias que estaban presentes en más de un 70% de las muestras tomadas, y cuya población representaba el 50% del total de las muestras.

Los autores recuerdan que, sin estos microbios, nuestro sistema inmune no funcionaría adecuadamente, por lo que su papel es fundamental para protegernos de agresiones externas.


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Muy Intertesante

4 de mayo de 2013

¿Podría un trasplante de cerebro proveer nuevos recuerdos?

Un trasplante de cerebro no es posible. No sólo porque, literalmente, hasta el momento no existe la técnica, sino porque si se le pone un cerebro al cuerpo de otra persona, lo que se estaría haciendo no es un trasplante de cuerpo, no de cerebro.

Ese cuerpo tendría sus memorias, así como su personalidad y la "persona" de ese cuerpo no existiría más.

Trasplantar partes del cerebro tampoco funcionaría, pues la memoria está distribuida a lo largo de diferentes regiones del cerebro.

Virtualmente cada parte del cerebro tiene un rol en el proceso de acumular recuerdos.

Fuente:

BBC Ciencia

1 de mayo de 2013

¿Por qué desde tierra parece que los aviones viajaran muy lentamente?


Los aviones se mueven rápido, pero lejos en nuestro campo de visión.

Nuestra mente juzga la velocidad de los objetos que pasan ante nosotros por el tiempo que tardan en cruzar nuestro campo de visión.

Los que tardan más tiempo pueden estar cerca y moverse lentamente o moverse rápido pero estar lejos.

En el caso de los aviones, nuestro cerebro comprende que la segunda interpretación es la correcta.

Fuente:

BBC Ciencia
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