¿Alguna vez piensas
en las fuerzas que controlan tu vida? ¿Si estamos a cargo de nuestro
propio destino o si solo somos ovejas, que van donde las llevan?
Pero también ha habido personas que han querido que pensemos de manera diferente, quienes teorizan sobre la física y el mundo natural para alentarnos a sentirnos más libres. Y a quienes les gustaría que usemos la física para enfrentar incluso nuestra propia mortalidad con calma.
Uno de ellos fue Tito Lucretio Caro, autor del poema "De rerum Natura" (De la naturaleza de las cosas), de 2.000 años de antigüedad, sobre la naturaleza de las cosas, cuyas teorías sobre el mundo físico siguen siendo válidas y pueden hacernos pensar de manera diferente sobre el significado de nuestras propias vidas.
Él
Sobre la vida de Lucrecio no se sabe mucho.
Sabemos que vivió entre los años 99 y 55 a.C. en el Imperio Romano y que probablemente era muy rico, pues los pobres no tenían tiempo para escribir largos poemas sobre filosofía y ciencia.
Ciertamente, era un devoto de la filosofía del pensador griego Epicuro; de hecho, "De Rerum Natura" es una reafirmación poética de los pensamientos epicúreos, valiosa pues no los tenemos registrados en ningún otro lugar.
De lo que sí tenemos conocimiento es de la época en la que vivió Lucrecio y lo que significó para su obra.
El desmoronamiento de Roma
El siglo I a.C. vio el lento colapso de la República romana. Fue un momento caótico y aterrador, cuando los líderes parecían más preocupados por competir entre sí que en unirse por la estabilidad de Roma.
El poder político y la riqueza se había ido concentrado en un número cada vez menor de familias, que usaron su influencia para obtener privilegios para ellos y sus hijos.
Los grupos de élite se preocupaban poco por la gente común, a menos de que tuvieran que comprar sus votos.
Eventualmente, este sistema condujo a la creación de milicias privadas y luego, inevitablemente, a la dictadura.
Caos, inseguridad y sangre
Al comienzo de la vida de Lucrecio, Cayo Mario el joven gobernaba Roma. Fue derrotado por Lucio Sila, cuyo gobierno fue excepcionalmente sangriento: ejecutó a cualquier persona que percibiera como "un enemigo del Estado", que era cualquiera que a él no le gustara.
Sila debilitó y desestabilizó permanentemente a Roma. Finalmente llevó a la toma de poder por parte de Julio César... y más guerra civil.
Ser ciudadano romano en ese momento era difícil y angustioso.
Para la mayoría de la gente -incluso los aristócratas- era obvio que estaban a merced de vastas fuerzas que no podían cambiar o controlar. Al igual que las bolas de billar, cada dictador a su turno los lanzaba de un lugar a otro.
Fue durante esos turbulentos años que Lucrecio tomó su pluma para escribir un poema sobre el mundo natural, las fuerzas que lo controlan y cómo podemos pensar en nuestro lugar en el Universo.
Dioses atómicos
"De Rerum Natura" es una obra épica, hermosa y persuasiva.
Comienza hablando de los átomos.
Lucrecio, al igual que Epicuro, siguió la tradición griega al creer que el Universo está compuesto de pequeñas partículas indivisibles.
"De Rerum Natura" nos pide que consideremos que todo lo que realmente existe en el Universo son estos átomos y el vacío entre ellos.
Los átomos son indestructibles, el número de átomos en el Universo es infinito y también lo es el vacío en el que se mueven los átomos.
Hasta ahí, suena algo seco, ¿no?
Pero lo que Lucrecio estaba diciendo era revolucionario entonces, y aún tiene el poder de sorprender.
Decía que no hay fuerzas sobrenaturales que controlan nuestras vidas, que no somos títeres del Destino, que de haber dioses, estos están hechos de átomos como todo lo demás. Que no había nada más.
O como dice Lucrecio:
"Enseño grandes verdades y me propongo desatar
La mente de las estrechas restricciones de la religión, y escribo
De un tema tan oscuro en una poesía tan brillante"
Eso era muy radical... lo sigue siendo en algunos casos.
El propósito declarado de "De Rerum Natura" es argumentar -¡en verso!- que los seres humanos no deben temerle a los dioses, ni a nada.
Del átomo a la muerte
Para explicar sus principios atómicos, Lucrecio utiliza metáforas coloridas y fascinantes, como esta descripción del movimiento de átomos conglomerados en un objeto:
"Un rebaño de ovejas lanudas sobre un cultivo en una ladera...
Cuando lo vemos desde lejos, la distancia nubla la escena
Hasta que es solo un parche de blanco en un campo de verde"
Y después pasa de la discusión sobre los átomos y el infinito del espacio a argumentar que así como no le tememos a la nada que vino antes de nacer, no debemos temerle a la nada después de la muerte.
Ese fue un argumento poderoso en un momento en que los dictadores repartían la muerte indiscriminadamente.
El artículo completo en: BBC Mundo