La cronología del censo de Publio Sulpicio Quirino, es mencionada por
Flavio Josefo en Antigüedades de los judíos XVIII 1,1, y lo sitúa en los
años 6 de nuestra era tras el destierro de Arquelao por Augusto. El
censo tenía una finalidad puramente fiscal / tributaria. He aquí el
texto:
“Entonces Quirinio (Cirenio), senador romano, que había tenido
varias magistraturas y que había llegado a cónsul fue enviado por el
César (Augusto) a Siria como juez de esta nación y para hacer una
estimación de sus riquezas. Con él fue también Coponio, varón del orden
ecuestre, para que se hiciera cargo del poder romano sobre los judíos.
Quirinio en persona se presentó en Judea, que formaba entonces parte de
la provincia de Siria para hacer esa estimación de la riqueza de la
nación y para disponer de los dineros de Arquelao. Al principio los
judíos llevaron muy a mal este censo. Pero finalmente dejaron de lado
cualquier tipo de oposición ya que fueron persuadidos por las palabras
de Joazar, hijo de Beeto, que era el sumo sacerdote. Así que convencidos
por esas palabras dieron cuenta de sus haberes sin mostrar ulterior
oposición”.
Como es sabido, este censo supuso una revuelta armada (¡no en
Judea, sino en la nacionalista Galilea!) dirigida por Judas de Gamala
(denominado también probablemente Judas el Galileo y el fariseo Sadoc).
Esta revuelta fu aplastada por Coponio y costó mucha sangre. En mi
novela, junto con J. L. Corral, “El trono maldito” (Planeta 2014)
aparece este episodio novelado, pero siguiendo muy al pie de la letra lo
que se puede saber por la historia.
El texto de Lucas es el siguiente:
“1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto
ordenando que se empadronase todo el mundo. 2 Este primer
empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3 Iban
todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4 Subió también José desde
Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se
llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5 para
empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.”
Las dificultades de que este censo fuera a) universal y b) que
estuviera dispuesto por tribus (es decir, que los pertenecientes a una
estirpe o tribu debiera ir a censarse no donde vivía habitualmente, sino
en el lugar de origen de su familia, son muy grandes.
1. La historia antigua no registra censo universal alguno ordenado
por Augusto durante su reinado. Aparte del texto de Lucas, los antiguos
anales del Imperio Romano no han conservado ninguna noticia de un censo
universal durante el principado de Augusto, lo cual hace muy improbable
que hubiera ocurrido. Es sumamente extraño que ninguna fuente histórica
de la antigua Roma imperial de la época, y son bastantes, se haya hecho
eco de un aconteci¬miento tan importante como debió de ser un
empadronamiento general de todo el Imperio, que hubiera movido a
millones de personas. Autores cristianos muy tardíos, como Casiodoro
(siglo VI), Isidoro de Sevilla (siglo VII), y un diccionario bizantino
llamado la “Suda” (siglo X), en la voz “censo”, dan sin embargo
testimonio de ese censo imperial e universal. Pero lo más probable es
que tales autores hayan tomado la noticia ¡del propio evangelista Lucas!
Por consiguiente, su testimonio no tiene valor independiente.
2. La segunda dificultad: es inverosímil que en Israel pudiera
llevarse a cabo un censo imperial durante el reinado de Herodes.
Entonces habría habido dos censos, uno en tiempos de Herodes el Grande y
otro después del desierro de Arquelao: Flavio Josefo presenta, tanto
en sus Antigüedades de los judíos (XVII 355; XVIII 1-2.26.102) como en
su Guerra de los judíos VII 253), el censo de Quirino como algo nuevo y
sin precedentes.
Lucas afirma sin duda alguna que este censo ocurrió siendo
gobernador de Siria Quirino y que a la vez eran los tiempos del rey
Herodes el Grande. Ahora bien, esta situación resulta inverosímil. ¿Cómo
iba a permitir este monarca soberano que un legado de Augusto hiciera
un censo en su territorio? Tal posibilidad iba en contra de los derechos
de un rey “socio y amigo del pueblo romano”, según las normas del
Imperio.
Respecto a Quirinio: fue legado de Siria entre Volusio Saturnino y
Cecilio Crético (por tanto en los años 6/7). Algunos investigadores
–movidos por el deseo de no dejar en mal lugar al evangelista Lucas e
intentar compaginar los datos de este con los de Flavio Josefo– se
preguntan si pudo haber sido Quirinio dos veces legado de Siria y haber
hecho dos censos
Pero esto que es teóricamente posible (aunque solo para Judea; de
ningún modo para un censo universal) resulta de hecho de muy poca ayuda
para la concordancia entre Lucas y Josefo ya que, en todo caso solo
Quirinio solo pudo ser legado de Siria por vez primera en los años 3/2
a.C. (ya que es el único año del que no nos consta el nombre del legado
de Siria. Luego, ¡¡no en tiempos de Herodes el Grande, que había muerto
en el año 4 a.C.!!
Mi juicio sobre Lucas es que actúa en este pasaje como hagiógrafo y
no como historiador concienzudo que controla todos sus datos. Y como
hagiógrafo en ese momento está en el plano de la leyenda, no en el
histórico. Casi seguro que Lucas se equivocó en la fecha del censo de
Quirinio.
3ª dificultad: un censo romano no hubiera obligado a José a
trasladarse a Belén. Además, su esposa no habría tenido necesidad alguna
de acompañarlo. La razón ofrecida por el evangelista Lucas, la
necesidad de que José se trasladara a Belén, al lugar de donde
procedía la familia, es también inverosímil. Porque, como hemos dicho
ya, un empadronamiento tenía motivos fundamental¬mente impositivos, de
pagos fiscales a la hacienda imperial. Cada uno debía censarse y pagar
sus tasas allí precisamente donde residía, no en donde era oriunda su
familia. Los romanos no hacían censos tribales.
Además, María no era davídida, sino aarónida, si era pariente de
Isabel (Lucas: José no era su padre biológico; y ella, María, era
aarónida. Véase Lc 1,5: “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un
sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer
descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel”.
O Flavio Josefo se equivoca o se equivoca Lucas: el lector debe escoger…
Por otro lado, Lucas es además inexacto con el sacerdocio de Anás:
ni lo era en el año 29 (= año 15 de Tiberio), pues fue sumo sacerdote
del 6-15… ni tampoco lo era con Caifás, sino simplemente su suegro
influyente (Caifás fue sumo sacerdote del 18 al 36 d.C.). No era posible
un sumo sacerdocio oficiado por dos sumos sacerdotes a la vez. Por
tanto la formulación lucana es inexacta y no cuadra con las fechas del
sumo sacerdocio de Anás.
En conclusión, Lucas como hagiógrafo solo sabe más o menos que
Jesús nació en tiempos de Herodes y a partir de ahí fabula.
Además, los primeros cristianos no tuvieron interés… así que las
leyendas debieron de formarse más bien tardíamente. Según el historiador
judíos de los siglos XIX-XX Salomo Reinach y Ch Guignebert (que lo cita
en su obra “Jesús”, hubo cristianos que tomaron al pie de la letra el
texto de Jn 8,57 (véase la postal del día anterior: “Aún no tienes
cincuenta años… y ya has visto a Abrahán…”) y pusieron la muerte de
Jesús en tiempos de Claudio (entre el 41 y el 54)!. Otros, en tiempos de
Nerón hacia el 58. Otros situaron el nacimiento en el año 9 ( después
de Arquelao!!!), y otros pensaron que la crucifixión fue muy pronto,
hacia el 21 (cuando aún no gobernaba Poncio Pilato en Judea, que comenzó
en el 26!!!). Es decir, tenemos aquí otras fabulaciones cristianas
primitivas que tampoco hacen caso de la cronología de Lucas o la
interpretan muy a su manera.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Tomado de:
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