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6 de septiembre de 2016

David Perkins: «Es posible aprender a pensar mejor con estrategias sencillas»

David Perkins, Profesor de Educación en Harvard, propone que los colegios enseñen a pensar como si fuera una asignatura más.


«Debería advertirte sobre algo. Tengo la mala costumbre de pensar en las preguntas antes de responder». La advertencia que, en tono distendido, formula David Perkins, profesor senior de educación en Harvard y experto en aprendizaje, comprensión y creatividad, suena a guiño divertido a su área de especialización. Durante la charla, que transcurrió durante el reciente congreso ICOT de pensamiento e innovación, celebrado en Bilbao, son varios los momentos en los que, por sus meditaciones silenciosas, queda claro que no bromeaba.

El filósofo Robert Swartz asegura que el 90% de la gente no piensa bien. ¿Está de acuerdo?
–Es difícil calcular un porcentaje. No hay dudas de que la gente tiene muchos pensamientos buenos y muchos no tan buenos. Hay un amplio espacio en la vida para ir en direcciones erróneas: decisiones personales, posiciones políticas, relaciones humanas. La realidad es que el mundo es un lugar complejo. Si miras cómo razona la gente sobre distintos temas, a menudo no lo hacen muy bien. Están muy escorados, les falta perspectiva, una mirada más profunda para pensar en sucesos dentro de 20 años o que afecten a la próxima generación. ¿90%? Por qué no. No hay forma de dar una cifra exacta.

–¿Por qué no pensamos mejor?
–Tenemos que recordar que en muchas situaciones somos muy buenos pensadores. Donde tenemos mucho conocimiento podemos pensar muy bien. Al mismo tiempo,pensar es cognitivamente costoso. Requiere tiempo, tenemos una capacidad limitada. Los pensamientos del día a día suelen estar llenos de atajos. Funcionan bien el 90% del tiempo pero nos parecen correctos el 99%. Tendemos a quedarnos atrapados en ese 9% restante.

Usted propone "hackear" nuestras mentes para pensar mejor.
–Podemos «hackear» nuestras mentes con estrategias sencillas que mejoran las capacidades que ya tenemos. Es fácil para la gente aprender a «hackear»: mirar el otro lado de un asunto, contemplar otras opciones, pensar a largo plazo. Reglas muy simples que redirigen nuestro pensamiento hacia áreas que podíamos haber pasado por alto.

¿Por qué no lo hacemos más a menudo?
–Requiere energía, no podemos hacerlo todo el tiempo. A veces estamos bloqueados por prejuicios y por nuestro egocentrismo. A veces nos estancamos en algo porque es atractivoy no queremos ver más allá, y apostamos por lo bajo: «No importa, aunque cometa un error qué diferencia va a suponer». El truco consiste en decidir mejor dónde invertir más pensamiento y esfuerzo. Ahí es donde debes ser más inteligente.

El artículo completo en:

ABC (España)

29 de junio de 2013

¿Sabes cómo evolucionaron los humanos para lanzar objetos?

Lanzador

Sólo los humanos pueden lanzar objetos a gran velocidad, una capacidad que ayudó drásticamente al Homo erectus, según los científicos. 

El cuerpo de los ancestros humanos evolucionó para lanzar objetos hace unos dos millones de años, según un nuevo estudio.

Lo que permitió esa capacidad evolutiva, al parecer, fueron cambios en la anatomía de la especie extinguida Homo erectus.

Las evidencias arqueológicas muestran que la caza se hizo más intensa durante este periodo, algo que los científicos atribuyen al desarrollo de la capacidad de lanzamiento.

Según las conclusiones del estudio publicado en la revista especializada Nature, esa nueva destreza ayudó al desarrollo de los cazadores ancestrales y les permitió migrar por todo el mundo.

Sólo los humanos tienen la capacidad de lanzar un objeto con mucha rapidez.

Podemos arrojar cosas mucho más rápido que nuestro más cercano pariente animal con vida, el chimpancé, que sólo logra lanzar algo a unos 32 km/h frente a los 145 km/h que puede alcanzar un atleta profesional.

Para investigar cómo sucedió el desarrollo evolutivo de esa habilidad, los científicos tuvieron primero que entender la biomecánica del lanzamiento de hoy en día.

Movimiento rápido

Ilustración de distintos tipos de rotación humeral

Cuando se da la máxima rotación humeral (figura central) es cuando la energía elástica puede energizar el lanzamiento.

Para ello analizaron el lanzamiento de varios jóvenes jugadores de béisbol, utilizando cámaras especiales de captura de movimiento.

Y observaron que el hombro actúa como una especie de onda (también conocida como china, tirachinas o resortera) a medida que el brazo gira hacia atrás.

Los ligamentos y tendones que rodean al hombro se estiran y almacenan energía elástica, que le da potencia al lanzamiento hacia el frente.

Cuando esta energía queda en libertad genera lo que los científicos creen que es el movimiento más rápido que el cuerpo humano puede producir.

Los cambios en la anatomía de los hominini (antepasado del género Homo) que tuvieron lugar hace dos millones de años fueron los que permitieron ese almacenamiento de energía en el hombro, que resultaron en la capacidad de lanzar objetos rápidamente, y por lo tanto de cazar.

"El éxito en la caza hizo que nuestros antepasados pudieran hacerse parcialmente carnívoros, y comieran carne rica en calorías y en grasa, que mejoró drásticamente la calidad de su dieta", le dijo a la BBC el líder del estudio, Neil Roach, de la Universidad de George Washington, en Estados Unidos.
"Lo que creemos sobre la caza y el comportamiento es todavía una hipótesis"
Neil Roach

"Este cambio dietario desencadenó una transformación radical en la biología de nuestros ancestros, que les permitió desarrollar cuerpos más grandes, cerebros más grandes y tener más hijos. También generó cambios interesantes en su estructura social", explicó.

"Sobre esa época empezamos a ver los orígenes de las divisiones del trabajo, en las que algunos cazan mientras otros recolectan".

"Y probablemente también nos permitió trasladarnos a nuevos ambientes, como zonas donde no había vegetación de la que mantenernos antes de tener la habilidad de cazar", dijo el doctor Roach.

Pero puntualizó que es importante recordar que "lo que creemos sobre la caza y el comportamiento es todavía una hipótesis" y hace falta continuar investigando.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

7 de abril de 2013

Teoría del caos, Relatividad y Mecánica Cuántica

Introducción
  1. Materialismo dialéctico: el método del marxismo.
  2. El contexto del surgimiento del método marxista.
  3. Engels y el método del marxismo.
    ¿Qué hay detrás del intento de separación entre el método del marxismo y el marxismo?
I. Movimiento, materia y teoría del conocimiento
  1. Movimiento único absoluto en la naturaleza.
  2. Consideraciones sobre el concepto de materia y teoría del conocimiento.
II. La teoría de la relatividad y el materialismo dialéctico

Introducción.

  1. Teoría especial de la relatividad (unidad dialéctica materia y energía).
  2. Teoría general de la relatividad (unidad dialéctica materia, espacio y tiempo).
  3. Teoría de la relatividad. ¿Materialismo o idealismo?
III. Teoría del caos y materialismo dialéctico

Introducción.

  1. Teoría del caos: susceptibilidad a las condiciones iniciales. Necesidad y accidente.
  2. El caos que nace del orden: Atractores extraños.
  3. El orden del caos: Fractalidad (atractores extraños).
  4. El orden que nace del caos: Ventanas de orden.
  5. La creatividad del caos: La objetividad progresiva del tiempo.
IV. Mecánica cuántica y dialéctica

Introducción.

  1. Mecánica cuántica estándar
    1. Los saltos cuánticos o saltos dialécticos en la mecánica cuántica.
    2. El campo magnético y el espectro electromagnético: unidad y lucha de contrarios y negación de la negación.
    3. Dualidad onda partícula o unidad de contrarios.
    4. El ‘Principio de incertidumbre’.
  2. Física cuántica relativista
    1. Unidad y lucha de contrarios, negación de la negación y saltos cualitativos.
    2. Materia y antimateria, unidad de contrarios.
    3. Las partículas elementales y el desarrollo del universo: unidad dialéctica de lo finito y lo infinito.
Conclusiones
  1. A. Los saltos cualitativos.
  2. B. Unidad y lucha de contrarios.
  3. C. Negación de la negación.


INTRODUCCIÓN

El mundo, unidad de todo, no ha sido creado por ningún Dios, ni por ningún hombre, sino que ha sido, es y será un fuego eternamente vivo que se enciende y se apaga según leyes
Heráclito, 530-470 a.C.


Lea el artículo completo en:

Dialéctica en el Caos, Fractales y Razón Dorada


Tres de las más grandes revoluciones científicas del siglo XX –la Teoría de la relatividad, la física cuántica y la teoría del Caos- han fortalecido, cada una a su manera, la concepción filosófica de la naturaleza sostenida por Engels en su obra Dialéctica de la naturaleza. Se trata de la concepción del mundo con la cual Marx realizó el estudio más serio acerca de la dinámica del capitalismo. El materialismo dialéctico no es sólo un método de análisis para estudiar al capitalismo, sino, como señalaba Engels, una concepción general del mundo: la naturaleza, el pensamiento y la sociedad que encuentra sus raíces en el maravilloso pensamiento del antiguo filósofo griego Heráclito y en el método dialéctico de Hegel.
 
En Razón y revolución Ted Grant y Alan Woods han puesto al día la obra de Engels, en mi texto “El materialismo dialéctico y la ciencia”, siguiendo la estela dejada por Ted Grant y Alan Woods, he tratado de mostrar cómo estas revoluciones científicas muestran un universo en constante cambio y movimiento, a través de contradicciones y con un desarrollo de complejidad creciente. En este texto pretendo concentrarme en la teoría del Caos, los fractales y el llamado “número dorado”; temas todos vinculados y que, además de interesantes y apasionantes, muestran la estructura contradictoria de la naturaleza y -especialmente el número áureo-  parecen señalar la auto-organización de la naturaleza y la estructura subyacente espiral oculta en muchas estructuras (incluidas las fractales). Para ilustrar el texto me he auxiliado - además de literatura de divulgación científica- de imágenes, ilustraciones y videos obtenidos del internet a las cuales les debo el lado gráfico de este trabajo. Espero que el tema resulte tan interesante para el lector como lo es para mí.

Teoría del Caos

La Teoría del Caos -desarrollada en los años sesenta en los trabajos de los científicos soviéticos A. Kolmogorov, V. Arnold; S. Smale y E. Lorenz en EUA; D. Ruelle y R, Thom en Francia-señala que la dinámica de los fenómenos complejos –fenómenos que involucran más de tres variables- no se pueden describir y entender con la matemática euclidiana (es decir, con reglas, escuadras y compases), ni con la mecánica de Newton. Fenómenos como el movimiento pendular, el flujo turbulento, la dinámica del mundo subatómico, los ruidos de fondo, el goteo azaroso en la bañera, etc. son fenómenos que combinan el caos y el orden; son impredecibles pero, al mismo tiempo están determinados. El “azar” y el orden están dialécticamente vinculados. Esta maravillosa teoría nos enseña que el movimiento lineal y predecible se transforma más allá de cierto punto en un movimiento caótico e impredecible y que, si bien, es imposible determinar el comportamiento de cada partícula que conforma el movimiento caótico, es perfectamente posible predecir la estructura subyacente del Caos como un sistema. Pero esto no es todo: el Caos hace posible el surgimiento de nuevos órdenes lineales que expresan una nueva etapa del desarrollo. Se trata del replanteamiento inconsciente en términos de la ciencia moderna de una concepción dialéctica del mundo. Tenemos en esta teoría todas las llamadas “leyes de la dialéctica”: Unidad y lucha de contrarios, paso de lo cuantitativo a cualitativo y viceversa, y negación de la negación.

Ejemplifiquemos concretamente esta idea con el asombroso patrón de desarrollo –“Diagrama de bifurcación”-descubierto por R. May en la década de los setentas en la dinámica de población de algunos animales, insectos y bacterias.  R. May encontró que cuando algunos crustáceos tenían una tasa de reproducción menor a 0.6 la población desaparece al cabo de pocos años; en este caso la tasa es menor a la capacidad de la especie para compensar los especímenes que mueren. Cuando la tasa de población es superior a 0.6 y hasta una tasa de 2.7, la población aumenta progresivamente quedando estabilizada en una cantidad determinada. Estamos ante el comportamiento de un patrón perfectamente predecible y lineal. Pero con una tasa de crecimiento mayor a 3 el patrón lineal se bifurca en dos cifras que se alternan cada año; para una tasa mayor a 3.45 la tasa población se bifurca en 4 cifras que se alternan; en 3.569 la tasa vuelve a bifurcarse en ocho cifras, en 3.56 tenemos 16 cifras y así sucesivamente con cada pequeño digito que alteremos. En este punto nos encontramos al borde del Caos, la dinámica es tan inestable que cualquier pequeño cambio provocará un salto de estado. Lorenz se refirió al pequeño cambio que provoca el caos como “El efecto mariposa”. En dialéctica se le llama transición de cantidad a calidad. Así en 3.56999 entramos en una fase caótica de la dinámica poblacional: ya es imposible determinar un número exacto para la población la cual varía caóticamente dentro de cifras en un rango que la vez está determinado. Abajo la gráfica que representa esta fascinante dinámica.



En esta gráfica podemos observar que dentro del periodo caótico del desarrollo podemos encontrar pequeñas franjas blancas que son “ventanas de orden dentro del Caos”, es decir, tasas en donde la dinámica de población vuelve a ser lineal y ordenada describiendo en pequeña escala el patrón ya descrito: se estabiliza, se bifurca y que se vuelve a bifurcar hasta dar lugar a un nuevo caos. El orden genera caos, el caos tiene un orden y genera nuevos órdenes.

Este, por supuesto, no es el único patrón que describe el paso del orden al caos. Las formas obedecen al tipo de dinámica estudiada, así se conocen transiciones “casi periódicas”, “cascadas subarmónicas”, “intermitencias”, etc. Estos patrones no son exclusivos de la dinámica poblacional. Se han encontrado patrones equivalentes en los ritmos cardiacos cuando se vuelven inestables en las arritmias y caóticos en los ataques cardiacos; los estados mentales, el patrón del encefalograma parece ser más caótico y fractal mientras la persona está más alerta. ¡La consciencia humana sería imposible sin el caos y la contradicción! Es posible que esta dinámica se manifieste también en los ciclos económicos que pasan de estables a inestables durante las crisis capitalistas. Ya Marx había señalado que la dinámica del capitalismo no es lineal, es contradictoria y está llena de inestabilidades y caos intrínseco.

La dialéctica de los fractales

Hemos señalado que el Caos tiene un orden que depende del sistema caótico de que se trate. Hemos observado, en el caso de la dinámica poblacional, que en el caos se encuentran ventanas de orden que repiten la estructura inicial en pequeña escala. Esas pequeñas ventanas de orden dentro del caos pueden ampliarse cuantas veces se quiera encontrando los mismo patrones una y otra vez. El caos tiene una estructura fractal: una estructura geométrica no lineal autosimilar; repite la misma estructura a cualquier escala que la miremos. El orden del caos se puede representar por fractales, estructuras contradictorias, son un verdadero asalto a la lógica formal, verdaderos “monstruos matemáticos”. Para explicar hasta que punto estas estructuras son dialécticas veamos algunos de los fractales más famosos y conocidos.

En 1828 el botánico ingles Robert Brown describió en curioso movimiento en zigzag que se conoce en la actualidad como “movimiento browniano”. Una partícula de polen suspendida en agua o en polvo  suspendido en el aire (suspensión coloidal) describe este asombroso movimiento irregular. Si trazamos los puntos por los que pasa una mota de polvo por el espacio en un momento determinado (1 minuto por ejemplo) y unimos los puntos de manera imaginaria, obtendremos una estructura en zigzag como la de la imagen de abajo. Si nos preguntamos qué paso entre el punto 1 y 2 representado en nuestro dibujo por una recta, trazando el movimiento con puntos en un inérvalo de tiempo más corto (por ejemplo 1 segundo) obtendremos, en ese nuevo intervalo, otra estructura en zigzag similar a la antes mencionada. El fenómeno se repite hasta el infinito para tiempos más cortos. Se trata de un fractal porque la estructura se repite en diversos intervalos de tiempo. El movimiento browniano nos obliga a aceptar que la mota de polvo está en un tiempo finito en infinitos puntos. ¡Un movimiento infinito en un tiempo finito! Este tipo de contradicciones ya habían sido expresadas en las paradojas de Zenón, solo que Zenón las exponía para demostrar que el movimiento es contradictorio y, por tanto, no debía existir como señalaba su maestro Parménides (precursor de la lógica formal). La única manera de resolver las contradicciones de Zenón es aceptando la contradicción misma.



Otro de los fractales más antiguos y “sencillos” es el ideado y, al mismo tiempo, descubierto por Cantor en 1883. Se trata de un monstruo matemático que ni el mismo Cantor creía que pudiera existir: se trata de una estructura autosimilar (fractal) que tiene infinitos puntos pero cuya longitud tiende a cero. Es difícil concebir algo así. En la escuela nos enseñaron que la recta se define como la suma de los puntos, la lógica formal nos señala que mientras una línea contenga más puntos su longitud será mayor. Se dice que el polvo de Cantor es más que una colección de puntos pero menos que una línea. Por un lado Cantor compuso este fractal, pero al mismo tiempo, estaba descubriendo, sin saberlo, la estructura fractal de fenómenos como los finísimos anillos de Saturno, las fluctuaciones del precio del algodón, hasta las variaciones del nivel del río Nilo durante los últimos dos mil años1.


Posteriormente el matemático sueco H. Koch construyó en 1904 una curva infinitamente irregular conocida como “curva de Koch”. La estructura es asombrosa porque es finita (por ejemplo cabe en una hoja de papel) pero es infinita al mismo tiempo. Si intentamos medir el perímetro de esta curva encontraremos una cifra aproximada; pero si observamos con lupa observaremos irregularidades o protuberancias que no habíamos medido, utilizando un instrumento de medición más fino obtendremos una nueva aproximación y así, hasta el infinito. La dimensión de esta curva es fraccional (dimensión Hausdorff), lo que quiere decir que se aproxima a un número sin llegar nunca a él. La curva de Koch está lejos de ser una simple curiosidad para entretenerse de la misma forma en que los niños ocupan el tiempo hurgando su nariz. El perímetro de nubes, continentes, grietas, fallas, la membrana celular, la membrana nasal, etc. son tan irregulares y contradictorios como la increíble curva de Koch.


La “empaquetadura de Sierpinski” descrita por el matemático polaco Waclaw Sierpinski en 1916, por ejemplo, es un triángulo equilátero infinitamente agujereado con espacios en blanco -en forma de triángulo invertido inserto- en el triángulo negro inicial; se repite, sucesivamente, el proceso de “agujereado” con los 4 triángulos negros que resultan en cada operación. El resultado es una estructura cuya suma de los perímetros de los triángulos negros es infinito, mientras que su área tiende a cero. Nuevamente se desafía a la lógica formal puesto que en la matemática euclidiana el área aumenta en proporción al perímetro. Aquí tenemos lo contrario.  A este tipo de área se le conoce como área Sierpinski.


La versión tridimensional de este monstruo es la “esponja de Menger” pirámide infinitamente agujereada con espacios  piramidales. Fue compuesta por el matemático vienés Karl Menger en 1926, cuando investigaba la “dimensión topológica” (matemática no euclidiana). El área superficial de la pirámide es infinita mientras que el volumen tiende a cero. El cerebro tiene volumen “Menger”, la Torre Eiffel es una versión tosca del mismo fractal. Los átomos, por ejemplo, parecen estar al borde de la no existencia y, al mismo tiempo, son uno de los niveles básicos de la existencia. De acuerdo a los maravillosos programas sobre ciencia de Enrique Ganem, para imaginar la evanescente existencia del átomo podemos hacer la siguiente representación mental: si el átomo de hidrógeno fuera del tamaño de la Ciudad de México el núcleo de protones sería del tamaño aproximado de la plancha del Zócalo, los protones serían del tamaño de un bolón de Básquet Bol; y el electrón sería del tamaño del punto de una “i” situada a las afueras de la Ciudad, protón que está y no está: se mueve a kilómetro y medio por segundo dentro de su nivel de energía en un movimiento azaroso pero determinado por la constante Plank. Así de contradictoria es la dialéctica entre el ser y no ser.


Observemos un fascinante viaje al interior de una esponja de Menger. Se entiende por qué se usan las dimensiones fractales para los efectos especiales de las películas de Hollywood.

Durante mucho tiempo los fractales no fueron considerados más que como “casos patológicos” o curiosidades sin interés; no fue sino hasta el desarrollo de los procesadores en los años sesenta y setenta que los científicos pudieron construir estructuras que implicaban una sucesión infinita de operaciones matemáticas encontrando, con ello, patrones fractales asombrosos. Terminemos la exposición de fractales con el que generó, a finales de los años setenta, Benoit Mandelbrot, ingeniero de la IBM, estudiando las propiedades de los Conjuntos de Julia; se trata de uno de los fractales más asombrosos conocidos. El fractal de Mandelbrot es un fractal mucho más complejo que los fractales “lineales” que se repiten a sí mismos hasta el infinito. Se trata de un fractal irregular porque las estructuras infinitas que contiene se repiten hasta cierto punto y dan origen a nuevas estructuras y patrones infinitos que, al mismo tiempo, siguen conteniendo de forma subordinada, en alguna de sus infinitas protuberancias, al fractal original. En dialéctica a esto se le conoce como “negación de la negación”.


Lea el artículo completo en:

Lucha de Clases

24 de octubre de 2010

Imágenes violentas vuelven más agresivos a los adolescentes

Mirar repetidamente escenas de violencia en películas, televisión o videojuegos puede hacer que los adolescentes se comporten más agresivamente, afirma un nuevo estudio.

En Conocer Ciencia estamos convencidos que todos los medios de comunicación (prensa, cine, radio, televisión, música y entretenimiento) cumplen también un rol importante en la generación de conductas agresivas. Y ahora ¿quiénes controlan la industria d elos medios de comunicación y de entretenimiento? Respuesta: las grandes corporaciones. Por tanto no sería nada descabelado pensar que el objetivo final de as grandes empresas es fomentar actitudes individualistas y egoístas, materialistas y consumistas, violentas y agresivas, obesa y sedentaria. Si a todo esto le sumamos la descomposición social que viven las sociedades inmersas en un mar neoliberal (sin perspectivas humanas y con una alta tasa de competitividad para las escasas oportunidades), tenemos la ecuación perfecta para crear una generación perdida y con diversas adicciones.

¿La salida, por favor? A corto plazo la familia se constituye en el único, y poderoso, pilar para contrarrestar toda la anti escala de valores con la que la sociedad nos bombardea de manera permanente; aunque esto es sólo un paliativo. La solución definitiva, y a largo plazo, será la destrucción de esta sociedad decadente y, sobre los escombros, la construcción de una nueva sociedad: libre, justa e igualitaria. Lea y reflexione:


Imagen del videojuego Medal of Honor (EA Games)

Desde hace años se debaten los efectos de las imágenes violentas en los adolescentes.

La investigación de los Institutos Naciones de Salud con 22 jóvenes de entre 14 y 17 años, a quienes se mostraron varios fragmentos violentos, mostró que estas escenas parecen insensibilizar la respuesta del cerebro.

Según el doctor Jodan Grafman, quien dirigió el estudio, esto parece hacer a la agresión “más aceptable” para los adolescentes.

Los efectos de las imágenes violentas en los niños y jóvenes es un tema que ha sido debatido desde los primeros días de la televisión.

Más recientemente, el debate se ha ampliado para incluir a los juegos de video.

Los estudios, sin embargo, no han podido ponerse de acuerdo en cuál es el impacto de la exposición a la violencia y hasta ahora han mostrado resultados contradictorios.

Algunas investigaciones han revelado que esta exposición parece tener un efecto en la forma como el cerebro procesa las respuestas emocionales.

Sin embargo, no es claro si esto puede tener un impacto directo en la conducta del individuo.

Medición de violencia

La nueva investigación, publicada en Social Cognitive & Affective Neuroscience (Neurociencia Social Cognitiva y Afectiva) involucró una recopilación de 60 escenas violentas de video, la mayoría de las cuales mostraba pleitos callejeros y peleas a puños.

David Buckingham, Centro para el Estudio de los Niños, Jóvenes y Medios de Comunicación

La violencia fue clasificada como “baja”, “leve” o “moderada” y no había escenas de violencia “extrema”.

Los científicos midieron de diversas formas la respuesta de los niños mientras miraban los fragmentos.

Se les pidió que calificaran si creían que cada fragmento era menos o más agresivo que el que lo había precedido.

Al mismo tiempo, fueron sometidos a un escáner cerebral utilizando imágenes de resonancia magnética funcional, las cuales mostraban en tiempo real qué áreas del cerebro se activaban.

Además, se colocaron electrodos en los dedos de los participantes para detectar el incremento en el sudor, una señal de respuesta emocional.

Los resultados mostraron que entre más tiempo miraban los videos los jóvenes, particularmente los leves o moderados, menos respondían a la violencia que mostraban.

En particular, un área del cerebro conocida como la corteza lateral orbitofrontal, que se cree está involucrada en el procesamiento de emociones, mostró menos actividad con cada fragmento de video a medida que pasaba el tiempo.

Problema social

El doctor Grafman afirma que “la exposición a los videos más violentos inhibe las reacciones emocionales ante videos similarmente agresivos a medida que pasa el tiempo”.

Videojuego

La repetida exposición a imágenes violentas parece aumentar la tolerancia a la agresión.

El científico explica que esto en realidad produce más reacciones violentas en el adolescente.

“Las implicaciones de esto incluyen la idea de que la exposición continua a videos violentos tornarán a un adolescente menos sensible a la violencia, lo harán aceptar más la violencia y será más probable que cometa actos agresivos ya que el componente emocional asociado a la agresión, que normalmente actúa como un freno en la conducta agresiva, se reduce”, expresa el investigador.

Otros expertos, sin embargo, afirman que es muy difícil explicar la violencia en estos términos.

El profesor David Buckingham, director del Centro para el Estudio de los Niños, Jóvenes y Medios de Comunicación, afirma que la violencia es un “problema social” con muchos factores contribuyentes, y no simplemente una forma de analizar cómo funciona el cerebro.

“La teoría es que, durante un período de tiempo, la gente puede desarrollar un tipo de tolerancia a estas imágenes, pero otra palabra para eso sería simplemente ‘aburrimiento’”.

“Este debate ha dado desde mucho antes que todos naciéramos. En el siglo XIX surgió en Inglaterra un pánico generalizado por el efecto de los “penny dreadfuls”, una serie de cuentos sensacionalistas y morbosos que se publicaban semanalmente”.

“Si estamos realmente interesados en la violencia y la agresión, más que culpar a los medios de comunicación por todo lo que está mal en el mundo, necesitamos mirar a lo que la motiva en la vida real”, señala el experto.

Fuente:

BBC Ciencia & Tecnología

13 de enero de 2009

La biología evolucionista y la dialéctica



Relaciones entre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico

Algunas aportaciones d ela biología a la concepción científica del mundo

Por Faustino Cordón

En mi opinión, el materialismo dialéctico constituye la interpretación teórica del conjunto de los fenómenos naturales que corresponde a la ciencia actual a su máximo nivel de abstracción; por tanto, el materialismo dialéctico debe presidir hoy toda pesquisa genuinamente científica y, en particular, las referentes a la evolución humana, objeto de la ciencias sociales, y, muy principalmente, debe guiar la práctica política que pretende modificar la sociedad conforme a las grandes leyes de su desarrollo.

Mi experiencia de científico me ha demostrado que el materialismo dialéctico en el estado actual del pensamiento constituye una primera guía certera para ordenar los conocimientos de no importa que ciencia y de que, a su vez, él puede ser ampliado o corregido a la validez universal por los avances más generales de cualesquiera de las grandes ciencias. En particular, pues, el materialismo histórico, si, conforme a su designación misma, pretende ser la interpretación científica (la interpretación en términos del conjunto de los procesos materiales) de la evolución del hombre, y de la sociedad, no sólo tiene que esforzarse continuamente en precisar, al modo científico, sus leyes generales por el contrastes de los hechos concretos concernientes (en su caso los de la actividad social humana guiada por ellos), sino, además,

1) ha de fomentar el estudio de sus propias leyes (esto es, la compresión científica de la evolución humana) con ayuda de las enseñanzas de los progresos de materialismo dialéctico (esto es, de los progresos en la comprensión científica de toda la realidad, como parte que el hombre es de la naturaleza) y

2), a la inversa, ha de verificar continuamente la validez del estado actual del materialismo dialéctico y fomentar su progreso por su contrastes crítico con propios avances reales esto es, con los del materialismo histórico si consideramos a éste –repetimos– como la teoría correcta de la evolución del hombre.


Por consiguiente, mi convicción firme de hombre de ciencia (esto es, de hombre que basa su propia actividad profesional en el mismo: en el hecho, ratificado por todo el progreso científico, de que todo cuanto ocurre depende de algún modo inteligible del progreso del resto de la realidad, al que nada escapa) es que el materialismo dialéctico y el materialismo histórico,

1)son dos legados inestimables, dos programas de trabajo basados, uno y otro, en la máxima experiencia humana (continuamente ampliable) en si respectivo campo –en una palabra que son la ciencia actual en su respectivo nivel de problematica–, y

2)que no pueden ser el uno sin el otro, ya que cada uno recibe pleno sentido del otro y se brindan mutuamente la piedra de contraste principal de la corrección de sus teorías respectivas.


Y –dada la posibilidad inmediata de que otras ciencias, en particular la biología, puedan impulsar eficazmente el materialismo dialéctico, es decir nuestra concepción general de la naturaleza– me parece que en este momento, el estado general del pensamiento humano hace que la dependencia sea particularmente urgente para el materialismo histórico con respecto al dialéctico.

Hablando en términos más generales (a los que me lleva mi experiencia de biólogo y no de sociólogo), el estado actual de las ciencias particulares (sin duda, las biológicas pero, asimismo, las fisicoquímicas) está frenado por la necesidad de elevar su conjunto, en beneficio de cada una, a un sistema teórico que las comprenda a todas, que dé cuenta de los sistemas teóricos de unas por los de otras, sin que pierdan los respectivos objetos de conocimientos (bien al contrario los precisan). A esta necesidad general de todas las ciencias no pueden hacer excepción el materialismo histórico: el esfuerzo por interpretar científicamente la evolución humana.


Lea el artículo completo en:

Nodo50.org

11 de septiembre de 2008

¿Qué es el Gran Colisionador de Hadrones (LHC)? - 2

¿Qué es el Gran Colisionador de Hadrones (LHC)? - 2

El mundo empezó como una sopa caliente, extremadamente caliente. Al enfriarse esa sopa incandescente empezaron a formarse grumos, los átomos, el carbono, luego las estrellas, los planetas, nosotros. No sabemos muy bien de qué estaba hecha esa sopa primordial. Para saberlo habría que cocinar todo de nuevo. Y eso es lo que se busca con el Large Hadron Collider (LHC) que entró en funcionamiento ayer (miércoles 10 de septiembre), con una repercusión periodística única en la historia de la ciencia. (Vía Criticadigital de Argentina).

El LHC es un acelerador de partículas, y lo hace a velocidades que nunca se consiguieron antes. Luego, las partículas chocan entre sí y reparten por doquier los restos de un estallido microscópico que se asemeja al universo en su comienzo. Una de las partículas que se espera encontrar es el así llamado bosón de Higgs. Ésta no es una más. Es diferente del resto y (en las teorías actuales) es la responsable de que las demás tengan peso, o, en lenguaje más técnico, de que tengan masa.





En 1993, Leon Lederman, Premio Nobel de física, publicó un libro de divulgación refiriendose al “Higgs”. El título era provocativo: La partícula de Dios: Si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? El nombre quedó acuñado. ¿Se encontrará la partícula y, si se encuentra, cuán importante es el resultado? Para mi amigo Alejandro García, físico nuclear de la Universidad de Washington, es casi seguro de que se la va a encontrar, aunque es probable que se tarde unos tres o cinco años, ya que hay que explorar muchos choques antes de estar seguro.


Pero... (el inevitable pero)

Pero en Conocer Ciencia, lo reiteramos, es inútil intentar reproducir el big bang... ¡por que el big bang nunca existió! El afamado Stephen Wawking afirma que no secontrará el bóson ge Higgs (las partículas de Dios). Estamos ante un nuevo debare que se escribirá en las páginas d ela Historia de la Ciencia. Leamos (Vía Europa Sur):

Sthepen Hawking apuesta a que no sencontrá el bosón de Higgs

Tras esto, Hawking apostó 100 dólares a que la partícula no existe, aunque sostiene que el experimento servirá para lograr resultados más interesantes que el bosón de Higgs.



Peter Higgs, teórico hace 44 años de la partícula de Dios que ahora se espera pueda ser aislada y descrita de manera científica colisionando protones a gran velocidad en el acelerador LHC de Ginebra (Suiza), está enfadado. Y nada menos que con su rival para el Nobel y eminencia científica mundial Stephen Hawking, que ha cuestionado abiertamente la línea experimental emprendida en el nuevo acelerador.

Hawking declaró que sería "más emocionante" para la ciencia si el experimento del CERN en la frontera franco-suiza "no encontrase" la partícula de Dios o bosón de Higgs, principal objetivo de su experimento, ya que no existe. Ante esto, un Higgs bastante irritado ha declarado que "no ha leído" el documento en el que Hawking hace esta reclamación, pero dijo haber leído los escritos que son la base de sus cálculos, y cree que el método que utiliza "no es lo suficientemente bueno".

Bien, ¿por qué tanta confusión? Resulta que en la Pax Económica que supuestamente vive el planeta gracias a ala mano invisible del libre mercado nos lleva a pensar, gracias a su gigantesca maquinaria ideológica y propagandística, que el materialismo dialéctico pertenece al basurero de la historia, y esto no es así. Esta filosofía nos brinda un enfoque objetivo de los diversos procesos que se desenvuelven en el Universo.

De manera paralela se niega a las masas el acceso a una visión coherente e integrada del Cosmos. Las noticias de ciencia y tecnología apenas aparecen. Entonces tenemos un doble proceso para mantener ciegos a los inbdividuos de este siglo: 1º se les niega la información, 2º se les niega las herramientas para analizar la información.

Este estudio, breve pero lúcido, apoya la idea de que es inútil buscar las particulas últimas, finales. (Vía: Nodo50).



Mecaníca Cuántica, Big Bang y Materialismo Dialéctico


Probabilidades y mecánica cuántica



Los científicos continuamente hacen predicciones que son verificadas por la observación y la experimentación. Esto incluye el campo de la mecánica cuántica, a pesar de la "indeterminación". Aunque no es posible predecir con precisión el comportamiento de fotones o electrones individuales, es posible predecir con gran precisión el comportamiento de grandes cantidades de partículas.

No hay nada nuevo en esto. Lo que se conoce como "acontecimientos casuales masivos" se puede aplicar a un gran campo de fenómenos físicos, químicos, biológicos y sociales, desde el sexo de los recién nacidos hasta la frecuencia de defectos en una cadena de producción.

Las leyes de la probabilidad tienen una larga historia. Por ejemplo la "ley de los grandes números" establece el principio general de que el efecto combinado de gran cantidad de factores accidentales produce, para una gran cantidad de dichos factores, resultados que son casi independientes de la casualidad. Esta idea fue expresada tan pronto como en 1713 por Bernoulli, cuya teoría fue generalizada por Poisson en 1837 y le dio una forma acabada Chebyshev en 1867.

La afirmación de que no podemos conocer las causas precisas, o predecir la posición y velocidad precisas de un electrón individual es, en realidad, un lugar común filosófico, sin ningún contenido. Intentar buscar una relación precisa de todas las coordinaciones e impulsos de cada partícula individual sería volver a la cruda determinación mecánica de Laplace. Este es, en realidad, un concepto fatalista que reduce la necesidad al nivel de la mera casualidad— es decir si todo está gobernado por una especie de decreto eterno, entonces todo es igualmente arbitrario, lo llamemos necesario o no. Como Engels planteó: "No se puede tratar de trazar la cadena causal en ninguno de estos casos: por lo tanto somos tan sabios en una como en la otra, la llamada necesidad sigue siendo una frase vacía, y con ello —la casualidad sigue siendo lo que era". (La Dialéctica de la Naturaleza).

Si fuese posible establecer todas las causas del movimiento de las partículas subatómicas, la investigación de éstas, en el caso de un solo electrón sería suficiente para mantener a todos los científicos del mundo ocupados por muchas vidas, y todavía no llegarían al final. Afortunadamente esto no es necesario. Aunque somos incapaces de precisar la posición "fija" y la velocidad de una partícula dada, que por lo tanto se puede decir que tiene un carácter casual, la situación cambia radicalmente cuando se trata de grandes cantidades de partículas. Y aquí, estamos tratando con cantidades realmente grandes. Cuando tiramos una moneda al aire, la posibilidad de que sea "cara o cruz" se puede poner en un 50%. Esto es un fenómeno totalmente casual, que no se puede predecir. Pero los propietarios de los casinos, que supuestamente se basan en un juego de "azar" saben que, a largo plazo, el cero o doble cero saldrán con la misma frecuencia que cualquier otro número, y por lo tanto pueden sacar ganancias respetables y predecibles.

Lo mismo se aplica para las compañías de seguros que ganan grandes cantidades de dinero precisamente en base a las probabilidades, que en último término pasan a ser certezas prácticas, aunque no se puede predecir el destino preciso de los clientes individuales.



"La mecánica cuántica ha descubierto las leyes precisas y fantásticas que gobiernan las probabilidades, es precisamente tratando de cantidades como éstas que la ciencia supera sus problemas. Con semejantes medios la ciencia puede hacer las predicciones más audaces. A pesar de confesar humildemente su incapacidad para predecir el comportamiento exacto de electrones o fotones individuales u otras entidades fundamentales, puede decirte con enorme confianza cómo deben comportarse precisamente grandes multitudes de ellos" (B. Hoffmann, op. cit.)

Por cierto, estos ejemplos, sacados de los más diferentes campos, son excelentes ilustraciones de la ley dialéctica de la transformación de cantidad en calidad.

El desarrollo de la física cuántica representa una auténtica revolución en la ciencia, rompiendo decisivamente con el viejo determinismo mecánico autosuficiente de la física "clásica". (El método "metafísico" como lo habría llamado Engels). En lugar de eso tenemos una visión de la naturaleza mucho más flexible, dinámica —en una palabra, dialéctica. Empezando por el descubrimiento de Plank de la existencia infinitesimal del quantum, que al principio pareció ser un pequeño detalle, toda la física se transformó. Así surgió una nueva ciencia que podía explicar los fenómenos de la transformación radioactiva y analizar con gran detalle los complejos datos del espectroscopio. Llevaba directamente al establecimiento de una nueva ciencia —la química teórica, capaz de resolver cuestiones previamente insolubles. En general toda una serie de dificultades teóricas eran eliminadas, cuando se aceptaba el nuevo punto de vista.

La fusión nuclear

La nueva física reveló las poderosas fuerzas que encerraba el núcleo atómico. Esto llevó directamente a la explotación de la energía nuclear —el camino para la potencial destrucción de la vida en la tierra— o una visión de abundancia inimaginable, sin límites y progreso social humano a través del uso pacífico de la fusión nuclear. He aquí un poderoso avance para la ciencia. Pero la mente humana —contrariamente a lo que piensan los idealistas— es conservadora por naturaleza. Esta revolución de la ciencia se produjo a pesar de que la mayoría de los científicos aceptaban las conclusiones filosóficas más primitivas y reaccionarias.



"Los científicos naturales" escribió Engels, "creen que están libres de la filosofía ignorándola o atacándola. Sin embargo, no pueden dar ni un paso sin pensar, y para pensar necesitan determinaciones mentales. Pero ellos toman estas categorías como un reflejo de la conciencia común de las llamadas personas instruidas, que en general está dominada por las reliquias de filosofías largamente obsoletas, o de la pequeña cantidad de filosofía obligatoria que han aprendido en la Universidad (que no sólo es fragmentaria, sino una mezcla de los puntos de vista de personas pertenecientes a las más variadas y con frecuencia peores escuelas), o de lecturas acríticas y no sistemáticas de escritos filosóficos de todo tipo. Por lo tanto no sólo no están menos influidos por la filosofía sino que en la mayoría de los casos lo están por la peor" (Dialéctica de la Naturaleza).

Así, en su conclusión a un trabajo sobre la revolución cuántica, Banesh Hoffmann es capaz de escribir: "Por lo tanto debemos maravillarnos mucho más de los poderes milagrosos de Dios que creó el cielo y la tierra de una esencia primitiva de tan exquisita sutileza que con ella pudo modelar cerebros y mentes dotados con el don de la clarividencia para penetrar sus misterios. Si la mente de un simple Bohr o Einstein nos deja atónitos por su poder, ¿cómo podemos siquiera empezar a admirar la gloria de Dios que los creó?" (B. Hoffmann, op. cit.)

Desgraciadamente éste no es un caso aislado. Toda la literatura científica moderna está impregnada de arriba a abajo de este tipo de tufillo místico, religioso o casi—religioso. Esto es un resultado directo de la filosofía idealista que en gran parte muchos científicos han adoptado consciente o inconscientemente.

Geometría



Las leyes de la mecánica cuántica parecen incomprensibles a los ojos del "sentido común" (es decir la lógica formal), pero están en plena consonancia con el materialismo dialéctico. Tomemos por ejemplo la concepción del punto. Toda la geometría tradicional se deriva de un punto, que se convierte en una raya, un plano, un cubo, etc. Pero una observación más precisa nos revela que tal punto no existe. El punto se concibe como la expresión más pequeña del espacio, algo que no tiene dimensión. En realidad tal punto se compone de átomos, electrones, núcleo, fotones, e incluso partículas más pequeñas. En última instancia desaparece en una incesante curva de ondas cuánticas en remolino. Y no hay un final para este proceso. No hay ningún punto "fijo". Esta es la respuesta final a los idealistas que quieren encontrar las formas "perfectas" que supuestamente se esconden "más allá" de la realidad observable.

La única "última realidad" es el universo material infinito, eterno y en constante cambio, que es mucho más maravilloso en su inacabable variedad de formas y procesos que la más fabulosa aventura de ciencia ficción. En vez de una localización fija —un "punto"— tenemos un proceso, un flujo, que nunca se acaba. Cualquier intento de poner un límite a esto, en forma de principio o de final, inevitablemente fracasará.

Estado de cambio

Hace cien años los científicos creyeron haber encontrado finalmente la última y más pequeña partícula. Pensaban que no había nada más pequeño que el átomo.

El descubrimiento de las partículas subatómicas llevó a los físicos a profundizar más en la estructura de la materia. En 1928 los científicos se imaginaban que habían descubierto las partículas más pequeñas —protones, electrones y fotones. Se suponía que todo el mundo material se componía de estas tres partículas.

Posteriormente esto fue hecho pedazos por el descubrimiento del neutrón, y después toda una multitud de otras partículas incluso más pequeñas, con una existencia cada vez más efímera —neutrinos, pi-mesones, mu-mesones, k-mesones, y muchas más.

El ciclo vital de algunas de estas partículas es tan evanescente —quizás una cien mil millonésima de segundo— que han tenido que ser descritas como partículas "virtuales" —algo totalmente impensable en la era precuántica.

Desde el punto de vista de la dialéctica estos descubrimientos son extremadamente importantes. ¿Cuál es el significado de estas "extrañas partículas" con una "existencia virtual" —de las que no se puede decir exactamente si son o no son? El neutrino es descrito por B. Hoffmann como "una incertidumbre fluctuante entre la existencia y la no-existencia"), esto es, para decirlo en el lenguaje de la dialéctica, que son y no son.

Todos estos logros de la investigación científica constituyen una brillante confirmación de la concepción dialéctica de la naturaleza como un proceso sin fin, en un estado de cambio continuo que tiene lugar mediante contradicciones, en el cual las cosas se convierten en su contrario.

"Cuando observamos la naturaleza, o la historia de la humanidad, o nuestra propia actividad intelectual," escribió Engels, "la primera imagen que se nos presenta es la de un laberinto infinito de relaciones e interacciones, en el cual nada permanece igual a lo que era, dónde estaba y tal como era, sino que todo se mueve, cambia, pasa a ser y deja de existir. Esta concepción primitiva, ingenua, pero intrínsecamente correcta del mundo era la de la antigua filosofía griega, y fue formulada claramente por primera vez por Heráclito : todo es y a la vez no es, porque todo fluye, está cambiando constantemente, constantemente pasando a existir y desapareciendo" (Anti-Dhüring).

Comparémoslo con esta otra cita: "En el mundo del quantum, las partículas están constantemente apareciendo y desapareciendo. Lo que podemos pensar que es un espacio vacío es una nada fluctuante, con fotones apareciendo de la nada y desvaneciéndose tan pronto como nacen, con electrones apareciendo por breves momentos del océano monstruoso para crear pares evanescentes electrón-protón y súbitamente otras partículas añadiéndose a la confusión" (B. Hoffmann, La Extraña Historia del Quantum).

Más de cien años después, la visión dialéctica del mundo de Engels se ve brillantemente corroborada, no sólo a nivel macrocósmico sino también a nivel microcósmico. ¡Qué lejos está todo esto del universo idealista estático de Platón! Aunque parezca mentira es la filosofía de Platón y de otros idealistas la que probablemente domina el pensamiento de la mayoría de los científicos en contradicción con los resultados de sus propias investigaciones. Tratan a Hegel como un "perro muerto" (por no hablar de Marx y Engels), sólo para echar mano del idealismo en sus formas más abstractas y oscurantistas.

Que las partículas individuales (incluyendo las "partículas virtuales") existen no está en cuestión. "Son" y sus propiedades (por lo menos algunas de ellas) son conocidas. Pero tratemos de determinarlas con más precisión, de fijarlas en un tiempo y un espacio, y resultarán extremadamente evasivas. "Son y no son, porque fluyen." Un electrón es una partícula y una onda al mismo tiempo, está "aquí" y "allí" a la vez.

Esta concepción de la materia en estado de cambio constante, ligada a una red universal de interconexión e interpenetración, es precisamente la esencia del punto de vista dialéctico. Ya no es la ingenua aunque brillante intuición de Heráclito, sino algo firmemente establecido por la experimentación.

Esto por supuesto no impide a los idealistas atacar el materialismo distorsionando sistemáticamente las conclusiones de la ciencia moderna para sus propios fines. Así, argumentaban que la producción de fotones implicaba que la materia había "desaparecido", ignorando que desde el punto de vista del materialismo dialéctico, la materia y la energía son lo mismo. Esto fue demostrado científicamente por la famosa ley de Einstein de la equivalencia de la masa y la energía. De hecho, la masa está permanentemente convirtiéndose en energía (incluyendo luz-fotones) y la energía en masa. Por ejemplo los fotones (luz) cambian constantemente a pares de electrones y positrones, —el proceso opuesto. Este fenómeno se ha estado dando ininterrumpidamente por toda la eternidad. Es una demostración concreta de la indestructibilidad de la materia —justamente lo contrario de lo que se quería demostrar.

El Big Bang

La búsqueda de "la partícula final" ha demostrado ser inútil. Pero a nivel del universo en su conjunto, ha habido un intento similar de poner un "límite" a la materia, en forma de un universo finito. De hecho, la llamada teoría del "Big Bang" es un retroceso a la vieja idea medieval de un "universo cerrado", que, en última instancia, implica la existencia de un Creador.



Hace algunas décadas, Ted Grant, utilizando el método del materialismo dialéctico, puso al descubierto la poca base tanto de la teoría del "Big Bang" del origen del universo como de la teoría alternativa del "Estado Estacionario" planteada por Fred Hoyle y H. Bondi. Posteriormente se demostró que la teoría del estado estacionario, que se basaba en la "creación continua de materia" (de la nada), era falsa. La teoría del Big Bang por lo tanto ganó por "falta de alternativas", y sigue siendo defendida por la mayoría de la comunidad científica.

La teoría del Big Bang sostiene que el universo fue creado en una gigantesca explosión que ocurrió entre diez mil y veinte mil millones de años. Antes de eso, sus defensores nos quieren hacer creer que toda la materia del universo estaba concentrada en un solo punto, cuyas dimensiones han sido descritas de varias formas. De hecho ha habido por lo menos cinco versiones diferentes de esta teoría. La primera fue planteada en los 30 por un cura católico que más tarde ocupó el puesto de director de la Academia Pontificia de Ciencia, Georges-Henri Lemaitre. Esta fue rápidamente refutada en diferentes campos —conclusiones incorrectas de la relatividad general y de la termodinámica, una falsa teoría de los rayos cósmicos y la evolución estelar...

Después de la Segunda Guerra Mundial, la desacreditada teoría fue recuperada por George Gamow y otros en una nueva forma. De cualquier manera, la teoría del Big Bang representa una visión mística de un universo finito en el tiempo y el espacio, y creado en un momento definido por un proceso misterioso, que ya no se puede observar en ninguna parte en la naturaleza. Toda la idea en sí, está plagada de dificultades, tanto de carácter científico como filosóficas.

Los científicos hablan del "nacimiento del tiempo", en el momento del Big Bang. Pero tiempo y espacio junto con el movimiento son el modo de existencia de la materia.

Es un contrasentido hablar del principio del tiempo o de su final, a no ser que consideremos, junto con San Agustín, que Dios creó el universo de la nada, algo que no sólo está al margen de toda experiencia, sino que contradice una de las leyes fundamentales de la física: la ley de la conservación de la energía. La energía, y por tanto la materia, no puede ser creada ni destruida.

Si aceptamos el Big Bang, surgen todo tipo de preguntas. Por ejemplo, ¿qué lo causó? ¿Cuáles eran las leyes del movimiento que condicionaban este minúsculo punto, suspendido en el espacio por toda la eternidad, en el cual toda la materia del universo, ni más, ni menos, se supone que estaba concentrada? La teoría abre la ventana de par en par a la intervención de un Ser Supremo y todo tipo de misticismos, de ahí su atracción sobre el católico Lemaitre y los idealistas en general.

Gamow y otros avanzaron toda una serie de cálculos para explicar los diferentes fenómenos que se desprenden del Big Bang —densidad de la materia, temperatura, niveles de radiación... Se encontraron gran cantidad de discrepancias que invalidaban, no sólo el modelo de Gamow, sino también el modelo del "universo oscilante", planteado por Robert Dicke y otros, en un intento de solucionar el problema de qué es lo que había antes del Big Bang, haciendo oscilar el universo en un ciclo perpetuo.

Sin pruebas

No hay prácticamente ninguna evidencia empírica que sustente la teoría del Big Bang. La mayor parte del trabajo que se ha hecho para apoyarla es de carácter meramente teórico, basado fundamentalmente en fórmulas matemáticas rebuscadas y esotéricas. Las numerosas contradicciones entre el esquema preconcebido del Big Bang y la evidencia observable han obligado a sus defensores a cambiar las reglas del juego para preservar a toda costa una teoría sobre la cual se ha construido tanta reputación académica.

Según los cosmólogos del Big Bang, para que se formaran galaxias a partir del Big Bang debería de haber habido suficiente materia en el universo para que se llegase finalmente a un punto muerto en su expansión debido a la ley de la gravedad. Esto significaría una densidad de aproximadamente diez átomos por metro cúbico. En realidad la cantidad de materia presente en el universo observable es de un átomo por diez metros cúbicos —cien veces menos que la cantidad predicha por la teoría.

En lugar de ver esta contradicción como un fallo decisivo en la teoría, los partidarios del Big Bang buscaron ayuda en las partículas físicas fundamentales, lo que les obligó a inventarse la idea de "la materia oscura", una sustancia invisible, para la existencia de la cual no existe un sólo pedazo de prueba empírica, pero que se supone que suma ¡no menos del 99% de toda la materia del Universo!

La última versión del Big Bang —la llamada "teoría inflacionaria"— no nos lleva ni un paso más adelante. De hecho es todavía más contradictoria y mística que sus desacreditadas predecesoras. De acuerdo con el último gran genio, Alan Guth, el Big Bang tuvo que haber sido acelerado de tal manera que el universo "inflacionario" duplicó su tamaño cada 1035 segundos, llenando de esta manera "espontáneamente" todo el espacio. La cuestión de dónde saldría una cantidad tan enorme de energía sigue sin respuesta. Por lo visto, simplemente apareció DE LA NADA, un truco que difícilmente es concebible sin la intervención de algún mago cósmico. Y todo esto se supone que debe ser aceptado, como artículo de fe, para apoyar una teoría que no se sostiene en pie. Una proposición empíricamente verificable que se deduce de la nueva teoría es que, según ella, los protones se descomponen. En la medida en que la gran mayoría del universo observable está compuesto de protones, esto tiene consecuencias dramáticas. Significaría que el propio universo está condenado a desintegrarse. Sin embargo la experimentación ha demostrado lo contrario: los protones no se descomponen. Su vida se prolonga por varios billones de años más allá de los límites puestos por los experimentos.

En el siglo XVIII , el obispo Usher calculó la fecha exacta de la creación del mundo —el 23 de octubre del 4004 a. C.. Hoy en día los seguidores del Big Bang también han puesto una fecha para el nacimiento del universo (y del tiempo por supuesto) hace entre diez mil y veinte mil millones de años. Esta fecha no se puede situar antes en el tiempo sin contradecir las actuales mediciones de la distancia de las galaxias respecto a la nuestra y la velocidad con que parece que se están alejando.

De esto se deduce que, según esta teoría, no puede haber nada en el Universo más viejo que 20 mil millones de años. Pero hay pruebas que parecen contradecir esta afirmación. En 1986, Brent Tully de la Universidad de Hawai dijo que había descubierto enormes aglomeraciones de galaxias ("super-racimos") de mil millones de años luz de largo, trescientos millones de años luz de ancho y cien millones de años luz de grosor. Para que se pudieran formar objetos de ese tamaño se necesitarían entre ochenta mil y cien mil millones de años, es decir, cinco veces más de lo que nos permitiría la teoría del Big Bang.

Desde entonces ha habido otros resultados que parecen confirmar estas investigaciones. The New Scientist (5 de febrero de 1994) publicaba un reportaje sobre el descubrimiento de un racimo de galaxias por parte de Charles Steidel del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Pasadena con grandes implicaciones para la teoría del Big Bang:

"El descubrimiento de un racimo de ese tipo plantea nuevas dificultades para las teorías de la materia oscura fría, que plantea que una gran parte de la materia del universo está en objetos fríos y oscuros como planetas o agujeros negros. Estas teorías predicen que el material del universo primitivo se agrupó desde "arriba", con lo que primero se formaron las galaxias, y sólo después se agruparon para formar racimos"

Como siempre la primera reacción de los astrónomos ha sido recurrir a "cambiar las reglas del juego" ajustando la teoría a los obstinados hechos. Así, Mauro Giavalisco del Telescopio Espacial del Instituto Científico de Baltimore cree que sería posible explicar el nacimiento del primer racimo de galaxias con un desplazamiento hacia el rojo de 3.4 ajustando la teoría de la materia oscura fría. Pero añade una advertencia: "Si encuentras diez racimos con un desplazamiento al rojo de 3.4, sería la muerte de las teorías de la materia oscura fría"

Podemos estar seguros de que existen, no sólo diez, sino un número mucho mayor de estos racimos enormes y que serán descubiertos. Y eso a su vez, será solamente una proporción de un minuto de toda la materia que se encuentra mucho más allá del universo observable y que se extiende hasta el infinito. Todo intento de poner un límite al universo material está condenado al fracaso. La materia no tiene límites, ni a nivel subatómico, ni por lo que se refiere al tiempo y al espacio.

Fin de la segunda parte. En la tercera y última parte veremos aspectos técnicos del LCH, el gran colisionador de hadrones.

Primera Parte

Tercera Parte

24 de febrero de 2008

Sobre ciencia y dialéctica

Manuel Martínez Llaneza intervino recientemente en las páginas de Rebelion (http://www.rebelion.org/docs/60179.pdf) con un documentado comentario a un ensayo de Alan Woods y Ted Grant -Razón y revolución- que había sido publicado en España por la fundación Federico Engels en los años noventa. En la discusión posterior, también en las (imprescindibles) páginas de rebelión, surgieron nuevamente cuestiones relativas a la ciencia, a su estatus gnoseológico, y a sus relaciones con la dialéctica.

Esta conversación con Martínez Llaneza intenta precisar algunas de estas problemáticas que siguen siendo, en mi opinión, temáticas abiertas, ni disueltas ni superadas. Tres ejemplos de ello de orden diverso: la vindicación por parte del gran bioeconomista Nicholas Georgescu-Roegen de las aproximaciones dialécticas en algunos campos de las ciencias sociales; el elogio reciente del gran escritor guatemalteco Mario Roberto Morales de la generación y uso de conceptos dialécticos, y la reflexión metacientífica, con indudable marchamo dialéctico, de grandes físicos contemporáneos. Murray Gell-Mann, el físico joyciano, entre ellos.

*

Si te parece podemos empezar por algunas definiciones, ¿cómo podríamos definir o caracterizar el conocimiento científico? ¿Crees que existe alguna línea de demarcación entre ciencias sociales, naturales y ciencias formales?

Si partimos de que existe un mundo exterior a nuestra mente –rechazo el solipsismo, aunque no es este el lugar de explicar por qué- en el que se encuentra la humanidad, concluiremos en que no existe ninguna línea de demarcación en el objeto del conocimiento que es el propio mundo. Sin embargo, es obvio que las formas de aproximación a los diversos aspectos de la realidad son en cada momento muy diferentes, pero, si lo miramos diacrónicamente, observamos que la aproximación científica, con todo lo impreciso que pueda ser este concepto, va ganando terreno y penetra en espacios cada vez más amplios. Pensemos en la genética: durante siglos se han utilizado precientíficamente los cruces de animales como método de mejora de determinadas cualidades; en poco más de cien años se ha pasado de los guisantes de Mendel a la secuenciación del genoma; las herramientas, métodos de trabajo y profundidad del conocimiento han evolucionado de forma espectacular. ¿Qué ocurriría con la psicología si pudiéramos ‘leer’ –y tal vez sea posible un día- las sinapsis neuronales? No hay línea de demarcación, hay estadios de conocimiento y niveles de complejidad.

¿Y en cuanto a las ciencias formales, a las matemáticas y la lógica, por ejemplo, respecto a las otras disciplinas?

Las matemáticas son muy formales, pero no son una ‘ciencia formal’. Aunque las relaciones con la realidad sean muy tenues y puedan pasar desapercibidas a un cierto nivel de análisis, los conceptos de número, punto y conjunto, por ejemplo, no dejan de ser abstracciones de la experiencia, y sin ellos no hay matemáticas. La lógica expresa aspectos de la forma en que creamos nuestros conceptos y las relaciones entre ellos; por eso subyace a todo el pensamiento, científico o no.

En cuanto a la dialéctica, ¿cómo podríamos caracterizarla?

El conocimiento no es necesariamente científico. La humanidad aprendió a navegar antes de que Arquímedes explicara por qué flotan los barcos. Todos tomamos continuamente decisiones sin analizar -y frecuentemente sin conocer- todos los datos de una situación y sin certidumbre absoluta de acertar. No se puede parar el mundo hasta que sepamos lo suficiente para continuar. Las ‘carencias’ de un conocimiento cierto las suplen costumbres, creencias religiosas o filosóficas, hábitos personales o sociales, etc., que marcan un punto de vista, una concepción del mundo o la aceptación de un hábito. A falta de una definición mejor fundada, para mí el materialismo dialéctico –no he inventado yo esta acepción, evidentemente- significa la necesidad de explicar las cosas por sí mismas, incluyendo en la explicación lo que no se explica y el propio materialismo dialéctico, sin recurrir a dioses ni filosofías autónomas de la experiencia. Recuerda el cuento de Borges: si se conocieran todos los detalles de un sistema no habría conceptos propiamente.

¿Incluyendo en la explicación lo que no se explica y el propio materialismo dialéctico? Podrías desarrollar este paso de tu respuesta.

Quiero decir que el materialismo dialéctico no es anterior a la búsqueda de explicaciones, sino que forma parte de esta actividad; que no justifica nada ‘desde fuera’, y que lo que no se explica forma parte necesaria del mismo mundo que se explica y está presente en la búsqueda. Soy consciente de que no estoy dando una definición, imposible por otra parte, porque la totalidad es analizable pero no reducible.

¿Y crees que sigue siendo razonable usar la expresión “materialismo dialéctico”?

No me preocupa que se llame materialismo dialéctico o no, que a los diversos aspectos de la realidad los llamemos contradicciones o negaciones, o que establezcamos otros criterios de aproximación a la realidad, siempre que estos conceptos –o palabras- sean una ayuda y no se conviertan en el corsé que ‘niegue’ el materialismo en nombre de una realidad superior.

¿Y qué entiendes por materialismo? No es un concepto tan unívoco.

Desde luego que no lo es si nos fijamos en el desarrollo histórico del concepto. Por eso es útil la denominación ‘materialismo dialéctico’.

¿Qué estatus otorgas a las leyes de la dialéctica? ¿Son leyes científicas en algún sentido razonable de la expresión?

De mi anterior respuesta puede deducirse que no considero que las ‘leyes de la dialéctica’ sean científicas. De hecho siempre me ha costado mucho llamarlas ‘leyes’.

¿Qué serían entonces para ti? ¿Metáforas, sugerencias, experiencia acumulada, rasgos de una concepción del mundo revisable?

He dicho anteriormente que no todo el conocimiento es científico. Si vemos las llamadas ‘leyes de la dialéctica’ en el contexto en el que se utilizaron originalmente (y aquí dejo fuera a Hegel), entendemos qué querían poner de manifiesto, particularmente Engels, porque vemos a qué visiones de la realidad o aproximaciones a la misma se oponían. Esto lo podemos expresar diciendo que cobran sentido en relación dialéctica con otras corrientes de pensamiento o considerando, con Saussure, que los significados se definen por lo que no significan. La consideración de la totalidad concreta como objeto de la investigación es, como expresó Lenin, el objetivo último de la visión dialéctica.

Te contesto en esta forma porque me has preguntado qué son para mí, porque el mejor tratamiento que conozco de esta cuestión está en la presentación de Manuel Sacristán a su traducción de 1964 del Anti-Dühring.

La dialéctica, en ocasiones, se presenta como una disciplina científico-filosófica que trasgrede o supera el principio de no contradicción. ¿Tiene esta aspiración algún sentido razonable?

No alcanzo a entender cómo puede afirmarse eso, ni conozco la escala de valores en que se podría considerar ‘superior’ esa alternativa. (Quizá la mejor aportación del positivismo fuera la preocupación por el lenguaje). Por ejemplo, la utilización de la lógica multivaluada en apoyo de esta interpretación me parece infantil: no cambia nada, sólo, por su mayor complejidad, lo hace más creíble al profano que quiere creerlo y busca una justificación. Tampoco sé qué sentido tiene la transgresión, fuera de la escena social (o penal), salvo en el sentido irónico que le da Sokal en su famoso artículo (“Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity” Social Text, Spring/Summer, 1996; fácilmente localizable en la red)

En un trabajo reciente publicado en www.rebelion.org con fecha 7 de diciembre, y ahora mismo también acabas de hace referencia, citabas elogiosamente la presentación que escribió Sacristán en 1964 para su traducción del Anti-Dühring de Engels. ¿Qué destacarías de ese trabajo? ¿Crees que sigue teniendo algún interés en la actualidad?

Lo destacaría todo, desde los aspectos científicos y filosóficos a los históricos, sin dejar de lado los humanos. Creo que es una de las mejores síntesis del pensamiento marxista que se han hecho, comparable al famoso prólogo a la ’Introducción a la crítica de la Economía Política’ de Marx. Es tan actual como todo el pensamiento marxista, es decir, cada vez más. El tratamiento de la dialéctica es esclarecedor.

¿Cuál es tu opinión sobre la actualidad y vigencia del pensamiento de Marx y Engels? ¿Qué aspectos de su legado teórico te parecen más revisables?

Creo que Marx, con Engels por supuesto, hizo una aportación decisiva para la interpretación de la historia y en particular del capitalismo, además de un conjunto importantísimo de observaciones y estudios en diversos ámbitos. La profundidad de su visión es tal que, aunque no se diga expresamente, las grandes opciones políticas y los modelos económicos se definen actualmente en relación con su pensamiento. Santiago Alba Rico, en su recomendable Capitalismo y nihilismo, analiza sesudamente (pág. 30) cuatro modernas y científicas definiciones de “globalización” para hacer ver a continuación cómo un párrafo del Manifiesto Comunista de 1848 las anticipa, engloba e integra en una concepción más profunda. (Por eso he combatido siempre la expresión ‘globalización neoliberal’ que, haciendo desaparecer la palabra ‘capitalismo’, trata de exonerarlo de responsabilidades que atribuye, nada dialécticamente, a un neoliberalismo nacido de malvadas desviaciones del buen capitalismo).

Claro que hay que revisar y actualizar lo dicho por Marx a la luz de la evolución histórica, pero me temo que mucho ha de cambiar el mundo para que su pensamiento deje de ser un referente y una guía esclarecedora.

¿Por qué crees que hay actualmente tanto desinterés por el enfoque o la concepción dialéctica? ¿Se puede ser, con consistencia, un científico informado y estar interesado en estos temas?

No sé si hay desinterés o es que, como en tantas otras cosas, la derecha nos ha arrebatado la bandera cuando estábamos jugando a mirarnos el ombligo y, en algunos casos, a teorizar sobre él. Me asombra el sentido de ‘totalidad concreta’ que tienen los grandes comediantes de la política y las finanzas. Y también, como he dicho antes, la poca capacidad de respuesta a la actividad disolvente de los “ni…ni…”

En cuanto a los científicos, los hay de todo tipo. Se ha dicho muchas veces que el 90% de los científicos de la humanidad están vivos, lo que incluye tanto a Newton como a miles de investigadores que hacen medidas, cálculos o estadísticas para publicar un artículo sin preocuparse de lo que hay detrás. En ningún caso hay incompatibilidad, pero tampoco una relación necesaria.

¿Por qué crees que irrumpió en la URSS en los años treinta el debate entre ciencia burguesa y ciencia proletaria? Se incluían en el primer saco disciplinas que, se afirmaba, no eran propiamente dialécticas, que negaban, por ejemplo, en el carácter dinamicista de la realidad.

He leído sobre el tema, pero no he llegado a formarme una opinión clara sobre la razón última del debate. Creo ver la utilización religiosa –en sentido lato, de justificación última- por problemas de poder.

Has escrito en alguna ocasión: “Las imposturas y mixtificaciones en las ciencias (en economía son obvias y se discuten más) son un elemento de opresión directo y, si personas de cuya filiación progresista no puede dudarse como son Alan Woods y Ted Grant han caído es esa trampa, eso nos da una idea muy precisa de su importancia”. ¿Y por qué crees que personas progresistas, informadas en general, han caído en esa trampa?

No lo sé con certeza, pero creo que fundamentalmente por pereza. Es mucho más cómodo poner una ‘verdad’ general asumida por delante que dedicar esfuerzos a profundizar en sus aplicaciones. El razonamiento por analogía es una potente fuente de sugerencias, pero a veces juega malas pasadas.

Has escrito también: “Viva la Ilustración; ni un paso atrás”. ¿Qué opinión te merecen entonces todas estas corrientes culturales, filosóficas, que se definen o se incluyen en el ámbito del postmodernismo? ¿Crees que pueden afirmarse que el postmodernismo es la arista cultural ideológica del capitalismo global (o mucho más globalizado si lo prefieres)? ¿Hay algo que aprender de esas críticas a la tradición ilustrada?

No he prestado excesiva atención al pensamiento posmoderno; lo poco que he leído siempre me ha sido antipático porque me ha parecido pretencioso, formalista y vacuo, lo que no me ha estimulado a profundizar en él. Cuando hace algunos años descubrí los primeros ataques de los ideólogos del sistema al pensamiento ilustrado –algo impensable unas décadas antes, salvo en los sectores eclesiásticos más retrógrados, y entonces daban risa- me di cuenta de que aquello nos llevaba de vuelta a la Edad Media, lo que se ha venido confirmando con la proliferación y ascendiente de sectas fundamentalistas, teocons y predicadores de toda laya. Ese hilo conductor casa bien con el irracionalismo decimonónico y el fascismo, y entiendo que es apoyado, al menos, en la intención de destrucción del pensamiento revolucionario, por lo que conozco del posmodernismo. Cada vez entiendo mejor las consideraciones de Marx y Lenin sobre su herencia ideológica y me preocupa la frivolidad –en el mejor de los casos- de muchos ‘pensadores’, cuando no la desvergüenza de los propagandistas que se permiten el descaro de criticar el derecho a la huelga aduciendo que previamente se había firmado ‘libremente’ un contrato. O cuando se apoya el descuartizamiento y la privatización de la Universidad en nombre de la ‘competitividad’ científica.

Insisto: en estos asuntos, ni un paso atrás.


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Fuentes:

Rebelion.org

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