Relaciones entre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico
Algunas aportaciones d ela biología a la concepción científica del mundo
Por Faustino Cordón
En mi opinión, el materialismo dialéctico constituye la interpretación teórica del conjunto de los fenómenos naturales que corresponde a la ciencia actual a su máximo nivel de abstracción; por tanto, el materialismo dialéctico debe presidir hoy toda pesquisa genuinamente científica y, en particular, las referentes a la evolución humana, objeto de la ciencias sociales, y, muy principalmente, debe guiar la práctica política que pretende modificar la sociedad conforme a las grandes leyes de su desarrollo.
Mi experiencia de científico me ha demostrado que el materialismo dialéctico en el estado actual del pensamiento constituye una primera guía certera para ordenar los conocimientos de no importa que ciencia y de que, a su vez, él puede ser ampliado o corregido a la validez universal por los avances más generales de cualesquiera de las grandes ciencias. En particular, pues, el materialismo histórico, si, conforme a su designación misma, pretende ser la interpretación científica (la interpretación en términos del conjunto de los procesos materiales) de la evolución del hombre, y de la sociedad, no sólo tiene que esforzarse continuamente en precisar, al modo científico, sus leyes generales por el contrastes de los hechos concretos concernientes (en su caso los de la actividad social humana guiada por ellos), sino, además,
1) ha de fomentar el estudio de sus propias leyes (esto es, la compresión científica de la evolución humana) con ayuda de las enseñanzas de los progresos de materialismo dialéctico (esto es, de los progresos en la comprensión científica de toda la realidad, como parte que el hombre es de la naturaleza) y
2), a la inversa, ha de verificar continuamente la validez del estado actual del materialismo dialéctico y fomentar su progreso por su contrastes crítico con propios avances reales esto es, con los del materialismo histórico si consideramos a éste –repetimos– como la teoría correcta de la evolución del hombre.
Por consiguiente, mi convicción firme de hombre de ciencia (esto es, de hombre que basa su propia actividad profesional en el mismo: en el hecho, ratificado por todo el progreso científico, de que todo cuanto ocurre depende de algún modo inteligible del progreso del resto de la realidad, al que nada escapa) es que el materialismo dialéctico y el materialismo histórico,
1)son dos legados inestimables, dos programas de trabajo basados, uno y otro, en la máxima experiencia humana (continuamente ampliable) en si respectivo campo –en una palabra que son la ciencia actual en su respectivo nivel de problematica–, y
2)que no pueden ser el uno sin el otro, ya que cada uno recibe pleno sentido del otro y se brindan mutuamente la piedra de contraste principal de la corrección de sus teorías respectivas.
Y –dada la posibilidad inmediata de que otras ciencias, en particular la biología, puedan impulsar eficazmente el materialismo dialéctico, es decir nuestra concepción general de la naturaleza– me parece que en este momento, el estado general del pensamiento humano hace que la dependencia sea particularmente urgente para el materialismo histórico con respecto al dialéctico.
Hablando en términos más generales (a los que me lleva mi experiencia de biólogo y no de sociólogo), el estado actual de las ciencias particulares (sin duda, las biológicas pero, asimismo, las fisicoquímicas) está frenado por la necesidad de elevar su conjunto, en beneficio de cada una, a un sistema teórico que las comprenda a todas, que dé cuenta de los sistemas teóricos de unas por los de otras, sin que pierdan los respectivos objetos de conocimientos (bien al contrario los precisan). A esta necesidad general de todas las ciencias no pueden hacer excepción el materialismo histórico: el esfuerzo por interpretar científicamente la evolución humana.
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