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6 de enero de 2020

Dinamarca: un ‘chicle’ de hace 6.000 años conserva el ADN de la chica que lo mascaba

Esta resina de abedul ha permitido identificar las bacterias orales y lo que había comido antes de masticarla.

Recreación artística de una mujer joven a partir de la secuenciación de los genes encontrados en un 'chicle' prehistórico.

Una especie de chicle de hace casi 6.000 años aún conserva la marca de los dientes de quien lo mascaba. De ahí, un grupo de investigadores ha podido obtener ADN humano, pero también el de las bacterias que tenía en la boca. Es más, lograron identificar un virus que portaba y hasta lo que había comido antes de masticar esta goma de mascar milenaria. La chica (pues han podido determinar su sexo gracias a la genética) era morena de cabello y piel y de ojos claros. Los investigadores la llaman Lola.

La idea de obtener ADN antiguo era casi imposible hasta hace poco y, menos aún, si no era de algún hueso o diente debido al deterioro del material orgánico con el paso del tiempo. Pero el avance de las técnicas de lectura y secuenciación está permitiendo a los científicos localizar, como los forenses actuales, información genética humana registrada en cosas u objetos que estuvieron en contacto íntimo con alguien. ¿Y qué hay más íntimo que meterse un objeto en la boca y masticarlo?

En el genoma secuenciado no encontraron la mutación que permite a la mayor parte de los humanos modernos beber leche animal sin indigestarse. Tal mutación apareció hace unos 10.000 años y debió propagarse de forma paulatina desde entonces. Toda esta información permite a los autores del estudio identificar a la chica como miembro de algún grupo de cazadores recolectores que aún no había entrado en la nueva era del Neolítico europeo traído por nuevos pobladores desde el este y sureste del continente. Pero el chicle aún tenía mucho más que contar.

"También obtuvimos ADN de microbios bucales y varios patógenos humanos de importancia", comenta Schroeder. En el microbioma oral encontraron bacterias comensales, beneficiosas, como la Neisseria subflava, pero también perjudiciales, como la Porphyromonas gingivalis y la Treponema denticola, lo que indica que la mujer tenía una seria periodontitis, lo que reforzaría el uso del chicle como calmante. Además, el análisis de las muescas también permitió identificar el rastro del virus de Epstein-Barr, que ataca a las células de las glándulas salivales. Por último, los investigadores también hallaron genes que no eran ni humanos ni bacterianos: unos eran origen animal, los de un ánade real (un pato) y otros de procedencia vegetal, de avellanas en concreto. Debió de ser la comida que tomó la chica poco antes de mascar el chicle de abedul.

Con información de: El País (España)
 

14 de junio de 2015

¿Cómo hacer para que dejen de sonar en tu cabeza las canciones pegajosas?

Caminas hacia la parada del autobús y en tu cabeza Madonna canta: "Like a virgin... touched for the very first time...".
Llegas a tu trabajo, te sientas frente al escritorio y la bendita canción vuelve a sonar dentro de ti.
A la mayoría de nosotros, en algún momento -una vez a la semana para al menos el 90% de la población- se nos queda pegada una canción en la cabeza.
El fenómeno es sin duda irritante, pero si además el tema no nos gusta, la sensación aún es mucho peor.
¿Cómo quitarnos esta música de la cabeza? De acuerdo a un nuevo estudio de la Universidad de Reading, en Reino Unido, con un método muy simple: mascando chicle.
Según los autores de la investigación, masticar un chicle después de escuchar una canción pegadiza nos hace pensar en ella con menos frecuencia.
Tomad de:

18 de mayo de 2015

Tips para estudiar y hackear todo tipo de exámenes (la ciencia viene en nuestro auxilio)

El sitio Wonder How To ha compilado en un infográfico nueve extraños tips para estudiar mejor para un examen o incluso para tener un mejor desempeño en la vida en general. No son los típicos tips y eso es lo que los hace interesante: son sobre todo hacks, técnicas nootrópicas y lecciones de expertos tricksters que sintetizan viejos conocimientos con una nueva perspectiva. Después del infográfico, una traducción, comentarios y dos tips extras: uno tomado del estudio Feeling the Future, del psicólogo Daryl Bem (cómo usar el futuro o la ilusión del tiempo para sacar mejores calificaciones), y el último de la mnemotecnia de Giordano Bruno.
estudio-wonder

1. El primer tip recomienda: “Masca chicle de un sabor específico mientras estudias; vuelve a masticar chicle del mismo sabor durante el examen, lo cual puede acarrear la memoria”. 
Este es probablemente el tip más importante, apoyado en la teoría de memoria que se conoce como “Memoria dependiente del estado”. Escribimos un artículo sobre este fascinante tema que muestra cómo una memoria está condicionada por el estado mental en el que encontraba cuando se formó esa memoria. Hay cosas que sólo recordamos cuando bebemos alcohol o cuando nos colocamos en cierta posición, oímos cierta música o estamos con cierta persona. Se puede aprender a utilizar estos detonadores de memoria a nuestro favor.    En inglés se dice “Neurons that fire together wire together”, un dicho popular entre neurocientíficos que sugiere que las neuronas que se activen de manera conjunta, en cierto momento, forman una relación duradera. Usar un cierto sabor de chicle, en esa acción de mascar, es una forma de activar y retrotraer la memoria, codificando una coordenada activa. Podríamos igualmente beber té verde cuando estudiamos y contestamos el examen (si nos lo permiten) u usar algún otros recurso similar.

2. “Haz la técnica del pomodoro. Coloca un reloj por 25 minutos para terminar una tarea específica. Tómate de tres a cinco minutos, descansa y repite. Después de cuatro sesiones de 25 minutos de estudio, toma un descanso largo”.
El método Pomodoro fue desarrollado por Francesco Cirillo para administrar el tiempo de manera más eficiente e incrementar la producción. Cirillo usaba un reloj en forma de tomate para marcar su ritmo en la universidad (de ahí el nombre).Esta técnica se sustenta en la teoría de que el ser humano funciona mejor en periodos cortos de gran concentración con intervalos de descanso. Aquí se pueden descargar apps gratuitas para utilizar este lifehack.

3. “Lee en voz alta al repasar una lectura en lugar de estar en silencio, esto te ayudará a retener la información”. 
Aquí la idea es utilizar una variación e involucrar al cuerpo, emplear el volumen como un mapa de visualización. Al leer en voz alta utilizamos la oralidad, una técnica de memoria ancestral –recordemos que antes de la escritura y luego de la imprenta, la memorización de largos textos era muy común. Leer en voz alta puede ser un acto de resonancia mórfica que abre el teatro de la memoria.

4. “Busca un video en YouTube acerca del tema que estudias, esto para obtener información en un formato diferente”. 
De nuevo una idea que busca ampliar la forma en la que atacamos un tema y absorbemos información, esta vez de manera visual. Dilo con manzanas. En una cultura preeminentemente visual estos nos ayuda a tener una comprensión general, más que aprender detalles.

5. “Come sushi. El pescado mejora el funcionamiento del cerebro. Las nueces, el chocolate amargo y las moras azules también son buenas opciones”. 
Este tip es es también uno de los más importantes y va más allá del “día del examen”, aunque también se puede puntualizar. Ciertos alimentos por su contenido de antioxidantes, Omega-3, aminoácidos y otras propiedades favorecen el funcionamiento cerebral sin tener efectos colaterales como ocurre con nootrópicos como el Adderall o la Ritalina. Algunos más benignos son los racetams. Para quien busque sólo lo natural, una buena opción es la bacopa, el goku kala y el ginkgo de  biloba, tres hierbas altamente estimadas en Oriente para estimular la memoria. 
El artículo completo en:

22 de julio de 2013

¿Qué sucede si te pasas un chicle?

La leyenda urbana señala que, de tragarse entera, la goma de mascar tarda 7 años en eliminarse de nuestro organismo. ¿Creencia o realidad? En Conocer Ciencia aclaramos todas tus dudas.

2006. George W. Bush todavía estaba en la Casa Blanca. Aún no había Twitter. “Los piratas del Caribe 2” era la película más taquillera. Imagínese que se tragó un pedazo de chicle en ese entonces: según la leyenda, su cuerpo está apenas ahora terminando de digerirlo.

Cuando somos niños nos dicen que no debemos tragarnos el chicle pues nos tomará siete años digerirlo.
Hasta entonces, nos hacen creer, estará en el estómago, sin ser afectado por los procesos corporales usuales que descomponen y procesan los alimentos.

Es una afirmación que se enuncia con un tono de seguridad en los jardines escolares de muchos países.

PERO, ¿TIENE ALGUNA BASE CIENTÍFICA?

La goma de mascar consiste de una base de goma, endulzante, sabores, conservantes y suavizadores.
Los azúcares y los ingredientes para dar sabor como aceites de menta se descomponen fácilmente y son excretados rápidamente.

Lo mismo pasa con los suavizantes, como aceite vegetal o glicerina, los cuales no presentan ningún problema para el sistema digestivo.

El ingrediente que puede aguantar tanto el ácido en el estómago como las enzimas digestivas en los intestinos es la base de goma.

Tradicionalmente muchos fabricantes usaban la savia del árbol tropical chiclero, Manilkara zapota, originario del sur de México, Centro América y el Caribe.

Pero luego de que los soldados estadounidenses llevaran sus raciones de chicle a otras partes del mundo durante la Segunda Guerra Mundial, su popularidad se extendió de tal manera que los chicleros no daban abasto.

Hoy en día, la mayoría de la goma de mascar está hecha con otros polímeros naturales o sintéticos.

Cada fabricante tiene su propia receta, que busca lograr el grado perfecto de elasticidad.

¿PASA O NO?

A pesar de que la base de goma no se puede descomponer, eso no significa que se quede en Tu barriga durante siete años, Ni que se enrede en tu corazón, como otros afirman.

Si es un pedazo pequeño, eventualmente encontrará su camino por el tracto digestivo. Objetos raros como monedas viajan de un extremo a otro de nuestro cuerpo, si miden menos de 2cm de diámetro.
El chicle tiene la ventaja además de ser suave.

¿ENTONCES NUNCA?

La única manera en la que podría quedarse por siete años adentro de tu cuerpo es que se tratara de una vasta cantidad, e incluso en ese caso, síntomas como el estreñimiento harían que probablemente fuera descubierta.

Un estudio de 1998 reporta los alarmantes casos de tres niños que desarrollaron obstrucciones como resultado del hábito de tragarse este producto.

Uno era un niño de cuatro años de edad que había sufrido de estreñimiento durante dos años. Le era tan difícil ir al baño que sus padres le empezaron a ofrecer goma de mascar como un incentivo para que tratara.

Comía entre cinco y siete pedazos al día y siempre se los tragaba, en vez de sacárselos de la boca.

Tras cuatro días de suplementos de fibra, aceites y enemas que no habían surtido efecto, los doctores decidieron sedarlo y le sacaron una masa de la consistencia de los dulces de caramelo de su recto, hecha principalmente de chicle.

No pasaron siete años, pero le causaron serios problemas.

Adentro del segundo paciente, quien también tenía 4 años de edad, los doctores encontraron una masa multicolor, que resultó ser de chicle. Los doctores explicaron que la niña solía tragarse la goma de mascar rápido para que le dieran más.

El tercer caso era una niña de apenas 18 meses. Los doctores encontraron cuatro monedas pegadas con “una substancia como de cera pegajosa” en su estómago.

Las familias de las dos niñas sabían que se estaban tragando los chicles y no le daban importancia, según los autores del estudio.

Así que tragar regularmente grandes cantidades de chicle no es buena idea. Pero si ocasionalmente has comido un pedazo, no hay evidencia de que te hará daño. Y si te tragaras un pedazo hoy, no se te quedará adentro hasta las Olimpiadas de 2020.

Fuente:

El Comercio (Perú) 

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Conozca el origen del chicle

Conozca el origen del chicle

Seguramente el último chicle que Usted mascó era de marca norteamericana, estaba endulzado con un sustituto del azúcar, su sabor era artificial y parecido a una fruta exótica. Tal vez incluso contChiclesenía un medicamento inhibidor del apetito, o nicotina para aliviar las ganas de fumar. Quizás no pensó o ni siquiera sabe el origen de esta costumbre tan asociada a la irreverencia estudiantil y la despreocupada cultura occidental. 


Si bien la historia nos informa que en la antigua Grecia, en Egipto e incluso en la prehistoria se mascaban resinas de árboles y plantas con propiedades medicinales, el origen del chicle moderno nació en las selvas del sureste Mexicano y el norte de Centroamérica, en una región que se conoce como el Gran Petén donde hace más de dos mil años floreció la cultura Maya.

Fueron precisamente ellos quienes comenzaron la recolección de la savia del Chicozapote, uno de los árboles más abundantes de la zona, haciendo incisiones en zig-zag sobre su corteza para que ésta fluyera hacia los recipientes colocados en la base del árbol. Tras un proceso de secado se obtenía una goma masticable que usaban para limpiarse los dientes y la boca o para inhibir el hambre en los rituales de ayuno. 

El nombre con que los mayas conocían esta goma fue “sicte”, que significa sangre o fluido vital y con ella comerciaron con otros pueblos mesoamericanos. Su uso se extendió en tiempo y en espacio, de manera que llega a los Aztecas con el nombre de “tzictli” (para quienes la palabra significa pegar) y de allí pasa a la lengua española como chicle. En España y el resto de Europa siguió siendo usado con fines higiénicos sin mayor impacto.

Parece que el lanzamiento del chicle a los mercados masivos internacionales tiene origen en una curiosa anécdota del tirano ex presidente de México Antonio López de Santa Anna. Dicen que durante su exilio en Nueva York, Santa Anna conoció a un ingChicozapoteenioso fotógrafo de apellido Adams y que un día se enfrascaron en una plática de como producir un material más elástico, resistente y barato para producir neumáticos para carruajes.

Entonces vino a cuento esta resina que los indígenas habían mascado por años, pero la propuesta era mezclarlo con un tipo de hule. La idea original resultó un fracaso y después de un año de pruebas el señor Adams se dio por vencido, aunque había chicle de sobra. Para no desperdiciarlo, el hijo del Sr. Adams lo ofreció a algunos boticarios a lo largo de la costa este de los Estados Unidos para su venta con la finalidad original: la de higiene.

La primera caja de chicles Adams se vendió con el color original y sin sabor. Aun así el negocio creció con tanto éxito que en 1879 un comerciante de Louisville, Kentucky, que ya vendía una resina endulzada como golosina, ordenó un cargamento de chicle mexicano y lo endulzó originando la primera marca competidora de Adams: la Colgan.

El sabor fue algo más difícil de añadir ya que el chicle no absorbe sabores, pero si absorbe azúcar. Así que se le ocurrió a un vendedor de palomitas de Cleveland, Ohio, en 1880, mezclar saborizantes con jarabe de maíz y después añadir la mezcla al chicle. Como el jarabe es básicamente azúcar, el experimento tuvo éxito dando origen al primer chicle de menta con el nombre de Yucatán.

Desde entonces el sabor dulcemente refrescante del chicle empezó a invadir América e Inglaterra. El Manual de Carreño catalogó de mal gusto la costumbre de mascar chicle, sobretodo entre las damas. Pero la mercadotecnia para atraer consumidores de los dos géneros logró crear más sabores, sobre todo frutales. 

Pero no fue sino hasta la Segunda Guerra Mundial cuando el chicle alcanzó los cuatro rincones del mundo. Los soldados norteamericanos lo llevaron consigo por la facultad que tiene de relajar la tensión nerviosa, ejercitar los músculos del cuello y cara, estimular la producción de saliva e inhibir el hambre momentáneamente. Su importancia fue tal que cuando el enemigo lo descubrió, s u traslado marítimo a través del Golfo de México era casi siempre custodiado por submarinos de EU.

En los años cincuenta se descubrió un polímero sintético de producción a un costo mucho menor, lo que marcó el declive de las exportaciones y la extracción de la resina volvió a ser una actividad tradicGoma de mascar para fumadoresional. En nuestros días la producción de chicle tiene un ligero repunte gracias a la preferencia cada vez más popular por productos naturales.

La costumbre de mascar chicle está extendida por todo el mundo aunque por lo general esta restringida en las escuelas, ya que se considera una falta de respeto al maestro y una actividad que dificulta la concentración. En Singapur estuvo completamente prohibido desde hace más de 10 años, so pena de cárcel a quién comerciara con él, porque varios sectores que se quejaban de la suciedad que causaban los chicles en suelos, edificios y medios de transporte. Ahora se permite mascarlo únicamente con fines terapéuticos.

En San Luis Obispo, California hay una pared en un callejón de Higuera Street, sobre la cual los jóvenes comenzaron a pegar chicles masticados, a principios de la década de 1960. Los vecinos se quejaron pero el chicle seguía apareciendo. Hoy es el único monumento al chicle que se conoce. En las esquinas hay máquinas expendedoras de chicles por si, al pasar por ahí, quiere Usted dejar su tributo. ¡Mastique y pegue!

Fuentes:

Wrigley

Cancún on line

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12 de noviembre de 2009

Ochho mitos del Cuerpo y la Salud

Viernes, 13 de noviembre de 2009

Ocho mitos del Cuerpo y la Salud

O, mejor dicho, verdades a medias...


Tal vez no hace mucho tiempo se tragó un chicle y piensa que puede que esté pegado en alguna pared de su estómago. A lo mejor también cree que sólo utiliza un 10% de su cerebro y que el 90% restante lo tiene dormido. O no come por la noche porque le han dicho que engorda más; incluso se niega a levantar mucho peso por si le provoca una hernia. ¿Serán verdad, o simplemente son creencias que han pasado de generación en generación? Un grupo de pediatras británicos se han cansado de escuchar demasiados mitos médicos y han destapado ocho creencias que son mentira -o verdades a medias- y sólo existen en la cabeza de ya demasiada gente.


1. No se ha encontrado evidencia científica que avale que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro. No existe ninguna área del cerebro inactiva. Como sucede con los músculos, utilizamos las regiones del cerebro según la actividad que se desempeñe. Cuanta mayor complejidad, mayor uso. Nunca se utiliza el 100% del cerebro simultáneamente. De hecho, sólo en grandes ataques epilépticos puede llegar a utilizarse toda la capacidad del cerebro al unísono. Tal vez este bulo se tejió cuando se afirmó que se utiliza el 10% del cerebro de forma consciente, mientras que el 90% restante se hace inconscientemente.

2. La mítica regla de que se puede comer algo que se ha caído al suelo si no han transcurrido cinco segundos también se desmonta. Hay bacterias que tienen una capacidad de adhesión a los alimentos en pocos segundos. La salmonella, por ejemplo, sobrevive en la madera o alfombras durante semanas, y siente especial admiración por subirse a un alimento que cae al suelo en pocos segundos. Depende del tipo de alimento, de la bacteria y del suelo. Pero los microbiólogos afirman que al 99% de estas bacterias les bastan cinco segundos, sobre todo si el alimento es un trozo de carne y el suelo, un azulejo.

3. No crecen las uñas y el pelo una vez muerto. La idea surgió de una ilusión óptica. Al morir, el cuerpo se deshidrata, la piel se seca y es como si encogiera. Por eso parece que el pelo y las uñas crecen, pero es falso. Físicamente es imposible: en el hipotético caso de que pudiera producirse este crecimiento, requiere la actividad de un conjunto de hormonas que, al morir la persona, mueren junto a ella.

4. Hay supuestos que reiteran que el color de la orina indica la hidratación de la persona. “La orina tiene que ser clara. Si es oscura, significa que no bebemos todo el agua que deberíamos tomar”. En este caso, los invetigadores dicen que es una verdad a medias. Sí es cierto que una orina con más color es un síntoma de deshidratación, pero no tiene por qué ser así. Puede ser también por el proceso de ósmosis: a mayor cantidad de sustancia a disolver en una cantidad de orina, es entendible que presente un color más fuerte.

5. No se asuste si convive con un sonámbulo y se levanta por la noche. En ningún caso existe el riesgo de que le dé un ataque al corazón o sufra un daño cerebral si lo despierta. Se recomienda no hacerlo simplemente para no confundir ni asustar al propio afectado. Por nada más.

6. Otra de las creencias que seguro le habrán advertido alguna vez es tener cuidado con los chicles que, si se tragan, pueden quedarse pegado durante años en el estómago. Tal vez este mito nació –es totalmente falso- para evitar que todos los chicles terminasen en el estómago de todos los niños. No se preocupe: el estómago está lo suficientemente preparado como para enfrentarse sin ningún problema a estos ‘contratiempos’.

Leyendas urbanas del hombre y su sexo

7. Es imposible y falso que los hombres piensen en sexo cada siete segundos. Si un hombre permanece despierto 15 horas al día, pensaría más de 7.700 veces al día en el tema. No cuadran las horas en el reloj, aunque no falten ganas. Sí es cierto que piensan más que las mujeres, aunque la diferencia va menguando conforme pasan los años. Un estudio refleja que un 54% reconoce pensar en ello una o varias veces cada 24 horas frente al 19% de mujeres.

8. Quizá la más extendida y popular de las creencias es que el tamaño de los pies se asemeja al tamaño del órgano sexual masculino. No se lo crea. La ciencia creó este mito al contar que los genes Hox, implicados en el desarrollo embrionario, inciden tanto en el crecimiento de los dedos de las manos y pies como en el desarrollo del pene. De ahí surgió la relación entre los tamaños de las distintas partes del cuerpo. Pero no tiene nada que ver: unos pies grandes no necesariamente suponen un mismo tamaño en otras partes.

Fuente:

Elconfidencial.com
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