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24 de febrero de 2013

Casa Blanca finalmente liberará todos los artículos científicos financiados con dineros públicos

(CC) West Point Public Affairs


La Casa Blanca respondió a una petición –que esperaba su respuesta desde el 13 de mayo del 2012– realizada a través de su plataforma de interacción con los ciudadanos a través de Internet, We The People, donde le solicitaban al gobierno el acceso gratuito a través de Internet a todas las publicaciones científicas financiadas con dineros públicos, pues como bien lo sabía Aaron Swartz, gran parte se encuentra detrás de paywalls.

En la actualidad, la investigación científica en Estados Unidos se hace en instituciones de educación superior –frecuentemente financiadas por el Estado– quienes envían artículos a revistas científicas para que sean publicados (a veces incluso pagando por ello). Luego las revistas envían la información a otros académicos que la revisan –usualmente gratis–, y la editorial de la revista luego gana dinero vendiendo el acceso a la información a las bibliotecas de las mismas universidades.

Para ayudar a dimensionar las ganancias de las editoriales científicas con fin de lucro, una de las más grandes, Elsevier, logró ganancias el 2011 por US$ 1.100 millones con un margen de ganancias cercano al 35%, mientras que las bibliotecas han visto que el costo de su suscripción ha aumentado un 273% entre 1986 y el año 2004.

El jefe de la Oficina de Políticas sobre Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, John Holdren, anunció finalmente que el gobierno adoptaría una política donde todos los papers científicos producidos con dineros públicos van a ser puestos al alcance de toda la población transcurrido un año desde su publicación en una revista científica.

El nuevo reglamento se aplicará a todas las agencias del gobierno estadounidense que tengan un presupuesto para investigación superior a los US$ 100 millones, e incluirá medidas para preservar y divulgar todo tipo de información asociado a la investigación como imágenes y bases de datos, excluyendo los borradores de los papers (tampoco la idea es humillar a nadie, ¿no?).

Lamentablemente, el año de diferencia entre la publicación y la disponibilidad a través de paywalls de un artículo es sólo referencial, y las agencias gubernamentales podrán modificar este límite en base a las dificultades con las que se puedan topar al investigar determinados campos.

Fuente:

FayerWayer

4 de febrero de 2013

Cuando la genética conoció a la bioquímica y una pregunta trampa les unió

 Esta semana me tocaba clase de Genética Humana (cómo he acabado dando el tema de mapas genéticos en una asignatura de un máster de Biomedicina es una larga historia). Cuando doy clase me gusta hacerles preguntas aparentemente inocentes, pero que tienen muy mala idea. Por una parte trato de aligerar un poco el rollo que les estoy soltando y por otra ver si realmente saben lo que deben saber. En este caso la pregunta inocente fue"¿Supongo que sabéis quién descubrió el ADN?" y todos al unísono.... Watson y Crick. Y yo ¿seguro?, bueno y Rosalind Franklin dijeron algunos. Si les hubiera preguntado quién dirigió "El Tercer Hombre" me hubieran dicho que Orson Welles, pero no, no es el caso. Para que Watson y Crick interpretaran los datos de Rosalind Franklin hubo que andar un largo camino. Y ESTO UN ESTUDIANTE DE MASTER DEBERÍA SABERLO.
¿Quién descubrió el ADN?

El ADN lo descubrió el médico Suizo Friedrich Miescher, trabajando en Tübingen en el laboratorio de Felix Hoppe-Seyler a partir de los restos de pus de las vendas de los soldados heridos en la guerra Franco-Prusiana. El pus es básicamente restos de glóbulos blancos y células muertas y el ADN es muy estable, por lo que al no degradarse se acumula, lo que contribuye a darle la típica consistencia viscosa. Una preparación en laboratorio de ADN genómico de cualquier organismo también tiene esa consistencia viscosa. 

Miescher también descubrió que se acumula en el núcleo de las células, por lo que le llamó originalmente "nucleína". Años después trabajando en su Basilea natal, descubrió que el esperma de salmón era rico en esta sustancia de carácter ácido, y que además va asociada con otras moléculas, muy básicas, a las que denominó protaminas. Lo que había descubierto eran las histonas, proteínas alrededor de las cuales se enrolla el ADN. Actualmente el esperma de salmón se sigue utilizando como ADN inespecífico o ADN carrier en muchas técnicas de biología molecular (hay protocolos en los que necesitas ADN, pero te da igual la secuencia que tenga). 

Un efecto secundario de esta viscosidad del ADN lo sufren los pacientes de fibrosis quística. Debido a la mutación en un canal de iones no pueden regular la mucosidad ni el sudor (que es más salado que de normal). En las vías respiratorias esto favorece coger infecciones. El principal problema que tienen es la viscosidad de las células muertas que impide respirar. Un tratamiento sintomático es un spray con DNAasa, molécula que degrada el ADN.


File:Friedrich Miescher.jpg
Miescher, descubridor del ADN
¿Miescher supo la transcendencia de su descubrimiento?

Pues realmente no. En su momento está molécula no tenía una función clara. Se suponía que podría tener una función estructural dentro del núcleo. Hasta aquí fue un descubrimiento, aparentemente poco relevante y en el campo de la química, o de la muy incipiente bioquímica. La genética se estaba desarrollando, por caminos aparentemente separados. 


Ni Darwin ni Mendel tuvieron una base molecular para sus descubrimientos sobre herencia o evolución y formularon sus teorías sobre caracteres externos, sin tener ni idea de qué molécula era responsable de transmitir esa herencia ni de qué factores pueden hacer que cambie. Mendel en su momento fue un poco tramposillo, pero de eso hablaremos otro día. Darwin sí que tiene una relación con la biología molecular, pero muy peculiar. En 1882 Walter Drawbridge Crick, abuelo de Francis Crick, fabricante de zapatos y malacólogo (estudioso de las conchas) aficionado escribió a Charles Darwin para describirle su hallazgo de una minúscula concha de agua dulce en la pata de un escarabajo de agua. 

El 6 de abril de 1882 (13 días antes de la muerte de Darwin) salió publicado un artículo en Nature en el que describía el bivalvo que le había enviado el abuelo de Francis Crick. Por lo tanto sí que hay alguna relación de Darwin con la biología molecular, pero lejana. La saga familiar no acaba con Francis. Su hijo hizo una aportación clave a la cultura popular.  Michael Crick fue diseñador de video juegos en la época de las consolas Atari y de los primeros salones recreativos con videoconsolas, entre ellos, el famoso de la rana que cruzaba carreteras.

¿Tuvieron alguna relación Miescher, Darwin y Mendel?


Poca, a pesar que los tres fueron prácticamente coetáneos, solo Mendel tuvo constancia del trabajo de Darwin (gracias por el apunte Manuel), pero no a la inversa y Ni Darwin ni Mendel supieron de la molécula que descubrió Miescher y por supuesto ni llegaron a imaginarse lo relacionados que estaban. Aunque Darwin estuvo muy cerca de intuir o descubrir las leyes de Mendel, gracias a unas observaciones en guisantes. No obstante el miraba los caracteres y los aspectos morfológicos en general, no tuvo el acierto de Mendel (y alguna trampita, insisto) de observarlos como caracteres independientes. Hoy en día sería impensable este desconocimiento mutuo. 


Por suerte tenemos tecnologías de la información y un idioma universal en ciencia (el inglés) que permite un flujo de información casi instantáneo, lo que permite optimizar los esfuerzos y crear sinergias.



Rosalind Franklin, fallecida antes del Nobel.

¿Quién descubrió que el ADN lleva la información genética?


Pues fueron Oswald Avery, Colin MacLeod, and Maclyn McCarty trabajando en el instituto Rockefeller. Unos años antes Griffith había descubierto que existía un principio transformante capaz de transformar cepas virulentas de pneumococo en cepas no virulentas. Su experimento consistió en demostrar que cepas no virulentas se transformaban en virulentas al estar en contacto con células virulentas muertas. El experimento de Avery, MacLeod y McCarty demostró que la molécula responsable de transmitir esa información era el ADN. Hasta ese momento se pensaba que era un proteína, ya que tenía vigencia la hipótesis de Levene según la cual las cuatro bases que forman el ADN (Adenina, Guanina, Citosina y Timina) se agrupaban formando tetranucleótidos y tenían una función estructural. También pesaba el error del premio Nobel Willstätter, que había afirmado que podía catalizar reacciones químicas con extractos libres de proteínas. Luego se vio que era debido a un error experimental. Hasta muchos años después Thomas Cech no descubrió el ARN con capacidad catalítica.  Hasta la demostración de Avery, MacLeod y McCarty de que el ADN era la molécula que explicaba el experimento de Griffith, las proteínas estaban consideradas como los candidatos idóneos para ser portadoras de la información genética.



Oswald Avery

¿Entonces, qué descubrieron Watson y Crick?
 

Watson y Crick descifraron la estructura del ADN, proponiendo el modelo, confirmado experimentalmente, de la doble hélice antiparalela, en la cual las adeninas emparejan con las timinas y las guaninas con las citosinas, adelantándose a otros grupos que estaban tratando de descifrarla como el de Linus Pauling (que había propuesto una estructura en triple hélice). 

Para descifrar la estructura utilizaron datos de Rosalind Franklin. Circula la historia que fue una injusticia que Franklin no recibiera el premio Nobel, pero la realidad es que Rosalind falleció en 1958 y Watson y Crick, junto con Maurice Wilkins, colega de Rosalind Franklin, recibieron el premio Nobel en 1962. Las bases del premio explicitan que no se concede a título póstumo, solo en el caso que el agraciado fallezca entre el momento del fallo del jurado y la entrega del premio, como sucedió con Ralph Steinmann en el 2011. En su momento el modelo propuesto tenía un error puesto que suponía que la guanina y la citosina se enlazaban mediante dos puentes de hidrógeno, cuando en realidad son tres. Watson y Crick tampoco descubrieron que el ADN se replica de forma semiconservativa, ya que eso fue mérito de Messelson y Stahl unos años después utilizando isótopos pesados de nitrógeno. 

Por lo demás últimamente James Watson es noticia por hacer declaraciones muy raras sobre el cáncer, o algunas sobre razas humanas. En el año 2006, mientras estaba de realizando mi postdoctoral en Basilea tuve ocasión de asistir a una charla que impartió en mi centro. La verdad, el pobre señor se notaba que no estaba para historias. Digamos que su privilegiado cerebro sufre los estragos de la edad como cualquier otro. De hecho alguien le preguntó por Rosalind Franklin y se salió por peteneras. Yo no le daría demasiada importancia a lo que dijera en lo que le quede de vida, por muy James Watson que sea.



File:Griffith experiment.svg
Experimento de Griffith (via wikipedia)

Más preguntas trampa en genética:
 

Ya puestos aviso de otras preguntas trampa que puedo poner en genética humana. Por ejemplo ¿cuantas copias del genoma hay en una célula? a esto contestan que dos, pero olvidan el detalle del genoma mitocondrial, que está presente en varias copias (hasta 10) dentro de las mitocondrias, por lo tanto en una célula hay dos copias del genoma nuclear y un número variable y muy alto de copias del genoma mitocondrial. Es variable porque a) no todas las mitocondrias tienen el mismo número de copias del genoma, b) no todas las células tienen el mismo número de mitocondrias. Otra pregunta trampa ¿Cuantos genomas hay en un ser humano? La contestación obvia es dos, el humano y el mitocondrial, pero se olvidan de todo el microbioma simbiótico o parásito que vive en nuestro interior, más los virus que todos portamos y que en general no causan patología. Lo dicho, hay que pensarse la respuesta antes de soltarla a lo loco.

PD: Después de esto nadie les libró de un rollo sobre mapas de ligamiento y distancias genéticas.


Tomado de:

Los Productos Naturales

6 de enero de 2013

BBC: Los errores científicos de la ciencia ficción

The Big Bang Theory

Claramente no es una ciencia exacta, pero desde los inicios del cine el género de la ciencia ficción ha atraído una gran cantidad de público.

Si a eso se le suma el auge de las series de televisión sobre investigadores, como la premiada The Big Bang Theory, podría decirse que hoy los científicos viven sus 15 minutos de fama y popularidad.

Sin embargo, las series o películas aun están a años luz de mostrar fielmente cómo se trabaja en ciencia. 
 El programa científico de BBC, El club de ciencias de Dara O Brian, le pidió a cuatro expertos que dejaran al descubierto sus "errores favoritos" del cine o la televisión. Y estos fueron los resultados.

Curas y soluciones en medio segundo

"Algo que nunca deja de sorprenderme es cuando muestran a los científicos resolviendo un problema. ¡Se demoran cinco minutos!", asegura la física Janna Levin.

Galileo Galilei

¿Se habrá revolcado en su tumba Galileo al ver el tamaño de King Kong?

Sin embargo la ciencia real no funciona así. "Necesitamos analizar la idea, pensar, repensar. Hay errores, equivocaciones".

Según la profesora e investigadora, ni la televisión ni el cine reflejan la realidad del proceso científico. "Es increíble, porque de inmediato aparece una solución maravillosa en la pantalla de su computadora", agrega.

Las proporciones de King Kong

"Si vamos a hablar de errores, tenemos varias opciones", asegura el astrónomo Martin Rees, respecto de la acuciosidad hollywoodense.

Según el científico, uno de los más evidentes es la absoluta ignorancia sobre la ley cuadrático-cúbica de Galileo, que establece que cuando una forma crece en tamaño, su volumen crece más rápido que su superficie.

"La escala desarrollada por Galileo no es tomada en cuenta en muchas de las películas de ciencia ficción. Por eso es que King Kong no podría haber existido, ya que necesitaría piernas mucho más gruesas que su propio cuerpo para sostenerse a sí mismo", explica el astrónomo.

En busca del tiempo y espacio perdido

Mister Spock

Hollywood no es la fuente más fidedigna para entender el desarrollo científico.

Para los arqueólogos o paleontólogos es aun más fácil reirse de la nula investigación que algunas películas parecieran tener.

"Un clásico de los errores es 'Un millón de años A.C.' en la que Raquel Welch se gasta un montón de tiempo huyendo de dinosaurios y otras criaturas que se habían extinguido 65 millones de años antes", explica el paleontólogo Richard Fortey.

Otro de los que piensan que Hollywood está lleno de falsedades es el ingeniero en sonido Trevor Cox.

Su falsedad favorita es la sonorización de la frase "El espacio es la frontera final", de Viaje a las estrellas. "Es una frase venerada. Yo creo que pensaron: '¿El espacio? Nadie sabe. Pongámosle sonido".

Con todo, errores de tiempo o espacio, cosas imposibles o, al menos, poco probables, no hay que olvidar que la ciencia ficción es eso: ficción.


Fuente:

BBC Ciencia

13 de diciembre de 2012

Educación para "nerds" empleando abecedarios frikis


 B de Binario; E de Electroimán; A de Átomo

Este Abecedario para jóvenes científicos en formato tarjetas prácticamente garantiza que el crecimiento del bebé recibirá el trastorno adecuado como para convertirlo en un Sheldon. Así mejorarán sus probabilidades de lograr el dominio del mundo como científico loco en la madurez. Lo malo: durante décadas habrá de vivir en una cueva sin luz ni vida social.


(Vía @ptwobrussell.)

Tomado de:

Microsiervos

12 de diciembre de 2012

Los científicos exploran el "mundo perdido" antártico



Los investigadores buscarán vida en el Lago Ellsworth.

Un equipo de científicos se prepara para comenzar un intento de investigar un lago antiguo debajo de la capa de hielo en la Antártica.

El lago Ellsworth se encuentra debajo de una capa de hielo de un grosor de 3.2 km. Sus aguas han estado escondidas por hasta medio millón de años.
Éste será el primer intento de extraer muestras no contaminadas de agua y sedimento de un cuerpo de agua tan lejos de la superficie.

La investigación es parte de una búsqueda para entender los límites de dónde es posible que exista vida. A pesar de la falta de luz y de la gran presión que existen a esa profundidad, es probable que sean encontrados microorganismos.

El lago mide alrededor de 14 km de largo, 3 km de ancho y 160m de profundidad.

Trabajar en esta región de la Antártica famosa por sus bajas temperaturas y vientos constantes es un gran reto.

El proyecto es aún más difícil porque el material científico tiene que mantenerse esterilizado durante todo el proceso.

El equipo detrás del proyecto de más de US $10 millones está preparando un taladro de agua caliente que será usado para abrir un hueco desde la superficie de hielo hasta el lago.

Gran emoción

El jefe del equipo científico, Martin Siegert, profesor de la universidad de Bristol en el Reino Unido, le confesó a la BBC que pensó por primera vez en explorar lagos subglaciales hace 16 años.

"Estamos muy emocionados por este trabajo y estamos esperando realizar esta actividad científica que nos ha tomado tanto tiempo en planear".

"El primer reto era desarrollar el material y eso ya lo hicimos. La segunda cosa fue mantenerlo limpio y eso lo hicimos. Lo tercero fue trasladarlo a la Antártica limpiamente y eso también lo hicimos".

"Ahora que el experimento está establecido, podemos presionar el botón de arranque".

Una pequeña montaña de 270.000 litros de nieve está lista para ser arrojada a calderas– la primera de una vasta cantidad necesaria para producir suficiente agua para la operación.

El agua será filtrada para remover los microbios existentes, después será revisada con luz ultravioleta antes de ser calentada a 90 grados centígrados. Ésta será trasladada al taladro para derretir un pasadizo que será creado a través de la capa de hielo.

Las tuberías de agua caliente que conectan las calderas fueron aisladas y en algunos casos equipadas con aparatos de calentamiento. Todos los componentes clave están conectados para transmitir datos. La manguera del taladro, de 3.4 km de largo, fue también limpiada y revisada.

Se espera que la operación realizada con el taladro dure cinco días y que el hueco dure abierto no más de 24 horas.

Ventana breve

Durante esta breve ventana, el plan es introducir una sonda de muestreo equipada con una cámara HD para que recolecte las primeras imágenes del lago y obtenga muestras de agua.

Después, el equipo espera bajar un segundo artefacto que se fije en el lago y que extraiga una parte del sedimento – el cual debería proveer un registro invaluable de la historia del lago y revelar cuando fue cubierto por hielo.

El gerente del proyecto, Chris Hill, describió el "sentimiento gracioso" de planear el proyecto desde hace tanto tiempo y que ya este listo.
"Las doce personas aquí se han sentado alrededor de una mesa en muchas ocasiones durante ese periodo… pero ahora, por primera vez, estamos juntos en la Antártica, en el Lago Ellsworth, con toda la maquinaria, como un equipo y tenemos que hacer que suceda"
Chris Hill, gerente del proyecto

En su blog escribió:

"Las doce personas aquí se han sentado alrededor de una mesa en muchas ocasiones durante ese periodo… pero ahora, por primera vez, estamos juntos en la Antártica, en el Lago Ellsworth, con toda la maquinaria, como un equipo y tenemos que hacer que suceda".

A principios de este año, científicos rusos extrajeron muestras de un lago mucho más grande en la Antártica, el lago Vostok, aunque hay interrogantes sobre los riesgos de contaminación.

También, un equipo estadounidense reportó el mes pasado el descubrimiento de microbios en el lago Vida, pero de profundidades menores a las del lago Ellsworth.

Los hallazgos iniciales en el lago Ellsworth serán conocidos en aproximadamente una semana.

Fuente:

BBC Ciencia

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10 de diciembre de 2012

El neutrino está de cumpleaños

 
neutrino electrónico de ParticleZoo

Neutrino electrónico de ParticleZoo

Durante la década de 1920 la física vivía años dorados: Hubble descubrió que nuestra galaxia era sólo una de miles, se descubrió la expansión del universo, la teoría de la relatividad era verificada experimentalmente, y grandes genios del siglo XX incluyendo a Bohr, Born, Heisenberg, Schrödinger, Dirac y Planck develaron uno de los grandes misterios de la naturaleza desarrollando la física cuántica. Experimentos alrededor del mundo confirmaban uno tras otro cómo esta nueva y extraña descripción del mundo subatómico funcionaba a la perfección. 


Sin embargo, a fines de esa década la física de partículas todavía en pañales enfrentaba una importante crisis. La radioactividad ya tenía un par de décadas y su descubrimiento le había significado el Premio Nobel a Henry Becquerel, Pierre y Marie Curie en 1903, sin embargo había un detalle que tenía a los teóricos de la época sin dormir tranquilos. El llamado decaimiento beta ocurre cuando un núcleo atómico espontáneamente se transforma en otro emitiendo un electrón. Los físicos notaron que el nuevo núcleo atómico tenía un protón más que el original por lo que la carga eléctrica se conserva (protón y electrón tienen cargas de igual magnitud pero signo opuesto). Esto es muy importante ya que las leyes de la física funcionan en base a principios de conservación. Otra cantidad importante que debe conservarse es la energía. Todos hemos aprendido desde niños que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y justamente aquí estaba el problema con el decaimiento beta, ya que los cálculos mostraban que si la energía se conserva entonces el electrón siempre sería emitido con la misma energía E_0; sin embargo todos los experimentos mostraban que al decaer el núcleo atómico, el electrón salía emitido con cualquier valor entre cero y E_0. Tanto era desconcierto de los teóricos que el mismo Niels Bohr consideró que sería necesario abandonar el principio de conservación de la energía.

El nacimiento del neutrino

Desde siempre, las conferencias de física han servido no sólo como una reunión para debatir acerca de recientes descubrimientos y resultados sino que principalmente para discutir nuevas ideas (esto en realidad justamente por eso vamos a conferencias). Así ocurrían las famosas discusiones entre Einstein y Bohr sobre física cuántica durante las Conferencias Solvay, cuya versión en 1927 permitió reunir a las lumbreras de la física teórica y experimental de la época en esta famosa imagen:

Solvay_conference_1927_crop

Cuarto de derecha a izquierda de pie aparece Wolfgang Pauli, distraído junto a Werner Heisenberg, parece estar enfocado en uno de sus rivales públicos Paul Ehrenfest (tercero de izquierda a derecha), con quien protagonizaron varias peleas verbales públicas. Era sabido que uno asistía a las charlas del otro sólo para fastidiarlo.

Pauli tenía 30 años en 1930 cuando no pudo asistir a una conferencia en Tubingen (Alemania) en la que se debatiría el problema del decaimiento beta.


Pauli en su cumpleaños 1945

Pauli celebra su 45° cumpleaños en medio de una charla en Princeton (1945)

Pauli tuvo una idea que resolvería el problema y salvaría al principio de conservación de la energía de una forma elegante pero radical. Pauli propuso que en el decaimiento beta de un núcleo atómico no sólo se crea un protón y un electrón, sino que también se emitiría una tercera partícula que compartiría su energía con el electrón, de esta manera el electrón sería emitido a veces con mucha energía, otras veces con poca energía. Con esta hipotética partícula Pauli reconciliaría la teoría con los experimentos. Dado que la carga eléctrica ya era conservada, esta nueva partícula debería ser neutra por lo que Pauli la bautizó como “neutrón” (aunque lo que hoy llamamos neutrón fue descubierto en 1932 y no es el “neutrón de Pauli”). Como no pudo asistir a la conferencia, Pauli escribió el 4 de diciembre de 1930 una de las más famosas cartas en la historia de la física, dirigida a los participantes de la conferencia.

“Estimados y radiactivos damas y caballeros…” escribió, agregando un toque de humor a esta informal manera de expresar una nueva y genial idea. “He encontrado una medida desesperada para salvar la ley de conservación de la energía suponiendo que en el núcleo existen partículas sin carga eléctrica a los que llamaré neutrones. Las observaciones del decaimiento beta tienen sentido si además del electrón, un neutrón es emitido de tal manera que la suma de sus energías es constante” (E_0). Es interesante ver cómo una idea que salvó uno de los principios fundamentales de la física nunca fue publicado. Pauli explica que “por ahora no me atrevo a publicar los detalles de esta idea, les confío a ustedes mi querida gente radiactiva la pregunta de cuán probable sería encontrar evidencia experimental de tal neutrón”. Con estas palabras Pauli literalmente inventó una nueva partícula como una medida desesperada a la posibilidad de abandonar un principio tan fundamental (conservación de la energía). Pauli incluye en su carta detalles sobre las propiedad que “su neutrón” debería tener y concluye diciendo “Debo admitir que mi solución puede parecer casi imposible ya que si existiera ya deberíamos haber visto estos neutrones. Pero si no nos arriesgamos no avanzaremos. Querida gente radiactiva, examinen y juzguen”.

Pauli

“Certificado de nacimiento del neutrino”: Carta de Pauli a los participantes en la conferencia en Tubigen

En 1934, otro de los grandes físicos de la época, el italiano Enrico Fermi, postuló una teoría completa sobre los decaimientos radiactivos que hoy conocemos como interacción débil. Fermi incorporó la idea de Pauli en su teoría, sin embargo en 1932 James Chadwick había descubierto el neutrón, por lo que el “neutrón de Pauli” (todavía hipotético) necesitaba otro nombre. Según los cálculos de Pauli, “su neutrón” debería tener una masa una 100 veces menor a la de un protón, dado que el neutrón descubierto por Chadwick era un poco más pesado que el protón Fermi exclamó “este neutrón es muy pesado, el neutrón de Pauli es más liviano, más pequeño, debereríamos llamarle el pequeño neutro”. Así es como el neutrón de Pauli pasó a llamarse neutrino, que en italiano significa “el pequeño neutro”.

Búsqueda del neutrino

Cowan Reines

Cowan y Reines con su detector de neutrinos

Los años pasaban y no aparecía evidencia del neutrino. Pauli llegó a expresar “he hecho algo terrible, algo que ningún teórico debería hacer: he inventado una partícula que no puede ser observada”. Sin embargo los físicos experimentales son muy ingeniosos y basados en la teoría de Fermi sabían que grandes cantidades de neutrinos serían creados en reacciones nucleares. El Sol produciría neutrinos en grandes cantidades pero debido a la gran distancia sería muy difícil detectarlos. En 1945 Frederick Reines trabajaba bajo la supervisión de Richard Feynman en Los Alamos como parte del Proyecto Manhattan, el cual concluye con la creación de la primera bomba nuclear. Más que una terrible arma, Reines vio una copiosa fuente de neutrinos en la Tierra. Durante la guerra fría las dos potencias nucleares testeaban sus armas y Reines planeaba instalar un detector de neutrinos para intentar probar su existencia, sin embargo el detector debía estar tan cerca que la explosión destruiría el detector. En 1952 Reines junto a Clyde Cowan deciden usar una “fuente pacífica de neutrinos” por lo que instalan su detector junto a un reactor nuclear en Hanford, en el estado de Washington. La teoría de Fermi también mostraba lo difícil que sería detectar un neutrino ya que rara vez interactúan con la materia. Usualmente se dice que “atrapar un neutrino es como intentar atrapar una bala con una malla para mariposas”. Esta propiedad fantasmal del neutrino de casi no interactuar la convierte en una partícula muy elusiva. Reines y Cowan denominaron a su búsqueda del neutrino “proyecto Polstergeist”. Luego de meses recolectando datos deciden instalar su detector en una planta nuclear con mayor potencia, esta vez en Savannah River en Carolina del Sur. Mejorando sus mediciones, en 1956 luego de más de dos décadas como una partícula hipotética, Reines y Cowan demuestran que la “solución desesperada” de Pauli es la correcta y que el neutrino existe. El 15 de junio de 1956 Reines y Cowan le enviaron un telegrama a Pauli contándole la noticia. Reines recibió el Premio Nobel en 1995 por este decubrimiento (Cowan murió en 1974).

Luego de la confirmación de la existencia del neutrino, la siguiente meta fue detectar los neutrinos emitidos por el Sol así como los generados en la atmósfera por la colisión de rayos cósmicos con moléculas de aire. Esta nueva carrera causó nuevos misterios llamados “el problema de los neutrinos solares” y “el problema de los neutrinos atmosféricos”, lo que da para un post completo que espero publicar en el futuro.

En 1962 Leon Lederman (famoso por titular “La Partícula de Dios” a su libro sobre el bosón de Higgs), Melvin Schwartz y Jack Steinberger descubrieron que no sólo el neutrino es una partícula real, sino que hay dos tipos de neutrinos, lo que les dio el Premio Nobel en 1988. Recién en el año 2000 se confirmó que existe un tercer tipo de neutrino.

Neutrinos hoy

Hay muchas historias para contar sobre estos “pequeños neutros”, sin embargo en 2011 los neutrinos acapararon la atención de todo el mundo cuando el experimento OPERA anunció que sus neutrinos parecían viajar más rápido que la luz. Fue genial ver cómo los neutrinos se convertían en la partícula de moda, destronando al Higgs por unas semanas. Lamentablemente todo fue un error en la medición. Durante 2012 el Higgs ha recuperado su lugar en los medios, y todo parece indicar que podemos decir que el Higgs ha sido descubierto.

Hay mucho que no sabemos sobre los neutrinos lo que gatilla el interés en estudiarlos. Sin embargo existe otra razón más profunda: los neutrinos podrían responder la pregunta “¿por qué existimos?” ya que sus propiedades podrían haber permitido que hubiese más materia que antimateria luego del Big Bang lo que llevaría a la formación del univero en el que vivimos. Hay muchos otros motivos por los cuales estudiar a estos pequeñines (como se refirió a ellos Lederman en una conversación que tuvimos en 2011). 


Personalmente les he dedicado sólo los últimos 6 años de mi vida, pero espero seguir estudiándolos, una copia de la carta de Pauli adorna mi oficina como el “certificado de nacimiento” de mi partícula favorita. En mi investigación los uso como herramientas para comprender ciertas propiedades de la naturaleza ya que al ser tan pequeños son sensibles a los más pequeños defectos que el espaciotiempo pudiese manifestar (espero en el futuro contar más detalles).

Los neutrinos pudieron originar el universo en el que vivimos, son fantasmales,  65 mil millones de neutrinos provenientes del Sol atraviesan cada centímetro cuadrado de nuestro cuerpo cada segundo, llegan desde el cielo en el día y atraviesan la Tierra para aparecer desde el suelo en la noche, como una vez escribí estos pequeños neutros pueden ser bastante tenebrosos: “los neutrinos son partículas fantasmales observadas por primera vez gracias al proyecto Poltergeist, que durante la noche aparecen por debajo de tu cama”.


Fuente:

Conexión Causal

4 de diciembre de 2012

Einstein y Mozart: dos genios unidos a través de un violín

Así como las travesuras de Mozart escandalizaron a sus contemporáneos, Albert Einstein llevó en su juventud una vida notablemente bohemia. Su estudiada indiferencia a la ropa y a su desgreñada melena oscura, junto con su amor por la música y la filosofía, lo hacían más semejante a un poeta que a un científico. Einstein también coincidía con la capacidad de Mozart de componer música magnífica...

El físico halló inspiración en el compositor

El año pasado, el centenario de E=mc2 inspiró una oleada de simposios, conciertos, ensayos y productos referidos a Albert Einstein. Este año, el mismo trato recibe otro genio, Wolfgang Amadeus Mozart, nacido el 27 de enero, doscientos cincuenta años atrás. Pero hay entre estos dos aniversarios más coincidencias de las que podríamos pensar.

En una oportunidad, Einstein dijo que, mientras Beethoven creó su música, la de Mozart "era tan pura, que parecía haber existido en el universo desde siempre, esperando a ser descubierta por su dueño". Einstein creía lo mismo respecto de la física, que más allá de las observaciones y la teoría se encontraba la música de las esferas... que, según escribió, revelaba "una armonía preestablecida", ya que expresaba asombrosas simetrías.

Las leyes de la naturaleza, tal como las de la teoría de la relatividad, estaban esperando que alguien con un oído atento las recogiera del cosmos. Así, Einstein no atribuyó tanto sus teorías a laboriosos cálculos, sino más bien al "puro pensamiento". Einstein estaba fascinado con Mozart y percibía una afinidad entre los procesos creativos de ambos, así como entre sus historias de vida. De niño, Einstein era un alumno mediocre en la escuela.

Una válvula de escape

La música era una válvula de escape de sus emociones. A los 5 años empezó a tomar lecciones de violín, pero muy pronto las prácticas le resultaron tan duras que le arrojó una silla a su profesora, quien salió huyendo de la casa hecha un mar de lágrimas. A los 13, el físico descubrió las sonatas de Mozart. El resultado fue una conexión casi mística, dijo Hans Byland, amigo de Einstein desde el secundario. "Cuando su violín empezó a cantar -le dijo Byland al biógrafo Carl Seelig-, las paredes de la habitación parecieron alejarse... Por primera vez apareció ante mí Mozart en toda su pureza, iluminado con las puras líneas de la belleza helénica, pícaro y travieso, poderosamente sublime."

Desde 1902 hasta 1909, Einstein trabajó seis días por semana en una oficina de patentes suiza, dedicando su tiempo libre a la investigación en el campo de la física, su propia "travesura". Pero la música también era su alimento, particularmente la música de Mozart, que se encontraba en el núcleo de su vida creativa. Y así como las travesuras de Mozart escandalizaron a sus contemporáneos, Einstein llevó en su juventud una vida notablemente bohemia. Su estudiada indiferencia a la ropa y a su desgreñada melena oscura, junto con su amor por la música y la filosofía, lo hacían más semejante a un poeta que a un científico.

Tocaba el violín con pasión y con frecuencia lo hacía en veladas musicales. Encantaba al público, particularmente a las mujeres, una de las cuales llegó a firmar: "Tenía esa clase de belleza masculina capaz de causar estragos". Einstein también coincidía con la capacidad de Mozart de componer música magnífica, aun en condiciones de gran dificultad y pobreza.

En 1905, el año en el que descubrió la relatividad, Einstein vivía en un diminuto departamento y debía enfrentarse a un matrimonio difícil y a dificultades de dinero. Esa primavera escribió cuatro trabajos que estaban destinados a cambiar el curso de la ciencia y de las naciones. Sus ideas sobre el espacio y el tiempo emergieron, en parte, del descontento estético: le parecía que las asimetrías del campo de la física ocultaban bellezas esenciales de la naturaleza; las teorías existentes carecían de la "arquitectura" y de la "unidad interna" que él hallaba en la música de Bach y de Mozart.

Contra la complejidad

En sus luchas con enormes grados de complejidad matemática, que lo condujeron a la enunciación de la teoría general de la relatividad, en 1915, Einstein recurría con frecuencia, en busca de inspiración, a la belleza simple de la música de Mozart.

"Siempre que se encontraba en un punto muerto o en un momento difícil en su trabajo, buscaba refugio en la música -recordó su hijo mayor Hans Albert-. Eso solía resolver todas sus dificultades." 


Al final, Einstein sintió que en su propio campo había logrado, como Mozart, desentrañar la complejidad del universo. Los científicos suelen describir la teoría de la relatividad como la más bella que se haya formulado nunca. El mismo Einstein siempre señaló la belleza de la teoría: "Es difícil que alguien que la haya entendido verdaderamente sea capaz de pasar por alto el encanto de esta teoría", dijo en una oportunidad. La teoría es esencialmente la visión de un hombre de cómo debe ser el universo. Y, sorprendentemente, el universo resultó ser muy parecido a como Eisntein lo imaginó.

Su audaz matemática reveló fenómenos espectaculares e inesperados como los agujeros negros. 


Aunque era un gigante clásico, Mozart contribuyó a sentar los fundamentos de los románticos con sus estructuras menos precisas. De manera semejante, las teorías de la relatividad de Einstein completaron la era de la física clásica y abrieron el camino para la física atómica y sus ambigüedades. Al igual que la música de Mozart, la obra de Einstein es un hito y un punto de partida.

En un concierto realizado en 1979 para celebrar el centenario del nacimiento de Einstein, Julliard Qartet recordó haber tocado para Einstein en su casa de Princeton, en Nueva Jersey (EE.UU.). 


Habían llevado cuartetos de Beethoven y de Bartók y dos quintetos de Mozart, según recordó el primer violinista Robert Mann, cuyos comentarios fueron grabados por el académico Harry Woolf. 


Después de interpretar a Bartók, Mann se dirigió a Einstein: "Nos complacería mucho hacer música con usted". En 1952, Einstein ya no tenía violín, pero los músicos habían llevado uno extra y Einstein eligió el inquietante quinteto en Sol menor de Mozart.

"El doctor Einstein casi no miraba las notas de la partitura -recordó Mann-. Aunque sus manos, fuera de práctica, eran frágiles, tenía una coordinación, un oído y una concentración extraodrinarios." Parecía, según su relato, extraer de la nada las melodías de Mozart.

Por Arthur I. Miller
De The New York Times 


El autor es profesor de Historia y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Londres, y escribió el libro "Empire of the Stars". 


Traducción: Mirta Rosenberg


Tomado de:

Hágasela Música

Ojo Científico

31 de octubre de 2012

La ciencia de Frankenstein



Señoras y señores… ¡Hoy es la terrorífica noche de Halloween! Y por ello, tenemos preparados unos pocos artículos sobre el tema, pues las fiestas (por muy terroríficas que sean) también tienen su cabida en el ámbito de la ciencia. Hoy empezaremos, ni más ni menos, que con la historia del famoso Frankenstein y su origen, que guarda algunas curiosidades que seguro que no conocéis, ¿empezamos?

Como algun@ ya sabréis, la novela de “Frankenstein” fue escrita en 1818 por Mary Shellell, pero, ¿qué le inspiró para escribir este relato? Pues bien, el origen de todo esto tiene mucho que ver con el reciente descubrimiento de la electricidad y las baterías, que empezaban a pegar fuerte allá por el siglo XVIII, donde se empezaba a comprender esta peculiar forma de energía en la que basamos actualmente prácticamente toda nuestra vida (sin electricidad, no estaríais leyendo esto).

Por aquel entonces, Luigi Galvani (de la Universidad de Bolonia, en Italia) estaba estudiando los efectos que podía tener la electricidad en animales, ya que se había demostrado que las descargas eléctricas producen violentos espasmos, y creían que podría causar contracciones musculares. El 26 de enero de 1781, mientras este científico realizaba la disección de una rana cerca de una máquina de electricidad estática, uno de sus asistentes tocó con el bisturí un nervio de la pata de este animal, y esta saltó. Galvani repitió el experimento, y volvieron a producirse los espasmos. La duda era, ¿de donde provenía la electricidad que hacía saltar la pata de la rana?

Bueno, en ese momento, Galvani la llamó “electricidad animal”, porque creía que la producía la misma rana, y sus conclusiones fueron publicadas en 1791. Estas publicaciones fueron leídas por el científico y físico Alessandro Volta (del que os hemos hablado detenidamente aquí en MedCiencia). Volta, como ya habréis podido leer aquí, fue el descubridor  de la capacidad eléctrica, el potencial y la carga, además de conseguir aislar el gas metano. Por su parte, replicó las investigaciones de Galvani, y llegó a conclusiones bastante diferentes: si Galvani creía que la electricidad provenía propiamente de la rana, Volta llegó a la conclusión de que esta energía estaba en los metales utilizados en el bisturí, y que la pata de la rana solo actuó como un conductor. Por ello, sustituyó la pata de la rana por un papel mojado con salmuera, donde detectó corriente eléctrica, probando así que Galvani se equivocaba. Posteriormente, como también habéis podido leer en nuestro artículo sobre Volta, este físico invento la pila galvánica o voltaica, el progenitor de las baterías actuales.

Actualmente, sabemos que la electricidad si provoca las contracciones de la panta de la rana, ya que desempeña un papel importante en la contracción muscular (es un tipo de reacción mediante iones a través de los nervios, que cuando conectan con el músculo determinado provocan su contracción).

Pero os preguntaréis, ¿todo esto que tiene que ver con Frankenstein? Pues bien, resulta que Giovanni Aldini, sobrino de Galvani, apoyó las tesis de su tío sobre la “electricidad animal”, pero también consideró importante el descubrimiento de Volta y su batería, por lo que estudió los efectos médicos que podría tener la electricidad en el cuerpo humano, por ejemplo, demostrando que podía provocar espasmos musculares a cadáveres mediante esta energía.

Si, suena bastante macabro, y más aún si sabemos que en 1803, en la prisión de Newgate de Londres, en Reino Unido, Aldini añadió barras de metal a la boca y oído del cadáver de George Foster, ejecutado hace poco, cuyo resultado se publicó en un libro llamado “El calendario de Newgate”:
“En la primera aplicación del proceso a la cara, las mandíbulas del criminal fallecido comenzaron a temblar, y los músculos adyacentes fueron horriblemente retorcidos, de hecho un ojo se abrió. En la parte final del proceso la mano derecha se levantó y apretó, las piernas y los muslos se pusieron en marcha“
Como imaginaréis, en aquella época, algunos llegaron a pensar que Aldini había resucitado a ese cadáver. Así pues, Mary Shelley, la autora de “Frankenstein”, conocía toda esta historia sobre la electricidad, Galvani, Aldini y Volta, y además era amante de las historias de fantasmas y de este tipo de experimentos…  
El resultado, como no, fue la famosa novela donde un cadáver conseguía resucitar mediante electricidad. Había nacido Frankenstein.

Vía: Bendita Ciencia.

Fuente:

Med Ciencia

25 de octubre de 2012

Conozca el YouTube de los científicos



A todos los gustan los vídeos de gatitos tocando el piano o de mastuerzos despeñándose con una bicicleta, pero a la hora de buscar vídeos de ciencia, Youtube quizá es una herramienta que se nos queda un poco corta. Para rellenar ese vacío, nació JoVE (Journal of Visualized Experiments), al que podríamos tildarlo como el Youtube de los científicos.

JoVE convierte en imágenes atractivas los densos artículos científicos que explican experimentos y ofrecen conclusiones. De este modo, se facilita a que otros científicos puedan reproducir los experimentos publicados para verificarlos o impugnarlos.

Los vídeos están producidos por JoVE, que elabora un guión de grabación en conjunto con los autores del experimento o la investigación. Para ello se apoya el guión con infografías, gráficos e incluso animaciones. Aquí los propios autores cuentan el artículo mientras se ve en escenas, como si fuera un pequeño documental las diferentes partes del experimento. Además, una líneas verticales nos muestran en qué parte del artículo estamos.

En una línea similar, en Internet ya podemos encontrar otras opciones como Sci Vee, que permite que los científicos puedan grabarse impartiendo clase, o simplemente grabar sólo el audio y luego sincronizar el audio con la presentación en texto y gráficos del paper. Una de las cosas que diferencia a Sci Vee de Youtube es la posibilidad de crear comunidades virtuales con un mismo objeto de estudio.
Y otro servicio de características similares a éste es DnaTube.

Fuente:

Xakata Ciencia

22 de octubre de 2012

Antes de Baumgartner: cinco intrépidos cuyas hazañas contribuyeron a la ciencia

Felix Baumgartner

Félix Baumgartner, el primer hombre que con su salto desde el borde del espacio rompió la barrera del sonido, afirmó que la meta de su proeza era obtener información científica.

El objetivo, insiste el equipo de Baumgartner, es colaborar en el desarrollo de sistemas de paracaídas de gran altura que podrían salvar vidas en el caso de tener que evacuar un nave espacial en la estratófera. 

Pero el paracaidista austríaco no está solo en el mundo de los intrépidos: existe una larga lista de osados aventureros que realizaron grandes hazañas y de paso, impulsaron avances científicos. Les ofrecemos cinco ejemplos.

El capitán Scott

El británico Robert Falcon Scott es conocido como el explorador que no llegó primero al Polo Sur (se le adelantó una expedición noruega).

Scott y sus compañeros de aventura murieron en el viaje de regreso de su segundo viaje a La Antártida.

El capitán Scott

El equipo del capitán Scott pasó meses estudiando las colonias de pingüinos.

Pero su misión instaló las bases de la ciencia polar moderna, según afirma el historiador David Wilson, sobrino nieto del naturalista del equipo de Scott, Edward Wilson.

Junto al cuerpo congelado del capitán se encontró un fósil perteneciente a un árbol de la especia Glossoptera indica y este hallazgo es la prueba de que La Antártida y Australia formaron parte una vez de un antiguo supercontiente.

Wilson afirma además que esto "ayudó a la comprensión geológica de nuestro planeta".

Scott también recogió las primeras muestras de huevos de pingüino emperador, que sirvieron para refutar la teoría vigente en aquel momento que sostenía que un embrión pasaba por todas las fases de la evolución de su especie.

Los científicos esperaban que los huevos mostraran la relación entre dinosaurios y pájaros, pero no lo hicieron.

George Hedley Stainforth

El 29 de septiembre de 1931, el piloto de la RAF (la fuerza aérea británica) se convirtió en el primer hombre que superó en vuelo la velocidad de 643 kilómetros por hora.

Así rompió el récord que su propio equipo había marcado antes, durante una competencia de aviación: el trofeo Schneider.

El hidroavión de Stainforth

El Supermarine fue la base del célebre Spitfire de la II Guerra Mundial.

El hidroavión que utilizó, el Supermarine S.6, fue diseñado por R.J. Mitchell, quien luego lo usó como base para construir el Spitfire, uno de los aviones de combate más veloces de la época y columna vertebral de la Unidad de Combate de la II Guerra Mundial.

El piloto John Russell opina que el premio Schneider, una competencia para estimular los avances en materia de aviación, fue crucial para la derrota de los alemanes.

"Si no hubieran efectuado ese desarrollo exponencial sobre motores a lo largo de los 18 años que invirtieron en ello, no habrían tenido una aeronave como el Huracán o el Spitfire listas para la Batalla de Gran Bretaña", dice.

El trofeo Schneider fue creado por un industrial francés y fue otorgado entre 1913 y 1931, con una pausa durante la I Guerra Mundial.

Stainforth también rompería, eventualmente, el récord mundial para vuelos de cabeza por un total de 12 minutos.

John Paul Stapp

En 1954, el investigador médico de la Fuerza Aérea de Estados Unidos John Paul Stapp se ganó el título del "hombre más rápido sobre la faz de la Tierra", cuando condujo un trineo impulsado por cohetes para imponer un récord de velocidad de 1.017 kilómetros por hora.

John Paul Stapp

Stapp a gran velocidad.

Stapp pasó de la posición estacionaria a una velocidad mayor a la de una bala de 45 milímetros en cinco segundos.

A continuación, se detuvo en seco en un tiempo de 1,4 segundos, utilizando una fuerza equivalente a 46,2 veces la de la gravedad.

Fue un experimento que probó los límites de la resistencia humana, con el objetivo de mejorar la seguridad en el transporte.

El investigador se rompió varios huesos y se le desprendieron las retinas, pero gracias a estos experimentos increíbles el mundo cuenta con mejores cascos, protectores de brazos y piernas, asientos de avión, arneses y técnicas para posicionar el cuerpo para que absorba fuerzas poderosas.

Stapp hizo campaña para que estos dispositivos de seguridad, que estaban siendo desarrollados principalmente para equipo militar, también fueran incorporados en los automóviles.

Estaba presente cuando el presidente Lyndon Johnson firmó, el 9 de septiembre de 1966, la ley de seguridad que exigía la colocación de cinturones de seguridad en todos los vehículos nuevos vendidos en Estados Unidos.

Según el sitio oficial de la Fuerza Aérea, Stapp también es el autor de una de las frases más famosas de la historia de su país, cuando sufrió un accidente debido al error de uno de sus asistentes, el capitán Murphy.

"Todo lo que puede salir mal, va a salir mal", dijo. Esta máxima se conoce como la "ley de Murphy" desde entonces.

Yuri Gagarin

El cosmonauta ruso Yuri Gagarin se volvió célebre el 12 de abril de 1961, cuando se convirtió en el primer hombre en el espacio.

O en un auténtico conejillo de indias humano, según se le quiera ver.

Yuri Gagarin

Gagarin, el primer conejillo de indias humano en el espacio.

Su vuelo de 108 minutos, en el que le dio la vuelta a la Tierra a una altura de 326 kilómetros y a una velocidad de 27.000 kilómetos por hora, probó que las personas podían soportar los rigores del despegue, aterrizaje y falta de gravedad.

 La hazaña lanzó una era de viajes espaciales e intensificó la carrera entre superpotencias que había comenzado con el lanzamiento del Sputnik, el primer satélite de fabricación humana, en 1957.

"Nadie sabía qué efecto tendría la gravedad cero sobre los astronautas cuando estaban allá arriba. Estaban muy preocupados por la posibilidad de que se hallaran desorientados e incapacitados una vez que perdieran el peso", dice Reginald Turnill, el cronista de la BBC para temas aeroespaciales entre 1958 y 1975.

"Se decidió desde el principio que no le sería permitido controlar la nave, sino que sería manejada desde tierra", añade.

De hecho, Gagarin casi quedó inconsciente, pero por una razón imprevista: el módulo de servicio no se separó de la cápsula en que se encontraba antes de regresar a la Tierra, lo que la puso a dar vueltas sin control, mientras que la temperatura en su interior subía peligrosamente.

Dan Martin

Cuando el médico de terapia intensiva Dan Martin escaló el Everest, reportó el nivel de oxígeno más bajo con el que nunca antes hubiera sobrevivido un ser humano: el suyo propio.

Dan Martin

Martin estudia alternativas para los pacientes en terapia intensiva.

Mientras que no se le considera un "intrépido" como tal, forma parte de un equipo de médicos que estudia cómo se comporta el organismo en ambientes de poco oxígeno, en particular a gran altura. Esto con el objeto de encontrar técnicas para el tratamiento de pacientes en estado crítico.

"Cuando una persona entra en terapia intensiva, comúnmente sufre de bajos niveles de oxígeno en la sangre. Algunos pueden tolerarlo, otros no. Nuestra comprensión del asunto es muy escasa", dice.

El equipo ya ha establecido que suministrarle grandes cantidades de oxígeno al paciente no necesariamente lleva a su mejoría.

También ha notado que los sherpas tienen altos niveles de óxido nítrico en la sangre, y está probando si elevar los niveles de este componente en la sangre produce mejores resultados.

Fuente:

BBC Ciencia

Contenido relacionado

20 de octubre de 2012

Biografía: Isaac Newton ( y experimentos)

Saludos.

Profesores de Huancavelica me han solcitado una biografía de Isaac Newton, biografía que refleje el lado humano y científico de este personaje. Hace un par de años realizamos un programa en "Conocer Ciencia T.V.". Les dejo el power point de dicho programa.

¿Sabías que Nweton era el hijo de un granjero y era un mal estudiante en su niñez?

¿Sabías que Newton fue el primero en descomponer la luz blanca en los colorres del espectro?

¿Sabías que Newton y Leibniz descubrieron, de manera simultánea, el cálculo diferencial (análisis matemático?

¿Sabías que Newton en sus último años se dedicó a la teología y a la alquimía?

Todo esto y mucho más AQUÍ:


También les dejo unos sencillos experimentos para realizar en las aulas:

La Primera Ley de Newton

Este sencillo experimento casero deja en evidencia la primera ley de newton, la que enuncia:
Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él
Es decir, si un cuerpo está en reposo, seguirá así si ninguna fuerza se aplica que cambie su estado. Y también, si un objeto se esta moviendo a velocidad constante, seguirá moviéndose así si no hay una fuerza que modifique ese estado.

En este experimento casero sobre la primera ley de newton, tenemos un marcador en reposo, sobre un aro. Al quitar tan rápidamente el aro, el marcador tiende a permanecer en reposo (en su mismo lugar) ya que la fuerza es por una fracción de segundo, y no representa la suficiente como para ponerlo en movimiento.
Ahora el marcador queda en su lugar, pero ya no tiene apoyo, por lo que cae dentro del frasco.

Materiales:
Frasco
Marcador
Aro de lata o cartón

Los dejo con el video:



La tercera Ley de Newton

este experimento comprobaremos una de las Leyes de Newton, concretamente la Tercera Ley de Newton o Ley de acción y reacción.

Como veréis en el experimento al aplicar una fuerza sobre la flecha, ésta realiza una fuerza de igual intensidad pero de dirección contraria, al cuerpo que lo produjo. Por tanto, vemos que se produce la Ley de acción y reacción.

Aquí os dejamos con el vídeo:



A quí podreís ver una aplicación práctica de las tres leyes de Newton:



Conocer Ciencia

Ciencia sencilla, ciencia divertida, ciencia fascinante...

18 de octubre de 2012

Científicos que han sido perseguidos por la religión

La religión no suele pisar el jardín de la ciencia so pena de perder su estatus: cuando la religión afirma hechos y éstos entran en conflicto con la evidencia científica, entonces la religión empieza a perder adeptos.



Sin embargo, algunas veces en que la religión ha tomado partido en las afirmaciones científicas, sus maneras han sido, digámoslo suavemente, un tanto agresivas. Quemar, torturar, matar, esa clase de agresividad.

Por ejemplo, Miguel Servet las pasó canutas por poner en duda la trinidad (a la vez que fue el que hizo una descripción pormenorizada de la circulación de la sangre y de cómo se mezcla con el aire en los pulmones). Giordano Bruno más de lo mismo por creer (entre otras cosas) que la Tierra giraba alrededor del Sol y no a la inversa, como aseguraban determinados credos religiosos. Bruno estuvo 8 años preso mientras se desarrollaba el juicio en el que se le acusaba de traición y herejía. Muchas veces se le ofreció retractarse de sus opiniones pero él siempre se negó. Sabiendo que iba a ser quemado vivo, siguió con su firme apego a lo que él consideraba cierto.
Wiliiam Tyndale también lo pasó un poco mal por traducir la Biblia al inglés. Y también fueron perseguidos o prohibidos por la Iglesia científicos e investigadores como Copérnico, Kepler y Descartes.

La víctima más famosa de la Inquisición probablemente sea Galileo, aunque, al final, tuvo un final bastante “afortunado”: sólo le “enseñaron” los instrumentos de tortura (el potro, para más señas) y le concedieron la oportunidad de retractarse por “haber creído y defendido que el Sol es el centro del mundo y está inmóvil, y que la Tierra no es el centro y se mueve”.

Es natural que Galileo se retractara. Muchos de nosotros lo hubiera hecho ante la simple visión del potro. Por si os creéis muy valientes, prestad atención a la descripción que hace del potro el escritor y viajero William Lightgow, contemporáneo de Galileo:
Al accionar la palanca, la fuerza central de mis rodillas contra las dos tablas me partió por la mitad los tendones de los músculos, y las cápsulas de las rodillas acabaron aplastadas. Se me empezaron a salir los ojos de las órbitas, echaba espuma por la boca y me castañeaban los dientes como el redoble de un tambor. Me temblaban los labios, gemía con vehemencia, y la sangre me brotaba de los brazos, manos, rodillas y tendones rotos. Tras liberarme de esos pináculos del dolor, me dejaron en el suelo con las manos atadas y esa incesante imploración: “¡Confiensa! ¡Confiesa!”.
Esgrimir creencias con un sustento epistemológico débil y una carga sentimental añadida (como ocurre con el patriotismo, la lengua o el fútbol) tiene mucho de espinoso, porque las razones que las defienden no se pueden discutir racionalmente y porque resultan muy frágiles a los nuevos descubrimientos, de modo que, tal y como explica el psicólogo cognitivo Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro, no importa la creencia, al final el fundamentalismo puede alcanzar a cualquier individuo:
Aunque muchos protestantes eran víctimas de tales torturas, cuando gozaron de la posición dominante las infligieron con el mismo entusiasmo a otros, incluidas cien mil mujeres que, entre los siglos XV y XVIII, murieron quemadas en la hoguera acusadas de brujería. (…) La tortura institucionalizada en la cristiandad no era solo una costumbre irreflexiva; tenía fundamentos morales. Si uno cree de veras que no aceptar a Jesús como salvador supone un billete para el abrasador castigo eterno, torturar a una persona hasta que admita esta verdad equivale a hacerle el mayor favor de su vida: mejor unas horas ahora que la eternidad más adelante. Y acallar a una persona antes de que corrompa a otras, o convertirla en un ejemplo para disuadir a los demás, es una medida responsable de salud pública.
Afortunadamente, esos tiempos oscuros ya han pasado. La gente se siente ofendida en sus creencias, por supuesto (ofenderse es un efecto secundario de la libertad expresión), pero ya no decide torturar o matar a quienes afirman algo que no les parece oportuno (aunque aún existan algunas teocracias donde eso todavía no es así). La mayoría de los cristianos devotos en las sociedades modernas son personas completamente tolerantes.

Por eso tenéis los comentarios de aquí abajo para ciscaros todo lo que queráis en este artículo. Es vuestro derecho, como lo es el mío hacerlo posteriormente en vuestros argumentos.

Fuente:

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