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31 de octubre de 2012

La ciencia de Frankenstein



Señoras y señores… ¡Hoy es la terrorífica noche de Halloween! Y por ello, tenemos preparados unos pocos artículos sobre el tema, pues las fiestas (por muy terroríficas que sean) también tienen su cabida en el ámbito de la ciencia. Hoy empezaremos, ni más ni menos, que con la historia del famoso Frankenstein y su origen, que guarda algunas curiosidades que seguro que no conocéis, ¿empezamos?

Como algun@ ya sabréis, la novela de “Frankenstein” fue escrita en 1818 por Mary Shellell, pero, ¿qué le inspiró para escribir este relato? Pues bien, el origen de todo esto tiene mucho que ver con el reciente descubrimiento de la electricidad y las baterías, que empezaban a pegar fuerte allá por el siglo XVIII, donde se empezaba a comprender esta peculiar forma de energía en la que basamos actualmente prácticamente toda nuestra vida (sin electricidad, no estaríais leyendo esto).

Por aquel entonces, Luigi Galvani (de la Universidad de Bolonia, en Italia) estaba estudiando los efectos que podía tener la electricidad en animales, ya que se había demostrado que las descargas eléctricas producen violentos espasmos, y creían que podría causar contracciones musculares. El 26 de enero de 1781, mientras este científico realizaba la disección de una rana cerca de una máquina de electricidad estática, uno de sus asistentes tocó con el bisturí un nervio de la pata de este animal, y esta saltó. Galvani repitió el experimento, y volvieron a producirse los espasmos. La duda era, ¿de donde provenía la electricidad que hacía saltar la pata de la rana?

Bueno, en ese momento, Galvani la llamó “electricidad animal”, porque creía que la producía la misma rana, y sus conclusiones fueron publicadas en 1791. Estas publicaciones fueron leídas por el científico y físico Alessandro Volta (del que os hemos hablado detenidamente aquí en MedCiencia). Volta, como ya habréis podido leer aquí, fue el descubridor  de la capacidad eléctrica, el potencial y la carga, además de conseguir aislar el gas metano. Por su parte, replicó las investigaciones de Galvani, y llegó a conclusiones bastante diferentes: si Galvani creía que la electricidad provenía propiamente de la rana, Volta llegó a la conclusión de que esta energía estaba en los metales utilizados en el bisturí, y que la pata de la rana solo actuó como un conductor. Por ello, sustituyó la pata de la rana por un papel mojado con salmuera, donde detectó corriente eléctrica, probando así que Galvani se equivocaba. Posteriormente, como también habéis podido leer en nuestro artículo sobre Volta, este físico invento la pila galvánica o voltaica, el progenitor de las baterías actuales.

Actualmente, sabemos que la electricidad si provoca las contracciones de la panta de la rana, ya que desempeña un papel importante en la contracción muscular (es un tipo de reacción mediante iones a través de los nervios, que cuando conectan con el músculo determinado provocan su contracción).

Pero os preguntaréis, ¿todo esto que tiene que ver con Frankenstein? Pues bien, resulta que Giovanni Aldini, sobrino de Galvani, apoyó las tesis de su tío sobre la “electricidad animal”, pero también consideró importante el descubrimiento de Volta y su batería, por lo que estudió los efectos médicos que podría tener la electricidad en el cuerpo humano, por ejemplo, demostrando que podía provocar espasmos musculares a cadáveres mediante esta energía.

Si, suena bastante macabro, y más aún si sabemos que en 1803, en la prisión de Newgate de Londres, en Reino Unido, Aldini añadió barras de metal a la boca y oído del cadáver de George Foster, ejecutado hace poco, cuyo resultado se publicó en un libro llamado “El calendario de Newgate”:
“En la primera aplicación del proceso a la cara, las mandíbulas del criminal fallecido comenzaron a temblar, y los músculos adyacentes fueron horriblemente retorcidos, de hecho un ojo se abrió. En la parte final del proceso la mano derecha se levantó y apretó, las piernas y los muslos se pusieron en marcha“
Como imaginaréis, en aquella época, algunos llegaron a pensar que Aldini había resucitado a ese cadáver. Así pues, Mary Shelley, la autora de “Frankenstein”, conocía toda esta historia sobre la electricidad, Galvani, Aldini y Volta, y además era amante de las historias de fantasmas y de este tipo de experimentos…  
El resultado, como no, fue la famosa novela donde un cadáver conseguía resucitar mediante electricidad. Había nacido Frankenstein.

Vía: Bendita Ciencia.

Fuente:

Med Ciencia
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