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26 de febrero de 2020

Cómo crear arte con microbios

En “Hungarian Folk Art” (premio del público en Agar Art Contest), Zita Pöstényi utilizó una mezcla cromogénica que permitió que las bacterias aparecieran en diferentes colores.

Este nuevo club de artistas científicos son galardonados en el concurso que organiza la Sociedad Americana de Microbiología: el Agar Art Contest, que premia desde 2015 las mejores obras creadas con microbios vivos que crecen sobre agar —una sustancia similar a la gelatina y rebosante de nutrientes. En esta rompedora disciplina los microbios (que sirven de pintura) se plantan sobre agar (que sirve de lienzo), con la particularidad de que les sirve de alimento, para crecer en colonias que dan forma a la idea que tenía el artista en la cabeza. Esto ocurre en incubadoras que mantienen a las bacterias calientes y dispuestas a multiplicarse.

“Seemingly Simple Elegance” de Arwa Hadid, retrata un pez Koi nadando sobre una flor de loto.

La técnica                                         

Este arte vivo es particular desde casi cualquier punto de vista: podría ser letal, por ejemplo, si el artista se infecta con alguna bacteria especialmente patológica; pero es en el color donde radica gran parte de su belleza. Los microbios pueden presentar coloración de forma natural, como la bacteria Serratia marcescens (de un rojo intenso que parece salido de La habitación roja de Matisse), o ser modificados genéticamente para que expresen un cierto tono, como la levadura Saccharomyces cerevisiae (que tras incorporar genes de violaceína se transforma en una elegante pintura viva color violeta).

Como las distintas bacterias crecen a diferente velocidad y temperatura, el resultado final solo se verá al acabar del proceso: dependerá de la combinación elegida para pintar y de la pericia para programar y controlar las condiciones de las incubadoras en las que crecen los microbios (esta habilidad equivale al uso del pincel en la pintura clásica).

Lea el artículo completo en: OpenMind

 

27 de septiembre de 2018

Yasmine Belkaid: “Las personas solo somos un envoltorio con microbios”

La científica argelina dirige un proyecto para entender la interacción entre los 30 billones de células propias y los 39 billones de microorganismos que hay en un único ser humano.

“Si crees que eres una persona muy importante, recuerda que la mayor parte de tus genes pertenecen a microbios. Y la mayoría de las funciones de tu cuerpo las llevan a cabo microbios. Solo somos un envoltorio”. Yasmine Belkaid sonríe mientras reflexiona sobre qué es en realidad un ser humano. Una persona está compuesta por unos 30 millones de millones de células humanas, el 84% de ellas glóbulos rojos, encargados de transportar el oxígeno en la sangre. Pero “no estamos solos”, según subraya Belkaid. En un cuerpo humano también hay, al menos, 39 millones de millones de microbios. La proporción es de 1,3 células microbianas por cada una humana. “Estamos colonizados por todo aquello a lo que nos han enseñado a tener miedo: bacterias, virus, arqueas, protozoos, hongos”, expone. Incluso nuestros ojos están cubiertos por una multitud de microbios.

Belkaid sabe de lo que habla. Dirige el Programa Microbioma del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE UU, dedicado a entender las interacciones entre los 30 billones de células humanas y los 39 billones de microbios. Es una tarea descomunal. Una persona tiene su genoma, el ADN de sus propias células. Pero también alberga un segundo genoma: el microbioma, el ADN de todos los microorganismos que viven en su interior. El equipo de Belkaid ha demostrado que los microbios de la piel y de los intestinos desempeñan un papel clave para controlar las defensas de un ser humano. En la piel, por ejemplo, las bacterias beneficiosas se alían con el sistema inmune para acelerar la curación de las heridas. La vida de una persona está en manos de las señales que envían sus inquilinos microscópicos.

El artículo: El País (España)

15 de abril de 2018

Chile: por qué los microbios encontrados en el desierto de Atacama pueden ser un indicio de que hay vida en Marte

En 2015 el astrobiólogo alemán Dirk Schulze-Makuch viajó junto con un equipo internacional de investigadores a uno de los sitios más inhóspitos de la Tierra: la zona más seca del desierto de Atacama, en Chile. 

Su objetivo era saber si existía vida en el lugar más árido del planeta más allá de los polos.

Y, entonces, llovió...


Ese excepcional evento que ocurre una vez por década permitió a los investigadores registrar una explosión de actividad biológica y, que incrementó sus esperanzas de que haya vida en Marte.

Según el estudio que publicó el equipo de Schulze-Makuch este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), en Atacama existe una comunidad de bacterias resistentes que pueden pasar décadas en estado latente, sin agua, para luego reactivarse y reproducirse con la lluvia.

"Otros investigadores habían logrado encontrar organismos moribundos cerca de la superficie y restos de ADN en el pasado", dijo Schulze-Makuch al periódico de la Universidad Estatal de Washington, donde es docente.

"Pero —continuó— esta es realmente la primera vez que alguien es capaz de identificar una forma de vida persistente en el suelo del desierto de Atacama".

Schulze-Makuch incluso dio un paso más y afirmó: "Creemos que estas comunidades microbianas pueden permanecer latentes durante cientos o incluso miles de años en condiciones muy similares a las que pueden encontrarse en un planeta como Marte y luego volver a la vida al llover".

Luego de la visita de 2015, los investigadores regresaron a Atacama para tomar muestras en 2016 y 2017.

En esos viajes descubrieron que, ante la creciente ausencia de humedad, aquellas comunidades microbianas que se habían activado por la lluvia comenzaban a retraerse de forma gradual hacia el estado de latencia.

En otras palabras, estas comunidades "han evolucionado para adaptarse a las severas condiciones", dice el estudio de PNAS.

¿Vida en Marte?

"Nuestros nuevos descubrimientos tienen importantes repercusiones en la búsqueda de vida en Marte", escribió este lunes Schulze-Makuch en la revista de divulgación científica Air & Space.

"Ese planeta solía ser mucho más húmedo de lo que es ahora, pero incluso hoy en día hay eventos ocasionales que podrían proporcionar humedad a microorganismos latentes", agregó.

Hace miles de millones de años, Marte tenía océanos y lagos donde es posible que existieran formas simples de vida.

Además, en los últimos años, distintas investigaciones han afirmado que en hoy en día en la superficie de Marte podrían existir minerales en estado hidratado, corrientes de agua salada y hasta tormentas de nieve nocturnas.

"Al igual que en las áreas más secas de Atacama, cualquier microbio en Marte podría reactivarse al entrar en contacto con suficiente humedad", escribió el investigador alemán. 

"En ese caso, el planeta puede no estar tan sin vida como alguna vez pensamos".

Fuente:

BBC Ciencia

5 de septiembre de 2017

A los microbios del estómago también les afectan los cambios de sueño

Un estudio analiza el mecanismo que conecta la absorción de grasas, la microbiota intestinal y el ritmo circadiano y que puede explicar enfermedades como la obesidad. 





Las alteraciones en el sueño gatillan la obesidad...

Cada persona tiene en su estómago más de un kilo de microorganismos, la mayoría bacterias, de 1.200 especies distintas. Esos seres han hecho de nosotros sus hogares y nos han transformado. Se sabe que esos microbios desempeñan un papel clave en la extracción de energía de los alimentos que ingerimos y que las diferencias entre los ecosistemas bacterianos de cada uno de nosotros pueden explicar por qué con una dieta similar unas personas engordan más que otras. Experimentos con ratones estériles, artificialmente desposeídos de estos microorganismos, han mostrado que acumulan menos grasa corporal que los normales.


Un artículo reciente publicado en la revista Science añade información sobre el modo en el que estos okupas determinan nuestro metabolismo, porque, además de extraer energía de la comida, también ayudan a que absorbamos las grasas que después incorporamos al organismo. Además, vinculan estos procesos con el reloj circadiano, una especie de departamento de logística del cuerpo que los sincroniza con el ciclo de los días y las noches. Un reloj bien afinado permite que el cuerpo sepa cuándo tiene que prepararse para dormir, despertarse o comer, o que la piel sepa si es de día y ha de preparar recursos para reparar los daños que le producirá el sol. Así, se ahorra energía al no tener que estar siempre alerta para desarrollar estas tareas. Cuando este reloj interno, regulado por una red de genes y proteínas que se apagan y se encienden dependiendo de las señales que reciben del entorno, se ve distorsionado por un sueño irregular, hay más riesgos de problemas como la obesidad.

Los autores del trabajo estudiaron el papel de la proteína nfil3, que desempeña una función clave en la absorción de lípidos y la acumulación de grasa corporal, y su relación con la microbiota y los ciclos circadianos. Para conocer qué combinación de efectos es necesaria para que el cuerpo absorba más o menos lípidos de la comida, el equipo, liderado por Lora Hooper, de la Universidad de Texas, realizó varios experimentos con ratones con distintos niveles de expresión de la proteína nfil3 y con presencia o ausencia de microbiota. Lo que comprobaron es que la acumulación de grasas cuando se da a los animales una dieta rica en grasa requiere tanto la expresión de NFIL3 como la presencia de los microorganismos intestinales. Como se había observado en experimentos anteriores, cuando se suprimía la microbiota de los ratones seguían delgados pese a la dieta alta en grasas.

“Lo más importante de este estudio es que ayudan a entender un mecanismo que explica la regulación de la absorción de lípidos y el papel de la microbiota en esa absorción”, explica Yolanda Sanz, investigadora del CSIC y coordinadora del proyecto europeo MyNewGut, una iniciativa financiada con 9 millones de euros por la Unión Europea para estudiar las bacterias intestinales. “Se habla mucho sobre la capacidad de la microbiota para extraer energía de la dieta, pero menos de la absorción de lípidos y en la magnitud de su efecto, y es lo que hace este trabajo”, añade.

El artículo completo en: El País (España)

8 de junio de 2016

Gran preocupación en EE.UU. ante el primer caso de una bacteria que resiste a los antibióticos más potentes

  • Ha sobrevivido a la colistina, reservada para "bacterias pesadilla"

  • Si se extiende, podría suponer un grave problema de salud pública 

  • Podría resultar mortal incluso para pequeñas infecciones


Funcionarios del sistema sanitario de Estados Unidos han reportado el primer caso de una paciente con una infección que ha llegado a resistir a los antibióticos que se emplean como último recurso, y han expresado su "gran preocupación" ante el grave peligro que esta superbacteria podría suponer si se extiende, incluso para pequeñas infecciones.

"Corremos el riesgo de estar en un mundo post-antibióticos", ha asegurado Thomas Frieden, director de los Centros de Estados Unidos para el Control de Enfermedades y Prevención, refiriéndose a este caso, una mujer de Pensilvania de 49 años de edad, con una infección del tracto urinario. Una paciente que no ha viajado en los últimos cinco meses. Frieden ha desvelado que la infección no se ha controlado ni siquiera con colistina, un antibiótico que se reserva para "bacterias pesadilla".


"Es muy peligrosa y asumimos que si no se contiene se puede transmitir rápidamente, incluso en un entorno hospitalario", opina la doctora Gail Cassell, microbióloga y profesora de la Escuela de Medicina de Harvard. La infección ha sido reportada en un estudio que aparece en una publicación especializada de la Sociedad Americana de Microbiología. "Esto representa la emergencia de una bacteria verdaderamente resistente a todo tipo de fármacos", asegura el estudio, cuyos autores no han querido hacer comentarios por el momento.


La paciente acudió al hospital el pasado 26 de abril con síntomas de una infección urinaria, de acuerdo con el estudio, que no describe su condición actual.

Gen MCR-1

Según indica el estudio, la propia superbacteria había sido previamente infectada con un pequeño fragmento de ADN llamado plásmido, que se transmitió a un gen llamado MCR-1 que confiere resistencia a la colistina.  El gen MCR-1 se encontró el año pasado en personas y en cerdos en China, lo que hizo saltar las alarmas.

"La posibilidad de que la superbacteria se extienda desde los animales a las personas es una preocupación importante", asegura Cassell, y recomienda: "las personas se pueden proteger mejor de esta y de otras bacterias resistentes a los antibióticos lavándose bien las manos, lavaando frutas y verduras a fondo y cocinando bien los alimentos".


En Estados Unidos, se cree que la resistencia a los antibióticos provoca al menos 2 millones de enfermedades y 23.000 muertes al año.
Tomado de:

26 de enero de 2016

Los problemas de nacionalidad de las bacterias que viven en nuestro cuerpo

En nuestra piel viven innumerables especies de microbios, y en cantidades tan elevadas que ni siquiera se sabe a ciencia cierta cuántos hay.

Solo nuestro ombligo es, a efectos de vida microbiana, algo así como un mundo extraterrestre, como pone en evidencia el proyecto llamado Belly Button Biodiversity (BBB), es decir, Proyecto de Biodiversidad del Ombligo, llevado a cabo por investigadores de la Universidad Estatal y el Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte.



En este proyecto, los investigadores tomaron muestras de esa insondable parte de nuestra anatomía que es el ombligo, en el que al parecer los microbios se encuentran muy confortables. Allí encontraron, tras analizar 500 ombligos, un total de 2.368 especies diferentes de bacterias.

Pero lo más sorprendente, al respecto de este hallazgo, es lo que cuenta Josep Maria Mainat en su libro Ciencia optimista:

el estudio especifica que 1.458 de esas especies de microbios eran previamente desconocidas para la ciencia y algunas de las bacterias detectadas estaban totalmente fuera de su contexto habitual. El ombligo de una persona, por ejemplo, albergaba una bacteria que solo se había encontrado anteriormente en Japón, donde la persona no había estado nunca. Otro individuo tenía en el ombligo dos tipos de unas bacterias llamadas “extremófilas”.
Los extremófilos son microorganismos que viven en condiciones extremas, tan extremas como Cherbóbil, los desiertos, en los volcanes, en las fuentes hidrotermales e incluso en el hielo antártico.

Detrás de la oreja, sin embargo, solo se han encontrado una media de 19 especies diferentes de microbios.

Entre las especies de microbios que habitan en la piel de la mano derecha, solo el 17% coinciden con las que habitan en la piel de la mano izquierda.
Todo esto es lo que podemos encontrar en nuestra piel, pero en nuestro interior hay muchos más microbios. Solo nuestro sistema digestivo acoge a más de un centenar de billones de microbios de al menos 400 especies diferentes. 

Muchos de ellos llevan consigo genes que nos dotan con rasgos y funciones útiles para nosotros, como ayudarnos a asimilar nutrientes, y convertir el resto en excremento que más tarde evacuaremos. Tenemos 25.000 genes contenidos en nuestras células, pero poseemos 20 veces más de genes no humanos procedentes de las bacterias. ¿Somo ellas o nosotros? ¿De qué país somos, entonces?

Tomado de: Xakata Ciencia

24 de octubre de 2013

¿"Pintar" a los bebés de microbios de su mamá para protegerlos?

Qué es la microbioma humana

En el cuerpo humano habitan diversas especies de bacterias (la mayoría), virus, hongos y protozoos. Este conjunto se llama microbioma humana.

Y pone en cuestión la mismísima definición de qué y quiénes somos. En nuestro organismo hay diez veces más células de microbios que células humanas propias. El genoma humano tiene entre 20.000 y 25.000 genes, pero la microbioma humana con la que cargamos como especie alcanza unos ocho millones de genes, cientos de veces más.

La ciencia está descubriendo cada vez más cuánto este ecosistema que nos habita determina cómo funciona nuestro cuerpo, influyendo en alergias como asma, problemas metabólicos y condiciones como la obesidad, además de contribuir a la consolidación de nuestro sistema inmune y hasta influir nuestros estados de ánimo.
Es una suerte de huerto, de granja, que si logramos entender, cuidar y aprovechar puede trabajar cada vez más a nuestro favor.

Microbioma - Bebé

Esta nota pertenence a la serie de BBC Mundo "Microbioma: el huerto humano", dedicada a los más recientes desarrollos en el campo de estudio de la microbioma humana, el conjunto de bacterias, virus, hongos y protozoos que habitan dentro de y sobre la superficie de nuestro cuerpo y cuyo rol es clave para el saludable desarrollo de nuestra vida.

Inocular a bebés recién nacidos por cesárea con fluidos vaginales de la madre podría prevenir ciertas enfermedades, entre ellas alergias como el asma. Esta es la hipótesis detrás de un experimento que se está llevando a cabo en Puerto Rico y que tiene en vilo a toda la comunidad de científicos que trabaja en el estudio de la microbioma humana y su relación con la salud.
Esa hipótesis está basada en la evidencia de que el pasaje del bebé por el canal de parto de la madre lo inocula con bacterias que son beneficiosas en la formación de su propia microbioma y el desarrollo de su sistema inmunitario.

"Las vaginas de las mamás cambian durante el embarazo, y todas convergen hacia aumentar los Lactobacillus y Bifidobacterias", explica a BBC Mundo la microbióloga venezolana María Domínguez Bello, quien está a cargo del experimento y es investigadora de la Universidad de Nueva York.

Esas bacterias cumplen una serie de funciones. Por un lado, ayudan a digerir la lactosa de la leche, que es lo único que toma el bebé durante la mitad del período total de lactancia; y "la leche materna promueve el crecimiento de microbios beneficiosos en el bebé", agrega Lita Proctor, coordinadora del Human Microbiome Project (Proyecto Microbioma Humano) de Estados Unidos.

Por el otro, y esto es clave, como el sistema inmune del bebé nace "completamente ingenuo, tolerante a todo", dice Domínguez Bello, reconoce a estas bacterias como amigas y no las ataca.

El artículo completo en:

BBC Ciencia

1 de octubre de 2013

Consiguen que microbios con cables funcionen como minicentrales eléctricas

Científicos usan microorganismos para desarrollar baterías microbianas con la misma eficiencia energética que los paneles solares.

Investigadores de la Universidad de Stanford (EEUU) han usado microbios con cables para extraer energía eléctrica de aguas residuales. Combinando naturaleza y materiales conductores han conseguido fabricar auténticas baterías microbianas con una eficiencia energética similar a la de las placas solares.

Microbio produciendo electricidad. La imagen fue tomada con un microscopio electrónico de barrido. Imagen: Xing Xie. Fuente: Universidad de Stanford.
Microbio produciendo electricidad. La imagen fue tomada con un microscopio electrónico de barrido. Imagen: Xing Xie. Fuente: Universidad de Stanford.
 
El uso incontrolado de los combustibles fósiles nos ha llevado a la conocida crisis energética, pero también ha aumentado el interés por encontrar fuentes alternativas de energía que no dañen el medio ambiente. Avances sorprendentes en esta dirección se están dando en el universo de lo extremadamente pequeño: de los microorganismos.

El año pasado, ya hablamos en Tendencias21 del trabajo de un equipo de científicos de la Universidad Wageningen, en los Países Bajos, que han creado una célula de combustible vegetal y microbiana (Plant-Microbial) capaz de generar electricidad a partir de la interacción natural entre las raíces de las plantas vivas y las bacterias del suelo.

Ahora, ingenieros de la Universidad de Stanford (EEUU) han dado un nuevo paso en la misma dirección, con el desarrollo de una fórmula de generación de electricidad a partir de aguas residuales usando microbios a modo de minicentrales.

Estos organismos producen la electricidad a medida que siguen un proceso natural: mientras digieren desechos animales y vegetales, informa la Universidad de Stanford en un comunicado.

Las “baterías microbianas”, como las llaman sus inventores, podrían ser usadas algún día en plantas de tratamiento de aguas residuales o en los lagos y aguas costeras. Aunque el prototipo de laboratorio es actualmente más o menos del tamaño de una pila y está sumergido en una simple botella de agua residual, los científicos creen que presenta potenciales y prometedoras aplicaciones. 
Lea el artículo completo en:

30 de septiembre de 2013

La Tierra dejará de ser habitable dentro de 1.750 millones de años

Imagen de la Tierra captada por satélites de la NASA. | Efe

Imagen de la Tierra captada por satélites de la NASA. | Efe
  • 'Sólo los microbios en algunos lugares serían capaces de soportar el calor'

Las condiciones de habitabilidad de la Tierra durarán por lo menos otros 1.750 millones de años, según concluyen astrobiólogos de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido. Los resultados de su investigación, publicados este jueves en la revista 'Astrobiology', revelan el tiempo de habitabilidad en el planeta Tierra, sobre la base de nuestra distancia del sol y temperaturas a las que es posible que el planeta tenga agua líquida.

El equipo de investigación observó las estrellas en busca de inspiración y, mediante el uso de planetas recientemente descubiertos fuera de nuestro sistema solar (exoplanetas), como ejemplos, analizaron el potencial de estos planetas para albergar vida.

El director del estudio, Andrew Rushby, de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, ha detallado que se ha utilizado "el concepto de zona habitable para hacer estimaciones". "Es la distancia de la estrella de un planeta en la que las temperaturas son propicias para tener agua líquida en la superficie", ha precisado.

"Hemos utilizado los modelos de evolución estelar para estimar el final de la vida útil habitable de un planeta por la determinación de cuándo dejará de estar en la zona habitable. Estimamos que la Tierra dejará de ser habitable en algún lugar entre 1.750 y 3.250 millones de años. Después de este punto, la Tierra estará en la zona caliente del sol, con temperaturas tan altas que los mares se evaporarán. Habrá un evento de extinción catastrófica y terminal para todas las vidas", ha indicado.

"Por supuesto, las condiciones de los seres humanos y otras formas de vida complejas se volverán imposibles mucho antes, algo que está acelerando el cambio climático antropogénico. Los humanos tendrían problemas con incluso un pequeño aumento en la temperatura y, cerca del final, sólo los microbios en algunos lugares serían capaces de soportar el calor", ha adelantado el experto.

"Mirando hacia el pasado una cantidad similar de tiempo, sabemos que hubo vida celular en la tierra. Tuvimos insectos hace 400 millones de años, los dinosaurios hace 300 millones de años y plantas florecientes hace 130 millones de años. Los seres humanos anatómicamente modernos sólo han existido durante los último 200.000 años, lo que supone que se necesita un tiempo muy largo para que se desarrolle la vida inteligente", prosigue.

A su juicio, la cantidad de tiempo habitable de un planeta es muy importante porque informa de la posibilidad de evolución de la vida compleja, que es la que probablemente requiera más un período de condiciones de habitabilidad. "La medición de habitabilidad es útil porque nos permite investigar la posibilidad de que otros planetas alberguen vida y comprender que la etapa de la vida puede estar en otro lugar de la galaxia", ha señalado.

Tras apuntar que gran parte de la evolución es cuestión de suerte, ha indicado que se sabe que complejas especies inteligentes como los humanos no podían existir después de sólo unos pocos millones de años, ya que a los hombres les ha costado evolucionar un 75% de toda la vida útil habitable de la Tierra. "Creemos que es probable que haya una historia similar en otro lugar", ha explicado.

Los astrónomos han identificado casi mil planetas fuera de nuestro sistema solar, algunos de los cuales fueron analizados por este equipo de expertos, estudiando la naturaleza evolutiva de la habitabilidad planetaria con el tiempo astronómico y geológico. "Comparamos la Tierra con ocho planetas que se encuentran actualmente en su fase habitable, incluyendo Marte. Encontramos que los planetas que orbitan estrellas de masa más pequeñas tienden a tener zonas de vida más habitables", ha relatado.

Uno de los planetas sobre el que aplicaron su modelo fue Kepler 22b, que tiene un tiempo habitable de entre 4.300 millones y 6.100 millones de años. Otro es Gliese 581d, un planeta que puede ser cálido y agradable durante diez horas durante todo el tiempo que nuestro sistema solar ha existido, con un espectacular tiempo habitable de entre 42.400 millones hasta 54.700 millones de años.

Mudanza a Marte

"Hasta la fecha, no se ha detectado un planeta como el terrestre. Pero es posible que haya un planeta habitable, similar a la Tierra, a 10 años luz, que está muy cerca en términos astronómicos. Pero llegar a él tomaría cientos de miles de años con la tecnología actual. Si alguna vez necesitamos movernos a otro planeta, Marte es probablemente nuestra mejor apuesta, ya que está muy cerca y se mantendrá en la zona habitable hasta el final de la vida del Sol, unos 6.000 millones de años a partir de ahora", ha concluido.
Tomado de:

31 de enero de 2013

Científicos de EE.UU. logran penetrar un lago antártico




Maquinaria utilizada para la operación

El equipo estadounidense logró perforar el hielo, cuyo espesor es de alrededor de 800m.

Un intento estadounidense de llegar a Whillans, un lago enterrado a una profundidad de casi 1 km bajo el hielo antártico, alcanzó su objetivo con éxito.

Los científicos informaron el domingo que los sensores de su sistema de perforación detectaron un cambio en la presión, indicando que habían hecho contacto con el lago.
El proyecto Whillans hace parte de una serie de iniciativas emprendidas en los últimos años con el fin de investigar los lagos enterrados bajo la Antártida.
Una misión nada fácil. En diciembre, un equipo británico abandonó su proyecto de llegar al lago Ellsworth tras enfrentarse a dificultades técnicas.

clic Los rusos lograron obtener muestras de agua del lago Vostok, pero aún no han reportado algún descubrimiento relevante.
"Hay más de 300 cuerpos de agua subterráneos identificados en el continente blanco"
El lago Whillans está ubicado en el oeste de la Antártida, al sureste del Mar de Ross.

Es un denso sistema de corrientes, casi como un delta, que abarca unos 60 kilómetros cuadrados. El cuerpo líquido es bastante superficial, es decir, está a pocos metros de profundidad.

El equipo de perforación ha estado utilizando un taladro de agua caliente para derretir un agujero de 30 cm de diámetro a través del hielo subyacente.

El plan, ahora que el agujero es seguro, es bajar las herramientas necesarias para obtener muestras y sensores para después estudiar el lago, sus propiedades y su entorno.

Algunas de las muestras serán evaluadas directamente en el sitio, mediante laboratorios temporales ubicados en la superficie del hielo, y otras serán entregadas a universidades asociadas para un análisis más riguroso.

Según el blog Wissard, el espesor del hielo subyacente es de 801m, cifra que concuerda con las estimaciones realizadas a partir imágenes sísmicas.

Universo subglacial

Antártica

El agua líquida bajo la capa de hielo de la Antártica tiene una influencia directa en su movimiento.

Hay más de 300 cuerpos de agua subterráneos identificados en el continente blanco.

Se mantienen en estado líquido gracias al calor geotérmico y la presión, y forman parte de una gran red hidrológica y dinámica ubicada bajo la capa de hielo.

Algunos de los lagos están conectados, e intercambian agua.

Otros pueden estar totalmente aislados, y el agua podría haberse estancado en esos lugares desde hace miles o millones de años, lo que significa que probablemente alberguen microorganismos desconocidos para la ciencia moderna.

La profundidad del lago Whillans no es tan grande como la de Vostok (4 km) o Ellsworth (3 km), y su agua se intercambia con frecuencia debido a las corrientes subyacentes.

De hecho, las mediciones por satélite han revelado que el lago se llena y se vacía constantemente.

Por qué es importante

El gran interés de los científicos por estudiar los sistemas hidrológicos subglaciales de la Antártida se debe en parte a que el agua líquida bajo la capa de hielo tiene una influencia directa en su movimiento (el hielo sobre el lago Whillans se mueve a unos 300 metros por año).

Esta información se debe tener en cuenta a la hora de diseñar medidas que ayuden a lidiar con los efectos del calentamiento global.

Imagen in situ

Imagen capturada in situ por la cámara de Wissard .

Explorar entornos subglaciales también puede proporcionarnos una idea del potencial de habitabilidad de algunas lunas en el Sistema Solar.

Europa, satélite de Júpiter, y Encelado, que orbita Saturno, tienen grandes volúmenes de agua líquida enterrados bajo sus cortezas congeladas.

Los astrobiólogos piensan que estas lunas pueden albergar microrganismos extraterrestres.

El doctor David Pearce, del proyecto británico Ellsworth, calificó el avance en el lago Whillans de "emocionante".

"Siempre he pensado que estos proyectos son muy complementarios", le dijo el investigador del British Antarctic Survey a la BBC.

"El proyecto de Ellsworth tuvo lugar en las montañas transantárticas, en el punto más alto. Vostok está ubicado en la Antártida Oriental, y el proyecto fue Whillans está hacia la costa en una región del delta. La unión de los tres proyectos resultará en una mayor comprensión de lo que sucediendo bajo el hielo", explicó.

"Tendremos que esperar a ver lo que encuentran en Whillans, pero no me sorprendería que se descubran organismos marinos o evidencias de incursión marina. Si Whillans está abierto al sistema marino, está abierto a la incursión", señaló.
Fuente:
BBC Ciencia 

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19 de diciembre de 2012

Los dos científicos que violaron la ley para salvar una vida (con la aparición estelar de Hitler)

En 1935, la hija de Gerhard Domagk, el gran microbiólogo, tropezó en la escalera de la casa familiar de Wuppertal, en Alemania, mientras sostenía una aguja. Caerse por las escaleras es un accidente bastante frecuente en el mundo, como ya os expliqué en Ese objeto peligrosísimo que es una escalera (I): más de 300.000 accidentes solo en Reino Unido. De hecho, morir en una escalera es más probable que hacerlo en un vuelo comercial. Pero en este caso, aún era peor: la aguja que llevaba la muchacha, de nombre Hildegard, se le clavó en la mano y se partió en su interior.

Aunque le extrajeron el pedazo de aguja, una insidiosa infección esteptocócica se extendió por todo el brazo de Hildegard. Gerhard sabía que su hija moriría pronto, porque en aquella época aún no existían fármacos capaces de frenar el avance de las bacterias.


Pero Gerhard tenía un as en la manga, un tinte rojo industrial con el que llevaba una temporada experimentando: prontosil. Al parecer, los ratones de laboratorio sobrevivían a las infecciones de estreptococos si recibían una inyección de aquel tinte. 


Sin embargo, Gerhard no confiaba demasiado en aquella sustancia, tal y como explica Sam Kean en La cuchara menguante:

El prontosil, una molécula orgánica aromática que, de forma un tanto insólita, contenía un átomo de azufre, poseía algunas propiedades impredecibles. En aquella época los alemanes creían, extrañamente, que los tintes mataban los gérmenes porque teñían sus órganos vitales de color equivocado. Pero el prontosil, aunque letal para los microbios en los ratones, en un tubo de ensayo no parecía tener ningún efecto sobre las bacterias, que nadaban felizmente en el líquido rojo. Nadie sabía por qué, y a causa de esta ignorancia muchos europeos habían atacado la “quimioterapia” alemana, que desdeñosamente consideraban inferior a la cirugía para el tratamiento de las infecciones.
Gehrhad se encontraba en la tesitura de si debía o no probar aquel tinte con su hija, habida cuenta de que los primeros ensayos con humanos provocaban, en algunos casos, graves efectos secundarios; sin contar que los pacientes quedaban rojos como la grana. 

Era el mismo dilema al que se había enfrentado el héroe intelectual de Gerhard, Louis Pasteur, 50 años antes, cuando recibió el caso de un niño herido por la mordedura de un perro rabioso. Pasteur, sin la licencia de médico reglamentaria, infringió la ley y le administró al niño una vacuna contra la rabia que sólo se había probado en animales. Pasteur salvó la vida del niño, pero corrió el riesgo de ser denunciado por un delito criminal.

Como sucede en muchas películas de mad doctors o científicos que actúan extramuros de la legalidad, Gerhard decidió que era hora de seguir el mismo camino que su ídolo Pasteur. Hildegard ya estaba a punto de sufrir una amputación del brazo y no podía esperar más: se llevó varias dosis del fármaco experimental y le inyectó aquel suero rojo a su hija.

La audacia de Gerhard fue recompensada, y Hildegard salvó la vida gracias a la primer fármaco del mundo verdaderamente antibacteriano, pero Gehrhad guardó silencio sobre su éxito a fin de no influir en los sucesivos ensayos clínicos que tuvieron lugar con aquel tinte rojo.

En 1939, Gerhard Domagk recibió el premio Nobel de Medicina o Fisiología. Sin embargo, si bien había salido airoso de su violación de la ley, obteniendo el máximo de los parabienes (el premio más prestigioso y salvar la vida de su hija), tuvo que enfrentarse a un hecho funestamente inesperado: Adolf Hitler.

Hitler odiaba al comité del Nobel por haber concedido el premio de la Paz de 1935 a un periodista y pacifista antinazi, tras lo cual Die Führer prácticamente había declarado ilegal que un ciudadano alemán ganara el premio Nobel. En consecuencia, la Gestapo arrestó y trató con brutalidad a Domagk por su “crimen”. Cuando estalló la segunda guerra mundial, Domagk se redimió un poco al convencer a los nazis (que al principio se negaban a creerlo) de que sus fármacos podían salvar a los soldados que sufrieran gangrena. Pero para entonces los Aliados ya tenían las sulfas, y no debió aumentar precisamente la popularidad de Domagk que en 1942 sus fármacos salvaran la vida de Winston Churchill, un hombre decidido a destruir Alemania.


Fuente:

Xakata Ciencia

29 de octubre de 2012

Microcosmos: una historia de seres diminutos

Jacques Perrin, es un actor y productor francés que posee una amplia trayectoria en el mundo del cine. Algunos de los documentales que ha producido, tales como “Nómadas del Viento”, “Océanos” o “Deep Blue” se han convertidos en objeto de culto. En el año 1996 produjo “Microcosmos, el mundo de la hierba”, un estupendo documental sobre la naturaleza a ras de suelo, donde diminutas criaturas se convierten en los protagonistas de la historia. 

Aquí les dejo la película completa para que la disfruten:



Fuente:

La Ciencia y sus Demonios

14 de octubre de 2012

Fallece Keith Campbell, uno de los padres de la oveja Dolly

Keith Campbell en 2003. | EM
Keith Campbell en 2003. | EM

El biólogo británico Keith Campbell, uno de los padres de la oveja Dolly, falleció el pasado viernes a los 58 años de edad, según ha informado un portavoz de la universidad de Nottingham (este de Inglaterra), en la que era doctor.

Campbell, experto en microbiología, fue uno de los cuatro miembros del equipo científico del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia) que en febrero de 1997 anunció el nacimiento de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de células adultas de un ejemplar de seis años.

Aunque la clonación de Dolly estuvo liderada por el embriólogo inglés Ian Wilmut, a Campbell se le atribuye hasta el 66 por ciento de la investigación.

En 2008, Wilmut fue condecorado por la reina Isabel II como caballero del imperio británico por sus aportaciones a la ciencia, aunque un año después admitió que la mayor parte de la investigación fue mérito de Campbell.

Desde el nacimiento de Dolly, la clonación animal ha avanzado a gran velocidad y hasta el momento ya se han clonado una gran variedad de mamíferos como ovejas, cerdos, cabras, caballos, perros y gatos.

Dos años antes de que el mundo conociese a Dolly, Campbell lideró la investigación que dio lugar al nacimiento de Megan y Morgan, dos terneros galeses y los dos primeros mamíferos en ser clonados a partir de células de cultivo embrionarias.

En la década de 1980, el biólogo escocés se unió al Marie Curie Institute, institución que le concedió una beca para investigar sobre los mecanismos de crecimiento y diferenciación celular relacionados con el cáncer, por los que se mostró cada vez más interesado.

Desde 1999, Campbell, que llegó a sumar más de treinta años de experiencia investigadora, impartía clases de Desarrollo Animal en la universidad británica de Nottingham, en la que continuó sus investigaciones sobre el proceso de clonación y reprogramación celular.

Fuente:

El Mundo Ciencia
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