- La existencia de Dolly se divulgó hasta el 23 de febrero de 1997
Ese  experimento demostró que las células se pueden modificar y pueden ser  estudiadas para eventualmente llegar a entender enfermedades que aún no  comprendemos y desarrollar una curación
La oveja Dolly, el primer mamífero clonado, generó una "nueva forma de  pensar" en el mundo científico y abrió la puerta a nuevos tratamientos  contra las enfermedades, aseguró a Efe su creador, el británico Ian  Wilmut.
Mañana se cumplen quince años desde que el anuncio del  nacimiento de la primera oveja clónica, a partir de una célula adulta,  revolucionara a la ciencia y desatara, a la vez, un intenso debate  moral.
El artífice de Dolly dijo en entrevista con Efe que ese  experimento "demostró que las células se pueden modificar" y pueden ser  estudiadas para eventualmente llegar a entender "enfermedades que aún no  comprendemos" y desarrollar una curación.
"Si bien es una  exageración afirmar que podemos cambiarlas de la manera que queramos, sí  podemos hacerlo de muchísimas formas que eran completamente  inimaginables antes de que naciera Dolly", reflexionó el científico  escocés.
Mediante el desarrollo de nuevos procedimientos  científicos que han tomado como punto de partida el caso de Dolly,  Wilmut consideró que "quizás en un plazo de entre cinco y veinte años  podamos obtener los medicamentos que traten enfermedades como el  Parkinson o enfermedades neuronales".
De raza "Finn Dorset", la  oveja más famosa del mundo nació el 5 de julio de 1996 en el Instituto  Roslin de Edimburgo (Escocia), después de que un grupo de científicos  extrajeran de una célula adulta el núcleo con material genético para  introducirlo en un óvulo previamente "enucleado" (al que se le ha  extraído los cromosomas) de otra oveja.
Mediante ese  procedimiento se obtuvo un embrión genéticamente idéntico al adulto, del  que se extrajo la célula de partida y que se implantó en el útero de la  madre portadora, en cuyo vientre se desarrolló el feto.
La existencia de Dolly no se divulgó, sin embargo, hasta siete meses después, el 23 de febrero de 1997.
Posteriormente,  en 1998, la oveja fue cruzada de modo natural con un carnero de montaña  galés, quedó preñada y se la mantuvo en cuarentena para evitar un  aborto antes de parir una cordera, "Bonnie". Ello demostró que un animal  clonado era fértil y podía tener una cría sin problemas.
Wilmut,  quien actualmente trabaja en el Centro de Medicina Reproductiva (parte  de la Universidad de Edimburgo), subrayó en declaraciones a Efe que su  experimento "fue pionero y abrió el camino a que otros expertos  desarrollaran procedimientos encaminados a curar enfermedades en  humanos".
El "padre" de Dolly puso como ejemplo a una empresa  estadounidense que llevó a cabo cambios genéticos en ganado para que los  animales produjeran anticuerpos humanos, lo que consideró "un enorme  logro técnico".
Otro grupo de expertos norteamericanos  trabajaron con cerdos, a los que modificaron su error genético de forma  que fuera el mismo que el los niños y probar así nuevos tratamientos,  "lo que acelera el proceso de obtención de un medicamento efectivo que  pueda emplearse en menores por primera vez".
"Hay muchas  enfermedades que no comprendemos y una manera de estudiarlas para poder  fabricar medicamentos es producir animales que tengan esa misma  enfermedad", dijo el científico inglés.
Según un portavoz del  Instituto Roslin, el caso de Dolly "proporcionó la evidencia de que el  destino de las células no es definitivo: una célula puede ser  reprogramada para cambiar su función".
Ese concepto, añadió, "ofrece un enorme potencial para avanzar en nuestra capacidad para superar muchas enfermedades".
Dolly  también desató un intenso debate moral acerca de los límites éticos de  la ciencia frente a las posibilidades de crear vida por medios  artificiales y provocó discusiones acerca de la legitimidad de intentar  la clonación de seres humanos o de órganos con fines terapéuticos.
El punto de vista de Wilmut, quien ya entonces se opuso firmemente a esa posibilidad, no ha cambiado.
"No  es posible clonar humanos; no hay primates clonados. No entendemos  porqué pero hay algo diferente en el desarrollo inicial de los primates  que hace que los actuales procedimientos de clonación no funcionen",  explicó.
Dolly murió en 2003 a los seis años porque los  científicos decidieron sacrificarla a causa de una infección pulmonar  que padecía, no sin antes haber revolucionado a la comunidad de  científicos.
Fuente:
La Información (México)