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12 de abril de 2013

'Esperamos que la genética no se use para diseñar seres humanos' - Libro: "El sello indeleble"

Arsuaga (i) con una copia de un cerebro de 'australopithecus'. Martín-Loeches con el de un 'sapiens'.| Alberto Cuellar

Arsuaga (i) con una copia de un cerebro de 'australopithecus'. Martín-Loeches con el de un 'sapiens'.| 

Los avances en genética de los últimos años están cambiando lo que los científicos creían saber de nuestra especie. Por ejemplo, han permitido averiguar lo mucho que nos parecemos a los grandes primates. Tanto, que humanos y chimpancés comparten más del 98% de sus genes: "Fue una enorme sorpresa averiguarlo. Para empezar, nadie imaginaba que un organismo tan complejo como el nuestro tuviera tan pocos genes, pues se pensaba que tendríamos más de 100.000. Es impresionante que tan pocos genes [pocos más que algunos gusanos] produzcan tales capacidades. Cuando comento con gente joven lo sorprendente que es que tengamos tan poca distancia genética con el resto de mamíferos a ellos no se lo parece, porque lo han aprendido. Pero es que yo estaba ahí cuando se descubrió, y sé la conmoción que supuso". El paleontólogo Juan Luis Arsuaga, director del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos (UCM-ISCIII), recuerda así lo que supuso para la ciencia la secuenciación del genoma humano, y posteriormente el de nuestros parientes más cercanos.

¿Qué es lo que hace entonces única a nuestra especie? Junto con el psicólogo Manuel Martín-Loeches, también investigador del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos, han intentado encontrar una definición para el 'Homo sapiens'. Sus conclusiones han quedado plasmadas en 'El sello indeleble. Pasado, presente y futuro del ser humano' (editado por Debate), una obra en la que elaboran una lista sobre las señas de identidad que hacen única a nuestra especie y reflexionan sobre su origen a partir de las aportaciones de científicos de los siglos XIX y XX. No obstante, Arsuaga subraya que "queda tanto por investigar que la lista de rasgos únicos del hombre es más un proyecto que un resultado definitivo".

Los rasgos que nos hacen únicos

Los rasgos más llamativos, según Martín-Loeches, son los sociales: "Uno que me llama mucho la atención es la gran cantidad de energía que consume el cerebro, aproximadamente el 20% de la energía que ingerimos. Este coste tan elevado no puede ser sino para permitir la convivencia social y en circunstancias complicadas. Por eso el cerebro tiene que trabajar tanto", explica.

"Por ejemplo, se dice que son característicos rasgos con los que podríamos estar de acuerdo, como la previsión o la planificación a largo plazo. Pero hay emociones como la vergüenza, la culpa o el orgullo, que hay que investigar si son exclusivamente nuestras", señala Arsuaga.

[foto de la noticia]

"[Charles] Darwin decía que sonrojarse era la única emoción exclusivamente humana, y es una señal social de que algo no estás haciendo bien", apunta Martín-Loeches. "Es un tipo de emoción muy curiosa porque uno desearía que no ocurriera y eso nos lleva a plantearnos cuál es su función", añade Arsuaga.

El codirector del yacimiento de Atapuerca (Burgos) cita como otro ejemplo de lo mucho que queda por investigar un estudio que señalaba como atributo clave para la evolución "el lanzamiento de proyectiles con puntería y fuerza, y destreza para evitarlos, especialmente en los machos": "La nuestra es la única especie que lanza objetos con puntería y fuerza. Los chimpancés, por ejemplo, no lo hacen, les falta coordinación. Y seguramente es imprescindible para fabricar utensilios porque hay que tallar, golpear una piedra con la otra y hay que tener puntería. Tiene que haber sido muy útil para la supervivencia y la capacidad de alejar depredadores arrojando piedras con puntería", reflexiona Arsuaga. "Esto requiere adaptaciones en el cerebro para coordinar lo que se ve con lo que se hace", añade Martín-Loeches.

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

19 de marzo de 2013

Evolución y sociabilidad (2)

Todos los epifenómenos en el mundo animal tienen una explicación causal y, por lo tanto, lógica y científica. En el proceso evolutivo, se dan las condiciones de cambio endógenas y exógenas, que sometidas a la presión selectiva, acaban conformando y dando la variedad y la diversidad orgánica. Pequeñas modificaciones en la adaptación, pequeños cambios genéticos, pueden desembocar en comportamientos que acaban siendo adquisiciones de gran importancia.

El paso de la no sociabilidad como propiedad adaptativa, a la sociabilidad y el incremento constate de la misma en los primates, tiene una importancia única. Para mí, este es el motor de cambio, cómo pre-adaptaciones son seleccionadas y producen efectos exponenciales de cambio.

Cooperación

La sociabilidad es un fenómeno necesario para la adaptación de miles de especies en el mundo y constituye, junto a la simbiosis, una estructura evolutiva de carácter cooperador única. Como respuesta a un medio hostil o a la competencia extra-específica, representa un logro evolutivo sin el que la humanización no existiría.

Así pues, cómo la emergencia de la sociabilidad en el mundo animal ha marcado el posterior funcionamiento de diferentes especies, debe ser analizado con profundidad para poder entender la importancia, una vez más, de este comportamiento compartido por distintos órdenes y géneros.

Un hecho muy humano

En mi opinión, la manera cómo se ha socializado esta emergencia ha sido lo que ha producido el efecto de adquisición humana admirable. Además, también es importante la forma cómo se ha extendido en el espacio, seguramente a través de prueba y error, flujo y reflujo. Pero lo más importante es cuál ha sido el factor que ha convertido este comportamiento en un hecho muy humano y humanizado.

Con mucha probabilidad, en las sabanas africanas, el comportamiento social se acelera como consecuencia de la necesidad de defensa en el territorio. La construcción de nidos por primates, como mantenía el profesor Sabaté Pi,  también nos puede ayudar a entender la necesidad de construcción de un espacio de protección que cuando se hace más permanente puede hacer arraigar un grupo en un territorio. Los humanos lo empezamos a hacer desde el origen del género.

El primatòleg Jordi Sabaté i Pi

El primatòleg Jordi Sabaté i Pi en un acte d'homenatge organitzat per l'IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) i entitats de La Sagrera

La protección del grupo como respuesta colectiva y la competencia con otros gruposnos dan la clave para poder entender que en un momento determinado existe una presión para que la especialización de las relaciones entre los homínidos de una banda dé un salto exponencial y todo cambie. Yo lo llamaría socialización inteligente y estaría relacionada con el crecimiento del cerebro.

Por lo tanto, soy de la opinión, una vez más, que capacidad técnica y la socialización de ésta cambia la relación de las bandas, primero entre ellos y después con respecto al propio medio, hace ya 1,8 millones de años. El aumento del cerebro es una consecuencia de la evolución integrada y la retroalimentación entre los genes y la conducta gastronómica y social.

Fuente:

Sapiens (El Mundo)

13 de marzo de 2013

Buscando las raíces de la homosexualidad en el comportamiento de los animales

Encuentro sexual entre dos hembras de bonobo. | Corbis

Encuentro sexual entre dos hembras de bonobo. | Corbis
Uno de los muchos falsos mitos sobre la homosexualidad es la idea de que no es un comportamiento natural y por lo tanto se trata de una desviación. Días atrás, el Ministro de Interior Jorge Fernández Díaz, declaró en una visita al Vaticano que estaba en contra de asignar los mismos derechos al matrimonio gay porque "no garantiza la pervivencia de la especie".

Esta opinión entronca con la hipótesis de algunos científicos en el pasado, los cuales pensaban que la homosexualidad era una desventaja evolutiva porque resta tiempo a los encuentros en los que se puede tener descendencia. Es evidente que nuestro Ministro no desea ejercer de biólogo evolucionista pero también lo es que, al igual que aquellos antiguos expertos, desconoce algunos estudios científicos que contradicen sus argumentos.

A pesar de que hasta hace muy poco las referencias a este tema se eliminaban de los informes, hemos detectado comportamientos homosexuales en cientos de especies y no dudamos de que la lista seguirá aumentando cada año. Por ejemplo, las focas leopardo macho seducen a otros machos mordisqueándose y bailando sincronizados. Este cortejo suele terminar con un macho montando a otro.

En los albatros de Laysan, el 31% de las parejas están compuestas por dos hembras. En el ganso común, aproximadamente el 20%. Los ciervos o elefantes del mismo sexo se montan y los delfines macho se acarician. Lo mismo sucede en algunos insectos, jirafas, orcas, búfalos, cabras y un largo etcétera.

Hace un par de años, en el Parque Faunia (Madrid), dos machos de pingüino se hicieron 'novios', lo que incluía rituales de cortejo, monta y todo el repertorio de conductas que una pareja de esta especie realiza. Cuando los cuidadores tuvieron la oportunidad, les dejaron empollar un huevo de otra hembra que había tenido dos. Los 'papas' lo adoptaron y le cuidaron, le dieron calor y regurgitaban la comida para la cría como hubiera hecho su propia madre. El polluelo salió adelante sin ningún tipo de problema.



Vídeo 1: Los pingüinos gays de Madrid

Lo mismo ocurrió en 2006 en un zoo de Alemania, donde ser formaron varias parejas de pingüinos homosexuales que no querían separarse, a pesar de que los responsables del centro importaron varias hembras de Suecia para intentar cambiar su orientación.

También sabemos que la homosexualidad no es un asunto reciente en la historia evolutiva del hombre. Debido a que lo compartimos con otros grandes simios, existe una gran probabilidad de que nuestro ancestro común, el cual vivió hace siete millones de años, ya practicara conductas homosexuales en los grupos en los que vivía.

El bonobo, tan cercano al ser humano como lo está el chimpancé, es el gran simio con mayores tasas de homosexualidad en sus sociedades, tanto masculina como femenina. Ambos sexos se dan besos con lengua, se masturban mutuamente y frotan sus genitales. Estos actos suelen involucrar a dos o más individuos del mismo sexo, llegando a formar verdaderos tríos o cuartetos homosexuales.



 Vídeo 2: La homosexualidad entre bonobos

En humanos la homosexualidad puede estar más extendida de lo que cree el ministro Fernández Díaz y no es practicada exclusivamente por una minoría. Según su teoría, ya nos hubiéramos extinguido hace mucho. En los Informes de Sexualidad Kinsey, realizados en los años 40 y 50 del siglo pasado, los datos revelaban que alrededor del 30% de la población ha tenido alguna experiencia homosexual en algún punto de sus vidas.

Es por esta razón que en vez de pensar en categorías excluyentes, puede ser más apropiado hablar de una escala con numerosas posibilidades intermedias como ocurre en otras sociedades menos dicotómicas, como es el caso de la India o en algunas tribus de África.

Además, los homosexuales que rechazan los contactos heterosexuales también tienen hijos, a veces de parejas pasadas o por medio de otros métodos. Por lo tanto, la pervivencia de nuestra especie está asegurada.

Han pasado sólo cuatro décadas desde que la Asociación Americana de Psicología sacó la homosexualidad de su lista de desórdenes mentales. Pero no fue hasta 1994 cuando finalmente realizó una declaración pública en la que decía que "la homosexualidad no es un desorden mental, ni una enfermedad, ni una depravación moral. Es la manera en la que una parte de la población expresa su amor y sexualidad".

Ésta fue sin duda una magnífica noticia para toda la sociedad. Mi duda ahora es si en este asunto, al igual que en muchos otros que nos afectan a los humanos, hubiéramos ganado mucho tiempo y sufrimiento con un simple vistazo a las otras especies animales con las que compartimos el planeta Tierra.

Fuente:

El Mundo Ciencia 

2 de marzo de 2013

La chimpancé que ayudó a hablar por primera vez a un niño autista

Un niño ante un chimpancé en el Zoo de Colywn Bay (Gales, Reino Unido). | EM

Un niño ante un chimpancé en el Zoo de Colywn Bay (Gales, Reino Unido). | EM
Es común que los niños con autismo no comiencen a hablar hasta pasados varios años tras su nacimiento. En una ocasión, un grupo de chicos con esta enfermedad visitó a Gina, una hembra de chimpancé que vive en el Zoo de Sevilla, a la que ya dedicamos un blog anterior debido a su sorprendente afición a ver ciertos programas de televisión. Los padres estaban acompañando a sus hijos cuando pasado un buen rato llegó la hora de marcharse. Los chicos comenzaron a recoger, pero Gina y uno de los niños autistas se quedaron inmóviles, pegados contra el cristal sin dejar de mirarse fijamente el uno al otro.

El padre le intento apresurar:"¡Vamos, ya es hora de irnos!" Fue entonces cuando se produjo un hecho asombroso. El niño, que nunca había pronunciado palabra, giró la cabeza y le dijo al padre: "quiero quedarme un rato más papá...". En aquel instante, se erizaron los pelos de emoción a todos los asistentes y su padre comenzó a llorar de emoción. Hasta entonces nadie sabía cómo era su voz.

Esta semana se ha publicado en la revista 'Plos ONE' una investigación cuyos resultados demuestran que los niños con autismo mejoran sus interacciones sociales con otros compañeros cuando estos están en contacto con conejillos de indias (cobayas) frente a los datos obtenidos cuando solo tenían juguetes.
Otros estudio publicado en el 'Journal of Psychoneuroendocrinology' en 2010 también concluía que los perros ayudaban a estos niños a sentirse mejor, ya que se relajaban más a la hora de expresar sus sentimientos y necesidades.

Esto es fundamental para que se socialicen con su entorno familiar y de amistades, además de desarrollar habilidades psicomotrices. Los niveles de cortisona en saliva -una hormona asociada al estrés-, se medían antes y después de la interacción con los perros. Los resultados ponían de manifiesto que los niveles de esta hormona descendían enormemente gracias a la presencia de los canes.

¿Pero por qué sucede esta increíble conexión entre los animales y las personas con autismo? La profesora de conducta animal de la Universidad Estatal de Colorado, la doctora Temple Grandin, sufre de síndrome de Asperger, que es una variante de autismo. Al igual que otras personas con este diagnóstico, Grandin mantiene relaciones estrechas y afectuosas con los animales.



Sus investigaciones han provocado en el pasado cambios drásticos en algunas granjas y mataderos de Estados Unidos para convertirlos en lugares un poco menos aterradores. Ella misma probó algunos de los mecanismos que se utilizan con el ganado para comprobar qué sentían los animales. Los detalles que los que es capaz de percibir nos ayudan a desvelar algunas claves del por qué de esta habilidad para conectar con otros seres vivos.

Grandin sostiene que al igual que los autistas, los animales tienen emociones sin contradicciones, lo cual genera una comunicación sin interferencias. Los animales no son capaces de usar metáforas o dobles sentidos que los humanos solemos crear mediante el lenguaje. Estos son difíciles de interpretar para las personas con esta problemática. Es sabido que en algunos casos los niños autistas toman de manera literal expresiones que son inofensivas para el resto, como por ejemplo "te voy a comer", las cuales les aterra hasta que aprenden que no se trata de algo real.



Según Grandin, su habilidad se basa en el pensamiento visual, manera en la que probablemente piensan muchos animales. Debido a que su memoria se basa en fotografías, el pensamiento mediante imágenes le permite percibir detalles que aterrorizan o agradan a los animales, como sombras, refugios, pasadizos, reflejos metálicos o instalaciones oscuras. Esta manera de percibir la realidad de algunos autistas les sirven de puente para conectar con un mundo de criaturas de cuatro patas los cuales proporcionan confianza y seguridad.

Pero los efectos beneficiosos de los animales sobre las personas no se restringen al autismo. Del mismo modo, ya se ha probado en numerosas ocasiones que la presencia de animales provoca grandes mejoras en casos de depresión, baja autoestima o fobia social.

Fuente:

El Mundo Ciencia 

18 de febrero de 2013

Las luchas de poder en la 'manada' del Vaticano

El papa Benedicto saluda a los fieles en la Plaza de San Pedro del Vaticano. | Reuters

El papa Benedicto saluda a los fieles en la Plaza de San Pedro del Vaticano. | Reuters
Shaun Ellis es un experto en la conducta de los lobos que llevó a cabo un experimento muy interesante. Su objetivo era enseñar a unas crías huérfanas a ser verdaderos lobos, como sus propios padres hubieran hecho. Para ello, Ellis vivió las 24 horas del día con la manada de la cual se erigió como líder. Durante meses usaba la misma ropa para conservar el olor que le identificaba y también mostraba su dominancia a la hora de comer, como cualquier otro lobo alfa hubiera hecho.

Les paseaba por el bosque para enseñarles a cazar, defenderse e incluso les dio sus primeras lecciones sobre cómo aullar. Un día Ellis tuvo que hacer un viaje a Polonia durante unas semanas. Al volver se percató de que la organización de la manada estaba viviendo cambios profundos. Otros machos de la manada le habían comenzado a retar. Lejos de enfrentarse, decidió ceder el liderazgo y aceptar su nuevo papel de subordinado. Entendía que esto era lo natural y debía ser así dado el momento crítico en el que se encontraba la manada. La lección que nos proporciona esta hermosa historia es que las sociedades están en constante cambio y ninguna posición es eterna. Nuestra especie no es una excepción.

Benedicto XVI ha anunciado esta semana su intención de renunciar al cargo a finales de este mes. Todo grupo llega a un punto en el que es necesario relevar al líder y sustituirle por otro que sirva mejor al colectivo. Es ley de vida. Las causas pueden ser varias. Entre las más frecuentes se encuentran el desgaste y la falta de empatía con los subordinados, pero también se puede deber a una necesidad del colectivo de mostrar una gran fortaleza y desarrollar la innovación en momentos difíciles.


Vídeo 1: Chimpancés compitiendo por el liderazgo

Todos sabemos que las jerarquías pueden llegar a ser asfixiantes y en ocasiones se intentan mantener de manera agresiva, pero también poseen diversas funciones sociales que no conviene olvidar para evitar los posibles excesos. Su ventaja es que evitan muchos de los conflictos intragrupales que podrían acabar con el grupo. La igualdad en sociedades compuestas por miles o millones de personas es complicada de alcanzar.

Las jerarquías determinan lo que en etología llamamos «orden del picoteo» (pecking order), mediante el cual los individuos conocen cuáles son sus límites a la hora de repartir los recursos. De esta manera tenemos una idea aproximada de la parte del pastel que nos corresponde a cada uno en ámbitos como la alimentación o la reproducción. Existe un «pecking order» en las familias, las empresas y cualquier otro tipo de organización. Este favorece la armonía del grupo a pesar de que en ocasiones conduzcan a graves injusticias si el líder es muy autoritario y egoísta.

Por otro lado, sabemos que en las jerarquías en las que se compite demasiado se dificulta la innovación. En un experimento realizado con niños se escogieron a dos grupos para ver los efectos de la competición en la creatividad. A uno de ellos se le dijo que se premiarían a los mejores dibujos realizados. Al otro se le informó de que solo el mejor podía ganar. La calidad y creatividad de los dibujos era mayor en el primer grupo, donde la competencia y la presión eran de menor intensidad que en el segundo. Estas consecuencias negativas de la competición exacerbada también suceden en otros primates. Por ejemplo, unos macacos que habitan la Isla de Khosima (Japón) aprendieron a lavar patatas. Debido a que los machos siempre están en tensión los unos con los otros, estos fueron los últimos en aprender la técnica.



Vídeo 2: Macacos lavando patatas

Las jerarquías estrictas también suponen una ventaja en la defensa del territorio y la conquista de nuevos. Esta parece ser una de las misiones fundamentales para la Iglesia del siglo XXI: no perder más adeptos en Europa, mantener la influencia en países como México, Brasil y Filipinas y lanzarse a la conquista de otros como el continente africano y asiático. El perfil conservador y el estado de salud de Joseph Ratzinger no facilitaban esta estrategia.

Sabemos gracias a la investigación con primates que en momentos de crisis en los que hay que conquistar nuevos territorios o hacer frente a peligros que amenacen la continuidad de la organización, las jerarquías estrictas conducidas por un líder fuerte son eficaces. Las denuncias por casos de pederastia que ya se acumulan por miles en los jugados han debilitado mucho a la Iglesia. Este es el otro gran desafío al que se enfrenta la élite eclesiástica y razón por lo que la sucesión puede haberse adelantado.

Para los primates y otros mamíferos, el ostracismo es el peor de los castigos posibles. Cuando la presión se hace insoportable, el macho alfa puede acabar expulsado pero también puede aceptar una posición relegada y continuar viviendo en el grupo, al igual que ocurrió en el caso de los lobos y Ellis. En las próximas semanas y meses seremos testigos de cuál es el resultado final y las consecuencias para Ratzinger.

En las sociedades de chimpancés, los cambios en las posiciones sociales de sus miembros son procesos constantes, similares al gotear de un grifo, los cuales conllevan una gran cantidad de maniobras políticas mucho antes de que se produzca una verdadera sucesión. Alianzas, facciones, bandos, manipulaciones y presiones son moneda común en la política de los primates humanos y no humanos. De lo que somos testigos no es más que el desenlace final. La punta de un iceberg del cual solo es visible 1/9 de su verdadera masa. El cónclave será el acto final de un proceso que pudo comenzar hace varios años y solo ahora se ha hecho visible para el resto de la sociedad.

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Yo Mono (El Mundo)

4 de febrero de 2013

Seres humanos: Las raíces de la lucha por el poder



Vídeo 1: El líder de la manada pierde el trono

En la obra de William Shakespeare 'El Rey Lear', el anciano monarca bretón es traicionado por su hija Cordelia, quien junto a su nuevo marido el Rey de Francia, le engañan para robarle el trono a modo de venganza por haberla desheredado previamente. Este tipo de maniobras políticas que realizamos los humanos para alcanzar o mantenernos en el poder existen hace millones de años, mucho antes de que surgiera el género 'Homo'.

A pesar de que la compleja cultura en la que vivimos en ocasiones nos impiden visualizar la esencia de algunos fenómenos sociales, lo cierto es que existen grandes similitudes con los animales en cuanto a las estrategias de poder de la monarquía y las tensiones que se producen con el 'pueblo'.

En una investigación sobre los macacos, se encontraron políticas muy similares a los matrimonios de conveniencia que tradicionalmente han realizado las monarquías europeas. En esta especie, la organización social está jerarquizada por niveles muy bien delimitados. Debido a que las hembras se quedan a vivir en el grupo natal existe algo similar a una 'aristocracia': familias enteras ocupan posiciones sociales elevadas por el solo hecho de haber nacido en un grupo determinado.

Pero lo interesante es que las madres que ocupan los lugares más bajos tienen una estrategia muy peculiar de ascender socialmente a su familia. Éstas tratan de juntar a sus pequeños con crías del estrato más alto abrazándoles con fuerza a ambos varias veces durante la infancia.

Los resultados demostraron que hay más probabilidades de que los macacos que compartieron dichos abrazos tengan descendencia común que otras parejas posibles. Un dato adicional interesante es que las 'suegras' candidatas tratan de impedirlo siempre que pueden, interponiéndose entre ambos para evitar el contacto físico.

El proceso de sucesión o destitución de un líder de avanzada edad por uno más joven es otra de las dinámicas sociales del poder más frecuentes e importantes en los grupos, tanto en primates humanos como en no humanos. Este inevitable proceso lo tienen que vivir desde las corporaciones más cotizadas del Ibex 35 hasta las comunidades de chimpancés en Tanzania.

En la colonia de chimpancés de Arhem (Holanda), donde Frans de Waal estudió el comportamiento político de los chimpancés durante años, se vivió un proceso similar al que puede estar entrando nuestro país en la actualidad con el caso del Rey Juan Carlos I. En este grupo de animales el líder era un viejo chimpancé llamado Yeroen.

Su liderazgo se basaba en la experiencia y en la alianza con otros viejos chimpancés. Cada año que pasaba, a Yeroen le costaba más demostrar su poder al resto del grupo y conseguir los saludos de sumisión típicos de los subordinados; un ritual que deja claro cuáles son las posiciones de cada uno.

Salvando las distancias culturales, estos acontecimientos poseen elementos en común con el incremento de las críticas hacia el Rey en la calle y en los medios de comunicación, algo inaudito hasta hace bien poco debido a que existía un pacto de caballeros al respecto que los últimos sucesos han puesto en peligro.




Vídeo 2: La pelea por la sucesión del líder destronado

Yeroen continuaba envejeciendo. Cuando hacía exhibiciones de fuerza las finalizaba antes de lo habitual y acababa exhausto. A veces resbalaba o tropezaba, algo que no pasaba desapercibido para el resto del grupo. Su energía estaba en claro declive y pronto fue aprovechado por otros rivales. De Waal cree que hubiera sido un grupo estable, de no haber llegado Nikkie, un joven enérgico y con un espíritu alborotador.

Desde ese momento se produjo una batalla por el poder que duró varios años hasta que Nikkie ascendió a la posición de líder del grupo, gracias a que gradualmente varios miembros se fueron poniendo de su lado. Aunque no podemos acceder directamente a la mente de los grandes simios para saber cuál es su motivación, el por qué evolutivo del apoyo a un líder de menor edad puede deberse a una necesidad de estabilidad y continuidad en el grupo ante momentos de crisis.

Los procesos de inversión de roles en los colectivos son lentos y suelen durar varios meses o años. Se llevan a cabo mediante sutiles movimientos en el día a día que acaban con el líder depuesto debido a la cambios en la actitud del colectivo, como por ejemplo la retirada del respeto que le ocurrió a Yeroen.

Pero antes de que esto ocurra en España, seremos testigos de numerosas estrategias en una y otra dirección, en la que las diferentes facciones demostrarán, una vez más, que la lucha por obtener el poder al igual que nuestra resistencia ante él, son poderosos instintos que están impresos a fuego en lo más profundo de nuestro ADN como primates.

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Yo Mono (El Mundo)

28 de enero de 2013

Las raíces evolutivas del 'buen samaritano'



El policía que salvó a una mujer de ser arrollada por el metro. | EFE.

El policía que salvó a una mujer de ser arrollada por el metro. | EFE.

El pasado martes por la noche, cuando un hombre saltó a las vías del metro de Madrid sin pensarlo dos veces para rescatar a una mujer que había caído accidentalmente, los modelos mentales que ven al hombre como una especie con tendencia a la maldad y el egoísmo se pusieron en entredicho una vez más.

Desde que éramos bien pequeños, en la 2 de TVE han predominado los documentales de animales en los que se trasladaba una imagen de la naturaleza cruel, donde impera la ley del más fuerte y todos compiten contra todos. Manadas que se ven forzadas a abandonar a crías heridas, violencia entre especies, batallas incesantes por obtener el poder y un largo etcétera, forman parte del imaginario colectivo sobre las motivaciones e instintos que imperan en el Reino Animal. Afortunadamente, cada vez son más los científicos que se ven atraídos por el otro lado de la moneda, es decir, por comportamientos prosociales como son el altruismo, la cooperación o el auxilio.

Cada vez que una persona pone en peligro su supervivencia para salvar a otra con quien no comparte parentesco ni gen alguno, está desafiando una de las leyes con más vigencia en el mundo de la ciencia: la Teoría de la Evolución de Charles Darwin y la Selección por Parentesco, elaborada por William Hamilton y Maynard Smith. De manera resumida, éstas vienen a decir que los seres vivos sólo somos altruistas con otros si compartimos genes con ellos o si esto incrementa nuestra capacidad de adaptación. Pero estas teorías tienen algunos matices importantes que aún no hemos sido capaces de aclarar de manera satisfactoria.

Cada vez poseemos más pruebas de que el impulso que nos hace correr riesgos por desconocidos e incluso miembros de otras especies es algo relativamente frecuente en los seres humanos, pero también en otros animales.

Hace unos años, un niño cayó al foso de los gorilas en un zoo de Chicago. Antes de que los machos se abalanzaran sobre él con dudosas intenciones, una hembra corrió a toda prisa y agarrando al niño con sus brazos, consiguió ponerle a salvo. Después le llevó hasta el lugar desde donde los cuidadores tenían acceso a la instalación, pudiendo así salvar al pequeño.


Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

30 de septiembre de 2012

Neandertales y humanos ¿la misma especie?

La dispersa y fragmentada aparición de restos fósiles de humanos y especies próximas a lo largo de las últimas décadas plantea múltiples interrogantes. ¿Cómo evolucionamos hasta llegar a ser el hombre moderno? ¿Somos los neandertales, con los que convivimos miles de años en Europa, y los humanos modernos la misma especie? Hasta hace algún tiempo solo podíamos contar con la forma de los restos fósiles encontrados así como con los objetos que fabricaron. Ahora la genética molecular comienza a arrojar luz sobre este complejo puzzle.

Cráneo neandertal

El descubrimiento de los primeros restos de neandertales ocurrió hace mucho. En 1856 fueron encontrados en el valle alemán de Neander y estudiados por el anatomista Hermann Schaafhausen. Esto sucedió 3 años antes de que Darwin publicara El Origen de las Especies. Pensar que los hombres descendíamos de esa especie o que teníamos un antepasado común resultaba inadmisible. Durante mucho tiempo ni siquiera estuvo claro que pertenezcamos a distintas especies, aunque la respuesta más aceptada hoy es que no.

Los neandertales vivieron en Europa desde hace unos 250.000 años hasta unos 30.000. Se han encontrado restos de unos 400 individuos. Eran más bajos y robustos con unas cejas prominentes, frente baja y una capacidad craneal similar a la nuestra, aproximadamente litro y medio. Produjeron herramientas fabricadas en sílex y cuarcita como puntas talladas. Convivieron en Europa durante unos miles de años con los humanos modernos que emigramos de África mucho después y quizá fuimos la causa de su extinción.

Ernst Mayr definió en los 40 el concepto biológico de especie. Dos individuos pertenecen a la misma especie cuando puden cruzarse y tener un descendiente que también es fértil. Así, cuando varios individuos de un especie se separan por un accidente geográfico como un río, siguen reproduciéndose por separado. Llega un momento en el que difícilmente pueden aparearse entre sí miembros de los dos grupos y tener un cría fértil. Entonces se dice que pertenecen a especies distintas. A veces pueden aparearse y tener una cría fértil, pero menos adaptada y el cruce de especies no forma una especie nueva.

¿Qué ocurrió con los neandertales y humanos? Con restos fragmentarios hemos conseguido un borrador del genoma de los neandertales. Resulta que los humanos europeos y asiáticos pero no africanos tenemos algo del genoma de los neandertales. Es decir, en algún momento, hace unos 40.000 años, siquiera en una ocasión las dos especies se cruzaron en algún lugar de Europa o Asia. Pero continuaron siendo especies distintas. El experimento no prosperó y los restos fósiles muestran a las claras la separación.

En un interesante artículo, Todo ocurrió antes, se explican los detalles de las fechas de los restos fósiles. En los últimos años la genética molecular está aportando una gran claridad a la evolución de las especies y entre otros conceptos se usa el del reloj biológico. Si conocemos el genoma de dos especies podemos encontrar las distintas mutaciones que hay entre ellas. Si sabemos la velocidad a la que se producen las mutaciones podemos calcular hace cuánto tiempo se separaron o tuvieron un antecesor común. Esto nos ha llevado a datar los hechos de nuestra evolución y compararlos con las dataciones hechas por los paleoantropólogos. La secuencia es muy interesante.

Nos separamos de los macacos hace unos 30 millones de años. De los chimpancés hace unos 5 millones de años. De los neandertales hace medio millón de años. Los bosquimanos y el resto de los africanos hace 200.000 años. Los humanos que salieron de África lo hicieron en oleadas que comenzaron hace unos 100.000 años. Los europeos y asiáticos se separaron hace unos 50.000 años.

La fascinante historia de la evolución humana comienza a explicarse poco a poco en base a los restos de ADN que se pueden extraer de los restos fósiles que hemos ido dejando.

Fuente

14 de agosto de 2012

El homínido que se extinguió por ser solo vegetariano

Un nuevo estudio analiza las diferencias en las dietas de los primeros humanos y de otros primates de hace un millón de años

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Diente de Paranthropus empleado para estudiar su dieta / José Braga/Didier Descouens

Hace un millón de años, mucho antes del surgimiento de Homo sapiens, que acabaría colonizando el mundo, varias especies de homínidos compartían África. Cada una de ellas tenía unas características que determinarían su éxito o su fracaso, y entre esas características son muy relevantes los hábitos alimenticios. Ahora, un grupo de investigadores de Francia y Sudáfrica han utilizado el esmalte de los dientes de tres especies de aquellos homínidos, Paranthropus, Homo y Australopithecus, para conocer su dieta.

De estos tres tipos de primate, habitualmente se atribuye a los ancestros más cercanos a los humanos actuales, los Homo, una dieta variada y a los Paranthropus como exclusivamente vegetarianos. Esta especialización se considera una de las causas que contribuyeron a la extinción de esta última especie al limitar su capacidad de adaptación a los cambios medioambientales que se produjeron hace un millón de años.
Homo y Paranthropus convivieron en el mismo espacio porque su alimentación era diferente
Sin embargo, los datos obtenidos por los investigadores a partir de dientes encontrados en Sudáfrica confirman que los Paranthropus comían solo plantas, pero parecen indicar que también los Homo tenían una dieta poco variada, aunque en su caso era carnívora, y por lo visto en los milenios posteriores esta especialización no le dio malos resultados. Por último, los investigadores observaron que los Australopithecus tenían una dieta mixta de carne y vegetales.

El estroncio dice qué comieron

Sobre el éxito del carnivoro Homo y el fracaso del vegetariano ParanthropusVincent Balter, investigador de la Escuela Normal Superior de Lyon y autor del estudio, explica que “la primera ventaja de comer carne es que para el desarrollo del cerebro, que es el sello distintivo de la evolución de los Homo, se requiere comida de gran calidad”. No obstante, Balter cree que nuestros ancestros primero tuvieron una dieta más especializada que se fue haciendo variada con el tiempo. “El panorama es probablemente diferente hace 1,5 millones de años y hace un millón de años. Los Homo se especializarían en principio en comer carne, pero es probable que después también comiesen plantas”, añade.

«Para el desarrollo del cerebro, el sello distintivo de los Homo, se requiere comida de gran calidad y eso lo da la carne»


Vincent Balter
 
Investigador Escuela Normal Superior de Lyon

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio midieron la presencia de estroncio en el esmalte de los dientes. Una mayor cantidad de este elemento indica una dieta vegetariana y su ausencia apunta que el individuo al que pertenecía la pieza dental era carnívoro.

Además de conocer cómo eran las diferentes dietas de los homínidos, los científicos querían comprobar si, como mantienen algunas hipótesis, una dieta más estrecha implica también un hábitat más limitado. En este caso, el artículo indica que no es así para los Homo y los Paranthropus, que pese a comer solo carne o solo vegetales, se movían por áreas tan amplias como los Australopithecus con su diversificada alimentación. Para Balter, la clave es que Homo y Paranthropus ”vivieron juntos en el mismo lugar y en el mismo momento porque su nicho era diferente. Al no depender de la misma comida, no había competencia entre ellos”, dice.

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13 de junio de 2012

¡Hey, el tamaño (de los testículos) si importa!



¿Sabías que según Helen Fisher, autora de “The anatomy of love“, las especies promiscuas necesitan más espermatozoides– y por tanto, testículos más grandes – para garantizar que sean los suyos los que fecundan? Eso explica que los orangutanes tengan pequeños testículos, ya que en su harén ellos son los únicos que copulan. Entre los bonobos, las hembras se lo “montan” sin distinciones, lo que ha llevado a los machos de esa especie a tener unos testículos enormes. Los hombres gozamos de un tamaño intermedio. 

¿Veis como el tamaño si importa?

Esta es solo una de las curiosidades sobre los espermatozoides que podréis descubrir en la Revista Quo leyendo el ameno e instructivo artículo titulado: Cómo ser un espermatozoide campeón.

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Completado el último genoma de gran simio, el bonobo



Bonobo, Primate
   
Un equipo internacional de científicos ha logrado secuenciar en su totalidad el genoma del bonobo, el último gran simio sin secuenciar, y ha señalado que se distingue de los chimpancés en un 0,4 por ciento y que, pese a ser muy parecidos genéticamente, mantienen un comportamiento "muy diferente".
  
 Según el estudio, en el que ha participado un investigador del Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra, y que ha sido publicado en la revista 'Nature', los chimpancés y los bonobos están "más estrechamente relacionados" y su genoma coincide en un 99,6 por ciento, frente al 1,3% de genoma que separa a estos simios del ser humano. El trabajo destaca que la secuenciación del genoma del bonobo puede ayudar a entender el comportamiento de los humanos.
  
 Para el investigador Tomás Marqués-Bonet, se trata de un "importante hito científico" que puede proporcionar un mayor conocimiento de las relaciones entre dichas especies animales y de éstas con los seres humanos. "Una vez obtenida la secuencia del genoma del bonobo, se alcanza el objetivo propuesto de secuenciar el genoma de todos los otros grandes simios: chimpancé, orangután y gorila", ha precisado.
  
 Los bonobos son una especie de simios cercana al chimpancé y tienen comportamientos sociales muy diferentes, a pesar de que ambas especies se separaron hace apenas un millón de años.
  
 El científico comenta además que mientras el chimpancé tiene un comportamiento más agresivo con "episodios más frecuentes de guerras entre tribus" y un "fuerte componente territorial", el bonobo se caracteriza por su carácter pacífico y su alto nivel de actividad sexual. "En los bonobos, el sexo tiene una función de unión social, pacificadora y de reducción del nivel de estrés", añade.
  
 Además, apunta que el estudio de la relación genómica entre bonobos y chimpancés parece indicar que hubo un proceso de creación de especies limpio y sin cruces posteriores.
   
En cuanto a los territorios que ocupan ambas especies, se sitúan en África Central y están muy próximos, únicamente separados por el río Congo. Se cree que la formación de este río pudo ser la causa de la evolución del antepasado de los chimpancés y los bonobos en dos especies de simios distintas.

Los primos màs cercanos

   La investigación recuerda que los bonobos y los chimpancés son los parientes vivos más cercanos genéticamente a los seres humanos. De promedio, el genoma humano difiere en la misma proporción de los bonobos y de los chimpancés.
   
Concretamente, el estudio revela que en algunas regiones concretas, los seres humanos están más cerca de los bonobos que de los chimpancé y viceversa.
   
"Nuestro objetivo era buscar las bases genéticas que pudieran explicar las diferencias de comportamiento entre bonobos y chimpancés. Hemos localizado unos pocos genes candidatos, pero se necesitará seguir investigando para determinar si estas regiones contribuyen de algún modo a las diferencias y similitudes de comportamiento entre seres humanos, chimpancés y bonobos", concluye Marquès-Bonet.
   
Para la investigación, los investigadores han secuenciado el genoma de Ulindi, una hembra bonobo del zoológico de Leipzig (Alemania).

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21 de mayo de 2012

Santino, un chimpancé que prepara sus ataques a los visitantes del zoo

Esconde sus proyectiles antes de la llegada de los visitantes, lanzándolos a la multitud en cuanto pasan por delante de su recinto. Una situación que puede parecer cómica o resultar interesante para los investigadores, pero que no deja de ser una muestra más del desagrado que sienten los animales recluidos en los zoológicos ante las continuas visitas.

Santino, un chimpancé macho recluido en el zoológico de Furuvik, en Suecia, diseña ataques cada vez más complejos contra los visitantes del centro.


Al principio, Santino era famoso por lanzar piedras y otros proyectiles a los visitantes que le molestaban. Pero ahora ha mejorado su técnica, innovando en una forma que requiere de un pensamiento planificado, basado en el engaño y la previsión de situaciones futuras.


«Después de que un grupo de visitantes abandonara la zona del complejo, Santino fue al interior del recinto y trajo un buen montón de heno, que colocó cerca de la sección del visitante, e inmediatamente después guardó unas piedras debajo», explicó el investigador Mathias Osvath, director científico de la Estación de Investigación de Primates Furuvik, en la Universidad de Lund.


 «También colocó algunos proyectiles atrás. Después de esto, se sentó al lado de la paja y esperó. Cuando volvieron a llegar visitantes, él esperó a que estuvieran cerca y, sin ningún tipo de manifestación previa, se puso a lanzar piedras contra la multitud.»

Según Osvath, calcular estos ataques por sorpresa a los visitantes demuestra un pensamiento muy avanzado, generalmente asociado en exclusiva a los seres humanos.
 
«Lo más interesante es que Santino hizo estos preparativos cuando los visitantes se encontraban fuera, incorporando innovaciones en su comportamiento y reproduciendo mentalmente un resultado futuro.»


Los investigadores creen que la recombinación de las experiencias anteriores, junto con la innovación «es una buena señal de las capacidades de previsión y sofisticación del pensamiento en los chimpancés.»


Escondite de los proyectiles de Santino

Situación de los proyectiles preparados por Santino
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Independientemente de nuestras capacidades cognitivas, todos los animales compartimos una misma cualidad básica y fundamental a la hora de ser respetados: somos capaces de experimentar dolor y placer, tristeza y alegría, miedo y deseos y, por tanto, somos individuos con intereses propios que no deberían ser frustrados por otros.


Los zoos, al contrario de lo que mucha gente se imagina, son centros donde los animales sufren y padecen todo tipo de privaciones. A los animales en los zoos se les enjaula de por vida privándoles de la posibilidad de desarrollarse según sus intereses y necesidades.


Si te importan los animales no vayas al zoo. Educa a tus hijos en el verdadero respeto por todos los individuos, independientemente de su especie.

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Igualdad Animal

28 de marzo de 2012

Descubren fósil que reescribe la historia sobre la capacidad de caminar de los humanos

Huesos fosilizados

El descubrimiento de ocho huesos de pie fosilizados en Etiopía -de 3,4 millones de años- ha dado a los científicos una visión excepcional de la evolución de los seres humanos y su capacidad para caminar.

La forma de los huesos, encontrados en la región de Afar, en Etiopía central, sugiere que mientras este pie primitivo muestra una habilidad para caminar erecto, el dedo gordo también podría haberse usado para asirse de ramas.

En un artículo de la revista Nature, los científicos dicen que no hay suficientes fragmentos para identificar la especie humana -o humanoide- a la cual pertenecía.

La criatura es más vieja que aquella conocida como Lucy, también encontrada en esta región, cuyo esqueleto mostraba una clara preferencia por caminar erecta.

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BBC Ciencia

21 de diciembre de 2011

Universidad planea utilizar monos con GPS para medir radioactividad en Fukushima

Es inconcebible, en la tierra de la más alta tecnología se piensa en emplear a simios para medir niveles de radioactividad... y nosotros en "Conocer Ciencia" nos preguntamos ¿por qué no se utilizan microrrobots para estas tareas?

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Como consecuencia de la explosión de la planta nuclear de Fukushima, existen extensas zonas de terrenos en torno a la planta de las que no se sabe el estado actual de contaminación en el que se encuentran.

Es por esta razón que en la Universidad de Fukushima han ideado un proyecto con el que esperan recolectar información en terreno sobre las reales condiciones de contaminación existentes en los alrededores de la planta, para lo cual se encuentran “entrenando” a un grupo de valientes monos para que midan la radiactividad.

La idea de los investigadores es dotar a estos animalitos de equipos GPS y medidores de radiactividad, para que sean ellos los encargados de medir el nivel de contaminación presente en algunas zonas cercanas a la planta.

Hasta ahora las únicas mediciones existentes han sido tomadas desde helicópteros que han sobrevolado algunas zonas cercanas a la planta, por lo que no sirven para tener una idea clara respecto al nivel de contaminación en el que se encuentran.

El proyecto contempla iniciar las mediciones en el borde de la llamada “zona de exclusión” (Minamisoma), en donde soltarán a los monos para que recorran los bosques y durante dos meses envíen los datos que vayan recolectando (la información se envía en forma automática).

Una vez concluido el plazo definido para realizar el estudio en terreno, los monos quedarán liberados de sus obligaciones y podrán seguir viviendo en las zonas en donde fueron desplegados.

Link: Wild monkeys to measure radiation levels in Fukushima (The Telegraph)

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FayerWayer

16 de diciembre de 2011

EEUU limita el uso de chimpancés en la investigación científica

Un chimpancé camina sobre una cinta de entrenamiento mientras le miden su consumo de oxígeno en un experimento. | C. Wolynsky | PNAS

Un chimpancé camina sobre una cinta de entrenamiento mientras le miden su consumo de oxígeno en un experimento. | C. Wolynsky | PNAS

Un informe del Instituto de Medicina de Estados Unidos (IOM, en sus siglas en inglés) ha recomendado a las autoridades sanitarias que restrinjan la presencia de chimpancés en investigación médicas y reserven estos animales "sólo para aquellos estudios en los que no hay alternativas posibles o la presencia de humanos no fuese ético".

Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EEUU han anunciado que limitarán el uso de chimpancés en investigación biomédica, revisarán los actuales proyectos y cancelarán temporalmente las becas de estudios que incluyan primates.

El director del NIH, Francis Collins, destacó los beneficios científicos que ha tenido la investigación médica con animales, y subrayó que el uso de chimpancés ya estaba restringido pero, no obstante, señaló que los nuevos métodos permiten otras alternativas.

Los NIH encargó en 2010 un estudio del Instituto de Medicina sobre la necesidad de utilizar chimpancés para la investigación biomédica y cómo trabajar con ellos que ha concluido que, "aunque el chimpancé ha sido un modelo animal útil en investigaciones anteriores, su uso para la investigación biomédica es innecesario".

La única alternativa

Los institutos consideraron que sólo se debe recurrir a ellos en caso de que los conocimientos que resulten de la investigación sean necesarios para mejorar la salud de los ciudadanos y no haya ningún otro método por el que adquirir esos conocimientos.

También es necesario que la investigación no se pueda desarrollar de modo ético en humanos. Además, los animales utilizados deberán mantenerse en entornos adecuados en sus hábitats naturales.

El comité también concluyó que sí se podría seguir la investigación con chimpancés relacionada con terapias de anticuerpos monoclonales, la investigación sobre la genómica comparativa y estudios no invasivos de los factores sociales y de comportamiento que afectan al desarrollo, la prevención o el tratamiento de enfermedades.

Sin embargo, no pudo llegar a un consenso sobre la necesidad de los chimpancés para el desarrollo de la vacuna contra el virus de la hepatitis C profiláctica.

Los parientes más cercanos del hombre

Collins dijo que los NIH aceptarán las recomendaciones del comité, suspenderán temporalmente las becas a la investigación que impliquen el uso de chimpancés y encargarán a un grupo de trabajo que analice los proyectos actuales.

"Los chimpancés son nuestros parientes más cercanos en el reino animal y proporcionan información excepcional en la biología humana, por eso es necesario una especial consideración y respeto", afirmó.

Los Institutos Nacionales de Salud aglutinan 27 centros que forman parte del Departamento de Salud y se encargan, entre otras tareas, de supervisar la investigación médica.

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El Mundo Ciencia

24 de noviembre de 2011

Jane Goodall: 'Si los humanos fuésemos humanistas no estaríamos en peligro de extinción'

Jane Goodall en foto de archivo. | Ernesto Caparrós

Jane Goodall en foto de archivo. | Ernesto Caparrós

  • La famosa primatóloga, de visita en Argentina, cree que 'los chimpancés y los humanos hemos heredado atributos violentos de un ancestro común'
  • 'Cuando empecé a trabajar con chimpancés tenía un concepto ingenuo de ellos'
  • 'Me horroricé al descubrir en ellos ciertas manifestaciones de violencia'

Recordaba vagamente lo que un colega sudafricano me había contado acerca de Jane Goodall. Que a la mundialmente famosa primatóloga le gustaba divertirse a costa de los periodistas, especialmente de aquellos que por ser ella una dama del Imperio Británico la saludan ceremoniosamente, con una venia o algo así.

Fue precisamente lo que hice y para mi total desconcierto, Lady Goodall respondió con una sucesión de aullidos en stacatto, los más salvajes que haya escuchado fuera de los límites de un zoológico. Como si fuese lo más natural, la naturalista me explicó que de ese modo la saludaban los chimpancés que ella estudió en el parque de Gombe (Tanzania), hace unas cinco décadas.

Goodall fue invitada por la Fundación Azara –una institución asociada con la Universidad Maimónides de Buenos Aires- a dictar una conferencia sobre los peligros que acechan a los pocos espacios naturales que van quedando en el planeta.

El título de la charla, 'Haciendo la Diferencia', implica que cada persona puede contribuir a la preservación de su propio entorno, ya sea un suburbio de Londres o un glaciar en la cordillera del Perú. Pero su mayor preocupación es por los bosques tropicales de África y Sudamérica. Especialmente los de Tanzania, donde en los años 60 observó cómo un macho adulto –al que bautizó como David Greybeard (barba gris) preparaba una rama para 'pescar' termitas en su nido.

Un descubrimiento revolucionario

Aquel descubrimiento revolucionó al mundo de la ciencia pues se suponía que sólo los humanos somos capaces de producir herramientas. Por entonces, Jane era una jovenzuela de 23 años, sin ninguna preparación académica. Pese a ello, su mentor, el paleontólogo Louis Leakey, le había asignado la tarea de estudiar el comportamiento de los primates en su propio entorno, con el fin de hallar alguna pista sobre la conducta de nuestros ancestros, los primeros homínidos.

"Luego de leer mi informe y ver las fotografías, Leakey me miró fijamente y me preguntó, medio en broma, si me daba cuenta del lío en que lo había metido a él y a sus colegas, pues a partir de esos registros habría que buscar nuevas definiciones sobre lo que nos separa y nos hermana con nuestros parientes más cercanos en el reino animal".

Aunque la mayor parte de su tiempo lo dedica a impulsar las actividades del Instituto Jane Goodall, la heroína de mi niñez, a la que conocí a través de las páginas del National Geographic, no descuida el tema que la llevó a la fama. "Gracias a los avances de la ciencia hoy disponemos de mejores herramientas para conocer a los chimpancés. Por ejemplo, el estudio de su ADN demuestra que comparten con nosotros el 98% de los genes. Es decir, son mucho más parecidos a nosotros que al resto de los primates. Por eso a veces pienso que las personas que consumen carne de chimpancé, no por necesidad apremiante sino por considerarla una exquisitez, son prácticamente unos antropófagos".

Animales astutos

Está probado que los chimpancés superan ampliamente a otros animales en pruebas de laboratorio, como la clásica prueba de introducir objetos en los espacios que corresponden a su forma. Pero en opinión de Goodall, lo más notable desde el punto de vista evolutivo es su inteligencia social y emocional.

"Vayamos al caso de Aí (Amor en japonés), una chimpancé muy aficionada a los videojuegos. Ella logra muy buenos resultados con las figuritas que se mueven en la pantalla. Sin embargo, a veces no está conforme con el puntaje e insiste en probar de nuevo, sin que su tutor la incentive por medio de bananas o golosinas". Desde luego, la competitividad sería biológicamente funcional entre los machos de la especie, pero aquí vemos una hembra que no es sólo competitiva, sino que los es con ella misma.

Esos rasgos tan "humanos" son los que han fascinado a Goodall desde que se internó por primera vez en la selva. Según esta naturalista de 77 años, de finas facciones y gestos serenos –menos cuando imita a sus amigos selváticos- en su hábitat natural los primates exhiben casi la misma variedad de conductas primarias que los humanos.

"Debo decirle que otros investigadores menos apasionados que yo le dirían lo mismo. Los chimpancés se abrazan, se besan e incluso se dan palmadas en la espalda en señal de aprobación o de solidaridad. ¡Si hasta tienen sentido del humor! No es tan sorprendente que compartan estas habilidades sociales con nosotros si se piensa que la infancia de un chimpancé, la etapa en que aprende a socializar, es de cinco años. Larguísima si se la compara con la de otros mamíferos", dice la investigadora.

Una demostración elocuente de la capacidad de los chimpancés de percibirse como individuos, se obtiene al enfrentar a un espécimen con el reflejo de su imagen en el espejo. "Jonathan (un chimpancé nigeriano) se quedó un buen rato mirándose de frente y de perfil, igual que un varón coqueto de nuestra especie. Le pusieron un pote de pigmento sobre la mesa ¡y él aprendió fácilmente a maquillarse!", relata Goodall.

El 'buen salvaje'

En este punto, el periodista le pregunta si la tendencia que todos tenemos de 'humanizar' a nuestras mascotas e incluso a los objetos inanimados, no interfiere en el trabajo de sus colegas con los chimpancés. Si no se los idealiza como criaturas inteligentes y bondadosas. "Sin duda, cuando comencé a trabajar con los chimpancés yo tenía un concepto ingenuo de ellos. Los veía como Rousseau cuando describía al "buen salvaje" humano, que vive al margen de la perversión de la sociedad moderna".

"Ciertamente, me horroricé al descubrir en ellos ciertas manifestaciones de violencia. Ahora sabemos a ciencia cierta que los chimpancés no sólo ejercen la violencia individual cuando compiten por el alimento y por el dominio de su clan. También son capaces de entablar guerras con grupos rivales. Seguramente, los chimpancés y los humanos heredamos esos atributos poco simpáticos de un ancestro Enlacecomún", señala mi interlocutora.

A Jane Goodall no le sorprende que los animales con los que compartimos el planeta reciban tantos malos tratos de parte de los humanos. Si el hombre es capaz de los actos más aberrantes con los de su propia especie, si destruyen sistemáticamente su entorno vital, ¿qué se puede esperar de su actitud hacia otros seres? "Si los humanos fuésemos verdaderamente humanistas, los chimpancés de Borneo, los gorilas de la Niebla y nosotros mismos, no estaríamos en peligro de extinción", concluye Jane Goodall.

Fuente:

El Mundo Ciencia

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