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30 de septiembre de 2013

Perú: el desierto que guarda el origen de las ballenas




Paleontólogos en Perú descubrieron una joya: fósiles de ballenas antiguas nunca antes vistas por esta zona de la Tierra.

Los descubrimientos podrían proporcionar una pista sobre la relación entre los mamíferos marinos y sus antepasados terrestres.

La colección fue descubierta en el desierto de Ocucaje.

Los científicos creen que los restos podrían datar de más de 40 millones de años.

Conozca los detalles del descubrimiento en este video de BBC Mundo.

18 de septiembre de 2013

Fósiles con 110 millones de años serán exhibidos en Lambayeque


Restos fósiles con 110 millones de años serán exhibidos en Lambayeque
Créditos: RPP/ Rosario Coronado
La muestra incluye restos fósiles con más de 100 millones de años desde el cretácico inferior hasta la época del cuaternario, dijo el arqueólogo Walter Alva.
Un total de 100 restos fósiles que tienen hasta 110 millones de años serán exhibidos desde este 5 de septiembre en el museo Tumbas Reales de Sipán de Lambayeque, informó su director de este recinto cultural, Walter Alva Alva.

Manifestó que todo ello forma parte de la Primera Exposición de Paleontología Biregional Amazonas – Lambayeque, que se organiza en coordinación con el Museo de Ciencias Naturales de Chiclayo y cuyo principal atractivo será el reciente hallazgo del fósil de un pez, realizado en el sector San Nicolás del distrito de Zaña.

“La muestra incluye restos fósiles de todo orden con más de 100 millones de años.  Desde el cretácico inferior hasta la época del cuaternario. Entre las novedades tenemos el descubrimiento efectuado en San Nicolás de huellas de aletas de peces y partes de una espina dorsal, que nos indica que esta región fue un fondo marino hace 110 millones de años (…). Además se presentarán restos de dinosaurios, peces, piedras de ámbar donde hay insectos fosilizados, entre otros”, dijo.

Alva Alva precisó que la exposición se encuentra en etapa de montaje en una de las salas del recinto arqueológico lambayecano y tiene como propósito promover el interés por los estudios paleontológicos.

Fuente:

RPP Noticias

2 de septiembre de 2013

El megalodón, el mayor depredador del océano

  • Hallan en Canarias dientes del tiburón más grande que ha habitado los océanos
  • El megalodón podía medir hasta 20 metros y pesar unas 100 toneladas
  • También encontraron fósiles de otros mamíferos marinos, todos ellos extintos

Se llama megalodón y está considerado el mayor tiburón que ha habitado los océanos. Desde que se extinguió, hace unos dos millones de años, no se ha conocido un depredador como él, pues podía alcanzar los 20 metros de longitud y pesar hasta 100 toneladas.

Este auténtico monstruo del mar, capaz de devorar grandes presas como ballenas, delfines y focas además de tortugas y peces, vivió también en aguas canarias, como demuestra el hallazgo de 15 piezas dentales anunciado por un equipo de científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Según detalla por teléfono desde Tenerife Pedro José Pascual Alayón, biólogo marino del Centro Oceanográfico de Canarias, los fósiles se encontraron a 1.000 metros de profundidad, en un yacimiento al pie de la montaña submarina conocida como Banco de Concepción, situada al norte de la isla de La Graciosa.

Recreación del aspecto del tiburón megalodón.|Museo de Historia Natural de San Diego.

Recreación del aspecto del tiburón megalodón.|Museo de Historia Natural de San Diego.
El descubrimiento se produjo el pasado mes de octubre durante la campaña INCOECO 1012 ( en el marco del Proyecto Life+Indemares, aunque han esperado a tener identificados los fósiles para anunciar el hallazgo. Y es que junto a los restos de megalodón, pertenecientes a la especie 'Otudus (Megaselachus) megalodon' encontraban fósiles de otros animales marinos, todos ellos extintos.

Un yacimiento de animales marinos

Hay fósiles de otras especies tiburones, huesos de ballenas y fragmentos del cráneo y costilla de un sirénido (un mamífero marino pariente del actual manatí). El paleontólogo italiano de la Universidad de Parma Franco Cigala trabajó con Pascual en la identificación de los fósiles.

"El megalodón vivió en el Mioceno durante más de 15 de millones de años, un periodo durante el que fue cambiando su linaje evolutivo. Los dientes más grandes, de unos 17 centímetros, se han encontrado en California y Chile", detalla Pascual.

El registro fósil de este tiburón gigante se extiende desde hace 20 millones hasta hace dos millones de años y también incluye restos hallados en otras zonas, como Japón. Por los datos que tiene Pascual, en España no se habían encontrado fósiles del megalodón (los más próximos se hallaron en aguas de Marruecos) aunque considera probable que aparezcan nuevos restos en la costa atlántica española: "Eran unos animales cosmopolitas. Tuvieron un éxito considerable por su poderío y su tamaño", señala el biólogo.

Los dientes hallados en Canarias pertenecen a varios ejemplares jóvenes, quizás de cinco o seis metros de longitud (al nacer debían medir unos dos metros). Datar su antigüedad es muy complejo, porque no tienen suficiente material biológico y habría que tomar muestras del suelo volcánico para ser más precisos. Pese a ello, cree podrían haber vivido hace unos 15 millones de años. "Era la época en la que se estaba originando el archipiélago canario y el paisaje era muy distinto al de ahora. Las islas apenas eran islotes y debían estar cerca del continente". Aquí, estos tiburones encontraban abundante comida, pues se cree que era una importante zona de cetáceos.

A medida que se han ido hallando más fósiles se han podido descartar algunas teorías. Por ejemplo, se pensaba que se trataba de una sola especie pero el estudio de los fósiles ha confirmado que había varias. "Antiguamente, cuando no había mucha información, se consideraba que el megalodón era antecesor del actual tiburón blanco, pero se ha demostrado que no es así", explica.

Pese a su poderío acabó extinguiéndose como tantos otros animales. "Hay varias teorías sobre la causa. "La que más se menciona es debido a un cambio climático. Hubo una gran glaciación que llegó a la Península y cambiaron las pautas de migración de las ballenas, que se concentraron más en las zonas polares. Parece que el megalodón no se adaptó bien a los cambios".

Fuente:

El Mundo Ciencia

15 de abril de 2013

'Australopithecus sediba': el ancestro con sonrisa humana y andares de chimpancé

Reconstrucción de A. sediba junto a un esqueleto humano y otro de chimpancé. | L. Berger

Reconstrucción de A. sediba junto a un esqueleto humano y otro de chimpancé. | L. Berger
El homínido que pudo dar lugar a la rama evolutiva del ser humano era un puzle biológico imprevisible con sonrisa humana y andares de chimpancé. Hasta que su descubrimiento en 2008 permitió a los investigadores reconstruir la anatomía de la especie 'Autralopithecus sediba', la comunidad científica daba por asumidos algunos rasgos que debía tener el ancestro que dio paso al género Homo (al que pertenece la especie humana actual, Homo sapiens). Sin embargo, el estudio de los restos fósiles de tres individuos -dos bastante completos y una tibia de un tercero- encontrados en una sima en Malapa, cerca de Johannesburgo (Sudáfrica), le han dado un vuelco a los prejuicios de los paleontólogos.

A. sediba. | L. Berger

A. sediba. | L. Berger

Desde la publicación del hallazgo y de las primeras conclusiones en 2010, ya ha habido 11 estudios publicados en la revista 'Science' analizando sus características y las implicaciones que tiene la especie para la evolución humana. Los seis últimos, referentes a la investigación de sus órganos locomotores y de su boca y que se acaban de publicar, suponen una "mirada sin precedentes a la anatomía y la posición en el árbol de la vida de este primitivo ancestro humano", en palabras de Lee Berger, líder de la investigación y autor principal de las seis investigaciones.

"Este último examen nos aporta una visión nueva de una especie que parece un mosaico anatómico que presenta una serie de complejos funcionales que son diferentes tanto a los que pensábamos que eran propios de los Australopithecus, como a los de los primeros Homo", explica este investigador del Instituto de Evolución Humana de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo.

Un mosaico entre humanos y australopitecus

'A. sediba' era una extraña criatura que caminaba erguida, pero de una forma muy primitiva, tenía un cerebro muy pequeño, unas manos hábiles y, sorprendentemente, una dentadura muy similar a la humana. Pero algunas de estas características ya se conocían de anteriores estudios.

Las principales conclusiones que se pueden extraer de las seis investigaciones recién publicadas en 'Science' al alimón son la 'sonrisa humana' y una morfología de su talón parecida a la de los chimpancés actuales que le obligaba a caminar bamboleándose de un lado a otro. De hecho, esta última característica ha sido un descubrimiento reciente hecho por el equipo de Berger durante una reunión en mayo de 2012.

Cráneo de 'A. sediba'. | L. Berger

Cráneo de 'A. sediba'. | L. Berger

Desde hace muchos años, la comunidad científica se preguntaba cómo podría esta especie caminar erguida. La clave está en el talón preservado en uno de los ejemplares que corresponde con el de una hembra adulta. El hueso está retorcido y tiene forma apuntada, al contrario del humano, que es plano y ancho. Por ese motivo, la especie debía caminar retorciendo el pie tras el apoyo para poder dar el siguiente paso, de una forma parecida a la que usan los chimpancés, haciendo para ello un bamboleo obligatorio.

"Los talones estrechos ofrecen menos mucha menos superficie sobre la que distribuir el peso cuando los pies tocan el suelo", asegura el antropólogo de la Universidad de Boston Jeremy DeSilva, autor principal del estudio sobre el mecanismo locomotor de la especie.

¿Es de verdad el eslabón perdido?

Todos los investigadores coinciden con las conclusiones de Berger y su equipo sobre el modo de andar de A. sediba y remarcan que definitivamente su modo de caminar es muy diferente que el del resto de los homínidos.

Lo que no parece estar tan claro es que esta especie sea definitivamente el eslabón perdido, la pieza clave que falta en la evolución del ser humano moderno. Una mandíbula de 2,4 millones de años de antigüedad encontrada en Etiopía es el primer fósil atribuido al género 'Homo'. Lo que deja la edad de 'A. sediba' -cerca de 2 milones de años- como muy joven para ser el primer ancestro del género. "Sediba es único y muy interesante, pero llegó demasiado tarde a la fiesta como para ser el ancestro", asegura Brian Richmond, de la Universidad George Washington de Washington D.C..

Sin embargo, Berger defiende con uñas y dientes la posición en el árbol de la vida de la especie que él mismo descubrió junto a su hijo en una sima cercana a la ciudad en la que viven. Para el investigador sudafricano, esa mandíbula aislada de la calavera o de otros huesos no tiene por qué pertenecer al género 'Homo'. La bonita sonrisa de A. sediba podría haber engañado a los descubridores de la mandíbula de Etiopía haciéndoles pensar que era del género humano.

Fuente:

El Mundo Ciencia

11 de abril de 2013

Los dinosaurios nadadores de China

Recreación artística del dinosaurio nadador. | Nathan E. Rogers

Recreación artística del dinosaurio nadador. | Nathan E. Rogers

Un investigador de la Universidad de Alberta (Canadá) ha identificado algunas de las pruebas más concluyentes hasta la fecha de que los dinosaurios podían recorrer nadando largas distancias.

En colaboración con un equipo internacional de investigación, el estudiante de graduado Scott Persons examinó marcas inusuales de garras registradas en un fondo de río en China, que es conocido por haber sido una ruta importante para los dinosaurios.

Junto a huellas fosilizadas de fácil identificación de muchos animales del Cretácico, incluyendo un largo y gigante cuello de dinosaurio, los investigadores encontraron una serie de marcas de garras que Persons considera la prueba de una progresión coordinada izquierda derecha y derecha a izquierda.

"Lo que tenemos son los arañazos dejados por las puntas de los pezuñas de un dinosaurio de dos patas", dijo Persons. "Las marcas de la garra del dinosaurio muestran que estaba nadando en este río, y que de puntillas estuviera tocando fondo".

Las marcas de garras cubren una distancia de 15 metros, que los investigadores dicen que es una prueba de la capacidad de un dinosaurio de nadar con movimientos coordinados de sus patas. Las huellas fueron hechas por dinosaurios terópodos carnívoros que se estima que se levantaban a alrededor de un metro hasta la cádera.

La ondulación fosilizada y la evidencia de grietas de desecación indican que hace 100 millones de años, el río, en lo que hoy es la provincia de Sichuan, registró ciclos secos y húmedos. El lecho del río que Persons describe como una autopista para dinosaurios ha proporcionado un montón de impresiones a todo pie de otros terópodos y saurópodos gigantes de cuatro patas.

Con sólo arañazos de garras en el fondo del río, la identidad exacta de los dinosaurios no se puede determinar, pero se sospecha que podría haber sido un tiranosaurio pequeño o un Sinocalliopteryx. Se conocen dos especies de depredadores que han estado en esa área de China
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24 de enero de 2013

Descubren el diminuto cerebro de un dinosaurio gigantesco

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(Vídeo: CSIC)
Los restos de un gigantesco ampelosaurio hallado en 2007 en el yacimiento de Lo Hueco (Cuenca) han permitido la reconstrucción en 3D del cerebro del animal, que sólo alcanzaba los ocho centímetros de largo. El trabajo, recién publicado en la revista PLOS ONE, se ha llevado a cabo gracias a los restos fosilizados de su cráneo, de unos 70 millones de años de antigüedad (Cretácico superior).

Hasta ahora, sólo se conoce una especie de este género, 'Ampelosaurus atacis', que fue descubierta en Francia. No obstante, las diferencias entre el fósil español y el francés no excluyen la posibilidad de que pudiera tratarse de dos especies diferentes.

El investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, Fabien Knoll, que ha dirigido la investigación, considera que "serían necesarios más restos para garantizar que se trate de una nueva especie". Por ello, el equipo ha clasificado al ejemplar como 'Ampelosaurus sp.', lo que deja abierta su identificación a nivel especifico.

El ampelosaurio pertenece al grupo de los saurópodos, dinosaurios de gran tamaño que llegaron a colonizar grandes extensiones del planeta durante la Era Mesozóica (hace entre 253 millones de años y 66 millones de años). En concreto, se trata de un titanosaurio, un grupo de herbívoros dominantes en la última mitad del Cretácico (última fase del Mesozoico).

Larga evolución

Los primeros saurópodos surgieron unos 160 millones de años antes de la aparición del ampelosaurio. No obstante, a pesar de ser el fruto de una larga evolución, el cerebro del ampelosaurio no muestra ningún desarrollo notable. Knoll explica: "Este saurio podría haber llegado a medir hasta 15 metros de largo, sin embargo, su cerebro no ocupaba más de ocho centímetros".

Para el investigador del CSIC, "el aumento del tamaño del cerebro no ha sido favorecido durante la evolución de los saurópodos".

Otra de las características halladas en la reconstrucción cerebral del saurio conquense es el pequeño tamaño de su oído interno. Según Knoll, "esto podría indicar que el ampelosaurio no estaría adaptado a mover rápidamente ni los ojos, ni la cabeza, ni el cuello".

En enero de 2012, Knoll lideró la investigación para recrear el cerebro de otro saurópodo, 'Spinophorosaurus nigeriensis'. La simulación en 3D de su cerebro reveló que dicho ejemplar, al contrario de lo que ha evidenciado el estudio de la caja craneana de ampelosaurio, presentaba un oído interno muy desarrollado.

Para el investigador del CSIC, "resulta un misterio que haya tanta diversidad en el desarrollo del oído interno dentro de un grupo tan homogéneo de dinosaurios, por lo que es necesario seguir trabajando en este tema".

La investigación ha contado con la colaboración de investigadores de la Universidad de Ohio (EE.UU), la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
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13 de diciembre de 2012

Un insecto camuflado desde hace 110 millones de años


A la izquierda 'H. diogenesi' y su paquete de basura. A la derecha, detalle de la cabeza.| Universitad de Barcelona.

A la izquierda 'H. diogenesi' y su paquete de basura. A la derecha, detalle de la cabeza.| Universitad de Barcelona.
El tiempo se detuvo en la cueva cántabra de El Soplao hace 110 millones de años. El ámbar en el que quedó preservado una larva de insecto ha permitido a la naturaleza conservar una fotografía del pasado y revelar que ya durante el Cretácico, estas criaturas se camuflaban de una manera similar a la que lo hacen algunas especies que viven en la actualidad.

Aunque el hallazgo de esta larva de apenas 4 milímetros y cubierta con restos vegetales se produjo en 2008 en la cueva cántabra, no ha sido hasta ahora cuando sus descubridores han revelado que se trata de la prueba más antigua de camuflaje de insecto encontrada hasta ahora. Los detalles de su estudio se publican esta semana en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), en un artículo que firman conjuntamente científicos de la Universidad de Barcelona, del Museo Geominero del IGME, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) y de la Universidad de Kansas (EEUU).

"El más antiguo ejemplo fósil antes de este descubrimiento tenía una edad de unos 44 millones de años (ámbar Báltico, periodo Eoceno), por lo que hemos dado un salto de más de 60 millones de años", explica a ELMUNDO.es diario Enrique Peñalver, investigador del IGME y coautor de este estudio.

Reconstrucción de 'Hallucinochrysa diogenesi' y detalle de la cabeza. | José Antonio Peñas.
Reconstrucción de 'Hallucinochrysa diogenesi' y detalle de la cabeza. | José Antonio Peñas.
La especie fósil era desconocida para los científicos, que la han bautizado como 'Hallycinochrysa diogenesi' o crisopa alucinante de Diógenes. Su nombre hace referencia a su aspecto y al síndrome de Diógenes, un trastorno de comportamiento que lleva a las personas que lo sufren a acumular grandes cantidades de basura y de artículos sin utilidad.

Estrategia de supervivencia

En este caso, la basura que camufla al animal está compuesta por tricomas, es decir, pequeños pelos vegetales que crecen en la planta como si fueran apéndices y que desempeñan diferentes funciones, como absorber agua, regular la temperatura o dispersar las semillas. Los investigadores han averiguado que los restos vegetales corresponden a helechos.

Según explican, la larva depredadora iba recolectando con su mandíbula la maraña de pequeños filamentos que la cubren, con el objetivo de ser confundida con su entorno y mantener alejados a sus depredadores. Esta estrategia de supervivencia, conocida como transporte de basura ('trash-carrying' en inglés) se sigue utilizando en la actualidad para esconderse de los depredadores o poder pillar por sorpresa a potenciales presas.

Los científicos consideran, por tanto, que el comportamiento del camuflaje y las adaptaciones necesarias para conseguirlo aparecieron de forma muy temprana en los insectos.

"Incluso los insectos más pequeños deben protegerse de depredadores, de los cuales también los hay muy pequeños, por lo que a su escala el camuflaje es eficaz. Este camuflaje de cubrirse con basura en insectos sólo se da en las larvas, nunca en los adultos. En la actualidad, el camuflaje no es frecuente, aunque en el grupo de los crisópoideos, al que pertenece la larva fósil encontrada, es frecuente", afirma Peñalver a través de un correo electrónico.

Beneficio mutuo

La criatura preservada en ámbar que se describe en este estudio representa también un nuevo género. Aunque su aspecto era diferente al de las actuales crisopas verdes, su comportamiento guardaba similitudes. Las larvas de crisopas verdes contemporáneas acumulan restos animales y vegetales de todo tipo, aunque los sujetan con unos pequeños muñones con pelos que tienen en el dorso. La larva fosilizada, sin embargo, tenía largos túbulos con muchos pelos terminados en forma de trompeta, que actuaban como un ancla que impedía que la basura se desprendiera al moverse.

Los investigadores han reconstruido el aspecto que debía tener: "En la reconstrucción se ve la larva, no el adulto. La larva tiene unos largos túbulos en el dorso con los que retenía las estructuras vegetales para camuflarse, y unas grandes mandíbulas. Los adultos serían un poco más grandes y con grandes alas muy delicadas con muchas venas", añade el científico.

También destacan la estrecha relación que ya existía entre las plantas y los insectos, pues ambos se veían beneficiados de su colaboración. Por un lado, el helecho aportaba a la larva tanto un hogar como basura para camuflarse, mientras que el insecto mantenía al helecho libre de plagas.

Yacimiento de ámbar

El yacimiento de ámbar de El Soplao es una auténtica mina para los paleontólogos. Es el más abundante de la Era Mesozoica de Europa y ha permitido descubrir nuevas especies de insectos fosilizados. El ámbar es la resina fosilizada de plantas que vivieron hace millones de años. Desde julio de 2008, cuando se anunció el descubrimiento del yacimiento paleontológico de ámbar de Rábago/El Soplao, se han llevado a cuatro excavaciones.

Las investigaciones están siendo realizadas por un equipo formado por científicos de diferentes centros, como el Instituto Geológico y minero de España (IGME), la Universidad de Barcelona, la Universidad de Lyon, la Universidad del País Vasco, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Centro de Astrobiología (INTA-CSIC).

"En el ámbar de El Soplao se están encontrando muchos insectos fosilizados. Se trata de un depósito muy espectacular. Los insectos hallados en El Soplao tienen la misma edad y este es el único encontrado camuflándose de esta forma", detalla Enrique Peñalver.

En mayo de este año, un equipo de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) publicó otro estudio sobre el hallazgo en el yacimiento de Peñaferrada (Álava) de pequeños insectos cargados de polen que habían quedado atrapado en ámbar. Los fósiles, que constituyeron la prueba más antigua de polinización, también tenían unos 110 millones de años de antigüedad.

Fuente:

El Mundo Ciencia

8 de diciembre de 2012

Identifican restos de un dinosaurio que puede ser el más antiguo


Nyasasaurus parringtoni

Nuevas investigaciones sugieren que unos huesos fosilizados que se guardan en el Museo de Historia Natural de Londres desde los años 30 pueden ser los restos del dinosaurio más antiguo conocido por la ciencia.

Tras nuevas investigaciones y pruebas, científicos de Estados Unidos y Reino Unido dicen que la criatura vivió hasta unos 15 millones de años antes que sus más cercanos rivales para el título de antigüedad.

Esto retrasa la fecha en la que los dinosaurios comenzaron a deambular por la tierra hasta hace unos 243 millones de años atrás.

Los investigadores creen que la criatura tenía alrededor de 80 centímetros de altura, una cola larga y gruesa, caminaba erguida y pesaba entre 20 y 60 kilos.

Fuente:

BBC Ciencia

Lluvia fosilizada revela la atmósfera del pasado


Lluvia Foto SPL

La presión atmosférica en el pasado pudo deducirse a partir de las marcas dejadas por la lluvia.

Huellas dejadas por gotas de lluvia preservadas en rocas de 2.700 millones de años de antiguedad están permitiendo descifrar la composición temprana de la atmósfera.

Midiendo los hundimientos o marcas dejadas en las rocas por la lluvia, los científicos lograron calcular la velocidad de las gotas en el momento de impacto.

Y esa velocidad ha permitido a su vez determinar la densidad del aire.

Esta nueva técnica de "paleobarometría", presentada en el actual encuentro de la Unión Geofísica de Estados Unidos, AGU por sus siglas en inglés, en San Francisco, contribuirá a la precisión de los modelos que buscan simular las condiciones en el pasado.

Hace 2.700 millones de años, la Tierra era muy differente del planeta que habitamos actualmente.

El planeta rotaba mucho más rápido, la Luna estaba más cercana y el Sol era mucho más débil. Y no había ni plantas ni animales porque el aire no era "respirable".

"Había probablemente bastante nitrógeno en la atmósfera, como ahora, pero no había oxígeno", explicó Sanjoy Som del Centro Ames de Investigación de la NASA.

"En lugar de oxígeno había probablemente gases de invernadero como dióxido de carbono y metano".

"Mi trabajo en paleobarometría no permite determinar exactamente de qué gases se trataba, pero ayudará a quienes trabajan con modelos de composición atmosférica al darles ciertos parámetros", dijo Som a la BBC.

La clave de las gotas

Las gotas de lluvia fosilizadas fueron descubiertas en Ventersdorp, en Sudafrica en la década del 80.

Marcas en roca volcánica

Las gotas cayeron sobre ceniza volcánica cuando las condiciones en la Tierra eran muy diferentes.

Consisten en huellas en la superficie de roca que inició su vida como ceniza volcánica. La lluvia que caía sobre la ceniza dejó pequeños hundimientos, que luego fueron cubiertos por nuevos depósitos de ceniza y litificados, es decir, convertidos en piedra. Hoy en día podemos ver las marcas sólo porque la capa superior de la roca se ha erosionado.

Som y sus colegas creen que estos hundimientos contienen claves sobre la presión atmosférica en el pasado.

El diámetro de las marcas depende de la velocidad máxima de las gotas cuando impactaron el suelo. Este número –velocidad terminal- depende de la densidad del aire y en la atmósfera actual es de 9m/s.

"Si el aire fue más denso en el pasado, la gotas cayeron más lentamente y los hundimientos en la ceniza habrían sido más pequeños. Por el contrario, si el aire era menos denso las gotas habrían caído más rápido y dejado marcas más grandes", explicó el Dr. Som, quien trabaja también con el Instituto de Ciencias Espaciales Blue Marble, en Seattle.

El factor que podría alterar ese razonamiento es que las gotas de lluvia hubieran sido mucho más grandes en el pasado. Pero afortunadamente el tamaño máximo que puede alcanzar una gota es controlado por fuerzas aerodinámicas independientes de la densidad del aire.

Las gotas más "gordas" hace 2.700 millones de años habrían sido iguales a las de ahora, con un tamaño de cerca de 7 mm.

Densidad atmosférica

Som y sus colegas condujeron experimentos en los que, usando una pipeta, dejaron gotear volúmenes controlados de agua en una bandeja de ceniza volcánica desde una altura aproximada de 25 metros.

El experimento permitió a los científicos relacionar el momentum de las gotas con el tamaño de las marcas que dejaban y realizar cálculos para diferentes tamaños de gotas en distintas densidades de aire.

Los científicos concluyeron que las marcas más grandes en la roca en Ventersdorp fueron dejadas por las gotas de mayor tamaño. La densidad del aire en tiempos del Eón Arcaico (división geológica que comienza hace 3.800 millones de años y finaliza hace 2.500 millones de años) no habría sido superior al doble de la actual, "pero sabemos que las gotas de máximo tamaño no eran frecuentes".

"Si las gotas menores formaron las marcas más grandes en Ventersdorp, entonces la densidad atmosférica era probablemente similar a la nuestra, sino menor", explicó Som.

El estudio sugiere que la atmósfera temprana debe haber tenido una alta concentración de gases de invernadero.

Si la presión atmosférica era la misma o menor que la actual, no hay otra forma de explicar por qué la Tierra no estaba cubierta de nieve a pesar de un Sol más débil.

Sin mayor densidad en la atmósfera para atrapar calor, las propiedades de los gases mismos deben haber provisto una cobertura para el planeta.

Fuente:

BBC Ciencia

19 de noviembre de 2012

¿Cuál será nuestro legado como civilización?

Rocas terrestres
rocas terrestres
  • Las rocas se forman principalmente de minerales
  • Forman la corteza sólida de la Tierra
  • clic Hay tres tipos básicos de roca: sedimentaria, metamórfica e ígnea
  • Los fósiles se forman de los restos de plantas y animales incrustados en rocas
  • El ciclo de las rocas, impulsado por procesos como la erosión y la compresión, mueve continuamente el material rocoso entre los tres tipos




La cantidad de animales de granja aumenta sus probabilidades de ser fósiles en el futuro.
El impacto de la humanidad en la Tierra es tan grande y variado que hemos creado un nuevo periodo geológico en la historia del planeta. Se llama el Antropoceno o la época humana.
Las emisiones de combustibles fósiles, el cambio climático, la agricultura, la acelerada extinción de las especies, la polución química y las megaciudades se expresarán de varias maneras en los sedimentos de los mares, lagunas y ríos de nuestros tiempos, dicen los científicos.

En millones de años, estas capas de sedimento compactas serán rocas de arenisca, lutita y caliza.¿Pero qué rastros de la civilización humana podrían encontrar los científicos del futuro en los estratos del Antropoceno?

Gran número de huesos

Un elemento del registro fósil que estamos creando para el estrato base del Antropoceno es que es diferente a cualquier transición geológica pasada.

En millones de años, los paleontólogos probablemente excavarán un gran número de huesos de mamíferos de tamaño medio.

Pueden pensar que casi todos los fósiles son de un pequeño grupo de especies. Y sus huesos están en todos los continentes excepto Antártida.

Sus descubrimientos serán muestras de nuestras vacas, ovejas, cabras y cerdos que hemos seleccionado, transportado y criado para alimentar a los siete mil millones de humanos.

fósiles

Fósiles como estos se encuentran por doquier hoy en día.
Es importante considerar la demografía animal en un mundo altamente agrícola, dice Jan Zalasiewicz: "En vez de tener un ecosistema natural terrestre que consiste en 200 o 300 especies vertebradas, donde todas coexisten y son moderadamente comunes, nosotros y las criaturas que tenemos explotaron de repente como poblaciones".

Nuestro ganado actual representa alrededor del 60% del peso de todos los animales vertebrados en la superficie terrestre. La masa de todas las personas corresponde a otro 30%. El restante 9% o 10% corresponde a todas las criaturas salvajes.

Las probabilidades de que un animal terrestre cualquiera sea fosilizado son extremadamente pobres. La mayoría de los fósiles se originan en el mar. Pero como hay tantas criaturas domesticadas, sus probabilidades de una posteridad geológica son mejores que las de la mayoría.

Es cierto que tratamos de mantenerlas sanas y salvas hasta que llega la hora de comerlas.
Y cuando terminamos con ellas, muchos de los restos se botan o se procesan, dice el ecologista agrícola Earle Ellis, de la Universidad de Maryland, en el condado de Baltimore.

La predominancia de los animales del campo y la extinción de las especies salvajes no son fenómenos inconexos. Hemos convertido grandes extensiones de hábitat natural como bosques en tierras de pastoreo o campos en los que sembramos cultivos para el alimento animal.

Además están todas las tierras de labranza en las que sembramos para nosotros mismos. Alrededor del 40% de la superficie terrestre del planeta libre de hielo está siendo utilizada para la agricultura.

Hay una rama de la paleontología dedicada a la palinología o al estudio del polen fósil. En un millón de años, sus practicantes observarán las muestras de sedimentos del Antropoceno en sus microscopios.

Probablemente verán una gran cantidad de granos de polen de maíz, trigo, soya y canola, en comparación con otras especies de plantas.

¿Capas de huesos?

Dado el éxito numérico de nuestra especie, es probable que algunos de nosotros terminemos siendo fósiles.

No habrá tantos como para reflejar la actual población de siete mil millones, ni los muchos más que ayudaron a llegar a ese número. Los restos de la mayoría de personas son cremados o enterrados en hoyos en los que nuestros huesos terminan convertidos en polvo.

Sin embargo, podrían encontrarse campos ricos para cazar fósiles de homo sapiens en el futuro en los estratos nacientes que se están formando en lugares como la costa del Canal de la Mancha y el delta del Mekong.

Además de huesos de vacas y polen de los cultivos de maíz, la agricultura moderna dejará otro tipo de rastro omnipresente en sedimentos del Antropoceno.

Se trata de un rastro químico que sobresaldrá en ojos de los futuros analistas geoquímicos tanto como el iridio que los geólogos de hoy utilizan para demarcar el final de la era de los dinosaurios.

El equivalente del iridio en el Antropoceno es el nitrógeno, aunque habrá otros candidatos que los expertos geoquímicos del futuro podrán identificar como la marca química de la llegada de una nueva era.

En todo el mundo, desde mediados del siglo XX, los sedimentos se han enriquecido en nitrógeno "reactivo" (óxidos de nitrógeno y compuestos de amoníaco). Esto ha sido causado por el hombre y domina el ciclo global de nitrógeno de la naturaleza.

Según Alex Wolfe, un científico en la Universidad de Alberta, Edmonton, "pasamos de un planeta en el que el nitrógeno era escaso a un planeta inundado literalmente de nitrógeno, y esto (ha pasado) en un periodo de apenas unas cuantas décadas".

La culpa es de la producción sintética de fertilizantes y la quema de combustibles fósiles.

Nitrógeno liberado

mapa del nitrógeno

El equivalente del iridio en el Antropoceno es el nitrógeno.

El nitrógeno es de lejos el elemento más abundante en la atmósfera terrestre, pero buena parte permanece distante en una forma en la que los seres vivientes no la pueden usar.

En el comienzo del siglo XX, el químico alemán Fritz Haber inventó una técnica para convertir el nitrógeno atmosférico en amoníaco.

La producción subsiguiente de miles de millones de toneladas de fertilizantes sintéticos de nitrógeno ha llenado los ecosistemas terrestres y acuáticos con nitrógeno reactivo y apoyado la explosión poblacional de este siglo.

Un aumento similar de nitrógeno reactivo se ha creado como subproducto de la combustión del carbón, petróleo y gas natural.

Incluso los lugares más remotos se ven afectados por todo este nitrógeno liberado. Wolfe y sus colegas han analizado químicamente las capas de sedimentos en el fondo de los lagos en zonas altas alpinas y en el Ártico.

Los primeros uno o dos centímetros de los depósitos de los lagos están enriquecidos en compuestos de nitrógeno. Este nitrógeno también tiene la huella isotópica del nitrógeno derivado de los procesos inorgánicos de la producción de fertilizantes y la quema de combustibles fósiles.

"Creo firmemente que si regresan las generaciones futuras de geólogos, definitivamente identificarán estas características como penetrantes en el sentido geológico", dice Wolfe.

Fuente:

BBC Ciencia 


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8 de noviembre de 2012

Sauron: científicos ponen nombre a una nueva especie de dinosaurio

La mayoría recordaréis el nombre como el famoso personaje de El Señor de los Anillos, el antagonista principal del universo creado por Tolkien. Bien, ese nombre a partir de ahora lo compartirá con una nueva especie de dinosaurio que vivió y aterrorizó el norte de África hace 95 millones de años, una criatura tan grande como el T-Rex.

Ilustración del dinosaurio "Sauron"

Y es que se trata de una nueva familia a la que un estudio de cinco años la ha acabado denominando como el célebre personaje de los escritos. La especie, Sauroniops pachytholus u “ojo de Sauron” en griego, fue identificada a partir de un sólo fósil descubierto en el sureste de Marruecos en el año 2007.

Un fósil que incluía tan sólo una parte del cráneo, incluyendo la cuenca del ojo superior. Según Andrea Cau, líder del estudio:
La idea de un depredador al que físicamente lo conocemos tan sólo por su feroz ojo me recordó a Sauron, en particular, a la manera en la que lo muestran las películas de Peter Jackson. Como la familia de los carcharodontosaur, un tipo de tetrápodos grande o carnívoro de dos patas, los Sauroniops probablemente tenían un cráneo largo y profundo que acababa en afilados dientes.
Según el análisis y las comparaciones de los fósiles del cráneo con las especies relacionadas, los investigadores sugieren que la criatura tenían una altura de 12 metros de longitud. Para Cau:
El hueso del cráneo de los Sauroniops era muy amplio y particularmente espeso. Esto sugiere que se trataba de un animal tan grande como el Tyrannosaurus Rex, pero sin más fósiles similares que comparar se nos hace imposible tener una estimación más precisa de su tamaño en la actualidad.
Además, el estudio del fósil también reveló que el dinosaurio tenía una especie de pequeño bulto en la frente, una protuberancia distintiva al resto de familias cercanas. Una característica que se cree que utilizaba para luchas con sus congéneres.

Una nueva criatura con denominación tras cinco años de estudio y análisis del fósil. Un dinosaurio que habría vivido a lo largo de las orillas al norte de África, bajo un clima cálido y cuyo sustento alimenticio se basaba posiblemente en peces y cocodrilos, una abundancia de alimentos en la zona que explicaría la gran cantidad de dinosaurios depredadores.

Fuente:

30 de octubre de 2012

Espectacular: Hallazgo de 1 800 tortugas jurásicas

Sitio en el noreste de China, en la provincia de Xinjiang, donde fueron hallados los fósiles

La región árida donde fueron hallados los fósiles tenía vegetación frondosa, lagos y ríos hace 160 millones de años. Fotos: Museo de Historia Natural de Berlín

Uno de los hallazgos más espectaculares de fósiles de tortugas del período Jurásico tuvo lugar en el noroeste de China.

Fósiles de tortugas hallados en Xinjiang, en el noroeste de China

Cerca de 1.800 tortugas se habían juntado en espera de lluvias, que llegaron demasiado tarde.
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"Huesos apilados, unos encima de otros. No podíamos creer lo que estábamos viendo", dijo el paleontólogo Oliver Wings.

En total, cerca de 1.800 fósiles de tortugas fueron encontrados en el sitio, en la provincia de Xinjiang, en el noroeste de China.

Wings, investigador del Museo de Historia Natural de Berlín, Museum für Naturkunde, había estado trabajando en el lugar durante varios años junto al experto en tortugas fósiles, Walter Joyce, de la Universidad de Tubinga, y colegas chinos.

Los científicos creen que las tortugas se habían reunido hace unos 160 millones de años en espera de lluvias durante un período de sequías severas, pero las precipitaciones llegaron demasiado tarde.

Congregadas

Aunque hoy es una de las zonas más secas del mundo, hace 160 millones de años Xinjiang era una región con vegetación frondosa, lagos y ríos.

Oliver Wings cortando rocas

Oliver Wings venía buscando fósiles en el lugar desde 2007 junto a otros investigadores.

Los científicos han demostrado, sin embargo, que incluso entonces, las condiciones no siempre fueron ideales y hubo épocas de sequía.

Fue durante uno de esos períodos que una gran cantidad de tortugas se habría congregado en uno de los pocos pozos de agua existentes, en espera del regreso de las lluvias.

Hoy en día, por ejemplo, las tortugas en Australia tienen un comportamiento similar.

Para las tortugas de Xinjiang, desafortunadamente, las precipitaciones llegaron demasiado tarde. Los científicos creen que muchas de ellas ya estaban muertas cuando las lluvias regresaron con gran intensidad.

Un río de lodo habría arrastrado las tortugas desde su refugio junto a grandes cantidades de sedimento, depositándolas en un único lugar, según los paleontólogos.

Comparaciones

"Este sitio ha permitido probablemente más que duplicar el número de fósiles de tortugas del Jurásico", dijo Joyce.

"Algunas de las caparazones estaban apiladas unas sobre otras en la roca".

Wings, Joyce y sus colegas han completado numerosas expediciones a la misma región árida desde 2007. 

Los investigadores han hallado fósiles de tiburones, cocodrilos y varios esqueletos de dinosaurios, entre otros restos.

El numero elevado de fósiles permitirá a los científicos realizar un análisis estadístico de tortugas asiáticas durante el período Jurásico.

Su muerte simultánea y preservación permitirá hacer comparaciones en materia de crecimiento y diferencias morfológicas entre especies.

Los resultados del hallazgo acaban de ser publicados en la revista Naturwissenschaften

Fuente:

BBC Ciencia

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29 de octubre de 2012

París se transforma en un 'Parque Jurásico'

Fémur de saurópodo. | Museo de Historia Natural de París Vea más fotos aquí)
Fémur de saurópodo. | Museo de Historia Natural de París Vea más fotos aquí)
Hace 140 millones de años los saurópodos eran los reyes de la selva. Su tamaño hace insignificante al más grande de los elefantes: podían llegar a medir hasta 40 metros y pesar hasta 90 toneladas. En los yacimientos de Agneac, en Charente (Francia), se hallaron en 2010 fósiles de algunos de los saurópodos más grandes del mundo.

Estos hallazgos se exponen ahora en el Museo de Historia Natural de París. Un fémur, varias vértebras, dientes y otros restos que permanecían ocultos y que han sido recuperados gracias a estas excavaciones. En total se han encontrado cerca de 2.000 piezas en esta zona, pero en la exposición parisina se exponen solo algunos ejemplares.

Bajo el título 'Dinosaures, la vie en grand', la exhibición trata de explicar cómo vivían estos gigantes herbívoros: se explora su biología y se recrea su hábitat a través de dispositivos interactivos y didácticos que permiten, por ejemplo, tocar los dientes de uno de estos colosos.

Un grupo de paleontólogos, botánicos, nutricionistas y biólogos se han encargado de recrear este parque Jurásico, que permite conocer, por ejemplo, qué comían y donde encontraban su alimento estos animales. No era una labor fácil pues necesitaban 100.000 calorías diarias para mantenerse en pie y no podían correr más allá de los 40 kilómetros por hora debido a su peso.

600 litros de sangre

Además, por sus venas circulaban hasta 600 litros de sangre y cada vez que respiraban a sus pulmones llegaban 75 litros de aire. Sus huevos tenían el tamaño de un balón de fútbol y al nacer, las crías pesaban alrededor de 5 kilos, aunque multiplicaban su peso por 10.000 en la edad adulta.

En la exposición se muestra, por ejemplo, la reproducción de un dinosaurio de 18 años, que mide más de tres metros de altura y 18 de largo y cuya cola es tan larga como la mitad de su cuerpo. También se ha incluido una maqueta a tamaño real de una pierna de uno de estos ejemplares, de 5 metros de altura.

Además, un fresco de siete metros de largo recrea con detalle el entorno del citado yacimiento de Angeac hace 130 millones de años. Este es el único terreno en Francia en el que se sabe que vivieron estos colosos de la naturaleza.

Fuente:

El Mundo Ciencia

24 de octubre de 2012

Así se reconstruye el cuerpo de un Neandertal

neandertal

El Neandertal era bajito y fortachón.

Un equipo de científicos creó lo que según ellos es la primera y más precisa reconstrucción del hombre Neandertal usando un esqueleto que fue encontrado en Francia hace algo más de un siglo.

En 1909, excavaciones en La Ferrassie en el departamento de Dordoña sacaron de la tierra los restos de un grupo de Neandertales. Uno de los esqueletos en ese grupo era un adulto varón, al que se le dio el nombre La Ferrassie 1. 
 
Estos restos le permitieron a un grupo de científicos crear una detallada reconstrucción de nuestro pariente prehistórico más cercano.
La Ferrassie 1 es uno de los descubrimientos más importantes en lo que se refiere a la investigación de los Neandertales.

Su esqueleto es el más grande y completo que se ha encontrado. El descubrimiento de los huesos de su pierna y pie les ayudó a los científicos a darse cuenta de que los Neandertales caminaban con el cuerpo derecho, lo que contradice investigaciones anteriores.

Sabemos que los Neandertales eran fornidos con fuertes brazos y manos, y que tenían grande esqueletos -más largos y bajos que los nuestros- con empinadas frentes y una pequeña quijada.

Lo que no se sabía es que los huesos nos permiten saber las prácticas y el estilo de vida de los Neandertales. Y eso fue lo que hicieron con La Ferrassie 1.

¿Cómo se reconstruye un cuerpo completo en tamaño real con una colección de huesos de más de 70 mil años?

Siguiendo las pistas

Mujer trabaja en un esqueleto

Los científicos dicen que el tamaño y la textura de los huesos dan una indicación del tipo de músculos que el homínido pudo tener.

Gran parte de la estructura de La Ferrassie 1 estaba intacta, pero faltaban la garganta, las costillas, la pelvis y unos pedazos de la espina dorsal.

El paleoartista estadounidense Viktor Deak, especializado en reconstrucción e imágenes de seres prehistóricos, llenó los huecos con copias de los huesos de Neandertal encontrados en la cueva de Kebara en Israel en 1982. Esa excavación descubrió un esqueleto Neandertal casi completo, salvo por el cráneo, la pierna derecha y un área de la izquierda.

Un copia del nuevo y casi completo La Ferrassie 1 fue enviada a un grupo de reconstructores de modelos en Buckingham, Reino Unido, que juntó las partes y armó el esqueleto en la posición correcta.

La siguiente etapa fue ponerle músculos al Neandertal. El esqueleto de La Ferrassie 1 les ayudó a los científicos, liderados por Jez Gibson-Harris, con pistas para reconstruir el modelo. El tamaño y la textura de los huesos les dio una indicación del tipo de músculos que el homínido pudo tener.

"Puedes ver en qué lugar estuvieron amarrados los tendones. Había puntos de amarre bastante grandes. 

Puedes ver que ahí había músculos grandes", dijo Gibson-Harris a la BBC.

"La Ferrassie 1 se ve fuerte, gordo y bien formado. Pero realmente muy bajo de estatura".

Actividades extenuantes

Los huesos también ofrecieron pistas del estilo de vida de los Neandertales, que era hostil y presto para las lesiones.

Los brazos de la La Ferrassie 1 son asimétricos: el derecho es más grande que el izquierdo. Los huesos cambian de forma a través de la vida, así que esto le dio a los científicos una pista sobre el tipo de actividades que practicaban.

Colin Shaw, de la Universidad de Cambridge, estudió el húmero de La Ferrassie 1.

"Lo que le haces a un hueso a través de tu vida genera una adaptación, sobre todo si es lo suficiente repetitiva y agotadora", dice Shaw.

El equipo estudió la manera como los Neandertales cazaban sus presas y llevaban a cabo su prácticas domésticas, dándose cuenta del impacto que éstas tenían sobre su cuerpo.

Concluyeron que ellos apuñalaban repetidamente a su presa -el mamut lanudo- con lanzas, pero que el trabajo más intenso habría sido la confección de prendas para sobrevivir el clima frío.

Un Neandertal necesitaba una prenda nueva al año, que, para poderse confeccionar, necesitaba de al menos seis cueros. Y habrían tenido que raspar cada piel durante ocho horas para que fuera usable.

Revelación de secretos

Esqueleto

Estos restos permitieron a un grupo de científicos crear una detallada reconstrucción de nuestro pariente prehistórico más cercano.

Dentro de aparición de La Ferrassie 1 había otras pistas más obvias. Muchos de los dientes aún estaban unidos y esto le ayudó a Viktor Deak a determinar la forma de la cara.

El estudio de los dientes con la más avanzada tecnología está ayudando a descubrir los secretos anteriormente ocultos sobre el estilo de vida de los Neandertales. Potentes rayos X mil millones de veces más fuertes que los de una máquina de un hospital pueden revelar la tasa de crecimiento diario de los dientes.

Los estudios que comparan la edad de los dientes con la edad mostrada por el resto del esqueleto sugieren que los niños Neandertales crecieron más rápido que los humanos modernos, lo que puede sugerir la razón por la cual nuestra especie sobrevivió y la de ellos no.

La etapa final de la creación de la réplica fue añadir la cabeza y el vello corporal. Aquí, el equipo estudió una investigación anterior que revelaba que muchos neandertales eran pelirrojos. La Ferrassie 1 fue entonces reconstuida con pelo rojo y un tono de piel pálido, típico de la vida en el norte.

Después de dos meses y medio de trabajo meticuloso, La Ferrassie estaba completo.

"Ponerlo en carne tiene un efecto humanizador", dice John Hawks, antropólogo de la Universidad de Wisconsin, que está impresionado por el resultado. "Centrarse en el hueso no nos da el panorama completo".

Fuente:

BBC Ciencia

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4 de octubre de 2012

Los primeros homínidos carnívoros

Fragmento del cráneo descubierto con evidencias de anemia. | Manuel Domínguez-Rodrigo
Fragmento del cráneo descubierto con evidencias de anemia
Un equipo del Instituto de Evolución en África (IDEA) ha descubierto en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, (conocida como la Cuna de la Humanidad), los restos fósiles de un niño que padecía anemia hace 1,5 millones de años. Este hallazgo aporta luz sobre un comportamiento desconocido hasta el momento: estos homínidos ya dependían del consumo regular de carne para su supervivencia.

Los investigadores explican en su trabajo cómo la anemia de este niño apoya la hipótesis de que la fisiología humana adaptada al consumo frecuente de carne, como el de nuestra especie Homo sapiens, habría surgido por lo menos hace 1,5 millones de años.

Según explican los científicos, la anemia que sufría el niño, de menos de dos años, se entiende como el resultado de la falta de consumo de las vitaminas B9 y B12, que se obtienen a través del consumo de carne en las sabanas modernas africanas.

Los restos óseos del niño (un fragmento craneal) del que se desconoce el sexo, indican que probablemente murió durante el periodo de destete, cuando los alimentos sólidos comenzaban a incluirse en su dieta y cuando todavía dependía de la leche materna. En este caso, y según el citado artículo, esa leche era nutricionalmente deficiente debido a la falta de consumo de carne por parte de la madre.

El estudio ha sido publicado en PLOS ONE y ha sido liderado por Manuel Domínguez-Rodrigo, profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid junto a Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico.

Animales muertos

El hallazgo, además, apoya la hipótesis de que los humanos primitivos fueron cazadores activos en lugar de carroñeros como muchos expertos sostienen hasta ahora.

Efectivamente, los primeros descubrimientos de consumo de carne (hace 2,5 millones de años) no servían para especificar si era habitual o esporádico y por ello los investigadores argumentaban que los primeros seres humanos carroñeaban los restos de animales muertos. Defendían además que era un consumo marginal, de reserva.

En contraste, otros investigadores defienden que los homínidos eran cazadores y conseguían los animales antes que otros carnívoros. De esta manera, la carne era un elemento esencial de la dieta de nuestros ancestros hace casi dos millones de años.

Hoy la carne es un componente esencial en la dieta humana moderna y es básica para nuestra supervivencia. Otros primates, como los chimpancés, no tienen esa dependencia, y por ello consumen carne esporádicamente.

Algunos arqueólogos han argumentado que precisamente llegamos a ser humanos cuando nos convertimos en carnívoros-omnívoros. La pregunta pendiente era cuándo en nuestra historia nos convertimos en dependientes de la carne, algo que el hallazgo del ‘niño anémico’ de Olduvai ayuda a revelar.

Fuente:

El Mundo Ciencia

22 de agosto de 2012

El ‘abuelo’ de Asia yacía en Laos

El hallazgo de un cráneo permite adelantar en 20.000 años la llegada del hombre moderno al sudeste asiático desde África


Los fragmentos de cráneo encontrados en Laos tienen unos 63.000 años. / Laura Shackelford
El hombre moderno —nuestro antepasado directo— era un impenitente viajero. Y, para los medios de la época —a pie—, bastante rápido. Tanto, que llegó, desde el origen común africano de hace más de 140.000 años al sudeste asiático, hace unos 60.000, según publican en PNAS, la revista de la Academia Americana de Ciencias, investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.

La datación ha sido posible gracias al hallazgo de fragmentos de un cráneo muy bien conservados en una cueva de los montes Anamitas, al norte de Laos. Y el resultado hace retroceder en 20.000 años la fecha estimada de la llegada de nuestra especie al sudeste asiático.

El hecho de que el hallazgo haya sido de una calavera es especialmente importante. Cuestiones como la capacidad cerebral, la composición de la dentadura, o incluso la forma de caminar, se pueden determinar con estos restos. Por eso los investigadores, que admiten que hay otros restos en la zona que podrían ser de la misma época, consideran que es este el hallazgo determinante, por su grado de conservación y la información obtenida.

Los antropólogos destacan, además, el hecho de que la calavera haya sido encontrada en el interior, y no en la costa. Se supone que la ruta inicial de las migraciones desde África a Asia fue siguiendo el litoral, pero este descubrimiento indica que ya en aquellos años la expansión del ser humano y sus capacidades le permitían adentrarse y buscar otros hábitats en los que explotar los recursos.

En la cueva no se han encontrado más restos, ni utensilios, lo que permite a los descubridores descartar que se tratara de un enterramiento o de un lugar permanentemente habitado. La teoría que manejan los estudiosos es que el individuo murió cerca, y que sus restos acabaron en ella tiempo después.

“Es un fósil del ser humano moderno especialmente antiguo y lo es, especialmente, para esta región”, ha dicho la antropóloga de la Universidad de Illinois Laura Shackelford, que dirigió el trabajo junto a Fabrice Demeter, del Museo Nacional de Historia Natural de París. “Hay otros fósiles de humanos modernos en China o en islas del sudeste asiático que podrían ser de la misma época, pero o no están bien datadas o no presentan rasgos humanos definitivos. Este cráneo está muy bien datado y muestra rasgos concluyentes del ser humano moderno”, ha dicho.

El hecho de que el hombre haya llegado a esa zona de Asia tan temprano permite asegurar la idea de que todos los actuales habitantes del mundo tienen el mismo origen. En el apretado calendario antropológico había un problema con la población de Australia y Oceanía. Lo lógico es que esta descienda de los mismos antepasados que el resto, cuyo origen actual se sitúa ahora en el Sur de África. Y el camino natural para llegar hasta ahí era que el ser humano hubiera llegado desde Asia cruzando por Indonesia. Mas había un pequeño problema para cuadrar las fechas, ya que las dataciones anteriores, que situaban el paso de los humanos por Indochina hace solo 40.000 años, no dejaban casi margen para que los aborígenes llegaran y se asentaran en Oceanía. Esto abría la puerta —o no permitía cerrarla del todo— a una teoría casi descartada, que es la de que hubiera habido varios orígenes de los seres actuales.

Fuente:

El País Ciencia
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